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Nueve homilías para las Misas del Novenario 2023

Nuestra Señora de la Altagracia,


Protectora del Pueblo Dominicano.
Homilía del 12 de enero.
Preámbulo a la 9na de Nuestra Sra. de la Altagracia.

María está en el inicio mismo de la Comunidad Eclesial. A la Madre del

Redentor, Nuestro Señor Jesucristo, unida indisolublemente a su Hijo, el

Centro de la Historia de Salvación, le adeudamos especial aprecio por ser la

Madre del Señor, Madre biológica de su ser humano, su discípula por

excelencia, quien nos inserta en la familia de Jesús, y quien vive la

Bienaventuranza capital porque escucha la Palabra de Dios y la hace vida

concreta y real. Esto hace que Ella ocupe un lugar preferente en la Comunidad

de los discípulos y misioneros de la Eucaristía.

La Virgen "Hija de Sion" demostró una absoluta disponibilidad a Dios, su

Esposo, y por eso declararemos al inicio de la Novena de Nuestra Señora de la

Altagracia que María pertenece a los valores constitutivos del Credo de la

Iglesia. Durante estos 9 días nos permita Dios celebrar el Misterio de la Divina

Maternidad de la Virgen precedido de la Concepción Virginal de Cristo.

María es la Nueva y Definitiva Eva, Madre de la Iglesia, la nueva humanidad.

La Toda Santa (La Inmaculada), por la Comunión perfecta con su Hijo al pie de

la Cruz y con toda la Comunidad Pentecostal al final de sus días, experimentó

el tránsito o la dormición (La Asunción). Celebraremos su intercesión que es

superior a la de todos los Santos Apóstoles y Mártires. Ella es la Medianera de

toda gracia. Ella es la Corredentora por su cercanía a Cristo como Reina y

Dueña de cielos y tierra.


Es indispensable la intercesión y la ayuda de María para poder recibir la gracia

de Dios, tal nos enseñaron los Padres de la Iglesia (PP). Nunca será suficiente

lo que podamos decir, rezar y esperar de la Madre de Dios, de quién el Verbo

Eterno tomó carne, permaneciendo Ella, siempre Virgen, tal nos vincula a todos

los hijos de la Iglesia el II Concilio Ecuménico de Constantinopla del año 553

DC.

¿Quiénes quieren ser como María para poder recibir a Jesús Eucaristía y los

Sacramentos de la Fe Católica? De lo contrario no les será posible.

Con profunda alegría y agradecimiento, porque María nos lleva a Jesús

decimos: ¡Qué viva la Virgen de la Altagracia!

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía del 13 de enero.

Hemos tomado la vía pulcrísima o el camino de la belleza espiritual, la vía de

penetración del Misterio de Dios revelado en María. Camino validado por el

Papa San Pablo VI que puso un alto a la crisis que intentaba arrinconar a la

Virgen María hasta reducirle al anonimato en la Fe Católica.

Con María descubrimos la verdadera femineidad, mujer judía de su época,

ubicada en su tiempo, situada en un espacio determinado, en una sociedad

concreta y determinada, y a la vez, al Misterio de María como verdadero criterio

interpretativo y subordinado de todos los elementos de la Fe Católica.

Para nuestra compresión del Misterio de la Fe tenemos la seguridad, la

confianza y la tranquilidad de que la realización humana se ha dado

plenamente en María. La verdad sobre Dios, sobre Cristo, sobre la Iglesia y el

mundo es profundizada y es exaltada por el conocimiento de la verdad sobre

María.

Intima es la relación entre la acción del Espíritu Santo y el Misterio de María.

Fundamental para adéntranos en esa relacionalidad es el Culto Mariano y la

piedad popular, o mejor nunca definida como los rezos de nuestras abuelas.

Hemos pasado por décadas anteriores de crisis mariana. Todavía aparecen

dinosaurios que arrastran a los pocos leídos, a los faltos de una profunda

espiritualidad y formación católica a ser indiferentes e incluso promueven que

no se realice el culto mariano.


