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INFANCIA
TRABAJO SOCIAL PARA LA INFANCIA
TRABAJO SOCIAL Y DESARROLLO DE LA INFANCIA
TRABAJO SOCIAL PARA LA INFANCIA
ELABORACIÓN
VALIDACIÓN PEDAGÓGICA
DISEÑO DOCUMENTO
Didactic
Durante la primera unidad pudimos conocer, desde el punto de vista conceptual y empírico,
en qué consiste y qué caracteriza la etapa de infancia y adolescencia, además de qué
elementos son considerados e intervenidos en el contexto chileno.
En esta segunda unidad, desarrollaremos temáticas y contenidos que nos permitan conocer y
comprender el proceso de intervención social con NNA.
Para ello recordaremos, que reconocemos a la infancia y adolescencia como una etapa propia
del ciclo vital de un ser humano, y que desde la psicología del desarrollo esta etapa está
compuesta de cambios significativos los cuales se pueden clasificar en diversas dimensiones,
tales como la biológica, cognitiva y socioemocional, las que se encuentran interrelacionadas.
Los cambios en esta etapa pueden ser de carácter cuantitativo, como la cantidad o nivel que la
persona adquiere en esta etapa y también cualitativo, lo que se refiere a la calidad de las
capacidades que se adquieren.
Los cambios cuantitativos son posibles de observar y medir, lo que se complejiza en los
cambios cualitativos, por ello se han realizado numerosos estudios los cuales refieren
características y componentes generales o esperables dentro de la etapa, pero considerando la
subjetividad en el desarrollo de cada persona.
En este periodo el desarrollo psicológico se presenta a través de los sentidos, donde los niños
y niñas se encuentran con mayor fuerza centrados en la adquisición de experiencias y
conocimientos, en general los sentidos del gusto, olfato y tacto se desarrollan como en la vida
adulta, solo la visión se demora un poco más en alcanzar el desarrollo pleno. Al actuar de
forma más intensa el desarrollo de los sentidos, el apego a la madre y o el padre es uno de los
procesos psicológicos más relevantes y significativos en el crecimiento posterior. La capacidad
de atención y memoria están presentes, aunque más breve y débil que en etapas posteriores.
Uno de los estímulos más relevantes para el niño y niña en esta etapa es el rostro humano,
seleccionado información que le permite desarrollar el conocimiento. Los recuerdos y la
memoria durante el primer año de vida, es más fugaz, pero el recuerdo de acciones es más
permanente
Aquí el crecimiento es un poco más lento y gradual que en el periodo anteriormente descrito,
y hay más evidencia en los cambios físicos que psicológicos. Aun cuando es posible evidenciar
mayor maduración en las capacidades cognitivas con mayor control de sus acciones y
pensamiento.
La atención va madurando y con ello hay más regulación de los impulsos, se comienzan a
desarrollar tareas de manera más atencional, lo que permite el inicio de la educación formal.
La memoria también adquiere mayor precisión, contando con más recuerdos, a través de
ejemplos y orientación. Ya para los 6 años se es capaz de recordar de forma intencionada
información relevante, contando además con un lenguaje mucho más completo y
comprensible.
Este periodo también se conoce como la segunda infancia, es un periodo más tranquilo en
términos de los cambios en comparación con las etapas anteriores.
El desarrollo cognitivo es más rápido y automático, observando ya una capacidad para resolver
problemas. Hay mayor tiempo de atención en las tareas y trabajar la espera.
La motivación es más evidente y por ello comienza a seleccionar aquello que desea o le atrae,
en el aprendizaje. Hay mayor control en los procesos de memoria recordando errores y con
Junto con la amplitud en el lenguaje también hay un mayor desarrollo gramatical y comienza a
entablar conversaciones de forma más hábil, diferenciando estas conversaciones de acuerdo
con las personas con quienes las realiza.
1.4. Adolescencia
Esta es considerada como un periodo de transición, y abarca desde el final de la infancia hasta
el inicio de la edad adulta, su característica principal es la búsqueda e identificación con
nuevos roles sociales.
Esta etapa se suele subdividir en tres periodos; preadolescencia entre los 12 y 14 años,
adolescencia de 14 a 18 años y adolescencia tardía de 18 a 20 años. Aunque para efectos
legales y normativos en nuestro país luego de los 18 años se considera como etapa adulta.
Es frecuente reconocer una distinción entre pubertad y adolescencia, siendo el primer término
asociado a los cambios biológicos y físicos, terminando estos cambios antes del término de la
adolescencia.
