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Facultad de Psicología
Licenciatura en Psicopedagogía
Setiembre 2014
Montevideo, Uruguay
A mis abuelas,
II
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar quiero agradecer a todas aquellas Psicopedagogas con las que me crucé en
el camino y me alentaron a comenzar esta carrera hace ya cuatro años. A todos aquellos profesores
que supieron a través de sus clases despertar nuestra vocación e inspirarnos a ser mejores
profesionales cada día, visualizando siempre en los niños y adolescentes con los que trabajamos su
potencial y sus capacidades antes que sus dificultades.
A mis compañeros más cercanos de Psicopedagogía y Psicología: Gianne, Celi, Ale, Andrés,
Nati y Ana y muy especialmente a quienes compartieron cuatro años de muchísimo estudio,
cuestionamientos, alegrías y tristezas que forjaron una sólida amistad: Caro y Agus.
A Denise del Arca, por su asesoramiento invaluable y por su apoyo constante en la parte
metodológica de esta Memoria.
A los niños y adolescentes con los que tuve la oportunidad de trabajar tanto en Uruguay
como en Israel y que fortalecieron mi creencia en la validez y la importancia de esta profesión,
especialmente a mis alumnos de 1°A del Liceo Impulso, que me enseñaron que con entusiasmo y
determinación se puede enfrentar cualquier obstáculo que la vida nos presente.
Finalmente a mi tutora Mara, por ser mi faro a lo largo de este arduo camino, por su apoyo y
confianza siempre.
III
RESUMEN
Respecto al funcionamiento de las familias participantes, los resultados indican que se trata
de familias de tipo caótico, enmarañado y desligado. No encontramos relaciones significativas en la
percepción que tienen los miembros sobre el funcionamiento familiar.
Debido a que hemos trabajado con tan solo veinticinco familias, consideramos que es
necesario seguir profundizando este estudio con familias de similares características para observar
si se dan resultados conformes a los de esta investigación en cuanto a las escala de cohesión en sus
niveles de enmarañamiento y desligamiento.
Contenido
RESUMEN....................................................................................................................................... IV
ÍNDICE .............................................................................................................................................. V
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 1
V
3.4 Los jóvenes en Uruguay y su relación con el trabajo y el estudio, una aproximación a los “Ni-
Ni”. ................................................................................................................................................. 20
............................................................................................................................................................ 23
5.4 Método...................................................................................................................................... 37
6.1.1 Resultados del cuestionario FACES IV aplicados a todas las familias de la muestra. ...... 46
referencia. ................................................................................................................................... 47
REFERENCIAS ............................................................................................................................... 61
APÉNDICES..................................................................................................................................... 68
VII
APÉNDICE 1: Características de la institución B. ........................................................................ 68
ANEXOS ........................................................................................................................................... 73
ÍNDICE DE FIGURAS
(2013) ................................................................................................................................................. 20
LISTA DE TABLAS
Tabla 1 Medias y desvío típico por escala para la Población Normativa. ........................................ 46
Tabla 2 Puntajes brutos, medias y desvío típico por escala para los participantes de este estudio. 46
VIII
INTRODUCCIÓN
Esta Memoria de Grado está enmarcada en la perspectiva del modelo ecológico sistémico
de Bronfenbrenner (1987) quien concibe al ambiente ecológico como un conjunto de estructuras
seriadas y estructuradas en diferentes niveles, en donde cada uno de ellos contiene al otro. Esos
niveles son el microsistema, el mesosistema, el exosistema y el macrosistema. Este autor argumenta
que la capacidad de formación de un sistema depende de la existencia de las interconexiones
sociales entre éste y otros, por lo que todos los niveles del modelo ecológico propuesto dependen
unos de otros, así como también se requiere de una participación conjunta de los diferentes
contextos y de una comunicación entre ellos. Esto implicaría que una modificación dentro del
microsistema (por ejemplo la familia) influiría en todos los otros sistemas, entre ellos el
mesosistema representado en este trabajo por la institución educativa (González,
Vandemeulebroecke y Colpin, 2001).
El ejemplo de los jóvenes de uno de estos programas nos motiva a conocer más sobre el
funcionamiento de estas familias para saber cuáles son estas características que podrían favorecer la
permanencia en el sistema educativo y el buen rendimiento académico de los adolescentes.
A su vez, siendo conscientes de la gran incidencia del funcionamiento familiar en los hijos
y la importancia de la educación y el aprendizaje para su desarrollo, surge nuestra inquietud de
conocer cómo interactúan el sistema familiar y el sistema educativo entre sí. Y, en relación
específica a esta Memoria de Grado, si es que existe una relación entre el funcionamiento familiar
de las familias en condiciones socio económicas desfavorables y el rendimiento académico de los
hijos.
Para la realización de esta investigación, elegimos utilizar una adaptación del instrumento
Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scales (FACES IV, Olson, 2000; Costa, González,
Masjuan, Trápaga, del Arca, Scafarelli y Feibuscheurez, 2009; Costa, González, del Arca, Masjuan
y Olson 2013) y evaluar a las familias pertenecientes al Programa elegido. Dicho Programa se basa
en apoyar a alumnos que cursan desde 4º a 6º año de liceo, que han tenido durante el Ciclo Básico
una excelente escolaridad, y que pertenecen a contextos socioeconómicos vulnerabilizados. La
finalidad de este Programa es aportar a la búsqueda de estrategias que puedan ser útiles para evitar
que aquellos jóvenes que presentan muy buen desempeño académico, se desafilien del último ciclo
del sistema educativo por provenir de hogares de bajos recursos.
Esta Memoria de Grado comienza con el desarrollo del marco teórico, base del estudio
realizado, explicitando en el primer capítulo algunas conceptualizaciones de familia, la relación
entre la familia y la resiliencia y la teoría de la preservación familiar. En un segundo capítulo,
profundizamos acerca de la relación entre la familia y el contexto económico y mencionamos las
características de las familias de contextos de bajos recursos en Uruguay.
La segunda parte de este estudio está encabezada por el quinto capítulo, en el que
presentamos objetivos, hipótesis, variables y el método utilizado en esta investigación. En el
capítulo siguiente describimos los resultados obtenidos luego de realizados los estudios planteados.
2
PRIMERA PARTE: MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO 1. LA FAMILIA
El objetivo de este primer capítulo es abordar las concepciones de familia desde una
perspectiva familiar sistémica para luego profundizar en un siguiente capítulo en las características
de las familias que pertenecen a contextos económicos y socioculturales vulnerabilizados.
De unos años a esta parte, el término familia ha sido puesto en tela de juicio innumerables
veces. Ya sea tanto a nivel de la supervivencia de la misma, o del tipo de configuración de
relaciones humanas que ésta representa. Son muchas las variables que afectan la imagen idealizada
de unidad familiar tradicional compuesta por una pareja heterosexual y sus hijos, donde el hombre
procura el sustento económico, mientras que la mujer se dedica al manejo de la casa y la crianza de
los hijos. Entre estas variables podemos mencionar el cambiante rol del niño, el equilibro entre la
vida familiar y la vida profesional de los padres, el creciente número de divorcios y su consecuente
reconstitución familiar o en el otro extremo las altas cifras de familias monoparentales, etc. Existen
también hoy en día, nuevas formas de paternidad que repercuten, al igual que las variables antes
mencionadas, en la concepción de familia.
Los autores Kaztman y Filgueira (2001) plantean que, si bien se modifica el tipo de familia
tradicional de aportante único (breadwinner), dejando lugar a que los dos cónyuges participen en el
mercado laboral, esto no garantiza que la concepción cultural por la cual se le atribuye a la mujer
los roles tradicionales de género referidos a las actividades domésticas y la crianza de hijos, se haya
modificado. Esto se hace visible más claramente en los estratos bajos urbanos de la sociedad.
Otra modificación social enraizada con el crecimiento de la ruptura del vínculo matrimonial,
por razones no biológicas, es el incremento del número de hogares de tipo monoparental,
generalmente de jefatura femenina (Kaztman y Filgueira, 2001).
3
La autora uruguaya Vidal (2001) define a la familia como un sistema abierto, destacando
como principal característica que incluye una estructura organizada de individuos que mantienen
vínculos estables. Según esta autora, los miembros del sistema familiar se encuentran unidos por
necesidades de sobrevivencia, pertenencia, identidad y bienes afectivos. Asimismo, destaca que
comparten cierta cotidianeidad, una historia, un proyecto y un código particular.
El seno familiar es una unidad o instancia que ofrece contención afectiva, a través de
la cual se sustenta el desarrollo emocional de las personas y es en ella donde se
encuentran los espacios que favorecen o entorpecen este desarrollo con el cual se
hará frente a las situaciones vitales cotidianas (Mulsow, 2008, pág. 64.).
En relación a la función social que ejerce la familia, encontramos las siguientes posturas.
Kaztman y Filgueira (2001) plantean que:
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En relación a esta Memoria de Grado, nos parece importante realizar una distinción de
nomenclatura que permita vislumbrar algunos de los diferentes tipos de estructura familiar en los
que luego profundizaremos a lo largo de esta investigación.
La palabra resiliencia proviene del latín “resilio” que significa “volver atrás”. En Psicología,
la resiliencia puede definirse como la capacidad de una persona para recobrarse de la adversidad
fortalecida y dueña de mayores recursos. “Se trata de un proceso activo de resistencia,
autocorrección y crecimiento como respuesta a las crisis y desafíos de la vida” (Walsh, 2004, pág.
26). “Las virtudes propias de la resiliencia permiten a las personas curar sus dolorosas heridas,
hacerse cargo de su vida, amar y desarrollar una existencia plena.” (Walsh, 2004, pág. 27). La
misma autora agrega que no se trata de una capacidad fija, sino que varía a través del tiempo y las
distintas circunstancias de la vida.
Lamas Rojas (2009) considera que la resiliencia es “la resultante de un balance sensible
entre el riesgo y los factores protectores. Estos factores protectores pueden no solamente ser
inherentes al individuo (recursos personales), sino que pueden brotar y desarrollarse del medio que
lo rodea (recursos sociales)” (pág. 25).
5
Delage (2008) plantea que,
Todo indica que la familia es fundamental como contención para superar momentos
traumáticos. Según Delage (2008)
Para hacer frente a esta investigación, nos situamos desde la perspectiva de la preservación
familiar. Tomison (1999, en Rodrigo, Máiquez, Martín y Byrne, 2008) describe la filosofía de la
preservación familiar entendiendo que todas las personas y las familias, aún las más problemáticas,
poseen fortalezas y capacidades que pueden promoverse para mejorar su calidad de vida. Desde la
preservación familiar, debemos modificar la concepción dicotómica y estática, según la cual existen
por una parte familias normales (en las que todo funciona bien) y por el otro, las familias con
menores en situación de riesgo de desprotección o en desprotección (en las que todo funciona mal).
Según Rodrigo et al. (2008) la preservación familiar implica asumir que lograr el bienestar y
la integración social de la familia es una de las formas más eficaces de proteger al menor y
promover su buen trato. Es objetivo de los profesionales relacionados al trabajo en programas de
preservación familiar el capacitar a la familia para que sea capaz de solucionar sus problemas con el
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soporte social detrás. En palabras de Rodrigo et al. (2008) ello supone “aumentar el compromiso, la
implicación y la responsabilización de los padres en la solución de sus problemas educativos o de
todo tipo” (pág. 17).
