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La opinión pública: Disputa politica

Karla Gissel Vásquez Orellana 20181030616

Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Departamento de Sociología

Comunicación y comportamiento grupal

Delmer Marcia

29 11 2022
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Índice

Pág.

Portada 1

Índice 2

Introducción 3

La opinión pública: disputa política 4

Referencias bibliográficas 9
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Introducción

Como eje principal se discute acerca de la opinión pública, su desarrollo como concepto y
unidad de abstracción de la realidad, en cuanto ha sido utilizada para describir procesos
históricos dentro del campo de la política y la economía, luego como se ha ido
desarrollando su carácter social y cultural por medio de las disputas que han sido en tanto a
nivel teóricas y en la práctica política.

La opinión publica ha sido tema de debate teórico en tanto se defienden las principales
tradiciones que giran en torno a este tema, la primera en desarrollarse nos describe como la
opinión publica ha sido el medio utilizado para la conformación de elecciones políticas
dentro de los estados, ya que nos señalan cuales son los posicionamientos de las mayorías y
sectores más populares, en tanto la tradición que la contrapone nos menciona que a pesar de
ser la opinión de las mayorías, no quita el hecho de que es trasmitida por los medios de
comunicación que están al servicio de los sectores dominantes y que estos tergiversan el
sentido de la realidad para los consumidores.

Existiendo un exceso de información y de opiniones por parte de los medios masivos de


comunicación, los individuos solo tienen los datos a la mano, pero muy pocas o escasas
herramientas para decodificar la realidad y poder alcanzar un nivel crítico de pensamiento,
ya que estas herramientas deberían poder adquirirse por medio de la educación, pero debido
al que modelo educativo es un medio cultural que está bajo vigilancia consciente o
inconsciente del poder dominante, debido a ello, poca critica puede nacer de tal espacio de
formación.

En cuanto a la producción de opiniones críticas al sistema, estas suelen ser olvidadas,


guardadas, acumuladas e ignoradas, no trascienden las fronteras de los grandes medios de
comunicación debido a la censura dirigida por los medios, los cuales están bajo la tutela de
los sectores dominantes, haciendo que los aportes solo puedan trascender dentro de las
academias, donde solo unos pocos tienen acceso a las mismas.

La opinión publica se encuentra debido a tales procesos heterogéneos en constante disputa


desde lo social, político, económico y de manera cultural.
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La opinión pública: Disputa política

Dentro de las dinámicas del sistema político existen varios sectores que buscan posicionar
su relación de fuerza o intereses por sobre demás sectores. En el caso de quienes ostentan el
poder dominante han ido encontrado las formas de construir ciertas estrategias para
mantenerse y crear realidades para los sectores populares, haciéndoles creer que poseen
cierto grado de autonomía en sus ideas en cómo perciben la realidad social y política, sin
darse cuenta o reflexionar de que todos los medios por donde circula la información más
general, está en manos de los grupos dominantes. ‘‘El poder presupone la capacidad para
manipular el entorno social en beneficio propio. Esta capacidad pertenece a quienes poseen
los medios y recursos que les permiten formar e influir en las creencias y acciones de
otros’’ (Romano, 2012, pág. 56)

Se han utilizado varios espacios culturales como instituciones educativas, iglesias, espacios
públicos, etc. pero, una herramienta infalible que han utilizado los sectores políticos y
económicos dominantes de los estados nación, han sido los medios de comunicación,
creando un escenario de oligopolizacion, concentrando así los medios de comunicación más
consumidos, como los programas de radios, los periódicos, y principalmente por medio de
la televisión, por medio de ello se han ido posicionado las ideas que legitiman a estos
sectores.

El uso que a los medios de comunicación se les ha adjudicado, es la circulación de


información para mantener a los individuos y las masas ‘‘informados’’ y a partir de ello
recoger la opinión que estos generen de la información brindada, por medio de entrevistas o
encuestas, parece ser un proceso sencillo e inofensivo, pero claramente este responde a
intereses que enmarcan lo que se debe circular en los medios.

