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Con María…

Todo y sin ella nada


Boletín 4
Edición especial del 21 de enero de la Altagracia

Año y Vida Nueva


Alma Galán

Los Cuatro Acuerdos


Olga María Campos

A la Virgen María Católicos del mundo


Milagros Meregildo

8 Preámbulos a la Solemnidad de nuestra Señora de la Altagracia


Padre Manuel Antonio García Salcedo

Viaje Apostólico a Santo Domingo.


Acto de Consagración de La República Dominica
a La Virgen de La Altagracia. Oración del Santo Padre Juan Pablo Ii,
Lunes 12 de octubre de 1992.
Año y Vida Nueva

Cada nuevo año que vivimos


Es una oportunidad para planear
Cómo ser mejores individuos
Y así poder Evolucionar.

La Vida es Nueva cada día


Ella nos presenta un nuevo amanecer
Asegurarse de aprovechar cada momento.
Es preciso para de ella Aprender.

Vida nueva en Gratitud siempre empezar


Nuevos retos nos hace actuar con emociones
Es tiempo de buscar la manera de Planear
Superar tantas incoherencias y errores.

La Vida es un hermoso Regalo


Nuevos horizontes hay que descubrir
Siempre que salgas a buscarlos
Y amar las pequeñas cosas para subir.

Subir, crecer, cambiar, avanzar


Somos seres en evolución
Cada año, cada día es nuevo
Para siempre buscar la sanación.

Alma Galán
El libro los Cuatro Acuerdos

Escrito por el Dr. Miguel Ángel Ruiz, de nacionalidad mexicano, conferencista y


escritor. Este libro es un clásico, de clásico, que, a pesar de ser escrito en el
1996, no ha perdido vigencia.

El autor se basa en la sabiduría Tolteca.

Los Cuatro acuerdos Son los siguientes:

1) Se Impecable con tu palabra.

2) No te tomes nada personal

3) No hagas suposiciones

4) Haz siempre lo mejor que puedas

1) Se Impecable con tu palabra. Impecable significa correcto, intachable, limpio


, pulcro , perfecto , por lo que este acuerdo nos mueve a ser firme y coherente
en una decisiones , no ser ambivalente Este acuerdo nos invita a reflexionar
sobre el poder que tienen las palabras y cómo estas pueden incidir en nuestra
vida como en la vida de los demás. Las palabras son el arma mas poderosa
que tenemos las personas.

Debemos utilizar la palabra para construir y amar, ni para ofender a los demás,
ni para presentarnos a los demás como víctima. Debemos tener pendiente que
somos un reflejo de los que expresamos.

Cuando nos sentirnos inconforme con tu cuerpo, tu tamaño, color etc. No debe
maldecirnos o ni sentir que somos inferiores a los demás, debemos de tener
conciencia que Dios te hizo a imagen y semejanza suya y eres una persona
con mucho valor.

Recuerda que lo que sale de tu boca, es un reflejo de lo que eres como


persona. Utiliza la palabra para animar y amar, para construir, no para destruir.
Podemos ver que existen tantas personas que utilizan las redes sociales para
insultar, destruir, afectando la integridad de personas y familias , debemos
utilizar la palabra para reconocer el trabajo o las buenas acciones que realizan
las personas.

Como asumir este acuerdo:

a) Habla menos y haz más

b) Cumple lo que promete honra tus palabras

c) Cuida tus pensamientos

d) Piensa antes de hablar, escucha el 80% y habla solo el 20%


e) Evita herir

f) Se humilde

2) No te tome nada personal, este acuerdo tiene que ver con la postura que
tengas frente a la vida y el concepto que tengas de ti mismo.

Si alguien te expresa algún insulto, es la opinión de esa persona no está


hablando la realidad sobre de ti y generalmente con su forma de hablar
demuestra que dice o expresa lo que tiene dentro. Cuando sabes lo que eres y
lo que vales no necesitas buscar esta información, por otra parte, o tratar de
que te acepten. Si sabes esto, nada de lo que te digan podrá afectarte.

