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Aquí ya hemos introducido el primer mito que remite al innatismo, no hay algo innato en
los seres humanos que nos determine como seres humanos, como seres culturales, deseantes
y hablantes. Somos sujetos parlantes, sujetos a la palabra, pero el ingreso al lenguaje y al
discurso no está n dados por la mera condició n de la especie, podemos decir,que no es sin ella,
pero no solo con ella, sino que es necesario ser introducido por Otro a la cultura, un Otro
cultural, necesitamos ser humanizados. Los niñ os como niñ os se constituyen, hay un armado
subjetivo, vincular, afectivo con otros.
Decimos que ese proceso nose da sino es a partir de la intervenció n de otro que como
semejante pero diferente encarne las funciones que son necesarias para que comience a darse
ese armado, aquí desmitificamos otro mito del innatismo. No existe el instinto materno. no es
un dato dado que una mujer tenga “deseo de hijo”, y “deseo de ser madre”, Como tampoco es
un dato dado que un hombre tenga “deseo de hijo”, “deseo de paternidad”; aun má s en este
momento histó rico estas categorías se ponen en tensió n y deben ser re pensadas y
redefinidas, con lo cual podemos decir que para que un niñ o devenga niñ o, necesitamos de
otres que puedan encarnar y sostener, el deseo de hijo, de cuidado, protecció n y prohibició n,
alojando en un deseo que no sea anó nimo a ese bebe, son operaciones ló gicas que requieren
de otro humano que las encarne a fin de producir subjetividad y las ponga en funcionamiento.
Estos otros a su vez comenzaran a entretejer y escribir con palabras la prehistoria de ese bebe
que quedará significada por sus propias historias, por como estos transitaron su lugar de hijo
en relació n a sus propios padres, que cosas querrá n repetir y de cuales diferenciarse por
supuesto que no en términos de voluntad consciente, estos otros atravesados ellos mismos
por sus deseos, proyectos, expectativas de vida, temores, amores y odios. Estos otros que
pertenecen a una determinada clase social con lo que eso posibilita uobtura, inmersos en una
cultura, en una sociedad atravesados por problemá ticas, sociales, políticas, econó micas, de
salud. Estos otros que le asignaran un lugar, un nombre, un proyecto de vida.
Otro mito a desmitificar, es la creencia de que todo niñ o juega, o que nacen jugando. Que
un niñ o juegue es un punto de llegada, y partida a la vez. Y para eso primero tiene que ser
jugado por otro, ser el objeto de juego, de mirada, de palabras, de caricias, de cuidado de otro.
Es el adulto que desde su disponibilidad a jugar le ofrece un espacio de fantasía, de ficció n que
van construyendo juntos, para pasar luego a un espacio en donde el niñ o pueda ser sujeto de
su propio juego, con otros y solo. Tendremos juegos corporales, juegos de miradas, juegos de
palabras, juegos de caricias que se constituyen como condició n y antesala para el armado de
un yo, de la mirada, del habla, de un cuerpo subjetivo; que introducen al bebe en un mundo
por descubrir, investigar, habitar. El juego promueve y provoca el armado psíquico. Así
también a quienes trabajamos con niñ os nos permite hacer un uso diagnostico y terapéutico.
Del mismo modo que decimos que un niñ o, no nace jugando, decimos que un niñ o no
nace hablando, mirando,reconociendo su propio cuerpo, teniendo noció n de peligro,
autoregulá ndose etc. Sino que va a ser necesario que estas operaciones se vallan
construyendo en un entramado vincular, afectivo, de encuentros y desencuentros, ya que
ningú n bebe que nace es el fantaseado e imaginado, ni los adultos son todo lo que espera un
niñ o. En donde al decir de Freud las series complementarias se irá n articulando, entre lo que
el bebe trae como factor constitucional y con lo que se encuentra del entorno, que posibilitará
y determinará su devenir.
