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Uno de los instrumentos públicos más utilizados por el notario es la escritura pública.

Analizaremos sus requisitos de validez, su fuerza probatoria y las


distintas enunciaciones que el escribano puede realizar en esta, distinguiendo las características propias de ella. Por último, indagaremos acerca de los
lineamientos específicos de la escritura matriz.

Instrumentos públicos

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Instrumentos públicos

Los instrumentos públicos


A modo de ejemplo, podemos hablar de un decreto del Poder Ejecutivo, una sentencia de un juez, una compraventa instrumentada a través de escritura pública o un hecho
que requiere que se efectúe un acta de constatación referida a los daños que ha producido una tormenta de granizo en un campo a los fines de reclamar al seguro.

 ¿Sonestos instrumentos públicos?¿Quépiensas?

Consultando la legislación, decimos, por un lado, que:

“son instrumentos públicos; las escrituras públicas y sus copias o testimonios; los instrumentos que extienden los
escribanos o los funcionarios públicos con los requisitos que establecen las leyes; los títulos emitidos por el Estado Nacional,
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provincial o la ciudad autónoma de Buenos Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión” .

Entonces, efectivamente podemos decir que los ejemplos son instrumentos públicos. Si bien es dable advertir que, atentos a que el artículo no da un concepto de instrumento público,
sino que efectúa una enumeración, la doctrina tiene diversas posiciones al respecto.

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Desde el artículo 289 hasta el artículo 298 del Código Civil y Comercial, se establece la regulación de los instrumentos públicos.

Este mismo artículo 289 realiza una enumeración de diversos tipos de instrumentos públicos, entre los que menciona a las escrituras públicas y sus copias o testimonios, los
instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los requisitos que establecen las leyes, y los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión, pero no proporciona un concepto de instrumento público. Es por ello que la doctrina
sustenta diversas posiciones sobre qué debe entenderse por instrumento público.

Para algunos autores, los instrumentos públicos son los otorgados con las formalidades que la ley establece, en presencia de un oficial público (agente administrativo o funcionario) a quien
la ley le confiere la facultad de autorizar y les otorga plena fe sin necesidad de posteriores pruebas o verificaciones. (Justicia
365, 2017, https://bit.ly/2tBkCnE)

Es necesario aclarar que, con respecto a la presencia del oficial público, en algunos supuestos no se hace necesaria, ya que el acto será llevado a cabo por determinada persona, que, si
bien no es funcionaria pública, se asimila en la actividad que realiza y la ley le permite la realización de tales actos.

Respecto de la finalidad que cumplen los instrumentos públicos, podemos mencionar que, entre otras, acreditan la existencia de un hecho o acto, lo que es un supuesto muy
común, o constituyen la forma de un ejercicio de un poder público. En este supuesto no se tiene que acreditar que se realizó tal acto, sino ordenar, como lo hace una
sentencia o un decreto del Poder Ejecutivo.

Así también, estas consideraciones adquieren gran relevancia en materia penal, ya que muchas veces se hace

necesario determinar sobre la veracidad o falsedad de un instrumento público.

Lo cierto es que los instrumentos públicos pueden acreditar todo tipo de hechos o actos, como por ejemplo, se instrumenta un acto jurídico de una compraventa de
inmuebles, o bien cuando se requiera que se instrumente un hecho a través de un acta de constatación por los daños que ha producido una tormenta de granizo en el campo
a los fines de reclamar ante el seguro, o bien para instrumentar un mero hecho humano voluntario y lícito, como puede ser la certificación del escribano de haber colocado
una determinada carta en el correo.

Es importante diferenciar entre el instrumento público y el instrumento privado. El primero es aquel al que la ley confiere autenticidad por sí mismo, que no necesita ser comprobado
de ninguna manera con posterioridad a su otorgamiento.

En el supuesto de “Ataturk” todo lo referido a las transferencias sobre bienes inmuebles son instrumentos públicos, en cambio, como
antes ya se dijo, la transferencia del automotor podía también materializarse en una escritura pública o en un instrumento privado.

