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TEMA 3: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII

1. La monarquía absoluta de los Borbones.


1.1. La guerra de sucesión española.
Carlos II fue el último Austria y muere sin descendencia en 1700. Los principales candidatos
al trono son Felipe de Anjou (nieto de María Teresa de Austria) y Carlos de Habsburgo. El
testamento de Carlos II nombra al Borbón como heredero, Felipe V jura su cargo ante las
Cortes en 1701. Esto provocó un desequilibrio de poder entre las potencias europeas, ya
que fortalecía la influencia de los Borbones en Europa. Gran Bretaña, Holanda y Portugal
entran en guerra contra Francia y España al apoyar al candidato austriaco. En el interior de
España, Castilla apoya a Felipe V, pero en la Corona de Aragón las instituciones
representativas de los sectores sociales y las clases populares apoyan a Carlos de Habsburgo.
El enfrentamiento derivó en una guerra civil que duró casi una década. En el exterior, los
Borbones no podían vencer a los partidarios de Carlos, pero en el año 1711 la muerte del
emperador de Austria obliga a Carlos de Habsburgo a tomar el trono, lo que suponía un
peligro para el equilibrio europeo que tuviese estos dos tronos en su poder. Inglaterra y
Holanda reconocen a Felipe V como monarca español. En 1713 – 1714 se firman los Tratados
de Utrecht y Rastadt. En España, las tropas de Felipe ejercen superioridad, acabando con las
revueltas en la Corona de Aragón.

1.2. La imposición del absolutismo borbónico.


Al instalarse los Borbones impusieron el modelo de absolutismo implantado en Francia con
Luis XIV. El monarca absoluto contaba con todos los poderes del Estado, su poder era
prácticamente ilimitado: a él le pertenecía el territorio y de él emanaban las instituciones.

1.3. Centralización y uniformidad.


Felipe V y Fernando IV (los primeros Borbones) asumen la tarea de unificar los diferentes
reinos de la península. Los Decretos de Nueva Planta de Felipe V imponen la organización
político-administrativa de Castilla en los territorios de la Corona de Aragón, los cuales
también perdieron su soberanía y se integraron con el resto de los estados, constituyendo
una única estructura de carácter uniforme. Se suprimen las Cortes de diferentes reinos y se
crean las Cortes de España, las cuales solo se reunían ante petición del rey. Los Consejos por
su parte pierden peso en el gobierno. El poder del monarca se encontraba por encima de
cualquier institución. Su labor era auxiliada por las Secretarías, los secretarios eran los
encargados de ejecutar las órdenes del rey y de controlar la administración. También
reorganizaron el territorio: eliminaron los virreinatos menos los americanos y crearon
demarcaciones provinciales gobernadas por capitanes generales quienes presidian las
Reales Audiencias. Por último, se generalizó la institución de los corregidores castellanos.
La aportación más relevante fue el cargo de intendente en la administración. Dependían
directamente del rey y gozaban de amplios poderes. Tenían como misión recaudar
impuestos y la dinamización económica del país. Otra novedad fueron los intentos de
reorganizar la Hacienda. Se trataba de establecer una cuota fija por parte de la
administración, a repartir entre los habitantes proporcionalmente. EL éxito se evidenció en
Cataluña, se intentó extender al resto de España, pero la resistencia de los privilegiados
impidió su aplicación.

1.4. La política exterior.


Este reinado empieza con la pérdida de poder e influencia de la Corona española
internacionalmente. Esto ayudo a liberar la carga militar y financiera que suponían las
posesiones europeas y su mantenimiento. Los principales enfrentamientos del siglo XVIII se
produjeron por Isabel de Farnesio, que se empeñaba en defender el acceso al trono de su
hijo. Los intereses españoles en Italia comportaron el enfrentamiento con algunas potencias
europeas. En busca de aliados, se firmen los Pactos de Familia con Francia.
Cuando Fernando IV llega al trono se centra en la reestructuración del ejército y de la flota.
Poseían numerosas colonias en América así que hicieron esfuerzos por mejorar y racionalizar
la administración y el comercio colonial. En la segunda mitad del siglo (Carlos III), España
interviene en la guerra de los Siete Años con Francia contra Inglaterra. Termina con la Paz de
París (1763) donde España cedió Florida y territorios de México y la
Luisiana pasaba a manos españolas. En 1782 recuperan Menorca. España también intervino
en la guerra de la independencia de Estados Unidos junto a Francia, apoyando a las colonias.
En este conflicto, España recupera Florida y los territorios de México.

2. Sociedad y economía del Antiguo Régimen.


2.1. Pervivencia de la sociedad estamental.
Se mantenía la división por estamentos y sus características esenciales eran la desigualdad
jurídica y el inmovilismo. Los privilegiados eran dueños de la propiedad territorial, no
pagaban impuestos y tenían cargos públicos. El clero (2% población) tenía el 40% de la
propiedad territorial y la nobleza (5% población) poseía numerosas propiedades y señoríos.
El tercer estamento es decir los no privilegiados, soportaban la mayor parte de las cargas
económicas del Estado y no participaban en las decisiones políticas. Los campesinos estaban
sometidos a un régimen señorial que les obligaba a entregar la mayor parte de sus rentas,
estando al límite de la supervivencia. El poder de la nobleza y el clero durante los siglos XVI y
XVII había impedido el desarrollo de la burguesía comercial e industrial. La mayoría de la
actividad económica mejoró y se desarrolló a lo largo del siglo XVIII.

2.2. Una economía agraria.


La agricultura era la fuente esencial de riqueza y se dedicaba a ella más del 80% de la
población. La tierra en su mayoría estaba amortizada, debía transmitirse en herencia sin
posibilidad de venderla o comprarla. La Corona, la nobleza y la Iglesia continuaban siendo
titulares de los señoríos, extensas posesiones de las cuales recibían cuantiosas rentas. La
mayor parte de la tierra cultivable estaba fuera del mercado y gran parte de la población no
podía acceder a la propiedad. La mayor parte del campesinado era arrendario o jornalero.
Las condiciones variaban según la zona, en sitios como Cataluña, cuyos señoríos eran
principalmente eclesiásticos, tenían contratos enfitéuticos (estables y a perpetuidad). No
estaban sometidos a aumentos de renta y se beneficiaban del crecimiento de los
rendimientos agrarios. En Galicia y Asturias los arrendamientos (foros) eras fijos, pero la
falta de tierras originó los subforos y un problema de minifundismo
Por último, en Castilla, Extremadura y Andalucía existían los latifundios en manos de la
nobleza y el clero. Eran tierras trabajadas a corto plazo por campesinos en arriendos o
jornaleros. Las condiciones eran duras, no podían acumular un mínimo de excedente y si
eran jornaleros dependían de un mísero salario.

