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UNIDAD 1
Es sumamente escaso lo que se conoce sobre la situación de la EAN en nuestro medio, dada
la carencia de investigaciones sobre este tema. Al investigar los referentes pedagógicos en
intervenciones educativas en salud y nutrición en países de Iberoamérica se observan
insuficiencias en los marcos teóricos que respaldan tales acciones, a la vez que un marcado
énfasis en los contenidos enseñados y no en los procesos, o bien tensiones y contradicciones
entre las concepciones y propuestas educativas analizadas.
Según Almeida y Baldini Soares, el proceso educativo en salud, y por ende la EAN, en tanto
fenómeno social, se construye a partir de la intencionalidad de los sujetos, los supuestos del
educador, el posicionamiento de los estudiantes, las consecuencias en su formación y en la
práctica profesional con la comunidad. Por esto, los marcos explicativos desde donde se
entienda el quehacer educativo del nutricionista se desprenden en primera instancia, del
entramado de significados y prácticas resultante de la interacción entre los estudiantes, los
docentes y el plan de estudios, en un marco siempre espacial y temporalmente situado.
La unidad de análisis fueron las concepciones de los estudiantes entendidas como esquemas
de conocimiento, ideas, motivaciones y experiencias que aportan al proceso de representación
del mundo y dan sentido a su realidad educativa, tomando como punto de partida sus
perspectivas y ubicación como sujetos activos en el proceso educativo.
De los 1610 estudiantes inscritos en el año 2015 en la carrera de la Licenciatura en Nutrición
de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC, participaron 173. La muestra se conformó a
partir de la participación voluntaria.
Se indagaron los ejes centrales que orientaron la investigación: si considera que el Licenciado
en Nutrición es un educador y los fundamentos de esta respuesta, expresados de manera
abierta. Se efectuaron las siguientes etapas: lectura flotante del material; constitución del
corpus y selección de las respuestas pertinentes. Se descartaron aquellas que por su contenido
(tautologías, falta de pertinencia en relación al tema indagado) no posibilitan dar respuesta a
los objetivos de la investigación.
Del total de estudiantes entrevistados la amplia mayoría pertenece al género femenino (91%),
en concordancia con el universo de estudiantes de la Escuela de Nutrición. La mayoría de los
entrevistados (58,4%) tienen entre 18 y 21 años (M0 = 19), y la edad de 20 años es el valor
que se encuentra en el centro de la distribución (Me= 20). La muestra incluyó a estudiantes
con distinto grado de avance en la carrera, con predominio de los matriculados en 2 año.
Casi la totalidad de los estudiantes entrevistados (99%) considera que el Licenciado en
Nutrición es un educador, sin embargo, los argumentos que sostienen tal afirmación son
diversos, heterogéneos y a veces imprecisos.
1. La función educativa del nutricionista: Para un número importante de estudiantes la
docencia no es identificada como una función específica en el campo laboral tal como
lo considera el plan de estudios de la carrera, sino como una dimensión de todo el
quehacer profesional, que aparece transversalizando la práctica del nutricionista en un
“área”, “actividad”, “ámbito” o “campo” ubicuo y permanente en el quehacer
profesional, que puede ser ejercido de manera individual o colectiva, ya sea en
hospitales, comedores o escuelas.
Discusión
La finalidad de este trabajo fue caracterizar las concepciones del colectivo estudiantil sobre el
nutricionista como educador. Por consiguiente, la estrategia metodológica utilizada en esta
instancia constituye una aproximación exploratoria.
Los diferentes modos en los que es entendido el rol de educador y las concepciones
pedagógicas que lo sustentan, muestran a lo largo de la carrera –y pese a ser un contenido
abordado en las asignaturas pedagógicas y en otras relacionadas de manera más indirecta-,
una fuerte presencia de elementos del modelo tradicional y conductista, frente a ciertas
concepciones más críticas o problematizadoras.
Los hábitos alimentarios son percibidos como una vía decisiva para la prevención de
enfermedades o la promoción de la salud. La asociación con las acciones o conductas con que
se representa el acto de enseñar o educar, permiten visualizar que la difusión de información
científica y las recomendaciones preventivas del cambio de hábitos constituyen visiones
predominantes que hablan de los modos en que se articula el conocimiento científico y las
prácticas en salud, en este caso por vía de la EAN.
Varios trabajos acuerdan que la Educación para la Salud es reconocida como un componente
importante en la Salud Pública cuyo desarrollo no ha sido acorde a su relevancia.