Por último cabe mencionar que según los autores de la teoría de la preservación familiar,
existen cuatro aspectos claves a tener en cuenta a la hora de trabajar con las familias. Estos son:
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CAPÍTULO 2.
Si bien existen muchos modelos para definir y medir la pobreza, para la realización de esta
Memoria se utilizará la teoría del método integrado de la línea de pobreza y necesidades básicas
insatisfechas (NBI). Desde esta metodología, Kaztman (1999) distingue cuatro tipos de categorías u
hogares. En primer lugar los hogares en situación de pobreza crónica: son hogares que se
encuentran por debajo de la línea de pobreza y presentan una o más carencias críticas. En segundo
lugar, los hogares en situación de pobreza reciente: aquellos que a pesar de estar por debajo de la
línea de pobreza no tienen carencias de necesidades básicas. En tercer lugar están aquellos hogares
con carencias inerciales, estos son los que a pesar de tener ingresos que se ubican por encima de la
línea de pobreza, presentan una o más carencias críticas en las necesidades básicas. Y en último
lugar, los hogares en condición de integración social, estos hogares presentan ingresos por persona
que sobrepasan la línea de pobreza y no presentan carencias críticas en las necesidades básicas, por
lo tanto se denominan hogares no pobres.
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a los bienes culturales” (2009, pág. 29). Es por esto que en lugar de vulnerables, utilizaremos el
término vulnerabilizados.
En esta misma línea Neto (1996) plantea la elevada existencia de familias monoparentales
en las que la madre ocupa el lugar fundamental que asegura la continuidad, mientras que la
presencia de los hombres es más bien esporádica ya que los estresores que proceden desde el
exterior son frecuentemente solucionados con el abandono físico o psicológico de su lugar en la
estructura de la familia.
esta situación aumenta las dificultades que enfrentan las familias para cumplir sus
funciones en la reproducción social. Esto es así porque, por un lado, la ausencia o
insuficiencia de aportes de uno de los progenitores reduce el volumen de recursos
familiares disponibles para la crianza. Por otro, porque las funciones de socialización
son afectadas por la fragilidad de las nuevas estructuras familiares y la incertidumbre
con respecto a su estabilidad.
A nivel de la participación en el mercado laboral, podemos decir que tanto en las mujeres
como en los hombres, se observa una ampliación de las brechas en las tasas de participación, en las
tasas de desempleo, en el acceso a ocupaciones formales y en el ingreso. En el caso específico de
las mujeres, también aumenta la brecha entre calificadas y no calificadas, lo cual incrementa las
diferencias en cuanto al aporte que pueden hacer esas madres al ingreso de sus hogares. Por último,
también se acentúan las diferencias entre las distintas clases sociales en cuanto a la edad del primer
embarazo y a las tasas de fecundidad (Kaztman y Rodríguez, 2005).
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En relación al ciclo de vida familiar, éste transcurre de manera más rápida y con etapas
menos definidas entre sí en comparación con otros estratos sociales (Neto, 1996). Ejemplo de esto
sería que en la actualidad las familias de clase media tienen a sus hijos alrededor de los 30 a 35
años, mientras que en las familias de estratos más vulnerabilizados, la llegada de los hijos se da en
la etapa de los 15 a los 20 años y en algunos casos, aún antes.
Según diversos autores (Fulmer, 1989; Goldstein, 1990; Hines, 1989; Hoffman 1987, en
González, 2008) “el ciclo de vida es en general vivenciado como una secuencia de acontecimientos
muy estresantes, frente a los cuales no se puede prever nada y frente a los cuales existen pocos
recursos” (págs. 150-151).
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año 2006 en adelante, siendo que durante el 2011 los hogares por debajo de la línea de pobreza se
estiman en 9,5 %. En el caso de las personas, la estimación de pobreza para el año 2011 se ubica en
el 13,7 %. Es importante aclarar que se constata una proporción mayor de personas bajo la línea de
pobreza en Montevideo (16,7 %) y en las localidades urbanas del Interior del país con menos de
5000 habitantes (16,2 %). En cambio en el Interior rural del país la incidencia se presenta menor al
10% (INE, 2012).
Si bien Uruguay se distingue de la región por sus bajos índices de pobreza, nuestro país se
encuentra entre aquellos con mayores disparidades en cuanto a la incidencia de la pobreza en los
diferentes grupos de edad extremos.
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CAPÍTULO 3.
El rendimiento académico entonces, para este mismo autor, debería ser entendido como un
fenómeno multicausal donde la motivación escolar, el autocontrol del alumno y las habilidades
sociales juegan un papel crucial.
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Los resultados obtenidos por estos autores, confirmarían la teoría de que las percepciones
que los alumnos tienen de su clima y apoyo familiar hacia la escuela ejercen una influencia
significativa en el rendimiento escolar (Martínez, 1992, Castejón y Pérez, 1997, Pérez y Castejón
1998, Mella y Ortiz 1999, Yubero, Serna y Martínes, 2005, en Córdoba et al. 2011).
En cuanto al apoyo y control de los padres, Amato y Booth, (1997, en Olson y Gorall, 2006)
encontraron que existe una relación entre el control de los padres y los resultados positivos en los
niños. Esto implica que, si los padres son demasiado indulgentes (sistema caótico) o demasiado
estricticos (sistema rígido), se podrían presentar serias dificultades conductuales en los niños.
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3.2 Relación entre éxito académico y funcionamiento familiar.
Según la investigación de Mella y Ortiz (1999) realizada a través del análisis de los datos del
Sistema de Medición de Calidad de Educación del Ministerio de Educación de Chile (SIMCE)
existe una relación marcada entre el rendimiento académico y el funcionamiento familiar. Entre las
consideraciones de su estudio, se destacan las expectativas maternas respecto a la carrera
educacional de su hijo, el estatus socioeconómico y los ingresos del hogar como factores que
inciden en el rendimiento académico.
La calidad del contexto familiar ha sido estudiada a través de los estilos educativos:
Democrático, Permisivo, Autoritario y Negligente. Con respecto a los estilos educativos: “los
resultados han demostrado una asociación entre la práctica del estilo democrático y un sano
desarrollo, concretado en buenos índices de autoestima, estabilidad emocional, capacidad de
autocontrol y buen rendimiento académico” (Oliva y Arranz, 2011, pág. 30). Así mismo, los
autores Oliva, Parra y Arranz (2008, en Oliva y Arranz 2011) encuentran una relación entre el estilo
educativo parental y el ajuste psicológico de los adolescentes, así como también consideran que el
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conflicto marital y la crianza deficitaria influyen en la aparición de problemas externos de conducta
y bajo rendimiento en los niños.
Tanto los autores de las investigaciones internacionales, como los de las de contexto hispano
(Balzano, 2002; Martínez González, 1992; Pelegrina et al., 2002; Pérez Díaz, Rodríguez y Sánchez,
2001; en Torio, Peña, y Rodríguez, 2008) obtuvieron como resultado que las puntuaciones más altas
en rendimiento académico fueron obtenidas por el alumnado que percibe a sus padres con un estilo
parental caracterizado por el afecto, el control y las exigencias de madurez.
González (2012) hace un raconto de los aspectos más importantes del ambiente familiar que
se vinculan a mejores aprendizajes de los niños, señalando entre ellos en primer lugar el apoyo
emocional y relaciones verbales padre-niños, luego, en segundo lugar el sistema de reglas y
patrones en la vida familiar y, por último, las expectativas y la supervisión de los padres.
Haciendo una síntesis de los factores mencionados, el éxito escolar estaría fuertemente
vinculado al rol del entorno familiar a través de los estilos y prácticas parentales, como también de
las expectativas, creencias y atribuciones que los padres presentan acerca de los hijos en el ámbito
académico (Alcalay, Milicic & Torretti, 2002; Ballen & Moles, 1994; Cardemil, 1994; Chavquin &
González, 1995; Epstein, 1994; Fuller, 1994; Vaccaro, 1995; en Rivera y Milicic, 2006).
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activos en capital físico, humano y social de los hogares provee recursos que favorecen o limitan el
desempeño escolar de los hijos.
Los autores Oliva y Palacios (1998) concuerdan en que, tanto el rendimiento académico
como el comportamiento de los niños en la escuela, están afectados por las múltiples características
de la vida familiar. Los mismos destacan como características de los hogares de niños y
adolescentes con buen rendimiento escolar: el acceso a elementos materiales y la organización del
tiempo y el espacio. En el caso de los padres de estos niños, los autores citados realizan un énfasis
en lo que serían las prácticas disciplinarias y educativas que utilizan. En niños con buen
rendimiento escolar, las mismas presentan un estilo democrático, animando a sus hijos a asumir
responsabilidades e irse independizando.
En esa misma línea, Del Ángel-Castillo y Torres-Herrera (2008) afirman que las familias
tienen un papel fundamental en los logros académicos de los hijos. En el caso de padres que presten
un estímulo positivo hacia el estudio, supervisen y apoyen a sus hijos en el área académica, sus
hijos tendrán mayores posibilidades de alcanzar grandes logros académicos y, a su vez, tendrán
menos posibilidades de tener comportamientos problemáticos. Según los mismos autores, el modelo
de familia tradicional nuclear presenta ventajas en referencia a su rol esencial en la educación, en
comparación con otros modelos de familia no tradicional. En base a las investigaciones
mencionadas en este artículo, los autores plantean que, en promedio, los niños que se crían en
familias nucleares o tradicionales tienen sustancialmente mejores resultados que los hijos de otro
tipo de familias. Esto vendría dado a raíz de que los individuos que se han casado, se
comprometieron a cuidar del bienestar del otro y este compromiso mutuo se extendería al caso de
los hijos de esos matrimonios, cuidando el bienestar de los mismos también en su plano escolar.
Los autores plantean también que las principales características de estas familias que
repercuten positivamente en su educación, son: el compromiso de los miembros, la lealtad familiar
y el respeto de las normas, y en general, la idea de cuidar de las necesidades de cada uno,
comunicando sus esperanzas y sueños.
Pelegrina, García Linares y Casanova (2003), concluyen, a partir de un estudio sobre los
factores familiares que influyen en la competencia académica de los hijos, que tanto los hijos
adolescentes como sus padres reportan como principal característica familiar la aceptación parental
y el involucramiento en la educación de sus hijos.
Los estudios revelan que aquellas personas que han tenido un vínculo emocional de
respeto, de acogida, de valoración por parte de su familia, han sido capaces de
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desenvolverse en mejores condiciones en la escolaridad, en los contactos sociales y
sus vidas son más satisfactorias y de mayor calidad (Gottman, 1997 en Mulsow,
2008, pág. 64).
En cuanto al nivel socioeconómico del hogar, los datos que anualmente presenta el
Panorama Social de América Latina de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) corroboran que:
en todos los países de la región para los que se dispone de información, los
adolescentes que provienen de familias con menos recursos muestran peores
resultados académicos que el resto. Con respecto al sexo del estudiante, aunque
todavía no se han desarrollado teorías satisfactorias para explicar el fenómeno, lo
cierto es que en los países latinoamericanos más desarrollados se observa que los
logros educativos de las mujeres jóvenes son superiores a los de los hombres jóvenes
(Kaztman y Rodríguez, 2006, pág. 31).