2.3. La debilidad de la industria y el comercio interior.


En el Antiguo Régimen, la artesanía y el comercio eran sectores subsidiarios. La industria
artesanal se mantenía organizada por gremios, con un control estricto sobre la producción y
creación de nuevas industrias. El mercado interior era débil y escaso, limitado por
intercambios locales o comarcales, ya que existían problemas de transporte. Aunque lo que
más afecto al comercio fue la economía agraria de autoconsumo. Solo el comercio colonial
mantenía cierta importancia.

3. El reformismo Borbónico: Carlos II.


3.1. Las nuevas ideas ilustradas.
La corriente de pensamiento ilustrado se expandió rápidamente por Europa. La
característica básica de este pensamiento es la confianza en la razón y no puede ser
sustituida por autoridad, ni por tradición o revelación, todo aquello que no acepte la razón
es engaño. Eran firmes partidarios de la educación y el progreso, es decir, del
enriquecimiento del saber y de la progresiva mejora de las condiciones de vida de los seres
humanos. Critican la sociedad estamental, negando la transmisión hereditaria y afirmando la
igualdad y el derecho a la libertad de todas las personas. También criticaron la organización
económica, debido a la falta de libertad para comprar, vender, establecer o progresar.
Defendieron un sistema que garantizase la propiedad y la libertad de comercio e industria.
Se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia y sus privilegios. Por último, también se
enfrentaron al absolutismo monárquico, defendiendo la necesidad de un contrato entre
gobernantes y gobernados que garantizase los derechos básicos del individuo. Montesquieu
planteó la separación de poderes y Rousseau defendió la soberanía popular (mediante voto)
3.2. La ilustración española.
La introducción y difusión de las nuevas ideas ilustradas fue lenta y difícil en España. La
ausencia de amplios grupos burgueses, los medios intelectuales universitarios
conservadores y la importancia de la Iglesia dificultaron la difusión de este pensamiento
hasta la segunda mitad del siglo. A partir de 1750 surge una nueva generación de
pensadores que reflejaban las preocupaciones ilustradas y empezaron a criticar el modelo
social imperante en el siglo XVIII. No era un grupo homogéneo, pero coincidía su interés por
la ciencia, el espíritu crítico y la idea de progreso. Muchos ilustrados eran de la pequeña
nobleza, los cuales estaban convencidos de que la mejora del nivel cultural de la población
podía sacar al país de su atraso. La educación se volvió el objetivo prioritario para el cambio
social y se enfrentaron a órdenes religiosas y a los privilegiados para defender la necesidad
de una enseñanza útil y práctica, obligatoria y para ambos sexos, impregnada por los nuevos
conocimientos. La segunda preocupación fue la cuestión económica. Eran conscientes del
atraso del país debido a las tierras amortizadas en manos de los privilegiados y el excesivo
control de las actividades económicas y desconocimiento de nuevas técnicas. Intentaron
estudiar la situación del país y proponer una serie de reformas para el crecimiento
económico.

3.3. El despotismo ilustrado: Carlos III.


Carlos III accedió al trono al morir su hermanastro sin descendencia. Se mostró partidario
desde el principio de seguir algunas ideas de progreso y racionalización ilustradas, siempre
que no atentaran contra el poder de la monarquía absoluta y así iniciándose el despotismo
ilustrado en España. Carlos III tuvo que enfrentarse a la fuerte oposición de los grupos
privilegiados a su programa de reformas. Se produce el motín de Esquilache (1766), unas
revueltas en las que se unieron el malestar de la población por la escasez y el elevado precio
de los alimentos, el rechazo al excesivo poder de los altos cargos extranjeros y el
descontento de los privilegiados ante las reformas ilustradas que reducían su poder e
influencia. Todo ello confluyó en una revuelta popular en Madrid contra las medidas de
saneamiento y orden público tomadas por el ministro (limpieza urbana, alumbrado,
prohibición de juegos de azar y uso de armas...) Carlos III atemorizado ante la gravedad de
las revueltas paralizó las reformas y tomó medidas populares como bajar el precio de
algunos productos básicos. Los motines cesaron y el país se pacificó, retomando ahora la
política reformista. Contó con una serie de ministros y colaboradores que auxiliaron al
monarca y fueron los responsables de los esfuerzos reformistas. Ellos estudiaron,
informaron y propusieron una serie de medidas tendentes a la modernización y
racionalización del Estado.

3.4. La legislación reformadora.


En cuanto a lo religioso, se puso énfasis en reformar el poder y la influencia de la Iglesia. Los
ilustrados eran regalistas (defensores de la autoridad y prerrogativas del rey frente a la
Iglesia). Carlos III reclamó el derecho al nombramiento de los cargos de la Iglesia, control de
la Inquisición y fundación de monasterios. Se extiende la expulsión de los jesuitas (1766)
quienes era una orden religiosa de enorme poder. El pensamiento ilustrado se plasmó en el
decreto de 1783 donde se declaran honestas todas las profesiones. Hubo una reforma de los
estudios universitarios y las enseñanzas media, se fundaron escuelas de artes y oficios,
ligadas a conocimientos prácticos y se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria.
En el ámbito económico, se establecieron las siguientes medidas:
— Limitación de los privilegios de la Mesta, apoyo a la colonización de nuevas tierras e
impulsos de proyectos de reforma agraria.8
— Libre circulación de mercancías en el interior y liberación progresiva del comercio
colonial.
— Apoyo a la actividad industrial, liberalizando el progreso de fabricación y (1768)
abandono de la gestión directa de las Reales Fábricas. A su vez, se establecieron aranceles y
se firmaron tratados comerciales
— Moderación de la política impositiva, con el objetivo de fomentar la producción y limitar
el gasto público
Otra importante fue la creación de las Sociedad Económicas de Amigos del País, con el
objetivo de fomentar la agricultura, el comercio, la industria y traducir y publicar libros para
impulsar las ideas liberales y fisiócratas.

