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La mayoría de las técnicas anestésicas reducen el tono simpático lo que produce una
disminución del retorno venoso por incremento del compliance del sistema venoso,
condicionando vasodilatación e hipotensión. Por lo tanto, es necesaria la vigilancia
hemodinámica transoperatoria para reducir los riesgos asociados a hipotensión
arterial. Una revisión sistemática de 42 estudios, documentó que los pacientes con
hipotensión (reducción de la presión arterial media PAM ≤80 mmHg por ≥ 10 minutos)
tenían mayor riesgo de daño cardíaco, falla renal y evento cerebrovascular. Este riesgo
se incrementaba hasta 5 veces cuando la PAM era ≤75 mmHg, con una reducción de la
PAM ≥ 30% por ≥ 10 minutos.1 Este riesgo se incrementa cuando la PAM es menor por
más tiempo.2 La definición de hipotensión intraoperatoria es muy diversa entre los
estudios, lo que incide en la determinación de su frecuencia, calculándose entre 5 y
99%. La guía recomienda el siguiente abordaje de diagnóstico y manejo de la
hipotensión intraoperatoria (Figura 1).
La elección de la técnica anestésica depende del tipo de cirugía y las condiciones del
paciente. La analgesia neuroaxial cuya principal indicación es toracotomía y cirugía
abdominal mayor abierta, puede inducir un bloqueo simpático que cuando alcanza el
dermatoma torácico nivel 4 puede condicionar bradicardia, reducción de la
contractilidad miocárdica y la pre y poscarga. Aunque no existen estudios que evalúen
específicamente estos cambios. Por otra parte, es necesario tener cuidado con los
pacientes que toman agentes anticoagulantes cuando se utiliza esta técnica debido a la
punción. En pacientes con comorbilidades y enfermedad cv se pueden utilizar técnicas
alternativas como analgesia intravenosa, infiltración continua en la herida, bloqueo
paravertebral o selectivo.
Manejo postoperatorio
La prevalencia del PMI se ha descrito hasta en el 15% de los pacientes con enfermedad
coronaria o arterial periférica. La mortalidad es mayor cuando no hay síntomas o
evidencia electrocardiográfica. Se ha reportado una mortalidad a 30 días cerca del 10%.
Sin embargo, difiere de acuerdo a su fenotipo, siendo mayor en pacientes con
insuficiencia cardíaca aguda y causa extracardíaca primaria de PMI (ej. sepsis,
tromboembolia pulmonar); una mortalidad intermedia para infarto del miocardio (IM)
tipo 1 y taquiarritmias y, modestamente elevada para IM tipo 2. La fisiopatología del
PMI es diversa (Figura 3).
De la misma forma se han referido otras complicaciones, las cuales en su mayoría deben
de tratarse de acuerdo a las guías de cada patología e interdisciplinariamente el manejo
anticoagulante con el cirujano ante el riesgo de sangrado (Indicación clase I nivel C)
(Tabla 1).
Conclusiones
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