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TRIBUNAL FISCAL DE LA NACIÓN

Buenos Aires, 2 de Mayo de 2019.


AUTOS Y VISTOS:
El Expediente N° 35.885-I caratulado: “OTTELLA JULIO LUIS SEBASTIÁN S/
RECUR SO DE APELACIÓN” (y sus acumulados N° 35.886-I y N° 36.229-I),
Y CONSIDERANDO:
I.- Que, a fs. 28/32vta., fs. 88/92vta. y fs. 136/141 se interponen sendos recursos de
apelación contra las resoluciones dictadas por la División Revisión y Recursos de la Dirección
Regional Mercedes de la Dirección General Impositiva de la Administración Federal de Ingresos
Públicos.
En primer lugar, a fs. 28/32vta -en el marco del expediente N° 35.885-I-, se apela la
Resolución Nº 233/2011 (DV RRMR) de fecha 15/12/2011 en virtud de la cual se resolvió
determinar de oficio la materia imponible del Impuesto al Valor Agregado, por los períodos
fiscales 01/2005 a 07/2008 (ambos inclusive) en la suma de pesos doscientos setenta y tres mil
seiscientos cuarenta y ocho con treinta y siete centavos ($273.648,37) y trescientos cincuenta y
un mil ochocientos sesenta y nueve con ochenta y cinco centavos ($351.869,85), en concepto de
intereses resarcitorios conforme lo dispuesto por el artículo 37 de la Ley Nº 11.683 (t.o. en 1998 y
sus modif.). A su vez, se aplica una multa por la suma total de pesos trescientos dieciséis mil
novecientos once con veinte centavos ($316.911,20), equivalente a dos (2) veces el tributo
evadido, en los términos del art. 46 de la ley de rito, por los períodos fiscales de enero de 2005 a
diciembre de 2006, ambos inclusive y los períodos enero a julio de 2008, ambos inclusive,
respecto de los demás períodos deja sentado que resulta de aplicación el art. 20 de la Ley 24.769.
A su vez, a fs. 88/92vta -expediente N° 35.886-I-, se interpone recurso de apelación
contra la Resolución Nº 234/2011 (DV RRMR) de fecha 15/12/2011 por intermedio de la cual se
resolvió determinar el Impuesto a las Ganancias, por los períodos fiscales 2005, 2006 y 2007 en
la suma de pesos ciento diecinueve mil seiscientos noventa y cuatro con noventa y cinco centavos
($119.694,95) y el monto de pesos ciento treinta y siete mil ciento treinta y nueve con ochenta y
tres centavos ($137.139,83), en concepto de intereses resarcitorios conforme lo dispuesto por el
artículo 37 de la Ley Nº 11.683. Asimismo, se le aplica una multa por la suma total de pesos
doscientos treinta y nueve mil trescientos ochenta y nueve con noventa centavos ($239.389,90),
equivalente a dos (2) veces el tributo evadido.
Por último, a fs. 136/141 -en el expediente N° 36.229-I-, se encuentra apelada la multa
aplicada en la Resolución N° 69/2012 (DV RRMR) por la suma total de pesos doscientos treinta
mil trescientos ochenta y cinco con cincuenta y cuatro centavos ($230.385,54), equivalente a dos
(2) veces el tributo evadido en lo que respecta al Impuesto al Valor Agregado, por los períodos
fiscales 01/2007 a 12/2007 (ambos inclusive).
Indica la parte actora que en el mes de Noviembre de 2009, funcionarios de la AFIP le
notificaron las conclusiones de la fiscalización practicada bajo la O.I. N° 344792 por la que se lo
excluyó erróneamente como contribuyente del Régimen Simplificado para Pequeños
Contribuyentes y estableció los saldos estimativos que adeudaba respecto del Impuesto al Valor
Agregado y del Impuesto a las Ganancias.

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Afirma que la situación detallada motivó la presentación de fecha 26/11/2009 en la cual
manifestó su disconformidad con la exclusión del monotributo y con las determinaciones
“estimadas” de las deudas efectuadas por los inspectores, básicamente por el error en la
metodología empleada y por los elementos valorativos utilizados.