3.5 Los límites del reformismo Borbónico.


Hay un balance positivo en este despotismo ilustrado. Se impulsa reformas económicas, se
apoyan proyectos para el progreso de la instrucción pública, saneamiento de ciudades,
mejora de carreteras... Se anima a los súbditos a desarrollar actividades productivas y la
Iglesia pierde parte de su poder. Los intentos de reforma agraria implicaban trastocad el
poder de los privilegiados y el enfrentamiento a la nobleza significaba destruir la base de la
desigualdad civil sobre la que se asentaba la monarquía absoluta. Tenían el límite del poder
del monarca y mantener el orden base del Antiguo Régimen. La Revolución francesa causó
un temor en los efectos que provocaban las ideas ilustradas

4. Los efectos del reformismo: pervivencias y cambios.

4.1. El crecimiento demográfico.


En el siglo XVIII comienza un ciclo demográfico de crecimiento ininterrumpido de la
población. Desaparecen las grandes pestes, hay una mejora de las técnicas agrícolas, nuevos
cultivos y hay una época de paz. En España, pese a la alta mortalidad hubo una gran
natalidad y la ausencia de grandes hambrunas que permitieron un aumento de la población.
Los monarcas adoptaron políticas poblacionista ya que pensaban que el crecimiento de la
población era indispensable para el crecimiento del país. Medidas como incentivos a familias
numerosas, acoger inmigrantes católicos, o impulsar la puesta de cultivo de nuevos
espacios. Aun así, el crecimiento de la población se mantuvo limitado por las crisis de
subsistencia. La población, debilitada por el hambre, era vulnerable a las enfermedades y
epidemias, lo cual aumentaba la ya alta mortalidad. Ni la política poblacionista ni el contexto
de crecimiento demográfico consiguió mejorar los rendimientos ni comercializar la
agricultura.

4.2. Las tensiones del sector agrario.


Las reformas agrarias puesta en práctica no resolvió la tensión por el aumento de población.
Esto es debido a las desfavorables condiciones climáticas que limitaban las posibles cultivos
y nuevas técnicas. por otro lado, el incremento de la producción mediante el aumento de la
superficie cultivada no era posible en gran parte de España, porque había partes que no se
podían ni venderse ni cultivarse libremente. Se difundió en algunas partes el cultivo de maíz
y se generalizó la producción de patatas, también el vid.
4.3. El impulso a las manufacturas.
Los Borbones fomentaron la creación de manufacturas con la finalidad del aumento de la
producción, poniendo así freno a las importaciones de productos de lujo. De este modo se
crearon las reales fábricas, aunque la calidad de su producción, la escasead de mercado y la
baja rentabilidad, se orientase hacia el impulso de talleres privados. Durante el reinado de
Carlos III se inicia una política de reducción de los privilegios gremiales y ofrecen facilidades
para nuevos talleres o manufacturas privadas. Las manufacturas se implantan por todo el
territorio español pero su actividad destaca en Valencia, el país vasco y Cataluña. En la zona
levantina las industrias estaban ligadas a la producción seda y buscan satisfacer la demanda
de tejidos aumentando su producción y beneficios. En el país vasco la existencia de una
minería proporciona la materia prima necesaria para la creación de fundiciones y fábricas y
en Cataluña se difunde una nueva organización de la producción dedicada a reproducción de
tejidos blancos o estampados (indianas). La expansión de la manufactura catalana vino
favorecido por la ampliación del mercado a castilla, la apertura de los mercados americanos
al comercio catalán y la demanda interna de la propia Cataluña cuyo campesinado estaba en
mejores condiciones para el consumo.

4.4. La liberación del comercio colonial.


Los borbones, y especialmente Carlos III se preocuparon por reorganizar el comercio con
América ya que las colonias seguían siendo una importante fuente de ingresos para la
corona. El comercio colonial mantenía la estructura de los 2 puertos, el de Sevilla y el de
Cádiz, que monopolizaban el derecho al comercio americano. Así mismo la incapacidad de la
industria y la agricultura castellana para abastecer la demanda americana había dado lugar a
que gran parte del comercio estuviera en manos de comerciantes extranjeros. En el siglo
XVIII la corona patrocino la fundación de compañías comerciales otorgando privilegios y
monopolios sobre productos. Pero este sistema también fue ineficaz: la piratería, el
contrabando y la competencia extranjera arruinaron a las nuevas compañías y este fracaso
abrió el camino hacia la liberación total del comercio americano en la segunda mitad del
siglo.
Durante el reinado de Carlos III el gobierno acabo con el monopolio del comercio americano
y estableció la libre comunicación de los puertos españoles. El 1765 se abrieron una serie de
puertos al libre comercio y, en 1778, se decretó la libertada de todos los puertos para
comerciar con América. Las medidas liberalizadoras contribuyeron a la prosperidad de otras
zonas peninsulares.

TEMA 4: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788 - 1833)

1. La crisis del reinado de Carlos IV (1788 – 1808)


1.1. La monarquía de Carlos IV
Carlos IV apartó del gobierno a los ministros ilustrados y en 1792 confió el poder a Manuel
Godoy. La elección mostraba la absoluta desconfianza en los círculos nobiliarios de la corte y
el deseo de encontrar una persona de cuya fidelidad pudiera estar seguro. La ejecución del
monarca francés impulso a Carlos IV a declarar la guerra a Francia (1793-1795) las tropas
españolas perdieron y la paz de Basilea (1795) subordino España los intereses franceses. A
partir de ese momento la política española vacilo entre el temor a
Francia y el intento de pactar con ella para evitar el enfrentamiento con el poderoso ejército
napoleónico (napoleón asciende al poder en 1799). La alianza con Francia llegó a un
conflicto con Gran Bretaña desarrollado en 2 fases (1795-1801 y 1804-1808), la batalla de
trafalgar fue lo más relevante (1805). La armada franco-española fue destrozada, lo que
supuso la perdida de casi toda flota de Carlos IV. Esto acentuó la crisis de la hacienda real
agravada por la reducción de impuestos. Godoy recurrió al endeudamiento y aumento de las
contribuciones y planteo la desamortización de tierras eclesiásticas para conseguir recursos
para el estado. Fue ineficaz debido a la amplia oposición de la iglesia en la nobleza. Por otro
lado, los impuestos sobre el campesinado provocaban el descontento popular, que se veía
incrementado por las epidemias, el hambre y la escasez. La incapacidad para resolver esto
aumento motines y revueltas que responsabilizaban a Godoy de la crisis.