Como logramos asumir este acuerdo:

a) Integra y respecta las opiniones y decisiones de los demás

b) Entiende que el otro es el otro, con sus propios problemas, creencias y


dificultades

c) Si algo te molesta, busca el espacio propio y expresa claramente desde tu


perspectiva.

d) Aprende acerca de la compasión y la humildad.

3) No Haga suposiciones: El tercer acuerdo nos invita a buscar la verdad en


lugar de hacer suposiciones, ya que estas suelen conducir a malentendidos y
conflictos innecesarios. Este acuerdo fomenta la comunicación abierta y
directa, y nos anima a buscar claridad antes de sacar conclusiones
precipitadas. Al evitar las suposiciones, podemos desarrollar relaciones más
sólidas y armoniosas. Eso que suponemos o imaginamos es nuestro, no es la
realidad, sin embargo, estamos acostumbrados a darlo por hecho y actuamos a
partir de ello.

Una forma muy efectiva de poner en práctica este acuerdo es expresando todo
lo que suponemos al otro para confirmar si lo que estamos imaginando es real
o no. Esto es importante aplicarlo en todo tipo de relaciones.

Para lograr asumir este acuerdo debemos:

a) Hacer más preguntas

b) Ser paciente

c) Reflexiona

d) Controla tus emociones durante varios días antes de actuar


compulsivamente.
4. Haz siempre lo mejor que puedas. este acuerdo nos motiva a dar lo mejor de
nosotros en todo momento, aceptando nuestras limitaciones y comprendiendo
que nuestro “máximo” puede variar según las circunstancias.

Da lo mejor de ti en cada situación, pero no te culpes ni te juzgues si las


circunstancias dificultan alcanzar tus objetivos.

“cuando das lo mejor de ti en cada situación eliminas los remordimientos o los


sentimientos de culpa” porque diste lo mejor de ti.

El dar tu máximo esfuerzo significa actuar porque amas hacerlo, no porque


esperas una recompensa. En el momento que empieces amar lo que haces,
dar lo mejor de ti no será una obligación sino una reacción natural. Y sobre
todo una satisfacción personal.

Para logra este acuerdo debo:

a) Dar un poco más cada día

b) Esforzarme en aquellos aspectos que necesitamos mejorar

c) Inspírate en las personas que ya lo hicieron

d) Conversa con personas que sean ejemplares según tu

Olga Marie Campos


A la Virgen María

Católicos del mundo


Pregoneros, ¿quien es María?.
Es la Madre de Jesús, Madre mía y madre tuya.
Virgen pura y bendecida.

Ella es La Dulce María.


Derrama ternura y consuelo, acoge al desamparado,
intercede ante su hijo, favoreciendo al necesitado.
En el mundo es aclamada en la noche y en el día.
Con sus distintos nombres es llamada María.

Aquí en República. Dominicana, ella es Altagracia


María, también es conocida, como Mercedes
María y el pueblo llano y sencillo especialmente el
Higüeyano, le dice con mucha ñoñería: Ella es mi
Tatica María.

En el Centro y en el Valle orgullosos le dicen Los


Veganos:
Ella es la rompe cadenas Mercedes María.
Católicos del mundo demos Gracias a María.
Por ella recibimos a Jesús en la Eucaristía.

Católicos unidos digamos con algarabía..


¡Que viva nuestra querida Virgen de La Altagracia...
María!.

