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Para comprender la subjetividad del infante es necesario descubrir y observar sus condiciones
de partida, y éstas se asientan en la subjetividad del adulto.
Los estudios de la neurociencia muestran que el sistema nervioso está construido para ser
captado por el sistema nervioso de otros, resonar con ellos y participar de sus experiencias.
Las fronteras entre uno y los otros resultan permeables. La neurobiología y la neurología han
aportado la noción de plasticidad neuronal, noción qué podría referirse bajo la idea de que la
experiencia deja una huella en la red y los circuitos neuronales y que las neuronas poseen la
propiedad de transformarse como efecto del medio ambiente
En el intercambio parento-filial las emociones se modelan por los pensamientos y sentimientos
OM
del otro.
Dos mentes crean intersubjetividad, pero también la intersubjetividad moldea ambas mentes.
Este diálogo creativo con la mente ajena, es lo que Stern denomina matriz intersubjetiva.
La hipótesis central de los investigadores de infantes es que los seres humanos tienen una
fuerte necesidad innata de contacto intersubjetivo y recíproco.
El ser humano nace en estado de indefensión, con la potencialidad virtual de contar con
LA
recursos propios para su desarrollo subjetivo, pero para que sea posible el armado psíquico,
necesitará de otro que asume la función parental que se abordará.
Rotenberg: Plantea que la parentalidad es una función básica, que incluye las nominadas como
función materna y paterna, o de sostén y de terceridad respectivamente. Sostiene que estas
funciones no se corresponden necesariamente ni con el sexo biológico ni implica ubicarlas en
dos personas, cada función por separado. Estas pueden ser alternadas, compartidas o fijas
entre las personas a cargo de la crianza. De esta manera la categoría permite ir más allá de la
dicotomía ancestral que circula en la distribución de las funciones de acuerdo al sexo biológico.
Bleichmar: Se refiere a las funciones parentales, como aquellas que facilitan y fomentan el
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desarrollo saludable de las potencialidades del infante, procurando tanto contener la ansiedad y
regular los estados afectivos del niño, así como también establecer una proximidad física y
contacto emocional que satisfaga las necesidades de apego, la autoestima y la erogeneidad del
cuerpo del infante.
En referencia al sistema de regulación emocional, Bleichmar menciona las capacidades de
contención para la regulación de los estados fisiológicos y de la ansiedad, la capacidad para
proporcionar momentos de distensión y ocio y para respetar y entonar estados emocionales
entre otras.
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Vinculadas al sistema de cuidados o de la hetero-conservación, refiere las capacidades
relacionadas con la salud y el crecimiento. Alude a la capacidad por parte de los adultos de
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hacerse cargo de mantener la vida del nuevo miembro de la familia, detectando riesgos para la
integridad física, así como el registro de enfermedad física o trastorno psicológico manifiesto.
Relacionadas con el sistema de apego o vínculo afectivo, puntualiza las capacidades para la
presencia, la disponibilidad y el compromiso en los cuidados, para el disfrute en la interacción,
para proporcionar confianza, protección y contacto intersubjetivo, para reconocer sentimientos
y estados mentales, para permitir relaciones del niño con figuras sustitutivas de apego, entre
LA
admiración, para poner límites a conductas disruptivas y demandas excesivas entre otras.
La autora señala la imposibilidad de cumplir todas las funciones de manera igualmente
satisfactoria.
Desde un enfoque observacional y descriptivo, Baumrind trabajó sobre los estilos de crianza
Desde esta misma óptica, MacCoby y Martín proponen la existencia de cuatro estilos de
crianza:
- El estilo parental autoritario: Se exhorta a los hijos a que los obedezcan y los respeten a
la vez que carecen de receptividad o capacidad empática.
- El estilo parental democrático: Impulsa a los niños a ser independientes, si bien se
imponen límites en un marco de calidez y apoyo a su desarrollo autónomo.
Parentalidad y filiación
Lebovici, aporta algunos conceptos para pensar los procesos de representación que se juegan
en el trabajo psíquico que tiene lugar en la psique parental frente al advenimiento de un hijo.
El autor enuncia tres tipos de representaciones de bebés.
- El bebé fantasmático: Qué estaría generado por el ansia de maternidad, reflejaría
fantasías inconscientes de los padres presentes desde su infancia.
- El bebé imaginario: Sería producto de fantasías diurnas que se despliegan a lo largo del
embarazo. Reflejarían representaciones conscientes y preconscientes.
- El bebé real: Sería el que los padres tienen en los brazos.
OM
de los adultos cuidadores, sus comportamientos, como así también los fantasmas
inconscientes provenientes de su núcleo infantil, ya que se trata de sujetos que tienen una
historia.
La relación parento-filial vehiculiza la transmisión generacional, proceso propio de la cultura.
En relación al lugar que ocupa el infante en la fantasmática de los padres Wasserman plantea
que hay dos procesos en curso durante la crianza:
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- El de narcisización: Valorado positivamente, que se refiere al bebé maravilloso que se
espera y que crea en el mismo niño y en los padres la esperanza de que no sufra.
- Relacionado con la dimensión sacrificial: El lugar del hijo no sería tan solo el reservorio
DD
del narcisismo parental sino que, el descendiente, es también alguien destinado a
cargar y redimir la historia de sus progenitores.
Así, el trabajo de filiación supone procesos que anudan al recién llegado/a con la historia
familiar y social para que éste se instale como eslabón de la cadena transgeneracional y se
inscriba en la cultura.
LA
En los estadios tempranos del desarrollo humano el bebé se vincula con el mundo externo a
FI
partir de sí mismo siempre y cuando sea sostenido por el otro. La adaptación de la madre a las
necesidades del self del bebé posibilita la experiencia de ilusión del niño. Es a través de este
estado de ilusión que se genera una continuidad entre los propios gestos del bebé y el objeto
externo. Hay una superposición entre lo que la madre proporciona y lo que el bebé puede
concebir al respecto.
La noción de capacidad de rêverie alude al estado mental requerido en la madre para estar en
sintonía con las necesidades del bebé.
La noción de institución de la ternura alude al proceso que hace del sujeto, sujeto social. En
términos de vínculo temprano se refiere a la ternura como el marco que habilita la posibilidad
de ligazón de la pulsión.. La coartación de la pulsión en la madre/padre se traduce en relación
al vínculo con el bebé en la empatía y el miramiento. A través de la empatía la madre sabe por
qué llora el niño/a y así puede garantizar el suministro. El miramiento supone mirar con interés
amoroso a aquel que, habiendo salido de las entrañas, es sujeto ajeno.