17
Este mismo estudio plantea que la distribución de los ingresos monetarios influirá en los
resultados escolares, no solo para pagar eventualmente una institución privada, sino para acceder a
una mejor vivienda, espacio para el escolar, disponibilidad de medios de transporte para llegar a la
escuela, mejor cobertura y mayor calidad de servicios médicos, acceso a una buena alimentación,
posibilidad de pago de maestras particulares en caso de ser necesario y por supuesto mayor
obtención de útiles escolares (CEPAL, 1994).
Pero no podemos pensar que la distribución económica es la única variable que influye en
los resultados escolares. En el caso de que fuera la única variable que incidiera, todos los alumnos
de bajos recursos estarían predestinados al fracaso y esta afirmación, si bien se refleja en la
cotidianeidad de las aulas en la actualidad, no muestra el cien por ciento de la imagen. Existe una
categoría de estudiantes, que, aun presentando un origen sociocultural bajo, logró muy buenos
resultados en las pruebas realizadas en el estudio de la CEPAL antes mencionado. Los alumnos
pertenecientes a este grupo, fueron llamados “Mutantes”. Se les ha rotulado Mutantes porque “ellos
operan un “salto” en relación a su background negativo que implicaría una mutación en la
reproducción cultural intergeneracional” (CEPAL, 1994, pág. 146). Los mismos alcanzaron
porcentajes de suficiencia parcial y suficiencia plena en las pruebas de Idioma Español y
Matemáticas, cuando los bajos niveles culturales y de ingresos familiares los habrían conducido al
fracaso.
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A su vez, en cuanto al comportamiento ante la escuela, existe una “identificación
anticipatoria con los grupos sociales superiores a los que se quisiera pertenecer y que al visualizarse
por anticipado el camino a recorrer, se internalizan como pautas de conducta propia” (CEPAL,
1994, pág. 149). En este caso, el 51% de los Mutantes figuran con una excelente asistencia en el
período lectivo, mientras que los alumnos pertenecientes a su mismo contexto, sólo en un 31% de
los casos tienen menos de 6 faltas. Vale la aclaración de que estos alumnos Mutantes, en un 70% no
repitieron ningún curso. La preocupación porque estos niños tengan los útiles escolares que
precisan, y la mayor presencia del libro en los hogares de los Mutantes que en el de los chicos del
mismo contexto sociocultural pero con baja puntuación en las pruebas realizadas es bien clara. Por
último, se comprobó que en los hogares de los Mutantes se hablaba más frecuentemente sobre la
labor escolar del niño, en referencia al lugar preponderante que ocupa la educación en la familia del
alumno.
No es una novedad que el sistema educativo uruguayo exhibe desde hace años altos índices
de abandono en la enseñanza media. Según datos de la Administración Nacional de Educación
Pública (ANEP) en 2011, de cada 100 jóvenes de 21 a 23 años de edad, sólo 68 culminan la
educación media básica y apenas 36 la media superior (año 2010). Esto es más preocupante todavía
si consideramos que durante los últimos veinte años las tasas de graduación de la educación media
básica y media superior prácticamente no se han modificado en nuestro país.
19
Figura 1. Adaptación de la gráfica: “Educación: estancamiento y expulsión en media.”
Filgueira, F. (2013)
120,00%
100,00%
80,00%
0,00%
Adolescentes de Adolescentes de Adolescentes de
14 y 15 años 17 y 18 años 21 y 22 años
que finalizaron que finalizaron que finalizaron
Primaria Media Básica Media Superior
La gráfica nos muestra que mientras que entre los jóvenes más pobres solamente 37,5%
culminó la educación media básica (es decir: hasta tercero de liceo) y apenas 8% la media superior
(bachillerato), entre los jóvenes de mayores ingresos lo hicieron, respectivamente, 94,9% y 70,5%.
Por último, en esta misma presentación, Filgueira, plantea que en Uruguay solo 6,35% de
los jóvenes pobres de entre 20 y 24 años terminaron la educación media superior. La cifra alcanza al
36,41% entre los jóvenes no pobres.
3.4 Los jóvenes en Uruguay y su relación con el trabajo y el estudio, una aproximación a los
“Ni-Ni”.
El término “Ni-Ni”, tan en boga en estos días, es un concepto que se construye a través de la
información extraída de dos preguntas de las Encuestas Continuas de Hogares. Éstas consultan
sobre la asistencia al sistema educativo formal y la ocupación o no de las personas.
20
jóvenes que no estudian ni trabajan integran hogares pobres. De esta misma investigación se
desprende que:
Otro dato importante que nos brinda este informe, tiene que ver con la relación entre el
clima educativo del hogar y los “Ni-Ni”. El clima educativo del hogar es un indicador definido
como el promedio de años de educación alcanzados por los integrantes del hogar de 18 o más. En
este caso, si consideramos el clima educativo del hogar “ocho de cada diez jóvenes que no estudian,
no trabajan, no buscan empleo y no son responsables de los quehaceres del hogar, integran hogares
de clima educativo bajo” (pág. 23).
En cuanto al vínculo de los “Ni-Ni” con el sistema educativo, los números son claros, y dan
cuenta de la complejidad existente en el interior de las subcategorías de jóvenes que no estudian ni
trabajan:
de los jóvenes entre 14 y 19 años, apenas un 16% tiene hasta primaria completa,
mientras que la mayor parte se concentra en secundaria incompleta (75%). Sin
embargo, dentro de los jóvenes que no buscan empleo y no son responsables de los
quehaceres del hogar un 51% no ingresó a secundaria. A su vez, aquellos que
realizan quehaceres del hogar presentan una situación similar, con un 41% que no
posee años aprobados en el nivel medio. Por otra parte, aquellos jóvenes que no
estudian ni trabajan pero buscan empleo, presentan un porcentaje significativamente
menor de personas que no ingresaron a secundaria, 35% (INJU, 2012, pág. 23).
A través de estos datos podemos vislumbrar la consolidación de una brecha educativa entre
los jóvenes que no estudian ni trabajan y el resto de los jóvenes. La no concurrencia a un centro
educativo da cuenta del incumplimiento del derecho a la educación contemplado en el artículo 10
de la Ley General de Educación uruguaya:
Es obligatoria la educación inicial para los niños de cuatro y cinco años de edad, la
educación primaria y la educación media básica y superior. A tales efectos, se
asegurará un mínimo de actividad curricular de novecientas horas anuales a los
alumnos de educación primaria y media básica. Los padres o responsables legales de
niños y adolescentes, tienen la obligación de inscribirlos en un centro de enseñanza y
observar su asistencia y aprendizaje (2008, págs. 6 y 7).
21
Este hecho tendrá graves repercusiones para el joven en el acceso a un empleo de calidad en
el futuro.
22
CAPÍTULO 4.
El Modelo Circunflejo de los Sistemas Marital y Familiar, desarrollado por David H. Olson,
Candyce Russel y Douglas Sprenkle en 1979, fue implementado con el objetivo de dar respuesta a
la brecha que existía entre la investigación, la teoría y la práctica en el área de trabajo con familias
(Olson, Rusell y Sprenkle, 1989; en Olson 2000).
Este modelo está compuesto por tres dimensiones: Cohesión familiar, Flexibilidad y
Comunicación. Dichas dimensiones surgen de una agrupación de más de 50 conceptos que
describen las dinámicas familiares y maritales. El valor y la importancia de estas tres dimensiones
están definidas por el hecho de que diferentes teóricos han concluido de forma independiente que
estas dimensiones son fundamentales para la comprensión y el tratamiento de los sistemas maritales
y familiares (Olson, 2000).
Esta variable se define como el lazo emocional que comparten los miembros de una misma
familia. La importancia de este constructo subyace en cómo los sistemas familiares equilibran la
separación contra la unión de sus miembros (Olson, 2000).
Existen cinco niveles de cohesión que se denominan desligado, poco conectado, conectado,
muy conectado y enmarañado. Esta es una diferencia frente a versiones previas del modelo en
donde se hablaba de solo cuatro niveles. Se desprende de esta caracterización que los niveles
balanceados (poco conectados, conectados y muy conectados) permiten un mejor funcionamiento
familiar, mientras que los extremos desbalanceados (desligado y enmarañado) generalmente se
traducen en relaciones personales problemáticas (Olson y Gorall 2003).
23
4.1.2 Flexibilidad Familiar.
La flexibilidad familiar está dada por la posibilidad de cambio tanto en el liderazgo, como
en la asunción de roles y reglas en las relaciones personales. Esta variable hace foco en cómo el
sistema logra un equilibro entre la estabilidad y el cambio (Olson, 2000).
En este caso, los niveles de la dimensión van desde el extremo menor: rígido, pasando por
los niveles centrales de la dimensión: algo rígido, flexible, muy flexible y en el extremo mayor el
nivel caótico (Olson y Gorall, 2003). De igual forma que en la dimensión anterior, los niveles
centrales conducen a un mejor funcionamiento familiar, mientras que los extremos se reportan
como los más problemáticos a medida que la familia avanza por su ciclo de vida (Olson, 2000).
La satisfacción familiar no se considera como una de las dimensiones propias del Modelo
Circunflejo, sin embargo para los autores de este modelo es una variable fundamental que permite
comprender tanto el estrés, como los recursos y las dinámicas familiares. Olson define a la
satisfacción familiar como el grado en que los miembros de una familia se sienten felices y plenos
los unos con los otros (Olson y Wilson, 1982 en Aneesa, Najma y Noreen, 2012).
4.1.5 Hipótesis.
Uno de los principales aportes de este modelo teórico, son las hipótesis que se derivan del
mismo. Las mismas permiten ser corroboradas en la investigación como forma de evaluar y
continuar desarrollando el modelo (Olson y Gorall, 2003).
La primera hipótesis plantea que aquellas familias y parejas de tipo balanceado tendrán un
funcionamiento más adecuado durante el ciclo de vida familiar que las familias de tipo
desbalanceado. Según los autores no se trata de sólo de situarse en los niveles centrales del modelo,
ya que muchas familias no siempre consiguen funcionar de manera moderada. Estas familias
podrían llegar a experimentar los extremos de los niveles de cohesión y flexibilidad por ciertos
períodos de tiempo en su ciclo de vida familiar, pero con la habilidad de no llegar a estancarse en
los mismos (Olson y Gorall, 2003).
24
Dentro de esta primera hipótesis debemos considerar que si las expectativas de la pareja o
familia, o las normas dentro de un grupo cultural, admiten los patrones más extremos del Modelo,
estas familias también podrían estar presentando un buen funcionamiento familiar. Esto podría
darse así, siempre y cuando todos los miembros de la familia consientan actuar de esa manera
(Olson y Gorall, 2003).
Según los autores del modelo (Olson, 1996 en Kouneski, 2000) esta es la hipótesis más
comprobada ya que cientos de estudios han demostrado que las familias que presentan niveles
balanceados de cohesión y flexibilidad tienen un mejor funcionamiento en comparación con las
familias situadas en los niveles extremos del modelo.
