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Buenos días!! Les damos la bienvenida a Psicoterapia I.

Tal como se consigna en el Programa 2022 de nuestra materia, los contenidos que se
incluyen en este primer TP son:

TP 1: Lo subjetivo: entre el padecimiento y la terapéutica.


Lo subjetivo en el "malestar" neocapitalista. El sujeto ($), su discontinuidad
problemática con la naturaleza, con el propio cuerpo, con los otros. Tres paradigmas: el
órgano médico, la conducta psicológica, el inconsciente psicoanalítico. Lo
sicoterapéutico y sus límites

Para abordar estos puntos deberán:

1) Leer la bibliografía obligatoria correspondiente al TP 1. La misma pueden encontrarla


en moodle psico (Psicoterapia I /General/ Presentación de la materia) y en el siguiente
link:
Link digitalización 5to año:
https://drive.google.com/drive/folders/1TNwomPeaQhdxO30bEHdPsvLfOSBQHlop?usp
=sharing

Bibliografía obligatoria:
Freud, S. (1998). El Malestar en la Cultura. ( Cap. II). (Tomo XXI). Buenos Aires:
Amorrortu

Peresson, F. J. (2020). “Las psicoterapias hoy”. Ficha, Facultad de Psicología, UNLP.

2) Tod@s los alumn@s deben leer la Guía de lectura para el TP 1, la cual la encontraran
en el blog de la catedra: http://blogs.unlp.edu.ar/psicoterapia1/.

3) Se envía un breve escrito sobre los contenidos a trabajar en el TP 1.

Esta modalidad será la implementada para los TP.

Saludos cordiales,

Lic. Jimena Tocho


JTP Psicoterapia I
Breve explicación sobre los contenidos del TP 1:

La lectura del texto “Las Psicoterapias hoy” de Peresson Flavio, nos lleva a
pensar una cuestión: la heterogeneidad y la fragmentación del campo de las
Psicoterapias.

A lo largo del siglo XX, el término “Psicoterapia” ha ido abandonando su


pretensión de vocablo mono sémico, es decir entendida como “el tratamiento de las
enfermedades nerviosas por medio de la sugestión, persuasión u otros procedimientos
psicológicos” para transformarse en una palabra que requiere cada vez más adjetivos
calificativos para dar cuenta de su significado. En la actualidad, si queremos ser
medianamente precisos al referirnos a algún proceso psicoterapéutico en particular,
necesitamos recurrir a algunos adjetivos calificativos: individual, grupal, de pareja, de
familia, vincular, psicoanalítica, sistémica, guestáltica, psicodramática, cognitiva,
comportamental, existencial, breve, de apoyo... y podríamos seguir. Además, dado que
los criterios clasificatorios se refieren a distintos niveles de análisis (marco referencial
teórico, nociones basicas, encuadre técnico, objetivos terapéuticos, lugar del terapeuta,
valor de la palabra etc.), podrían combinarse para acotar aún más el significado. Así,
podríamos hablar por ej de una terapia familiar breve de orientación sistémica, de una
terapia psicoanalítica de pareja, de un psicodrama psicoanalítico o de una terapia
individual cognitivo conductual. De las distintas formas de psicoterapia que actualmente
se hallan en uso, aunque en rigor, muchas de ellas no constituyen verdaderos sistemas
terapéuticos sino que algunos pueden ser pensados como “remedios psicológicos”, no
deja de llamar la atención la tendencia que se observa hacia la atomización y
sectorización del conocimiento científico en este campo. En este punto es necesario
poder pensar qué incidencias tiene para el campo de las Psicoterapias intentar
“responder” a las demandas actuales respecto a ofrecer un tratamiento para el
padecimiento humano.

También podríamos decir que la segunda mitad del siglo XX se ha


caracterizado por la aparición de "escuelas" de psicoterapia y "orientaciones"
terapéuticas que con frecuencia llevan el nombre del autor que les da origen o del
sistema teórico en el que se apoyan. A su vez, los terapeutas que adhieren a tal o cual
escuela, pasan a "denominarse" de la misma forma: freudianos, lacanianos, rogerianos,
eriksonianos, etc. Todos estos elementos permiten visualizar al campo de las
Psicoterapias como fragmentado y disperso, con escaso intercambio entre sus
componentes. Ahora bien, dentro del campo de las psicoterapias, coexisten distintos
modelos terapéuticos. Pero ¿Qué es un Modelo? Se trata de una estructura conceptual
que contiene elementos teóricos y técnicos, que intenta explicar cierta área de temas o
problemas (en este caso con relación al padecimiento) y, a la vez, proporciona
instrumentos para operar sobre dicha área, con vistas a producir un cambio. Podemos
identificar en cada modelo, distintos niveles:

1. El nivel de los fundamentos, o Cosmovision: son los principios y valores mas


generales en los que se apoya el modelo: la concepción acerca del Universo, el Hombre,
la Sociedad. Proporcionan el sustento filosófico e ideológico a las teorías. A menudo, los
fundamentos no están explícitamente enunciados en la formulación de los modelos,
pero siempre es posible inferirlos a partir del examen epistemológico.

2. El nivel de las Teorías: en él, se intenta explicar los hechos de la realidad, a través de
un sistema de hipótesis que configuran el marco conceptual a partir del cual se
responden las preguntas acerca de los temas o problemas de un área determinada. En
el área de las Psicoterapias hay dos elementos de ese marco conceptual que cobran
especial relevancia para diferenciar los distintos modelos terapéuticos: a) La concepción
acerca de la determinación (biológica, conflicto psíquico, interaccional, cognitiva etc)
que confiere mayor importancia a algunos determinantes por sobre los demás. b) La
concepción acerca del cambio psicológico.

