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El documento resume el tema 3 de la España del siglo XVIII. 1) La monarquía absoluta de los Borbones se impuso tras la guerra de sucesión española, centralizando el poder en el rey. 2) La sociedad se basaba en el estamento y la economía en la agricultura, con debilidad industrial y comercial. 3) A finales del siglo, las ideas ilustradas influyeron en reformas para promover la educación, ciencia y progreso económico.
El documento resume el tema 3 de la España del siglo XVIII. 1) La monarquía absoluta de los Borbones se impuso tras la guerra de sucesión española, centralizando el poder en el rey. 2) La sociedad se basaba en el estamento y la economía en la agricultura, con debilidad industrial y comercial. 3) A finales del siglo, las ideas ilustradas influyeron en reformas para promover la educación, ciencia y progreso económico.
El documento resume el tema 3 de la España del siglo XVIII. 1) La monarquía absoluta de los Borbones se impuso tras la guerra de sucesión española, centralizando el poder en el rey. 2) La sociedad se basaba en el estamento y la economía en la agricultura, con debilidad industrial y comercial. 3) A finales del siglo, las ideas ilustradas influyeron en reformas para promover la educación, ciencia y progreso económico.
1.1. La guerra de sucesión española. Carlos II fue el último Austria y muere sin descendencia en 1700. Los principales candidatos al trono son Felipe de Anjou (nieto de María Teresa de Austria) y Carlos de Habsburgo. El testamento de Carlos II nombra al Borbón como heredero, Felipe V jura su cargo ante las Cortes en 1701. Esto provocó un desequilibrio de poder entre las potencias europeas, ya que fortalecía la influencia de los Borbones en Europa. Gran Bretaña, Holanda y Portugal entran en guerra contra Francia y España al apoyar al candidato austriaco. En el interior de España, Castilla apoya a Felipe V, pero en la Corona de Aragón las instituciones representativas de los sectores sociales y las clases populares apoyan a Carlos de Habsburgo. El enfrentamiento derivó en una guerra civil que duró casi una década. En el exterior, los Borbones no podían vencer a los partidarios de Carlos, pero en el año 1711 la muerte del emperador de Austria obliga a Carlos de Habsburgo a tomar el trono, lo que suponía un peligro para el equilibrio europeo que tuviese estos dos tronos en su poder. Inglaterra y Holanda reconocen a Felipe V como monarca español. En 1713 – 1714 se firman los Tratados de Utrecht y Rastadt. En España, las tropas de Felipe ejercen superioridad, acabando con las revueltas en la Corona de Aragón.
1.2. La imposición del absolutismo borbónico.
Al instalarse los Borbones impusieron el modelo de absolutismo implantado en Francia con Luis XIV. El monarca absoluto contaba con todos los poderes del Estado, su poder era prácticamente ilimitado: a él le pertenecía el territorio y de él emanaban las instituciones.
1.3. Centralización y uniformidad.
Felipe V y Fernando IV (los primeros Borbones) asumen la tarea de unificar los diferentes reinos de la península. Los Decretos de Nueva Planta de Felipe V imponen la organización político-administrativa de Castilla en los territorios de la Corona de Aragón, los cuales también perdieron su soberanía y se integraron con el resto de los estados, constituyendo una única estructura de carácter uniforme. Se suprimen las Cortes de diferentes reinos y se crean las Cortes de España, las cuales solo se reunían ante petición del rey. Los Consejos por su parte pierden peso en el gobierno. El poder del monarca se encontraba por encima de cualquier institución. Su labor era auxiliada por las Secretarías, los secretarios eran los encargados de ejecutar las órdenes del rey y de controlar la administración. También reorganizaron el territorio: eliminaron los virreinatos menos los americanos y crearon demarcaciones provinciales gobernadas por capitanes generales quienes presidian las Reales Audiencias. Por último, se generalizó la institución de los corregidores castellanos. La aportación más relevante fue el cargo de intendente en la administración. Dependían directamente del rey y gozaban de amplios poderes. Tenían como misión recaudar impuestos y la dinamización económica del país. Otra novedad fueron los intentos de reorganizar la Hacienda. Se trataba de establecer una cuota fija por parte de la administración, a repartir entre los habitantes proporcionalmente. EL éxito se evidenció en Cataluña, se intentó extender al resto de España, pero la resistencia de los privilegiados impidió su aplicación.
1.4. La política exterior.
Este reinado empieza con la pérdida de poder e influencia de la Corona española internacionalmente. Esto ayudo a liberar la carga militar y financiera que suponían las posesiones europeas y su mantenimiento. Los principales enfrentamientos del siglo XVIII se produjeron por Isabel de Farnesio, que se empeñaba en defender el acceso al trono de su hijo. Los intereses españoles en Italia comportaron el enfrentamiento con algunas potencias europeas. En busca de aliados, se firmen los Pactos de Familia con Francia. Cuando Fernando IV llega al trono se centra en la reestructuración del ejército y de la flota. Poseían numerosas colonias en América así que hicieron esfuerzos por mejorar y racionalizar la administración y el comercio colonial. En la segunda mitad del siglo (Carlos III), España interviene en la guerra de los Siete Años con Francia contra Inglaterra. Termina con la Paz de París (1763) donde España cedió Florida y territorios de México y la Luisiana pasaba a manos españolas. En 1782 recuperan Menorca. España también intervino en la guerra de la independencia de Estados Unidos junto a Francia, apoyando a las colonias. En este conflicto, España recupera Florida y los territorios de México.
2. Sociedad y economía del Antiguo Régimen.
2.1. Pervivencia de la sociedad estamental. Se mantenía la división por estamentos y sus características esenciales eran la desigualdad jurídica y el inmovilismo. Los privilegiados eran dueños de la propiedad territorial, no pagaban impuestos y tenían cargos públicos. El clero (2% población) tenía el 40% de la propiedad territorial y la nobleza (5% población) poseía numerosas propiedades y señoríos. El tercer estamento es decir los no privilegiados, soportaban la mayor parte de las cargas económicas del Estado y no participaban en las decisiones políticas. Los campesinos estaban sometidos a un régimen señorial que les obligaba a entregar la mayor parte de sus rentas, estando al límite de la supervivencia. El poder de la nobleza y el clero durante los siglos XVI y XVII había impedido el desarrollo de la burguesía comercial e industrial. La mayoría de la actividad económica mejoró y se desarrolló a lo largo del siglo XVIII.