Los procesos de atención y memoria alcanzan niveles similares a los de un adulto, teniendo un
carácter fuertemente cualitativo en la estructura del pensamiento, así el adolescente piensa en
lo posible y en lo real, comprendiendo hipótesis, realizando razonamientos deductivos y
siendo capaz de combinar emociones y lógica, logrando el pensamiento formal.
En la infancia y adolescencia es posible observar algunos procesos y tareas que son muy
relevantes para la formación de un niño o niña, estos son el autoconcepto, la autoestima, y la
identidad, las cuales se vuelven más intensas en la transición de la niñez a la adolescencia. Por
ello las revisaremos a continuación:
2.1. Autoconcepto
Es así como el autoconcepto corresponde a la opinión y valoración que un niño y niña tiene
sobre sí mismo(a), y dentro de este concepto encontramos el de autoestima, autoaceptación y
auto respeto.
En la época escolar el niño o niña es capaz de reconocerse, tomar conciencia de sus estados
internos y reconocer también el de los demás. Esto permite que se pueda describir a su mismo
y a otros por los rasgos de personalidad. Esto permite que el niño o niña logre la identificación
y la distinción con otros donde el sentido de pertenencia toma gran relevancia.
Este término dice relación con la valoración, ya sea positiva o negativa que una persona realiza
sobre sí misma, y que se construye en función de los pensamientos, sentimientos y
experiencias acerca de ella.
Aquí la relación que los NNA logran con sus padres potencia el desarrollo de la autoestima, y
es en esta etapa donde se afianza este proceso para la vida adulta, permitiéndole percibir su
entorno como confiable y podrá enfrentar de forma más saludable las situaciones y
experiencias que le rodean, siendo perseverante y estableciendo relaciones sanas con otros,
tendrá confianza en sus proyectos tanto en los ámbitos personal como profesional.
Por otro lado, si no se logra desarrollar una buena autoestima, es más probable que se
desarrollen cuadros depresivos, desesperanza, no logrando mantener relaciones sanas con
otros y afectando a la valoración de sí mismo(a).
De acuerdo con lo planteado por el psicólogo Carl Rogers, “todo ser humano, sin excepción,
por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo;
merece estimarse a sí mismo y que se le estime”; esto implica que todos los NNA, requieren de
afecto y amor por parte de sus seres significativos, ya que somos seres sociales, siendo aquí
importante no solo la entrega y enseñanza si no también los modelos observados.
Desde allí que es importante en esta etapa, que los modelos educativos y quienes sean los
adultos responsables de los niños, niñas y adolescentes, deben centrarse en reforzar conductas
adecuadas, no culpabilizar frente a los errores, generando oportunidades de mejora.
Por ello en la construcción de la identidad personal son muy relevantes las personas y
experiencias significativas.
Así si por el contrario no hay una baja autoestima en un niño, niña o adolescente afectara en
las relaciones tanto las presentes como las futuras que se puedan desarrollar, implica que hay
una búsqueda permanente de la aprobación y el reconocimiento de los demás en lo que hace,
no se asumen responsabilidades, se presenta desmotivación y poca energía, hay baja
tolerancia a la frustración, mucha ansiedad, no se siente capaz de lograr lo que se propone, el
desarrollo de habilidades propias de la inteligencia emocional es baja y no asume las
consecuencias de su conducta, entre los principales síntomas.
Por eso se debe fomentar que las personas significativas para los niños y niñas deben
motivarlos a que sean ellos mismos y proporcionar un clima donde se favorezca la expresión
de sus sentimientos y emociones, donde la rebeldía frente a las normas es parte de su
proceso de búsqueda de la identidad y no una lucha con los adultos, reconociendo sus errores
y encontrando apoyo en el aprendizaje y mejora de estos, los que les permite contar con un
autoconcepto adecuado y una sana autoestima, lo que se traduce en un niño, niña y
adolescente feliz e integrado, listo para convertirse en un adulto integro y con un desarrollo
optimo capaz de relacionarse de forma sana con los demás y consigo mismo.
Desde los 6 meses ya se observan signos de interrelación de los niños y niñas con el mundo
que los rodea y toma conciencia de si mismo como una persona independiente. Comienzan a
aparecer con ello los primeros miedos como la separación con la persona que la protege. A
medida de crece surge la habilidad para detectar el significado de las expresiones emocionales
de otros. Las relaciones sociales se centran en quienes están a cargo de su cuidado, y es con
ello con quienes desarrollan un vínculo de apego. A través del juego aumenta el interés por
relacionarse con otros, a través de la observación e imitación.
3.4. Adolescencia
En esta etapa los cambios sociales toman la misma importancia que los cambios físicos. En el
ámbito social los principales cambios están asociados a las relaciones familiares y con los
pares, existe una búsqueda de autonomía, que implica ir ajustando y flexibilizando las normas
establecidas entre los padres y los adolescentes, estos últimos tienden a ser críticos de ellos,
por su parte la relación con los pares es cada vez mas importante y ello favorece la
independencia e interacción social.
