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Un ejemplo clínico paradigmático de este modelo es el caso Emma, expuesto en la parte

dedicada a la psicopatología de la histeria en el Proyecto de una psicología para neurólogos


(1896). Se trata de una joven cuyo síntoma inicial es la compulsión de apariencia fóbica de no
poder ir sola a una tienda. Freud aun no supone que pueda existir una sexualidad infantil, el
componente sexual sólo puede aparecer en la pubertad, produciendo angustia y la
consecuente huida. De esta manera el síntoma de la fobia actúa como un símbolo mnémico de
la escena traumática olvidada y por lo tanto inconsciente. El atentado deviene traumático
solamente con efecto retardado y a través del recuerdo que demuestra ser más patógeno que
la vivencia misma. El esquema de la causalidad lineal se rompe: ya no se trata de una causa
que se manifiesta en un efecto, sino de la combinación de dos escenas más un intervalo de
tiempo necesario entre ellas, que vuelve efectivo al trauma.

Vivencia de satisfacción: El ser humano viene al mundo desvalido, y no puede por sí solo hacer
la descarga de los estímulos endógenos, llama al otro que realiza la acción específica para la
cancelación del estímulo. El niño busca la descarga mediante la alteración interna (llanto) y no
se cancela el estímulo, sobreviene el auxilio ajeno, donde otro auxiliador provee el objeto que
provoca la satisfacción de la necesidad que cancela la excitación.
Tiene consecuencias para el desarrollo de las funciones del individuo, suceden tres cosas en el
sistema psíquico 1- Hay una descarga duradera que pone termino al displacer 2- La investidura
a una o varias neuronas, percepción de un objeto 3- hay noticias de descarga del movimiento
reflejo.
Además esta vivencia deja una huella, una imagen mnémica en el aparato y un resto, el estado
de deseo.
Cuando vuelve a surgir el estímulo el aparato tendera a investir la huella, intento de lograr la
identidad perceptiva, que será imposible, ya no se busca satisfacer una necesidad, si no
satisfacer el deseo. La vivencia está perdida y funda un objeto que también está perdido, se
pone en marcha el aparato, el deseo busca volver a evocar esa percepción primera pero solo
queda la huella.
Ya el aparato no puede estar en constante tensión, se rompe el principio de constancia y se
pone en juego el principio de placer (principio que va a regular el deseo icc, tramitándolo a
través de la condensación y el desplazamiento), realización del deseo vía alucinatoriamente.

Vivencia de dolor: El dolor produce en el aparato psíquico acrecentamiento de nivel que es


sentido como displacer, hay una descarga y una facilitación entre esta y una imagen-recuerdo
del objeto excitador de dolor.
Si la imagen mnémica del objeto es investida de nuevo, produciría un estado semejante al dolor.
Por la investidura de los recuerdos es desprendido displacer, por eso el aparato debe inhibir la
reinvestidura. Hay un resto que son los afectos.

Los restos: afectos (dolor) y estados de deseo (satisfacción) elevan la tensión en el aparato, el
afecto por desprendimiento repentino y en el deseo por sumacion, y dejan como secuela
motivos compulsivos. De la v. de satisfacción una atracción al objeto de deseo (atracción de
deseo primaria) y de la v. de dolor una repulsión, no investir la imagen mnémica hostil (defensa
primaria)

Con la vivencia de satisfacción y de dolor Freud presenta el Proyecto de psicología”, 


desde el origen el aparato psíquico queda marcado por una falta. Trabaja las dos vivencias
míticas fundamentales que serán fundadoras del aparato psíquico
Antes que nada es bueno aclarar que ambas vivencias son míticas, esto es: no necesariamente
ocurrieron, pero permiten dar una explicación, un desarrollo o una justificación sobre el origen.
Ambas ocupan entonces el lugar del origen. Por dicho motivo NO debemos ubicarlas
cronológicamente ni deben ser pensadas como datos orgánicos o biológicos. Esto no impide
que hagamos con fines didácticos un ordenamiento lógico; ubicando primero la vivencia mítica
de dolor y luego la de satisfacción. La relación entre ellas es que ambas son necesarias para
pensar una explicación neurofisiológica del funcionamiento del psiquismo, de manera que no
hay una sin la otra; como dos caras de una moneda.

2- vivencia de dolor
Freud en el Proyecto (texto de Prácticos) describe que del mismo modo que la satisfacción, la
vivencia de dolor dejará una huella y restos en el aparato. Define el dolor como una irrupción de
grandes cantidades hipertróficas, se trata de un acrecentamiento cuantitativo que el sistema
siente como displacer. El dolor posee una cualidad particular que se hace reconocer junto al
displacer. El resto de la vivencia de dolor serán los afectos, y deja como secuela motivos
compulsivos

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