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Los recuerdos negativos nos devuelven a los sufrimientos ya vividos, especialmente en los

periodos de insatisfacción y frustración. La meta de todo proceso de oracion para alcanzar la


sanación interior es releer los momentos de la vida como dones celestiales. Infancia, adultez o
el final de la vida han de ser motivos de agradecimiento a Dios.

Las personas atribuladas deben recurrir a recuerdos positivos nos indican los hermanos Linn
con su ministerio de muchas décadas dedicados a esta dimensión de la sanación interior. La
desesperación nos puede envolver por la dureza de experiencias pasadas que vuelven a
nuestra memoria con el afán de reinar, de no partir, de querer quedarse ancladas. La Pascua
Cristiana es paso hacia adelante, al futuro, a un mañana esperanzador y definitivo. El
Sacramento de la fe cristiana es la Eucaristia o la accion de gracias, celebración diaria del
triunfo de Cristo, actualizado por el Espíritu Santo en la Iglesia de los hijos de Dios. La Santa
Misa enfatiza los recuerdos positivos que nos levantan el corazón hacia el Señor.

La depresión y la desolación reciben curación con el poder del amor de Cristo Jesus. Es la
mistica de San Ignacio de Loyola que recoger estos dos sacerdotes jesuitas. Uno de ellos salió
del ministerio sacerdotal para conformar una familia cristiana, el otro hermano continuo como
consagrado al altar y al confesionario de Dios: dos vertientes de la vivencia del amor de Jesús
en la vida de los adultos.

Estas dos vertientes necesitan constante curación. El recurso de los recuerdos felices,
momentos de amor como en el caso del matrimonio, las remembranzas de lo bueno en la vida
de ambos, juntos, sirve de bálsamo curador. Incluso, se han de asimilar los recuerdos positivos
y los negativos como beneficiosos como fortalezas y

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