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Mangone y warley: el discurso político

Parte I
La política está en todas partes. Se considera político al posicionamiento valorativo de un individuo o
grupo frente al conjunto de la comunidad que integra. Pertenece a lo político ciertos sujetos,
instituciones, prácticas y discursos. A esta segunda percepción se incorporan los medios de
comunicación, poniéndose en cuestión un problema en el análisis del discurso político: la
delimitación de su objeto de estudio.

La primera orientación, llamada institucional- funcionalista, considera como discurso político a todo
aquel enunciado o conjunto de enunciados producidos por las instituciones en las que la sociedad
encierra en un momento determinado la función dominante de la política, desde un congreso
partidario hasta la confrontación de las campañas presidenciales. Esta tiene a su favor la inmediata
ligazón que puede establecer entre el discurso y la institución, entre el discurso y sus condiciones de
producción.

La segunda orientación se recuesta sobre una teoría de las ideologías, escapa de lo discursivo, queda
abortada una tipología de los discursos sociales.

El discurso político se convierte en una forma más donde emergen las ideologías sociales, y por lo
tanto se subordina a la hora del análisis al concepto de formación discursiva.

La propaganda y la publicidad es modificar la conducta de las personas a través de la persuasión, sin


parecer forzarlas. Para ello utilizan la información, se puede modificar los juicios de los
interlocutores sobre las cosas, y con ello también su conducta. Estos no se reducen a la mentira,
pero la mentira es probablemente el más eficaz.

Cada enunciado reclama para sí el lugar de la verdad.

La ideología es un término para indicar conjuntos de valores disímiles pero intercambiables si no se


los remite a las clases sociales y su enfrentamiento.

El lugar de la política

Para el estagirita la política era un servicio amateur de los mejores ciudadanos que se mostraban en
el ágora y demostraban con su palabra la claridad de los conceptos y su superioridad intelectual.

Para Maquiavelo la política significaba hacerse cargo de los asuntos de la ciudad, y le proporciona al
discurso político una carga de manipulación y conspiración.

Para el iluminismo lo político se concibió como educación o instrucción cívica. Una disposición
pedagógica. La razón iluminista descansa la confianza de que los hombres pueden ponerse de
acuerdo y ejercitar su contrato social con transparencia. El discurso político difunde la creencia de
que el apoyo a ciertas reglas de funcionamiento social construye el sistema de convivencia.

Para algunas corrientes la ideología se consideraba como falsa conciencia (mirada negativa) o como
visión del mundo conjunto de valores que regula la vida social(positiva).

Teorías del análisis del discurso político

Tres grandes momentos:

1) La etapa de los análisis de contenido en los mensajes a partir de la colocación comunicacional de


los participantes en el fenómeno de transmisión de la palabra política
2) La interpretación de los mitos o construcciones establecidas que van conformando un discurso
político que comienza a ser advertido como una serie textual
3) La prevalencia del discurso en los análisis

Años 60 y 70

Contexto de la proliferación del análisis de discursos políticos. Por una parte, el proceso de
descolonización y formación del tercer mundo produce un fenómeno de mezcla ideológica en los
movimientos nacionalistas y populistas. En Europa lleva a interrogarse sobre el funcionamiento de
series discursivas que tenían más de medio siglo organizando la visión de mundo; con el mayo
francés se desviará el centro de producción del discurso a territorios poco transitados como los
movimientos culturales.

El análisis del discurso político acompaña y es el efecto de un período de modernización de las


ciencias sociales cuya característica es un planteo interdisciplinario que intenta al mismo tiempo
delimitar el objeto para ganar un estatuto epistemológico.

Problemas de tipología

Una perspectiva clasifica los discursos desde el punto de la enunciación

 El discurso polémico: su objeto es la persuasión a partir de un lugar muy fuerte del sujeto
enunciador que intenta una identificación con sus posiciones
 El discurso didáctico: hay un borramiento del enunciador a partir de la consideración de que
las aserciones no deben ser confrontadas con otras, sino que el estatuto del enunciador, su
legitimidad da la suficiente fuerza simbólica para que el objetivo persuasivo esté dado de
hecho.

Otros clasifican los discursos según la función; el discurso serviría a los fines de un proceso de
reconocimiento en un contexto dado y mantención de algunas funciones a lo largo de la historia

Otros apuntan a lo que el discurso puede decir, las formaciones discursivas. Se plantea una
clasificación a partir de las restricciones al universo discursivo que prescribe (prohíbe y permite) los
dichos según cada una de las formas del discurso político.