Estamos familiarizados en nuestra prá ctica clínica a escuchar expresiones tales como “
el crecimiento normal en el niñ o , el desarrollo acorde a edad cronoló gica, este niñ o no está
maduro”
Pero que ¿significan estos términos y como impactan en la constitución del cachorro humano como
sujeto?
Los términos crecimiento, maduración y desarrollo se ha utilizado, para referirse a los procesos de
paulatina construcción que se despliegan durante la infancia. Términos que suelen enunciarse juntos y
entre los que a veces las diferencias no quedan claras.
“crecimiento, maduración y desarrollo se refieren desde tres perspectivas diferentes, a los procesos
evolutivos del niño: en tanto crecimiento alude a los cambios pondo estaturales, y maduración señala el
completamiento de las estructuras biológicas y su más acabada articulación, el término desarrollo resulta,
entre los tres el más abarcativo, ya que remite a las transformaciones globales que, incluyendo el
crecimiento y la maduración, y los aspectos psicológicos, conduce a adaptaciones cada vez mas flexibles”
(3)
Los tres términos, de alguna manera están atravesados por una variable temporal que analizaremos como
se vincula cada uno de estos términos con el tiempo ( realizando una diferenciación entre tiempos lógicos
y tiempos cronológicos).
Para poder entender como estos tres términos se relacionan entre sí y producen un entramado el cual
dará lugar a un bebé. Me gustaría que primero los definamos por separado.
Crecimiento
Se entiende por crecimiento, el aumento de las dimensiones del cuerpo debido a multiplicación e
incremento de tamaño individual de las células, que en su conjunto es susceptible de ser valorado
numéricamente.
El crecimiento se manifiesta como un proceso, que transcurre de manera continua, desde la fecundación
del óvulo en el momento de la concepción, hasta la madurez.
E crecimiento se halla en relación a cuestiones que se vinculan con el ejercicio de la función materna y que
muchas veces la desnutrición y la detención del crecimiento son la manera en que la fractura de la función
materna ancla en al cuerpo del niño.
Maduración:
En el Manual de Crecimiento y Desarrollo del niño. Cusminky y col. (OPS), se la define como “el proceso de
adquisiciones progresivas de nuevas funciones y características, que se inicia con la concepción y finaliza
cuando el ser alcanza el estado adulto.”
Desarrollo
Es el término más abarcativo de los que se refieren a los procesos constitutivos de la infancia. Ya que
además del crecimiento y la maduración incluye los aspectos psicológicos.
Partiendo del modelo de la Psicología Experimental, se describió a los bebés según diferentes aspectos de
su conducta, centrándose estas descripciones particularmente en el aspecto motor, al punto que éste pasó
a ser sinónimo de desarrollo y la observación de la progresiva aparición de logros madurativos y posturales
fue considerado como suficiente para el diagnóstico del desarrollo.
En este contexto se buscó tener instrumentos de medida para la cuestión en estudio que hiciera
comparables a los bebés y permitiera la relación con cierto patrón normal. Se elaboraron test de
desarrollo .
Se mantenía conjuntamente con estos estudios un intenso debate acerca de la determinación del proceso
del desarrollo.
Se describió al desarrollo como un proceso continuo que como el crecimiento podía tener aceleraciones y
desaceleraciones. Se plantearon períodos críticos centrando la atención sobre los primeros contactos, por
extensión de los estudios de la etología.
El punto de articulación entre las cuestiones biológicas y psicológicas al que necesariamente conduce la
cuestión del desarrollo ha sido esquivo a las teorizaciones.
Las producciones teóricas del psicoanálisis en relación a la estructuración subjetiva, desde las cuales se
consideró la secuencia lógica más que la cronológica condujeron a algunos a evitar totalmente la cuestión
del desarrollo, como un interés más del campo de la medicina y la biología que de la psicología.
Los conocimientos arribados desde las neurociencias empezaron a imponer la idea de armado de
estructuras biológicas que se distanciaba de aquel concepto evolucionista inicial .