1.2. El motín de Aranjuez


La monarquía de Carlos IV se deterioró más cuando Godoy firmo con Napoleón el tratado de
Fontainebleau (1807) que autorizaba a los ejércitos napoleónicos a entrar en España para
atacar a Portugal. A cambio se repartiría Portugal entre Francia y España. Los franceses
entran en 1808 aceptados por las autoridades borbónicas, aunque irritando a la población.
El 18 de marzo de 1808 estallo un motín en Aranjuez donde los reyes aconsejados por
Godoy y temerosos de una invasión francesa al país se retiraron hacia el sur. El motín
perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV. Consiguieron sus objetivos,
pero los hechos evidenciaron una crisis profunda en la monarquía española. Carlos IV
informo sobre los acontecimientos a Napoleón y reclamo su ayuda. El emperador se
reafirmó sobre la debilidad, corrupción e incapacidad de la monarquía española y se decidió
a invadir España, ocupar el trono y anexionar el país al imperio.

1.3 La monarquía de José Bonaparte


Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona, donde sin mayor
oposición abdicaron ambos en la persona de Napoleón Bonaparte. Nombró a su hermano
José rey de España y convocó a Cortes para aprobar una Constitución que acabase con el
Antiguo Régimen. El nuevo código de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la
ley, los impuestos y el acceso a los cargos públicos. José Bonaparte inicio una reforma que
pretendía la liquidación del Antiguo Régimen, con la abolición del régimen señorial, la
desamortización de la Iglesia y la desvinculación de tierras. Conto con pocos apoyos y una
total incomprensión. Para gran parte de la población el nuevo gobierno era ilegitimo.
Además, sus acciones se guiaban por la conquista napoleónica, oponiendo aún más a la
población. 2. La guerra de la Independencia (1808 – 1814)
2.1. La revuelta popular y la formación de Juntas
En mayo de 1808 la familia real partió hacia Bayona en búsqueda de Fernando VII. Una
multitud se congregó ante palacio para impedir su partida y se alzó contra la presencia
francesa. La revuelta fue duramente reprimida por el general Murat, pero se extendió por
todo el país y un movimiento de resistencia popular frenó el avance de sus tropas. Surgen
las Juntas de armamento y defensa ante el vacío de poder creado por las abdicaciones. Las
Juntas fueron los primeros locales, formados por partidarios de Fernando VII, después se
crearon las provinciales, que asumieron la soberanía en ausencia del rey y declararon la
guerra a Napoleón. En septiembre de 1808, se crea una Junta Suprema central para
coordinar la lucha y dirigir el país. Reconocieron a Fernando VII como rey legítimo de España
y asumieron la autoridad hasta su retorno.

2.2. La resistencia: sitios y guerrillas


El carácter desorganizado de la resistencia confirmaba que la invasión seria rápida y fácil. Sin
embargo, la resistencia de ciudades, sometida a los sitios de las tropas francesas, inmovilizó
parte del ejército francés e impidió su avance. La derrota de Bailén y Bruc tuvo su impacto,
pues impidió la conquista de Andalucía y forzaron a José I a abandonar Madrid entre otras.
Napoleón se desplazó a España para dirigir la contraofensiva y en cuatro semanas su avance
se hizo imparable. José I regresó a Madrid y se extendió el dominio francés. La resistencia,
incapaz de oponerse, realizó una invasión de forma espontánea, popular y eficaz: las
guerrillas (pequeños grupos que hostigaban al ejecito por sorpresa). En 1812 Napoleón
inició la campaña de Rusia y debido a la disminución de efectivos las tropas españolas
consiguieron la victoria de
Arapiles. José I abandonó Madrid Y Napoleón decide poner fin al conflicto y permitir el
retorno de Felipe VII.

2.3. Actitudes sociales, políticas e ideológicas


Una minoría de españoles (afrancesados) colaboraron con la monarquía de José I, en su
mayoría procedentes del despotismo ilustrado y apostaban por modernizar España. El frente
patriótico son los que se opusieron a la invasión. La mayor parte de los privilegiados
deseaban la vuelta a absolutismo con Fernando VII. Algunos ilustrados creían emprender un
programar de reformas y modernización del país con la vuelta de Fernando. Los liberales
veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio político, con una constitución como
norma suprema, la soberanía nacional, división de poderes y la abolición de los privilegios
estamentales.

3. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.


3.1. La convocatoria de Cortes
La Junta Suprema Central fue incapaz de dirigir la guerra y decidió disolverse en enero de
1810. Mientras se reunían las Cortes, se mantenía una regencia de cinco miembros y se
organizó una consulta al país a través de las Juntas provinciales. El proceso de elección de
diputados de las Cortes estuvo influido por un ambiente liberal con elegidos que
simpatizaban por estas ideas. Las Cortes se abren en septiembre de 1810 y el sector liberal
consiguió su primer triunfo con una cámara única. En su primera sesión aprobaron el
principio de soberanía nacional.

3.2. La Constitución de 1812


Empezó a debatirse en agosto y en marzo de 1812 se la conoció popularmente como “La
Pepa”. Contiene una declaración de derechos del ciudadano: la libertad de pensamiento y
opinión, la igualdad de los españoles ante la ley, derecho de petición, derecho de propiedad
y reconocimiento de todos los derechos legítimos. La estructura del Estado correspondía a
una monarquía limitada, basada en la división de poderes y no en el derecho divino. El
poder legislativo es decir las Cortes, representaban la voluntad nacional poseían amplios
poderes (elaborar leyes, aprobar presupuestos, tratados internacionales...) El sufragio era
universal masculino e indirecto. El poder ejecutivo poseía la dirección del gobierno e
intervenía en la elaboración de leyes. La administración de justicia era de los tribunales y
establecía los principios básicos de un Estado de derecho. Se creo la Milicia Nacional a nivel
local y provincial. También se plasma el compromiso existente entre la burguesía liberal y los
absolutistas, al afirmar la confesionalidad del Estado.