¿Cuándo un discurso es político? Siempre está presente el poder. El discurso político se ubicaría en
el nivel de la hegemonía y de la dominación ideológica, aspecto que constituye, los efectos sociales
de la significación.

Aspectos a tener en cuenta para el análisis del discurso político

Los componentes cotextuales (regularidades internas al texto) y contextuales, relacionadas con la


producción, la circulación y la recepción. Integra rasgos lingüísticos y extralingüísticos.

Las tácticas y estrategias retóricas se adaptan a la materia enunciada con el objetivo de captar la
atención del receptor, involucrarlo en el sistema de valores que se defienden y quizás disuadirlo de
una opinión distinta.
Las estrategias que los enunciadores disponen y que los receptores reconocen e interpretan coloca
el discurso político en el espacio de la palabra verosímil, genérica simbólica, que difiere del
conocimiento de lo real o el acceso de la verdad.

La construcción de la verdad política aparece allí en dónde se produce la confrontación social de los
discursos.

Los géneros y los modos del discurso político

 Ensayo: conjunto más o menos variados de artículos, sirve para volcar una impresión personal
con mayor o menor detalle sobre cierto tema. Es un tipo de producción en el que tienden a
predominar las ideas; su intención es persuadirnos de la validez de cierta noción. Hábil manejo
de la prosa.
El ensayo político es la exposición ordenada de una doctrina que como tal puede centrarse en un
aspecto particular o extenderse sobre un conjunto temático que abarca a la república. Es un
discurso metódicamente pedagógico, del orden del saber, y subordina a este fin todos los
elementos polémicos, atenúa las formas agresivas de refutación y descalificación del adversario.
 Panfleto: opuesto al ensayo, base de la economía expositiva y el impacto sus armas principales.
Se caracteriza por la síntesis y el efecto inmediato. Evidencia todas las marcas de un consumo
efímero. Es una hoja de papel suelta para la lectura rápida. Es marcadamente despersonalizado,
institucional, en cuanto a quien lo ha redactado pero que actualiza la práctica del caracara en su
distribución. Lo cual supone el diálogo interpersonal. Forma primitiva y más natural del discurso
político. Es un llamado de atención. Es un vehículo comunicativo privilegiado por los partidos y
agrupaciones que carecen de un fuerte aparato económico o sobre los que pesan la censura
oficial.
 Manifiesto: relacionado con la conformación e identificación de un determinado grupo o sector
político. Género contestatario frente a las instituciones reconocidas, y en este sentido está
constituido como literatura de combate y recorrido por un conjunto de motivos y formulaciones
retóricas propias del discurso militar. Género típico de la modernidad el locutor le demuestra al
público porque debe escucharlo. Legitimando su posición, el enunciador puede reclamar el
derecho a la palabra.
Su aparato de argumentación se orienta principalmente hacia la intervención polémica. El
objetivo es destruir un sistema de valores vigentes, el manifiesto como especie polémica no
lucha sólo contra razonamientos sino también, en tanto discurso desde los sentimientos, las
personas que lo encarnan. De carácter antinómico.

Parte II: el afiche político


El afiche político es un mensaje visual que se inserta dentro del marco más amplio de los mensajes
publicitarios. Posee características propias que lo individualizan dentro de ese contexto, por eso
debe analizarse lo de acuerdo al contexto tecnológico.

El afiche comercial, el afiche político y el arte tiene muchas cosas en común.

La publicidad es la agitación comercial e industrial manejada por la burguesía. Ningún negocio


funciona sin propaganda, es el arma que nace de la competencia.

El arte existía para defender y promocionar el nuevo estado. Cobraba vida a través de carteles de
agitación, el cine y el teatro.
El movimiento constructivista fue lanzado en Moscú en 1920. Su base era el manifiesto realista que
aspiraba a reemplazar la estética de la masa por la estética de la línea y los planos, se lo asocia al
cubismo.

Los textos publicitarios son pequeños poemas, vibrantes por sus resonancias en la memoria. El arte
gráfico nuevo daba movilidad propia a la ficha incorporando diagonales audaces, biografías
originales, flechas inmenso signos de admiración, colores primarios y crudos, composiciones que
eran en sí mismas actos de agitación.

Siglo 19: los afiches comienzan a tener ideas avanzadas en la diagramación y en la utilización de
color. Pero se trata siempre de productos unitarios odiadas realizadas con medios artesanales y
precarios, se colocaban en lugares determinados como en una casa o la puerta de un teatro.