Argumenta que no se tuvo en cuenta el principio de la realidad económica instituido por
el artículo 2 de la ley de procedimiento, destaca que medió un error sustancial en la actuación de
los funcionarios y en las determinaciones, por haber partido de una base equivocada, como es la
de suponer que los movimientos en su cuenta corriente bancaria eran todos ingresos, cuando era
necesario hacer una depuración.
Explica que le permitió a terceros, por una cuestión de amistad, la utilización de su
cuenta empleando para este fin cheques que se atendían con fondos de ellos, los cuales habían
sido entregados en confianza, firmados en blanco y luego completados por los denunciados.
Describe que, posteriormente, por el exceso de beneficios que les otorgaba, traicionaron su
confianza y falsificaron su firma, situación que a la inspección equivocadamente les hizo suponer
que se trataba de ingresos (que nunca existieron) lo que los llevó a distorsionar el resultado de la
inspección.
Sostiene que para solucionar ese error no se le permitió producir prueba alguna
violándose el principio constitucional de ejercer el derecho de defensa.
Plantea la nulidad de las resoluciones por esa falta de aceptación de la prueba,
considerando que nadie ignora que en épocas de crisis como las que transitamos, para tratar de
subsistir, los comerciantes se cambiaban cheques entre sí para que quien los necesitara con ese
manejo financiero pudieran obtener tiempo, y la posibilidad de conseguir recursos genuinos, ya
que el acceso a los bancos era casi inexistente.
Manifiesta que, en la práctica, muchas de esas cadenas financieras, se cortaron porque el
tiempo no les alcanzaba para obtener recursos genuinos y, en definitiva, resultaban perjudicados
los titulares de las cuentas.
Indica que en su caso, los inspectores de la AFIP-DGI no consideraron debidamente los
usos comerciales, y aplicaron lo normado por el artículo 18 de la ley de Procedimiento Tributario
sin considerar la exigencia legal en cuanto le da valor de presunción a los movimientos bancarios
sólo en los casos que estén “debidamente depurados”.
Considera que las resoluciones atacadas no tuvieron en cuenta su posición económica
real ni su verdadera capacidad económica. Asimismo, afirma que se había realizado una
inspección que terminó con la determinación de una pequeña deuda, la que se aceptó voluntaria
y consensuadamente. Entiende, que si posteriormente, los nuevos inspectores tenían dudas
sobre lo actuado con anterioridad debieron investigar las numerosas pruebas ofrecidas por la
parte para poder obtener un estado de cuenta debidamente depurado, de acuerdo a lo
establecido por la ley.
Reitera que existe una persecución en su contra, al negarle sus derechos a defenderse,
ello toda vez que oportunamente el organismo realizó un análisis de su situación patrimonial
(Orden de Intervención N° 256819 abonada a través del Plan de Facilidades de Pago N°
A952421) y que en el mismo se valoró el movimiento de las cuentas corrientes y después de
depurar el mismo, lo mantuvieron en el régimen de monotributo aunque en una categoría
superior.
Se agravia de su exclusión del Régimen de Pequeños Contribuyentes, y del hecho que las
determinaciones de oficio fueron efectuadas con efecto retroactivo lo que entiende no está
previsto en ninguna norma.

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Ratifica que su exclusión del régimen fue nula y eso debe ser considerado por este
Tribunal, porque una nulidad de esa calidad y tipo, produce efectos no solamente respecto del
acto viciado, sino también en relación a los consecutivos que de él dependan y a los actos
realizados con anterioridad o contemporáneos con el acto nulo que tengan conexión con él.
Aduce ser un pobre martillero que ni siquiera ahora puede tener empleados, que nunca
podrá pagar la deuda que ilegalmente se le pretende crear.
Analiza que frente a un posible argumento por parte de la AFIP-DGI con respecto a que la
resolución que lo excluye ha quedado firme por haberse agotado la instancia, esgrime que ha
recorrido las diferentes instancias y entiende queno existe cosa juzgada y menos en la instancia
administrativa (vide. fs. 31/32 y 91vta/92) violando de esta manera al principio de legalidad
protegido por la Constitución Nacional.