Se hace referencia a un bebe recién nacido o de pocas semanas. Este concepto hace
referencia a qué el niño inicia un proceso de desarrollo que es personal y real. Si la actitud
materna no es lo bastante buena, el niño se convierte en un conjunto de reacciones frente a los
choques. El niño qué tiene una madre bastante buena el yo de este niño es a la vez débil y
fuerte, todo depende de la capacidad de la madre para proporcionar apoyo al yo del niño.
Cuando la pareja madre-bebé funciona bien, el yo del niño es muy fuerte, porque está
apuntalado en todos los aspectos. Cuando el apoyo yoico de la madre no existe, es débil o
tiene altibajos, el niño no puede desarrollarse en forma personal, y entonces el desarrollo está
condicionado, como ya hice notar, más por una serie de reacciones frente a las fallas
ambientales que por las exigencias internas y los factores genéticos. Los niños que reciben una
atención adecuada son los que con mayor rapidez se afirman como personas, cada una de las
cuales es distinta de todas las demás existentes en la actualidad o en el pasado, mientras que
OM
los bebés que reciben un apoyo yoico inadecuado o patológico tienden a parecerse en cuanto a
los patrones de conducta (inquietos, apáticos, etc)
2) En el marco de la relación inicial de una madre con su bebé, explique a qué alude el
concepto “Preocupación maternal primaria”.
Observamos en la mujer embarazada una creciente identificación con el niño, a quien ella
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asocia con la imagen de un "objeto interno", un objeto que la madre imagina se ha establecido
dentro de su cuerpo y que pertenece allí a pesar de todos los elementos adversos que existen
también en ese ámbito. El bebé significa también otras cosas para la fantasía inconsciente de
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la madre, pero tal vez el rasgo predominante sea la disposición y la capacidad de la madre para
despojarse de todos sus intereses personales y concentrarlos en el bebé; aspecto de la actitud
materna que he denominado "preocupación materna primaria"
1. Sostenimiento: La forma en que la madre toma en sus brazos al bebé está muy relacionada
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con su capacidad para identificarse con él. El hecho de sostenerlo de manera apropiada
constituye un factor básico del cuidado.
deficiente milita contra el desarrollo del tono muscular y contra lo que llamamos "coordinación",
y también contra la capacidad del niño para disfrutar de la experiencia del funcionamiento
corporal y de la experiencia de SER.
3. Mostración de objetos: La mostración de objetos o realización (esto es, hacer real el impulso
creativo del niño) promueve en el bebé la capacidad de relacionarse con objetos. Las fallas en
este sentido bloquean el desarrollo de la capacidad del niño para sentirse real al relacionarse
con el mundo concreto de los objetos y los fenómenos.
4) En la relación inicial de una madre con su bebé, Winnicott plantea dos clases de
identificación. Explique cuáles son y en qué consiste cada una de ellas.
He intentado describir aquí la relación madre-bebé, pero sobre todo en lo que atañe a este
último, en quien lo que encontramos no es en realidad una identificación, sino algo no
organizado que se va organizando en condiciones sumamente especializadas y va
separándose gradualmente de la matriz favorable. Esto es lo que se forma en el vientre y lo
que gradualmente evoluciona hasta convertirse en un ser humano. Somos testigos, si bien no
oculares, de la evolución de la experiencia inmadura de la pareja formada por el lactante y su
5. ¿Qué incidencia tiene el apoyo yoico brindado por la madre en el desarrollo emocional
primitivo del niño?
En nuestra labor terapéutica son incontables las veces en que nos encontramos ligados a un
paciente; pasamos por una fase en la que somos vulnerables (como lo es la madre) debido a
esa participación nuestra; nos identificamos con el niño que depende temporariamente de
nosotros en grado alarmante; observamos cómo el niño se va desprendiendo de su falso self;
presenciamos el comienzo de un verdadero self, un self verdadero con un yo que es fuerte
porque, tal como lo hace la madre con su bebé, hemos podido proporcionarle apoyo yoico. Si
todo sale bien, tal vez descubriremos que un niño ha surgido, un niño cuyo yo puede organizar
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sus propias defensas contra las ansiedades inherentes a los impulsos y las experiencias del
ello. Un "nuevo" ser está naciendo, merced a nuestro trabajo, un verdadero ser humano capaz
de tener una vida independiente.
Hay que tender a aliviar la angustia y la culpa que la enfermedad o conflicto del hijo despiertan.
LA
Para eso ha de asumirse desde un 1º momento el papel de terapeutas del hijo y hacernos
cargo del problema o síntoma.
Los datos que dan los padres suelen ser inexactos, deformados o superficiales, pues no suelen
tener conocimiento cabal de la situación y durante la entrevista olvidan parte de lo sabido a
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causa de la angustia que ésta provoca. Sería inconveniente finalizar la entrevista sin haber
logrado datos básicos cómo:
A. Motivo de consulta: El escollo más difícil para los padres es hablar de lo que no anda bien
en y con el hijo. La resistencia a hacerlo no es conciente (ésta se superó al asistir a la
entrevista). La comparación de los datos obtenidos durante el análisis del niño con los
suministrados por los padres en la entrevista inicial, es de suma importancia para valorar en
profundidad las relaciones con el hijo.
B. Historia del niño: Interesa saber la respuesta emocional, en especial de la madre, ante el
anuncio del embarazo. También cómo evolucionaron sus sentimientos. La respuesta que
brinda la madre indica la iniciación de la vida del hijo. Se incluyen aquí cuestiones sobre el
parto y lactancia, cómo aceptó el cambio de leche a alimentos (sabremos mucho así sobre el
niño, la madre y las posibilidades de ambos para desprenderse de los viejos objetos), fecha de
destete y condiciones, iniciación de la marcha y el lenguaje, dentición, control de esfínteres (el
terapeuta debe preguntar edad en que empezó el aprendizaje, la forma en que se realizó y la
actitud de la madre frente a la limpieza y suciedad), enfermedades operaciones o traumas,
sexualidad, juegos predilectos , ingreso a la escuela (y dificultades en esta), etc.
C. Se debe observar cómo se desarrolla un día de su vida diaria, domingo o feriado y
cumpleaños. Esto nos ilustra el tipo y grado de neurosis familiar, lo que permite estimar mejor la
situación del niño y orientarnos en el diagnóstico y pronóstico del caso.
Nuestra actitud no debe ser nunca de censura y conviene siempre recordar que la finalidad de
esta entrevista es lograr alivio de las tensiones de los padres y que somos desde el primer
momento los terapeutas del niño y no los censores de los padres. Estamos allí para
comprender y mejorar la situación, no para censurarla y agravarla aumentando la culpabilidad.
Una vez terminada la entrevista, si los padres han decidido hacer solo un diagnóstico, se les
comunicará día, hora y duración de la entrevista del niño. Si en cambio aceptan un tratamiento
de le darán las indicaciones generales en las que este se llevará a cabo.