A partir de los contenidos que se han presentado previamente, es posible establecer que hay
ciertos factores que toman gran relevancia en el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes.
Finalmente, esto implica entonces, que las intervenciones deben ser contextualizadas en todo
su proceso metodológico y por ello son únicas y particulares de acuerdo a cada niño o niña y
su contexto cultural en el que se ha formado, allí están su lenguaje, la significación de los
símbolos y conductas asociadas.
Al revisar todo lo avanzado en este módulo, es posible coincidir que, si existe un factor
transversal y siempre impactante en el crecimiento y desarrollo de los niños y niñas, es su
entorno familiar.
La familia es un grupo social significativo, altamente emocional y que permite el desarrollo del
arraigo, el apego y la identidad personal, desde la familia se construye la estructura de
personal y la identificación con otros.
Los modelos educativos primarios los entrega la familia y es allí donde se sientan las bases de
las relaciones sociales que los niños, niñas y adolescentes establecen con otros.
El ambiente familiar puede ser tan diverso como el contexto cultual en el cual se desarrollan
los seres humanos, y por ello frente al proceso de análisis y diagnóstico de una situación social
de un NNA, se debe considerar dentro de este ambiente a quienes cumplen la función de
apego, protección, validación y significancia para los niños y niñas, no dejando fuera aquellas
figuras que no respondan a la tendencia cultural, como familia nuclear, si no también es
posible reconocer, abuelos, tíos, hermanos u otros que cumplen el rol familiar sin contar con
vínculos consanguíneos o jurídicos que los reconozcan como tal.
Este elemento debe ser altamente estudiado, interpretado y reconocido como un recurso
fundamental en el proceso de intervención con los niños y niñas, ya que es allí donde ellos se
identifican, reconocen y aceptan como ser social.
La cultura y la familia son los primeros ambientes en los cuales un niño o niña crece y aprende
a relacionarse con otros, desde aquí aparecen los patrones y modelos a repetir en las formas
de relación y vinculación.
El grupo de pares aparece como contexto relevante luego de los 12 años, donde la
identificación con otros, la construcción del autoconcepto, y el desarrollo de la autoestima, se
ven influenciado por las formas de relación con sus pares.
Los vínculos de amistad comienzan a compartirse con el apego en el vinculo familiar, por ello
los amigos asumen un rol fundamental en las decisiones y el control de sus emociones y
Desde el punto de vista de la intervención considerando la edad del niño o niña, es importante
conocer y trabajar el grupo de pares, ya que gran parte de la conducta manifestada por un
NNA, esta validada en sus vínculos de amistad significativos. Sobre todo, si estos toman mayor
relevancia que el vinculo familiar, pensemos que los pares son otros niños o niñas, que se
encuentran en el mismo proceso de desarrollo y con las mismas necesidades de protección,
por tanto, no pueden asumir la responsabilidad en el crecimiento de otro niño o niña.
Es importante recordar que un indicador de riesgo corresponde a una condición o hecho que
afecta de alguna u otra forma sobre una situación analizada.
Los indicadores de riesgo a nivel psicosocial son estudiados considerando entornos relevantes
como su familia, la escuela y la comunidad a la cual pertenecen.
Es muy importante para lograr una adecuada focalización en las intervenciones profesionales,
ya que a partir de la detección de indicadores de riesgo también es posible reconocer factores
protectores y con ello construir un diagnostico mas certero para una futura acción a realizar.
Así es posible establecer, que los riesgos psicosociales en los niños, niñas y adolescentes
toman relevancia cuando se relaciona con condiciones personales, familiares y sociales, que
den espacio para el desarrollo de estos.
Esto implica, por ejemplo, que un niño o niña se encuentra más vulnerable, si los padres no
cuentan con la capacidad de responder a una atención y cuidado integral, ya sea por su misma
historia de vida como por condiciones externas o internas del contexto familiar actual, como
exclusión social, o violencia Intrafamiliar, sumado a un bajo nivel educacional.
Otro indicador importante es el aumento de riesgo cuando dentro del entorno familiar no
cuentan con las condiciones mínimas y suficientes para otorgar un desarrollo integral, ya sea
en las áreas afectivas, social, económica o educativa.
Para concluir no se puede dejar de hacer hincapié en que los hechos por si solos no son
necesariamente constitutivos de una situación de vulneración social o de presencia de
problemáticas sociales, pero si están presentes deben ser estudiados y analizados en el
contexto en el que se desarrollo el niño o niña, considerando la multidimensionalidad en su
desarrollo integral, y allí poder establecer la probabilidad de riesgo en el que se encuentra
para desarrollar intervenciones ya sea preventivas, promotoras o rehabilitadoras.
