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Introducción No estamos locos

Introducción
Cuando el apóstol Pablo estaba defendiendo su fe, De repente Festo gritó: —Pablo, estás loco.
¡Tanto estudio te ha llevado a la locura! (Hechos 26:24).
Tildar de locos a los cristianos por sus creencias era una constante. 1 Corintios 1:23 RVC dice
“nosotros predicamos a Cristo crucificado, que para los judíos es ciertamente un tropezadero, y
para los no judíos una locura”. La creencia de los discípulos de Jesús era (y es) tomado como una
tontería1, como un atentado a la verdad y a la razón. Aún en el día de hoy, con toda la supuesta
tolerancia que se pretende tener, creer, hablar y vivir las verdades cristianas es tenido como un
pensamiento retrógrado e ignorante. A veces se traduce en ataques directos, otras en discriminación
y otras, directamente ignoran a la persona y sus opiniones.
Pero no estamos locos. Los cristianos no hemos perdido la razón, estamos en nuestro sano juicio y
podemos distinguir lo verdadero de lo falso, lo malo de lo bueno. No estamos parados en una
posición de debilidad y nuestras razones no son endebles. Creemos firmemente en la razonabilidad
y veracidad de cada uno de nuestros pensamientos cristianos, y podemos dar nuestros argumentos.
Podemos entender los argumentos opuestos a los nuestros, aunque no estamos seguros de que los
demás comprendan cabalmente nuestra forma de pensar. La Biblia es bastante categórica al decir
“El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura.
No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.” (1 Corintios 2:14 NVI). Quien
se niega a admitir al existencia de Dios y luego entrar en relación con El, se queda sin capacidad de
entender toda la verdad que procede de Dios.
La forma de pensar de la mayoría del mundo, ve al cristianismo como una locura, una tontería, un
resabio del pasado. En los escritos que siguen diremos por qué los cristianos no estamos locos y
cómo debemos armarnos frente a los pensamientos que minan nuestra forma de creer y vivir.

1 NTV traduce locura como “puras tonterías”, DHH “una tontería”

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La fe está bien No estamos locos

La fe está bien
El mundo actual tiene distintos pensamientos acerca de la fe, algunos contrapuestos. Vamos a tomar
dos de ellos, muy difundidos y mayoritarios.
El primero de ellos será el que toman la ciencias: la fe no tiene ninguna importancia real, mientras
que la razón lógica nos permitirá descubrir las verdades de la vida.
El segundo parece estar en el otro extremo: creer en algo hace que todo sea posible.

Argumento 1: la razón es todo, la fe no es nada


Muchas veces se pone a la razón en el extremo opuesto de la fe. Es como si fueran antónimos, de
manera que fe es nada de razón, y razón es nada de fe. Ponen a la ciencia y al conocimiento como
una serie de pensamientos objetivos, que responden a una lógica impecable desde sus inicios… y a
los pensamientos bíblicos como una serie de ideas místicas que no resisten ningún análisis.
Esta separación entre razón y fe es falsa e imposible de realizar. ¿Por qué decimos esto? Porque
todo razonamiento inicia con un acto de fe.
Recordemos nuestros tiempos de escuela, en el aula de matemática. Muchas veces nos enseñaban
teoremas que demostraban ciertas verdades: decían que querían demostrar (tesis), planteaba desde
donde se partía (hipótesis) y luego se demostraba mediante operaciones lógicas la tesis
(demostración). El conocimiento humano se construye de forma parecida, sólo que en vez de
teoremas se arman teorías, que se aplican a todas las áreas de conocimiento. Todo esto está muy
bien, los cristianos también usamos tanto los teoremas como las teorías, e incluso generamos
doctrinas con esa misma lógica. El problema no es el método que se utiliza, sino desde dónde
partimos: las hipótesis.
Para razonar todos partimos de algo que damos por sentado. Por ejemplo, si quiero saber cuánta
agua necesito para llenar mi vaso, lo puedo medir, sacar la cantidad de centímetros cúbicos que
tiene, y luego pasarlo a litros. Pero daré por sentado que el agua es líquida, que se quedará dentro
del vaso, que el vaso es impermeable y un montón de etcéteras por el estilo. A estas cosas que
damos por sentado las llamamos axiomas, porque un axioma es un enunciado tan evidente que se
considera que no requiere demostración.
La cosmovisión actual de la ciencia ha adoptado ciertos axiomas, es decir, ciertas ideas que toman
como ciertas sin demostrarlas: Dios no existe, nadie hizo el universo, sólo existe el universo
material, el espíritu no existe. Todas estas cosas NO están demostradas, pero son tomadas como
verdades magistrales. Tienen fe en estas verdades no demostradas, como por ejemplo la no
existencia de Dios… cosa que no pueden asegurar que sea cierta.
Todas lo que sabemos se basa en nuestras creencias, son como los cimientos de nuestro
conocimiento. Por eso, optar por el conocimiento sin usar la fe es imposible… ¡todos tenemos fe en
algo, y esa es la verdadera base de todo lo que pensamos!
Esta forma de pensar no es del todo sincera ya que niega la fe, pero secretamente la usa como base