Las acciones vinculadas a la EAN en el imaginario estudiantil, privilegian recomendaciones
individuales, priorizando la promoción de estilos de vida saludables. El énfasis discursivo en
este punto hace suponer que se dejan de lado aspectos de carácter estructural como serían las
condiciones o modos de vida, o bien una naturalización de ciertas desigualdades que
atraviesan las condiciones de salud y nutrición.
Castiel, realiza una aguda crítica al modelo de la hiper prevención y advierte sobre el énfasis
de la epidemiología en el control de comportamientos, entre los cuales se incluyen los hábitos
alimentarios, para evitar riesgos en la salud. La visión de numerosos estudiantes acerca del
nutricionista como guía o referente social al “enseñar” sobre los modos “correctos” de
alimentarse para cuidar la salud, coincide con el modo paternalista y autoritario con que
Castiel describe la visión prescriptiva de la prevención. Asimismo, enmarcan estas
características en el modelo biomédico predominante y su acción normalizadora,
intervencionista y medicalizante que atraviesan la concepción de salud y la configuración de
un imaginario basado en el cambio de comportamientos y la adopción de hábitos
considerados, por el profesional de la salud, como saludables.
Conclusiones.
El nutricionista es reconocido como educador por los estudiantes de la carrera, sin embargo,
las concepciones que sustentan tal afirmación muestran diferentes modos de entenderla, que
se vinculan con las posiciones, expectativas y trayectorias personales y académicas desde las
cuales se piensan como futuros profesionales.
La concepción del rol del nutricionista como educador posibilita pensar la articulación entre
las expectativas de desempeño profesional y el contexto en el que se inscriben.
A cada acción educativa en alimentación y nutrición subyace una determinada concepción
de la salud, la educación, el sujeto y la sociedad, por lo que se torna necesario redimensionar
la tarea educativa en el marco de la complejidad de los contextos actuales desde una mirada
que abarque sus múltiples aristas, y posibilite el abordaje de problemáticas reales.
Así como para mejorar la situación alimentaria nutricional es necesario primero identificar
aquellas problemáticas que la atraviesan, para efectuar recomendaciones acerca de las
necesidades de la EAN es necesario comprender su realidad y su contexto.
Las contradicciones y tensiones en el sentido dado al rol del nutricionista como educador
revelan la complejidad -a veces precaria- en su apropiación, y la necesidad de un análisis más
profundo de las prácticas educativas que se desarrollan en el ámbito universitario, todo esto
con el fin de aportar a la construcción de iniciativas que posibiliten la ruptura epistemológica
con los enfoques tradicionales aún vigentes.
LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN ALIMENTARIA NUTRICIONAL - FAO
Introducción
En todo el mundo coexisten cada vez más problemas relativos a la desnutrición, la deficiencia
de vitaminas y minerales, la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas con el
régimen alimentario.
Más de 900 millones de personas padecen desnutrición y unos 170 millones de niños sufren
de insuficiencia ponderal. Quienes no reciben un nivel suficiente de energía o nutrientes
esenciales no pueden llevar una vida sana y activa, lo cual comporta deficiencias en el
desarrollo físico y mental, enfermedades y muertes.
Paralelamente, cientos de millones de personas padecen enfermedades derivadas de
regímenes alimentarios excesivos o poco equilibrados , y muchos países en desarrollo hacen
actualmente frente a graves problemas de salud en los dos extremos del espectro nutricional.
Para evitar en los próximos 15 a 20 años cargas económicas y sociales aplastantes, los países
tienen que educar a su población en el consumo de alimentos adecuados, no solo en el
consumo de más o menos alimentos. La población debe saber qué es una dieta sana y cómo
deben elegirse opciones alimentarias aceptables.
Comienza a reconocerse que la nutrición es “el punto de partida fundamental de todo examen
en serio del desarrollo económico y humano” y que gastar en nutrición, además de ser básico,
resulta rentable. Las recientes crisis alimentarias y financieras han instigado a los gobiernos a
reconocer la importancia de la seguridad alimentaria y nutricional como elemento central de
la estabilidad política y del desarrollo socioeconómico.
Por la propia naturaleza de su mandato, la FAO hace hincapié en enfoques centrados en los
alimentos como principal mecanismo para mejorar las dietas y luchar contra la malnutrición.