Esta etapa es multidimensional, ya lo hemos señalado muchas veces, por ello la mirada desde
lo jurídico no puede quedar fuera, ya que considerando que es una persona que debido a que
se encuentra en proceso del desarrollo completo de sus capacidades y habilidades que le
permitan integrarse de forma independiente a la sociedad, implica que existen otros
responsables de lograr esa integración.
Esto ocurre porque es aquí donde socialmente se debe asegurar que la base de la formación
social de los seres humanos permita la constitución de sociedades sanas e integradas.
Desde aquí es reconocible el establecimiento de la convención de los derechos del niño, como
la base en el establecimiento de las condiciones necesarias para asegurar el desarrollo de un
NNA, logrando romper con un paradigma que conceptualizaba a los niños y niñas como
adultos incompletos y los reconoce como sujetos sociales, con características distintivas y
capacidades en desarrollo que cuentan con derechos esenciales para su crecimiento
adecuado.
Estos marcos legales hoy parten de la necesidad de trabajar con el fortalecimiento familiar,
reconociendo los contextos culturales particulares del niño o niña y actuando siempre para
reconocer y responder al interés superior del niño, lo que se traduce en intervención,
sanciones y procesos asociado no al castigo si no a la búsqueda de formas de trabajo que
permitan al NNA mejorar , reconstruir, fortalecer y rehabilitarse en situación en las cuales sus
derechos sean vulnerados, para ello siempre considerando sus emociones, sentimientos,
vínculos y participación activa.
Recordemos que aquí nos encontramos con reformas importantes como la Ley de
Responsabilidad Penal Adolescente, y el trabajo de los Tribunales de Familia como entes
especializados en materia de atención con NNA.
Recordemos que el Enfoque de derechos, considera que los NNA, son sujetos sociales, activos,
participantes y con conciencia que son capaces de definir e identificar sus necesidades,
proponer acciones y trabajar en conjunto con el mundo adultos para el resguardo y la
promoción de sus derechos básicos, los cuales ante su cumplimiento permiten asegurar un
crecimiento y desarrollo personal, social, biológico y psicológico, sano, optimo e integrador en
el grupo social en el cual se inserta.
El marco entregado por la Convención de Derechos del Niño, permite contar con una base de
indicadores de derechos básicos que deben ser asegurados para el desarrollo integral de los
niños y niñas.
Estos factores son importantes de conocer, ya sea para promoverlos en los entornos de
desarrollo y crecimiento de los niños y niñas, como así también fortalecerlos en los
diagnósticos e intervenciones profesionales en el ámbito psicosocial.
Estos factores son estudiados en diferentes dimensiones, pues como hemos señalado en varias
ocasiones, el desarrollo de los niños y niñas también es multidimensional.
Desde lo ambiental, el contexto social integrado, seguro, con acceso a servicios y satisfacción
adecuada de necesidades básicas, permite que el NNA, vea un mundo seguro y protector, por
lo cual es más posible desarrollar conductas sociales sanas y de cuidado de su entorno.
Para cerrar, es necesario volver a indicar que tanto los factores de riesgo como protectores,
son elementos dinámicos y cambiantes cuyo reconocimiento y análisis debe hacerse
considerando el contexto en el cual se manifiestan y las condiciones que se observan en los
NNA, las problemáticas sociales son situaciones que se deben trabajar, ya que a partir de los
recursos que los propios NNA manifiesten o adquieran podemos desarrollar intervenciones
profesionales efectivas y eficaces, y lo más importante significativas para nuestros sujetos de
atención los NNA.
IDEAS CLAVES
Dentro del desarrollo en esta etapa, es importante reconocer los conceptos de autoconcepto,
autoestima e identidad, los cuales son los grandes desafíos en el niño y niña. El desarrollo de
estos en forma óptima favorece la integración y formación sana de los NNA, que le permitan
integrarse de forma adecuada a la sociedad.
Para lograr que estos cambios y desafíos permitan que los NNA se desarrollen de forma
óptima, en el proceso de intervención profesional es muy relevante que se realicen
diagnósticos claros y precisos, a partir del reconocimiento de indicadores tanto de riesgo
como protectores, los cuales permiten diseñar actuaciones profesionales pertinentes y
considerando siempre la consideración de los niños y niñas como sujetos de derechos
participes de su proceso de crecimiento.
BIBLIOGRAFÍA
Luisa, D. L. (2015). Psicologia del Desarrollo. En D. L. Luisa, Fundamentos de la Psicologia (págs.
267-293). Medica Panamericana.