Milagros Meregildo.
8 Preámbulos a la Solemnidad Nuestra Señora de la Altagracia

A mi madre, Isaura Candelaria Altagracia Salcedo de García

1. María está en el inicio mismo de la Comunidad Eclesial.

A la Madre del Redentor, Nuestro Señor Jesucristo, unida indisolublemente a


su Hijo, el Centro de la Historia de Salvación, le adeudamos especial aprecio
por ser la Madre del Señor, Madre biológica de su ser humano, su discípula por
excelencia, quien nos inserta en la familia de Jesús, y quien vive la
Bienaventuranza capital porque escucha la Palabra de Dios y la hace vida
concreta y real. Esto hace que Ella ocupe un lugar preferente en la Comunidad
de los discípulos y misioneros de la Eucaristía. La Virgen "Hija de Sion"
demostró una absoluta disponibilidad a Dios, su Esposo, y por eso
declararemos al inicio de la Novena de Nuestra Señora de la Altagracia que
María pertenece a los valores constitutivos del Credo de la Iglesia. Durante
estos días nos permita Dios celebrar el Misterio de la Divina Maternidad de la
Virgen precedido por la Concepción Virginal de Cristo. María es la Nueva y
Definitiva Eva, Madre de la Iglesia, la nueva humanidad. La Toda Santa (La
Inmaculada), por la Comunión perfecta con su Hijo al pie de la Cruz y con toda
la Comunidad Pentecostal al final de sus días, experimentó el tránsito o la
dormición (La Asunción). Celebraremos su intercesión que es superior a la de
todos los Santos Apóstoles y Mártires. Ella es la Medianera de toda gracia. Ella
es la Corredentora por su cercanía a Cristo como Reina y Dueña de cielos y
tierra. Es indispensable la intercesión y la ayuda de María para poder recibir la
gracia de Dios, tal nos enseñaron los Padres de la Iglesia (PP). Nunca será
suficiente lo que podamos decir, rezar y esperar de la Madre de Dios, de quién
el Verbo Eterno tomó carne, permaneciendo Ella siempre Virgen, como nos
vincula a todos los hijos de la Iglesia el II Concilio Ecuménico de
Constantinopla del año 553 DC. ¿Quiénes quieren ser como María para poder
recibir a Jesús Eucaristía y los Sacramentos de la Fe Católica? De lo contrario
no les será posible. Con profunda alegría y agradecimiento, porque María nos
lleva a Jesús decimos: ¡Qué viva la Virgen de la Altagracia!

2. La Imagen de la Virgen Protectora de la Altagracia, despertar Mariano


de la Iglesia Dominicana.

La tendencia es acercarnos al Misterio de María que siempre refiere al Misterio


de la Iglesia sin eclipsar, sino clarificar el primero al segundo. Tal como María
estuvo al lado del Cristo Terrenal, ¡así está ella junto al Cristo Celestial. ¡Dónde
está el Hijo ahí está la Madre! Y la Madre que influyó en la vida de Jesús, ahora
Ella actúa a favor nuestro en la vida de la Iglesia, de modo que María es Madre
de Dios y Madre de todos los hombres. María y la Iglesia son inseparables.
Signo de ello es la costumbre de dedicar los Templos a la Madre de Dios y de
asignarle en co-patronazgo en caso de que el patrón del mismo sea otro Santo.
¡Agradecemos en la 9na de la Altagracia la esencial dependencia de María
respecto a Cristo, su maternidad divina que nos da acceso a la salvación de
Jesús porque María está asociada a la obra redentora de Cristo, una relación
única y especialísima que tiene María y nadie más la. podrá tener con su Hijo,
el Verbo Encarnado! ¡Bendigamos a la Santísima Trinidad en la Iglesia, dónde
María se nos revela como la Esclava del Señor, Cabeza Secundaria del Cuerpo
de Cristo y Facilitadora del Espíritu Santo para los creyentes!. Estrechemos los
lazos con María y así será inseparable nuestra vinculación a Cristo y a su
Iglesia. ¡Cuánto debemos a María Santísima!

3. En la Novena de Nuestra Señora de la Altagracia, meditemos en la


Maternidad Virginal de María.