Se examinan todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde la producción y la compra
hasta el consumo, se promueven los huertos domésticos para mejorar los regímenes
alimentarios, se entiende la importancia social de los alimentos y se reconoce la necesidad de
las personas de actuar por cuenta propia para mejorar su dieta y su estilo de vida. A través de
ellos se promueve una amplia gama de alimentos inocuos de buena calidad y adecuados
culturalmente cuya cantidad sea suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales en un
entorno higiénico acompañado de un estilo de vida sano, lo cual, dicho con sencillez,
equivale a un régimen alimentario globalmente bueno a lo largo de todo el año.
La educación nutricional también está pasando a un primer plano, esta tiene efectos a largo
plazo en la actuación independiente de los progenitores y, por medio de estos, en la salud de
sus hijos. A la vez resulta económica, viable y sostenible.
Gran parte de las causas de una nutrición deficiente son actitudes y prácticas que la educación
puede modificar: tabúes alimentarios, hábitos dietéticos y de consumo de refrigerios que
están muy arraigados, decisiones con respecto a la producción agrícola, la distribución de
alimentos en la familia, ideas sobre la alimentación infantil, publicidad engañosa de
alimentos, ignorancia en materia de higiene de los alimentos o actitudes negativas frente a las
hortalizas.
El público necesita información y capacitación para ser consciente de sus derechos en materia
de alimentación y aprender a participar en la adopción de decisiones que le afectan. Las
partes en el Pacto Internacional están obligadas a facilitar información y educación en
materia de regímenes alimentarios adecuados, inocuidad de los alimentos, enfermedades de
origen alimentario y etiquetado, elaboración, producción y preparación de alimentos,
mientras que incorporando en los planes de estudios la agricultura, la inocuidad de los
alimentos, el medio ambiente, la nutrición y la educación en materia de salud se fomenta la
capacidad de los ciudadanos de alcanzar y mantener la seguridad alimentaria por su cuenta.
La FAO, al igual que otras organizaciones internacionales para el desarrollo, considera que en
los casos en que la población debe adoptar un régimen alimentario más sano se precisa una
educación nutricional orientada a la acción.
El período decisivo desde el punto de vista del crecimiento y el desarrollo cognitivo del niño
se compone de los 1000 días transcurridos desde la concepción hasta que el niño cumple dos
años. Si durante este período se nutre mal a los lactantes y niños, estos no crecen ni se
desarrollan bien, ni física ni mentalmente, y de mayores pueden padecer obesidad y
problemas de salud crónicos.
En el caso concreto de los niños pequeños, el aumento de la variedad, de las frutas y
hortalizas ricas en micronutrientes de los alimentos de origen animal (por ejemplo, ganado
menor o pescado) puede marcar una enorme diferencia en lo que respecta al crecimiento y la
salud.
Conclusión.
En la mayoría de las situaciones la educación puede marcar diferencias en la lucha contra la
nutrición deficiente, y en muchas de ellas se trata del factor fundamental. Por ejemplo, son
muy pocas las madres que no pueden incorporar en la alimentación de sus bebés pequeñas
mejoras que protejan su salud y los ayuden a crecer y desarrollarse.
En el marco de sus propias actividades en materia de educación nutricional, la FAO presta
especial atención a algunos principios básicos:
1. Para que de verdad surta efecto en la vida de las personas, la seguridad alimentaria
debe incorporar la seguridad nutricional.
2. Centrarse en los alimentos equivale a tener en cuenta la cadena alimentaria en su
conjunto, desde la producción hasta el consumo.
3. Las personas deben hacerse cargo de su propia nutrición y de la de sus familias.
4. Los alimentos y la dieta tienen una dimensión social, y muchas personas y grupos,
incluidos los medios de comunicación, influyen en las prácticas dietéticas.
5. La modificación de los hábitos alimentarios lleva tiempo y supone molestias. Las
dietas previas, los hábitos alimentarios, las actitudes y las circunstancias de las
personas son el punto de partida.
No sólo deben modificarse los hábitos alimentarios de las personas, sino también las actitudes
oficiales y profesionales ante los problemas. En este sentido, la educación nutricional redunda
en beneficio de todos.
EDUCACIÓN ALIMENTARIA NUTRICIONAL - Giai M; Paiva M
Comprender la nutrición en sentido amplio, implica posicionarnos frente ala problemática
alimentario-nutricional desde la complejidad. Además de tener en cuenta la salud, se abordan
aspectos culturales, económicos y vinculares desde la perspectiva de Derechos, haciendo
especial hincapié en la identidad, la participación y organización comunitaria y
fortalecimiento de lazos solidarios.