2.2. Una economía agraria.
La agricultura era la fuente esencial de riqueza y se dedicaba a ella más del 80% de la población. La tierra en su mayoría estaba amortizada, debía transmitirse en herencia sin posibilidad de venderla o comprarla. La Corona, la nobleza y la Iglesia continuaban siendo titulares de los señoríos, extensas posesiones de las cuales recibían cuantiosas rentas. La mayor parte de la tierra cultivable estaba fuera del mercado y gran parte de la población no podía acceder a la propiedad. La mayor parte del campesinado era arrendario o jornalero. Las condiciones variaban según la zona, en sitios como Cataluña, cuyos señoríos eran principalmente eclesiásticos, tenían contratos enfitéuticos (estables y a perpetuidad). No estaban sometidos a aumentos de renta y se beneficiaban del crecimiento de los rendimientos agrarios. En Galicia y Asturias los arrendamientos (foros) eras fijos, pero la falta de tierras originó los subforos y un problema de minifundismo Por último, en Castilla, Extremadura y Andalucía existían los latifundios en manos de la nobleza y el clero. Eran tierras trabajadas a corto plazo por campesinos en arriendos o jornaleros. Las condiciones eran duras, no podían acumular un mínimo de excedente y si eran jornaleros dependían de un mísero salario.
2.3. La debilidad de la industria y el comercio interior.
En el Antiguo Régimen, la artesanía y el comercio eran sectores subsidiarios. La industria artesanal se mantenía organizada por gremios, con un control estricto sobre la producción y creación de nuevas industrias. El mercado interior era débil y escaso, limitado por intercambios locales o comarcales, ya que existían problemas de transporte. Aunque lo que más afecto al comercio fue la economía agraria de autoconsumo. Solo el comercio colonial mantenía cierta importancia.
3. El reformismo Borbónico: Carlos II.
3.1. Las nuevas ideas ilustradas. La corriente de pensamiento ilustrado se expandió rápidamente por Europa. La característica básica de este pensamiento es la confianza en la razón y no puede ser sustituida por autoridad, ni por tradición o revelación, todo aquello que no acepte la razón es engaño. Eran firmes partidarios de la educación y el progreso, es decir, del enriquecimiento del saber y de la progresiva mejora de las condiciones de vida de los seres humanos. Critican la sociedad estamental, negando la transmisión hereditaria y afirmando la igualdad y el derecho a la libertad de todas las personas. También criticaron la organización económica, debido a la falta de libertad para comprar, vender, establecer o progresar. Defendieron un sistema que garantizase la propiedad y la libertad de comercio e industria. Se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia y sus privilegios. Por último, también se enfrentaron al absolutismo monárquico, defendiendo la necesidad de un contrato entre gobernantes y gobernados que garantizase los derechos básicos del individuo. Montesquieu planteó la separación de poderes y Rousseau defendió la soberanía popular (mediante voto) 3.2. La ilustración española. La introducción y difusión de las nuevas ideas ilustradas fue lenta y difícil en España. La ausencia de amplios grupos burgueses, los medios intelectuales universitarios conservadores y la importancia de la Iglesia dificultaron la difusión de este pensamiento hasta la segunda mitad del siglo. A partir de 1750 surge una nueva generación de pensadores que reflejaban las preocupaciones ilustradas y empezaron a criticar el modelo social imperante en el siglo XVIII. No era un grupo homogéneo, pero coincidía su interés por la ciencia, el espíritu crítico y la idea de progreso. Muchos ilustrados eran de la pequeña nobleza, los cuales estaban convencidos de que la mejora del nivel cultural de la población podía sacar al país de su atraso. La educación se volvió el objetivo prioritario para el cambio social y se enfrentaron a órdenes religiosas y a los privilegiados para defender la necesidad de una enseñanza útil y práctica, obligatoria y para ambos sexos, impregnada por los nuevos conocimientos. La segunda preocupación fue la cuestión económica. Eran conscientes del atraso del país debido a las tierras amortizadas en manos de los privilegiados y el excesivo control de las actividades económicas y desconocimiento de nuevas técnicas. Intentaron estudiar la situación del país y proponer una serie de reformas para el crecimiento económico.
3.3. El despotismo ilustrado: Carlos III.
Carlos III accedió al trono al morir su hermanastro sin descendencia. Se mostró partidario desde el principio de seguir algunas ideas de progreso y racionalización ilustradas, siempre que no atentaran contra el poder de la monarquía absoluta y así iniciándose el despotismo ilustrado en España. Carlos III tuvo que enfrentarse a la fuerte oposición de los grupos privilegiados a su programa de reformas. Se produce el motín de Esquilache (1766), unas revueltas en las que se unieron el malestar de la población por la escasez y el elevado precio de los alimentos, el rechazo al excesivo poder de los altos cargos extranjeros y el descontento de los privilegiados ante las reformas ilustradas que reducían su poder e influencia. Todo ello confluyó en una revuelta popular en Madrid contra las medidas de saneamiento y orden público tomadas por el ministro (limpieza urbana, alumbrado, prohibición de juegos de azar y uso de armas...) Carlos III atemorizado ante la gravedad de las revueltas paralizó las reformas y tomó medidas populares como bajar el precio de algunos productos básicos. Los motines cesaron y el país se pacificó, retomando ahora la política reformista. Contó con una serie de ministros y colaboradores que auxiliaron al monarca y fueron los responsables de los esfuerzos reformistas. Ellos estudiaron, informaron y propusieron una serie de medidas tendentes a la modernización y racionalización del Estado.