La hipótesis número tres establece que las familias tienden a modificar sus niveles de
cohesión y/o flexibilidad para lidiar eficazmente con situaciones tanto de estrés como de cambio
durante el ciclo de vida familiar. Considerando que el Modelo Circunflejo es un modelo dinámico,
se asume que las parejas y familias modificarían sus niveles de cohesión y flexibilidad, ya que el
cambio es beneficioso para mantener y mejorar el funcionamiento familiar (Olson y Gorall, 2003).
Un claro ejemplo de cambio ocurre cuando dentro del ciclo de vida familiar, el niño alcanza
la adolescencia y requiere más independencia, libertad y autonomía. En ese caso, todo el sistema
familiar debe modificarse para darle lugar a estas necesidades propias de la etapa que está viviendo
el joven (Olson y Gorall, 2003).
La escala FACES se realizó en base a las investigaciones realizadas por los autores Olson,
Gorall y Tiesel (Olson y Gorall, 2003). La primera versión del FACES contaba con 111 ítems, con
el correr de los años la misma se fue modificando puliendo sus propiedades psicométricas, hasta
crearse en el año 1991 el paquete FACES IV, compuesto por 6 escalas. Dos de estas escalas son
balanceadas: Cohesión balanceada y Flexibilidad balanceada, y cuatro de las mismas son
desbalanceadas: Enmarañada, Desligada, Rígida y Caótica. Estas últimas permiten evaluar los
25
extremos superiores e inferiores de las dimensiones Cohesión Familiar y Flexibilidad Familiar. Una
diferencia importante de esta versión del instrumento con las anteriores son las escalas que evalúan
la Comunicación Familiar y la Satisfacción Familiar. Cada una de las primeras 6 escalas tiene un
puntaje y a su vez existe un puntaje proporcional para las dos primeras dimensiones del sistemas y
un puntaje proporcional total que se traduce en cuán desbalanceado o balanceado es el sistema
familiar que se observa (Costa et al., 2009).
Las distintas puntuaciones que se obtienen de las escalas permiten que los resultados de los
distintos estudios que se realicen con este instrumento sean cotejados con los Seis Tipos de Familia:
Familias de tipo Balanceado, Familias Rígidamente Cohesivas, Familias de Rango Medio, Familias
Flexiblemente Desbalanceadas, Familias Caóticamente Desligadas y Familias Desbalanceadas
(Olson et al., 2006).
Antes de finalizar el capítulo nos gustaría poder profundizar en el análisis del tipo de
familias caóticas enmarañadas, ya que este tipo de familias, poseería características similares a las
de la población objeto de este estudio.
En este caso, nos encontramos con familias que tienen altos niveles de flexibilidad (caóticas)
y altos niveles de cohesión (enmarañadas). Esto se da en contraste con las familias saludables, que
presentan niveles balanceados de flexibilidad y cohesión. Cuando existe mucha cohesión, como en
este tipo de familias, no hay suficiente independencia entre los miembros lo que hace que el sistema
se enmarañe (Kouneski, 2000).
Cuando los autores del Modelo se refieren a las relaciones enmarañadas, las caracterizan
como extremas en cercanía. En este tipo de relación los miembros son muy dependientes uno de los
otros, existe poca privacidad entre ellos y su energía está volcada mayoritariamente hacia dentro del
núcleo familiar (Olson y Gorall, 2003).
26
En cuanto a las relaciones caóticas, los autores sostienen que los miembros de esos núcleos
familiares toman decisiones impulsivas y no bien pensadas, los roles familiares no están claros y
frecuentemente van rotando de un individuo a otro (Olson y Gorall, 2003).
Una de las características principales de este tipo de familias es el estilo permisivo de los
padres. Los padres que se encuentran en condiciones de enmarañamiento con sus hijos, tienden a
discutir con ellos sobre quién está a cargo, y equivocadamente, tienden a compartir con sus hijos la
responsabilidad para tomar decisiones (Minuchin 1974, en Nichols y Schwartz 2004). Los padres
que se rigen por este estilo, dejan que las ideas de sus hijos, niños y adolescentes, tengan prioridad
por sobre los pensamientos de sus padres. A su vez, raramente obligan a sus hijos a estar de acuerdo
con sus propias ideas y estándares (Olson et al. 2006).
Este parecer coincide con el de Neto (1996) que considera que en las familias de bajos
recursos las normas no constituyen un aspecto central. Esto repercute en estrés que termina
abrumando fácilmente a la familia y da como resultado respuestas ineficaces. En consecuencia, en
estas familias la capacidad de resolución de problemas es mínima (Trepper y Worden, 2013).
En todas las familias hay pautas que organizan la jerarquía del poder. Esas pautas
definen la forma en que las familias toman decisiones y controlan la conducta de sus
miembros. Las pautas de autoridad son un aspecto especialmente importante de la
organización familiar. De ellas pueden resultar tanto la armonía como el conflicto y
están sujetas a cuestionamiento cuando los miembros de la familia crecen y cambian
(Pág. 28).
27
Estos autores coinciden en que, en este tipo de familias, las pautas de autoridad no están
claras ni organizadas, lo que confunde a los miembros de la familia, que no saben qué es lo que está
permitido y que es lo que no lo está (Minuchin, Colapinto y Minuchin, 2000).
Para los autores del Modelo Circunflejo las familias caóticamente enmarañadas suelen ser
problemáticas por dos motivos, en primer lugar por su constante cambio, y en segundo lugar por la
unión forzada que presentan. Ambos aspectos repercuten en la salud de los niños (Olson et al.
2006).
Olson, (2000) relata otro ejemplo en el cual una familia que se posicionaba como flexible y
algo separada deviene en caótica enmarañada, a raíz de que el padre de familia sufre un ataque
cardiaco. El nivel de cercanía aumenta ya que la enfermedad reúne emocionalmente a la familia. El
nivel de caos también asciende ya que los miembros de la familia deben modificar drásticamente
sus rutinas diarias.
Estos dos ejemplos nos permiten observar que lo que en otros casos se hubiese considerado
como problemático, en determinadas situaciones que la familia transita a lo largo del tiempo, puede
ser el funcionamiento más sano para ese momento. Si bien los autores del modelo circunflejo
precisan que, en determinados momentos del ciclo vital, las familias pueden pasar por los extremos
antes mencionados, no sería sano permanecer en el mismo estado por mucho tiempo (Olson, 2000).
28
Por otra parte, a nivel de la población objeto de este estudio, podemos decir que las familias
se encuentran pasando una de las etapas más conflictivas del ciclo vital familiar como lo es el
pasaje por la adolescencia de sus hijos.
Según Minuchin et al (2000), todas las familias pasan por períodos de transición.
Cada vez que cambian las circunstancias, la familia, como otros sistemas, se enfrenta
con un período de desorganización. Las pautas familiares ya no son apropiadas, pero
aún no se dispone de nuevos modos de ser. La familia debe pasar por un proceso de
ensayos y errores mientras busca algún equilibrio entre las cómodas pautas que le
fueron útiles en el pasado y las demandas realistas de su nueva situación. El proceso,
a menudo doloroso, se cumple a lo largo de un período caracterizado por la
incertidumbre y la tensión (pág. 33).
En estas familias donde los lazos emocionales desdibujan las fronteras generacionales, la
exploración de los adolescentes es inhibida por un sentido de dependencia (Trepper y Worden,
2013).
Un problema a la hora de abordar los conflictos propios de esta etapa evolutiva familiar, es
que en este tipo de familias caóticas y enmarañadas, los padres con frecuencia se comportan como
29
los propios niños. Según Trepper y Worden (2013) los mismos se encuentran dominados por
impulsos y emocionalmente necesitados, desfigurando sus necesidades con las necesidades de sus
hijos.
A nivel de las familias monoparentales, a simple vista una característica que las hace más
frágiles es la ausencia de uno de los padres para acompañar a la pareja en las transiciones del ciclo
vital familiar. En el caso específico de la adolescencia, Kaztman (2005) señala que las mayores
dificultades se encuentran en no contar con “el apoyo de la pareja para motivar, atender, cuidar y
controlar los estudios de los individuos que se encuentran en una etapa particularmente difícil de su
transición hacia la adultez” (pág. 21). A su vez este mismo autor señala que debemos sumarle a eso,
la realidad de que los hogares monoparentales son más pobres que los biparentales, ya sea porque
cuentan con una persona menos para brindar ingresos al hogar, así como también, porque la
mayoría de las familias monoparentales tienen una mujer a cargo y las mujeres reciben un ingreso
considerablemente menor al de los hombres en nuestra sociedad.
En cuanto a las familias reconstituidas, según los autores Musitu y Cava (2001), las mismas
deben resolver un gran número de situaciones estresantes. Entre los factores generadores de estrés
más importantes se podrían considerar:
la presencia o ausencia de hijos con una experiencia familiar previa, los acuerdos
sobre la custodia y el régimen de visitas de los hijos del matrimonio previo, el
número de personas directa o indirectamente implicadas en la nueva familia, y la
ausencia de claridad respecto de la conducta apropiada entre las familias, actuales y
previas (pág. 107).
Los factores de estrés antes mencionados, tanto de composición familiar como de conflictos
transicionales propios de la etapa que viven este tipo de familias podrían verse aún más difíciles de
afrontar debido a las características de estas familias caóticas y enmarañadas. Sin embargo, es
necesario considerar que el apoyo y la comunicación pueden ser la clave para explicar la capacidad
de la familia para afrontar adecuadamente situaciones estresantes (Musitu y Cava, 2001).
30
SEGUNDA PARTE: ESTUDIO DE CAMPO
CAPÍTULO 5.
LA INVESTIGACIÓN
En el presente estudio trabajamos con familias con hijos cursando secundaria, pertenecientes
al Programa de una organización judía internacional con sede en Uruguay que trabaja bajo un
sistema de filiales en Montevideo. Dicha institución desarrolla múltiples tareas de servicio en las
áreas de la salud, de la educación y de la defensa de los derechos humanos.
Este Programa pretende ser un nexo entre lo público y lo privado, procurando promover la
equidad social de la que hablan Kaztman y Rodríguez (2005) cuando señalan que la evolución de
las diferencias entre los logros educativos de los niños de distintas clases sociales es un indicador
clave del carácter más o menos virtuoso de los cambios que experimenta una sociedad. Entre otras
cosas, porque refleja la determinación y la eficacia con que los responsables de las políticas
públicas procuran promover la equidad social a través de intervenciones que disocian los logros
educativos de las características socioeconómicas de las familias de origen.
Por otra parte, desde el Programa entienden que las causas de la desafiliación del sistema
educativo son múltiples, pero sostienen que un factor que tiene gran incidencia es el contexto
socioeconómico del cual provienen los alumnos (Presentación CONENFOR, 2011). En respuesta a
esta situación la institución B1 diseñó un Programa. El mismo contó con el apoyo económico y
profesional de un banco privado. A inicios del 2009 se comienzan a dar los primeros pasos:
acercamiento a diferentes instituciones tanto a nivel público como privado con el fin de compartir
1
Por motivos de confidencialidad de los datos obtenidos para la Memoria de Grado, no se mencionará en la misma el
nombre de la institución con la que trabajamos, denominándola B a los efectos de facilitar la lectura de los datos.
31
esfuerzos y saberes para el beneficio de la población objetivo. En los meses de marzo y abril se
unieron a la propuesta el Instituto Nacional de la Juventud (INJU) y el Consejo de Educación
Secundaria (CES). Por otra parte se vio un gran apoyo por parte de las empresas a partir de la
Responsabilidad Social Empresarial.