Con respecto a la multa aplicada en la Resolución 69/2012 (DV RRMR), afirma que debe
revocarse porque la resolución N° 233/2011 fue apelada ante este Tribunal. Asimismo, esgrime
que no se ha dado cumplimiento a los artículos 70 y 74 del Código Procedimiento Penal y
Contencioso Administrativo, en cuanto determina que la instrucción deberá imponerse por
resolución emanada del Juez Administrativo, debiendo especificar el acto u omisión que se
atribuye al presunto infractor, conducta que no se observó cuando se dispuso la instrucción del
sumario ( vide. fs. 140vta/141).
Asimismo, afirma que el “régimen jurídico precisa que la imposición y determinación de
las sanciones debe hacerse en la misma resolución que determina el gravamen, con el
agravante que la misma norma en su párrafo final impone la presunción que si en la misma
resolución no se impuso sanción es porque “la Dirección General Impositiva de la Dirección
General de Ingresos Brutos no ha encontrado mérito para imponer sanción” con la
consiguiente indemnidad del contribuyente” (sic. vide. fs. 140/140vta).
Cita jurisprudencia al respecto, acompaña prueba documental, solicita se deje sin efecto
las resoluciones apeladas y hace reserva del caso federal.
II.- Que, a fs. 41/56, 100/112 y a fs. 148/155vta, el Fisco Nacional contesta los recursos
deducidos en autos solicitando que se confirmen las resoluciones recurridas, con costas.
Informa que todo cuestionamiento sobre el procedimiento efectuado por el Fisco
Nacional durante el trámite de exclusión del Régimen Simplificado para Pequeños
Contribuyentes de fecha 10/06/2011 con efecto desde el 01/01/2005 resulta extemporáneo y por
ello, improcedente.
Manifiesta que la exclusión ha quedado firme al ser confirmada por la Resolución N°
195/2011 que le denegó al actor la apelación interpuesta en sede administrativa (notificada el
06/09/2011). No habiendo la actora apelado la exclusión en la Justicia, se precluyó la etapa
procesal por lo que no puede ser tratada en la presente causa.
En relación al agravio por la desestimación de la prueba en sede administrativa, esgrime
que devienen sin sustento las expresiones de la actora en tanto la apreciación del juez
administrativo se ajusta a derecho.
Con respecto a la única prueba a la que hace referencia la actora en su recurso, dice la
resolución acerca de la denuncia penal efectuada por la recurrente que, “el Sr. Ottella aportó a
los fiscalizadores copia de una denuncia penal radicada en Tribunales de San Nicolas por el
hurto, defraudación y falsificación de los instrumentos (cheques) por parte de terceras
personas” que la misma fue efectuada el 24/10/2008, es decir, con posterioridad al inicio de la
fiscalización que concluyera en su exclusión del Régimen Simplificado y en las determinaciones
de sus obligaciones tributarias frente a los Impuestos al Valor Agregado y a las Ganancias.

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Reitera que el contribuyente no aportó mayor documentación en respaldo de los hechos
denunciados penalmente, por lo cual no quedó fehacientemente demostrado qué parte de los
depósitos de sus cuentas bancarias han sido realizados por los terceros denunciados.
Afirma que si bien la actora se agravia del rechazo a la prueba no acompaña ni ofrece
prueba alguna en sus recursos. Asimismo, destaca que de la denuncia penal presentada el
27/10/2008 en la Fiscalía del Departamento Judicial de San Nicolás por el hurto, defraudación y
falsificación de cheques por terceras personas, no surgieron probanzas que acrediten los dichos
de la actora.
Ratifica que la metodología utilizada por la inspección actuante es la que prevé la ley,
mientras que la actora no aportó pruebas fehacientes tendientes a desvirtuar las
determinaciones que se le efectuaran. Detalla que han sido depurados debidamente los
movimientos bancarios de la cuenta de la recurrente.
Asimismo, sostiene que las sanciones de multas aplicadas deberán ser confirmadas, con
costas.