Es esencial la Virginidad a la Maternidad de María para que la Palabra, el


Verbo eterno hecho Carne, con el Hágase de ella por obra del Espíritu Santo
fuera engendrado y dado a Luz. María es la Madre de Dios porque su Hijo es
efectivamente Dios. Jesucristo es el hombre-Dios nacido para nuestra
salvación, para ser el Señor de nuestra existencia. Lo más importante en la
vida de María es ser la Madre de Jesús. Dios se posesionó enteramente de ella
cuando fue cubierta por el Espíritu Santo, y desde entonces el único sentido de
su existencia fue ser la Madre de Jesús, su Único Hijo. Ella por ser la Madre
nos lleva al mismo Jesús. Le anuncia a todos los que somos creyentes,
miembros de su Cuerpo. Es la razón por la que el Papa San Pablo Ví la declaró
Madre de la Iglesia. Opción clara, libre y personal de María fue el permanecer
Virgen. Decidió ser la Esposa del Espíritu Santo en vistas a la extensión del
Reino de Dios de Jesucristo, Señor de la Creación y de la Vida Eterna. Con
esta mirada a María que nos devela el Misterio de Cristo y de la Iglesia hemos
de revalorizar el matrimonio y el grado y extensión de compromiso perpetuo de
la pareja humana, del hombre y la mujer, el nivel máximo de entrega de los
padres en el cuidado y promoción de sus hijos, la importancia de la fe y la
religión en la vida familiar y de la sociedad que está conforma. La Iglesia,
Familia de Dios tiene la misión de extender el Reino de Dios doquier se
encuentren los hijos nacidos a la nueva vida cristiana por el Bautismo y
convocados a la Mesa del Señor Resucitado. Doquier Cristo sea anunciado,
invocado y recibido, María estará allí presente con su Hijo. Asociada
íntimamente al Salvador podemos confiarnos a su cuidado maternal y a su celo
porque llevemos una vida santa, de acuerdo a la voluntad de Dios, que siempre
será el bienestar y beneficio de aquellos que por pura gracia se llaman
hermanos en Cristo. Unidos por un mismo Pan y un mismo Cáliz digamos: Dios
te salve...

4. Cristo llegó a nosotros por María.

Todo lo que tiene que ver con María nos refiere directamente a su Hijo. La
Iglesia Católica, Familia de Dios, está vinculada de manera indisoluble a la
Virgen, primera creyente y primera Discípula del mismo Cristo. Y ella le
engendra en cada uno de nosotros, los hombres, por ser Madre Oyente de la
Palabra que convoca e interpela a la Iglesia misma. Además de ser el Prototipo
de la Iglesia, María es figura y modelo de la Iglesia histórica, e imagen y
comienzo de la Iglesia que un día completará el número de sus hijos que
estarán con aquellos que ya están en el Cielo. ¡Te adoramos oh Cristo, Centro,
Único y Absoluto Mediador, Verbo hecho Carne de las entrañas virginales de
María Santísima, tu Madre! De cierto es que en la medida en que adoramos,
estudiamos y propagamos el nombre de Cristo, único Salvador y Absoluto
Señor Nuestro, descubrimos aún más a María. Anunciar a Cristo a todo el
mundo, su esencia, el Misterio del Dios y Hombre Verdadero en su Única e
Irrepetible Persona es dar a conocer y concomitantemente encontrarnos con su
Madre y ella nos lleva a la Iglesia. María, en todo el sentido de la palabra
depende de Cristo. San Pablo VI nos dijo: En la Virgen todo es referido a y
depende de Cristo. Es su condición, la de miembro iniciador y perfecto de la
Iglesia, y esto demanda de la Iglesia estar encaminada y emplearse a fondo,
con todas sus energías y fuerzas, en un proceso imitativo y de identificación
con María siempre Virgen. ¡No nos descorazonemos, no permitamos que el
desanimo o el peso del los errores, condicionamientos y debilidades nuestras,
seres humanos contingentes y egoístas nos aplasten! ¡No permitamos que nos
dañen nos permeen las oscuridades, las falsedades y el veneno que quieren
adueñarse de los ambientes y los procederes sociales y eclesiales que en un
momento histórico muy breve y con una temporera incidencia local y
permanente pretenda adueñarse de la Morada de Dios entre los hombres, de
su Sagrario más querido! María, la Verdadera Mujer, la Creyente Silente, la
Discípula de su Hijo y el Espejo para mirarse siempre la Iglesia, la Toda Santa
Fiel y Dócil, y la Portadora de la Misión de la Iglesia misma es nuestra
referencia para esas circunstancias pasajeras. Virgen y Madre es. Imposible
dividir a María. En su ser y el Misterio ocurrido en ella, encontramos a Cristo
nuestra inocencia original con la Gracia que recibimos para el perdón de
nuestros pecados en la Confesión Sacramental y los Sacranentos de la Iglesia.
Tengamos la seguridad de que aflorarán por nuestras férreas penitencias,
después de confesarnos, las virtudes, la mansedumbre, la humildad del
Corazón Inmaculado de María, porque creemos que la Voluntad de Dios
reinará por siempre.