3.3 La acción legislativa de las Cortes


Aprobaron una serie de leyes y decretos destinados a eliminar el Antiguo Régimen y ordenar
el Estado como un régimen liberal. Proceden con la supresión de los señoríos
jurisdiccionales, que pasaron a ser propiedad privada de los señores. Apunta a una reforma
agraria que transformaba a los antiguos señores. También se eliminan los mayorazgos y se
desamortizan las tierras comunales. Se voto la abolición de la Inquisión, aunque la religión
continuaba bajo el control de la Iglesia y condicionada por las juntas de censura. También
cabe señalar la libertad de trabajo, la eliminación de los gremios y la unificación del
mercado, marcando lo que debía ser la modernización de España. La vuelta de Fernando VII
frustró la experiencia liberal y condujo al retorno del absolutismo.

El reinado de Fernando VII (1814-1833)


4.1. La restauración del absolutismo (1814-1820)
Los absolutistas sabían que el regreso del rey era la mejor oportunidad para deshacerse de
toda la obra de Cádiz y volver al Antiguo Régimen (Manifiesto de los Persas). Fernando VII
debilitó al sector liberal con falsas promesas y mediante el Real Decreto del 4 de mayo de
1814 anulando la constitución y las leyes de Cádiz y anuncio la vuelta al absolutismo. Los
principales dirigentes liberales fueron detenidos o asesinados. A partir de 1815, Fernando
VII y su gobierno intentaron un objetivo imposible: rehacer un país destrozado por la guerra
a través de la restauración del Antiguo Régimen. Sus gobiernos fracasaron uno tras otro. Por
un lado, la elevadas pérdidas humanas y materiales arruinaron el campesinado. Por otro
lado, la Hacienda Real entró en bancarrota. Hay que añadir que los acontecimientos
sucedidos entre 1808 y 1814 habían cambiado la mentalidad de muchos grupos sociales. El
campesinado había dejado de pagar las rentas señoriales y las protestas se sucedían ante la
pretensión de volver a imponer los viejos tributos. Se originó un sector liberal que
protagonizaría en el futuro numerosos pronunciamientos. Los gobiernos de Fernando VII
fueron incapaces de dar respuestas a los problemas de enderezar la Hacienda o hacer frente
a los movimientos independentistas. Pronunciamientos militares liberales evidenciaron el
descontento y la quiebra de la monarquía absoluta.

4.2. El Trienio Liberal (1820 – 1823)


En 1820 el coronel Riego se sublevó y recorrió Andalucía proclamando la Constitución de
1812. EL rey se vio obligado a aceptar la constitución en 10 de marzo. Se formó un nuevo
gobierno que proclamó una amnistía y convocó elecciones a Corte. A raíz de los resultados
electorales iniciaron una obra legislativa. Restauraron gran parte de las reformas de Cádiz
(libertad de industria, abolición de gremios, supresión de señoríos...). Se disminuyó en
diezmo y reformaron el sistema fiscal, el código penal y el ejército. Asimismo, impulsaron la
liberación de la industria y el comercio. Todas estas reformas suscitaron rápidamente la
oposición de la monarquía, pese a que Fernando había aceptado trato de sabotear el
gobierno varias veces. Sin embargo, estas medidas causaron el descontento de los
campesinos. Además, lo impuestos no disminuyeron y obligaba a los campesinos a conseguir
dinero con la venta de sus productos, lo cual era bastante difícil. En 1822 se alzaron partidos
absolutistas. Las tensiones se produjeron también entre los propios liberales divididos en
moderados y exaltados.
4.3. La década ominosa (1823-1833)
El fin del régimen liberal fue provocado por la santa alianza, por petición de Fernando VII
encargo a Francia la intervención en España. En 1823 los cien mil hijos de san Luis entraron a
España y repusieron a Fernando VII como monarca absoluto. Las potencias restauradoras
consideraban necesarias algunas reformas moderadas, esto provocó una represión contra
los liberales, algunos yéndose al exilio.
El nuevo problema de la monarquía fue las dificultades con hacienda agravado por las
pérdidas de las colonias americanas. El rey busco la colaboración del sector moderado de la
burguesía financiera e industria, concediendo aranceles proteccionistas. La actitud
incremento la desconfianza de los realistas y de los sectores ultramontanos de la corte.
Fernando no tenía descendencia por lo que su hermano Carlos María gozaba de cierto poder
en círculos nobinarios.

4.4. El conflicto dinástico.


El nacimiento de Isabel en 1830 dio un grave conflicto debido a la ley sálica, Fernando
cambio con la ley la pragmática sanción a su favor para convertir a Isabel en reina y
heredera.
Los carlistas se negaron a ello. Presionaron al monarca enfermo para retomar la ley y que
reinará Carlos María Isidro. El debate realmente era causado por el modelo que se impartiría
en la sociedad si reinaba una mujer. María cristina tenía que hacer algo para mantener el
trono a su hija por lo que fue nombrada regente y formo un nuevo gobierno reformista,
amnistió a 100.000 exiliados y se preparó contra los carlistas. Poco después Fernando muere
y Isabel con 3 años se convierte en heredera al trono, siendo Cristina (su madre) reina hasta
la mayoría de edad de Isabel. don Carlos se proclama rey y da comenzó a la primera guerra
carlista.

6.La independencia de la América hispana


6.1 La América española del siglo XVIII a lo largo del siglo
A lo largo del siglo XVIII la preocupación de los borbones por los territorios había dado lugar
a una etapa de prosperidad basada en la reactivación del comercio y explotación de
plantaciones, esto propicio el desarrollo de un poderoso grupo burgués criollo. De aquí
nació un pensamiento ilustrado donde las ideas de emancipación de la metrópolis tomaron
cuerpo y se crearon los proyectos de independencia. Estos deseos estaban provocados por
el trato discriminatorio en los cargos coloniales, por grandes impuestos y por el gran control
al que se sometían los comercios.