El instrumento privado, una vez que ha sido reconocido por su otorgante, también es auténtico, y tal autenticidad surge como consecuencia de un acto ulterior y posterior, por
ejemplo, el reconocimiento de la firma por quien suscribió, y aun así, no da fe en lo relativo a la fecha.

Además, quien invoque el contenido de un instrumento privado deberá demostrar su autenticidad, mientras que quien sostenga el contenido de uno público está eximido de esa
prueba, puesto que este tiene una fuerza de convicción especial, tal es la fe pública. Esto se denomina autenticidad.

En consonancia con lo antes expuesto, si se piensa en el caso de “Ataturk”, si un tercero quiere exponer que cualquiera de las
compra ventas inmobiliarias realizadas por los hermanos Pereyra Iraola no son auténticos, deberá acreditarlo, ya que por el hecho de
haber sido realizadas mediante escritura pública posee fe pública.
Rivera (2010) entiende que el instrumento público posee fuerza convictiva y que justamente, ese poder de convicción se denomina fe pública. Su autenticidad consiste en cumplir con
los recaudos formales comunes a todo instrumento público, como por ejemplo el papel especial que se utiliza en las escrituras públicas, estampillas, sellos, etcétera, todo aquello que
hace a la apariencia del documento presumir que el instrumento emana de un oficial público.

Estos recaudos formales tienden a dar veracidad y a verificar que el instrumento emana de un oficial público, puesto que la firma y el sello del funcionario son fácilmente
comprobables. Es decir, al emanar de un funcionario público, se presume que es veraz su contenido. Si el instrumento posee “apariencia” regular, se supone emanado de un
oficial público. Luego, la presunción se hará extensiva al contenido.

La fe pública es concebida como un bien social porque es necesaria para la seguridad jurídica que haya un instrumento que merezca tal fe por sí mismo, sin necesidad de
verificación posterior alguna. De allí que el derecho penal sancione severamente a quien adultere un instrumento público, máxime si es el funcionario encargado de
otorgarlo.

Se puede clasificar a la fe pública, según sea el poder público en el que recaiga, en:

Administrativa: está dada por la actividad de un funcionario dependiente del Poder Ejecutivo, sea nacional, provincial o municipal.

Judicial: es aquella otorgada por magistrados o funcionarios del Poder Judicial, ya sea en orden nacional, provincial o municipal.

Notarial: emana de lo actuado por un escribano público, llamado notario o fedatario. Esta última es la que se observa en el caso estudiado en el presente módulo.

Providencia de un
juzgado civil y Sentencia civil
comercial

Escritura pública

Partida de nacimiento

Fe pública administrativa
En igual sentido, Rivera (2010) entiende que cuando hablamos de plena fe nos referimos a la fuerza probatoria del instrumento público, y ambos conceptos, fe pública y
plena fe, se encuentran relacionados. Además, señala que la fe pública depositada en el instrumento por su uniformidad o formas regulares se presume que ha sido
otorgado por un oficial público.

Por necesidad social, atinente a la seguridad jurídica, se presume veraz el contenido volcado al instrumento por el funcionario, es decir, se presume auténtico.

Requisitos de validez
Para que el instrumento público sea válido y produzca efectos de plena prueba respecto de su contenido, será necesario cumplir con los siguientes requisitos, establecidos en
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el artículo 290 del Código Civil y Comercial, a saber: la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia territorial, excepto que el lugar sea

generalmente tenido como comprendido en ella y las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus representantes; si alguno de ellos no firma por sí mismo o a
ruego, el instrumento carece de validez para todos.

Entonces, por ejemplo, si una escritura pública es realizada en la Provincia de Buenos Aires por un escribano de la Provincia de Córdoba, no posee validez, ya que fue realizada
fuera de la competencia territorial del oficial público.

