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INSTITUCION EDUCATIVA ESTEBAN OCHOA

“La calidad educativa, principio rector de todas


nuestras acciones”

PROYECTO PROYECTO DE PILEO


INSTITUCIONAL:

NOMBRE DE LA “Leyendo nuestras regiones”


ACTIVIDAD:

FECHA: 28 Abril GRADOS: PRIMERO A GUIA Nº 3


UNDÉCIMO

ELABORADO POR: Integrantes proyecto de PILEO

El escritor elegido para iniciar este taller se llama Jhon Jairo Junieles.
Escritor colombiano (Sincé, Sucre, 1970). Es periodista, guionista e investigador de temas
literarios. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena, y cursos de
Periodismo en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Ha publicado: Hombres
solos en la fila del cine (novela); El temblor del kamikaze (cuentos), Canciones de un barrio en la
frontera (poesía), Temeré por mí al final de estas líneas (prosa poética) y Papeles para iniciar el
fuego (poesía).

(En el mapa de Colombia, escribir en Sucre el nombre de Jhon Jairo Junieles)


Lectura y análisis del cuento para bachillerato
Una calle hasta ella
Hay muchas cosas que odio de mí, pero hay una especial que detesto, aunque a veces resulte
conveniente. Es mi manía de andar siempre entre dos aguas, de no concentrarme jamás en el
presente objetivo porque mi mente divaga en busca de otros mundos, como un pez que en su
pecera sueña en el océano.
Cuando el presente es una aburrida conversación entre periodistas en mi trabajo o el
monólogo de un jefe de redacción furioso, esta manía es una tabla de salvación, pero cuando se
trata de un momento mágico en el cual el cosmos se revela frente a ti; o como en este momento
en que camino por una estrecha calle iluminada por opacos faroles agarrado a la mano de la
mujer que amo, es de lo más asqueante. Así como debe sentirse un pez que deambula por el
océano pensando que está atrapado en una pecera.
Tal vez ir agarrado de la mano de una mujer parezca una trivialidad, pero se trata de Ella y
es la primera vez que me permite tal atrevimiento. Ella y yo tenemos cierta relación que por
alguna razón prefiere mantener a oscuras, pienso que se avergüenza de lo nuestro, no sé por
qué, podrían ser muchas razones. Ella se agita cada vez que pasa un carro blanco porque su
padre tiene uno y yo me pregunto qué tiene de malo que su padre sepa que somos novios, al
cabo nuestras vidas tienen el equilibrio necesario para ir juntas, sé que no soy un monstruo, ni
un criminal buscado en siete países y ella no es tan bella como Drew Barrimore. En fin, por más
que le he preguntado nunca he logrado saber qué es lo que pasa y no debería pensar en eso
sino disfrutar la caminata que quizás sea irrepetible, sentir su mano aferrada a mí como si una
multitud tratara de ahogarla porque Ella le teme al gentío y eso es algo que tenemos en común,
también el cine y la música es algo que compartimos y muchas cosas sutiles, por eso no
comprendo por qué no pueden ser públicos nuestros sentimientos.
Yo sólo pienso en Ella, quizás sea porque soy diez centímetros más bajo, pero ella es algo
pálida y yo no la culpo, es como es y me gusta, aunque no debería pensarlo sino vivir el
presente. Quizá al final de la calle me suelte, yo vuelva a perder y no tendré un recuerdo
consistente por estar divagando como un pez que durante su vida soñara que está atrapado en
una pecera, y un día, al despertar en las aguas cálidas del mar Caribe, fuese atrapado por una
red y terminara en una pecera sin haber podido disfrutar de su vida submarina.
Ahora ha empezado a llover lentamente y nos hemos cobijado bajo el saliente de un tejado,
estamos a cien metros del final de la calle, su mano y la mía siguen juntas. Mientras suenan los
truenos, recuerdo a un niño que les tenía miedo y se metía bajo la cama y ahora está tan lejano
y tan cerca porque Ella está aquí. Pero mi mente también está en Cuba, donde conocí una
jinetera, le prometí escribirle, le pedí me escribiera y Ella me ha escrito al respaldo de mis cartas
porque en Cuba no hay papel y yo me pregunto si estos recuerdos son más importantes que
estar bajo este alero con ella. La muchacha cubana también era más alta que yo pero no
parecía avergonzarse por ello, en realidad parecía encantada de caminar a mi lado por las
calles de La Habana llenas de gente. Debería pedirle una explicación pero me avergüenzo, Ella
jamás ha confirmado mis temores, siempre tiene una excusa o una broma para escapar a mi
acoso. Ella es como un pez que está en el océano pero eso no le dice nada, no disfruta el
océano porque jamás ha estado en una pecera.
La lluvia cede, seguimos avanzando y me pregunto si no sería mejor estar con alguien que
fuera pleno al estar contigo, pero no me atrevo a soltarle la mano porque quizá la perdería para
siempre y yo necesito de Ella aunque no siempre esté dispuesta a aceptarme en su vida, yo
necesito soñar que Ella cambia, que abandona los temores y deja que los carros blancos pasen
sin alterar su ánimo.
Mientras camino, veo otros que caminan pero que no se agarran de la mano, quizá eso no
es nada especial porque nunca se los han negado cuando lo han querido, y me pregunto si al
negarme ese contacto público durante tanto tiempo, no me estaba preparando el regocijo de
tenerlo ahora, y que yo en vez de reflexionar sobre el asunto debería ser el asunto y punto.
Debería no ser mi cuerpo ni mi mente, sino sólo mi mano que va dentro de la suya y la suya que
anida en la mía, pero los avisos de los almacenes se roban mi atención y hay un afiche de
Benetton que muestra el uniforme sangrando de un soldado bosnio, limita mi libertad porque mis
ojos leen los nombres y las imágenes. Mi mente crea asociaciones que me llevan a un lugar en
las montañas donde conocí a un anciano que no había visto el mar ni le importaba conocerlo y
que cuando le hablé del mar no se sorprendió, me dijo que él tenía bastante en sus montañas;
pensé que era un viejo estúpido por negarse otras oportunidades, pero quizás era un hombre
sabio y yo era el estúpido. Tan sabio como el árbol que le basta con ser árbol, era un hombre
humilde para saber que la montaña es un lugar tan vasto y complejo que una vida no alcanza
para conocerlo y que ponerse a pensar en otros mundos es una vanidad, es una forma de no
vivir lo que está allí, el lugar al que perteneces, y él pertenecía a la montaña, estaba hecho de
su sustancia. Como yo estoy hecho de vías de escape hacia realidades donde no tengo que
aceptar que Ella se avergüenza de mí, quizás no es por mi estatura sino porque siempre estoy
huyendo de su lado, como ahora, ahora que Ella me habla y yo no sé qué responder porque no
alcancé a oírle y sólo digo un sí y Ella hace un gesto de desaliento porque sabe que no la
escuché. Y lo peor es que sólo hacen falta veinte pasos para llegar al final de la calle.
Ella se ha hundido en un silencio mientras miro con pavor el final de la calle que viene hacia
nosotros como una sombra maligna, como un terrible dios que odia a los que se aman. Me
atrevo a preguntarle qué cosa me estaba diciendo pero Ella es cruel conmigo, Ella se aprovecha
de mis divagaciones para hacerme sufrir y justo antes de alcanzar la esquina le suelto la mano
en un segundo que dura eternidades de asombro en su rostro y las lágrimas brotan por sus ojos
como conejos blancos del sombrero de un mago. La lluvia llega de repente para acompañarla,
nos metemos en un café que está en la esquina y vamos a la mesa del fondo.
Ella sigue llorando sin decirme por qué y yo me siento culpable, le digo que eso es lo que
busca, que me sienta miserable y que ya lo ha logrado, que se calme y disfrute su triunfo y Ella
llora más y algunas personas la miran pero esta vez no le importa. Entonces me pregunta si
quiero saber lo que me decía hace un momento mientras yo estaba viajando hacia otras
latitudes, yo le digo que nada me gustaría más y Ella me dice que estaba pidiéndome que no le
soltara la mano, que quería seguir caminando aferrada a mi mano por el resto de su vida, yo
siento que las lágrimas me queman las mejillas, le pregunto que por qué no me dejaba hacerlo
antes y Ella quería preguntarme lo mismo, que sentía que yo siempre estaba pensando en otras
cosas al estar con Ella porque sentía vergüenza de Ella, y yo le digo que soy un estúpido y Ella,
dice que no, que la estúpida es Ella, y yo le digo que ya somos dos los estúpidos y esa es una
buena razón para permanecer unidos. Entonces percibo que he vivido como un pez en una
pecera herméticamente cerrada que descansa en el fondo submarino y golpeo con la nariz la
pecera y ésta se rompe porque es una ilusión, y yo salgo al mundo que siempre ha estado allí
rozándome y entonces la beso aunque la gente nos rodee, aunque los carros blancos sigan
pasando.