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Modelizaciones en psicoanálisis familiar: aproximación teórico-clínica a la
familia de hoy - Rojas
la autora
Con respecto a las familias ensambladas, con frecuencia los integrantes de estas familias,
tanto las monoparentales como las ensambladas, tienden todavía a pensar la nueva
organización con los lugares de la familia de primeras nupcias, sostenida por varias
generaciones como patrón ideal en nuestra cultura. Ello afecta la originalidad de la familia
naciente, nunca mera reproducción de moldes anteriores. En relación con esto, en los grupos
ensamblados aquellos integrantes que no logran adecuarse a rígidas matrices preexistentes
ven peligrar su posible pertenencia.
Funciones del lazo familiar: Pongo de relieve dos operatorias centrales ligadas al corte y el
sostén; las mismas sustentan tanto la constitución subjetiva como el apuntalamiento del
psiquismo y la renuncia pulsional. Estas funciones han sido vastamente consideradas por el
psicoanálisis como función paterna y materna, respectivamente. Tales denominaciones
corresponden al modelo de familia preponderante en el momento en que nace y se desarrolla
en primer lugar el corpus psicoanalítico; quizá hoy sea adecuado prescindir de las mismas.
En lo que hace a la relación entre pares no consanguíneos, es el caso por caso el que irá
dándonos respuestas, al menos en cuanto a la significación que dicho vínculo adquiera en cada
contexto familiar, para cada pareja y sujeto. Ya en lo que hace a ciertas relaciones
consanguíneas, el tabú dejó amplio margen a la consideración de los sentidos particulares, al
menos en algunos parentescos no centrales (primos hermanos, tío/sobrina, etc.).
OM
A. Propone como cuestión central en la clínica de la familia ensamblada la construcción de
lugares nuevos y diferenciados para cada uno de sus integrantes, lugares que no devienen
inmutables, ya que continúan su transformación a lo largo de la vida familiar. Se conectan con
originales modalidades vinculares y se van definiendo a partir de los requerimientos que
plantean las distintas funciones del lazo familiar en cada momento vital.
Fase oral
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El niño se duerme siempre que no lo moleste ninguna necesidad o estímulo exterior (hambre y
mojadura) Se adormece con la satisfacción (al pecho). Un cierto tipo de estímulo hará variar, de
inicio, el destino de la descarga, oponiéndose al principio de inercia: Sin embargo, el principio
de inercia e s quebrantado desde el comienzo por otra constelación. Con la complejidad de lo
interno, el sistema de neuronas recibe estímulos desde el elemento corporal mismo, estímulos
endógenos que de igual modo deben ser descargados.
De estos estímulos el organismo [el aparato] no se puede sustraer como de los estímulos
exteriores. Es el hecho de que haya ciertos estímulos endógenos, de los cuales la fuga motriz
está impedida, lo que definirá qué el principio de inercia se vea perturbado. Es el hecho de que
haya algo de lo cual la fuga está impedida lo que producirá las variaciones que llevarán de la
inercia (tendencia a la descarga absoluta, al cero) a la constancia, una constancia
que se inscribe en el interior de las series placer-displacer.
¿Qué ocurre cuando este incremento de cantidad se produce? Es necesaria una acción
específica, pero una acción específica imposible de ser realizada por el viviente en sus
comienzos: «El organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo la acción
específica. Esta sobreviene mediante auxilio ajeno: por la descarga sobre el camino de la
Es en esta fisura que Freud marca, por la cual el otro humano se introduce, donde se inaugura
el pasaje que produce el décalage del incipiente sujeto sexuado a partir del real biológico:
imaginemos la aparición de un «apremio de la vida».
El principio de inercia, tendencia a la descarga a cero, es perturbado a partir de algo que tiene
que ver con las transformaciones mediante las cuales este incipiente aparato queda librado a
inscripciones que son efecto de la impulsión del semejante; «vivencia de satisfacción» en la
cual el otro, o, para ser más precisos, restos desgajados de la sexualidad del otro, están,
necesariamente, inscritos: «Si el individuo auxiliador ha operado el trabajo de la acción
específica en el mundo exterior en lugar del individuo desvalido, este es capaz de consumar sin
más en el interior de su cuerpo la operación requerida para cancelar el estímulo endógeno. El
todo constituye entonces una vivencia de satisfacción, que tiene las mas hondas
OM
consecuencias para el desarrollo de las funciones en el individuo.
pulsional; momento mítico en el recién nacido sexualizado, pero posibilidad real en el caso de
que esta instauración no se produjera.
Capítulo 1: Religión.
Sentimiento oceánico: son los restos de aquel momento originario en donde se da cuenta de
una sensación de eternidad, un sentimiento sin barreras, por así decir “oceánico”. Un
sentimiento de atadura indisoluble. Coincide con la situación, el lactante no separa todavía su
yo de un mundo exterior como fuente de las sensaciones que le afluyen. Aprende a hacerlo
poco a poco, sobre la base de incitaciones diversas. Muchas de las fuentes de excitación en
que más tarde discernirá a sus órganos corporales pueden enviarle sensaciones en todo
momento, mientras que otras (y entre ellas la más anhelada: el pecho materno) se le sustraen
temporariamente, y solo consigue recuperarlo gritando en reclamo de asistencia. De este modo
se contrapone por primera vez al yo, un “objeto” como algo que se encuentra “afuera” y solo
mediante una acción particular es forzado a aparecer. Nace la tendencia de segregar del yo
todo lo que puede devenir fuente de un tal displacer, a arrojarlo hacia afuera, a formar un puro
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discierne amenazándole desde el mundo exterior.
Se ha demostrado que, a temprana edad, el niño da señales de una actividad corporal sexual,
a la que se conectan fenómenos psíquicos que hallamos más tarde en la vida amorosa adulta;
por ejemplo, la fijación a determinados objetos, los celos, etc. Pero se comprueba, además,
que estos fenómenos que emergen en la primera infancia responden a un desarrollo acorde a
ley, tienen un acrecentamiento regular, alcanzando un punto culminante hacia el final del quinto
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año de vida, a lo que sigue un período de reposo. En el curso de éste se detiene el progreso,
mucho es desaprendido e involuciona. Trascurrido este período, llamado «de latencia», la vida
sexual prosigue con la pubertad; podríamos decir: vuelve a aflorar. Aquí tropezamos con el
hecho de una acometida en dos tiempos de la vida sexual, desconocida fuera del ser humano y
El primer órgano que aparece como zona erógena y propone al alma una exigencia libidinosa
es la boca. Al comienzo, toda actividad anímica se acomoda de manera de procurar
satisfacción a la necesidad de esta zona. Ella sirve en primer término a la autoconservación por
vía del alimento. En el chupeteo en que el niño persevera obstinadamente se evidencia una
necesidad de satisfacción que si bien tiene por punto de partida la recepción de alimento y es
incitada por esta, aspira a una ganancia de placer independiente de la nutrición, y que por eso
puede y debe ser llamada sexual.
