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relaciones internacionales
A medida que la realidad se transforma, los viejos conceptos deben experimentar ajustes o
rechazos, en tanto se forjan otros nuevos. A partir de dicha problemática, la teoría puede
obrar en favor de dos propósitos concretos:
Algunas corrientes teóricas que incluyen trabajos altamente sofisticados comparten algunas de
las características tanto de la TC como de la RP. Se someten a consideración de dos corrientes
que han planteado argumentos fundamentales acerca de las relaciones entre estados y de los
órdenes mundiales (el realismo y el marxismo) como introducción a un desarrollo tentativo del
enfoque crítico.
La forma generalizada del marco de acción postulado por este nuevo realismo norteamericano
(que desde este momento denominaremos neorrealismo, es decir, la forma ideológica extraída
del marco histórico real establecido por la Guerra Fría) se caracteriza por tres niveles, cada uno
de los cuales se puede comprender en términos de aquello que los filósofos clásicos llamarían
substancias o esencias, es decir, substratos fundamentales e inamovibles de manifestaciones o
fenómenos cambiantes y accidentales. Dichas realidades básicas se concibieron como:
1. La naturaleza del hombre, entendida en términos del pecado original agustiniano o del
“perpetuo e incansable deseo del poder por el poder que solo cesa con la muerte”
planteado por Hobbes.
2. La naturaleza de los estados, que presentan diferencias en sus constituciones internas
y en sus capacidades de movilización de la fuerza, pero que son semejantes en su
obsesión por un concepto particular de interés nacional (una monada leibnitziana)
como guía de sus actos.
3. La naturaleza del sistema de estados, que impone limitantes racionales a la
desenfrenada búsqueda de intereses nacionales rivales, mediante el mecanismo de la
balanza del poder.
Vico: “Ciertamente, este mundo de naciones ha sido creado por el hombre; por ende, su
aspecto debe estar basado en las modificaciones que se registran en nuestra propia mente
humana”. según Vico como a las formas eternamente cambiantes de la mente se configuraron
en el complejo de las relaciones sociales, en cuyo génesis la lucha de clases desempeñó el
papel principal, del mismo modo que posteriormente expondría a Marx. La naturaleza humana
(las modificaciones experimentadas por la mente) y las instituciones humanas son idénticas a
la historia humana; se las debe entender en términos genéticos y no en términos esencialistas
(como en el neo realismo) o en términos teleológicos (como en el funcionalismo). Siguiendo
esta perspectiva viciana, no se puede traer adecuadamente al hombre y al estado de la
historia, con el fin de definir sustancias o esencias como previas a la historia, pues esta última
es un simple registro de las manifestaciones interactuantes de dichas sustancias.
Para Vico, llamar ciencia social, era compilar un diccionario mental o un grupo de conceptos
comunes que permitieran comprender el proceso de historia eterna ideal o aquellos factores
más generalizados y frecuentes en la secuencia de cambios experimentados por la naturaleza
humana y por las instituciones.
Relación del marxismo con este método o enfoque de una teoría del orden mundial
En tanto que los significados intersubjetivos se difunden ampliamente por todos los
confines de una estructura histórica específica y constituyen el terreno común de la
disertación, social las imágenes colectivas pueden ser numerosas y opuestas. El
choque de imágenes colectivas rivales es prueba del potencial de caminos alternativos
de desarrollo coma y plantea interrogantes concernientes a la posible más se material
e institucional para el surgimiento de una estructura alternativo. La Institucionalización
es un medio de estabilización y de perpetuación de un orden en particular punto las
instituciones son el reflejo de las relaciones de poder que prevalecían en el momento
de su origen y, por lo menos en un principio, tienden a promover imágenes colectivas
congruentes con dichas relaciones de poder. Con el tiempo, las instituciones cobran
vida propia; pueden convertirse en campo de batalla de tendencias contrarias, o
estimular la creación de instituciones rivales que reflejen tendencias distintas.