Taller

1. ¿Qué personajes aparecen en el cuento?


2. ¿En qué momentos el autor usa la metáfora del pez en la pecera y para qué?
3. ¿Por qué el hombre cree que la mujer no lo quiere?
4. ¿Quién es el narrador en esta historia? ¿Qué características tiene?
5. ¿Cómo se relaciona el título con la trama del cuento?
Lectura para Primaria

Contra todas las puertas


Cuando los perros llegan a viejos pierden el apetito y luego se quedan ciegos. Lucero
cabecea perdida como quien busca algo, un plato de comida, un gato circulando entre
las cajas y matas de plátano. Va de un lado a otro como si escuchara voces que la
llaman de lados opuestos del patio. Lucero choca contra la máquina de coser, contra
la pared, con el palo de escoba, contra todas las puertas. Aunque es una perra,
siempre ha levantado la pata para orinar, ya no lo hace, orina en cuatro patas, algo
que para un perra, acostumbrada a hacerlo, es una señal de que algo malo está
pasando. Al cabo del día, y tras una larga búsqueda, Lucero termina en su lugar de
siempre, un oscuro y fresco rincón bajo el lavadero. Esta perra vieja y ciega que
pronto morirá nos salvó por años con sus ladridos de los ladrones que trepaban las
paredes coronadas por vidrios rotos. Esta perra que nunca vio el mar muere
creyendo que el mundo entero es este patio, y que no hay nada mejor que el rincón
fresco del lavadero. Me pregunto qué siente ahora que oye maullar los gatos.

Taller

1- ¿Qué es lo que busca Lucero cuando choca contra las paredes?

2-¿ Por qué Lucero busca siempre el rincón bajo el lavadero?

3- ¿Tienes un lugar favorito que te haga sentir bien?

4- ¿Qué imaginas que piensa Lucero cuando oye maullar a los gatos?

5-¿Qué enseñanza nos deja el cuento?

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