Ya durante esta fase «oral» entran en escena, con la aparición de los dientes, unos impulsos
sádicos aislados. Ello ocurre en medida mucho más vasta en la segunda fase, que llamamos
«sádico-anal» porque aquí la satisfacción es buscada en la agresión y en la función excretoria.
El varoncito entra en la fase edípica, inicia el quehacer manual con el pene, junto a unas
fantasías simultaneas sobre algún quehacer sexual de este pene en relación con la madre,
hasta que el efecto conjugado de una amenaza de castración y la visión de falta de pene en la
mujer le hacen experimentar el máximo trauma de su vida, iniciador del periodo de latencia con
todas sus consecuencias.
Se caería en un malentendido si se creyera que estas tres fases se relevan unas a otras de
manera neta; una viene a agregarse a la otra, se superponen entre sí, coexisten juntas. En las
fases tempranas, las diversas pulsiones parciales parten con recíproca independencia a la
consecución de placer.
Fase sadico-anal
OM
El primer año de vida del niño - Spitz
- Comienza con el nacimiento y finaliza alrededor de los 3 meses con la aparición del primer
organizador.
- No existe diferenciación Yo - No Yo / Yo – Objeto / Bebé-mamá / mundo interno - mundo
externo.
- El niño NO es capaz de distinguir entre él y otra persona, ni objetos, ni las diferentes partes de
su propio cuerpo debido a que todavía no se formó el Yo. La madre opera como un Yo externo.
- El mundo exterior no existe para el bebé y sus reacciones están marcadas fundamentalmente
por estímulos internos y propioceptivos (internos).
- Es un estadio sin objeto con predominio de percepciones internas por sobre las externas, en
función de necesidades biológicas y fisiológicas.
- Entre los 3-7 meses de edad aparece la SONRISA SOCIAL como respuesta al rostro humano
conocido: el niño responde con una sonrisa al rostro de sus cuidadores u objetos de amor.
Sonrisa social:
- Es la primera manifestación AFECTIVA, DIRIGIDA e INTENCIONAL del niñ@ hacia un
Otro a quien el bebé todavía No discrimina claramente.
- Es el primer indicio de formación del Yo (Yo rudimentario).
- Es el primer reconocimiento social que hace el niñ@ de su cuidador principal.
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- Sin embargo, en este momento del desarrollo la sonrisa social todavía NO INDICA UNA
“VERDADERA” RELACIÓN DE OBJETO, ya que el niñ@ aún NO es capaz de reconocer a una
persona determinada, ni de diferenciar a ésta de otras, sino sólo un SIGNO: el rostro humano
configurado como una Gestalt-señal.
-Condiciones para que el niñ@ responda al rostro humano sonriendo: 1) Estar frente a frente
(cara a cara) cerca del rostro del niñx para que resalten aquellos rasgos que le llaman la
atención (ojos, boca, nariz, etc.). 2) Que el rostro esté en movimiento.
- Entre los 8-12 meses de edad surge la angustia del 8vo. mes. El niño manifiesta displacer,
desagrado, rechazo o temor que exterioriza a través del llanto y la angustia cuando su madre
se ausenta y lo deja solo, así como también ante la presencia de extraños.
- Esto indica que el niño ya es capaz de reconocer y diferenciar a la madre de otras personas.
No sólo reconoce personas sino también objetos inanimados (comienza a relacionarse con las
personas, cosas y objetos que están a su alcance).
- Por primera vez el niño es capaz de diferenciar entre su mundo interno y el mundo externo,
entre lo propio y lo ajeno, diferenciación yo-no yo.
- Al ser capaz de diferenciar entre él y su madre y a ésta de otras personas comienza una
relación interpersonal mamá-bebé.
- Entre los 9 y los 12 meses de edad, el niño adopta la palabra “NO” como símbolo o gesto
semántico de denegación, en función del cual comunica a otros su negativa a algo: primero con
su cuerpo (dice no con la cabeza o con gestos) y más tarde a través de la palabra.
- El uso de la palabra “NO” es el primer símbolo semántico comprendido por el niñx y constituye
la primera abstracción: el niño utiliza por primera vez un concepto abstracto al igual que los
adultos.
- Con la palabra “NO” se produce el paso de lo gestual a lo verbal, la acción del niño es
reemplazada por mensajes intencionados y dirigidos, por lo que constituye el origen de la
comunicación verbal y del intercambio recíproco con otros mediante símbolos semánticos.
OM
- El uso del “NO” por parte del niño lo aprende de sus padres por imitación, quien con el fin de
proteger a su hijo comienza a ponerle límites.
- El “No” con el gesto y la palabra implican para Spitz la expresión semántica de la negación y
del juicio y sentaría las bases para la interacción en sociedad.
.C
- Lo que marca el traspaso del segundo al tercer organizador es la comprensión progresiva por
parte del niñx de las prohibiciones y los primeros fenómenos de identificación.
DD
Realidad y juego - Winnicott
La primera posesión
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Riquisimas pautas que exhiben los bebés en su uso de su primera posesión de “no-yo''.
Aquí hay algo importante, aparte de la excitación y satisfacción oral.
Se pueden estudiar muchas otras cosas de importancia entre ellas:
-la naturaleza del objeto
-la capacidad del niño para reconocer el objeto como un “no-yo”
FI
la zona intermedia de experiencia entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera
relación de objeto.. El parloteo del bebe y la manera en que un niño mayor repite un repertorio
de canciones y melodías mientras se prepara para dormir se ubican en la zona intermedia,
como fenómenos transicionales, junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte
del cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca del todo como pertenecientes a la
realidad exterior.
Se puede suponer que las experiencias que el niño tiene en la succión del pulgar van
acompañadas por la formación de pensamientos o de fantasías. A todas estas cosas las
denominó fenómenos transicionales.
de todo ello puede surgir algo, o algún fenómeno, que llega a adquirir una importancia vital para
el bebe en el momento de disponerse a dormir, y q es una defensa contra la
ansiedad, en especial contra la de tipo depresivo. Puede que el N haya encontrado algún
objeto y entonces se convierte en lo que yo llamo objeto transicional. Los padres llegan a
conocer su valor y lo llevan consigo cuando viajan. Cuando el bebe empieza a usar sonidos
organizados puede aparecer una palabra para nombrar al objeto transicional. Es frecuente que
el nombre que da a esos primeros objetos tenga importancia, y por lo general contiene en parte
una palabra empleada por los adultos.