El Programa se basa en una estructura triangular donde los vértices están conformados por el
Estado (a través del INJU y el CES), las empresas y la sociedad civil (Institución A2 e institución
B., articuladores del proyecto). Según el Informe del Programa del año 2009, este proyecto trabaja
para asegurar la satisfacción de las necesidades básicas y fortalecer los grupos de pares de
pertenencia, el clima educativo del hogar, las expectativas educativas tanto de los padres como del
joven, las redes sociales, el capital social y la revalorización de la cultura de pertenencia.
Una de las claves del proyecto es la confianza que se intenta transmitir desde los
coordinadores y directores del Programa hacia los adolescentes. Se promueven trayectorias de
aprendizaje que superen los determinismos sociales. La confianza y la modificación de
representaciones pasan por dimensiones de la personalidad que van mucho más allá de la dimensión
cognitiva.
Estos objetivos se logran principalmente a través del otorgamiento de becas para cubrir las
necesidades de los estudiantes y lograr su permanencia en el sistema educativo.
2
La Institución A es otra Institución que colabora con el proyecto. Los participantes fueron contactados a través de la
Institución B.
32
Las familias de este Programa pertenecen a un contexto socioeconómico bajo y muy bajo.
Se trata de familias en donde un porcentaje importante de las figuras parentales no han podido
culminar la educación básica primaria.
“Todo ello puede poner en peligro el desarrollo y la educación de sus hijos e hijas ya que
tienen una visión muy simplificada de sus necesidades, y sus prácticas educativas resultan poco
predecibles y legibles para sus hijos” (Rodrigo et al. 2008, pág. 56).
En esta Memoria de Grado se buscó analizar solamente algunas variables de índole familiar
y académico en las familias participantes del estudio, sin tomar en cuenta aquellos factores
individuales que también sabemos inciden en el rendimiento académico, ya que buscamos como
principal objetivo visualizar si existe una relación entre el funcionamiento familiar de todas las
familias pertenecientes al Programa, y no profundizar en las características personales de cada uno
de sus participantes. De todos modos, al tratarse de jóvenes de poblaciones desfavorecidas, con
indicadores de riesgo acumulado, que han tenido éxito, partimos de la base que existen condiciones
favorables, tanto a nivel intelectual como afectivo.
Al optar por realizar la Memoria de Grado con esta población, partimos de una muestra
previamente elegida por la organización según las características de rendimiento académico muy
bueno durante los tres primeros años de Ciclo Básico y perteneciente a contexto socioeconómico y
cultural bajo y muy bajo.
33
La elección de los participantes para el Programa se realiza buscando que los jóvenes
beneficiarios cumplan los siguientes requisitos:
• “Estar cursando cuarto año de liceo público de Montevideo al momento de la
preselección.
• Escolaridad histórica promedio 9 (nueve).
• Actitud positiva frente al centro de estudio.
• Mostrar interés y compromiso hacia el estudio.
• Estar en situación familiar de medios/bajos a bajos ingresos que comprometan su
permanencia en sus estudios.
• Tener adulto referente responsable del buen uso de la beca.
• Adulto y joven que evidencien poseer fortalezas para sostener los beneficios de la beca.
• Visión personal de futuro” (Informe del Programa, 2009, pág. 9).
A su vez, existe una metodología de acción para determinar la selección de los jóvenes que
tiene una duración de aproximadamente dos meses, en la cual hay una reunión de información e
intercambio de ideas y criterios con las inspectoras del CES, quienes luego eligen los liceos a
trabajar según el año correspondiente y las necesidades de cada centro. Luego se comunica desde el
CES a los directores de los liceos para informar sobre el Programa y se disponen reuniones
informativas y de sensibilización del equipo coordinador del mismo con directores y adscriptos de
cada uno de los liceos involucrados. A partir de ese momento se realiza una preselección por parte
de autoridades del liceo de los jóvenes de acuerdo a los requisitos anteriormente planteados y se
desarrolla una entrevista con el joven preseleccionado, adulto responsable, referente del liceo y
miembro del equipo coordinador del Programa, la cual tiene como objetivo identificar la capacidad
de compromiso y proactividad del joven y su familia. Por último, se lleva a cabo una elección de los
beneficiarios por parte del Tribunal de Selección, compuesto por la Inspectora Nacional del CES,
delegados de la institución A y de la institución B.
5.1 Objetivos.
34
En la literatura trabajada para esta Memoria observamos que las investigaciones realizadas
nacional e internacionalmente, demuestran la importancia de la colaboración entre familia y escuela
para que los hijos tengan un buen rendimiento académico. En el caso de los contextos con mayor
pobreza la escuela tiene gran incidencia en los logros académicos, sin embargo, Brunner y Elacqua
(2004) encontraron que en Latinoamérica la escuela explicaría en un 40% la varianza entre distintos
resultados de investigaciones sobre rendimiento académico, mientras que a la familia y al contexto
familiar le correspondería un 60%.
Por último, es importante destacar, debido a las características de la población con la que se
trabaja en la Memoria, que si bien el estatus socioeconómico de la familia es importante para la
formación de los niños, este factor no es concluyente. La investigación de Brunner y Elacqua
(2004) complejiza esta afirmación encontrando que en las familias de escasos recursos existen
factores más decisivos que el económico como lo son: “la organización de la familia, su clima
afectivo, la socialización lingüística o la adquisición temprana de actitudes y motivaciones” (pág.
3).
35
5.2 Hipótesis
Las familias participantes presentarían niveles similares a las familias de tipo caótico
enmarañado descriptas por Olson y Gorall (2003), Olson (2000), Trepper y Worden (2013), en las
distintas escalas del cuestionario FACES IV.
Existe una correlación positiva entre el rendimiento académico del hijo adolescente y el
funcionamiento familiar balanceado (Kaplan et al., 2001; González-Pienda et al., 2003; Moreno et
al., 2009; Rivera y Milicic, 2006; Del Ángel-Castillo y Torres-Herrera, 2008; Oliva y Palacios,
1998; del Arca, 2010) en los alumnos participantes del estudio.
Podría parecer que existe una incongruencia entre las hipótesis acerca del funcionamiento
familiar y las que indican la relación entre las variables. Es necesario fundamentar que con respecto
al funcionamiento familiar nos basamos en las expectativas en relación a las condiciones de
pobreza, y en cuanto al segundo aspecto, lo hicimos en base al rendimiento académico alcanzado
por los participantes del Programa. No debemos olvidar que el objetivo de esta Memoria se plantea
de acuerdo a la excepción que presenta esta población en la realidad actual (familias de contextos
socioeconómicos y culturales desfavorables y buen rendimiento académico).
Rol: Se trata de una variable nominal, politómica. Refiere al rol que ocupa cada miembro de
la familia dentro del sistema y puede tomar las siguientes formas: participante del Programa, madre,
padre, hijo (no participante del Programa), Tío, Tía, Abuela, Abuelo, Padrastro, Madrastra y
Concubino de Abuela, relevado en la breve encuesta del núcleo familiar (ver Apéndice 4).
Nivel educativo máximo alcanzado por la madre y nivel educativo máximo alcanzado por el
padre: en este caso también se trata de una variable nominal, politómica. Puede tomar como
valores: universitario completo, universitario incompleto, terciario completo, terciario incompleto,
secundario completo, secundario incompleto, primario completo, primario incompleto. Esta
variable también se releva en la encuesta sobre núcleo familiar.
5.4 Método.
5.4.1 Participantes.
La muestra está formada por veinticinco familias, cuyos hijos cursan 5to y 6to de
Bachillerato en distintos centros educativos en su mayoría pertenecientes a la periferia de
37
Montevideo en el año 2013, e integran el Programa en las generaciones 2011 y 2012 del mismo (ver
Apéndice 1).
La muestra quedó constituida por todas aquellas familias que consintieron participar del
estudio, ya que se decidió realizar el corte transversal de la población mediante un muestreo no
probabilístico, de tipo incidental.
Se contaba con treinta y un familias plausibles de participar, todas ellas confirmaron haber
recibido la carta de consentimiento. De las mismas cinco familias manifestaron no querer participar
del estudio y veintiséis familias si aceptaron. Sin embargo una familia finalmente no entregó el
formulario en el plazo explicitado.
Se trabajó entonces con veinticinco familias de nivel socio económico medio bajo y bajo.
Respecto a los veinticinco participantes del programa, 60% son de sexo femenino y 40% de sexo
masculino. Sus edades alcanzan una media de 16,76 años con un DT de 0,663 años. Cabe destacar
que ninguno de los participantes del programa trabaja actualmente. Los participantes en su totalidad
reportaron los siguientes promedios de notas de pasaje de año: de 1° a 2° de liceo 10,8, de 2° a 3°
de liceo 10,32, de 3° a 4° de liceo 10,28, y de 4° a 5° de liceo 9,68. El promedio total de la muestra
de los veinticinco participantes del programa desde 1° a 5° año de liceo es 10,27, lo que equivale a
una nota de Muy Bueno Sobresaliente.
Con respecto al tiempo y espacio para el estudio asignados en el hogar, la mayoría de los
participantes reportaron contar con un tiempo y un lugar definido para estudiar (16 participantes)
que hace las veces de comedor, living y dormitorio.
38
Figura 2. Distribución de familias según el tipo de estructura familiar.
3; 12%
Familias Tradicionales
Familias Reconstituidas
6; 24%
13; 52% Familias Monoparentales Madre
Familias Extendidas
3; 12%
Además de clasificar a las familias según el tipo de estructura familiar, distinguimos del
total aquellas en las cuales el padre está presente y convive con la familia (16 familias), las familias
en las que el padre está presente pero no convive con sus hijos (4 familias), las familias en las que el
padre está ausente (4 familias) y una familia en las que el padre falleció.
En el caso de las familias en las que el padre no convive con sus hijos, el criterio que se
utilizó para distinguir la presencia del mismo se basó en la visita de los hijos a sus hogares paternos,
el involucramiento en su vida cotidiana y el pago de cierta manutención.
Contamos con 25 madres, 20 padres y 55 hijos (43 hijos mayores de 12 años), alcanzando
un promedio de 2,12 hijos por familia. Respecto a las madres, presentan una edad media de 44,24
años, con un DT de 6,437, alcanzando una edad mínima de 33 años y una edad máxima de 55 años.
Por otro lado, la edad de los padres es más dispersa, presentando una edad media de 50,75 años, con
un DT de 9,941, siendo las edades mínimas y máximas 36 y 82 años respectivamente.
39
En la Figura 3 se puede apreciar la composición de la muestra según el rol familiar.
35
30
25
20
15
10
5
0 Rol familiar
Las familias reportaron en las entrevistas de presentación del programa, un ingreso total
familiar (incluyendo salario, asignación familiar, jubilación, etc.) que promedia los U$ 11.712
(pesos uruguayos once mil setecientos doce) entre las veinticinco familias de la muestra. En lo
concerniente a la vivienda: un 36% paga alquiler, un 16% construyó en el terreno de un familiar,
otro 16% vive en la casa de un familiar, un 16% son propietarios en asentamientos sin papeles, un
8% son propietarios, un 4% ocupa y por último un 4% vive en una casa sorteada por el Ministerio
de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA).
