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ALIMENTACIÓN EN PERSONAS QUE VIVEN CON VIH O SIDA ?

Primeramente, para una mejor comprensión del tema, debemos recordar que VIH y
SIDA, no son sinónimos. Una persona con VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es
aquella que tiene el virus en su cuerpo, mientras que la enfermedad conocida como
SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), es la etapa donde las defensas están
muy bajas, pudiendo favorecer la aparición de infecciones oportunistas, capaces de
poner en riesgo la vida de la persona. El portador de VIH no necesariamente desarrolla
el SIDA.
El VIH se instala en personas con diversas condiciones de salud, las cuales deben ser
encaminadas, como cualquier otra, independientemente a su estado serológico, a
disfrutar de estilos de vida saludables, entiéndase, contar con suficientes horas de
descanso (promedio de 6 a 8 horas), ejercitarse, asegurar ingesta de líquidos, comer
sano y balanceado, acceder a las consultas médicas de rutina y por sobre, disponer de
los medicamentos respectivos, para contribuir a mantener el mejor estado de salud
posible, que repercutirá en su propio bienestar integral.
En líneas generales y en condiciones ideales, todos deberíamos ser evaluados al menos
una vez al año, para detectar posibles problemas nutricionales, mediante los valores
obtenidos en las mediciones antropométricas (peso, altura, porcentaje de masa
muscular, porcentaje de masa grasa), por supuesto, siempre acompañado del custodio
médico, pudiendo necesitar o no de valores laboratoriales.
Con una dieta equilibrada logramos ser capaces de defendernos de posibles
infecciones y de pelear contra enfermedades. Es vital que todos contemos con una
supervisión alimentaria adecuada a las necesidades energéticas diarias de cada uno,
contemplando:
- la edad (recién nacido, adolescente, joven, adulto o anciano),
- el sexo (hombre o mujer),
- el ciclo de vida (etapa de crecimiento, mujer embarazada),
- y en este caso, al estadio de la enfermedad que está cursando la persona,
con suplementaciones o complementos nutricionales y prácticas culinarias rigurosas
en la elaboración de sus comidas, ya que las personas con VIH son
inmunocomprometidas. Con esto, intentamos mantener una composición corporal
normal, fortaleza física adecuada, prolongar la vida y mejorar la calidad de esta.
Recordemos que, en nuestro país es común presentar enfermedades metabólicas,
tales como hipertensión arterial, diabetes, dislipidemias (colesterol y/o triglicéridos
altos), sobrepeso u obesidad, pudiendo algunos órganos como los riñones, el hígado, el
páncreas, etc., verse afectados y como no podemos “dejar de comer”, es sumamente
importante aprender “¡qué comer!”.
En las personas con VIH/SIDA generalmente se observa una desnutrición proteico –
energética, es decir, una carencia de cantidades suficientes de proteínas atribuida a
múltiples causas, como:
- un consumo inadecuado (bajo aporte de proteínas en las comidas),
- una absorción deficiente (el cuerpo no absorbe las cantidades adecuadas),
- irregularidades metabólicas (el cuerpo no aprovecha lo que absorbe),
- infecciones oportunistas no controladas,
- sedentarismo (falta de actividad física),
- la enfermedad misma (el paciente puede atravesar cuadros depresivos, que
puede repercutir en el deseo de comer, pudiendo verse aumentado o
disminuido),
- e incluso, las personas con VIH/SIDA pueden manifestar náuseas, vómitos,
diarreas, cansancio y demás, atribuidos al inicio del tratamiento, puesto que a
veces, el cuerpo demora en acostumbrarse a la medicación.
Las personas con VIH tienen un factor de estrés elevado (estrés fisiológico) por tanto,
los requerimientos energéticos aumentan en un 13% y los proteicos en un 10%. Por
ello, se estima que debemos incorporar entre 1.0 y 1.4 gramos/kilo-peso de proteínas,
para mantenimiento y 1.5 a 2.0 gramos/kilo-peso para reconstitución. Valga la
aclaración, existen proteínas de AVB (alto Valor Biológico) y proteínas de BVB (bajo
Valor Biológico) para este tipo de pacientes ambas son importantes, pero se prefieren
las de AVB, ya que son esenciales en la formación de nuevo tejido muscular. Como
alimentos fuente de proteínas de AVB podemos citar principalmente las de origen
animal como carnes, huevos, lácteos y sus derivados. Así como la combinación de
algunas de BVB, como legumbres con cereales.
En cuanto a lípidos: las grasas más adecuadas son las de cadena media y sería
excelente si se pudiese combinar con grasas omega 3, por ejemplo. Algunos alimentos
ricos en grasa de cadena media podrían ser: aceite de coco, de oliva, coco, aguacate,
pescados y mariscos, manteca, lácteos enteros, frutos secos y semillas. Y algunos
alimentos ricos en grasa omega 3, pueden ser aceites vegetales, nuez, pescado azul,
semillas, avena, aguacate, hojas verdes, mariscos, entre otros.
Si hablamos de líquidos y electrolitos: hablamos de las medidas normales que
necesita cualquier persona, para lo cual se multiplica 30 ml por el peso de la persona y
el resultado es el valor de líquido que debe consumirse en 24 hs. En caso de pérdidas,
como diarreas, la persona requiere de una reconstitución tanto líquida como de
electrolitos (sodio, potasio y cloruro), que no necesariamente se encuentran en las
bebidas deportivas más conocidas, puesto a que estas al contener azúcar podrían
contribuir a empeorar dicho cuadro.
En cuanto a vitaminas y minerales: las personas con VIH/SIDA necesitan aumentar el
consumo de Vitaminas A, E, C, B6, B9 y B12, que encontramos en frutas y verduras.
Alimentos ricos en Vit.A: hojas verdes, zanahorias, mango, batata, entre otros.
Alimentos ricos en Vit.E: aceites vegetales, almendras, semilla de girasol, espinaca,
brócoli entre otros. Alimentos ricos en Vit.C: frutas cítricas, naranjas, pomelos,
mandarinas, limones, kiwi, brócoli, melón, frutilla, papas, tomates. Alimentos ricos en
Vit.B6: atún, salmón, banana, legumbres, carnes de vaca, de cerdo, de pollo, entre
otros. Alimentos ricos en Vit.B9: lechuga, escarola, berenjena, espárrago, garbanzo,
acelga, espinaca, almendras, avellanas, entre otros. Alimentos ricos en Vit.B12:
pescados, carnes de vaca y de cerdo, huevos, leches, lácteos, arándamos, ciruelas,
entre otros.
Algo importante es la seguridad en la elaboración de Alimentos y el uso habitual de
agua potable para el control de las infecciones, tanto en el hogar como fuera del
mismo, indicadas por nutricionista al momento de la consulta y que todas las personas
que presentan trastornos asociados a infección crónica (de larga data) deben
acercarse a la institución de salud más cercana, o a aquella de su confianza para
consultar con un profesional médico.
La información distorsionada, manipulada e incompleta es la que contribuye a la
generación de conductas de exclusión social, pudiendo estos prejuicios, contribuir a
que los pacientes con síntomas sugerentes o con diagnostico positivo eviten asistir a
consultas médicas por miedo al rechazo o motivo de burla. Desde nuestra posición,
resaltamos que cualquier persona, independientemente de su sexualidad, puede
contraer el VIH, y que la condición serológica no es motivo de discriminación hacia
nadie.

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