Una de las definiciones que se vio, fue la de marco de referencia de la EAN para políticas
públicas, Ministerios de Desenvolvimiento Social combate á fome, Brasilia 2012
Se piensa a la EAN, en el contexto de la realización del derecho humano a una alimentación
adecuada y de garantía de derechos. Es un campo de conocimiento y de práctica continua y
permanente, transdisciplinaria, intersectorial y multiprofesional que busca promover a la
práctica estrategias y recursos educativos problematizadores y activos que favorezcan el
diálogo junto con individuos y grupos poblacionales, considerando todas las etapas de la
vida, etapas del sistema alimentario y las interacciones que componen el comportamiento
alimentario.
Esta última definición fue consensuada para Brasil en el año 2012, y se completa con los
Principios para las acciones de Educación Alimentaria Nutricional, que posicionan a la
EAN en un lugar particular:
● Cuando la EAN promueve la alimentación saludable se refiere a la satisfacción de las
necesidades de los individuos, a corto y largo plazo.
● Las acciones de EAN abarcan temas y estrategias relacionadas a múltiples
dimensiones para que los individuos y grupos puedan realizar elecciones conscientes.
Todas estas dimensiones que comprenden el sistema alimentario, abarcan desde el
acceso a la tierra, al agua y los medios de producción, las formas de procesamiento,
abastecimiento, comercialización, distribución, consumo de alimentos y hasta la
generación y destinación de los residuos.
● La EAN considera los saberes oriundos de la cultura, religión y ciencia. Respeta y
valora las diferentes expresiones de la identidad y de la cultura alimentaria de la
población, reconociendo y difundiendo la riqueza de los alimentos, de las
preparaciones y combinaciones de las prácticas alimentarias locales.
● Uno de los principales objetivos es el apoyo al autocuidado para así generar
conocimientos y habilidades en las personas para que conozcan e identifiquen su
contexto de vida y para que adopten, cambien y mantengan comportamientos que
contribuyan a su salud.
● Fortalecer la participación activa y ampliar los grados de autonomía para así poder
interpretar, analizar y realizar acciones que gobiernen y transformen su vida. En este
sentido, la EAN debe ampliar su abordaje más allá de la transmisión de conocimiento
y generar situaciones de reflexión sobre lo cotidiano, búsqueda de soluciones y
práctica de alternativas.
● Para que esta EAN, pueda llevarse a cabo de una manera adecuada y saludable, debe
haber una articulación de distintos sectores gubernamentales, es decir, debe haber
intersectorialidad. Esto debe ser así, para que haya intercambio y construcción
colectiva de saberes, lenguajes y prácticas entre los diversos sectores involucrados en
el tema.
● La planificación, comprendida como un proceso organizado de diagnóstico,
identificando prioridades, elaboración de objetivos y estrategias para alcanzarlos,
desarrollo de instrumentos de acción, previsión de costos y recursos necesarios,
detalle del plan de trabajo, definición de responsabilidades y colaboraciones,
definición de indicadores de proceso y resultados, es imprescindible para la eficacia y
la efectividad de las iniciativas y la sostenibilidad de las acciones de EAN.
La EAN, se piensa como un proceso participativo en el cuál las personas pueden
involucrarse integralmente y no sólo siendo receptoras de información. Es por eso que
les recomendamos leer el texto “Participación comunitaria: hacerse socios” que puede
ayudar a iluminar las propias ideas y prácticas cotidianas en torno a la Participación
comunitaria, revisando hasta qué punto somos parte o habilitamos espacios genuinos
de participación.
La actual crisis que atraviesa nuestro país, donde la inequidad en la distribución de la riqueza
dificulta día a día el acceso de cada vez más personas a los alimentos que por derecho les
corresponden, pese a la enorme diversidad y cantidad suficiente de alimentos para todos los
habitantes, representa para la Educación Alimentaria Nutricional, una oportunidad y un
riesgo a la vez.
Una oportunidad, debido a que la población se encuentra ávida de información que le permita
satisfacer sus necesidades alimentarias teniendo en cuenta sus magros ingresos. Y un riesgo
por el mismo motivo, ya que también se encuentra sensible a ser cautivada por el paradigma
de los “alimentos mágicos”, que a un bajo costo cubrirán todas las necesidades nutricionales,
cuando es sabido que éstas sólo se satisfacen en el contexto de una alimentación completa,
variada y suficiente.