El nivel educativo máximo que informa el porcentaje mayor de los padres de la muestra
(40%) es secundaria incompleta, mientras que un 20% completó el nivel secundario y un 15% posee
estudios incompletos a nivel terciario y universitario. El porcentaje restante sólo completó la
escuela primaria. Respecto a las madres, el 48% alcanzan el nivel secundario incompleto, un 20%
completaron el nivel secundario, un 8% tiene estudios terciarios incompletos y en un solo caso una
madre terminó de cursar la universidad. Se destaca que un 20% solo tiene completa la educación
primaria. Un 20% de ambos padres reporta haber repetido al menos una vez un año escolar,
mientras que el 80% no lo hizo. De los 45 progenitores de la muestra, 5 están desocupados, 3 están
jubilados, 1 es ama de casa y 36 trabajan fuera de su hogar. De los padres y madres que trabajan, un
27,8% cumple un horario laboral en un rango de 1 a 6 horas diarias (10 padres), un 44,7% trabaja de
40
6 a 8 horas por día (16 padres) y finalmente un 27,8% (10 padres) realiza funciones laborales en un
horario mayor a las 8 horas.
Como se mencionó en el marco teórico, el instrumento FACES IV, fue construido con el
objetivo de obtener una “mirada interna” del funcionamiento familiar proporcionada por los propios
integrantes de la familia. Las escalas de autorreporte fueron diseñadas con el objetivo de evaluar las
dimensiones de cohesión y flexibilidad familiar del Modelo Circunflejo en todo su espectro (Olson
et al., 2006).
La escala está compuesta por un cuestionario de autoinforme, que se puntúa mediante una
escala de tipo Likert desde 1 (Totalmente en desacuerdo o Casi nunca) hasta 5 (Totalmente de
acuerdo o Casi siempre). Dicho autoinforme es plausible de ser respondido únicamente por los
miembros de la familia mayores a 12 años, no existiendo un límite de tiempo para contestarlo. Su
administración puede ser individual o colectiva, pero en este último caso es importante tener en
cuenta que los integrantes de la familia no comenten las respuestas entre ellos.
El paquete de FACES IV incluye sesenta y dos ítems, cuarenta y dos corresponden a las seis
escalas del FACES IV (siete ítems por cada escala), diez a la escala Comunicación Familiar y diez a
la escala Satisfacción Familiar (Olson et al., 2006).
De las seis escalas que componen al instrumento, dos de éstas son balanceadas: Cohesión
balanceada y Flexibilidad balanceada, y cuatro de las mismas son desbalanceadas: Enmarañada,
Desligada, Rígida y Caótica. Estas últimas permiten evaluar los extremos superiores e inferiores de
las dimensiones Cohesión Familiar y Flexibilidad Familiar (Olson et al. 2006).
41
5.4.2.2 Características psicométricas.
Desde la primera versión del instrumento FACES desarrollado en 1991 a la cuarta versión
los autores se han cerciorado que las modificaciones que le hicieron al instrumento mejoren su
validez y consistencia. Finalmente ambos autores consideran que las escalas del FACES IV son
plausibles de ser utilizadas tanto en el área de investigación como en los tratamientos clínicos
(Olson y Gorall, 2006).
En palabra de los autores, las escalas, respecto a su consistencia interna, arrojaron los
siguientes valores de confiabilidad: Enmarañada: .77, Desligada: .87, Cohesión balanceada: .89,
Caótica: .86, Flexibilidad balanceada: .84, Rígida: .82, trabajando con una muestra de 469
participantes. Por otro lado, con una muestra de 2465 sujetos, Olson et al. (2006), concluyeron
respecto a la Escala de Comunicación Familiar un índice de fiabilidad de .90 y, respecto a la Escala
de Satisfacción Familiar, una fiabilidad de .92.
Según Kouneski (2000, en Olson 2011) se publicaron más de 1200 artículos y disertaciones
utilizando alguna versión del Modelo Circunflejo o FACES desde la publicación de la primera
versión del Modelo por Olson, Sprenkle y Russell en 1979.
Kouneski hace una investigación detallada de las áreas de estudio en las que se utilizó y se
podrá utilizar este instrumento. Entre las mismas se destaca la aplicación en Medicina Familiar,
Rehabilitación Médica, abuso y dependencia de sustancias químicas, clínica psicológica de niños,
educación temprana de niños, terapia de estrés post traumático, etc. Según este mismo autor, el
desarrollo del Modelo Circunflejo y las adaptaciones a las distintas versiones del FACES, permiten
42
a los investigadores evaluar múltiples aspectos del funcionamiento familiar y obtener una
comprensión más abarcativa de la complejidad de los sistemas familiares (2000).
En nuestra Universidad se destacan los trabajos en Memoria de Grado, aplicando las escalas
FACES en su cuarta versión, de la Lic. del Arca (2010) quien realiza una pormenorizada búsqueda
de investigaciones sobre el rendimiento académico y el funcionamiento familiar. Así como también
la Lic. Massonnier (2010), quien desarrolló un estudio sobre la comunicación y satisfacción en las
familias de estudiantes migrantes del interior del país y estudiantes que vivían con sus padres en
Montevideo. La Lic. Feibuscheurez (2009), utilizando la misma versión adaptada de FACES IV
para caracterizar familias con un hijo con trastornos alimenticios y la Lic. Lestido (2013) quien
evalúa el funcionamiento familiar en una pequeña muestra de familias con un hijo que presenta
Trastorno del Espectro Autista (TEA). En el área de posgrado y en relación a la población objetivo
de este estudio, se destaca la labor de la Mag. Cecilia Cracco, quien en el año 2011 desarrolló una
investigación titulada Ciclo vital de la familia. Estresores y estrategias de afrontamiento en
contextos socioeconómicos vulnerables de Montevideo.
5.4.3 Procedimiento.
En primera instancia nos contactamos con el Programa, reuniéndonos con la Directora del
mismo para proponerle la realización de este estudio. Se entregó un proyecto por escrito
explicitando los objetivos de la investigación, junto con una carta de consentimiento válido
institucional (ver Apéndice 2) y una copia de la presentación parcial de la versión utilizada del
cuestionario FACES IV (ver Anexo 1).
43
los hogares. A cada familia participante le entregamos un sobre con una carta explicativa, un
segundo sobre codificado (en el cual entregar los cuestionarios) y tantos protocolos como miembros
mayores de 12 años compusieran la familia. Los sobres fueron enviados por medio de los
participantes de cada generación, a quienes explicamos personalmente los aspectos detallados en las
cartas enviadas, permitiéndoles evacuar todas sus dudas.
El tiempo de recepción de los sobres con el cuestionario FACES IV se extendió todo el mes
de Julio y principios del mes de Agosto. Durante el proceso se contactó en más de una oportunidad
a aquellos participantes que habiendo consentido participar, aún no había devuelto los formularios.
Finalmente veinticinco participantes entregaron los sobres en la institución.
Luego de recoger los sobres, procedimos a ingresar los datos sociodemográficos y las
respuestas al cuestionario FACES IV en una base de datos de Excel, excluyendo los datos
identificatorios de los alumnos o sus familias para mantener la confidencialidad. Se decidió partir
de los datos con los que la institución ya contaba, para no volver a preguntar a las familias
información general sobre la cual ya se la había interrogado y que había sido clave para la selección
de los participantes del Programa, tanto como el rendimiento académico.
Se recibieron en total 111 cuestionarios de los cuales se descartaron aquellos que no estaban
completos en su totalidad, quedando constituida la base de datos total por 109 participantes,
pertenecientes a veinticinco familias.
Se realizaron los cálculos a través del paquete estadístico SPSS versión 21 para Windows.
Fijamos el nivel de significación estadística en valores de p < a .050.
Luego comparamos la percepción del funcionamiento familiar según el rol de cada miembro
del sistema, previo a lo cual contrastamos la normalidad de las distribuciones mediante la prueba de
Kolmogorov-Smirnov y la hipótesis de homogeneidad de varianzas mediante la prueba de Levene.
Para realizar el contraste de medias de FACES IV utilizamos la prueba no paramétrica Kruskal-
Wallis.
44
Finalmente con los datos obtenidos redactamos los resultados y las conclusiones alcanzadas
en función de los objetivos y el marco teórico ya desarrollados.
45
CAPÍTULO 6. RESULTADOS
A partir del relevamiento de los datos obtenidos en esta investigación, en este capítulo nos
abocamos a la tarea de presentar los resultados alcanzados y los análisis realizados en base a los
mismos.
Tabla 1
Medias y desvío típico por escala para la Población Normativa.
Población normativa
Escalas del FACES IV M DE
Cohesión Balanceada 18,19 2,11
Flexibilidad Balanceada 15,84 2,49
Desligada 6,32 2,66
Enmarañada 10,62 3,35
Rígida 11,31 3,4
Caótica 7,58 3
En la Tabla 1 se puede observar las medias y el desvío típico obtenido para la población
normativa en base a las investigaciones del Equipo de FACES IV de la Universidad Católica del
Uruguay.
En la Tabla 2 se presentan los puntajes medios de las puntuaciones brutas utilizando los
baremos provistos por Olson et al. (2006) y estandarizados para la población uruguaya por el equipo
de FACES IV de la Universidad Católica del Uruguay. Los resultados se obtuvieron en base a lo
reportado por todos los participantes mayores de 12 años de las familias partícipes de este estudio,
en la escala FACES IV.
Tabla 2
Puntajes brutos, medias y desvío típico por escala para los participantes de este estudio.
46
6.1.2 Comparación de las familias de la muestra con familias de la población uruguaya
de referencia.
Para estudiar tanto la escala Enmarañada (de distribución normal), como las escalas
Cohesión Balanceada, Flexibilidad Balanceada, Desligada, Rígida y Caótica (de distribución no
normal), utilizamos el procedimiento Prueba T para una muestra. La Prueba T nos permite
contrastar hipótesis referidas a una media poblacional y a su vez, como no es necesario para
muestras mayores a treinta casos cumplir con el supuesto de normalidad, el ajuste de T a la
distribución T de Student se considera bueno independientemente de que la población de origen
difiera de una distribución de probabilidad de tipo normal (Pardo y Ruiz, 2002).
Tabla 3
Dimensión cohesión. Prueba T para una muestra.
95% Intervalo de confianza para la
diferencia
Sig.
Escala T Gl (bilateral) Diferencia de medias Inferior Superior
Cohesión Balanceada -3.494 86 .001 -.983 -1.54 -.42
Desligada 3.840 86 .000 1.416 .68 2.15
Enmarañada 3.345 86 .001 1.219 .49 1.94
47
Tabla 4
Dimensión flexibilidad. Prueba T para una muestra
95% Intervalo de confianza para la
diferencia
Sig.
Escala T Gl (bilateral) Diferencia de medias Inferior Superior
Flexibilidad
Balanceada -.844 86 .401 -.265 -.89 .36
Rígida .590 86 .557 .219 -.52 .96
Caótica 4.161 86 .000 1.615 .84 2.39
Con el fin de analizar el funcionamiento familiar, según lo informado por los distintos
miembros de la familia en el cuestionario FACES IV, utilizamos los puntajes reportados por todos
los integrantes del sistema familiar.
Tabla 5
Puntajes medios de padres, madres e hijos en conjunto.