Siglo 20: con la imprenta se da la reproducción del afiche a gran escala lo cual le permite la vida.

Existen dos etapas:

La primera con el afiche tipográfico, es decir, aquel que despliega su mensaje sobre una superficie
base y con una disposición y generalmente simétrica ubica una tipografía bien llena y marcada, por
lo habitual en negro, pero también en otros colores. Cambiaban los tamaños, pero no los tipos de
letra. Ilustraciones muy estereotipadas, es el afiche más económico y su uso sigue siendo corriente
en la actualidad. Muchas palabras sueltas.

La segunda incorpora la reproducción offset con el afiche estético. Una mayor variedad de
tipografía, una más rica plasticidad y limpieza de los colores. Con fotografías y técnicas modernas. En
argentina los cambios técnicos suceden hacia fines de la década del 40, coinciden con un desarrollo
industrial de conjunto.

El efecto el afiche tiene una relación directa y proporcional con su masividad y reposición rápida. La
presencia del mismo depende de la cantidad que haya en el espacio urbano y de su velocidad de
reposición. La vida de un afiche es breve, depende de su reposición. La cantidad y la velocidad de
reposición muestra la cantidad de dinero del partido, muestra una marca económica; quién más
afiches tiene más dinero tiene, por lo tanto, mayor poder para disputar la percepción y, por lo tanto,
mayor credibilidad. Se debe pagar para pegar los afiches en el espacio municipal. Los partidos y las
agrupaciones opositoras y contestarías suelen poner menos afiches, así como ocurre en la radio y en
la televisión.

El afiche es un género diferenciado a medias, ya que reproduce consignas e imágenes que se ven al
mismo tiempo. Los medios de comunicación actúan en este sentido con una perfecta
complementariedad.

Las campañas están pensadas como una estrategia de conjunto que se lleva adelante en los
diferentes "frentes". La imagen que cobra vida en la televisión puede haber aparecido previamente
en un afiche. El origen puede ser diverso, carece de sentido ya que el efecto que se busca responde
a un efecto global, generalizado. El discurso político es un discurso abierto permanentemente al
mundo, siempre le está respondiendo.

El afiche es parte de una campaña, de un conjunto. Suele lanzarse un conjunto de afiches que
convergen en una serie de datos básicos centrales y que divergen con respecto al sector al que están
dirigidos o en virtud de un escalonamiento expositivo. Este tipo de campaña se trata de mantener
ciertos elementos identificatorios o consignas.
Las campañas políticas se alternan también afiches de gran tamaño impacto visual y otros de menor
tamaño que el tradicional, que complementan y mantienen a los anteriores.

El afiche moderno presenta una marcada estratificación. Las representaciones icónicas, las
elecciones lingüísticas, la disposición tipográfica y los juegos de diagramación varían en función del
sector hacia el cual va dirigido. En este sentido el afiche siempre aparece marcado: mujer, joven,
niño, pero también empresario, universitario

Los partidos distinguen entre campañas generales, con una serie de consignas y una configuración
icónica global, y aquellas más específicas, dirigidas a un sector en particular. Se permiten la
utilización de recursos diferenciados.

La estratificación está ligada a retóricas, tradiciones y normas estéticas diferentes.

Si bien el afiche político incorpora características de la publicidad, este apela a la tipografía clara y
grande para comunicar un determinado mensaje. Es más conservadora.

El afiche político tiene un ritmo de cambio más lento que el publicitario; si bien puede utilizar los
mismos juegos tipográficos, la necesidad de vehiculizar con claridad un determinado mensaje obliga
a un conjunto de restricciones. El publicitario es capaz de moverse con un margen de riesgo mayor.
Los afiches políticos jamás se atreverían a tanto. La claridad de la formación sigue prevaleciendo
sobre el impacto que pudieran producir novedosos juegos tipográficos, la fragmentación del
mensaje lingüístico.

El afiche político tiene una moral diferente que el publicitario; difícilmente el humor tenga cabida en
el afiche político o a la apelación sexual.

El afiche político carga una estética, la marca de seriedad, del afiche publicitario desde hace años.

El afiche político se incorpora a una familia expresiva que lo reúne con el pasacalle, la oblea, las
pintadas. Un texto de consumo fugaz y fragmentario, pero permanente y porfiado.