5. En la novena de Nuestra Señora de la Altagracia, 18 Enero, inicio del


Octaviario por la Unidad de los Cristianos

Una de las ventanas a la meditación que nos abre la Imagen de María Santa de
la Altagracia para ir en pos de una fe apta a los desafíos del diario vivir es la
manera en que ella habrá acompañado al Hijo de Dios en su crecimiento
humano. La Maternidad Virginal de María no se limitó exclusivamente a lo
biológico, sino que en la manera en que ella contribuyó al crecimiento y
desarrollo de su Único Hijo, el cual posee en sí mismo la plenitud de la
Divinidad, y a la vez, como Hombre Verdadero tuvo necesidad de educadores
humanos, porque el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios lo asemejó en
todo a nosotros, excepto en el pecado. En el Misterio del Crecimiento de Jesús,
desde su infancia hasta su edad adulta, fueron esenciales sus Santos Padres
Vírgenes. Le enseñaron a estar sujeto a ellos, sin caer en un dependencia
enfermiza que le privara de vivir todas las etapas de un hombre pleno y
completo. María recibió dones especiales para cumplir su misión de Madre y
Educadora de Cristo. Una educación para afrontar las cuestiones prácticas del
cada día y la manera de conducirse e interactuar ante los demás hombres y
mujeres acordé a la Ley de Dios, su Padre. San José, el hombre justísimo, trajo
la dimensión del equilibrio, lo varonil, y la maduración necesaria a cada etapa
temprana de la vida del Cristo, el Salvador de este mundo. Una juventud en
plenitud, sin carencias afectivas y sin excesos atrofiantes para su adultez.
Tesoros incalculables que la Familia de Nazaret legó al Joven Dios. ¡Cuán
importante fue la paternidad responsable y presencial de San José Castísimo
en el Hogar de Nazaret! Un ambiente favorable, promotor de todos sus
habitantes y acogedor de los visitantes! Nos urge sacar, como se hace cada
día de nuestras casas los desechos y desperdicios inter-relacionales, las
frustraciones, los procederes tóxicos que hacen daño al resto de la familia y
tantos malos entendidos. Los Esposos son consagrados porque son
cooperadores y están empeñados en que sus hijos se inserten en el mundo
laboral donde se emplean las manos, se caminan largos trechos y se tienen
que sumergir en los conflictos provocados por los resentidos sociales, los
tergiversadores de la verdad y los que ocupan cargos sin la vocación,
capacitación y actualización adecuada para ello a fin de reencauzar las
situaciones afanosas para el bienestar social. ¿Somos uno de estos
saneadores del entorno o somos de los contaminantes que no usan
mascarillas? La pedagogía de María con su Hijo Divino, junto con San José,
para con Jesús, estuvo fundamentada en los ritos, la oración, las
peregrinaciones y los Mandamientos a cumplir con el Dios de la Alianza hecha
a Israel, su Pueblo Santo, al cual ellos pertenecían, pero de una manera
totalmente nueva. En clave de Pascua, y en base a los valores de la mejor
psicología humana. Y sí, estas enseñanzas y todas las que les comparto cada
día, las tomo del Vaticano, en este caso de San Juan Pablo II, de sus
catequesis de los miércoles, día en que San Pablo VI estableció que el Sucesor
de San Pedro nos instruyera a sus pobres hijos del mejor alimento para apaliar
nuestra ignorancia y extravíos, de manera que la mayor caridad y justicia que
podemos hacer es transformarnos en voceros del Magisterio de la Iglesia,
olvidando desacertadas pretensiones que no llegarán a nada válido ni
duradero. ¡Queremos aprender, nunca será tarde, de María y de su Hogar
escuela de la Altagracia, con San José como Custodio y con Jesús nuestro
Maestro en cada una de sus Eucaristías. ¡Qué Viva la Altagracia Santísima, la
Educadora y Pedagoga de la República Dominicana!