Figura 1: Boletín Oficial

“ACTUACIÓN DEL OFICIAL PÚBLICO DENTRO DE SU COMPETENCIA Y ATRIBUCIONES” (ART. 290 inciso A CCCN).

“FIRMA DEL OFICIAL PÚBLICO” (ART. 290 inc b CCCN).

Fuente: Boletón Oficial de la República Argentina, (2018). Recuperado de https://bit.ly/2NZAiKv

Si se hace nuevamente referencia al caso “Ataturk”, el notario, a los fines de dar efectivo cumplimiento a la normativa, deberá en cada escritura colocar su competencia
material, territorial y atribuciones, por ejemplo en virtud de ser titular del Registro número 476 de la ciudad de La Pampa, y la firma de las partes intervinientes, por ejemplo
en la primera Luisa Pereyra Iraola en calidad de compradora y Rodrigo Ludueña, en su carácter de representante de “Ataturk” propiedades en calidad de vendedor.

Fuerza probatoria

Como ya se ha indicado, la regularidad de sus formas, en cuanto a la apariencia y regularidad, hace presumir que fue autorizado por el oficial público que lo suscribió, y que, en
consecuencia, es auténtico. Pero esa autenticidad no es referida al contenido del instrumento, sino a su paternidad, vale decir, a quien debe imputarse.

Puede afirmarse, por lo tanto, que si consideramos al instrumento público en sí mismo, vemos que de por sí goza de una presunción de autenticidad proveniente de su
apariencia y regularidad. Por consiguiente, debe ser tenido por auténtico por cualquier persona a quien se le presente; por ejemplo, al apoderado que acredita en un juicio su
representación le basta con acompañar el testimonio de escritura de otorgamiento de poder, sin que le sea exigible demostrar que el poderdante efectivamente lo firmó.

En materia probatoria, cada vez que la ley presume la autenticidad del instrumento considerado en sí mismo, hace que la parte que lo presenta quede relevada de probar su
autenticidad.
Como podemos ver, existe una diferencia fundamental con los instrumentos privados, ya que, respecto a estos, quien los presenta carga siempre con la prueba de su
autenticidad, y se debe citar a quien los firmó para reconocer su firma.
L os ins trumentos públic os s e prueban por s í mis mos . Es to s urge como cons ecuencia de la pres unción de __________.

Es criba s u res pues ta aquí

SU B MI T

La escritura: definición y requisitos

Gattari, define la escritura como:

“Todo instrumento matriz, cuyo contendido principal es el acto o negocio jurídico; es autorizado por notario en ejercicio de sus funciones,
dentro de los límites de su competencia y con las formalidades de la ley, para darle forma, constituirlo y eventualmente probarlo”

(Gattari, 1997, p. 74)

En este concepto se menciona el acto o negocio jurídico principal como contenido principal.

Otros autores definen la escritura pública como aquella especie de instrumento público labrado generalmente por un escribano (u otro funcionario autorizado para ello) en su
libro de protocolo, que debe cumplir requisitos prescriptos. Lo que la diferencia de otros instrumentos es que precisamente está labrada por un notario.

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A su vez, el artículo 299 del Código Civil y Comercial la define como el instrumento matriz extendido en el protocolo de un escribano público o de otro funcionario

autorizado para ejercer las mismas funciones, que contienen uno o más actos jurídicos. La copia o testimonio de las escrituras públicas que expiden los escribanos es
instrumento público y hace plena fe como la escritura matriz. Si hay alguna variación entre ésta y la copia o testimonio, se debe estar al contenido de la escritura matriz.

Las escrituras públicas sólo pueden ser hechas por escribanos públicos, o por los funcionarios
autorizados para ejercer las mismas funciones.