3.4. La legislación reformadora.
En cuanto a lo religioso, se puso énfasis en reformar el poder y la influencia de la Iglesia. Los ilustrados eran regalistas (defensores de la autoridad y prerrogativas del rey frente a la Iglesia). Carlos III reclamó el derecho al nombramiento de los cargos de la Iglesia, control de la Inquisición y fundación de monasterios. Se extiende la expulsión de los jesuitas (1766) quienes era una orden religiosa de enorme poder. El pensamiento ilustrado se plasmó en el decreto de 1783 donde se declaran honestas todas las profesiones. Hubo una reforma de los estudios universitarios y las enseñanzas media, se fundaron escuelas de artes y oficios, ligadas a conocimientos prácticos y se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria. En el ámbito económico, se establecieron las siguientes medidas: — Limitación de los privilegios de la Mesta, apoyo a la colonización de nuevas tierras e impulsos de proyectos de reforma agraria.8 — Libre circulación de mercancías en el interior y liberación progresiva del comercio colonial. — Apoyo a la actividad industrial, liberalizando el progreso de fabricación y (1768) abandono de la gestión directa de las Reales Fábricas. A su vez, se establecieron aranceles y se firmaron tratados comerciales — Moderación de la política impositiva, con el objetivo de fomentar la producción y limitar el gasto público Otra importante fue la creación de las Sociedad Económicas de Amigos del País, con el objetivo de fomentar la agricultura, el comercio, la industria y traducir y publicar libros para impulsar las ideas liberales y fisiócratas.
3.5 Los límites del reformismo Borbónico.
Hay un balance positivo en este despotismo ilustrado. Se impulsa reformas económicas, se apoyan proyectos para el progreso de la instrucción pública, saneamiento de ciudades, mejora de carreteras... Se anima a los súbditos a desarrollar actividades productivas y la Iglesia pierde parte de su poder. Los intentos de reforma agraria implicaban trastocad el poder de los privilegiados y el enfrentamiento a la nobleza significaba destruir la base de la desigualdad civil sobre la que se asentaba la monarquía absoluta. Tenían el límite del poder del monarca y mantener el orden base del Antiguo Régimen. La Revolución francesa causó un temor en los efectos que provocaban las ideas ilustradas
4. Los efectos del reformismo: pervivencias y cambios.
4.1. El crecimiento demográfico.
En el siglo XVIII comienza un ciclo demográfico de crecimiento ininterrumpido de la población. Desaparecen las grandes pestes, hay una mejora de las técnicas agrícolas, nuevos cultivos y hay una época de paz. En España, pese a la alta mortalidad hubo una gran natalidad y la ausencia de grandes hambrunas que permitieron un aumento de la población. Los monarcas adoptaron políticas poblacionista ya que pensaban que el crecimiento de la población era indispensable para el crecimiento del país. Medidas como incentivos a familias numerosas, acoger inmigrantes católicos, o impulsar la puesta de cultivo de nuevos espacios. Aun así, el crecimiento de la población se mantuvo limitado por las crisis de subsistencia. La población, debilitada por el hambre, era vulnerable a las enfermedades y epidemias, lo cual aumentaba la ya alta mortalidad. Ni la política poblacionista ni el contexto de crecimiento demográfico consiguió mejorar los rendimientos ni comercializar la agricultura.
4.2. Las tensiones del sector agrario.
Las reformas agrarias puesta en práctica no resolvió la tensión por el aumento de población. Esto es debido a las desfavorables condiciones climáticas que limitaban las posibles cultivos y nuevas técnicas. por otro lado, el incremento de la producción mediante el aumento de la superficie cultivada no era posible en gran parte de España, porque había partes que no se podían ni venderse ni cultivarse libremente. Se difundió en algunas partes el cultivo de maíz y se generalizó la producción de patatas, también el vid. 4.3. El impulso a las manufacturas. Los Borbones fomentaron la creación de manufacturas con la finalidad del aumento de la producción, poniendo así freno a las importaciones de productos de lujo. De este modo se crearon las reales fábricas, aunque la calidad de su producción, la escasead de mercado y la baja rentabilidad, se orientase hacia el impulso de talleres privados. Durante el reinado de Carlos III se inicia una política de reducción de los privilegios gremiales y ofrecen facilidades para nuevos talleres o manufacturas privadas. Las manufacturas se implantan por todo el territorio español pero su actividad destaca en Valencia, el país vasco y Cataluña. En la zona levantina las industrias estaban ligadas a la producción seda y buscan satisfacer la demanda de tejidos aumentando su producción y beneficios. En el país vasco la existencia de una minería proporciona la materia prima necesaria para la creación de fundiciones y fábricas y en Cataluña se difunde una nueva organización de la producción dedicada a reproducción de tejidos blancos o estampados (indianas). La expansión de la manufactura catalana vino favorecido por la ampliación del mercado a castilla, la apertura de los mercados americanos al comercio catalán y la demanda interna de la propia Cataluña cuyo campesinado estaba en mejores condiciones para el consumo.
4.4. La liberación del comercio colonial.
Los borbones, y especialmente Carlos III se preocuparon por reorganizar el comercio con América ya que las colonias seguían siendo una importante fuente de ingresos para la corona. El comercio colonial mantenía la estructura de los 2 puertos, el de Sevilla y el de Cádiz, que monopolizaban el derecho al comercio americano. Así mismo la incapacidad de la industria y la agricultura castellana para abastecer la demanda americana había dado lugar a que gran parte del comercio estuviera en manos de comerciantes extranjeros. En el siglo XVIII la corona patrocino la fundación de compañías comerciales otorgando privilegios y monopolios sobre productos. Pero este sistema también fue ineficaz: la piratería, el contrabando y la competencia extranjera arruinaron a las nuevas compañías y este fracaso abrió el camino hacia la liberación total del comercio americano en la segunda mitad del siglo. Durante el reinado de Carlos III el gobierno acabo con el monopolio del comercio americano y estableció la libre comunicación de los puertos españoles. El 1765 se abrieron una serie de puertos al libre comercio y, en 1778, se decretó la libertada de todos los puertos para comerciar con América. Las medidas liberalizadoras contribuyeron a la prosperidad de otras zonas peninsulares.