6. Radicalmente redimida y plenamente consumada

María, la Virgen Santísima, Madre de Dios fue radicalmente redimida en el


instante mismo de su Concepción, y al final de sus días plenamente
consumada. Y, en el ínterin de su vida, ¿Cuál fue la respuesta y accionar de la
Elegida, la Una entre todas, la Madre del Salvador? A partir de su HÁGASE,
María se convierte en la primera colaboradora de la obra redentora de Cristo.
Vive en santidad libre, activa y desbordada en carismas en beneficios de su
Casa y de quienes le rodean. Es la primera en participar de la Resurrección y
Glorificación de Jesús, su Único Hijo. La primera creatura humana que
plenamente está en el Absoluto de Dios. Y todo esto por Jesucristo, Gracia y
Dádiva de lo Alto. Ahora focalizamos desde nuestra Fe Católica la
adolescencia de Jesucristo y las palabras de María en el Templo de Jerusalén:
Hijo, ¿Por qué nos hiciste esto?, tu Padre y yo te buscamos. En su adultez le
dice: No tienen vino, y a los sirvientes: Hagan lo que Él les diga. Ya al pie de la
Cruz, postura que mantuvo la Madre a lo largo de todo el Ministerio de Cristo,
recibe ella una nueva comisión directamente del Señor: Ser Madre De La
Iglesia, quien ha de gestar y acompañar a los Discípulos más allá de sus días
en la tierra. María, después de la muerte de su Hijo, albergada en la Casa del
Discípulo Amado por mandato del mismo Señor, desde Pentecostés, a lo largo
de la historia concibe y da a Luz espiritualmente a los hijos nacidos de la Pila
Bautismal de la Iglesia Universal. Como Madre de la Iglesia tiene la misión de
ser procreadora, Pedagoga, Medianera y Corredentora por la Gracia del
Espíritu Santo, a la que tenemos acceso por la Eucaristía y los Sacramentos de
la Santa Iglesia. ¡Gracias Madre por darnos la vida de tu Hijo! ¡Gracias por
acompañarnos, protegernos y recibirnos de nuevo en tu Iglesia, la Casa que te
alberga y eh la que nos acoges! ¡Madre de la Altagracia, cercanos a tu
Solemnidad de Protectora de los Dominicanos, llama a nuestra atención,
movilizarnos, atraernos a la misión e integrarnos cada vez más en la Iglesia
que participa de tus entrañas virginales, de las que el mismo Cristo, Dios y
Señor nuestro, nos ha otorgado el privilegio de ser beneficiarios como
hermanos suyos!. Al comulgar como hermanos de Jesús, demos gracias
porque esto ha hecho de la Virgen María nuestra Madre.