Además, podemos definir qué se entiende por escribano: escribano público, notario o fedatario es un profesional del Derecho, que, además de poseer título universitario de
escribano, ha sido designado por el Estado como oficial público, confiriéndole la titularidad de un registro. Si él es directamente responsable ante el Estado de la conservación y
utilización del registro, se lo conoce como escribano titular. Si, por el contrario, sólo está autorizado a utilizar el registro del que es directamente responsable otro escribano, se
denomina escribano adscripto. (Justicia 365, 2017, https://bit.ly/2Xj4chd)

Lectura obligatoria: Doctrina clásica: escritura pública, firma, juez, facultades de los jueces,
obligación de hacer, obligación de escriturar.
Doc trina c lás ic a - Fac ultades de los J uec es - Oblig ac iones de es c ritura.pdf
169.2 K B

Reuters, T. (2014). Doctrina clásica: escritura pública, firma, juez, facultades de los jueces, obligación de hacer, obligación de escriturar. Recuperado de https://bit.ly/2VLE9xC

Este artículo versa sobre si el juez puede suscribir una escritura en reemplazo de la parte interesada. Este fallo trae a colación una discusión doctrinaria sobre si el juez puede
subscribir directamente una escritura pública en reemplazo de la parte interesada, cuando ésta se niega o se resiste a ello, ¿lo permite la ley?

La escritura matriz
Se denomina así a la escritura original, es decir, aquella con la que se va formando el protocolo. La denominación de matriz se utiliza para diferenciarla de las copias y para
significar que de su existencia y validez dependen la existencia y validez de esas copias.

Según cuál fuera la posición del sujeto, Núñez Lagos (1967) distingue tres modalidades: titular del derecho subjetivo, parte en calidad de sujeto del negocio y compareciente como

sujeto del instrumento.

Por ejemplo, un vendedor es titular actual conectado con un derecho de propiedad, parte en el negocio de enajenación y compareciente en la escritura de compraventa; se trata
de una sola persona, sujeto del derecho según distintos enfoques.

En toda escritura pública, la parte no es solo sujeto negocial, sino también instrumental porque en él se encuentra. Pero es posible hallar sujetos que únicamente son
instrumentales y no parte porque no intervienen en el negocio, como los testigos, intérpretes, firmantes a ruego.

La conducta de los sujetos puede mostrar diversos contenidos objetivos, hechos jurídicos, aplicados incluso a hechos negativos como omisiones; actos jurídicos que, puestos
por el hombre, tienen consecuencia por la ley; los negocios jurídicos que exteriorizan declaraciones de voluntad en la búsqueda de un fin querido por las partes dentro de
las normas legales.

Los elementos formales, por ejemplo, consisten en la comparecencia física ante el notario, la lectura de la escritura por parte del escribano en voz alta, el otorgamiento o firma
de los comparecientes, la autorización o suscripción del oficial público, todo lo cual se rige por el principio de la unidad del acto.

Estos elementos deben producirse en el acto notarial propiamente dicho, es decir, en la audiencia, siendo considerados en este contexto como hechos producidos en la
realidad histórica.

Según Gattari (1997), los requisitos son también objetivos, subjetivos y formales.

“El requisito de validez subjetiva de la escritura se refiere al notario y abarca toda su competencia, en razón de la materia, reparto
autónomo, en razón del territorio, parcela geográfica determinada, y en razón de las personas, impidiéndole actuar cuando él o sus
parientes se hallaren interesados.

Además el oficial público debe estar capacitado, es decir, hallarse investido con la función, para lo cual fue necesario su nombramiento y la
asunción real del cargo.
Los requisitos objetivos se refieren a los hechos: hechos de los sujetos o exteriorizaciones voluntarias advertidas por el agente; hechos

que el oficial público menciona como cumplidos por él mismo. (…) Todo este conjunto de elementos y requisitos es manipulado por el

notario y, desde el punto de vista formal, debe redactar.” (Gattari, 1997, p. 74).
Por ejemplo, el texto escrito de la escritura constituye un requisito formal de validez. Así también, debe constar en la escritura la comparecencia con las certificaciones iniciales,
el texto negocial con las enunciaciones dispositivas de las partes, legitimaciones notariales, la lectura, la firma y la autorización. Interesan todos estos hechos formales como
constancias, además como redacción de un texto literario que cuenta lo acontecido en la audiencia.