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de sus teorías y conclusiones.

Argumento 2: la fe hace todo posible


A simple vista esta parecería ser una idea cristiana, ya que nos hace acordar a las palabras del Señor
Jesús: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible” Marcos 9:23 RV60.
La publicidad de una marca de ropa deportiva cita palabras del boxeador Muhammad Ali
“Impossible is nothing” (nada es imposible) como una forma de motivar a las personas a encarar los
desafíos con fe. Es una muestra de toda una corriente de pensamiento positivo, que tiene frases
como:
• El poder de la imaginación nos hace infinitos (John Muir)
• Cada misión noble parece imposible en un principio (Thomas Carlye)
• Todo lo que puedes imaginar es real (Pablo Picasso)
• Siempre parece imposible hasta que se convierte en realidad (Nelson Mandela)
• Vive la vida al máximo y céntrate en lo positivo (Matt Cameron)
• Una actitud positiva puede hacer que los sueños se conviertan en realidad (David Bailey)
• Cuando piensas en positivo, cosas buenas ocurren (Matt Kemp)
• Solo yo puedo cambiar mi vida (Carol Burnett)
• Alcanza las estrellas (Christa McAuliffe)
En resumen: todo será posible en la medida que crea que será posible. Si pongo fe en algo y creo
que lo tendré/lograré, esto se va a cumplir sin importar los límites.
Tiene una parte de motivación, animando a la persona a hacer su máximo esfuerzo, asegurándole
que es capaz de lograr sus objetivos. No debe perder tiempo en pensar cosas negativas como en el
fracaso, sólo en el éxito. Este enfoque asegura que todos pueden conseguir todo lo que desean… y
si no lo consiguen, es que no se enfocaron lo suficiente. Esta parte del pensamiento positivo resalta
la fe en uno mismo.
Otra parte del pensamiento positivo son las consecuencias metafísicas: pensar cosas buenas atrae
cosas buenas. Es creer en una especie de “sobrenaturalidad” del pensamiento positivo, teniendo fe
en que mis forma de pensar será recompensada mágicamente con buenas cosas. Esta parte del
pensamiento positivo se enfoca en la fe en las fuerzas sobrenaturales.
Ahora nos queda claro que esta forma de pensar dista mucho de la fe cristiana. Mientras que el
pensamiento positivo centra la fe en uno mismo y en fuerzas impersonales que gobiernan el
universo, la fe cristiana se centra solo y exclusivamente en el Señor: “Jesús, les dijo: Tened fe en
Dios.” Marcos 11:22, “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aun mayores hará” Juan 14:12

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El poder de la fe verdadera
La fe es un elemento fundamental para el cristiano. Mediante la fe y sólo por la fe recibimos el
perdón de pecados2 y llegamos a ser hijos de Dios3. Si queremos agradar a Nuestro Padre,
necesitamos tener y ejercer fe… pero fe en Dios:
“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a
Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.” Hebreos 11:6
Miremos un poco este maravilloso pasaje:
1. Nos dice que la fe es fundamental, que sin este elemento nos es imposible entrar en una
relación sobrenatural con Dios.
2. Subraya que la fe tiene que estar depositada en Dios mismo, en un Dios existente y personal,
con el cual podemos hablar.
3. Afirma que la fe produce resultados (recompensas) cuando entramos en relación con Dios
(lo buscamos).
Así es la fe verdadera que produce resultados poderosos. Una fe fuerte, enfocada sólo en Dios, que
se relaciona sobrenaturalmente sólo con Dios.
Lamentablemente la forma de pensar dominante en el mundo ha afectado también a los cristianos,
degradando nuestra fe en, por lo menos, dos aspectos.