Por último, cita jurisprudencia en respaldo a su criterio y hace reserva del caso federal,
solicitando se confirmen las resoluciones en todas sus partes, con costas.
III.- Que, a fs. 175 se eleva la causa a consideración de la Sala “B”.
IV.- Que, en principio, debe precisarse que los jueces no están obligados a seguir a las
partes en todas sus argumentaciones, sino tan sólo pronunciarse acerca de aquellas que estimen
conducentes para sustentar sus conclusiones (conf. C.S.J.N., in re: “Sopes, Raúl Eduardo
c/Administración Nacional de Aduanas”, sentencia del 12/2/87, “Stamei S.R.L. c/Universidad de
Buenos Aires s/Ordinario”, sentencia del 17/11/87, C.N.C.A.F., Sala V, in re “Werner Tomás M.
c/B.C.R.A. s/ Proceso de Conocimiento”, sentencia del 27/4/98 y “Congelados Macchaiavello y
Cía. S.A.” del 26/4/2007, entre otros).
V.- Que, en primer lugar, por lógica precedencia, este Tribunal debe pronunciarse sobre
los planteos de nulidad efectuados por la recurrente, que radican principalmente en la violación
de su derecho de defensa al cercenarse su posibilidad de producir prueba para acreeditar que los
depósitos bancarios detectados no resultaban ser ingresos propios y en cuanto a los efectos
retroactivos de su exclusión
Cabe resaltar que para la procedencia de una nulidad, interesa que exista un vicio o
violación de una forma procesal o la omisión de un acto que origina el incumplimiento del
propósito perseguido por la ley y que pueda dar lugar a una indefensión, por lo que las nulidades
procesales son inadmisibles cuando no se indican las defensas de las que se habría visto privado
de oponer el impugnante, debiendo además ser fundadas en un interés jurídico, ya que no
pueden invocarse por la nulidad misma, razón por la cual deben ofrecerse elementos que
acrediten, el perjuicio sufrido, si se quiere que la anulación de lo actuado pueda tener lugar (ver
en tal sentido “Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica – AMET. C/ Buenos Aires,
Provincia de y otros s/Amparo”, CSJN, 05/10/1995, T. 324, P. 1798; “Aguirres, Mirta Ramona
c/ La Rioja Provincia de y otros s/ daños y perjuicios”, CSJN, 06/02/01, T.324, P.151;
“Simijosky Juan c/E.N. (E.M.G.E.) s/ personal militar y civil de las FFAA. Y de Seg. Causa:
31.321/94”, C.NAC.CONT.ADM.FED., SALA II, 09/10/96, entre otros).
Si bien la actora indica que existe una persecución en su contra, al negarle sus derechos a
defenderse, no se observan agravios específicos contra los supuestos defectos de las resoluciones
apeladas en autos ni ha demostrado perjuicios concretos como consecuencia de éstas, por lo que
este Tribunal no observa que se haya violentado el derecho de defensa de la actora.

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En este aspecto resulta improcedente la nulidad planteada por la supuesta violación al
derecho de defensa, toda vez que ante esta instancia jurisdiccional tuvo vastas facultades para
ofrecer y producir prueba teniendo amplias posibilidades de presentar sus elementos
probatorios que garantizan su derecho de defensa en juicio, lo que no ha hecho en ninguno de
sus escritos recursivos.
Respecto de la nulidad esgrimida por los efectos retroactivos que le ha dado el Fisco
Nacional a la exclusión, cabe aclarar que sin perjuicio de que la parte actora ha manifestado
haber interpuesto las vías recursivas correspondientes contra la resolución por la que se lo ha
excluido del Régimen de Pequeños Contribuyentes, lo cierto es que no ha acompañado pruebas
que corroboren sus dichos y el Fisco Nacional ha dejado constancia en sus contestaciones que la
Resolución N° 97/2011, confirmada por la Resolución N° 195/2011 que obran en los
antecedentes administrativos acompañados han quedado firmes.