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Otro de los elementos indispensables de la vida notarial es el protocolo. Está definido en el artículo 300 del Código Civil y Comercial. Se forma con los folios habilitados para el

uso de cada registro, numerados correlativamente en cada año calendario, y con los documentos que se incorporan por exigencia legal o a requerimiento de las partes del
acto. Corresponde a la ley local reglamentar lo relativo a las características de los folios, su expedición, así como los demás recaudos relativos al protocolo, forma y modo de su
colección en volúmenes o legajos, su conservación y archivo.

Advierte Armella que:

el protocolo entonces consiste en una universalidad jurídica integrada por diversos elementos, y cuya finalidad principal es
la de conservar cronológicamente los documentos notariales portantes de la instrumentación de hechos y/o actos jurídicos que crean,
modifican, transfieren o extinguen derechos, posibilitando sin alguna su reproducción, de donde surge que no es

solamente el protocolo una colección ordenada de documentos, sino que las escrituras son realizadas en el protocolo, por cuanto la grafía
se incorpora a la corporalidad, no existiendo anexión posterior en su confección como tal (Cosola, 2014).

Para autores como Rivera (2010), además de los requisitos de validez propios de los instrumentos públicos, esta especie tiene otras exigencias particulares. Algunas son
necesarias para su validez; otras, por el contrario, solo para evitar la responsabilidad del escribano.

Requisitos. El escribano debe recibir por sí mismo las declaraciones de los comparecientes, sean las partes, sus representantes, testigos, cónyuges u otros intervinientes.
Debe calificar los presupuestos y elementos del acto y configurarlo técnicamente. Las escrituras públicas, que deben extenderse en un único acto, pueden ser manuscritas o
mecanografiadas, y se pueden utilizar mecanismos electrónicos de procesamiento de textos, siempre que, en definitiva, la redacción resulte estampada en el soporte exigido
por las reglamentaciones, con caracteres fácilmente legibles. En los casos de pluralidad de otorgantes en los que no haya entrega de dinero, valores o cosas en presencia del
notario, los interesados pueden suscribir la escritura en distintas horas del mismo día de su otorgamiento. Este procedimiento puede utilizarse siempre que no se modifique
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el texto definitivo al tiempo de la primera firma.

Idioma. La escritura pública debe hacerse en idioma nacional. Si alguno de los otorgantes declara ignorarlo, la escritura debe redactarse conforme a una minuta firmada, que
debe ser expresada en idioma nacional por traductor público, y si no lo hay, por un intérprete que el escribano acepte. Ambos instrumentos deben quedar agregados al
protocolo.

Los otorgantes pueden requerir al notario la protocolización de un instrumento original en idioma extranjero, siempre que conste de traducción efectuada por traductor
público o intérprete que aquel acepte. En tal caso, con el testimonio de la escritura, el escribano debe entregar copia certificada de ese instrumento en el idioma en que está
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redactado.

Abreviaturas y números. No se deben dejar espacios en blanco ni utilizar abreviaturas o iniciales, excepto que estas dos últimas consten en los documentos que se
transcriben, se trate de constancias de otros documentos agregados o sean signos o abreviaturas científicas o socialmente admitidas con sentido unívoco. Pueden usarse
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números, excepto para las cantidades que se entregan en presencia del escribano y otras cantidades o datos que corresponden a elementos esenciales del acto jurídico.