6.2 El proceso de independencia (1808-1810)


Los criollos por no aceptaban la autoridad de José Bonaparte y para ello crearon juntas.
Aunque se mantenía fieles a Fernando, no reconocieron la autoridad de la junta suprema
central.Los focos más secesionistas fueron: el virreinato de Río de la plata, donde se
proclamó la independencia de la República Argentina; el virreinato de Nueva Granada y
Venezuela al que se le situó Simón Bolívar; México levantamiento dirigido a Miguel hidalgo y
José María Morelos. Las cortes de Cádiz reconocieron las colonias con territorio español,
pero fueron incapaces de intervenir al movimiento independentista. En 1814 finalizada la
guerra hispano francesa, Fernando VII respondió con un envío de 10000 hombres,
mostrándose impotente en el virreinato de Río de la plata, Paraguay y Argentina se
independizan.San Martín atravesó los Andes en 1817, derroto a los españoles y propició la
independencia de Chile (1818). Bolívar derrotó al ejército español desde el norte y puso
bases para la formación de la gran colonia. México logro atraerse a la iglesia y a clases
poderosas y se independiza de la metrópolis en 1821. Tras la independencia de Perú y
Bolivia se acabó con la presencia española en América. Solo Cuba, Puerto Rico y Filipinas
permanecieron entre sus posesiones del territorio español.
6.3. Los problemas de las nuevas naciones americanas
La emancipación de las colonias no solucionó los problemas de la América hispana:
-en primer lugar, Los sueños de los libertadores de conseguir una América unida, poderosa y
solidaria se mostró imposible. Los intereses de caudillos, burgueses y terratenientes en
dominar y explotar todos los territorios dieron lugar a guerras y la división del territorio en
múltiples republicas. El poder del ejercito políticamente se enquisto en la sociedad
hispanoamericana.
-en segundo lugar, los criollos abandonaron a la mayoría de la población india, negra o
pobre, dando lugar a convulsiones sociales.
- Por último, la independencia política no supuso la independencia económica del
subcontinente. El dominio español fue sustituido por Gran Bretaña y Estados Unidos.

TEMA 5: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833—1868)

1.La primera guerra carlista (1833 — 1840)


1.1. Dos opciones enfrentadas
Los insurrectos proclamaron rey al infante Carlos María Isidoro, confiando en su defensa del
absolutismo y sociedad tradicional. Se inicia una guerra civil entre los defensores del Antiguo
Régimen y los liberales. El carlismo representaba una ideología tradicionalista y antiliberal.
Bajo el lema “Dios, Patria y Fueros” se agrupaban los defensores de la legitimidad de Carlos,
monarquía absoluta, importancia de la Iglesia, mantenimiento del Antiguo Régimen y
conservación del sistema. Estaban formados por miembros del clero y pequeña nobleza.
También tenían una amplia base social campesina, ya que habían quedado arruinados con
las reformas liberales y desconfiaban de estas. Los carlistas se identificaban con los valores
de la Iglesia. La causa isabelina contó con el apoyo de una parte de la alta nobleza y
funcionarios, así como parte de la jerarquía eclesiástica. La necesidad de ampliar su base
supuso la adhesión de los liberales. La regente tuvo que acceder a las demandas de los
liberales que exigían el fin del absolutismo y del Antiguo Régimen.
1.2. El desarrollo del conflicto armado
Las primeras partidas carlistas se levantaron en 1833 por una amplia zona del territorio
español, el foco más importante fue en Navarra y el País Vasco. También se extendió por el
norte. Internacionalmente, Carlos recibió el apoyo de potencias como Rusia, Prusia y Austria
(dinero y armas) mientras que Isabel contó con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Portugal.
El conflicto paso armado pasó por dos fases bien diferenciadas:
— Primera etapa (1833—1835): Estabilización de la guerra en el norte y triunfos
carlistas. La insurrección tomó impulso en 1834 cuando el pretendiente (Gran
Bretaña) se instaló en Navarra creando una monarquía alternativa con su corte,
gobierno y ejército. Un general a cargo de las tropas norteñas conquistó Tolosa,
Durango, Vergara y Éibar, aunque fracasó en la toma de Bilbao. En la zona de levante
los carlistas estaban más desorganizados. Las tierras del Ebro se unieron a las de
Maestrazgo y el Bajo Aragón, conducidas por uno de los lideres carlistas más
destacados (Cabrera).
— Segunda fase (1836—1840): La guerra se decantó hacia el bando liberal a partir de
la victoria del general Espartero que puso fin en a Bilbao. Los insurrectos, con
escasos recursos, iniciaron una nueva estrategia caracterizada por las expediciones
a otras regiones. La debilidad del carlismo propició discrepancias entre las
transaccioncitas, partidarios de llegar a un acuerdo con los liberales, y los
intransigentes, quienes querían continuar con la guerra. Se acordó la firma del
Convenio de Vergara (1839) con Espartero, manteniendo los fueros de las provincias
vascas y Navarra, así como la integración de la oficialidad carlista en el ejército real.