Informar es proporcionar noticias, y esto incluye noticias sobre nociones. Se puede


estar informado de acontecimientos, pero también del saber. Aun así, debemos
puntualizar que información no es conocimiento, no es saber en el significado
heurístico del término. Por sí misma, la información no lleva a comprender las
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cosas: se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no


comprenderlas. (Sartori,1998, pág. 79)

Dentro del estudio de la filosofía política y luego de las ciencias políticas y la


comunicación, han surgido conceptos a medida que se han hecho análisis bajo ciertos
contextos, como tal la ‘‘opinión publica’’, como concepto nace dentro de la construcción de
organización burguesa en los siglos XII y XIII y en respuesta a tratar de los problemas de
dirección en la configuración de los estados-nación, Locke, Montesquieu y Rosseau, Kant y
Hegel, han sido autores en utilizar tal termino en primeras instancias y en su sentido
original y más general era utilizado para describir:

La confianza de que toda argumentación racional en público sobre asuntos públicos


haga posible neutralizar opiniones empíricas erróneas o restringidamente
particulares (intereses, pasiones…) y así producir consensos generales o en
principio generalizables sobre las leyes públicas por promulgar y las decisiones
gubernamentales por tomar (Aguilar, 2017, Párr. 12)

Claramente que los debates contemporáneos y bajo los nuevos giros epistemológicos y
críticos que ha traído postmodernidad, la opinión pública como concepto ha reflejado tener
más de una caracterización conceptual y más aún cuando desde las ciencias de la
comunicación política, que han llevado al debate durante la segunda mitad del siglo pasado
las dos principales tradiciones; 1. que defienden la importancia e existencia democrática de
la opinión pública y 2. los críticos de esta, que nos mencionan como la opinión publica esta
sesgada por los medios de comunicación y por ello son falsas salidas democráticas.

Realmente cuando escuchamos tal concepto en la ‘‘opinión publica’’ sin tener previas
nociones de lo que implica política, social y contextualmente, podríamos decir desde
nuestro sentido común que son estas las ideas, posicionamientos, pensares y sentires de los
sectores populares y las mayorías de un país o región, y que las conocemos por medio de
los mismos medios de comunicación locales o nacionales, aunque esto realmente es
complicado en tanto empezamos a entender las dinámicas políticas, económicas, culturales
y sociales que esto con lleva.
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Ya que la opinión publica realmente son las ideas y posicionamientos políticos que
legitiman a los sectores dominantes, son las herramientas que estas utilizan para hacer cree
a las masas o mayorías populares de que poseen autonomía en cuanto a su pensamiento e
ideas a través de los medios de comunicación que utilizan los conocidos sondeos de
opinión, ya que por medio de estas muestran espejismos de opiniones con instrumentos
como encuestas, entrevistas, historias de vida, que de plano están formuladas para recibir
respuestas coaccionadas de parte de los mismos medios, y con la misma información
obtenida proceden a construir ‘‘la información’’ según como quieren hacer creer a quienes
los consumen.

En otra circunstancia, cuando se habla de comunicación política se hace referencia


al papel de la comunicación en el proceso político, así, es “el conjunto de técnicas y
procedimientos de que disponen los actores políticos, en especial los gobernantes,
para atraer, controlar y persuadir a la opinión pública (Montes et. al, 2011, pág. 11)

Seria utópico creer que las opiniones formadas desde la coacción de sistemas dominantes
tendrían cierta autonomía de estos mismos, al menos que estas fuesen formadas desde una
profunda crítica y conocimiento de las dinámicas estructurales y contextuales que se
desarrollan dentro de los sistemas sociales, políticos, culturales y económicos, pero
claramente estas opiniones no serían publicadas por medios masivos de comunicación,
debido a su naturaleza de crítica al sistema, de hecho, están al alcance de algunos sectores
académicos donde algunos pocos tienen acceso, y de igual manera son relegados y
despojados material o ideológicamente del sistema por medio de varias estrategias sociales
y políticas, como por ejemplo, al utilizar el fenómeno de la espiral del silencio, la retención
de circulación o invalidación información, acumulación hasta practicas coercitivas más
fuertes.

al decir de Elizabeth Neumann, consiste en que, si la opinión pública es el resultado


de la interacción entre los individuos y su entorno social, entonces un individuo,
para no estar aislado, puede renunciar a su propio juicio… La acción psicológica
sobre la opinión pública, es decir, el fenómeno de la espiral del silencio, actuará
para que quienes tengan una opinión diferente a la dominante decidan cambiarla.
Una minoría cede paso a la opinión de la mayoría. (Botero, 2006, pág. 6-7)
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Los sectores dominantes de esta manera se sostienen a través de una base cultural
promovida por los medios de comunicación y la opinión publica que ellos mismos manejan,
buscando la legitimación y normalización de las violencias y desigualdades que acarrean
como daño colateral por la aplicación de su dominación, podría decirse que la opinión
publica que deriva de los medios de comunicación controlados por los sectores dominantes,
viene siendo una opinión pública como herramienta de reproducción hegemónica.

Los sectores dominantes no solo logran mantenerse en el poder, si no, también logran
moldear la opinión pública y dirigirla inclusive en contra de lo que les podría parecer una
amenaza al ejercicio de su poder mientras reflejan y producen los sentidos sociales que
mantienen en un círculo y sueño permanente a las masas.