3. El nivel de las técnicas: proporciona los instrumentos que se proponen introducir


cambios en la realidad.

Una vez discriminados estos niveles, podemos decir que existen, dentro del
campo de las psicoterapias, distintos modelos terapéuticos. Cada uno de ellos parte de
un determinado marco conceptual teórico, explicita o no sus fundamentos
cosmovisionales, y propone un conjunto variable de recursos técnicos para operar en
las situaciones terapéuticas. Volviendo a los ejes ya señalados mas arriba (concepción
acerca de la determinación causal y acerca del cambio), se observa que cada modelo
terapéutico tiene respuestas diferentes a las preguntas planteadas por cada uno de
ellos (simplificadamente, cuales son las causas del problema y cual sería el modo de
resolverlo). Por ejemplo, con respecto al primer eje, algunas teorías han enfatizado los
determinantes biológicos de la psicopatología, y otras han privilegiado los
determinantes sociales. Las teorías psicodinámicas se han centrado en los factores
intrapsíquicos, los enfoques sistémicos han enfatizado los interaccionales y las
conductistas privilegiaron los factores de aprendizaje y condicionamiento. Desde el
psicoanálisis, veremos que el malestar se sitúa en otra dimensión, es decir, como
inherente a la propia constitución subjetiva dado que es el precio que debe pagarse por
ingresar al mundo de la cultura. Por lo cual, el modelo causal adoptado tiene una obvia
correlación con la dirección del esfuerzo terapéutico.

En este punto es importante señalar que en rigor, no podemos hablar de


teorías erróneas sino, más bien, de teorías parciales. En el campo de la clínica, cada uno
de estos enfoques parciales, pueden resultar insuficientes para considerar y tratar la
compleja variedad de situaciones problemáticas que presentan las subjetividades. Esta
situación también nos lleva a pensar la evidente incongruencia entre técnicas, nociones
y objetos que por momentos intenta ser resuelta, de manera fallida, proponiendo una
ilusión: que todo es posible de ser combinado, cuyo resultado sería un cuerpo
psicoterapéutico unificado, el sueño de esta posible “integración”, algo así como de
todas las psicoterapias hacer una, una psicoterapia que pueda ser global, fácilmente
aplicable, sujeta a unos pocos protocolos con indicadores que permitan objetivar el
sufrimiento, mensurar los resultados e informar, resulta ser una ambiciosa pretensión
de época. Pero sabemos que no existe “ LA PSICOTERAPIA”. Por lo tanto, ubicar los
alcances y los limites de cada uno de estos sistemas implica recorrer el campo de las
psicoterapias con una mirada que reconozca la especificidad teórico técnica de cada uno
de estos modelos terapéuticos.

Por último, tomando en cuenta la lectura del Cap. II de El malestar en la


cultura, nos parece importante transmitirles que uno de los planteos que de este texto
se extrae es básicamente que el padecimiento es inherente a la constitución subjetiva, y
no es reducible por completo, sino que el desafío es descubrir de que se trata este
sufrimiento para cada quien, bajo qué formas se presenta, y tratar de captar que tipo
de arreglo personal ha podido hacer cada uno de nosotros con ello. En un principio
verán que el tema central del artículo es el irremediable antagonismo que existe entre
las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura. Restricciones que
Freud pudo luego atribuir (mediante la hipótesis del Superyo) a esta instancia que
restringe pero también empuja al goce, dejando al sujeto una y otra vez a merced de
sus demandas.

Poder pensar cuáles son esos calmantes de los que el sujeto se toma para
“soportar la vida”, para hacerle frente a las fuentes del sufrimiento, y entender que no
hay EL CALMANTE sino diversos arreglos y respuestas subjetivas esto implica
posicionarse de una forma muy particular, es entender al sufrimiento humano desde
una determinada posición ética. Modos de influjo para la vida anímica que permiten
evitar el displacer, ¿es posible encontrarlos de una vez y para siempre? ¿ Hay un “para
todos” por igual?.

Como conclusión, Freud plantea que el programa que nos impone el


principio de placer, el de acceder a la dicha, es irrealizable. Entre los argumentos que
menciona refiere lo siguiente: porque el sufrimiento amenaza desde 3 fuentes, porque
el nacimiento de la cultura se edifica sobre la renuncia al goce pulsional, goce que
quedara significado como “restringido” “perdido” “parcial”, inscribiendo a la castración
como restricción de goce de aquí en más. Ante esta situación, se nos plantea ¿Qué tiene
para aportar el Psicoanálisis? ¿Qué puede remediar?. Lo novedoso que Freud tiene para
indicar, es que a diferencia de la religión, el PSA no intentara normativizar este juego de
elecciones y adaptaciones personales, imponiendo a todos por igual el mismo camino
para conseguir la dicha y protegernos del sufrimiento, sino que brindara un dispositivo
que le permitirá al sujeto preguntarse por su deseo, descubrirlo, y en todo caso revisar
la serie de elecciones que tal vez lo han alejado de él. De esta manera, algo de la
angustia podrá mitigar, algo de otro goce podrá recuperarse, aun aceptando lo
irremediable e irreductible de la castración. No se trata de establecer falsas promesas
sino más bien de asumir lo posible para cada quien.

Lic. Tocho Jimena

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