Parte III: los medios masivos y la política

Videopolítica evoca el encuentro entre la práctica histórica como la política y la tecnología de


transmisión seriada de imágenes dinámicas que resultan el soporte actualmente hegemónico de los
medios de comunicación.

La prensa desde su nacimiento estuvo ligada tanto a los aspectos comerciales del primer
mercantilismo como a los asuntos políticos de las cortes. El cuarto poder no era otro que el cuarto
estado en el parlamento inglés.

El discurso político se acomodaba a las características materiales de la publicación.

El desarrollo de la prensa, la conformación de un espacio público y de una opinión pública y la


discusión ideológica van de la mano de la aparición, el crecimiento y el apogeo de la prensa, cada vez
más masiva.

Con la popularización de la radio, aparecen en el discurso político radiofónico nuevas formas de los
mensajes que tienen en cuenta las condiciones de producción. Las charlas frente al hogar del
presidente Roosevelt que implicaban una escucha simétrica frente al hogar de los ciudadanos
norteamericanos, planteaban la cotidianidad radiofónica de un contacto más informal. Genera la
relación de cercanía, familiaridad.

El cine acentúa el carácter pedagógico en sus géneros documental, noticiario y argumental.

La preocupación por las posturas corporales y otros elementos paralingüísticos, estuvieron siempre
presentes en la práctica del discurso político y sólo hoy cobran más importancia por el carácter
hegemónico de la biopolítica por el uso que de la imagen, se hace a través de los medios
audiovisuales.

Ahora impacta la conformación de un político televisivo.

Las relaciones entre imagen y política con la aparición de la televisión, ejércitos de especialistas,
semiólogos, sociólogos, comunicadores y constructores de imagen diseñaron los mejores perfiles
para sus candidatos o gobernantes. Ahora lo importante era no mostrarse inseguro o vacilante
frente a las cámaras. El político se maneja como una estrella de televisión, más carismático.

Al principio se trasladaron a la televisión las prácticas de la política que tenían una tradición en otros
medios, como el debate, la entrevista o la transmisión en directo de la manifestación. Para estos
objetivos de difusión comenzó a tener importancia el hecho de cómo se presentaba a los candidatos;
discursos fonéticamente agradables y ambiguos para el público heterogéneo. El saber del político ya
no tiene el poder de ordenar ideas políticas.

La tele política

El uso del inicio de la política y el uso político de la tv. ¿es la tv un medio adecuado para la política?

Por mediatización de la política se entiende el proceso en el cual los medios de comunicación


masivos imponen crecientemente su lógica en la construcción de la realidad política.

Tres miradas de la videopolítica

Mirada celebrativa: Quevedo, Landi. No se piensa todo como un retroceso, los cambios son
inevitables. La televisión permite que el espectro social, el político y el ideológico se vuelvan
visibles para que los televidentes obtener democráticamente. El problema de la tv no es
convencer a la gente si no de formar su agenda. La tv tiene un papel productivo
El político se vincula con el espacio público atrás de la televisión que repliega la figura del
político tradicional, ya que el político de la cultura massmediática es menos pretencioso con su
palabra, + soft y mantiene una relación menos grave con la verdad, las doctrinas y los mandatos
de la historia. La política asume una lógica relacionada más al mercado que a la democracia, se
orientaba a convencer sobre las ventajas determinadas ideas, desiertos modelos, de algunas
conductas.
Mirada crítica: Sarlo. La tv no democratiza la política, anula el debate y la argumentación
política. La televisión es una enciclopedia del sentido común en donde se produce un proceso de
naturalización ideológica que impregna sus discursos de lugares comunes; las ideas que circulan
parecen no tener ningún origen específico. No es que la política tiene un lugar noble por fuera
de la tv y está la destruye. La tv es igual a un mosaico de información en la cual se prioriza el
eslogan y no el debate.
Mirada de Ferrer, Foster, casullo: la tv empobrece el discurso político

La videopolítica en la argentina: de Alfonsín a Menem


El regreso a la democracia, hay una subordinación de la lógica mediática a un espíritu democrático
de la etapa que repercute en la tv hasta el 87

La huelga y la televisión: el tratamiento de los ruidos molestos se prioriza el punto de vista del
perjudicado en vez del reclamo que se pide, se subordina. Se muestra a los perjudicados y a los
voceros en lugar de poder.

La tv para mostrar pluralidad, invitan a la oposición.

Conclusiones

4 virtudes de la mediatización son puestas en juego habitualmente por los políticos: convicción,
sinceridad, calor humano e inteligencia.

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