En este enfoque, el Estado es garante de promover y proteger los derechos, tiene una posición
activa y ve a las personas como sujetos de derechos.
Las Declaraciones acerca de los Derechos Humanos y otras declaraciones siguientes
tendientes a la garantía de los derechos de niños, niñas y adolescentes, una vez firmados por
los Estados, pasan a tener fuerza de ley, formando parte de las Constituciones Nacionales y
del marco jurídico de aplicación actual.
A raíz de la crisis profunda que atravesaba Argentina a fines desde 2001, con el creciente
aumento de los niveles de pobreza superando el 50%, en enero de 2003 el Congreso de la
Nación sancionó la ley 25.724 y atento a la exigencia de la ley se creó el Plan Nacional de
Seguridad Alimentaria, que intentaba unificar los programas existentes y cuyos objetivos se
detallan a continuación:
Objetivo General
● Propender a asegurar el acceso de la población vulnerable a una alimentación
adecuada, suficiente, y acorde a las particularidades y costumbres de cada región del
país.
Objetivos Específicos
● Brindar asistencia alimentaria a las familias en situación de vulnerabilidad social.
● Facilitar la autoproducción de alimentos a las familias y redes prestacionales
(comedores, centros comunitarios, jardines maternales, escuelas y otros).
● Fortalecer la gestión descentralizando fondos y asistiendo técnicamente a las
jurisdicciones.
● Impulsar la integración de recursos nacionales, provinciales, municipales y facilitar la
participación del tercer sector.
● Realizar acciones integrales en materia de Educación Alimentaria Nutricional,
Cuidado de la Salud y Fortalecimiento de las familias en sus responsabilidades
esenciales, involucrando a todos los actores sociales.
● Desarrollar acciones específicas dirigidas a grupos focalizados de riesg
Comprendido como básico dentro de los derechos, el derecho humano a la alimentación fue
consagrado en 1948 en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en el artículo 25
afirma: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure, así como a
su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios, tiene asimismo derecho a los seguros
en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudedad u otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.
Se han expuesto la importancia del tema del Enfoque de Derechos y la vigencia actual del
Derecho a la Alimentación en la Republica Argentina, los alcances del Derecho a la
Información y a la Educación en relación a garantizar una alimentación saludable
culturalmente aceptable para los Sujetos de Derecho.
Queda planteado aquí el desafío profesional respecto de la forma en que estos temas entran
en la Agenda Pública, en la discusión de políticas públicas al respecto, en el diseño y
ejecución de acciones de todos los niveles y, la forma de incluir este enfoque y estos
conceptos en nuestras prácticas profesionales, especialmente en las de Educación Alimentaria
Nutricional.
HACIA UNA DIDÁCTICA DE LA NUTRICIÓN - HERRAMIENTAS
PEDAGÓGICAS
El actual complejo proceso de globalización trae aparejado grandes modificaciones
tecnológicas y económicas que impactan también sobre la salud y la educación. Este proceso
de transformación plantea crisis en las esferas pública y privada, cambios en el rol del Estado,
hegemonía de criterios de las decisiones, falta de identidad cultural, cambios en las políticas y
demandas educativas.
El primer requisito para que el hombre pueda actuar con compromiso es que haya
desarrollado su capacidad de actuar y reflexionar. Debe tomar conciencia de lo que significa
“ser hombre” y vivir en una realidad determinada que lo condiciona, pero sobre la que él
puede actuar.
La educación no determina por sí sola el desarrollo y el cambio social. Los pasos decisivos
para la transformación social dependen de crisis que no vienen preparadas por la educación,
sino más bien por el desarrollo de la economía. Lo que puede hacer la educación es formar
individuos críticos, solidarios, con actitudes e ideales que puedan enfrentar estas crisis.
En el proceso educativo deberán respetarse los momentos claves de la acción, sin quemar
etapas. Estos son:
● El diálogo, permitirá el conocimiento mutuo de educador y educandos, su lenguaje,
estilos de comunicación y la consolidación del grupo.
● La codificación de la realidad o reflexión donde se identifican, descubren y comparten
intereses, necesidades, problemas, potencialidades.
● La decodificación de esa realidad o análisis crítico de la misma, donde se analizan las
causas de los problemas y se buscan caminos compartidos para la solución.