En la Tabla 5 incluimos los puntajes medios de cada escala por rol: padres, madres e hijos
(en esta última categoría se incluye tanto a los participantes del Programa como a sus hermanos
mayores de 12 años que completaron el cuestionario), para el total de las familias participantes.
48
Para analizar si existen diferencias estadísticamente significativas entre los promedios de las
escalas de FACES IV según el rol, utilizamos los valores reportados por todas las familias.
Respecto a las escalas que no cumplen el supuesto de normalidad, con la finalidad de comparar los
promedios obtenidos por padres, madres e hijos en FACES IV, utilizamos la prueba no paramétrica
Kruskal-Wallis.
Tabla 6
Escalas no normales. Prueba de Kruskal-Wallis
Como podemos ver en la Tabla 6, el nivel crítico alcanzado en todas las escalas es mayor a
.050, por lo que no podemos rechazar la hipótesis nula de igualdad de promedios.
Respecto a la escala Enmarañada, luego de verificar que se cumpliera el supuesto de
normalidad, procedimos a verificar el supuesto de homogeneidad de varianzas, utilizando el
estadístico de Levene.
Tabla 7
Escala Enmarañada. Prueba de homogeneidad de varianzas.
Como vemos en la Tabla 7, el nivel crítico asociado al estadístico de Levene es de .051 (p>
050), por lo que concluimos que, en las familias estudiadas, no se cumple la hipótesis de que las
varianzas de los participantes del estudio sean iguales. Al concluir que no se cumple el supuesto de
homogeneidad de varianzas, utilizamos una prueba no paramétrica para analizar la relación entre los
grupos madre, padre e hijo y los resultados alcanzados en la Escala Enmarañada.
Tabla 8
Escala Enmarañada. Prueba de Kruskal-Wallis
Enmarañada
Sig.asintót. .627
50
TERCERA PARTE: CONCLUSIONES
7.1 Discusión.
Para comprobar esta hipótesis, realizamos una descripción de las familias que forman parte
de nuestra muestra y su funcionamiento familiar evaluado mediante el cuestionario FACES IV. De
este primer análisis, teniendo en cuenta la tipología familiar desarrollada por Olson y Gorall (2006),
concluimos que se trata, en conjunto, de familias similares a las de tipo caótico enmarañando y a su
vez de tipo desligado ya que cumplen con los criterios descriptos por los autores en el Modelo
Circunflejo.
Antes de analizar en profundidad estos resultados, queremos recordar que Olson y Gorall
(2003) plantean como hipótesis que la etapa del ciclo de vida familiar y la composición de la
familia tienen un impacto considerable en el tipo de sistema familiar. El autor considera que las
familias presentan un movimiento constante, según lo precise el contexto o la etapa del ciclo vital
que atraviesan. Como ya lo planteamos en el marco teórico, las necesidades y demandas de los
adolescentes hacen que la familia transite esta etapa haciendo frente a estresores y obstáculos muy
particulares (Olson, 2000). Según Olson y Gorall (2003), ninguna otra etapa parece ser más
estresante que estos años, con cada vez mayores necesidades y preferencias cambiantes de los hijos,
así como su búsqueda de independencia. Creemos que las familias que están transitando la
51
adolescencia pueden estar fluctuando entre los extremos de la escala de cohesión debido al mayor
pedido de libertad de los adolescentes, las negociaciones que deben hacer éstos con los adultos, las
reacciones y acomodo de parte de éstos últimos a la nueva situación, etc.
Por último, no nos podemos olvidar que el número de la muestra es muy pequeño, por lo
cual no podemos extraer conjeturas generalizables de los resultados obtenidos en estas escalas.
Estos resultados nos hacen pensar que los sistemas familiares estarían, en promedio,
mayormente conectados que las familias de tipo enmarañado descriptas por los autores, lo que
implicaría un mayor acatamiento de los sujetos hacia el sistema familiar, quizás con una
dependencia mayor de los demás miembros de la familia. Al presentar niveles inferiores en los
aspectos balanceados de cohesión y niveles mayores en los aspectos extremos, los mismos podrían
sugerir una debilidad de estas familias. Si tomamos en cuenta que el Modelo Circunflejo se basa en
mantener el equilibrio en cada dimensión, podemos considerar que las familias participantes del
estudio mantienen en promedio niveles desbalanceados de cercanía emocional entre sus miembros.
Los adolescentes pertenecientes a este tipo de familias se sienten inhibidos para explorar el mundo
por miedo a separarse de su familia. Por el hecho de tener un vínculo laboral con el Programa,
podemos constatar que estos resultados mencionados anteriormente también se ven reflejados en la
cotidianeidad del mismo. Los adolescentes suelen ir acompañados por sus padres a los talleres
debido a que la mayoría nunca conoció otro barrio que no sea el suyo. A las distintas generaciones o
grupos del Programa les cuesta realizar salidas extra institucionales (rambla, tablado, teatro) porque
los adolescentes no se sienten cómodos ni parte de esos lugares “ajenos” a su realidad. Otra de las
características de este tipo de familias según los autores es el fuerte sentimiento de lealtad familiar,
que en el caso de las familias de la muestra puede estar jugando un rol muy importante en los
participantes del Programa, ya que ellos pueden representar la esperanza de salir adelante de toda su
familia.
52
familia, donde cada uno de ellos, por distintos motivos, está más pendiente de sus intereses
individuales en relación con los intereses del otro.
Por último, nos parece necesario aclarar que el equipo de FACES IV de la Universidad
Católica reporta dificultades en la escala de cohesión con su dimensión enmarañada, obteniendo
niveles no satisfactorios en cuanto a las características psicométricas. Por lo cual se recomienda
continuar realizando estudios que intenten adaptarla a la cultura de nuestro país.
En cuanto a estos resultados, volvemos a recordar que debido a la etapa particular del ciclo
vital que están viviendo estas familias, el aspecto caótico se ve reflejado también por el cambio de
reglas y de funcionamiento familiar que atraviesa la familia.
Respecto a esta escala Caótica, sus niveles altos podrían considerarse una debilidad de estas
familias que, ante momentos de su ciclo vital caracterizados por grandes cambios y complejidad, se
encuentran más propensas a entrar en situaciones de caos.
Por otra parte, la tercera hipótesis del Modelo Circunflejo, indica que las familias
modificarían sus niveles de cohesión y flexibilidad para enfrentar de un modo efectivo situaciones
de estrés y manejar cambios a lo largo del ciclo vital familiar. Este modelo, al ser dinámico, permite
comprender que las familias puedan ubicarse en los extremos en las dimensiones en algunas etapas
del ciclo vital o cuando la familia se encuentra sometida a alguna situación generadora de estrés,
siendo esto beneficioso para los miembros de la misma. Según Olson (2000) es esperable que los
sistemas familiares cambien en respuesta a una crisis, y esta crisis puede estar representada por el
caso de un adolescente que requiriera apoyo e incentivo de la familia para seguir estudiando y
53
culminar el ciclo educativo con un buen rendimiento. En este sentido, el ser elegido por el programa
puede ser un aliciente, pero también una presión extra para el adolescente y para su familia.
Si bien es esperable que las familias puedan fluctuar en los extremos de la escala de
cohesión en momentos particulares del ciclo familiar, como planteábamos en el marco teórico según
Olson y Gorall (2003), los sistemas familiares pueden presentar problemas si funcionan en alguno
de estos dos niveles extremos durante demasiado tiempo.
Por último, a los efectos de tratar de explicar estos resultados, recurrimos a una imagen de
Olson y Gorall (2003) quienes hacen una comparación elocuente entre las familias balanceadas y no
balanceadas, y los esquiadores profesionales y novatos. Las familias balanceadas manejan con
fluidez la conexión y la separación entre sus miembros, así como los esquiadores expertos juntan las
piernas y las separan cuando es necesario, yendo de un extremo a otro con suavidad. Por el
contrario, los esquiadores novatos tienen o bien sus piernas muy separadas (familias desligadas) o
demasiado juntas (familias enmarañadas) y los cambios de posición los hacen bruscamente y con
torpeza, sin seguir ninguna estrategia de planificación de movimientos y pudiendo llegar a caídas
fatales (familias caóticas).
Basados en el marco teórico sobre las diferentes percepciones de los miembros de la familia
respecto a cómo es su funcionamiento familiar, nos planteamos como hipótesis que los padres,
madres e hijos de las familias evaluadas informarían diferentes percepciones del funcionamiento de
su sistema familiar. Como presentamos en los resultados, no encontramos diferencias
estadísticamente significativas entre la percepción del funcionamiento familiar de madres, padres e
hijos en ninguna de las escalas.
54
para mejorar su calidad de vida. Es por esto que en los siguientes párrafos nos abocamos a tratar de
identificar qué características de estas familias difieren de la literatura para poder distinguir qué
factores están actuando como protectores de esta causalidad casi lineal entre las características
familiares y el bajo rendimiento académico de los hijos.
En primer lugar es necesario enfatizar entonces en el hecho de que las familias con las que
trabajamos se caracterizan, en la mayoría de los casos, por padres y madres que no completaron la
educación secundaria, destacándose que un 20% de las madres solo tiene completa la educación
primaria. Al ser una muestra tan pequeña y los resultados académicos de los participantes tan altos,
el nivel de estudios de la madre, en estas familias, tampoco parecería ser un adecuado criterio
discriminante. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de la bibliografía plantea que el piso
educativo de la madre es el horizonte para los hijos, podemos pensar que nuestra población se
comporta de forma parecida a la población denominada Mutantes, en el estudio realizado por
CEPAL en nuestro país en el año 1994. Dichos Mutantes, aparte de sus condiciones personales,
tenían a su favor madres que a pesar de tener primaria incompleta, pertenecer a hogares muy pobres
y ser mayoritariamente solas, estaban muy interesadas en el desarrollo académico de sus hijos y eso
era potenciado por los centros escolares. En la misma investigación se señala que la labor de los
centros de enseñanza, por más recursos que posean, difícilmente podría lograr éxitos relevantes si
no fuera acompañada, por la estimulación y formación de las madres para apoyar el desempeño
escolar de sus hijos. En esa misma línea retomamos la investigación de Brunner y Elacqua (2004)
mencionada en el marco teórico en la que enfatiza el hecho de que en las familias con escasos
recursos el factor más determinante en los logros académicos de sus hijos no sería el nivel
económico, sino la organización y el clima familiar, las motivaciones y actitudes y la socialización
lingüística.
Con respecto al tiempo y espacio para el estudio asignados en el hogar, la mayoría de los
participantes respondieron contar con un lugar definido para estudiar que también hace las veces de
comedor, living y dormitorio. Esto indicaría un interés de los padres en la educación de sus hijos, al
procurar un espacio dentro del hogar para que su hijo pueda realizar las tareas. Esto coincide con la
opinión de diversos autores mencionados en el marco teórico (Alcalay et al., 2002; Ballen Molles,
1994; Cardemil, 1994; Chavquin y González, 1995; Epstein, 1994; Fuller, 1994; Vaccaro, 1995; en
Rivera y Milicic, 2006) que consideran que el éxito escolar se vincula con el rol del entorno
familiar, manifestado en las prácticas parentales. A su vez, en cuanto al horario laboral, y las horas
que los padres pueden dedicarle a sus hijos en su casa, la mayoría de los padres reportó trabajar de 6
a 8 horas por día, lo que permitiría un mayor acompañamiento a sus hijos en el hogar. Según Oliva
y Arranz (2011) los padres que pasan más horas con sus hijos, saben más acerca de sus actividades,
55
reciben más confidencias de sus hijos y poseen mejores estrategias de crianza porque, de hecho,
tienen la oportunidad de ejercerlas. Todas estas circunstancias aparecen claramente asociadas a la
baja frecuencia de problemas de conducta, baja presencia de comportamientos de riesgo durante la
infancia, y buenos resultados académicos.
