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La buena nutrición como prevención de enfermedades

Mantener una alimentación sana y equilibrada es una cuestión básica para


la prevención de enfermedades. Se sabe que la mejor medicina para el organismo
es la preventiva, y no hay mejor forma de prevenir enfermedades que mediante un
estilo de vida saludable, que combine el ejercicio físico con una dieta equilibrada,
asegurándonos una correcta nutrición e hidratación.

“Que sea tu alimento tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”


Hipócrates

Por el contrario, una mala alimentación puede ser causa de diversos


problemas de salud, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares,
primera causa de mortalidad en España. Cuando se trata de personas mayores
debemos prestar especial atención a la alimentación, ya que cuentan con un
sistema inmunitario más debilitado.

Nuestras necesidades de nutrición varían en función de nuestra edad y


situación, evidentemente no precisa de los mismos alimentos un joven de 20 años
que una persona dependiente de 70. En otro post ya hablamos sobre buenos
hábitos para alimentar a personas mayores y dependientes, pero ¿qué tipo de
alimentación debemos ofrecerles como cuidadores?

A continuación os damos algunos consejos para la elaboración de una dieta


equilibrada para personas mayores, cubriendo todas sus necesidades nutritivas
con el objetivo de asegurar su longevidad, su calidad de vida y prevenir así
diversas enfermedades.

Grasas
Las grasas son necesarias para adquirir la energía que nos permita
desempeñar las labores del día a día. No obstante, cabe diferenciar entre las
grasas saludables y otras más insalubres, para controlar la cantidad que ingerimos
de cada una.

De este modo, el aceite de oliva o los frutos secos, por ejemplo,


representan un tipo de grasa saludable que podemos ingerir a diario. Las carnes
grasas, embutidos, mantequilla o bollería industrial, sin embargo, deben presentar
un consumo ocasional ya que pueden causar problemas de hipertensión arterial
entre otros.

Hidratos de carbono
He aquí otra de las grandes fuentes de energía para nuestro organismo.
Los alimentos que nos brindan hidratos de carbono son los siguientes, siguiendo
el orden de mayor a menor frecuencia de consumo: Pan, arroz, pasta, legumbres,
frutos secos y dulces.

Entre los pacientes diabéticos cabe tener especial cuidado con la cantidad
de hidratos de carbono que consumimos ya que aumentan considerablemente el
nivel de glucosa en sangre.

Proteínas
Gracias a las proteínas, ya sean animales o vegetales, podemos construir
nuevas estructuras y mantener nuestra musculatura en buen estado. Entre los
alimentos que aportan este nutriente encontramos la leche y demás productos
lácteos, pescados, carnes magras, aves, huevos y legumbres. En la misma
medida pero con una frecuencia de consumo más moderada se encuentran los
embutidos y carnes grasas.

Cabe recordar que en aquellas personas con enfermedades de riñón


deberemos reducir el consumo de proteínas ya que los riñones son los
encargados de deshacerse de los desechos producidos por la ingesta de
proteínas, y así les evitaremos realizar ese esfuerzo de más.
Vitaminas y minerales

Estas sustancias regulan y mantienen todos los procesos internos de


nuestro organismo, además de aportar una gran cantidad de antioxidantes. De
este modo son responsables de las reacciones bioquímicas que suceden en
nuestras células, desde la conversión de los alimentos en energía o el crecimiento
de los tejidos hasta el tratamiento de diversas enfermedades. Las podemos
encontrar en frutas, verduras y hortalizas, legumbres o frutos secos.

Fibra
Suele ser bastante común encontrarnos con problemas de función intestinal
entre personas mayores. Para poder hacer frente a este estreñimiento es muy
importante la ingesta de alimentos ricos en fibra como son las verduras, frutas con
piel, legumbres y cereales integrales. Además de tomar fibra también es
aconsejable aumentar la ingesta de líquidos y realizar ejercicio físico para mejorar
nuestra función intestinal.