Ahora bien, y más allá de que como se expuso en el párrafo anterior, la resolución que
declaró la exclusión ha quedado firme, lo que impide un pronunciamiento de este Tribunal
respecto de la pretensión de la actora de que se decrete la nulidad de la exclusión que entiende
conllevaría a la nulidad de las resoluciones apeladas, cabe reseñar que el art. 21 de la Ley 26.565
-que la propia actora cita parcialmente- dispone que “El acaecimiento de cualquiera de las
causales indicadas en el artículo anterior producirá, sin necesidad de intervención alguna por
parte de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), la exclusión automática del
régimen desde la cero (0) hora del día en que se verifique la misma, debiendo comunicar el
contribuyente, en forma inmediata, dicha circunstancia al citado organismo (...). Asimismo,
cuando la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), a partir de la información
obrante en sus registros o de las verificaciones que realice en virtud de las facultades que le
confiere la ley 11.683, texto ordenado en 1998 y sus modificaciones, constate que un
contribuyente adherido al Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (RS) se
encuentra comprendido en alguna de las referidas causales de exclusión, labrará el acta de
constatación pertinente —excepto cuando los controles se efectúen por sistemas informáticos—,
y comunicará al contribuyente la exclusión de pleno derecho. En tal supuesto, la exclusión
tendrá efectos a partir de la cero (0) hora del día en que se produjo la causal respectiva”.
En efecto, queda en claro que la exclusión tiene efectos desde el momento que se produjo
la causal respectiva, y a la luz de los plazos de prescripción para determinar la deuda.
Sentado ello, y teniendo en cuenta el carácter restrictivo para la procedencia de las
nulidades cabe precisar que respecto a lo estrictamente formal, las resoluciones discutidas, en
cuanto a los actos administrativos en sí, cumplen acabadamente con los requisitos establecidos
por el artículo 7° de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos (Ley N° 19.549).
En definitiva, se observa que los agravios de la actora son meras afirmaciones que hacen a
su disconformidad con la forma en que resolviera el juez administrativo, circunstancia ésta que
hace al fondo mismo de la cuestión sometida a decisión de este Tribunal y excede el marco de la
nulidad planteada.
En virtud de ello, se rechazan los agravios de nulidad articulados por la apelante, no
correspondiendo imponer costas en forma autónoma (vide fallo B-485-XLV, “Bolland y Cía.
S.A.”, sentencia de fecha 21/02/2013 del Máximo Tribunal).
VI.- Que, por lo tanto, corresponde a este Tribunal analizar la causa de acuerdo a los
términos en que ha quedado trabada la litis.

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En primer lugar, resulta necesario mencionar que el contribuyente se encontraba
inscripto en el monotributo en la actividad declarada ante el Organismo Fiscal de: “Servicios
Inmobiliarios realizados a cambio de una retribución o por contrato”.
Asimismo, que el ajuste de autos se origina en que el contribuyente tenía acreeditaciones
bancarias muy superiores a los ingresos facturados, dejándose constancia que fuera excluído del
Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes desde el 1° de enero del año 2005 (vide
informe de inspección del 23/01/2008 -a fs. 42/44 de la actuación N° 11933-112-2010- y fs. 63 y
conforme la Resolución N° 195/2011 agregada a fs. 840/845 del cuerpo V de los antecedentes
que ha quedado firme).
Por su parte, tal como surge de los antecedentes administrativos,se le requirió al
contribuyente senda documentación , siguiendo los puntos indicados por la División de
Investigación -área predecesora- la cual fuera acompañada por éste. De su análisis surgieron
diferencias, que debían ser reafirmadas con los datos que que se obtengan de los extractos
bancarios de las cuentas que el fiscalizado poseía y que según él mismo manifestara le eran
imposibles conseguir (vide fs. informe final de inspección fs. 12/16 de los antecedentes
administrativos del Expte. N° 35.886-I).Posteriormente, se detalla en dicho informe que el Sr.
Ottella aportó copia de una denuncia penal radicada en San Nicolás por el hurto, defraudación y
falsificación de instrumentos (cheques) por parte de terceros, (dicha denuncia, de fecha
27/10/2008, se encuentra glosada en los antecedentes administrativos a fs. 63/66 de la
actuación N°11933-112-2010) Asimismo, se destaca que resulta sugestivo que la fecha de
presentación de dicha denuncia es posterior al inicio de la fiscalización dado que la AFIP- DGI
procedió a notificar al contribuyente de las diferencias “a-priori” detectadas tanto en el Impuesto
a las Ganancias como en el Impuesto al Valor Agregado.