Mientras tanto, los niños insistían en mostrarnos otra cosa, las descripciones de Spitz,R sobre niños
institucionalizados en su primera infancia los cuales por más que tenían satisfechas todas sus necesidades
comenzaban retirarse del mundo hasta fallecer lo que denomino síndrome de hospitalismo o marasmo,
imponía permanentemente ese punto de articulación entre el armado biológico y el subjetivo que pareciera
sustentar el concepto de desarrollo.
Como afirma Maciel, F( 1998), deberíamos pensar el desarrollo, como la línea imaginaria que se traza a
partir de cierta marca inicial y posibilita las articulaciones entre la estructura orgánica y lo subjetivo. Línea
imaginaria de cruce entre el tiempo cronológico de los procesos biológicos y el tiempo lógico de la
constitución subjetiva.
Tomando conceptos de H. Coriat decimos que, para que exista un bebé no alcanza con un cuerpo pequeño
…”un bebé tiene padres…; en realidad sin ellos no existe, ¿o acaso podríamos pensar en un bebé sin papá,
ni mamá, sin alguien que realice estas funciones ?, se moriría, de hambre, de frío, de sed…¿Y si alguien
atendiera solamente su cuerpo?. También moriría, moriría de marasmo. Con el cuerpo solo no alcanza, es
necesario otro elemento, evidentemente fundamental, ya que sin el, el bebé desaparece. Winnicott
pediatra decía no existe un bebe sin su madre.
Ese elemento inasible, invisible a los ojos, que se apoya en el cuerpo y lo toma, tiene que ver con el otro,
que lo mira, lo lee, lo habla, lo piensa, y lo significa. Ser mirado para mirar y encontrar algo. Ser hablado
para hablar y que alguien nos escuche…”(13)
Es lo que el terapeuta en intervención y estimulación intenta analizar cada vez que aborda una
interconsulta, que nos envían con el diagnosticado de retraso en el desarrollo, intervenimos desde la
pregunta ¿ que sucede en esta construcción de un bebé cuando algo “no está bien”, sea en el cuerpo, o en
el deseo de los padres y los efectos que esto puede tener en el desarrollo.?
Esteban Levin considera que El término “desarrollo” (deshacer, extender, desanudar un rollo) implica
desplegar las diferentes funciones motrices y fisiológicas. Y para que se desanude el desarrollo que
permanece enrollado en el cuerpo tendrá que advenir un sujeto.
vamos a retomar los conceptos introducidos por nuestras compañeras en la primer clase respecto al
Aparato Psiquico, tal como lo desarrolla Freud, tomando también desarrolos actuales de colegas que
trabajan con infancias con quienes hos hemos formado. a fin de poder en estas dos clases desarrollar la
primera y segunda topica Freudiana, inconciente preconciente-conciente. y yo, super yo, ello. Para
comprender como este complejo aparato psiquico se va constituyendo en su articulación con los aspectos
biologicos y politicos historicos que atraviesan a la subjetividad.
Partimos de pensar que cuando el bebé nace, no sabe qué es ni quién es, y que de esto se
va anoticiando a partir de có mo es mirado, tratado, hablado, es decir, el lugar que se le otorga
en el entramado familiar marcado por las condiciones materiales de existencia en el momento
de su nacimiento, pero también por la significació n que se le atribuye, determinada por la
historia parental (o prehistoria del niñ o).
El estado en el que el bebé nace es de total indefensión y desvalimiento,por lo que
requiere de un otro adulto experimentado que lo auxilie en intervenga en la satisfacció n de
sus necesidades para la conservació n de la vida, no só lo bioló gica sino psíquica también. Se
genera de ésta manera un momento de dependencia absoluta en el bebé.
Frente a esta situació n consideramos necesario trazar una línea de tiempo hacia delante
y marcar un primer punto de llegada, fundamental en el desarrollo, que es determinante en la
vida de un sujeto y tiene que ver con su constitució n psíquica. Este punto de llegada es la
constitución del “yo”, como resultado de un proceso que no es evolutivo ni natural, sino que
tienen que darse condiciones necesarias y suficientes para que esto suceda. De lo contrario
encontraremos un yo constituido fallidamente o no constituido. Por tal motivo, hablamos de
tiempos ló gicos de constitució n articulados con los tiempos cronoló gicos (evolutivos de
crecimiento, maduració n).