TEMA 4: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788 - 1833)
1. La crisis del reinado de Carlos IV (1788 – 1808)
1.1. La monarquía de Carlos IV Carlos IV apartó del gobierno a los ministros ilustrados y en 1792 confió el poder a Manuel Godoy. La elección mostraba la absoluta desconfianza en los círculos nobiliarios de la corte y el deseo de encontrar una persona de cuya fidelidad pudiera estar seguro. La ejecución del monarca francés impulso a Carlos IV a declarar la guerra a Francia (1793-1795) las tropas españolas perdieron y la paz de Basilea (1795) subordino España los intereses franceses. A partir de ese momento la política española vacilo entre el temor a Francia y el intento de pactar con ella para evitar el enfrentamiento con el poderoso ejército napoleónico (napoleón asciende al poder en 1799). La alianza con Francia llegó a un conflicto con Gran Bretaña desarrollado en 2 fases (1795-1801 y 1804-1808), la batalla de trafalgar fue lo más relevante (1805). La armada franco-española fue destrozada, lo que supuso la perdida de casi toda flota de Carlos IV. Esto acentuó la crisis de la hacienda real agravada por la reducción de impuestos. Godoy recurrió al endeudamiento y aumento de las contribuciones y planteo la desamortización de tierras eclesiásticas para conseguir recursos para el estado. Fue ineficaz debido a la amplia oposición de la iglesia en la nobleza. Por otro lado, los impuestos sobre el campesinado provocaban el descontento popular, que se veía incrementado por las epidemias, el hambre y la escasez. La incapacidad para resolver esto aumento motines y revueltas que responsabilizaban a Godoy de la crisis.
1.2. El motín de Aranjuez
La monarquía de Carlos IV se deterioró más cuando Godoy firmo con Napoleón el tratado de Fontainebleau (1807) que autorizaba a los ejércitos napoleónicos a entrar en España para atacar a Portugal. A cambio se repartiría Portugal entre Francia y España. Los franceses entran en 1808 aceptados por las autoridades borbónicas, aunque irritando a la población. El 18 de marzo de 1808 estallo un motín en Aranjuez donde los reyes aconsejados por Godoy y temerosos de una invasión francesa al país se retiraron hacia el sur. El motín perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV. Consiguieron sus objetivos, pero los hechos evidenciaron una crisis profunda en la monarquía española. Carlos IV informo sobre los acontecimientos a Napoleón y reclamo su ayuda. El emperador se reafirmó sobre la debilidad, corrupción e incapacidad de la monarquía española y se decidió a invadir España, ocupar el trono y anexionar el país al imperio.
1.3 La monarquía de José Bonaparte
Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona, donde sin mayor oposición abdicaron ambos en la persona de Napoleón Bonaparte. Nombró a su hermano José rey de España y convocó a Cortes para aprobar una Constitución que acabase con el Antiguo Régimen. El nuevo código de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a los cargos públicos. José Bonaparte inicio una reforma que pretendía la liquidación del Antiguo Régimen, con la abolición del régimen señorial, la desamortización de la Iglesia y la desvinculación de tierras. Conto con pocos apoyos y una total incomprensión. Para gran parte de la población el nuevo gobierno era ilegitimo. Además, sus acciones se guiaban por la conquista napoleónica, oponiendo aún más a la población. 2. La guerra de la Independencia (1808 – 1814) 2.1. La revuelta popular y la formación de Juntas En mayo de 1808 la familia real partió hacia Bayona en búsqueda de Fernando VII. Una multitud se congregó ante palacio para impedir su partida y se alzó contra la presencia francesa. La revuelta fue duramente reprimida por el general Murat, pero se extendió por todo el país y un movimiento de resistencia popular frenó el avance de sus tropas. Surgen las Juntas de armamento y defensa ante el vacío de poder creado por las abdicaciones. Las Juntas fueron los primeros locales, formados por partidarios de Fernando VII, después se crearon las provinciales, que asumieron la soberanía en ausencia del rey y declararon la guerra a Napoleón. En septiembre de 1808, se crea una Junta Suprema central para coordinar la lucha y dirigir el país. Reconocieron a Fernando VII como rey legítimo de España y asumieron la autoridad hasta su retorno.
2.2. La resistencia: sitios y guerrillas
El carácter desorganizado de la resistencia confirmaba que la invasión seria rápida y fácil. Sin embargo, la resistencia de ciudades, sometida a los sitios de las tropas francesas, inmovilizó parte del ejército francés e impidió su avance. La derrota de Bailén y Bruc tuvo su impacto, pues impidió la conquista de Andalucía y forzaron a José I a abandonar Madrid entre otras. Napoleón se desplazó a España para dirigir la contraofensiva y en cuatro semanas su avance se hizo imparable. José I regresó a Madrid y se extendió el dominio francés. La resistencia, incapaz de oponerse, realizó una invasión de forma espontánea, popular y eficaz: las guerrillas (pequeños grupos que hostigaban al ejecito por sorpresa). En 1812 Napoleón inició la campaña de Rusia y debido a la disminución de efectivos las tropas españolas consiguieron la victoria de Arapiles. José I abandonó Madrid Y Napoleón decide poner fin al conflicto y permitir el retorno de Felipe VII.
2.3. Actitudes sociales, políticas e ideológicas
Una minoría de españoles (afrancesados) colaboraron con la monarquía de José I, en su mayoría procedentes del despotismo ilustrado y apostaban por modernizar España. El frente patriótico son los que se opusieron a la invasión. La mayor parte de los privilegiados deseaban la vuelta a absolutismo con Fernando VII. Algunos ilustrados creían emprender un programar de reformas y modernización del país con la vuelta de Fernando. Los liberales veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio político, con una constitución como norma suprema, la soberanía nacional, división de poderes y la abolición de los privilegios estamentales.
3. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.
3.1. La convocatoria de Cortes La Junta Suprema Central fue incapaz de dirigir la guerra y decidió disolverse en enero de 1810. Mientras se reunían las Cortes, se mantenía una regencia de cinco miembros y se organizó una consulta al país a través de las Juntas provinciales. El proceso de elección de diputados de las Cortes estuvo influido por un ambiente liberal con elegidos que simpatizaban por estas ideas. Las Cortes se abren en septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió su primer triunfo con una cámara única. En su primera sesión aprobaron el principio de soberanía nacional.
3.2. La Constitución de 1812
Empezó a debatirse en agosto y en marzo de 1812 se la conoció popularmente como “La Pepa”. Contiene una declaración de derechos del ciudadano: la libertad de pensamiento y opinión, la igualdad de los españoles ante la ley, derecho de petición, derecho de propiedad y reconocimiento de todos los derechos legítimos. La estructura del Estado correspondía a una monarquía limitada, basada en la división de poderes y no en el derecho divino. El poder legislativo es decir las Cortes, representaban la voluntad nacional poseían amplios poderes (elaborar leyes, aprobar presupuestos, tratados internacionales...) El sufragio era universal masculino e indirecto. El poder ejecutivo poseía la dirección del gobierno e intervenía en la elaboración de leyes. La administración de justicia era de los tribunales y establecía los principios básicos de un Estado de derecho. Se creo la Milicia Nacional a nivel local y provincial. También se plasma el compromiso existente entre la burguesía liberal y los absolutistas, al afirmar la confesionalidad del Estado.