El Papa San Pablo VI escribió 315 documentos magisteriales marianos, y San

Juan Pablo II publicó el 15 de agosto del 1986 el Misal y Leccionario de la

Virgen María con 46 Misas dedicadas a ella para ocasiones propicias, los

Sábados Marianos que nos facilita la Liturgia y las Ferias en las que no primen

Fiestas y Memorias. Incluso las Memorias libres como el Carmen, Lourdes y

Fátima entre otras, se recomienda encarecidamente celebrarlas.

¡Superemos los obstáculos y a personas que quieren extirpar el Marialis

Cultus!.

La gozosa noticia de este segundo día de la novena de la Altagracia, Nuestra

Señora y Protectora, que es la superación de la acentuada devaluación del

Culto a la Virgen María o el Culto de la Hiperdulía. Ante tanta desorientación

impartida por quienes enseñan a no comulgar, a no confesarse, a no escuchar

la predicación del Magisterio de la Iglesia, de estrechas miras dicen con

ignorancia rampante: soy Cristocentrico, no hablen tanto de los Santos y de

María.

Demos gracias que ante el terror que sembraron tantos ilustrados y liberales, el

pueblo llano, humilde y rustico se ha aferrado contra viento y marea a sus

devociones, imágenes y rosario al culto mariano, y han escapado con su

desconocimiento de toda presentación teológica y orante que intente extirpar a

María y a sus Santos de la marcha por el desierto que como Iglesia hemos de

transitar.
¡Mira Madre, esta Misa dedicada a ti, adoración del Misterio que se concibió en

tu vientre, la Encarnación de nuestro único Salvador y Señor Jesucristo, tu

único hijoj y único del Padre!

¡Por todas las veces que hemos rechazado y bloqueado la Comunión contigo

Madre y con tus Santos, perdónanos Madre!

Ahora, delante del Altar de la Cruz de Cristo: ¡Nos comprometemos Madre a

ser los primeros promotores del Culto Mariano! ¡Madre, Aquí están tus hijos!

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía del 14 de enero

El fruto del pasado jubilar 15 de agosto del 2022, los 100 años de la

coronación de la Imagen de la Virgen Protectora de la Altagracia, es el

despertar Mariano que experimenta la Iglesia Dominicana.

La tendencia es: acercarnos al Misterio de María que siempre refiere al Misterio

de la Iglesia sin eclipsar, sino clarificar el primero al segundo. Tal como María

estuvo al lado del Cristo Terrenal, así está ella junto al Cristo Celestial. ¡Dónde

está el Hijo ahí está la Madre! Y la Madre que influyó sobremanera en la vida

de Jesús, ahora actúa a favor nuestro en la vida de la Iglesia, de modo que

María es Madre de Dios y Madre de todos los hombres.

María y la Iglesia son inseparables. Signo de ello es la costumbre de dedicar

los Templos a la Madre de Dios y de asignarla en co-patronazgo en caso de

que el patrón del mismo sea otro Santo.

¡Agradecemos en el 3er día de la 9na de la Altagracia 2023 la esencial

dependencia de María respecto a Cristo, su maternidad divina que nos da

acceso a la salvación de Jesús, porque María está asociada a la obra

redentora de Cristo, una relación única y especialísima, y nadie más la podrá

tener de esta manera con su Hijo, el Verbo Encarnado!.

¡Bendigamos a la Santísima Trinidad en la Iglesia, dónde María se nos revela

como la Esclava del Señor, Cabeza Secundaria del Cuerpo de Cristo y


Facilitadora del Espíritu Santo para los creyentes!. Estrechemos los lazos con

María y así será inseparable nuestra vinculación a Cristo y a su Iglesia.

¡Cuánto debemos a María Santísima!