2. El proceso de revolución liberal (1833 — 1843)


2.1. Los primeros gobiernos de transición (1833–1836)
El testamento de Fernando VII establecía crear un Consejo para asesora a la regente María
Cristina. Estuvo compuesto en su mayoría por absolutistas moderados con la intención de
llegar a un acuerdo con los carlistas. La única reforma de este gobierno fue la nueva división
provincial de España para poner fin a la administración local A.R. El trono isabelino se
tambaleó por la falta de apoyo sólido. Los liberales se habían convertido en aliados
indispensables. Se escogió a Francisco Martínez de la Rosa para presidir en gobierno liberal,
como el Estatuto Real, el cual era un conjunto de reglas para convocar unas Cortes. Las
reformas eran insuficientes para parte del liberalismo. La división de liberales doceañistas
(moderados) y exaltados (progresistas) formó las dos tendencias políticas que dominarían
los siguientes años. La Corona y antiguos privilegiados apoyaron a los moderados. La
necesidad de conseguir apoyos sociales y recursos financieros forzó a la monarquía a
aceptar un gobierno progresista con un proceso de reformas.
2.2. Los progresistas en el poder
Tenían su fuerza en el dominio del movimiento popular y en las Juntas revolucionarias. En
1835/6 protagonizaron las revueltas urbanas. La mayoría de las Juntas redactaron proclamas
expresando sus demandas (reunión de Cortes, libertad de prensa, nueva ley electoral,
acabar con el clero regular…). María Cristina forma un gobierno liberal progresista que, a
manos de Mendizábal, inicio la reforma del Estatuó Real y tomó medidas para conseguir
recursos y armarse contra el carlismo. Cuando trató de desamortizar los bienes del clero
María Cristina se ve obligada por la presión de privilegiados a destituirlo. Además, estallaron
revueltas a favor de la Constitución de
1812. Ante las presiones María Cristina accede a restablecer la Constitución de Cádiz (1836)
y entrega el poder a Calatrava
2.3. El desmantelamiento del Antiguo Régimen
Los progresistas asumieron la tarea de desmantelar las instituciones del Antiguo Régimen
por un sistema liberal, constitucional y parlamentario. Empezaron por la reforma agraria
liberal (libre disponibilidad de la tierra). La disolución del régimen señorial iniciada en las
cortes de Cádiz. Así, el antiguo señor se convirtió en el nuevo propietario y muchos
campesinos pasaron a ser arrendatarios o jornaleros. La desvinculación significó el din de los
patrimonios unidos obligatoriamente. En el 1836, Mendizábal decretó la disolución de las
órdenes religiosas. Los bienes desamortizados fueron puestos a la venta mediante subasta
pública a través de la cual se busca conseguir los recursos para financiar el estado liberal.
Mas adelante, las medidas deberán fomentar la agricultura. Este régimen también supuso el
camino hacia el libre funcionamiento del mercado completando la liberación de la
economía. La abolición de los privilegios gremiales, la libertad de industria y comercio,
eliminación de aduanas y abolición de diezmo completaron el liberalismo económico
2.4. La Constitución de 1837
El gobierno convocó unas Cortes extraordinaria para redactar un nuevo texto constitucional.
Será aprobado en 1837, era breve y buscaba ser aceptado por progresistas y moderados. La
Constitución de 1837 proclamaba algunos de los principios básicos del progresismo
(soberanía nacional, declaración de derechos ciudadanos, división de poderes y
aconfesionalidad del Estado). También tenía elementos moderados, como dos cámaras, el
Congreso y el Senado y concedía amplios poderes a la Corona. Otras leyes como la de la
Imprenta (1836) o la Ley Electoral (1837) culminaran el entramado jurídico.
2.5. La alternancia en el poder (1837–1843)
Se configura el primer sistema de partidos a base de los moderados y los progresistas, que
se alternaron por el poder durante el reinado de Isabel II.
Los moderados en el gobierno (1837–1840) Las primeras elecciones que fueron ganadas por
los moderados, que trataron de desvirtuar los elementos más progresistas. Limitaron la
libertad de imprenta y una Ley de Ayuntamiento (la Corona nombra alcaldes). Trataron de
devolver los bienes al clero y reimplantar el diezmo. El apoyo de la regente a esta propuesta
provocó la oposición progresista. María Cristina dimitió de su cargo y asumió el poder
Espartero en 1840.
La regencia de Espartero (1840–1843) Espartero disolvió las Juntas revolucionarias y
convoco elecciones con una mayoría progresista. Actuó con autoritarismo: fue incapaz de
cooperar con las Cortes y gobernó con los Ayacucho (militares). Espartero se aisló del
entorno progresista y perdió la popularidad. Lo que más trascendencia tuvo fue el arancel
que abría el mercado español a los tejidos de algodón ingleses. Esto provocó un
levantamiento en Barcelona de la burguesía y las clases populares. Espartero mandó a
bombardear la ciudad hasta la sumisión. Los moderados aprovecharon la división del
progresismo para realizar una serie de conspiraciones. Espartero abandonó la regencia
(1843) e Isabel II es proclamada reina.

3.Las diferentes opciones del liberalismo


3.1. Las agrupaciones políticas
Los partidos políticos del siglo XIX consistían en agrupaciones de personalidades alrededor
de algún notable, civil o militar. Eran corrientes de opinión vinculadas por relaciones
personales o intereses económicos.
Los moderados Se definen como personas de orden y estaban formados por terratenientes,
comerciantes e intelectuales conservadores. Defendían el derecho a la propiedad y
restringían el sufragio por riqueza. La libertad era como un bien individual al que se
anteponía la autoridad y el orden social. Defendían el principio de soberanía compartida
entre las Cortes y la Corona. Se mostraban partidarios de limitar los derechos individuales
(prensa, opinión, reunión y asociación).
Los progresistas Se consideraban defensores de la libertad y predominaba la mediana y
pequeña burguesía. Defendían la soberanía nacional y el predominio de las Cortes en el
sistema político y rechazaban la intervención de la Corona. Querían robustecer los poderes
locales y otorgar amplios derechos individuales y colectivos. Mantenían el principio del
sufragio censitario. Defendían la necesidad de una reforma agraria.
En 1854 la Unión Liberal se formó y atrajo a los grupos más conservadores del progresismo.
Pretendía ser opción centrista entre ambos, pero no representaba ninguna novedad.
Demócratas y republicanos En 1849 se forma el Partido Demócrata que defendía la
soberanía popular y el sufragio universal masculino. Era partidario de una única cámara
electiva, libertad de imprenta, formación de la Milicia Nacional… Reconocía el predominio
social de la Iglesia, pero exigía libertad de culto para todas las religiones. El desprestigio de
la monarquía de Isabel II hizo ganar fuertemente el republicanismo. Los republicanos
defendían la República como la única opción verdaderamente democrática.
4.La década moderna (1844–1854)
4.1. La configuración del régimen moderado
Las elecciones de 1844 dieron la mayoría a los moderados con un nuevo gobierno basado en
los principios de liberalismo moderado. Querían clausura de la etapa revolucionaria y
normalizar el funcionamiento de las instituciones liberales. Los primeros gobiernos
moderados llevaron a cabo una fuerte represión contra los progresistas. Este régimen se
asentó sobre el predominio de la burguesía terrateniente (antiguos aristócratas y nueva
burguesía). Necesitaban un régimen que se asentade en las instituciones liberales
moderadamente. La Corona y el ejército se convirtieron en garantes más fieles del sistema.
Falsearon el mecanismo electoral dejando al resto la conspiración como único camino para
alcanzar el poder.
La Constitución del 1845 Recogió las ideas básicas del moderantismo (soberanía conjunta,
ampliación de poderes del ejecutivo, restricción del derecho de voto, ayuntamientos
sometidos a la Administración central, exclusividad a la religión católica…). Mantenía gran
parte de los artículos de la Constitución anterior, sobre todo en cuando a derechos, pero con
más restricciones con las libertades. Hubo un control gubernamental sobre la prensa. En
1846 se planteó un sufragio censitario restringido.
El Concordato de la Santa Sede Los moderados intentaron mejorad las relaciones con la
Iglesia, contraria al liberalismo. Se firmó un Concordato de la Santa Sede (1851) que
suspendía la venta de los bienes eclesiásticos. A cambio, la Santa Sede reconocía a Isabel II y
aceptaba la obra desamortizadora, el Estado se comprometía a el sostenimiento de la Iglesia
española.
4.2. La institucionalización del Estado liberal
Pretendió consolidar la estructura del Estado bajo los principios de centralismo, uniformidad
y jerarquización a través de una serie de leyes. Por un lado, la reforma fiscal para aumentar
los ingresos de la Hacienda pública.
Se centralizaron los impuestos y se propició la contribución directa. Se aprobó el Código
Penal (1848) y se elaboró un proyecto de Código Civil. Por otro lado, se abordó la reforma de
la Administración pública, reorganizando los cargos del Estado y creando una ley de
funcionarios.
La ley de Administración Local (1845) dispuso que los alcaldes serían nombrados por la
Corona. Se creó una estructura jerarquizada y piramidal en la que cada provincia dependía
de un poder central en Madrid. Esto dio lugar a un levantamiento carlista que se solucionó
con un decreto que acordó el mantenimiento de los ayuntamientos forales y las Juntas
Generales en el País vasco y Navarra. También se estableció un sistema nacional de
instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de enseñanza. La Ley Moyano (1857)
fue la primera ley de educación. Se adoptó también el sistema métrico decimal. Se creó la
Guardia Civil en 1844, encargados del orden público.
4.3 La crisis del gobierno moderado
No consiguieron estabilidad política. Actuaron de forma arbitraria y excluyente,
manipulando elecciones y reduciendo la importancia del poder legislativo. En 1852 se
agudizó el autoritarismo ya que se transformó el Estado en la dictadura tecnocrática, que
contemplaba suspender las Cortes. Esta reforma suponía la desaparición del régimen
parlamentario y la vuelta al Estatuto Real. La propuesta fracasó por la oposición. Aumentó el
descontento de amplias capas sociales, cada vez más marginadas políticamente. Una nueva
revolución en 1854 permitió que los progresistas regresaran al poder y puso fin a diez años
de gobierno moderado.