3.3 La acción legislativa de las Cortes
Aprobaron una serie de leyes y decretos destinados a eliminar el Antiguo Régimen y ordenar el Estado como un régimen liberal. Proceden con la supresión de los señoríos jurisdiccionales, que pasaron a ser propiedad privada de los señores. Apunta a una reforma agraria que transformaba a los antiguos señores. También se eliminan los mayorazgos y se desamortizan las tierras comunales. Se voto la abolición de la Inquisión, aunque la religión continuaba bajo el control de la Iglesia y condicionada por las juntas de censura. También cabe señalar la libertad de trabajo, la eliminación de los gremios y la unificación del mercado, marcando lo que debía ser la modernización de España. La vuelta de Fernando VII frustró la experiencia liberal y condujo al retorno del absolutismo.
El reinado de Fernando VII (1814-1833)
4.1. La restauración del absolutismo (1814-1820) Los absolutistas sabían que el regreso del rey era la mejor oportunidad para deshacerse de toda la obra de Cádiz y volver al Antiguo Régimen (Manifiesto de los Persas). Fernando VII debilitó al sector liberal con falsas promesas y mediante el Real Decreto del 4 de mayo de 1814 anulando la constitución y las leyes de Cádiz y anuncio la vuelta al absolutismo. Los principales dirigentes liberales fueron detenidos o asesinados. A partir de 1815, Fernando VII y su gobierno intentaron un objetivo imposible: rehacer un país destrozado por la guerra a través de la restauración del Antiguo Régimen. Sus gobiernos fracasaron uno tras otro. Por un lado, la elevadas pérdidas humanas y materiales arruinaron el campesinado. Por otro lado, la Hacienda Real entró en bancarrota. Hay que añadir que los acontecimientos sucedidos entre 1808 y 1814 habían cambiado la mentalidad de muchos grupos sociales. El campesinado había dejado de pagar las rentas señoriales y las protestas se sucedían ante la pretensión de volver a imponer los viejos tributos. Se originó un sector liberal que protagonizaría en el futuro numerosos pronunciamientos. Los gobiernos de Fernando VII fueron incapaces de dar respuestas a los problemas de enderezar la Hacienda o hacer frente a los movimientos independentistas. Pronunciamientos militares liberales evidenciaron el descontento y la quiebra de la monarquía absoluta.
4.2. El Trienio Liberal (1820 – 1823)
En 1820 el coronel Riego se sublevó y recorrió Andalucía proclamando la Constitución de 1812. EL rey se vio obligado a aceptar la constitución en 10 de marzo. Se formó un nuevo gobierno que proclamó una amnistía y convocó elecciones a Corte. A raíz de los resultados electorales iniciaron una obra legislativa. Restauraron gran parte de las reformas de Cádiz (libertad de industria, abolición de gremios, supresión de señoríos...). Se disminuyó en diezmo y reformaron el sistema fiscal, el código penal y el ejército. Asimismo, impulsaron la liberación de la industria y el comercio. Todas estas reformas suscitaron rápidamente la oposición de la monarquía, pese a que Fernando había aceptado trato de sabotear el gobierno varias veces. Sin embargo, estas medidas causaron el descontento de los campesinos. Además, lo impuestos no disminuyeron y obligaba a los campesinos a conseguir dinero con la venta de sus productos, lo cual era bastante difícil. En 1822 se alzaron partidos absolutistas. Las tensiones se produjeron también entre los propios liberales divididos en moderados y exaltados. 4.3. La década ominosa (1823-1833) El fin del régimen liberal fue provocado por la santa alianza, por petición de Fernando VII encargo a Francia la intervención en España. En 1823 los cien mil hijos de san Luis entraron a España y repusieron a Fernando VII como monarca absoluto. Las potencias restauradoras consideraban necesarias algunas reformas moderadas, esto provocó una represión contra los liberales, algunos yéndose al exilio. El nuevo problema de la monarquía fue las dificultades con hacienda agravado por las pérdidas de las colonias americanas. El rey busco la colaboración del sector moderado de la burguesía financiera e industria, concediendo aranceles proteccionistas. La actitud incremento la desconfianza de los realistas y de los sectores ultramontanos de la corte. Fernando no tenía descendencia por lo que su hermano Carlos María gozaba de cierto poder en círculos nobinarios.
4.4. El conflicto dinástico.
El nacimiento de Isabel en 1830 dio un grave conflicto debido a la ley sálica, Fernando cambio con la ley la pragmática sanción a su favor para convertir a Isabel en reina y heredera. Los carlistas se negaron a ello. Presionaron al monarca enfermo para retomar la ley y que reinará Carlos María Isidro. El debate realmente era causado por el modelo que se impartiría en la sociedad si reinaba una mujer. María cristina tenía que hacer algo para mantener el trono a su hija por lo que fue nombrada regente y formo un nuevo gobierno reformista, amnistió a 100.000 exiliados y se preparó contra los carlistas. Poco después Fernando muere y Isabel con 3 años se convierte en heredera al trono, siendo Cristina (su madre) reina hasta la mayoría de edad de Isabel. don Carlos se proclama rey y da comenzó a la primera guerra carlista.
6.La independencia de la América hispana
6.1 La América española del siglo XVIII a lo largo del siglo A lo largo del siglo XVIII la preocupación de los borbones por los territorios había dado lugar a una etapa de prosperidad basada en la reactivación del comercio y explotación de plantaciones, esto propicio el desarrollo de un poderoso grupo burgués criollo. De aquí nació un pensamiento ilustrado donde las ideas de emancipación de la metrópolis tomaron cuerpo y se crearon los proyectos de independencia. Estos deseos estaban provocados por el trato discriminatorio en los cargos coloniales, por grandes impuestos y por el gran control al que se sometían los comercios.