Ante la imposibilidad del contribuyente de aportar los extractos bancarios, el organismo
circularizó al Banco de la Provincia de Buenos Aires el cual envió la documentación requerida, la
cual fue fotocopiada y entregada mediante acta al contribuyente para que depure los depósitos
que surgían de los extractos.
También se confeccionaron papeles de trabajo en los cuales se dejó asentado los valores
de las distintas facturas y/o recibos que el contribuyente emitió, no arrojando la suma total un
resultado que se aproximase a los montos de los depósitos efectuados en las cuentas bancarias.
Por otro lado, el Sr. Ottella aportó planilla de trabajo para mostrar la depuración en la
cual se apreciaron depósitos realizados por el giro comercial de su actividad, los que
representaban la minoría, quedando el resto vinculado a la operatoria denunciada penalmente
por el fiscalizado.
Asimismo, de los antecedentes administrativos puede evidenciarse que el contribuyente
presentó nota en la cual marca diferencias poco significativas en relación al monto determinado
de impuesto, remarcando la no contemplación de su grupo familiar (se desconocía su
composición) y los gastos de Obra Social en la liquidación notificada y vuelve a enunciar el hecho
del uso indebido de su cuenta por parte de terceros. En virtud de la denuncia acompañada por el
contribuyente, la fiscalización consideró procedente concurrir al domicilio del denunciado Sr.
Domingo Carullo para labrar un acta de donde tal como se describe surgen como principales
hechos que: “a) efectivamene el Sr. Carullo conoce al Sr. Ottella, b) utilizó 4 o 5 cheques de la
cuenta del Banco Provincia de Buenos Aires cuya titularidad es del Sr. Ottella y los montos
promedios de los mismos ascienden a la suma de pesos dos mil ($2.000.-) cada uno; c) no
debió abonar al Sr. Ottella monto alguno por el préstamo de dichos valores y los mismos
habían sido firmados por el Sr. Ottella, no recordando con exactitud si habían sido

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completados en su totalidad por el Sr. Ottella; d) no recuerda a quien entregó los cheques en
cuestión; e) depositaba en efectivo directamente en la cuenta del librador; f) los valores fueron
recibidos y utilizados durante el año 2007 y g) solamente él recibió y utilizó los valores de la
cuenta del Sr. Ottella, no teniendo nada que ver sus tres hijos”.
Por otro lado, solicitó al banco de la Provincia de Buenos Aires mediante circularización
la fotocopia de quince (15) valores que se tomaron como muestrales para determinar si los
dichos del Sr. Ottella tenían respaldo documental, de los cuales fueron aportados solamente
cinco (5) de ellos.
De la fotocopia de los cartulares recibidos no se pudo determinar el uso indebido por
parte de terceros, por lo que se procedió a la confección de las proyecciones determinativas tanto
para el Impuesto a las Ganancias como para el Impuesto al Valor Agregado, contemplando
ciertos puntos solicitados por el contribuyente al momento de contestar las diferencias “a priori”
detectadas que fueran oportunamente notificadas.
Por último, surge de fs. 851 del cuerpo V de los A.A. que la fiscalización intentó recabar
mayor información en relación a la denuncia iniciada por la aquí recurrente -IPP N°10122/08-
informando la UIF interviniente que dicho expediente fuera remitido al Juzgado Civil y
Comercial N° 6 de San Nicolás. Al respecto, a fs. 852/856 obra sentencia en el juicio ejecutivo
“MANZANO RONAN HECTOR C/OTELLA JULIO LUIS SEBASTIAN S/COBRO EJECUTIVO”
N° 33.737 de dicho juzgado de la que se observa que la denuncia -IPP N°10122/08- fue
presentada como prueba a fin de acreeditar que el Sr. Otella fue victima de una estafa por la
adulteración de cheques.