Agua

Por último, pero no por ello menos importante, nos encontramos con el
agua y la importancia de una buena hidratación. Gracias a ella podemos
transportar todos los nutrientes ingeridos a través de nuestro cuerpo para hacerlos
llegar a las células y partes del organismo que necesitemos. Como mínimo
deberíamos ingerir entre 4 y 8 vasos de 200 ml. al día.
En definitiva, la alimentación es una de las herramientas más importantes
que tenemos tanto para la prevención como para el tratamiento de enfermedades.
Recuerda que somos lo que queremos, y si queremos ser salud lo tendremos que
reflejar en nuestra dieta.
6 alimentos que te ayudarán a prevenir enfermedades

Los buenos hábitos alimenticios sirven como barrera para las


enfermedades. Estos son algunos alimentos que te ayudarán a conservar la buena
salud.

Aunque los efectos de nuestros malos hábitos alimenticios no son


inmediatos, está claro que nuestra dieta puede influir de manera positiva o
negativa en nuestra salud. Así lo confirma la nutricionista y dietista, Marcela
Chacón, quien considera vital para prevenir enfermedades la adopción de una
dieta balanceada, en la que se modere el consumo de grasas y azúcares y se
incluyan alimentos de todos los grupos en cantidades adecuadas.

Una alimentación que incluya el consumo diario de frutas, vegetales y


lácteos está asociada a un menor riesgo de padecer enfermedad coronaria y otras
enfermedades crónicas, también ayuda a reducir significativamente la presión
sanguínea en personas con hipertensión arterial.

Y si bien es cierto que la mayoría de los problemas de salud llegan con los
años, cada vez vemos a más jóvenes padeciendo enfermedades digestivas,
obesidad y otros problemas derivados de una alimentación inadecuada.

La experta en nutrición sugiere ingerir estos 6 tipos de alimentos para


prevenir enfermedades futuras y combinarlos con hábitos de vida saludables:

1. Lácteos bajos en grasa

Previenen la osteoporosis y ayudan a reducir la tensión arterial.

Los lácteos son una fuente de proteína de alta calidad que ayuda al
fortalecimiento de los huesos, previenen la osteoporosis en la edad adulta y
mantienen los niveles de azúcar en la sangre. También tienen un alto contenido de
calcio y vitamina D. El calcio dietario además de sus beneficios para la salud ósea
y dental, también ha sido relacionado con la prevención y tratamiento de la
obesidad agrega Marcela.

2. Frutos secos (nueces, almendras, pistachos)


Previenen las enfermedades cardiovasculares.

Los frutos secos aportan una gran cantidad de grasas buenas que ayudan a
prevenir enfermedades del corazón. También son ricos en proteínas, fibra y
vitamina E. Puedes comerlos como snacks durante el día para calmar el hambre,
pero ten cuidado de no excederte pues contienen muchas calorías.
3. Aceite de oliva

Protege las arterías y mantiene el nivel de colesterol bajo.

Al igual que los frutos secos el aceite de oliva contiene grasas buenas, es
decir, grasas monoinsatuadas que ayudan a combatir las enfermedades del
corazón, así como antioxidantes que le da un efecto antiinflamatorio. Una buena
opción es consumirlo en ensaladas y pastas. La porción ideal es de 4 a 5
cucharadas soperas al día.

4. Alimentos con pro bióticos (yogurt, kéfir, chucrut, miso)

Refuerzan el sistema inmunológico y mejoran la digestión.

Los pro bióticos son bacterias, cuyo consumo regular ayuda a reforzar el
sistema inmunológico y contribuyen a la prevención del estreñimiento afirma
Marcela. Las fuentes naturales de pros bióticos como el yogur, permiten que
nuestro organismo absorba vitaminas y minerales, cuidan la flora intestinal,
aumentan la energía y mejoran la salud de la piel.

5. Frutas y verduras (col, espinaca, lechuga, brócoli)


Mejoran el tránsito intestinal y regulan los niveles de glucosa en la sangre.

El consumo regular de frutas y verduras aporta vitaminas y minerales, ácido


fólico, hierro magnesio, antioxidantes y otras propiedades necesarias para el buen
funcionamiento del organismo. Son ideales para prevenir enfermedades digestivas
y ayudan a cuidar el metabolismo.

6. Jengibre
Alivia las náuseas y combate los virus.

El jengibre ha sido usado de forma milenaria para combatir el virus de la


influenza y como un poderoso antiinflamatorio. Se le atribuye la capacidad de
aliviar las náuseas por lo que se recomienda a mujeres en embarazo y, es bien
sabido que ayuda a disminuir la presión arterial y a combatir las infecciones del
sistema inmunológico.
Anexo

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