5. El bienio progresista (1854–1856)


5.1. La revuelta de 1854 y el nuevo gobierno progresista
El pronunciamiento de Vicálvaro acabo con la fundación de un nievo partido, la Unión
Liberal, centro entre moderados y progresistas. Elaboraron el Manifiesto de Manzanares
demandando el cumplimiento de la Constitución de 1845, reforma de la Ley Electoral,
reducción de impuestos y restauración de la Milicia. La presidencia recayó otra vez en
Espartero. En las elecciones, con mayoría progresistas, supuso la aparición de diputados
demócratas. Intentó restaurar los principios del progresismo, se restauró la Milicia y la Ley
Municipal que permitía la elección de alcaldes. Se preparó una nueva Constitución, pero no
se promulgó. El plan de reformas económicas tuvo mayor trascendencia a futuro, cuyo
objetivo era impulsar el desarrollo económico y la industrialización del país.
5.2. La legislación económica
Lo más importante fueron la obra desamortizadora y la extensión de la red ferroviaria. La
nueva Ley Desamortizadora (1855) afectó a los bienes del Estado, Iglesia, ordenes
militares… En 1837 se eliminó la propiedad vinculada para conseguir recursos para la
Hacienda. La Ley General del Ferrocarril (1855) regulaba la ejecución y ofrecía incentivos a
empresas que intervinieran. Todas las medidas propiciarán una etapa de expansión
económica hasta 1866
5.3. La crisis del bienio progresista
Las reformas no remediaron las crisis de subsistencias, que generó un clima de grave
conflictividad social. En Cataluña se producen huelgas obreras. Pedían reducción de
impuestos de consumos, abolición de las quintas, mejora de salario y reducción de jornada.
También condujo a un levantamiento campesino. El gobierno presentó la Ley de Trabajo con
mejorar y que permitía las asociaciones de obreros. Aun así, la creciente conflictividad social
significó la irrupción del movimiento obrero. Además, las discrepancias dentro del gobierno
acabarían con la Unión Liberal. Espartero dimitió y la reina confío el gobierno a O’Donnell,
que reprimió las protestas.
6. La descomposición del sistema isabelino
6.1. Los gobiernos unionistas (1856–1863)
El nuevo gobierno intentó un equilibrio político combinando elementos moderados y
progresistas como la limitación de los poderes de la Corona y la desamortización civil. Se
consiguió una estabilidad política interior. Se intentó revitalizar el parlamentismo, aunque
bajo la tutela del Estado, y ejercer una política más tolerante con la oposición. Una de las
actuaciones más relevantes fue la política exterior activa, que buscaba recuperar el prestigio
internacional.

— La expedición a Indochina (1858–1863): benefició a los franceses, que iniciaron la


penetración colonial
— La intervención en México (1862): Se exigió al gobierno mexicano la deuda atrasada
con ese país
Las campañas militares de Marruecos (859-1860) se motivaron por disputas fronterizas, que
se saldaron en las batallas de Tetuán y castillejos, donde el general Prim adquirió gran
prestigio militar La paz de Wad-Ras permito incorporar la corona de Ifni y la ampliación de
Ceuta. En 1863 la descomposición interna gornamental que hubo en los años anteriores,
habiendo mucha sucesión de gobiernos. El unionismo fue incapaz de afrontar la oposición
de los moderados y de la corona, se negó a disolver las cortes. O’Donnell dimitió y se
entregó el poder a los moderados.
6.2. Los gobiernos moderados (1863-1868)
Ocurrió el retorno de Narváez al poder y la reposición a antiguos principios del
moderantismo. Sin embargo, la querellas Internas, con constantes conspiraciones, pacto
pronunciamientos evidenciaron la falta de apoyo y debilidad del gobierno. El moderantismo
impuso la forma autoritaria de gobierno, y esta ejerció una fuerte represión. Los progresistas
acusados de la corona de entorpecer y promover formas dictoriales. Pasando de nuevo a la
insurrección con apoyo de los demócratas y aumenta va la influencia en las clases populares.
En 1866 dio lugar a la sublevación del cuartel de San Gil, que contaba con progresistas y
demócratas que llevo a un levantamiento en Madrid. La insurrección acabo con muchas
personas los unionistas se opusieron al gobierno. Mientras que O’Donnell se exilió a Gran
Bretaña. Esta empeoro a raíz de la crisis de subsistencias en 1866, en la que aumento los
precios y el descontento popular. La sociedad de pronuncio y se dio un giro radical.

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