6.2 El proceso de independencia (1808-1810)
Los criollos por no aceptaban la autoridad de José Bonaparte y para ello crearon juntas. Aunque se mantenía fieles a Fernando, no reconocieron la autoridad de la junta suprema central.Los focos más secesionistas fueron: el virreinato de Río de la plata, donde se proclamó la independencia de la República Argentina; el virreinato de Nueva Granada y Venezuela al que se le situó Simón Bolívar; México levantamiento dirigido a Miguel hidalgo y José María Morelos. Las cortes de Cádiz reconocieron las colonias con territorio español, pero fueron incapaces de intervenir al movimiento independentista. En 1814 finalizada la guerra hispano francesa, Fernando VII respondió con un envío de 10000 hombres, mostrándose impotente en el virreinato de Río de la plata, Paraguay y Argentina se independizan.San Martín atravesó los Andes en 1817, derroto a los españoles y propició la independencia de Chile (1818). Bolívar derrotó al ejército español desde el norte y puso bases para la formación de la gran colonia. México logro atraerse a la iglesia y a clases poderosas y se independiza de la metrópolis en 1821. Tras la independencia de Perú y Bolivia se acabó con la presencia española en América. Solo Cuba, Puerto Rico y Filipinas permanecieron entre sus posesiones del territorio español. 6.3. Los problemas de las nuevas naciones americanas La emancipación de las colonias no solucionó los problemas de la América hispana: -en primer lugar, Los sueños de los libertadores de conseguir una América unida, poderosa y solidaria se mostró imposible. Los intereses de caudillos, burgueses y terratenientes en dominar y explotar todos los territorios dieron lugar a guerras y la división del territorio en múltiples republicas. El poder del ejercito políticamente se enquisto en la sociedad hispanoamericana. -en segundo lugar, los criollos abandonaron a la mayoría de la población india, negra o pobre, dando lugar a convulsiones sociales. - Por último, la independencia política no supuso la independencia económica del subcontinente. El dominio español fue sustituido por Gran Bretaña y Estados Unidos.
TEMA 5: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833—1868)
1.La primera guerra carlista (1833 — 1840)
1.1. Dos opciones enfrentadas Los insurrectos proclamaron rey al infante Carlos María Isidoro, confiando en su defensa del absolutismo y sociedad tradicional. Se inicia una guerra civil entre los defensores del Antiguo Régimen y los liberales. El carlismo representaba una ideología tradicionalista y antiliberal. Bajo el lema “Dios, Patria y Fueros” se agrupaban los defensores de la legitimidad de Carlos, monarquía absoluta, importancia de la Iglesia, mantenimiento del Antiguo Régimen y conservación del sistema. Estaban formados por miembros del clero y pequeña nobleza. También tenían una amplia base social campesina, ya que habían quedado arruinados con las reformas liberales y desconfiaban de estas. Los carlistas se identificaban con los valores de la Iglesia. La causa isabelina contó con el apoyo de una parte de la alta nobleza y funcionarios, así como parte de la jerarquía eclesiástica. La necesidad de ampliar su base supuso la adhesión de los liberales. La regente tuvo que acceder a las demandas de los liberales que exigían el fin del absolutismo y del Antiguo Régimen. 1.2. El desarrollo del conflicto armado Las primeras partidas carlistas se levantaron en 1833 por una amplia zona del territorio español, el foco más importante fue en Navarra y el País Vasco. También se extendió por el norte. Internacionalmente, Carlos recibió el apoyo de potencias como Rusia, Prusia y Austria (dinero y armas) mientras que Isabel contó con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Portugal. El conflicto paso armado pasó por dos fases bien diferenciadas: — Primera etapa (1833—1835): Estabilización de la guerra en el norte y triunfos carlistas. La insurrección tomó impulso en 1834 cuando el pretendiente (Gran Bretaña) se instaló en Navarra creando una monarquía alternativa con su corte, gobierno y ejército. Un general a cargo de las tropas norteñas conquistó Tolosa, Durango, Vergara y Éibar, aunque fracasó en la toma de Bilbao. En la zona de levante los carlistas estaban más desorganizados. Las tierras del Ebro se unieron a las de Maestrazgo y el Bajo Aragón, conducidas por uno de los lideres carlistas más destacados (Cabrera). — Segunda fase (1836—1840): La guerra se decantó hacia el bando liberal a partir de la victoria del general Espartero que puso fin en a Bilbao. Los insurrectos, con escasos recursos, iniciaron una nueva estrategia caracterizada por las expediciones a otras regiones. La debilidad del carlismo propició discrepancias entre las transaccioncitas, partidarios de llegar a un acuerdo con los liberales, y los intransigentes, quienes querían continuar con la guerra. Se acordó la firma del Convenio de Vergara (1839) con Espartero, manteniendo los fueros de las provincias vascas y Navarra, así como la integración de la oficialidad carlista en el ejército real.
