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El ciclo de intercreatividad
Para casi todo el mundo, incluidos los chinos, el problema comienza cuando se acaba
esta analogía. Bueno, ¿y qué?, nos preguntamos entonces. ¿Qué tiene que ver con la
medicina este asunto de que el agua crea la madera que crea el fuego? Lo veremos
cuando examinemos algunos procesos reales.
Una suave brisa primaveral nos brinda un ejemplo del proceso del agua, que alegra
nuestro espíritu y contribuye a nuestro desarrollo mental o espiritual, que pertenece al
proceso de la madera. Éste es el principio del agua que crea la madera. Por lo tanto,
cuando le recomendamos a una persona que está deprimida que busque un ambiente
montañoso, con paisajes bonitos y después de tonificarse con el aire fresco y puro,
poco apoco se vuelve más alegre, podemos describir simbólicamente este proceso
curativo como el agua que nutre la madera.
El proceso de la madera que crea el fuego se ilustra cuando digerimos unas hortalizas
bien cultivadas (el proceso de madera) que nos proporcionan más energía (el proceso
del fuego).
Cuando un médico manifiesta cariño y preocupación por su paciente (el proceso del
fuego), lo cual ayuda al paciente a estar tranquilo y sentirse seguro (el proceso de la
tierra), tenemos un ejemplo del fuego que crea la tierra.
Cuando el paciente está tranquilo, tiene más apetito (el proceso de la tierra), con lo
cual está más abierto a los amigos, el ambiente y las actividades (el proceso del metal).
Éste es un ejemplo del proceso de la tierra que crea el metal.
En consecuencia, su energía y su circulación sanguínea mejoran (el proceso del agua),
lo cual contribuye a mejorar su salud (el proceso de la madera). Éstos son los procesos
del metal que crea el agua y el agua que crea la madera.
Cabe destacar que los ejemplos pueden cambiar, y que los cambios son infinitos, pero
la esencia es que unos procesos de características típicas producirán procesos
arquetípicos con sus propias características.
Intercreatividad e interdestructividad
Aparte de provocar reacciones los unos en los otros, para crearse entre sí, los procesos
también se destruyen mutuamente en un ciclo permanente. La madera destruye la
tierra, como un árbol absorbe la esencia del suelo. La tierra destruye el agua, como
absorbe agua cuando la echan sobre ella. A su vez, el agua apaga el fuego; por lo tanto,
el agua destruye el fuego. El fuego puede fundir el metal; por lo tanto, el fuego
destruye el metal. El metal destruye la madera, como el hacha que usamos para talar
un árbol.
La interdestructividad de los cinco procesos
Un niño que crece (madera) como mucho (tierra), lo cual pone de manifiesto el
proceso de que la madera destruye la tierra. Después de una comida pesada (tierra),
sentimos pereza y la circulación sanguínea se hace más lenta (agua): es el proceso en
que la tierra destruye el agua. Sin embargo, si descansamos un poco (agua), podemos
superar la ira (fuego), lo cual es un ejemplo del proceso de que el agua destruye el
fuego. Cuando una persona se enfada (fuego), es probable que no se abra a los demás
(metal), lo cual demuestra que el fuego destruye el metal. Un paciente que consume
su energía en demasiadas actividades (metal) en lugar de descansar, tarda más en 58
recuperarse de su enfermedad (madera), lo cual expresa el proceso de que el metal
destruye la madera.
Los principios de intercreatividad e interdestructividad no se limitan a actuar entre un
proceso elemental y otro, sino que actúan como una metamorfosis interrelacionada en
toda la gama de procesos. Por ejemplo, mientras destruye el metal, al mismo tiempo
es destruido por el agua. Y el metal, al mismo tiempo que es destruido por el fuego,
destruye la madera.
Estas fuerzas idénticas de intercreatividad e interdestructividad son necesarias para
mantener las constantes transformaciones que se producen de manera permanente
tanto en el hombre como en el cosmos. Si sólo hubiera intercreatividad sin
interdestructividad, o viceversa, sería imposible mantener el equilibrio del hombre o
del cosmos.
Las transformaciones se producen constantemente, tanto en la escala infinita del
universo como en la infinitesimal de la partícula subatómica. En la salud y la medicina,
estas transformaciones se pueden producir a cualquier nivel: medioambiental,
corporal, orgánico, de los tejidos, celular e incluso en el nivel «inmaterial» de la
energía.
Figura 6.3: Intercreatividad e interdestructividad
La reacción extraordinaria y las correspondencias mutuas
Si algún proceso es insuficiente o excesivo, tanto en potencia como en cantidad, es
posible que sus reacciones con otros procesos provoquen situaciones anómalas. Por
ejemplo, cuando nuestra energía vital y nuestra sangre fluyen de forma armoniosa (el
proceso del agua), los microorganismos patógenos (fuego) que hayan penetrado en
nuestro cuerpo serán destruidos por nuestro propios sistema de defensas. Éste es el
proceso del agua que destruye el fuego.
Si nuestra energía vital y nuestra sangre son abundantes, no sólo será más fácil
destruir los microorganismos perniciosos (se intensifica el proceso del gua que
destruye el fuego) y será mejor el crecimiento (se intensifica el proceso del agua que
crea la madera), sino que no nos sentiremos somnolientos después de una comida
pesada y digeriremos los alimentos con mayor rapidez (se invierte el proceso del agua
que destruye la madera).
Los principios de intercreatividad e interdestructividad de los cinco procesos
elementales se producen en todos los fenómenos y a todos los niveles. A lo largo de
muchos años de observación y estudio, los antiguos filósofos y científicos descubrieron
que podían clasificar estos procesos arquetípicos en grupos, entre los cuales existe una
relación estrecha. Esta relación se conoce como «las correspondencias mutuas de los
cinco procesos».
A los maestros chinos les interesaba más averiguar cómo se podían aprovechar con
fines prácticos estas correspondencias de los cinco procesos elementales que especula
por qué se producían. El primer paso que dieron en este sentido fue tabular las
correspondencias para ver la relación entre ellas, como muestra el diagrama de la
página siguiente. El conocimiento relacionado con los cinco procesos elementales es
fruto de la experiencia y la observación, no de la especulación imaginativa, lo cual, por
cierto, es otra diferencia entre el concepto chino de los cinco procesos y el concepto
griego de los cuatro elementos.
El equilibrio a través de las correspondencias
Los antiguos sabios creían que, para alcanzar el equilibrio perfecto, conviene seguir
escrupulosamente las correspondencias. En los anuarios de primavera y de otoño
consta que hasta el propio emperador respetaba estas correspondencias y que se
vestía con prendas de los colores adecuados y permanecía en las zonas
correspondientes del palacio durante las distintas estaciones. Por ejemplo, en
primavera, el emperador permanecía en la cámara oriental de palacio, se vestía de
verde y llevaba joyas de jade verde.