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Kant; el hombre que se rige por el deber tiene una comprensión insuficiente
ante las exigencias de la moral que quien involucra el afecto y el amor.
Mientras que para los estoicos todas las formas de virtud son modos de recta
razón e intencionalidad, para Agustín se han convertido en modos de amor:
racional, por supuesto, pero mucho más que eso.
El asentimiento no es sólo un juicio determinante, sino un amor determinante.
San Agustín sostuvo que se debe conocer el caso de cada creencia y las
condiciones bajo las cuales se puede asentir de manera segura.
Pensar la verdad no puede separarse de amar la verdad; y amar la verdad no
puede separarse de tener fe.
Si no creéis, no entenderéis. Isaías. La fe no es el entendimiento religioso, sino
solo el prerrequisitos para ello, pues sería absurdo pensar que odiemos o
dejemos a un lado aquella facultad por la cual Dios nos hizo superiores a los
demás seres vivos.
Sería un error adoptar las creencias que buscan excluir la luz del
entendimiento.
El incrédulo, que pide una razón para comprender sin una creencia previa se
encuentra en una situación imposible. Y aunque en principio no haya
razones, el creyente llegará a comprender.
La fe amorosa es la que prepara la mente del creyente para que la razón se
desempeñe de la mejor manera.
Para un filósofo creer implica un acto de humildad que conduce a la confianza
en Dios y lo lleva a la comprensión de una vida buena.