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía del 15 Enero 2023

Todavía resuenan al inicio del Tiempo Ordinario de cada año los ecos de la

Navidad. La Manifestación del Señor, su Epifanía en la hora de su nacimiento

virginal de María Santísima a los Santos pobres Pastores y a los magnánimos

Magos de la realeza de Oriente, ahora se hace pública a todos en su adultez

Jesús, sumergido en las aguas del Jordán por San Juan, el Bautista.

Estamos ante la Epifanía del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

No se trata de Josué quien cruzó dicho río con sus tropas violentas, al toque de

las trompetas y ante la conmoción del astro sol en una de varias de las

incursiones de los israelitas a la ciudad de Jericó e iniciar así, entre luchas y

exterminios, la conquista de la tierra prometida.

¡Pero ya no más!. No así en el Día del Señor, porque Jesús, el Cristo

verdadero y definitivo, a quien seguimos y celebramos, es el Cordero de Dios,

el Siervo manso, inocente, humilde, pobre, inmaculado y pacifico, que se ha

manifestado en el mismo Jordán, pero no con violencia, ni con armas, ni con

los poderes terrenales y mundanos.

¡Nunca más de esta manera, sino como Jesús lo hecho con el Espíritu Santo

de la Paz, quien ha venido a reinar por su Sacrificio sobre el Altar de nuestra

existencia humana!

El Cordero se nos ha manifestado para abrirnos las puertas del Cielo, para

derrumbar los muros de nuestras pequeñeces e iniciar su Ministerio Público


para salvarnos por medio a su Sacrificio Pascual. El Sacrificio del Verbo hecho

carne es la verdadera y única finalidad de esta vida nuestra. Para esto

nacimos, para esto existimos y un día terminará en esperanza nuestro caminar

por este mundo si nos hemos sacrificado como Jesús. De lo contrario pasarán

nuestros días en la vaciedad, en lo hueco, sin rumbo, y entonces finalizaremos

nuestra breve recorrido de una forma inhumana.

Sacrificarse como Cristo implica el máximo esfuerzo. La vida del cristiano no

es un disfrute placentero sin fin. Es desprendimiento constante en favor de

quienes queremos, dándoles lo que más queremos.

No es un pensar todo el tiempo en sí mismo, sino dar paso a otros para que se

hagan las cosas bien hechas. Es buscar ayuda y aprender de quienes la

ofrecen. Egoísmo, complejos, ambiciones, altivez, artimañas, todo esto

desaparecerá a la hora en que tomemos la decisión de sacrificarnos

enteramente como los más santos, es decir, como Cristo, como lo hizo María,

como José se entregó.

Hemos de darnos aún más por entero, por el bien de los nuestros, por los

hombres de buena voluntad e incluso por aquellos que su estrechez de mente

y corazón no les permiten mirar al Cielo, al Altar donde se sacrifica al Cordero,

el Hijo de María de la Altagracia Santísima, custodiados a sus espaldas por

San José.

El próximo 21 de Enero, al concluir esta Novena Mariana Nacional, pediremos

la gracia por la mediación más eficaz entre todos los Santos, la mediación de la
Virgen Protectora, diciendo todos: ¡Queremos Madre sacrificarnos como tú

Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor lo hizo!

¡Gracias Jesús Eucaristía, Cristo del Santo Sacrificio, por manifestarnos hoy el

verdadero sentido de nuestra vida, y el de este mundo que gime porque te

necesita, y todavía no lo sabe!

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía del 16 de enero

Cristo llegó a nosotros por María. Todo lo que tiene que ver con María nos

refiere directamente a si Hijo.

La Iglesia Católica, Familia de Dios, está vinculada de manera indisoluble a la

Virgen, primera creyente y primera Discípula del mismo Cristo. Y ella le

engendra en cada uno de nosotros por ser Madre Oyente de la Palabra que

convoca e interpela a la Iglesia misma.

Además de ser el Prototipo de la Iglesia, María es figura y modelo de la Iglesia

histórica, e imagen y comienzo de la Iglesia que un día completará el número

de sus hijos que estarán con aquellos que ya están en el Cielo.