De la citada resolución se observa que en la pericial caligráfica que se produjera en dichas
actuaciones se concluyó que las firmas de los títulos base de la ejecución corresponden al puño y
letra del demandado -Sr. Otella- y se deja constancia que del expediente de la denuncia aportada
como prueba no surge pronunciamiento alguno, además que tampoco se ha tomado declaración
indagatoria.
VII. Que, dicho ello, a continuación, corresponde que este Tribunal analice el fondo de la
cuestión traída a decisión siendo que en definitiva, se trata de una cuestión de hecho y prueba,
correspondiendo a la recurrente, en ejercicio de su derecho de contradicción, desvirtuar las
conclusiones a las que arriba el juez administrativo.
Ahora bien, respecto de los ajustes discutidos en autos, cabe poner de resalto que la
recurrente no ha acompañado prueba alguna para acreeditar sus dichos. Si bien la actora
manifiesta haber sido traicionada por terceros a los que le ha facilitado sus cheques firmados en
blanco lo cierto es que no se ha aportado constancia alguna que acreedite sus dichos, o que
pueda determinar fehacientemente que los depósitos hayan sido efectuados por los terceros
denunciados o cualquier otro origen para acreditar que no son ingresos propios.
En efecto, la recurrente no ofreció ninguna prueba ante esta instancia ni siquiera aquella
que esgrime le fuera negada en sede administrativa.
Como puede observarse, la generalidad de las manifestaciones efectuadas por la actora y
el relevamiento realizado en las actuaciones administrativas, impide la acreditación de la
veracidad de sus dichos.
Más aún, más allá de las argumentaciones respecto de la denuncia efectuada contra el Sr.
Carullo y sus hijos, y que fuera aportada en sede administrativa, en ella no se individualizan los
cheques involucrados y sus montos, tampoco ha acompañado dicho expediente o
pronunciamiento a su favor para acreditar que fehacientemente fue víctima de una estafa por

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parte de esos terceros. Más aún, de las constancias de los antecedentes administrativos surge que
no ha habido pronunciamiento ni indagatoria en dicha causa.
Debe destacarse que las afirmaciones de la actora resultan insuficientes para desvirtuar
los elementos colectados por la inspección actuante sobre los que se baso el ajuste cuestionado.
Ello así, debe tenerse presente que en oportunidad de sentenciar en la causa "Emerson
Argentina S.A.I.C.", la Corte Suprema de Justicia ha sostenido que "...las resoluciones emanadas
de la DGI gozan de presunción de legitimidad- art. 12 de la ley 19549-. Por consiguiente, la
carga de la prueba pesa sobre aquel que impugna, el que debe demostrar los errores que la
descalifican; esta conclusion concuerda con lo sostenido por la Corte, en el sentido de que
cuando se trata de determinaciones impositivas, rigen reglas distintas sobre la carga de la
prueba en relación a las que se aplican en los demás juicios..." (sentencia de fecha 30/9/74).
En este sentido, cabe concluir que los argumentos expuestos en autos no bastan para
conmover las conclusiones a las que arribara el juez administrativo en las Resoluciones apeladas,
por lo que resulta procedente confirmar los ajustes practicados, con costas.
IX.- Que, no existiendo agravios concretos en materia de los intereses resarcitorios, sólo
cabe su confirmación, recordándose que los mismos constituyen una indemnización debida al
Fisco Nacional, como resarcimiento por la mora en que ha incurrido el contribuyente o
responsable en la cancelación de sus obligaciones tributarias. (conforme “Citibank NA c/ DGI”
CSJN, 01/06/200).
X.- Que, finalmente resta expedirse con respecto a la procedencia de las multas apeladas
en las presentes actuaciones que encuentran sustento normativo en los articulos 46 y 47 inc. b)
de la Ley 11.683.
