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¿Cómo hago la formación?

Planificación de la acción
formativa
Dentro de la planificación de la acción formativa, hay que establecer cómo entran en juego todos
los elementos que participan en la acción formativa. Así pues, de su correcta puesta en escena
dependerá el éxito de la formación.

Para organizar adecuadamente todos estos elementos hay que:

1. Valorar las características del grupo. Esta valoración afecta tanto a su nivel inicial de
capacitación como a las características personales de cada uno de sus miembros. Se
recomienda realizar una evaluación inicial. Los resultados de esta evaluación serán útiles
para establecer estrategias, plantear actividades y controlar cuáles son las ideas previas
sobre las que los miembros del grupo construirán su aprendizaje.

2. Tener claros los objetivos. Hay que valorar si los objetivos de la acción formativa son
adecuados al nivel de capacitación del grupo. Si no es así, los participantes tendrán que
adquirir las ideas previas necesarias donde asentar sus nuevos aprendizajes. Estas ideas
previas se tendrán que considerar como objetivos suplementarios. A partir de los objetivos
de aprendizaje habrá unos contenidos y unos objetivos que habrá que realizar.

3. Establecer una secuencia lógica de aprendizaje. Muchas veces hay que alcanzar
objetivos para continuar avanzando en la obtención de otros. Por eso, hay que organizar la
acción formativa según el orden lógico de aprendizaje de los objetivos por alcanzar y los
contenidos que trabajar.

4. Programar la acción formativa. Siguiendo la secuencia lógica de aprendizaje, programar


la acción formativa guardando siempre el paralelismo siguiente: objetivo / contenido /
actividad. Por cada objetivo hay un contenido que trabajar, y una metodología que hay que
aplicar para su consecución (técnicas, recursos, estrategias).

5. Temporalizar la acción formativa. En formación presencial, esta programación será la


base del trabajo dentro del aula. Habrá que temporalizarla y organizarla teniendo en
cuenta el número y la duración de las sesiones. En cambio, en formación no
presencial la programación puede ser la base de una guía didáctica.
En cualquier caso, es importante que su estructura se ajuste al ejemplo siguiente:

6. Evaluación continuada. Permite la reconducción y control del proceso de


aprendizaje tanto de manera global como individual. Puede realizarse a partir de
evaluar las actividades formativas como actividades de evaluación continuada.
Tiene un carácter formativo ya que da información al participante sobre su proceso
de aprendizaje.

7. Evaluación final. Sirve para evaluar la obtención de los objetivos de aprendizaje.


Hay que pensar qué técnicas se utilizarán en función de la clase de objetivo que se
va a evaluar (¿Han aprendido? Evaluación de contenidos).

8. Evaluación de la acción formativa. Sirve para evaluar la acción formativa por


parte de los participantes: la organización, la impartición, la adecuación a sus
expectativas, la metodología, el material, etc.(¿Lo he hecho bien? evaluación de la
acción formativa).

Las características del grupo son básicas a la hora de planificar la acción


formativa

Es fundamental no perder de vista los objetivos de aprendizaje. Cualquier


acción debe estar orientada hacia estos objetivos

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