¡Te adoramos oh Cristo, Centro, Único y Absoluto Mediador, Verbo hecho

Carne de las entrañas virginales de María Santísima, tu Madre!

De cierto es que en la medida en que adoramos, estudiamos y propagamos el

nombre de Cristo, único Salvador y Absoluto Señor Nuestro, descubrimos aún

más a María.

Anunciar a Cristo a todo el mundo, su esencia, el Misterio del Dios y Hombre

Verdadero en su Única e Irrepetible Persona es dar a conocer y

concomitantemente encontrarnos con su Madre, y ella nos llevará a la Iglesia.


María, en todo el sentido de la palabra depende de Cristo. San Pablo VI nos

dijo: En la Virgen todo es referido a y depende de Cristo. Es su condición,

miembro iniciador y perfecto de la Iglesia, y esto demanda de la Iglesia estar

encaminada y emplearse a fondo, con todas sus energías y fuerzas, en un

proceso imitativo y de identificación con María siempre Virgen.

¡No nos descorazonemos, no permitamos que el desanimo o el peso del los

errores, condicionamientos y debilidades nuestras, seres humanos

contingentes y egoístas nos aplasten! ¡No permitamos que nos dañen, nos

permeen las oscuridades, las falsedades y el veneno que quieren adueñarse

de los ambientes y los procederes sociales y eclesiales que en un momento

histórico muy breve y con una temporera incidencia local y permanente

pretenda adueñarse de la Morada de Dios entre los hombres, de su Sagrario

más querido!

María, la Verdadera Mujer, la Creyente Silente, la Discípula de su Hijo y el

Espejo para mirarse siempre la Iglesia, la Toda Santa Fiel y Dócil ,y Portadora

de la Misión de la Iglesia misma es nuestra referencia para esas circunstancias

pasajeras.

Virgen y Madre es. Imposible dividir a María. En su ser y el Misterio ocurrido en

ella, encontramos a Cristo nuestra inocencia original con la Gracia que

recibimos del perdón de nuestros pecados en la Confesión Sacramental y en

los Sacramentos de la Iglesia.


Tengamos la seguridad de que aflorarán por nuestras férreas penitencias,

después de confesarnos, las virtudes, la mansedumbre, la humildad del

Corazón Inmaculado de María, porque creemos que la Voluntad de Dios

reinará por siempre.

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía del 17 de enero del 2023

Estamos en el 6to día de la Novena de Nuestra Señora de la Altagracia.

Meditemos en la Maternidad Virginal de María.

Es esencial la Virginidad a la Maternidad de María para que la Palabra, el

Verbo eterno hecho Carne, con su Hágase por obra del Espíritu Santo fuera

engendrado y dado a Luz.

María es la Madre de Dios porque su Hijo es efectivamente Dios. Jesucristo es

el hombre-Dios nacido para nuestra salvación, para ser el Señor de nuestra

existencia.

Lo más importante en la vida de María; ser la Madre de Jesús. Dios se

posesionó enteramente de ella cuando fue cubierta por el Espíritu Santo, y

desde entonces el único sentido de su existencia fue ser la Madre de Jesús, su

Único Hijo.

Ella por ser la Madre nos lleva al mismo Jesús. Le anuncia a todos los que

somos creyentes, miembros de su Cuerpo. Es la razón por la que el Papa San

Pablo VI la declaró Madre de la Iglesia.

Opción clara, libre y personal de María fue el permanecer Virgen. Decidió ser la

Esposa del Espíritu Santo en vistas a la extensión del Reino de Dios de

Jesucristo, Señor de la Creación y de la Vida Eterna.


Con esta mirada a María, que nos devela el Misterio de Cristo y de la Iglesia,

hemos de revalorizar el matrimonio y el grado y extensión del compromiso

perpetuo de la pareja humana, del hombre y la mujer, el nivel máximo de

entrega de los padres en el cuidado y promoción de sus hijos, la importancia de

la fe y la religión en la vida familiar y de la sociedad que está conforma.