Ilusion-desilusion
Un niño no tiene la menor posibilidad de pasar del principio del placer al de realidad, o a la
identificación primaria y mas alla de ella, si no existe una madre lo bastante buena. La “madre”
OM
lo bastante buena es la que lleva a cabo la adaptación activa a las necesidades de este y la
disminuye poco a poco, según la creciente capacidad del niño para hacer frente al fracaso en
materia de adaptación y para tolerar los resultados de la frustración.
Entre los medios con qué cuenta el bebe para enfrentar ese retiro materno se cuentan los
siguientes:
-su experiencia , en el sentido de que la frustración tiene un limite de tiempo. -Una creciente
percepción del proceso.
.C
-El comienzo de la actividad mental.
-La utilización de satisfacciones autoeróticas.
DD
-El recuerdo, el revivir de experiencias, las fantasías, los sueños.
Si todo va bien, el bebe puede incluso llegar a sacar provecho de la experiencia de frustración,
puesto que la adaptación incompleta a la necesidad hace que los objetos sean reales, odiados
tanto como amados. Si todo va bien el bebe puede resultar perturbado por una adaptación
estrecha a la necesidad.
LA
La ilusión y su valor.
Al comienzo la madre ofrece al bebé la oportunidad de crearse la ilusión de que su pecho es
parte de él. La tarea posterior de la madre consiste en desilusionar al bebé en forma gradual,
pero no lo logrará si al principio no le ofreció suficientes oportunidades de ilusión.
FI
El bebé crea el pecho una y otra vez a partir de su capacidad de amor o de su necesidad. Se
desarrolla en él un fenómeno subjetivo que llamamos pecho materno. La zona intermedia a que
me refiero es la que se ofrece al bebé entre la creatividad primaria y la percepción objetiva
basada en la prueba de la realidad. Los fenómenos transicionales representan las primeras
etapas del uso de la ilusión. Cuando su adaptación a las necesidades del bebé es lo bastante
buena, produce en este la ilusión de que existe una realidad exterior que corresponda a su
propia capacidad de crear. Solo percibe el pecho en la medida en que es posible crear no en
ese momento y lugar. Desilusionarse es previo a la tarea del destete.
El juego y la masturbación
El juego debe ser estudiado por un tema por sí mismo, complementario del concepto de
sublimación del instinto.
Sí la excitación fisica o el compromiso instintivo resultan evidentes cuando un chico juega, el
juego se detiene.
Para asignar un lugar al juego postulé la existencia de un espacio potencial entre el bebé y la
madre.
Lo universal es el juego y corresponde a la salud: facilita el crecimiento, conduce a relaciones
de grupo, puede ser una forma de comunicación en psicoterapia y por último el psicoanálisis se
ha convertido en una forma muy especializada de juego.
Lo natural es el juego y el fenómeno altamente refinado del siglo XX es el psicoanálisis.
OM
buscar donde empieza el jugar.
A. El niño y el objeto se encuentran fusionados. La madre se orienta a hacer real lo qué el
niño está dispuesto a encontrar.
B. El objeto es repudiado, reaceptado y percibido en forma objetiva.
Ahí, en esa zona de superposición entre el juego del niño y el de la otra persona, existe la
posibilidad de introducir enriquecimientos.
El juego es por sí mismo una terapia. Conseguir qué los chicos jueguen es ya una psicoterapia
de aplicación inmediata y universal, e incluye el establecimiento de una actitud social positiva
FI
Resumen:
A. Para entender la idea del juego resulta útil pensar en la preocupación que caracteriza el
jugar de un niño pequeño. El contenido no importa, lo que interesa es el estado de casi
alejamiento, a fin a la concentración de los niños mayores y los adultos.
B. Esa zona de juego no es una realidad psíquica interna. Se encuentra fuera del individuo,
pero no es en el mundo externo.
C. En ella el niño reúne objetos o fenómenos de la realidad exterior y los usa al servicio de una
muestra derivada de la realidad interna o personal. Sin necesidad de alucinaciones, emite una
muestra de capacidad potencial para soñar y vive con ella en un marco elegido de fragmentos
de la realidad exterior.
D. Al jugar, manipula fenómenos exteriores al servicio de los sueños, e inviste a algunos de
ellos de significación y sentimientos oníricos.
E. Hay un desarrollo que va de los fenómenos transicionales al juego, de este al juego
compartido, y de él a las experiencias culturales.
OM
- La culminación.
- Una culminación frustrada y un sentimiento de confusión mental e incomodidad fisica
qué solo el tiempo puede curar.
- Una culminación alternativa.
Se puede decir que el juego llega a su propio punto de saturación, que corresponde a la
capacidad para contener experiencias.
K. El juego es intrínsecamente excitante y precario. Esta característica no deriva del despertar
.C
de los instintos, sino de la precariedad de la acción recíproca, en la mente del niño, entre lo que
es subjetivo (casi alucinación) y lo que se percibe de manera objetiva (realidad verdadera o
compartida).
DD
En el juego el niño o el adulto están en libertad de ser creadores. Esta consideración surge en
mi pensamiento como un desarrollo del concepto de los FT, y tiene en cuenta la parte difícil de
LA
la teoría del objeto transicional, a saber, el hecho de que contiene una paradoja que se debe
aceptar, tolerar y no resolver.
denominado realidad exterior se encuentra fuera de esos límites, en tanto que al juego y a la
experiencia cultural se le puede asignar una ubicación si se emplea el concepto de espacio
potencial entre la madre y el bebé.
La psicoterapia se realiza en la superposición de las dos zonas de jugo, la del paciente y la del
terapeuta. Si este último no sabe jugar, no está capacitado para la tarea. Si el q no sabe jugar
es el paciente, hay q hacer algo para q pueda lograrlo, después de lo cual
comienza la psicoterapia. El motivo de que el juego sea tan esencial consiste en que en él el
paciente se muestra creador.