Nos interesa partir de la comprensió n de lo que significa la constitució n de un yo, para
balizar los elementos y movimientos psíquicos necesarios que dirigen dicho proceso, que se
da en los primeros tiempos de vida.Es decir, vamos a tomar la constitució n del yo como
aquello que nos permite transmitir como se va constituyendo el psiquismo, siendo el yo una
instancia del mismo junto a otras que se van diferenciando y consolidando, dando lugar a la
emergencia de un sujeto deseante, sujeto del inconciente.
Uno de los componentes que nos ayudará n a pensar la constitució n yoica son las
identificaciones. Se dan en la línea de los movimientos constituyentes a partir del semejante
humano que pudiera dar cuenta de los procesos de humanizació n y la identificació n aparece
como una vía para ello. Podríamos decir que es la operació n fundamental que genera las
condiciones para instituir la subjetividad, al proporcionar los requisitos de la constitució n
psíquica.
Es la capacidad de la madre de establecer una “identificació n” del hijo en el orden de lo
humano, en el sentido transitivo, considerá ndolo como otro humano, lo que establece las
condiciones de la “identificació n” en el niñ o. Esta apropiació n ontoló gica, es condició n de
verosimilitud, expresada en el sujeto psíquico, como convicció n respecto a su propia
existencia humana.
Es interesante pensar las acepciones de la palabra identificació n. Por un lado,
“identificar un objeto con otro” pero también “identificarse”. En primera instancia será la
operatoria del otro humano en el reconocimiento ontoló gico de la cría que le abre la
posibilidad de inscribirse en una propuesta identificatoria que lo humaniza. Dicha propuesta,
será el resultado de aquellos anhelos insatisfechos, sus expectativas, por su propio narcisismo,
y no de un desarrollo endogenista. Será la especularidad (la mirada del otro se vuelve espejo
para el niñ o), es del lado del narcisismo materno.
Queremos decir, que del lado de la madre o de quien cumpla la funció n materna, ha de
jugarse una primera identificació n, es a partir de un rasgo del bebé desde donde se lo
identifica narcisísticamente como propio, dá ndole un lugar simbó lico e imaginario
privilegiado. El bebé pasa a constituirse en lo má s preciado, devolviéndole un lugar desde
donde es mirado, y en donde mirarse.
Acá es necesario destacar dos movimientos fundamentales.
Por un lado, la funció n del semejante frente a las necesidades vitales del bebe.
Por otro, los efectos que generan las intervenciones del otro sobre el cachorro humano,
en términos de parasitarlo simbó lica y sexual.
Yo realidad inicial
Yo Placer Purificado.
Pulsión
Aca pondria lo del juego de que linda manito articulando lo reflejo, mirada, voz, esquema
corporal , imagen inconciente del cuerpo. juego de pies, mano boca. sonrisa social.
(quien lo quiere armar??????
Otra de las fases costitutivas es la fase anal, en donde se articula la disposición estructural y funcional del
control de efinteres con los movimientos pulsionales que se apuntalan en lo anal ,jugándose la pulsión de
dominio que se desplaza del sujeto al objeto, jugando los movimientos de dominar, dominarse,dominado.
El niño se debate entre responder por amor al pedido de los padres de control y/o reservarse el placer de
dominio sobre sus heces, con la estimulación placentera que generan las heces al atravesar la zona mucosa
del ano que se eleva a condición de zona erógena.