La Iglesia, Familia de Dios tiene la misión de extender el Reino de Dios doquier

se encuentren los hijos nacidos a la nueva vida cristiana por el Bautismos y

convocados a la Mesa del Señor Resucitado.

Doquier Cristo sea anunciado, invocado y recibido, María estará allí presente

con su Hijo. Asociada íntimamente al Salvador podemos confiarnos a su

cuidado maternal y a su celo si llevamos una vida santa de acuerdo a la

voluntad de Dios, que siempre será el bienestar y beneficio de aquellos que por

pura gracia se llaman hermanos en Cristo.

Unidos por un mismo pan y un mismo cáliz digamos: Dios te salve...

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía de18 Enero 20
Inicio del Octaviario por la Unidad de los Cristianos.

Una de las ventanas a la meditación que nos abre la Imagen de María Santa de

la Altagracia para ir en pos de una fe apta a los desafíos del diario vivir es la

manera en que ella acompañó al Hijo de Dios en su crecimiento humano.

La Maternidad Virginal de María no se limitó exclusivamente a lo biológico, sino

que ella contribuyó al crecimiento y desarrollo de su Único Hijo, el cual posee

en sí mismo la plenitud de la Divinidad, y a la vez, Hombre Verdadero que tuvo

necesidad de educadores humanos.

Ell Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios lo asemejó en todo a nosotros,

excepto en el pecado, y en el Misterio del Crecimiento de Jesús, desde su

infancia hasta su edad adulta, fueron esenciales sus Santos Padres Vírgenes,

los cuales le enseñaron a estar sujeto a ellos, sin caer en un dependencia que

le privara de vivir todas las etapas de un hombre pleno y completo.

María recibió dones especiales para cumplir su misión de Madre Educadora de

Cristo para afrontar las cuestiones prácticas del cada día y la manera de

conducirse e interactuar ante los demás hombres y mujeres acordé a la Ley de

Dios, su Padre.

San José, el hombre justísimo, trajo la dimensión del equilibrio, lo varonil, y la

maduración necesaria a cada etapa temprana de la vida del Cristo, el Salvador

de este mundo. Una juventud en plenitud, sin carencias afectivas y sin excesos

atrofiantes para su adultez. Tesoros incalculables que la Familia de Nazaret


legó al Joven Dios. ¡Cuán importante fue la paternidad responsable y

presencial de San José Castísimo en el Hogar de Nazaret! Un ambiente

favorable, promotor de todos sus habitantes y acogedor de los visitantes!

Nos urge sacar, como se hace cada día de nuestras casas los desechos y

desperdicios interrelaciónales, las frustraciones, los procederes tóxicos que

hacen daño al resto de la familia y tantos malos entendidos.

Los esposos consagrados son cooperadores y están empeñados en que sus

hijos se inserten en el mundo laboral donde se emplean las manos, se caminan

largos trechos y se tienen que sumergir en los conflictos provocados por los

resentidos sociales, los tergiversadores de la verdad y los que ocupan cargos

sin la vocación, capacitación y actualización adecuada para ello, a fin de

reencauzar las situaciones afanosas para el bienestar social.

¿Somos uno de estos saneadores del entorno o somos de los contaminantes

que usan mascarillas?

La pedagogía de María con su Hijo Divino, junto con San José, estuvo

fundamentada en los ritos, la oración, las peregrinaciones y los Mandamientos

a cumplir con el Dios de la Alianza hecha a Israel, su Pueblo Santo, al cual

ellos pertenecían, pero de una manera totalmente nueva, en clave de Pascua,

y en base a los valores de la mejor psicología humana.

Y si… estas enseñanzas y todas las que les comparto cada día, las tomo del

Vaticano, en este caso de San Juan Pablo II, de sus catequesis de los
miércoles, día en que San Pablo VI estableció que el Sucesor de San Pedro

nos instruyera a sus pobres hijos del mejor alimento para apaliar nuestra

ignorancia y extravíos, de manera que la mayor caridad y justicia que podemos

hacer es transformarnos en voceros del Magisterio de la Iglesia, olvidando

desacertadas pretensiones que no llegarán a nada válido ni duradero.