7. María es Madre Misericordiosa.

Ella es el puente de acceso a Cristo, Nuestro Señor y Juez. Por María y su


plena comunión con el Espíritu Santo podemos participar de su Com-Pasión,
asociarnos a la Pasión que vivió Jesús hasta llegar al Sacrificio de la Cruz y
que María contempló desgarrada al ver sufrir hasta la última gota de Sangre a
su Hijo, el Dios Moribundo. Es la razón por la que el juicio de Dios no será tan
severo para los que se colocan al amparo de María, aquellos que se
arrepienten de las oscuridades que abrazaron y que ya no diferencian el bien y
del mal, e incluso se regodean de que están más allá de ambos. María nos
auxiliará para que entremos a formar parte activa en la Comunión de los
Santos. En la Gran Familia del Cielo, ella ejerce la figura maternal amorosa
que trasciende a la muerte y que perpetúa en los hombres que la han invocado
la redención conseguida por Cristo para justos y para pecadores. Pero, y ¿qué
podemos decir de esas oraciones que hicimos a María, los muchos Rosarios
que rezamos para que la cosas mejoracen y no pasó más que el empeorar de
todo?. Ella por ser la Madre del Dios Crucificado y Fallecido vivió como ningún
otro ser humano esa compasión a que nos referimos, la soledad del dolor y el
desgarro de la pérdida de las cosas y los seres más queridos. Hagamos un
acto de fe y digamos: ¡Madre, tú siempre has estado conmigo, con mi familia, e
incluso con aquellos que no he amado, y no podré... y me enseñas que esas
oraciones y sacrificios que creo no respondidos, solo esperan a la hora de la
Gloriosa Manifestación definitiva de Nuestro Señor, Jesucristo, tu Único Hijo, al
que tuviste que entregar por entero al cuidado de su Padre Celestial! ¡Madre de
la Altagracia, a la hora de las Visperas en que celebramos tu Protección sobre
lo nuestro, que es más tuyo y de Cristo de lo que podemos pensar, que el
poder de la Cruz Salvadora, actualizado en está Santa Eucaristía, nos da la
certeza de que o muy tarde o al final de nuestros días la Misericordia Divina
reinará!

8. Celebramos la Solemnidad de La Virgen de la Altagracia.

Protectora de la República Dominicana, en la que se nos recuerda que por su


nombre recibimos la mayor Gracia: a Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de
María colocado sobre un Altar. La Altísima Gracia por la que ha llegado a
nosotros Cristo Eucaristía, al que refieren todos los Sacramentos de la Iglesia.
Durante la última visita a la República Dominicana del Papa San Juan Pablo II
nos recordó que la advocación de La Altagracia, y su lugar de Culto Mariano es
la primera conocida y su Templo el primero erigido en América. También que
todo cuanto se ve en el cuadro bendito que representa a Nuestra Señora de La
Altagracia es expresión limpia y pura de lo que el Evangelio nos dice sobre el
misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. A su maternal protección el Papa
Santo encomendó a todas las familias de esta bendita tierra para que reine el
amor y la paz entre todos sus miembros. ¡Altagracia! La gracia que sobrepuja
al pecado, al mal, a la muerte. El gran don de Dios se expanda entre los
pueblos del Nuevo Mundo, que hace cinco siglos oyeron las palabras de vida y
recibieron la gracia bautismal. Un don que está destinado a todos sin
excepción, por encima de razas, lengua o situación social. Y si algunos
hubieran de ser privilegiados por Dios, éstos son precisamente los sencillos, los
humildes, los pobres de espíritu. ¡Ven, una vez más a caminar con nosotros,
Santa María!

Padre Manuel Antonio García Salcedo.


Arquidiócesis de Santo Domingo
Viaje Apostólico a Santo Domingo.
Acto de Consagración de La República Dominica a
La Virgen de La Altagracia.
Oración del Santo Padre Juan Pablo Ii,
Lunes 12 de octubre de 1992

1. Dios te salve, María, llena de gracia: Te saludo, Virgen María, con las
palabras del Ángel. Me postro ante tu imagen, Patrona de la República
Dominicana, para proclamar tu bendito nombre de la Altagracia. Tú eres la
“llena de gracia”, colmada de amor por el Altísimo, fecundada por la acción del
Espíritu, para ser la Madre de Jesús, el Sol que nace de lo alto. Te contemplo,
Virgen de la Altagracia, en el misterio que revela tu imagen: el Nacimiento de
tu Hijo, Verbo encarnado, que ha querido habitar entre nosotros, al que tú
adoras y nos muestras para que sea reconocido como Salvador del mundo. Tú
nos precedes en la obra de la nueva Evangelización que es y será siempre
anunciar y confesar a Cristo “Camino, Verdad y Vida”.