Contenido. La escritura debe contener:


a. lugar y fecha de su otorgamiento; si cualquiera de las partes lo requiere o el escribano lo considera conveniente, la hora en que se firma el instrumento;
b. nombres, apellidos, documento de identidad, domicilio real y especial, si lo hubiera, fecha de nacimiento y estado de familia de los otorgantes; si se trata de personas
casadas, se debe consignar también si lo son en primeras o posteriores nupcias, y el nombre del cónyuge, si resulta relevante en atención a la naturaleza del acto; si el
otorgante es una persona jurídica, se debe dejar constancia de su denominación completa, domicilio social y datos de inscripción de su constitución si corresponde;

c. la naturaleza del acto y la individualización de los bienes que constituyen su objeto;


d. la constancia instrumental de la lectura que el escribano debe hacer en el acto del otorgamiento de la escritura;
e. las enmiendas, testados, borraduras, entrelíneas, u otras modificaciones efectuadas al instrumento en partes esenciales, que deben ser realizadas de puño y letra del
escribano y antes de la firma;

f. la firma de los otorgantes, del escribano y de los testigos si los hubiera; si alguno de los otorgantes no sabe o no puede firmar, debe hacerlo en su nombre otra persona;
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debe hacerse constar la manifestación sobre la causa del impedimento y la impresión digital del otorgante.

Justificación de identidad. La identidad de los comparecientes debe justificarse por cualquiera de los siguientes medios:
a. por exhibición que se haga al escribano de documento idóneo; en este caso, se debe individualizar el documento y agregar
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al protocolo reproducción certificada de sus partes pertinentes; b. por afirmación del conocimiento por parte del escribano.

Documentos habilitantes. Si el otorgante de la escritura es un representante, el escribano debe exigir la presentación del documento original que lo acredite, el que ha de
quedar agregado al protocolo, excepto que se trate de poderes para más de un asunto o de otros documentos habilitantes que hagan necesaria la devolución, supuesto en el
cual se debe agregar copia certificada por el escribano. En caso de que los documentos habilitantes ya estén protocolizados en el registro del escribano interviniente, basta
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con que se mencione esta circunstancia, indicando folio y año.

Luego de analizados los requisitos de las escrituras, se acompaña copia de un instrumento público de compra venta de un inmueble, a efectos de poder vislumbrar los mismos,
en un documento importante en la vida profesional del notario.

Es c ritura de venta.pdf
111.8 K B

Es importante recordar que son nulas las escrituras que no tengan la designación del tiempo y lugar en que sean hechas, el nombre de los otorgantes, la firma
del escribano y de las partes, la firma a ruego de ellas cuando no saben o no pueden escribir, y la firma de los dos testigos del acto cuando su presencia sea
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requerida. La inobservancia de las otras formalidades no anula las escrituras, pero los escribanos o funcionarios públicos pueden ser sancionados.

En cuanto al lugar, basta con señalar la ciudad o localidad que determine la jurisdicción del escribano: “En la Ciudad de

Córdoba...”.

Puede consignarse también si el acto se celebra en la escribanía o en otro lugar –incluso en el domicilio del otorgante, lo cual es frecuente en el caso de testamentos–, pero es
innecesario. No sería inválida la escritura que exprese que se otorgó en el domicilio del otorgante, aunque en realidad se haya celebrado en la escribanía, porque la exigencia
de citar el lugar de celebración es al solo efecto de establecer la jurisdicción del escribano y, en todo caso, la ley aplicable (por ejemplo, por razones tributarias), lo que no
varía dentro de la misma jurisdicción.

Las escrituras pueden firmarse en cualquier día, también en los feriados. Existe una excepción tratándose de escrituras de protesto de letras de cambio y pagarés, que deben
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realizarse en días hábiles .
Poco probable es que se pueda admitir una escritura carente de indicación del año en que fue otorgada. Por el contrario, no habría mayor inconveniente en mantener la
validez de otra glosada entre dos que tienen igual fecha, de lo que puede inferirse que la que está en el medio también la tiene.

El nombre de los otorgantes debe consignarse completo, es decir, con todos los que figura el otorgante en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas, sin usar
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abreviatura . No es suficiente el uso de un seudónimo, por más difundido que sea, ya que no sustituye al nombre ni tiene aplicación en todos los ámbitos de la vida de

relación de un sujeto.