La búsqueda de la persona: En el juego y solo en el, el N o el A pueden crear y usar toda la
personalidad, y mostrarse creador. Únicamente en el juego es posible la comunicación que
pertenece a la psicopatología o a una extrema inmadurez. Para ayudar a tales pacientes
debemos conocer la creatividad misma. En la búsqueda de su persona el individuo de que se
trata puede haber producido algo valioso en términos artísticos. No se la puede hallar en lo que
se elabora con los productos de la mente o el cuerpo, por valiosas que sean estas
construcciones en términos de belleza. La creación terminada nunca cura la falta subyacente
de sentimiento de la persona. Un segundo tema , el individuo a quien tratamos de ayudar
podría abrigar la esperanza de sentirse curado cuando le explicamos, en la práctica esta no
parece ser una descripción de lo que sucede. Al paciente en el sofá, o al N en el suelo, se les
debe permitir que comuniquen una sucesión de ideas, pensamientos, impulsos, sensaciones,
que no tienen relación entre sí, salvo en forma neurológica o fisiológica, que quizá no es
posible detectarlos. El analista podrá reconocer y señalar la vinculación entre los distintos
Freud comienza este capitulo llamando la atención acerca de lo que él llama “el descuido de lo
infantil”, se refiere una crítica que él hace acerca de todos los trabajos científicos escritos hasta
ese momento, qué parecen dejar de lado la sexualidad infantil al hablar del desarrollo del ser
humano, especialmente del desarrollo sexual del ser humano. Todos parecen caer en el mismo
error universalmente aceptado, qué es en la pubertad donde emerge por primera vez la
sexualidad en el ser humano, y no se dan cuenta, qué hay una sexualidad previa a la pubertad
qué vendría a ser la sexualidad infantil.
Anuda a este hecho, lo qué se llama la “amnesia infantil”, este hecho de qué todos los
OM
humanos en mayor o menor medida, tenemos una amnesia en cuanto a nuestros recuerdos de
la infancia, es decir, qué no podemos recordar nada qué vaya más alla de nuestro 6to y 8vo
año de vida, excepto algunos recuerdos qué están cómo “colgados”, qué Freud más adelante
va a llamar “recuerdos encubridores”. A está incapacidad de tener memoria acerca de nuestra
primera niñez, Freud la va a atribuir a la represión por el alto grado de contenido sexual qué
tenían esos recuerdos para nosotros.
.C
Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil (habla del chupeteo, apuntalamiento y
autoerotismo. Me da el pie para hablar de narcisismo). Lo previo son las pulsiones y lo posterior
narcisismo.
DD
Los autores de la época, pensaban a la sexualidad infantil cómo algo perverso, lo tomaban
cómo algo malo, Freud va a decir todo lo contrario, qué la sexualidad infantil es algo natural, no
hablamos de niños perversos, hablamos con niños con sexualidad y con zonas erogenas, en la
cual todos en algún momento pasamos.
LA
-El chupeteo.
-Periodo de autoerotismo.
FI
EL CHUPETEO: Es la primera forma de exteriorización sexual del individuo. Se entrama por el
mecanismo de succión. Succión del pecho materno qué le va a permitir conservar la vida
(pulsión de autoconservación). No es raro que el mamar con fruición se combine con el
frotamiento de ciertos lugares sensibles del cuerpo, el pecho, los genitales externos. Por esta
OM
Conferencia 32: Angustia y vida pulsional
Angustia realista: reacción que nos parece lógica frente al peligro, a un daño esperado de
afuera. Consiste en un apronte angustiado (estado de atención sensorial incrementada y
tensión motriz), a partir de éste se desarrolla la reacción de angustia. Puede suceder que el
desarrollo de angustia se limite a una señal (y por ende la reacción puede adaptarse a la nueva
situación de peligro) o bien toda la reacción se agota en el desarrollo de angustia y entonces el
.C
estado afectivo resultará paralizante y desacorde con el fin para el presente.
Angustia neurótica: enigmática, como carente de fin. Se observa bajo tres clases de
DD
constelaciones: como angustia expectante en la neurosis de angustia, ligada a determinados
contenidos de representación en las fobias y en las angustias histéricas. En la angustia
neurótica, aquello a lo que se le tiene miedo es la propia libido. El peligro es interno en vez de
externo, y no se discierne conscientemente.
LA
Teoría anterior:
● La angustia es como estado afectivo la reproducción de un antiguo evento peligroso.
● La angustia está al servicio de la autoconservación y es una señal de un nuevo peligro.
● La angustia se genera a partir de una libido que de algún modo se ha vuelto inaplicable o a
raíz de la represión.
FI
Nueva tesis: El yo es el único almácigo de la angustia, sólo él puede producirla y sentirla.
Las tres variedades de angustia (realista, neurótica y la de la conciencia moral) pueden ser
referidas a los tres vasallajes del yo: respecto del mundo exterior, del ello y del superyó. Con
esta nueva concepción, pasa a primer plano la función de la angustia como señal para
indicar una situación de peligro.
No es la represión la que crea la angustia, sino que la angustia crea la represión. Sólo la
angustia realista puede crear represión. Una situación pulsional temida se remonta a una
situación de peligro exterior. El varón siente angustia ante una exigencia de su libido (ante el
amor a su madre), se trata de una angustia neurótica. Pero ese enamoramiento le aparece
como un peligro interno, del que debe sustraerse mediante la renuncia a ese objeto, sólo
porque convoca una situación de peligro externo. Ese peligro real que el niño teme es el
castigo de la castración, la pérdida de su miembro. La angustia frente a la castración es uno de
los motores más frecuentes e intensos de la represión, y de la formación de neurosis.
Pero no es el único motivo de la represión. Ya no tiene sitio alguno en las mujeres, que poseen
un complejo de castración pero no pueden tener angustia de castración. En su reemplazo
aparece la angustia por la pérdida de amor, que puede dilucidarse como la angustia del
lactante cuando echa de menos a la madre.
El yo nota que la satisfacción de una exigencia pulsional emergente convocaría una de las
situaciones de peligro. Por tanto, esa investidura pulsional debe ser sofocada de algún modo,
cancelada, vuelta impotente. El yo anticipa la satisfacción de la moción pulsional dudosa y le
permite reproducir las sensaciones de displacer que corresponden al inicio de la situación de
peligro temida. Así suscita el automatismo del principio de placer-displacer, mediante la señal
de angustia, que ahora lleva a cabo la represión de la moción pulsional dudosa. O bien el
OM
ataque de angustia se desarrolla plenamente y el yo se retira por completo de la excitación
chocante, o bien el yo le sale al encuentro con una contrainvestidura y esta se conjuga con la
energía de la moción reprimida para la formación de síntoma o es acogida en el interior del yo
como formación reactiva, como refuerzo de determinadas disposiciones, como alteración
permanente.
Mientras más pueda limitarse el desarrollo de angustia a una mera señal, tanto más recurrirá el
.C
yo a las acciones de defensa equivalentes a una ligazón psíquica de lo reprimido y tanto más
se aproximará el proceso a un procesamiento normal.
DD
Lo que crea al carácter es: sobre todo, la incorporación de la anterior instancia parental en
calidad de superyó; luego, las identificaciones con ambos progenitores de la época posterior y
con otras personas influyentes; finalmente, las formaciones reactivas que el yo adquiere
primero en sus represiones y más tarde con medios más normales a raíz de los rechazos de
mociones pulsionales indeseadas.