¡Queremos aprender, nunca será tarde, de María y de su hogar escuela de la

Altagracia, con San José como Custodio, y con Jesús nuestro Maestro en cada

una de sus Eucaristías!.

¡Qué Viva la Altagracia Santísima, la Educadora y Pedagoga de la República

Dominicana!

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía 19 de enero del 2023
2do día Octaviario por la Unidad de los Cristianos.

María, la Virgen Santísima, Madre de Dios fue radicalmente redimida en el

instante mismo de su Concepción, y al final de sus días plenamente

consumada. Y, en el ínterin de su vida, ¿Cuál fue la respuesta y accionar de la

Elegida, la Una entre todas, la Madre del Salvador?

A partir de su HÁGASE, María se convierte en la primera colaboradora de la

obra redentora de Cristo. Vive en santidad libre, activa y desbordada en

carismas en beneficios de su Casa y de quienes le rodean.

Es la primera en participar de la Resurrección y Glorificación de Jesús, su

Único Hijo. La primera creatura humana que plenamente está en el Absoluto de

Dios. Y todo esto por Jesucristo, Gracia y Dádiva de lo Alto.

Ahora focalizamos desde nuestra Fe Católica en la adolescencia de Jesucristo

y las palabras de María en el Templo de Jerusalén: Hijo, ¿Por qué nos hiciste

esto?, tu Padre y yo te buscamos.

En su adultez le dice: No tienen vino, y a los sirvientes: Hagan lo que Él les

diga.

Ya al pie de la Cruz, postura que mantuvo la Madre a lo largo de todo el

Ministerio de Cristo, recibe ella una nueva comisión directamente del Señor: ser

la Madre de la Iglesia, quien ha de gestar y acompañar a los Discípulos más

allá de sus días en la tierra.


María, después de la muerte de su Hijo, albergada en la Casa del Discípulo

Amado por mandato del mismo Señor, desde Pentecostés, a lo largo de la

historia concibe y da a luz espiritualmente a los hijos nacidos de la Pila

Bautismal de la Iglesia Universal.

Como Madre de la Iglesia tiene la misión de ser procreadora, Pedagoga,

Medianera y Corredentora por la Gracia del Espíritu Santo, a la que tenemos

acceso por la Eucaristía y los Sacramentos de la Santa Iglesia.

¡Gracias Madre por darnos la vida de tu Hijo! ¡Gracias por acompañarnos,

protegernos y recibirnos de nuevo en tu Iglesia, la Casa que te alberga y eh la

que nos acoges! ¡Madre de la Altagracia, cercanos a tu Solemnidad de

Protectora de los Dominicanos, llama a nuestra atención, movilízanos,

atraernos a la misión e integranos cada vez más en la Iglesia que participa de

tus entrañas virginales, de las que el mismo Cristo, Dios y Señor nuestro, nos

ha otorgado el privilegio de ser beneficiarios, hermanos suyos!. Al comulgar

como hermanos de Jesús, demos gracias porque esto ha hecho de la Virgen

María nuestra Madre.

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía 20 de enero del 2023
3er día Octava de Oración Unidas de los Cristianos.

María es Madre Misericordiosa. Ella es el puente de acceso a Cristo, Nuestro

Señor y Juez.

Por María y su plena comunión con el Espíritu Santo podemos participar de su

Com-pasión, asociarnos a la Pasión que vivió Jesús hasta llegar al Sacrificio de

la Cruz, el cual María contempló desgarrada al ver sufrir el derramamiento

hasta la última gota de Sangre a su Hijo, el Dios Moribundo.

Es la razón por la que el juicio de Dios no será tan severo para los que se

colocan al amparo de María, aquellos que se arrepienten de las oscuridades

que abrazaron y que ya no diferencian el bien y del mal, e incluso se regodean

de estar más allá de ambos.

