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Legajo: 13699/6
A) La frase hace alusión a la formación psíquica del niño, entendido esto desde el punto de
vista de la teoría psicoanalítica. Si seguimos lo dispuesto por Freud en textos anteriores, debemos
comprender que el autor hace una distinción entre niño y adulto, precisando y acentuando la
constitución del aparato psíquico en el desarrollo de un ser que se realiza siguiendo el orden de
maduración del cuerpo, en relación a ella define los estados del sujeto (infancia, latencia,
pubertad, adolescencia, madurez), siempre basándose en los lineamientos de la estructura edipica
que se incorpora a la realidad del sujeto. Asimismo, para la teoría psicoanalítica, el niño llega al
mundo con una experiencia vivida, en la medida en que la voz y actos de la madre se perciben
desde el vientre. Además, el niño en sus primeros días se lanza a explorar su propio cuerpo y el
entorno, percibiendo el descubrimiento de todo esto por sí mismo, además de conocer el mundo
para entender a la posterior la incidencia que tendrá en él. Cohabitan en él, el deseo de saber y la
necesidad de comprender, estas se prolongarán en las innumerables preguntas que planteará
después, la curiosidad, el placer del descubrimiento y la adquisición de conocimientos forman
parte de la dinámica misma de la vida (“las complejas variables que hacen a la constitución de
la singularidad psíquica”). Asimismo, en cada etapa de la vida del niño las pulsiones y el deseo
de quienes están encargados de criarlo tienen un impacto sobre él, el niño se vuelve creador de
roles parentales, a la vez que ve que su estatuto de lo que percibe como objeto es susceptible de
modificaciones Es así que el niño comienza a desarrollar su propio inconsciente en particular
relación con lo dispuesto por el Otro, ya que se ve guiado pos los deseos, pulsiones, emociones,
pensamientos, de este. No puede orientarse en el discurso más que a medida de lo que construye
de su cuerpo a través de la demanda y deseo del Otro. A partir de estos parámetros, el niño
comienza a percibir diversas vivencias que den lugar a la producción de su propia subjetividad, y
la delimitación de estos lineamientos a la singularidad de su figura como sujeto.
El proceso primario tiene como principal actividad la fantasía. Existe una relación imaginaria de
deseos para evitar el sufrimiento producido por la situación de desamparo inicial. La separación
del mundo externo se concreta cuando las acciones de la madre se depositan en otro lugar. Así, le
impone al niño la existencia de otros espacios. Mediante la fantasía, el niño se apropia de estos
espacios, los reproduce y considera que los posee. Este proceso comienza a funcionar a partir de
la necesidad de la psique de reconocer la existencia de un espacio separado del propio.