2. El proceso de revolución liberal (1833 — 1843)
2.1. Los primeros gobiernos de transición (1833–1836) El testamento de Fernando VII establecía crear un Consejo para asesora a la regente María Cristina. Estuvo compuesto en su mayoría por absolutistas moderados con la intención de llegar a un acuerdo con los carlistas. La única reforma de este gobierno fue la nueva división provincial de España para poner fin a la administración local A.R. El trono isabelino se tambaleó por la falta de apoyo sólido. Los liberales se habían convertido en aliados indispensables. Se escogió a Francisco Martínez de la Rosa para presidir en gobierno liberal, como el Estatuto Real, el cual era un conjunto de reglas para convocar unas Cortes. Las reformas eran insuficientes para parte del liberalismo. La división de liberales doceañistas (moderados) y exaltados (progresistas) formó las dos tendencias políticas que dominarían los siguientes años. La Corona y antiguos privilegiados apoyaron a los moderados. La necesidad de conseguir apoyos sociales y recursos financieros forzó a la monarquía a aceptar un gobierno progresista con un proceso de reformas. 2.2. Los progresistas en el poder Tenían su fuerza en el dominio del movimiento popular y en las Juntas revolucionarias. En 1835/6 protagonizaron las revueltas urbanas. La mayoría de las Juntas redactaron proclamas expresando sus demandas (reunión de Cortes, libertad de prensa, nueva ley electoral, acabar con el clero regular…). María Cristina forma un gobierno liberal progresista que, a manos de Mendizábal, inicio la reforma del Estatuó Real y tomó medidas para conseguir recursos y armarse contra el carlismo. Cuando trató de desamortizar los bienes del clero María Cristina se ve obligada por la presión de privilegiados a destituirlo. Además, estallaron revueltas a favor de la Constitución de 1812. Ante las presiones María Cristina accede a restablecer la Constitución de Cádiz (1836) y entrega el poder a Calatrava 2.3. El desmantelamiento del Antiguo Régimen Los progresistas asumieron la tarea de desmantelar las instituciones del Antiguo Régimen por un sistema liberal, constitucional y parlamentario. Empezaron por la reforma agraria liberal (libre disponibilidad de la tierra). La disolución del régimen señorial iniciada en las cortes de Cádiz. Así, el antiguo señor se convirtió en el nuevo propietario y muchos campesinos pasaron a ser arrendatarios o jornaleros. La desvinculación significó el din de los patrimonios unidos obligatoriamente. En el 1836, Mendizábal decretó la disolución de las órdenes religiosas. Los bienes desamortizados fueron puestos a la venta mediante subasta pública a través de la cual se busca conseguir los recursos para financiar el estado liberal. Mas adelante, las medidas deberán fomentar la agricultura. Este régimen también supuso el camino hacia el libre funcionamiento del mercado completando la liberación de la economía. La abolición de los privilegios gremiales, la libertad de industria y comercio, eliminación de aduanas y abolición de diezmo completaron el liberalismo económico 2.4. La Constitución de 1837 El gobierno convocó unas Cortes extraordinaria para redactar un nuevo texto constitucional. Será aprobado en 1837, era breve y buscaba ser aceptado por progresistas y moderados. La Constitución de 1837 proclamaba algunos de los principios básicos del progresismo (soberanía nacional, declaración de derechos ciudadanos, división de poderes y aconfesionalidad del Estado). También tenía elementos moderados, como dos cámaras, el Congreso y el Senado y concedía amplios poderes a la Corona. Otras leyes como la de la Imprenta (1836) o la Ley Electoral (1837) culminaran el entramado jurídico. 2.5. La alternancia en el poder (1837–1843) Se configura el primer sistema de partidos a base de los moderados y los progresistas, que se alternaron por el poder durante el reinado de Isabel II. Los moderados en el gobierno (1837–1840) Las primeras elecciones que fueron ganadas por los moderados, que trataron de desvirtuar los elementos más progresistas. Limitaron la libertad de imprenta y una Ley de Ayuntamiento (la Corona nombra alcaldes). Trataron de devolver los bienes al clero y reimplantar el diezmo. El apoyo de la regente a esta propuesta provocó la oposición progresista. María Cristina dimitió de su cargo y asumió el poder Espartero en 1840. La regencia de Espartero (1840–1843) Espartero disolvió las Juntas revolucionarias y convoco elecciones con una mayoría progresista. Actuó con autoritarismo: fue incapaz de cooperar con las Cortes y gobernó con los Ayacucho (militares). Espartero se aisló del entorno progresista y perdió la popularidad. Lo que más trascendencia tuvo fue el arancel que abría el mercado español a los tejidos de algodón ingleses. Esto provocó un levantamiento en Barcelona de la burguesía y las clases populares. Espartero mandó a bombardear la ciudad hasta la sumisión. Los moderados aprovecharon la división del progresismo para realizar una serie de conspiraciones. Espartero abandonó la regencia (1843) e Isabel II es proclamada reina.
3.Las diferentes opciones del liberalismo
3.1. Las agrupaciones políticas Los partidos políticos del siglo XIX consistían en agrupaciones de personalidades alrededor de algún notable, civil o militar. Eran corrientes de opinión vinculadas por relaciones personales o intereses económicos. Los moderados Se definen como personas de orden y estaban formados por terratenientes, comerciantes e intelectuales conservadores. Defendían el derecho a la propiedad y restringían el sufragio por riqueza. La libertad era como un bien individual al que se anteponía la autoridad y el orden social. Defendían el principio de soberanía compartida entre las Cortes y la Corona. Se mostraban partidarios de limitar los derechos individuales (prensa, opinión, reunión y asociación). Los progresistas Se consideraban defensores de la libertad y predominaba la mediana y pequeña burguesía. Defendían la soberanía nacional y el predominio de las Cortes en el sistema político y rechazaban la intervención de la Corona. Querían robustecer los poderes locales y otorgar amplios derechos individuales y colectivos. Mantenían el principio del sufragio censitario. Defendían la necesidad de una reforma agraria. En 1854 la Unión Liberal se formó y atrajo a los grupos más conservadores del progresismo. Pretendía ser opción centrista entre ambos, pero no representaba ninguna novedad. Demócratas y republicanos En 1849 se forma el Partido Demócrata que defendía la soberanía popular y el sufragio universal masculino. Era partidario de una única cámara electiva, libertad de imprenta, formación de la Milicia Nacional… Reconocía el predominio social de la Iglesia, pero exigía libertad de culto para todas las religiones. El desprestigio de la monarquía de Isabel II hizo ganar fuertemente el republicanismo. Los republicanos defendían la República como la única opción verdaderamente democrática. 