María nos auxiliará para que entremos a formar parte activa en la Comunión de

los Santos. En la Gran Familia del Cielo, ella ejerce la figura maternal amorosa

que trasciende a la muerte y que perpetúa en los hombres que la han invocado

la redención conseguida por Cristo para justos y para pecadores. Pero, y ¿qué

podemos decir de esas oraciones que hicimos a María, los muchos Rosarios

que rezamos para que la cosas mejorasen y no pasó más que el empeorar de

todo?.

Ella por ser la Madre del Dios Crucificado y Fallecido vivió como ningún otro ser

humano esa Com-pasión a la que ya nos referimos, a la soledad del dolor y al

desgarro de la perdida de las cosas y los seres más queridos.


Hagamos un acto de fe y digamos: ¡Madre, tú siempre has estado conmigo,

con mi familia, e incluso con aquellos que no he amado, y no podré... y me

enseñas que esas oraciones y sacrificios que creo no respondidos solo

esperan a la hora de la Gloriosa Manifestación definitiva de Nuestro Señor,

Jesucristo, tu Único Hijo, al que tuviste que entregar por entero al cuidado de

su Padre Celestial!

¡Madre de la Altagracia, en Vísperas de celebrar tu Protección sobre lo nuestro,

que es más tuyo y de Cristo de lo que podemos pensar, que el poder de la

Cruz Salvadora, actualizado en está Santa Eucaristía, nos da la certeza de que

o muy tarde o al final de nuestros días la Misericordia Divina reinará!

Agradezcamos ahora en esta Santa Misa la respuesta a todas nuestras

oraciones hechas a María: El milagro de la transubstanciación. el pan y el vino,

transformados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nuestra vida eterna.

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Homilía 21 de enero del 2023
Solemnidad de Nuestra Señora de la Altagracia,
Protectora de la RD
4to día del Octaviario de la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Celebramos la Solemnidad 2023 de La Virgen de la Altagracia, Protectora de la

República Dominicana, en la que se nos recuerda que por su nombre recibimos

la mayor Gracia: a Nuestro Señor Jesucristo colocado sobre el Altar. Por María,

la Altísima Gracia, ha llegado a nosotros Cristo Eucaristía, al que refieren todos

los Sacramentos de la Iglesia.

Durante la última visita a la República Dominicana del Papa San Juan Pablo II,

nos recordó que la advocación de La Altagracia, y su lugar de Culto Mariano es

la primera conocida y su Templo el primero erigido en América en su honor.

Todo cuanto se ve en el cuadro bendito que representa a Nuestra Señora de

La Altagracia es expresión limpia y pura de lo que el Evangelio nos dice sobre

el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.

A su maternal protección el Papa Santo encomendó a todas las familias de

esta bendita tierra para que reine el amor y la paz entre todos sus miembros.

¡Altagracia! La gracia que sobrepuja al pecado, al mal, a la muerte. El gran don

de Dios se expanda entre los pueblos del Nuevo Mundo, que hace cinco siglos

oyeron las palabras de vida y recibieron la gracia bautismal.


Un don que está destinado a todos sin excepción, por encima de razas, lengua

o situación social. Y si algunos hubieran de ser privilegiados por Dios, éstos

son precisamente los sencillos, los humildes, los pobres de espíritu.

¡Ven, una vez más a caminar con nosotros, Santa María!

En Jesús, José y María


Manuel, Presbítero
Evangelizar según el Magisterio de la Iglesia
Salve, Regina, mater misericordiae;

vita dulcendo et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, exules, filii Evae.

Ad te suspiramus,

gementes et flentes

in hac lacrimarum valle.

Eia ergo advocata nostra,

illos tuos misericordes oculos

ad nos converte.

Et Iesum,

benedictus fructus ventris tui,

nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pía,

o dulcis Virgo María

V. Ora pro nobis, sancta Dei Genetrix.

R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

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