Para el niño renunciar al placer de dominio le significa un doblegamiento, por un lado, se lo hacepta por
amor a la demanda del otro, pero también implica un sometimiento y atravesamiento de las normas
sociales . Esto implica para el niño una perdida de placer al servicio de una ganancia socialmente
significada. Al igual que al momento de renunciar al placer singular que se enlazaba al amamantar. Siendo
necesario que el adulto a cargo se prive de este placer, es decir, el adulto tambien debe renunciar a un
placer y someterse a la prohibición a fin de poder prohibir y acotar al niño dicho placer, en función de una
ganancia que por un lado lo habilita a seguir en su crecimiento y complegizando su psiquismo a la vez que
obtiene una ganancia socialmente valorada. Las heces adquieren un valor de intercambio, que el niño
puede entregar o no.
Para que esta lógica anal se consolide es necesario haber adquirido un nivel de organización psíquica
complejo que permita al niño articular la adquisición del lenguaje y el habla, siendolé posible nombrar a las
heces en tanto objeto pripio y ageno a la vez, del cual pueda desprenderse, el habla permite recortarlo
como objeto y poder anticipar condición necesaria para el cierra la diferencia entre el niño y el otro como
semejantes pero diferentes, dándose la posibilidad de pensarse juntos pero separados, lo cual implica del
lado del otro la privación sobre el control y dominio del cuerpo del niño.
El yo del niño en estas instancia cobra relevancia como superficie corporal y el acto de apertura y cierre de
la zona anal contribuye a la consolidación del yo cono instancia imaginaria en donde sujeto y objeto se
diferencian, a la vez que se puede diferenciar el cuerpo imaginario del niño del otro.
En esta fase podemos observar el protagonismo de los berrinches, el yo que venia funcionando a primacia
del principio de placer comienza a ser cada vez más tensionado por el principio de realidad que se va
configurando a partir de la trasmición de normas, legalidades y habitos socio culturales validados. Sobre la
base de las primeras renuncias y privaciones se van diferenciando las exigencias internas y externas, el yo
se ve tensionado teniendo que armonizar las exigencias que provienen del Ello, reservorio de los deseos
inconcientes que solo buscan y pujan por lograr la satisfacción y las exigencias que provienen del mundo
externo a traves del otro que representa a la cultura. Comienza a consolidarse lo que Freud nombra como
yo realidad definitivo, estableciéndose con mayor especificidad la diferenciación intersistemica con los
diferentes principios rectores, siendo el principio de placer el principio rector para el sistema inconciente
reservorio de los deseos Incc para el cual no tiene lugar la negació, para el nada es imposible. La ausencia
de contradición y la atemporalidad.
Mientras se va consolidando el Principio de Realidad como rector para las instancias concientes-
preconciente, el niño va complegizando su vida psiquica, la manifestación de las funciones cerebrales
superiores en tanto efecto, nos permiten vislumbrar la consolidación y funcionamiento de estás
operaciones lógicas. la diferenciación intersistemica se manifiesta en la adquisición del habla, el niño que
ha podido tomar y apropiarse de la donación del lenguaje a traves del habla, puede nombrarse y hubicarse
en una linea temporal, tiempo y espacio se configura como aspectos fisicos y afectivos, el tiempo y espacio
se mide en relacion a la dispancia, presencia y aucencia en relación al encuentro con el otro significativo. El
yo se presenta haciendose cargo de su lugar en el mundo pudiendo organizar el eje temporal pasado,
presente, futoro. Siendo la capacidad de memoria manifestación de estos logros subjetivos que se
encarnan se hacen carne en el sistema nervioso central. Así mismo los afectos van siendo progresivamente
ligados a la palabra tomando distancia de la manifestación corporal. Es en esta fase que encontramos la
puesta en funcionamiento de los pilares éticos y morales que luego se consolidaral en la fase siguiente.
Yo realidad inicial
Identificació n
Yo placer.
Vivencias de placer
Constitució n del deseo, ló gica de la demanda, bañ o del lenguaje
Instalació n del circuito pulsional.
Primacía de la fase oral.
El “no” como organizador
Constitució n imaginaria del yo.
Juegos corporales. Lugar del niñ o como objeto de juego.
Lenguaje
Fase anal.
Proceso primario, proceso secundario.