Uno de los factores a destacar es que dentro de las veinticinco familias de este estudio, sólo
seis son familias monoparentales. En base a lo establecido en el marco teórico sabemos que la
monoparentalidad es uno de los factores de riesgo con mayor influencia, mayoritariamente porque
la ausencia o insuficiencia de aportes de uno de los progenitores reduce el volumen de recursos
familiares disponibles para la crianza (Kaztman y Rodríguez, 2005). La mayoría de las
investigaciones comprueban también que los chicos que viven con ambos padres presentan un
mejor rendimiento académico en comparación con aquellos que viven con uno de ellos. Solo en uno
de los seis casos, la monoparentalidad estaría acompañada de la presencia de abuelos maternos que
podrían estar sosteniendo los procesos familiares desde la función parental. En ninguna de estas seis
familias se cuenta con hermanos mayores al participante del Programa, que pudieran apoyar
cumpliendo en algo la función de padre o madre. Al no ser la monoparentalidad la regla de esta
muestra podemos decir que los factores de riesgo antes descriptos tendrán menores repercusiones en
los resultados obtenidos.
Creemos fundamental destacar que el porcentaje mayor de participantes del Programa son
mujeres. Esto se explica según la selección aleatoria que hacen en los liceos, pero también es
necesario considerar que en Uruguay existe un porcentaje mayor de mujeres respecto a hombres que
logran culminar la enseñanza secundaria. Estos datos nos obligan a preguntarnos qué factores están
determinando que las mujeres permanezcan y progresen más que los hombres en el sistema
educativo. Entre las causas mencionadas en la literatura al respecto, se destaca la mayor posibilidad
que tienen los hombres de incorporarse al mercado laboral como principal raíz de esta disparidad.
Por último, pensamos que es necesario tener en cuenta que más allá del entorno familiar, en
el cual hacemos especial hincapié en esta Memoria, para un rendimiento académico de excelencia,
siempre existen condiciones individuales mínimamente favorables que justifican que las personas a
56
pesar de su entorno deprivado superen todo tipo de escollo. Para la selección e integración de estos
jóvenes al Programa se buscó que poseyeran determinadas características conocidas en la literatura
relacionada como factores de protección. Estos factores van desde el buen rendimiento académico,
el entusiasmo y compromiso con sus estudios, la figura de un rol adulto en la familia que los apoye
en el proceso educativo, así como también la institución educativa actuando como aliada del
Programa, pendiente de toda la trayectoria educativa de los alumnos en el liceo.
Antes de profundizar acerca de las fortalezas y limitantes de este estudio, nos parece
importante darle un lugar al rol de Programa en la vida de los participantes de la investigación.
Habiendo mencionado en el marco teórico entre las características de las familias resilientes, el
hecho de pertenecer a una red de apoyo, consideramos que el papel del Programa en cuanto al nexo
que cumple entre las familias y la sociedad en su conjunto, y desde el apoyo al adolescente
generándole un marco de pertenencia con otros pares, es fundamental. Desde la bibliografía se
pondera la influencia que tienen los grupos de pertenencia para los adolescentes. Los jóvenes
buscan en estos grupos de amigos la conformación de valores propios y de su identidad, así como la
posibilidad de explorar nuevas relaciones sociales, y la comprensión de otras personas que están
atravesando una etapa evolutiva similar a la suya (Musitu y Cava, 2001). El rol del grupo,
denominado “generación” por el programa, que se reúne quincenalmente cumple estas expectativas
antes mencionadas, a la vez que potencia el éxito académico entre los adolescentes, que por inercia
terminan incentivándose unos a otros a continuar mejorando en sus estudios. También creemos que
al encontrar características de familias de tipo caótico en este estudio, el Programa puede ayudar
desde el mesosistema a llevar el equilibro y el orden en ese caos, para que las familias puedan vivir
los cambios de esta etapa del ciclo vital familiar más saludablemente.
En esta investigación no se distinguió por generación a los miembros del Programa, creemos
que en ulteriores estudios se podría establecer una diferencia entre ambas que permita apreciar si las
familias ya poseían estas variables familiares o fueron variando, por el hecho de pertenecer por
mayor lapso de tiempo al mismo.
Otro aspecto a destacar es que trabajamos con un cuestionario de autorreporte, lo que nos
lleva estudiar a la familia únicamente desde lo que ellos nos informan y desde esa perspectiva deben
ser leídos los datos. En el caso de estudios clínicos, el Modelo Circunflejo nos permite contar
también con la perspectiva externa evaluada mediante la Clinical Rating Scale por un terapeuta, lo
que pensamos sería un adecuado complemento a lo informado por las familias en futuros estudios.
59
Respecto a la relación entre el funcionamiento familiar y el rendimiento académico, objeto
de estudio de esta investigación, nos parece relevante que para futuras investigaciones se desarrolle
la relación entre aspectos tanto externos como internos, es decir variables tanto de índole familiar,
como de índole individual, que influyen en el rendimiento académico del adolescente. De todos
modos, debido a la selección de los jóvenes que hace la institución podemos mencionar algunas
características individuales importantes que darían respuesta a esta interrogante como por ejemplo
un nivel intelectual medio que les haya permitido alcanzar un promedio de 9, así como también un
relacionamiento positivo con el estudio. A su vez como mencionamos anteriormente, ninguno de
los jóvenes que pertenece al Programa actualmente trabaja lo que les permite dedicarse con mayor
carga horaria al estudio dentro y fuera de la institución educativa.
Otra de las posibilidades que nos brindan futuros estudios en base a esta Memoria de Grado
es el realizar un análisis profundo de las trayectorias educativas de cada uno de los participantes del
programa desde la interpretación socioeducativa de Bourdieu (2008). En este caso el énfasis no
estaría situado únicamente en la familia, sino también en los condicionantes (experiencias, saberes,
etc.) que también inciden en el proceso que hacen los alumnos en los centros educativos. Este
enfoque permite observar las diferentes experiencias educativas, y su influencia en los logros
académicos, que pueden tener inclusive alumnos que transitan por los mismos liceos y las mismas
aulas.
Debido a que hemos trabajado con tan solo veinticinco familias, consideramos que es
necesario seguir profundizando este estudio con familias de similares características para observar
si se destacan resultados conformes a los de esta investigación en cuanto a las escala de cohesión en
sus niveles de enmarañamiento y desligamiento.
Por último y a partir de los autores estudiados, que destacan la importancia de incidir en la
potenciación de los recursos personales, sociales y familiares de los niños y adolescentes para
mejorar su rendimiento académico, consideramos que uno de los medios más eficaces para lograr
este objetivo, serán tanto las investigaciones como las intervenciones que estén dirigidas a potenciar
el funcionamiento familiar saludable, trabajando especialmente con la comunicación entre sus
miembros, sus habilidades de afrontamiento y su red de apoyo familiar y comunitario.
60
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67
APÉNDICES
dificultad existente de unir a las congregaciones, Henry Jones propuso fundar una institución, la
cual, “ basada en las enseñanzas del judaísmo, estaría libre en sus deliberaciones de cualquier
posición dogmática o doctrinario y podría unir en un propósito común a todos los judíos” (B.
Uruguay, 2013).
Durante los primeros 25 años - 1843 a 1868 - la institución B creció de doce hombres en una
Filial a muchos miles en cientos de Filiales. Algunos aspectos formales ya estaban desactualizados,
pero los ideales permanecieron intactos. Durante la década de 1870 diversos hogares para
cultivar sus más elevados ideales y los de toda la humanidad; de preocuparse del
desarrollo y la elevación del carácter moral y espiritual del pueblo de nuestra fe; de
desarrollo de las ciencias y las artes; de aliviar las angustias de los pobres e
persecuciones y de proteger y asistir a las viudas y los huérfanos, conforme a los más
Para ello la institución B. Uruguay viene desarrollando desde hace 70 años distintas
actividades, que buscan cumplir el siguiente objetivo: el desarrollo cultural, científico, social de la
68
APÉNDICE 2: Carta de consentimiento válido institucional.
69
APÉNDICE 3: Carta de consentimiento de las familias
70
APÉNDICE 4: Encuesta sobre el núcleo familiar.
Madre:
Edad: ___________ Estado Civil: __________________
Educación:
(a)___ Primario incompleto (b) ___ Primario completo
(c)___ Secundario incompleto (d) ___ Secundario completo
(e)___ Terciario incompleto (f) ___ Terciario completo
(g)___ Universitario incompleto (h) ___ Universitario completo
(i) ___ Otro: ____________________________________________
¿Repitió algún año escolar? ___________________
Trabajo/oficio:
__________________________________ Formal ___ Informal ____
Cantidad de horas ___________________
Padre:
Edad: ___________ Estado Civil: __________________
Educación:
(a)___ Primario incompleto (b) ___ Primario completo
(c)___ Secundario incompleto (d) ___ Secundario completo
(e)___ Terciario incompleto (f) ___ Terciario completo
(g)___ Universitario incompleto (h) ___ Universitario completo
(i) ___ Otro: ____________________________________________
¿Repitió algún año escolar? ___________________
Trabajo/oficio:
__________________________________ Formal ___ Informal ____
Cantidad de horas ___________________
Otro:
Parentesco con el estudiante: _______________ Edad: ______ Estado Civil: ________
Educación:
(a)___ Primario incompleto (b) ___ Primario completo
(c)___ Secundario incompleto (d) ___ Secundario completo
(e)___ Terciario incompleto (f) ___ Terciario completo
(g)___ Universitario incompleto (h) ___ Universitario completo
(i) ___ Otro: ____________________________________________
Otro:
Parentesco con el estudiante: ________________ Edad: ______ Estado Civil: ________
Educación:
(a)___ Primario incompleto (b) ___ Primario completo
(c)___ Secundario incompleto (d) ___ Secundario completo
(e)___ Terciario incompleto (f) ___ Terciario completo
71
(g)___ Universitario incompleto (h) ___ Universitario completo
(i) ___ Otro: ____________________________________________
Hermanos:
1. Edad: ______ Sexo: M ___ F ___
Año que cursa: Escuela: ___________
Liceo: _____________
Otro (curso y año): __________________________
72
ANEXOS
Padre Hijo/a
Datos personales:
Edad: _______Sexo: M F
1 2 3 4 5
73
4. Pasamos demasiado tiempo juntos. 1 2 3 4 5
14. Nuestra familia tiene una regla para casi toda situación posible. 1 2 3 4 5
17. Los miembros de la familia tienen poca necesidad de tener amigos fuera 1 2 3 4 5
de la familia.
74
22. Los miembros de la familia raras veces se apoyan entre sí. 1 2 3 4 5
23. Una vez que una decisión está tomada, es muy difícil modificar esa 1 2 3 4 5
decisión.
75