LA
En muchos casos quizás la moción pulsional reprimida retenga su investidura libidinal, persista
inmutada en el ello, si bien bajo la presión permanente del yo. Otras veces parece ocurrirle una
destrucción completa, tras la cual su libido es conducida de manera definitiva por otras vías
(tramitación normal del complejo de Edipo, que es destruido dentro del ello). En muchos otros
FI
El yo es endeble frente al ello, es su fiel servidor, se empeña en llevar a cabo sus órdenes. El
yo es la parte del ello mejor organizada, orientada hacia la realidad, y consigue influir sobre los
procesos del ello cuando por medio de la señal de angustia pone en actividad el principio de
placer-displacer. Inmediatamente vuelve a mostrar su endeblez, pues mediante la represión
renuncia a un fragmento de su organización, se ve precisado a consentir que la moción
pulsional reprimida permanezca sustraída a su influjo de manera duradera.
Existe un origen doble de la angustia: en un caso como consecuencia directa del factor
traumático, y en el otro como señal de que amenaza la repetición de un factor así.
Caso de la niña: En la niña, el deseo del pene se muda→ en deseo del hijo. Luego, un camino
adecuado a la ratio conduce al deseo del varón como portador del pene.
1) En la neurosis de la mujer, no es raro toparse con el deseo reprimido de poseer un pene
como el varón. Es un deseo infantil, la envidia del pene dentro del complejo de castración. 2)
En otras mujeres no se registra este deseo de pene, su lugar está ocupado por el deseo de un
hijo.
3) En otras mujeres se averigua que ambos deseos estuvieron presentes en la infancia y se
relevaron el uno al otro. Factores accidentales son responsables de esta diversidad; en el
OM
fondo, el deseo del pene sería idéntico al deseo del hijo.
Cuando en la vida posterior→ Están ausentes las condiciones de la neurosis, el deseo infantil
del pene se muda en deseo del varón.
1) Mediante esta mudanza, una moción contraria a la función sexual femenina se convierte en
una favorable a ella. Así, se posibilita una vida amorosa del tipo masculino de amor de objeto,
que puede afirmarse junto al genuinamente femenino, derivado del narcisismo.
.C
2) En otros casos, es sólo el hijo el que produce el paso del amor narcisista al amor de objeto.
El siguiente significado hacia el que avanza la caca es regalo→El niño no conoce otro dinero
que el regalado. Como la caca es su primer regalo transfiere su interés de esa sustancia a la
que le aguarda en la vida como regalo más importante.
Proceso/ niño varón: Cuando el interés por la caca retrocede en forma normal, esta analogía
Los tres : pene, caca e hijo son cuerpos sólidos que al penetrar o salir excitan un tubo de
mucosa ( el recto y la vagina) → A través de la investigación sexual infantil se llega a saber que
el hijo sigue el mismo camino que las heces; por regla general en esta etapa no se llega a
descubrir la función del pene.
Fase fálica
El carácter principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su diferencia
respecto de la organización genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, sólo
desempeña un papel un genital, el masculino. Por tanto hay → un primado del falo (No
genital).
El varoncito percibe→la diferencia entre varones y mujeres, pero al comienzo no tiene ocasión
de relacionarla con una diversidad de sus genitales. Para él es natural presuponer en todos los
otros seres vivos, humanos y animales, poseen un genital parecido al que él mismo posee; más
aún: sabemos que hasta en las cosas inanimadas busca una forma análoga a su miembro.
Esta parte del cuerpo que se excita con facilidad, parte cambiante y tan rica en sensaciones,
ocupa en alto grado el interés del niño y de continuo plantea nuevas y nuevas tareas a su
pulsión de investigación. Querría verlo también en otras personas para compararlo con el suyo;
se comporta como si barruntaba que ese miembro podría y debería ser más grande.
OM
En el curso de estas indagaciones el niño→ llega a descubrir que el pene no es un patrimonio
común de todos los seres semejantes a él. Da ocasión a ello la visión casual de los genitales
de una hermanita o compañerita de juegos; pero niños agudos ya tuvieron antes, por sus
percepciones del orinar de las niñas, en quienes veían otra posición y escuchaban otro ruido, la
sospecha de que ahí había algo distinto, y luego intentaron repetir tales observaciones de
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manera más esclarecedora. Es notoria su reacción frente a las primeras impresiones de la falta
del pene.
DD
Se niegan → Desconocen esa falta; creen ver un miembro a pesar de todo; cohonestan la
contradicción entre observación y prejuicio mediante el subterfugio de que aún sería pequeño y
ya va a crecer, y después→poco a poco, llegan a la conclusión→de que sin duda estuvo
presente y luego fue removido. La falta de pene es entendida como→ resultado de una
castración, y ahora se le plantea al niño la tarea de habérselas con la referencia de la
castración a su propia persona. Sólo puede apreciarse rectamente la significatividad del
LA
complejo de castración si a la vez se toma en cuenta su génesis en la fase del primado del falo.
El niño cree que→ sólo personas despreciables del sexo femenino, probablemente culpables
de las mismas mociones prohibidas en que él mismo incurrió, habrían perdido el genital. Pero
las personas respetables, como su madre, siguen conservando el pene. Para el niño, ser mujer
FI
no coincide todavía con falta del pene. Sólo más tarde→cuando aborda los problemas de la
génesis y el nacimiento de los niños, y colige que sólo mujeres pueden parir hijos, también la
madre perderá el pene y, entretanto, se edificarán complejisimas teorías destinadas a explicar
el trueque del pene a cambio de un hijo. Al parecer, con ello nunca se descubren los genitales
femeninos. Como sabemos, el niño vive en el vientre (intestino) de la madre y es parido por el
ano (teoría sexual infantil)
El Yo y el Ello - Freud
Parte 3: El yo y el superyó.
Originalmente, en la fase primitiva oral del individuo, no es posible diferenciar la carga del
objeto de la identificación. Más tarde solo podemos suponer qué las cargas de objeto parten del
Yo, el cual siente cómo necesidades las aspiraciones eróticas. El Yo, débil aún al principio,
recibe noticia de las cargas de objeto, y las aprueba o intenta rechazarlas por medio del
proceso de la represión.
Cuando tal objeto sexual ha de ser abandonado, surge frecuentemente en su lugar aquella
modificación del Yo y descrito cómo una reconstrucción del objeto en el Yo.
OM
Es muy posible qué el Yo facilite o haga posible, por medio de está introyección (especie de
regresión al mecanismo de la fase oral) el abandono del objeto.