A lo largo de la historia, la comunicación y la información han constituido fuentes


fundamentales de poder y contrapoder, de dominación y de cambio social. Esto se
debe a que la batalla más importante que hoy se libra en la sociedad es la batalla por
la opinión pública. (Castells, 2008, pág. 2)

Las prácticas de violencia y desigualdad hacen que accionen algunas partes de los sectores
afectados por el sistema, el buscar las medidas para contrarrestar los efectos del sistema
hegemónico, tales acciones representadas como actividades colectivas que buscan tumbar
al sistema por medio de sus propios esfuerzos organizativos e informativos, por ejemplo;
como lo son movimientos sociales, sindicatos, organizaciones de base, colectivos. estos
suelen usar diversas maneras para hacer saber al público general a cerca de lo que acontece,
tanto como protestas, pancartas, utilizar medios televisivos, radios independientes,
ceremonias en las calles, altares, eventos públicos, foros, todo tipo de expresión cultural
que dé a conocer una problemática y que en mayormente está en contra de los intereses
hegemónicos.

Las representaciones contra hegemónicas no tardaran en crear una ruptura dentro del
sistema político, hará que exista una respuesta de la hegemonía de manera violenta en
algunos casos, pero en los casos no violentos y mediante la opinión pública, buscara
censurar a quienes se le opongan, o crear imaginarios distorsionados que colocaran a los
sectores sociales inconformes como enemigos de la sociedad.
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Las clases cambiaron su forma de representación política al construirse de instancias


supranacionales de poder de las elites dominantes mientras los grandes medios de
comunicación ocupan espacios fundamentales en la constitución de la opinión
pública. Al mismo tiempo, la capacidad de consenso de las ideologías dominantes
tendió a multiplicarse y expandirse a través de diversas formas de elaboración y
divulgación. Por otro lado, las multiplicaciones de las formas de expresión de los
conflictos sociales generaron una diversidad de formas de lucha y de organización
que no pudieron ser medidas por los criterios tradicionales: cantidad de huelgas,
número de sindicalizados. (Sader. 2002. p, 60)

Por ello los sectores dominantes no tardan en responder a tales atentados contra el poder
que detentan, por ello se valen de que generalmente poseen el mayor control o monopolio
sobre los medios masivos de comunicación nacionales e internacionales para distorsionar
mediáticamente las acciones en protesta que nacen de las colectividades más afectadas por
el sistema. Buscando que la opinión pública sirva como una herramienta sigilosa para
deslegitimar a las acciones sociales y sus demandas, creando un panorama donde la opinión
del público sea siempre en negativa a tales acciones consideradas como violentas, sin
sentido, en contra de ciertos valores, generalizando opiniones por sobre los individuos que
desafían el statu quo.

La opinión pública se encuentra en constante debate de desde quien la ejerce, los sectores
populares o los sectores dominantes desde los medios o si los movimientos y colectivas
sociales son representantes de la opinión pública, este conflicto de convergencias ha
producido un tipo de sobre información y una gran espiral masiva de silencio, donde los
sectores con menos alcance a la educación, específicamente una educación emancipadora y
critica, son absorbidos y bombardeados todos los días por diferentes fuentes de
información, lo que les limita desarrollar una opinión certera de la realidad.
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Referencias bibliográficas

- Romano, V. (2012). La violencia mediática: El secuestro del conocimiento.


Caracas, Venezuela: Ediciones correo del Orinoco.

- Aguilar, L. (2017). Una reconstrucción del concepto de opinión pública. DF,


México: Rev. mex. opinión pública recuperado de
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-
49112017000200125

- Montes, Et. Al. (2011). Reflexiones sobre la comunicación política. Toluca,


México: Espacios Públicos, vol. 14, núm. 30, recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/676/67618934007.pdf

- Botero, L. H. (2006). COMUNICACIÓN PÚBLICA, COMUNICACIÓN POLÍTICA


Y DEMOCRACIA: UN CRUCE DE CAMINOS. REVISTA ANAGRAMAS,
recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4851621

- Castell, M. (2008). Los medios y la política. Revista TELOS (Revista de


Pensamiento, Sociedad y Tecnología), recuperado de
https://telos.fundaciontelefonica.com/archivo/numero074/los-medios-y-la-politica/?
output=pdf

- Sader. E. (2002). HEGEMONÍA Y CONTRAHEGEMONÍA PARA OTRO MUNDO


POSIBLE. - Editora UNIJUÍ
- Sartori, G. (1998). HOMOVIDENS LA SOCIEDAD TELEDIRIGIDA. Argentina:
Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, SA

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