Si en la mención del nombre y el apellido se cometió algún error, debe subsanarse por vía judicial o notarial, siempre que la persona –no obstante el error– resulte individualizada, ya que,
de lo contrario, la escritura sería nula.

Por ejemplo se consignó el nombre con un error ya que faltó una letra en el apellido, pero se puede identificar a la persona ya que se
encuentra correctamente escrito la fecha de nacimiento y el documento nacional de identidad. La nueva escritura, que se denomina
escritura rectificatoria, debe ser concordada con la escritura matriz, de suerte que si se consulta esta, se advierta que existe la
rectificatoria.

Si es por vía judicial, se realiza por medio de una información sumaria, o sea, un procedimiento que no es contencioso.

En todos los casos –sea por vía notarial o judicial– en que se pretenda rectificar una escritura que contenga actos de disposición sobre un inmueble, debe solicitarse un informe
de dominio al Registro de la Propiedad Inmueble, y de inhibiciones del disponente.

Distintas clases de enunciaciones


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En cuanto a la fuerza probatoria del contenido del instrumento público, debe diferenciarse según las diversas partes que intervengan. El artículo 296 se refiere a la eficacia

probatoria del instrumento público. Establece que el instrumento público hace plena fe en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial
público enuncia como cumplidos por él o ante él, hasta que sea declarado falso en juicio civil o criminal; y en cuanto al contenido de las declaraciones sobre convenciones,
disposiciones, pagos, reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el objeto principal del acto instrumentado, hasta que se produzca prueba en

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contrario .

Hechos cumplidos por el oficial público o en su presencia

El instrumento público hace plena fe tanto entre las partes de este como frente a terceros. No obstante, puede discutirse sobre su autenticidad, debido a que podría darse el
caso que dicho instrumento no fuese veraz. En consecuencia, cualquiera que pretendiera desconocer el contenido deberá redargüir de falsedad en sede civil o penal. Por lo
tanto, no resulta suficiente con intentar desvirtuar su contenido echando mano a cualquier otro medio probatorio.

Los actos en los que el oficial público tuvo intervención directa gozan de plena fe mientras que no se interponga a su respecto –y prospere– una querella de falsedad en sede
civil o penal. La autenticidad sólo está referida en estos casos a la verdad material de que así sucedió, no respecto a la realidad de esa verdad material.

No están comprendidos en los supuestos de esta norma los dichos del escribano que solo configuran apreciaciones personales suyas.
Por ejemplo, cuando el escribano manifiesta que la parte estaba en su sano juicio, o que estaba libre de toda violencia o con pleno
conocimiento de las cosas, ya que no corresponde a su oficio el determinarlo. Por lo demás, resulta claro que, como explica claramente
Julio César Rivera (2010), ello no fue percibido por los sentidos del funcionario, sino que constituye un juicio intelectual. Para desvirtuar
este tipo de enunciaciones, basta la mera prueba en contrario.

Debe entenderse que, en principio, la expresión del artículo no se satisface con la mera interposición de la querella, sino que es necesario, para privar de eficacia al instrumento público,
que se obtenga sentencia que lo declare inválido.

Manifestaciones de las partes. Cláusulas dispositivas

Son aquellas manifestaciones que se refieren al objeto del instrumento, es decir, las manifestaciones de las partes configurativas de aquello para lo cual aquel se otorga. Son
ejemplos el contrato de compraventa, el otorgamiento de poder, entre otros. Esto no es lo mismo que no pueda discutirse en cierta forma, por lo que, si se demuestra lo
contrario, el mismo cae, y dicha prueba puedan hacerla tanto las partes como los terceros.