4.La década moderna (1844–1854) 4.1. La configuración del régimen moderado Las elecciones de 1844 dieron la mayoría a los moderados con un nuevo gobierno basado en los principios de liberalismo moderado. Querían clausura de la etapa revolucionaria y normalizar el funcionamiento de las instituciones liberales. Los primeros gobiernos moderados llevaron a cabo una fuerte represión contra los progresistas. Este régimen se asentó sobre el predominio de la burguesía terrateniente (antiguos aristócratas y nueva burguesía). Necesitaban un régimen que se asentade en las instituciones liberales moderadamente. La Corona y el ejército se convirtieron en garantes más fieles del sistema. Falsearon el mecanismo electoral dejando al resto la conspiración como único camino para alcanzar el poder. La Constitución del 1845 Recogió las ideas básicas del moderantismo (soberanía conjunta, ampliación de poderes del ejecutivo, restricción del derecho de voto, ayuntamientos sometidos a la Administración central, exclusividad a la religión católica…). Mantenía gran parte de los artículos de la Constitución anterior, sobre todo en cuando a derechos, pero con más restricciones con las libertades. Hubo un control gubernamental sobre la prensa. En 1846 se planteó un sufragio censitario restringido. El Concordato de la Santa Sede Los moderados intentaron mejorad las relaciones con la Iglesia, contraria al liberalismo. Se firmó un Concordato de la Santa Sede (1851) que suspendía la venta de los bienes eclesiásticos. A cambio, la Santa Sede reconocía a Isabel II y aceptaba la obra desamortizadora, el Estado se comprometía a el sostenimiento de la Iglesia española. 4.2. La institucionalización del Estado liberal Pretendió consolidar la estructura del Estado bajo los principios de centralismo, uniformidad y jerarquización a través de una serie de leyes. Por un lado, la reforma fiscal para aumentar los ingresos de la Hacienda pública. Se centralizaron los impuestos y se propició la contribución directa. Se aprobó el Código Penal (1848) y se elaboró un proyecto de Código Civil. Por otro lado, se abordó la reforma de la Administración pública, reorganizando los cargos del Estado y creando una ley de funcionarios. La ley de Administración Local (1845) dispuso que los alcaldes serían nombrados por la Corona. Se creó una estructura jerarquizada y piramidal en la que cada provincia dependía de un poder central en Madrid. Esto dio lugar a un levantamiento carlista que se solucionó con un decreto que acordó el mantenimiento de los ayuntamientos forales y las Juntas Generales en el País vasco y Navarra. También se estableció un sistema nacional de instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de enseñanza. La Ley Moyano (1857) fue la primera ley de educación. Se adoptó también el sistema métrico decimal. Se creó la Guardia Civil en 1844, encargados del orden público. 4.3 La crisis del gobierno moderado No consiguieron estabilidad política. Actuaron de forma arbitraria y excluyente, manipulando elecciones y reduciendo la importancia del poder legislativo. En 1852 se agudizó el autoritarismo ya que se transformó el Estado en la dictadura tecnocrática, que contemplaba suspender las Cortes. Esta reforma suponía la desaparición del régimen parlamentario y la vuelta al Estatuto Real. La propuesta fracasó por la oposición. Aumentó el descontento de amplias capas sociales, cada vez más marginadas políticamente. Una nueva revolución en 1854 permitió que los progresistas regresaran al poder y puso fin a diez años de gobierno moderado.
5. El bienio progresista (1854–1856)
5.1. La revuelta de 1854 y el nuevo gobierno progresista El pronunciamiento de Vicálvaro acabo con la fundación de un nievo partido, la Unión Liberal, centro entre moderados y progresistas. Elaboraron el Manifiesto de Manzanares demandando el cumplimiento de la Constitución de 1845, reforma de la Ley Electoral, reducción de impuestos y restauración de la Milicia. La presidencia recayó otra vez en Espartero. En las elecciones, con mayoría progresistas, supuso la aparición de diputados demócratas. Intentó restaurar los principios del progresismo, se restauró la Milicia y la Ley Municipal que permitía la elección de alcaldes. Se preparó una nueva Constitución, pero no se promulgó. El plan de reformas económicas tuvo mayor trascendencia a futuro, cuyo objetivo era impulsar el desarrollo económico y la industrialización del país. 5.2. La legislación económica Lo más importante fueron la obra desamortizadora y la extensión de la red ferroviaria. La nueva Ley Desamortizadora (1855) afectó a los bienes del Estado, Iglesia, ordenes militares… En 1837 se eliminó la propiedad vinculada para conseguir recursos para la Hacienda. La Ley General del Ferrocarril (1855) regulaba la ejecución y ofrecía incentivos a empresas que intervinieran. Todas las medidas propiciarán una etapa de expansión económica hasta 1866 5.3. La crisis del bienio progresista Las reformas no remediaron las crisis de subsistencias, que generó un clima de grave conflictividad social. En Cataluña se producen huelgas obreras. Pedían reducción de impuestos de consumos, abolición de las quintas, mejora de salario y reducción de jornada. También condujo a un levantamiento campesino. El gobierno presentó la Ley de Trabajo con mejorar y que permitía las asociaciones de obreros. Aun así, la creciente conflictividad social significó la irrupción del movimiento obrero. Además, las discrepancias dentro del gobierno acabarían con la Unión Liberal. Espartero dimitió y la reina confío el gobierno a O’Donnell, que reprimió las protestas. 6. La descomposición del sistema isabelino 6.1. Los gobiernos unionistas (1856–1863) El nuevo gobierno intentó un equilibrio político combinando elementos moderados y progresistas como la limitación de los poderes de la Corona y la desamortización civil. Se consiguió una estabilidad política interior. Se intentó revitalizar el parlamentismo, aunque bajo la tutela del Estado, y ejercer una política más tolerante con la oposición. Una de las actuaciones más relevantes fue la política exterior activa, que buscaba recuperar el prestigio internacional.
— La expedición a Indochina (1858–1863): benefició a los franceses, que iniciaron la
penetración colonial — La intervención en México (1862): Se exigió al gobierno mexicano la deuda atrasada con ese país Las campañas militares de Marruecos (859-1860) se motivaron por disputas fronterizas, que se saldaron en las batallas de Tetuán y castillejos, donde el general Prim adquirió gran prestigio militar La paz de Wad-Ras permito incorporar la corona de Ifni y la ampliación de Ceuta. En 1863 la descomposición interna gornamental que hubo en los años anteriores, habiendo mucha sucesión de gobiernos. El unionismo fue incapaz de afrontar la oposición de los moderados y de la corona, se negó a disolver las cortes. O’Donnell dimitió y se entregó el poder a los moderados. 6.2. Los gobiernos moderados (1863-1868) Ocurrió el retorno de Narváez al poder y la reposición a antiguos principios del moderantismo. Sin embargo, la querellas Internas, con constantes conspiraciones, pacto pronunciamientos evidenciaron la falta de apoyo y debilidad del gobierno. El moderantismo impuso la forma autoritaria de gobierno, y esta ejerció una fuerte represión. Los progresistas acusados de la corona de entorpecer y promover formas dictoriales. Pasando de nuevo a la insurrección con apoyo de los demócratas y aumenta va la influencia en las clases populares. En 1866 dio lugar a la sublevación del cuartel de San Gil, que contaba con progresistas y demócratas que llevo a un levantamiento en Madrid. La insurrección acabo con muchas personas los unionistas se opusieron al gobierno. Mientras que O’Donnell se exilió a Gran Bretaña. Esta empeoro a raíz de la crisis de subsistencias en 1866, en la que aumento los precios y el descontento popular. La sociedad de pronuncio y se dio un giro radical.