2. Santa María, Madre de Dios: Recuerdo ante tu imagen, en este 12 de


octubre de 1992, el cumplimiento de los quinientos años de la llegada del
Evangelio de Cristo a los pueblos de América, con una nave que llevaba tu
nombre y tu imagen: la “Santa María”. Con toda la Iglesia de América entono el
canto del “Magnificat”, porque, por tu amor maternal, Dios vino a visitar a su
pueblo en los hijos que habitaban estas tierras, para poner en medio de ellos su
morada, comunicarles la plenitud de la salvación en Cristo y agregarlos, en un
mismo Espíritu, a la Santa Iglesia Católica. Tú eres la Madre de la primera
Evangelización de América, y el don precioso que Cristo nos trajo con el
anuncio de la salvación.

3. Reina y Madre de América: Te venero, con los pastores y fieles de este


Continente, en todos los santuarios e imágenes que llevan tu nombre, en las
catedrales, parroquias y capillas, en las ciudades y aldeas, junto a los océanos,
ríos y lagos, en medio de la selva y en las altas montañas. Te invoco con los
idiomas de todos sus habitantes y te expreso el amor filial de todos los
corazones. Desde hace quinientos años estás presente a lo largo y ancho de
estas tierras benditas que son tuyas, porque decir América es decir María. Tú
eres la Madre solícita y amorosa de todos tus hijos que te aclaman como “vida,
dulzura y esperanza nuestra”.

4. Madre de Cristo y de la Iglesia: Te presento y consagro, como Pastor de la


Iglesia universal, a todos tus hijos de América: a los obispos, sacerdotes,
diáconos y catequistas; religiosos y religiosas; a quienes viven su
consagración en la vida contemplativa o la testimonian en medio del mundo.
Te encomiendo a los niños y a los jóvenes, a los ancianos, a los pobres y a los
enfermos, a cada una de las Iglesias locales, a todas las familias y
comunidades cristianas. Te ofrezco sus gozos y esperanzas, sus temores y
angustias, sus plegarias y esfuerzos para que reine la justicia y la paz,
iluminados por el Evangelio de la verdad y la vida. Tú, que ocupas un puesto
tan cercano a Dios y a los hombres, con tu mediación maternal presenta a tu
Hijo Jesucristo la ofrenda del Pueblo sacerdotal de las Américas; implora el
perdón por las injusticias cometidas, acompaña con tu cántico de alabanza
nuestra acción de gracias.

5. Virgen de la Esperanza y Estrella de la Evangelización: Te pido que


conserves y acrecientes el don de la fe y de la vida cristiana, que los pueblos
de América recibieron hace cinco siglos. Intercede ante tu Hijo para que este
Continente sea tierra de paz y de esperanza, donde el amor venza al odio, la
unidad a la rivalidad, la generosidad al egoísmo, la verdad a la mentira, la
justicia a la iniquidad, la paz a la violencia. Haz que sea siempre respetada la
vida y la dignidad de cada persona humana, la identidad de las minorías
étnicas, los legítimos derechos de los indígenas, los genuinos valores de la
familia y de las culturas autóctonas. Tú, que eres Estrella de la Evangelización,
impulsa en todos el ardor del anuncio de la Buena Nueva para que sea siempre
conocido, amado y servido Jesucristo, fruto bendito de tu vientre, Revelador del
Padre y Dador del Espíritu, “el mismo ayer, hoy y siempre”. Amén.

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