Enunciaciones directas –
Son ejemplos de estas cláusulas la manifestación de haber recibido el precio antes o de haberse efectuado la tradición antes del acto.
Tampoco se encuentra comprendida la actividad del funcionario, ya que sería auténtico que las partes comparecieran y manifestaran que una le vendía a la otra un inmueble determinado. Lo
que podría ser falso es que la compraventa que las partes dicen efectuar sea tal, ya que pueden estar simulándola, permaneciendo en el dominio del vendedor, quien nunca se ha desprendido
de la propiedad –simulación absoluta–, o que exista entre ellas un verdadero acto jurídico, una donación, que estén encubriendo bajo la fachada de la compraventa –ejemplo de simulación
relativa–.
El funcionario no tiene cómo asegurar el grado de veracidad de las manifestaciones de las partes (que donan, que compran, etc.) ni las enunciaciones directas que estas efectúen (que recibió
el precio o la tradición antes del acto).

Meras enunciaciones –
También conocidas como cláusulas enunciativas, son aquellas manifestaciones vinculadas indirectamente con el objeto del acto jurídico instrumentado. Son manifestaciones unilaterales sobre
hechos anteriores al acto instrumentado.
Ejemplo de ello lo constituye la manifestación que se suele efectuar cuando el pago se promete en moneda extranjera en el sentido de poseer los billetes con anterioridad al acto, o la
enunciación que efectúe en una escritura pública una mujer que dice ser de estado civil casada, siendo que, en realidad, solo tiene un vínculo fáctico con aquel a quien da trato de esposo.
Como se advierte, podría prescindirse totalmente de ellas, y el acto instrumentado seguiría siendo el mismo, lo que no ocurre con las enunciaciones directas, que no podrían suprimirse sin
alterar el significado del acto.
El valor probatorio de estas cláusulas es mínimo, pues son meras enunciaciones unilaterales, que solo vinculan a quien las emite. Sin embargo, no se las tuvo en cuenta en la redacción del art.
296, por lo que quedó un pequeño vacío en la regulación legal.
Redargución de la falsedad

La acción de impugnación de falsedad se denomina querella de falsedad, o redargución de falsedad, y es de consecuencias muy graves por cuanto, en la generalidad de los

casos, importa imputar al funcionario interviniente un delito de acción pública, como es el de falsedad o falsificación de instrumento.

La Corte Suprema de la Nación ha resuelto que la redargución de falsedad tiene por objeto destruir la eficacia de un instrumento público ofrecido como elemento probatorio y
requiere la impugnación previa del instrumento público, la que debe ser efectuada al contestar el traslado conferido de la documentación acompañada o cuando se le exhibe

para su reconocimiento.

 ¿Cuántos tipos defalsedadexisten?

Dos tipos de falsedad puede tener un instrumento público: falsedad material o falsedad ideológica.
Falsedad material –
Existe falsedad material cuando el instrumento público está formalmente adulterado, lo que resulta en los supuestos de falsificación, alteración o supresión del instrumento. Un documento es
falsificado cuando es una mera imitación de uno verdadero, y como tal, puede ser total o parcial, como si solo se imitara un sello. Supresión es un concepto que también importa la existencia de
un instrumento válido que se oculta o destruye en todo o en parte, por ejemplo, la sustracción de una foja del protocolo del escribano.

Falsedad ideológica –
En el caso de la falsedad ideológica, a diferencia de los supuestos anteriores, el instrumento es formalmente válido, pero no es veraz su contenido. Así acontece si el oficial público dice haber
presenciado algo que en realidad nunca ocurrió. Debe advertirse que no se alude a la sinceridad de las manifestaciones, para cuya desvirtuación es necesario deducir acción de simulación.

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Art. 289. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2
Art. 289. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3
Art. 298. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4
Art. 290. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5
Art. 299. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6
Art. 300. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7
Art. 301, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8
Art. 302, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9
Art. 303, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10
Art. 305, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11
Art. 306, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12
Art. 307, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
13
Art. 309, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
14
Art. 48. Ley 5965. (1963). Código de Comercio. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
15
Art. 303, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
16
Art. 29. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
17
Art. 296, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

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Justicia 365. (2017). Instrumento Público y el Instrumento Privado en el Derecho Civil Parte General. Recuperado de https://bit.ly/2Xj4chd

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
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