En efecto, cabe recordar que tal como sostuvo esta Sala “B” -en su anterior conformación-
in re “Sanguinetti Sergio Claudio” (Expte. nº 25.562-I) y en “Kank y Costilla S.A.” (05/11/2004)
entre otros: “...el ilícito tributario previsto en el artículo 46 de la ley 11.683 requiere para su
configuración la intención deliberada de no pagar el tributo en su justa medida y la realización
de maniobras aptas para lograr este resultado, sin que ello sea advertido por el Fisco...” En el
caso del art. 47: “...Se produce por mandato legal, la inversión de la carga de la prueba,
correspondiendo en consecuencia a la contribuyente probar que en la materialidad de los
hechos que se enrostra y admite, no se asentaba el dolo presumido o el acaecimiento de alguna
circunstancia imprevisible, caso fortuito, fuerza mayor, error de hecho o de derecho excusable,
a fin de ser eximida de responsabilidad...”
En el caso particular, el aspecto material de las multas se encuentra debidamente
acreditado, atento el modo en que se resuelve con relación a los ajustes efectuados.
Con relación al aspecto subjetivo, si la administración fiscal optara por encuadrar la
conducta en el artículo 46 de la ley de rito, debería producir las pruebas pertinentes a tales
efectos, pero si opta por invocar las presunciones del artículo 47 –como en el caso de autos-,
deberá acreditar la circunstancia (hecho inferente) que, según la regla de experiencia aplicable al
caso de que se trate, permita establecer la necesaria relación de causalidad que admita la
activación de dichas presunciones (hecho inferido), presumiendo el dolo como sustrato subjetivo
imprescindible del ilícito de que se trata, e invirtiendo la carga probatoria.
Por lo tanto, si se analiza la presunción utilizada en la especie, debe puntualizarse en el
inciso b) del artículo 47 de la ley de rito no cualquier incidencia allanaría el camino hacia una
presunción adecuadamente conformada, sino que es necesario que el juez administrativo
fundamente que la merma de materia imponible reúne la calidad de “grave” (véase “Cochería
Tacuarí de Campos y Cía. S.C.A.”, Sala “B”, de fecha 11/02/2008).

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En ese sentido, los hechos discutidos en la presente causa revelan la grave incidencia que
prescribe la norma y que la propia determinación fiscal muestra, en contraste con lo
originariamente declarado por el contribuyente.
En función de lo expuesto, la presunción que invoca el ente recaudador se encuentra bien
activada y correspondía a la parte actora la carga de probar la ausencia de conducta dolosa en su
accionar, cuestión que no ocurre en la especie. Por ello, corresponde confirmar las multas
apeladas en autos.
En otro orden, si bien la discrecionalidad del juez administrativo en materia de
graduación de la pena no queda exenta de la revisión posterior por parte de este Tribunal como
juez revisor de la razonabilidad del acto sancionatorio, en el caso concreto, entiendo que la
sanción ha sido adecuadamente ponderada y graduada por el juez administrativo en atención a
las circunstancias de la causa puestas de manifiesto a lo largo de este voto. En virtud de ello, si
bien el contribuyente de autos carece de antecedentes infraccionales –hecho que, en principio,
llevaría a reducir el quantum de la multa al mínimo legal de la escala punitiva-, por las especiales
circunstancias del caso, debe confirmarse la graduación dispuesta por el juez administrativo.
Por ello, SE RESUELVE:
1) Confirmar los actos apelados en cuanto determinan impuesto, intereses y multa con
costas a la actora.
2) Regular en conjunto los honorarios de los profesionales intervinientes por el Fisco
Nacional por su actuación en autos en la suma de pesos veinticinco mil ciento treinta y ocho
($25.138) por la representación procesal y de pesos sesenta y dos mil ochocientos cuarenta y
cuatro ($62.844) por el patrocinio letrado; montos a cargo de la recurrente, en virtud de lo
establecido en la Ley N° 21.839, modificada por la Ley N° 24.432 texto vigente, al momento en
que se cumplió la labor desarrollada en autos. Se hace constar que las cantidades reguladas no
incluyen el Impuesto al Valor Agregado.
Regístrese, notifíquese, oportunamente devuélvanse los antecedentes administrativos y
archívese.

ARMANDO MAGALLÓN JOSÉ LUIS PÉREZ PABLO A.PORPORATTO


Vocal Vocal Vocal

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