Cualquiera qué sea la estructura de la ulterior resistencia del carácter contra las influencias de
las cargas de objeto abandonadas, los efectos de las primeras identificaciones, realizadas en la
más temprana edad, son siempre generales y duraderos. Esto nos lleva a la génesis del Ideal
LA
del Yo, pues detrás de él se oculta la primera y más importante identificación del individuo,
osea, la identificación con el padre. Está identificación no parece constituir el resultado o
desenlace de una carga de objeto, pues es directa e inmediata y anterior a toda carga de
objeto.
FI
Pero las elecciones de objeto pertenecientes al primer periodo sexual, y qué recaen sobre el
padre y la madre, parecen tener cómo desenlace normal tal identificación e intensificar así la
identificación primaria.
El niño lleva a cabo muy tempranamente una carga de objeto, qué recae sobre la madre y tiene
su punto de partida en el seno materno. Del padre se apodera el niño por identificación. Ambas
relaciones marchan paralelamente durante algún tiempo, hasta qué por la intensificación de los
deseos sexuales orientados hacia la madre, y por la percepción de qué el padre es un
obstáculo surge el complejo de edipo.
La identificación con el padre toma entonces una matriz hostil y se transforma en el deseo de
suprimir al padre para sustituir cerca de la madre.
Al llegar a la destrucción del complejo de edipo tiene qué ser abandonada la carga de objeto de
la madre, y en su lugar surge una identificación con la madre o queda intensificada la
identificación con el padre.
De este modo, podemos admitir cómo resultado general de la fase sexual, dominada por el
complejo de edipo, la presencia en el “Yo” de un residuo, consistente en el establecimiento de
estas dos identificaciones enlazadas entre sí. Está modificación del Yo conserva su
significación especial y se opone al contenido restante del Yo en calidad ideal del ideal del Yo o
Superyó.
El Ideal del Yo es el heredero del complejo de edipo. y con ello, la expresión de los impulsos
más poderosos del Ello y de los más importantes destinos de su libido. Por medio de su
OM
creación se ha apoderado el Yo del complejo de edipo y se ha sometido simultáneamente a
Ello. El Superyó abogado del mundo exterior, osea, del Ello se opone al Yo, verdadero
representante del mundo exterior o de la realidad. Los conflictos entre el Yo y el ideal reflejan la
antítesis de lo real y lo psíquico del mundo exterior e interior.
Todo lo qué la biología y los destinos de la especie humana han creado y dejado en el Ello es
tomado por el Yo en la formación de su ideal y vivido de nuevo en él individualmente. El ideal
.C
del yo presenta una amplia relación con su herencia arcaica.
No es difícil mostrar qué el ideal del yo satisface todas aquellas exigencias qué se plantean en
DD
la parte más elevada del hombre. Contiene en calidad de sustitución de la aspiración hacia el
padre. La convicción de la comparación del Yo con su ideal da origen a la religiosa humanidad
de los creyentes. En el curso sucesivo del desarrollo queda transferido a los maestros y a
aquellas personas qué ejercen autoridad sobre el sujeto el papel de padre, cuyos mandatos y
prohibiciones conservan su eficacia en el Yo ideal y ejercen ahora, en calidad de conciencia, la
censura moral.
LA
El complejo de Edipo es significativo como fenómeno central del período sexual de la primera
FI
Ejemplo: Cuando la niña que quiere ser prioridad y amada por su padre, tendrá que vivenciar
alguna llamada de atención que hará que desista de ese deseo.
El descubrimiento del desarrollo sexual en los niños cuando se desplaza hacia los genitales
toma el papel rector. Esta fase fálica contemporánea→ al complejo de Edipo, no prosigue su
desarrollo hasta la organización genital definitiva, si no que se hunde y es revelada en la
latencia.
Una vez desplazada en los genitales el niño se enfrenta al temor de la castración por su alta
actividad de manipular el pene que ante la sociedad no es bien visto → entonces recae en el
temor a la pérdida de ese objeto.
El complejo de Edipo ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción→ Una activa y una
OM
pasiva. Pudo situarse de manera masculina en el lugar del padre y, como él, mantener
comercio con la madre, a raíz de lo cual el padre fue sentido pronto como un obstáculo; o quiso
sustituir a la madre y hacerse amar por el padre, con lo cual la madre quedó sobrando. En
cuanto a la naturaleza del comercio amoroso satisfactorio, el niño sólo debe de tener
representaciones muy imprecisas; pero es cierto que el pene cumplió un papel, pues lo
atestiguaban sus sentimientos de órgano. No tuvo aún ocasión alguna para dudar de que la
mujer posee un pene. La intelección de que la mujer es castrada→ Puso fin a las 2
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posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. En efecto, ambas conllevan la
pérdida del pene; una, la masculina, en calidad de castigo, y la otra, la femenina, como
premisa.
DD
No veo razón alguna para denegar el nombre de «represión» al extrañamiento del yo respecto
del complejo de Edipo. Pero el proceso descrito es más que una represión; equivale, cuando se
consuma idealmente, a una destrucción y cancelación del complejo. Si el yo no ha logrado
efectivamente mucho más que una represión del complejo, este subsistirá inconsciente en el
ello y más tarde exteriorizará su efecto patógeno.
Latencia
OM
Diccionario de Psicoanálisis
Periodo de latencia: Período comprendido entre la declinación de la sexualidad Infantil (quinto
o sexto año) y el comienzo de la pubertad, y que representa una etapa de detención en la
evolución de la sexualidad.
Durante él se observa, desde este punto de vista, una disminución de las actividades sexuales,
.C
la desexualización de las relaciones de objeto y de los sentimientos (especialmente el
predominio de la ternura sobre los deseos sexuales) y la aparición de sentimientos como el
pudor y el asco y de aspiraciones morales y estéticas.
DD
Según la teoría psicoanalítica, el período de latencia tiene su origen en la declinación del
complejo de Edipo; corresponde a una intensificación de la represión (que provoca una
amnesia que abarca los primeros años), una transformación de las catexis de objetos en
identificaciones con los padres y un desarrollo de las sublimaciones.
Sublimación: Proceso postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que
LA
Se dice que la pulsión se sublima, en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no
sexual, y apunta hacia objetos socialmente valorados.
Freud busca el resorte último de estos comportamientos en una transformación de las
pulsiones sexuales: «La pulsión sexual pone a disposición del trabajo cultural cantidades de
fuerza extraordinariamente grandes, en virtud de la particularidad, singularmente marcada en
dicha pulsión, de poder desplazar su fin sin perder en esencia intensidad. Esta capacidad de
reemplazar el fin sexual originario por otro fin, que ya no es sexual pero se le haya
psíquicamente emparentada, la denominamos capacidad de sublimación».