Cristianos escépticos
Una herramienta fundamental del pensamiento científico es la duda, lo cual nos lleva a hacernos
preguntas sobre la validez o veracidad de algo. Las respuestas de nuestros cuestionamientos nos
deberían llevar a la verdad. El efecto de esta forma de pensar en los creyentes lo vemos en el mismo
inicio del cristianismo, cuando Tomás duda de la resurrección de Cristo a pesar de que había sido
claramente anunciado por el Señor. Tomás dice: “Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus
manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré” (Juan 20:25). No dice
que no creería nunca, pero necesitaba una demostración para dar por cierta esta verdad. Finalmente
el Señor le da esa prueba, pero lo reprende así: “—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús
—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.” (Juan 20:29).
Hoy muchos queremos ver “el poder de Dios” y ser testigos de cosas concretas. Por otro lado
dudamos de los milagros y queremos que sean comprobados con certificados, documentos y
distintas confirmaciones… si bien esto combate el fraude y el emocionalismo, llevado a un extremo
nos hace escépticos y enfría nuestra fe.
La fe no se debe basar en lo que vemos: “Vivimos por fe, no por vista.” 2 Corintios 5:7. No
debemos necesitar ver un milagro para creer en el poder de Dios. Nuestra fe tiene que estar
depositada en la Palabra de Dios y eso nos hará entrar en la categoría que el Señor quiere, los

2 “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de
Dios,” Efesios 2:8 NVI
3 “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.” Juan 1:12

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“dichosos que no han visto y sin embargo creen”.

Cristianos “sin límites”


La réplica del pensamiento positivo dentro del cristianismo, toma ciertos pasajes muy motivadores
para cimentar una fe que no tiene límites, que puede lograr todo lo que se proponga: “Para el que
cree, todo es posible.” Marcos 9:23 NVI, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses
4:13 NVI, “Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.” Mateo 21:22 NVI.
Esta postura cristiana literalmente cree que todo lo que digan se realizará y que todo lo que hagan
prosperará, simplemente por el hecho de creerlo. La fe es la llave de todo y todas las cosas le serán
posibles. Aún esa fe la aplican a ellos mismos, creyendo que por ser hijos de Dios, “reyes y
sacerdotes”, todas las puertas deben abrirse y serán capaces de vencer todo obstáculo.
Y, si bien todos estos argumentos tienen una parte de razón, debemos decir que no todo será
posible, ni recibiremos todas las cosas que pidamos con fe. El apóstol Pablo cuenta cómo realizó
una petición que recibió una respuesta contraria: “una espina me fue clavada en el cuerpo… para
que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta
con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad»” (2 Corintios 12:7-9 NVI). Pablo fue
maduro para interpretar la respuesta negativa a su fe y transformarla en bendición… pero muchos
de nosotros somos mucho más infantiles y al no recibir lo que pedimos, nos enojamos, nos
desanimamos o nos empecinamos con la petición.
No debemos dejar que el positivismo secular anide en nuestra mente. La fe de Dios funciona de otra
manera, pues es una fe guiada hacia los objetivos de Dios. El gran secreto de la respuesta a nuestra
oración de fe está claramente expuesto en 1 Juan 5:14-15
“Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su
voluntad, él nos oye. Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos
estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.”
Clarísimo: un componente es la fe, el otro es la voluntad de Dios. Para conocer la voluntad del
Señor debemos conocer la Biblia y tener relación con El. Si ejercemos fe en algo que el Señor
quiere, “ya tenemos lo que le hemos pedido”.

Ejercer la fe verdadera
Para ejercer la fe verdadera debemos, en primera instancia, desechar los pensamientos no cristianos:
1. Saquemos fuera los pensamientos escépticos, que nos llevan a querer demostrar y
comprobar cada cosa. No sólo hace falta fe para producir el milagro, también hace falta
mirar el milagro con fe para creerlo.
2. Saquemos fuera el positivismo personalista, que sólo desea cumplir las ambiciones
personales, los proyectos propios, las interpretaciones individuales de la voluntad de Dios.
Encendamos nuevamente la fe, creamos sin ver como Abraham que “contra toda esperanza... creyó

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La fe está bien No estamos locos

y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones”4. Pero tengamos una fe noble, que
antepone los objetivos de Dios antes que sus propios deseos o necesidades.
Una fe vigorosa enfocada en la voluntad de Dios, no conocerá de límites.
Esto es estar cuerdos para Dios (que es la única verdad) y locos para el mundo, que está sumido en
la oscuridad y la confusión.

4 Romanos 4:18 NVI

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