● La acción misma implica el interaprendizaje de conocimientos, habilidades, actitudes
y destrezas que lleven a la realización de actividades eficaces para lograr las
soluciones buscadas.
● La evaluación y seguimiento de todo el proceso, para verificar entre todos, los
avances de la transformación buscada.
Los patrones de comportamiento y las condiciones de vida tienen que ver con la causalidad,
el desarrollo, control o solución de los problemas de salud. Son diferentes en cada sociedad y
época histórica.
Los comportamientos asociados a los procesos crónicos más frecuentes se relacionan con:
● Los factores de riesgo: Los procesos crónicos se vinculan con distintos estilos de vida
como la alimentación, ejercicio físico, consumo de tabaco, alcohol y otras drogas,
estrés, estilos de trabajo y ocio, comportamientos sexuales de riesgo, estilos de
descanso/sueño, entre otros.
● El diagnóstico: El diagnóstico suele implicar la utilización de determinados servicios
preventivos (pediátricos, de la persona adulta o anciana, de la mujer, cáncer de
mama…) y la realización de determinadas pruebas diagnósticas.
● La enfermedad y sus consecuencias. Tras la comunicación del diagnóstico las
personas desarrollan comportamientos en relación con su aceptación, con reacciones
de distinta índole: negación, ansiedad, desesperación, rabia, depresión e indiferencia.
Estos procesos de aceptación se suelen desarrollar en fases. J. Bowlby distingue 4
fases:embotamiento o “no reacción”, negación, desesperanza y desorganización
“como si todo se viniese abajo” y por último reorganización o aceptación.
● El tratamiento farmacológico. Cada enfermedad requiere un tratamiento
farmacológico específico. La adherencia al tratamiento, se define como el grado de
coincidencia entre el comportamiento del paciente y las recomendaciones de control.
● Las medidas de autocuidado. Además del tratamiento farmacológico, el manejo de la
enfermedad requiere la puesta en marcha de diversas medidas de autocuidado como
alimentación, ejercicio, higiene postural, relajación, etc.
● La detección de signos de alarma. Reconocer y manejar los signos y síntomas de
alarma en cada enfermedad es importante para el diagnóstico precoz de la propia
enfermedad y de las complicaciones.
Todos estos comportamientos tienen carácter cultural, social, biológico, psicológico, afectivo
y moral. Las formas de enfermar y curar están encuadradas en un marco de referencia que les
otorgan significados.
La Educación para la Salud constituye una herramienta fundamental en su prevención y
atención, siendo parte fundamental del tratamiento y contribuyendo a evitar o retrasar
complicaciones.
Estilos de vida
Los estilos de vida, la manera de vivir, puede ejercer un efecto profundo en la salud de un
individuo y en la de otros. Incluyen la forma de alimentarse, de vivir el ocio, de situarse ante
la actividad física o mental, el descanso, cómo se vive y se expresa la sexualidad, el consumo
de tabaco, la conducción, las relaciones consigo misma, con otras personas o con el medio en
que se vive.
En Navarra, algunas informaciones y datos relacionados con los estilos de vida son:
- Alimentación
● Baja frecuencia de consumo diario de fruta y en mayor medida de verdura, un
excesivo consumo de carne y una frecuencia de consumo de pescado bastante
adecuada.
● Excesivo consumo de lípidos y proteínas y bajo consumo de hidratos de
carbono en relación a lo recomendado.
- Actividad física: Aquí se distingue la actividad física habitual (la que ocupa la mayor
parte del día: trabajo, estudio, labores del hogar, etc.) y la actividad en tiempo de ocio.
● Respecto a la actividad habitual, hay más personas sedentarias que en 1991,
excepto en los más jóvenes menores a 24 años.
● Respecto a la actividad en tiempo de ocio, casi la mitad de la población realiza
ejercicio en su tiempo de ocio de forma habitual (ha aumentado a comparación
de 1991).
- Consumo de alcohol
● El 35% de la población consume alcohol de manera habitual, y el 4% tiene un
consumo alto excesivo. Ambas cifras han disminuido respecto a 1991.
● La prevalencia de consumo habitual y de consumo excesivo sigue siendo
mayor en hombres que en mujeres.
- Consumo de tabaco
● El 32% de la población mayor de 16 años consume tabaco de manera habitual.
● Los hombres fuman más que las mujeres, pero en los más jóvenes la
prevalencia de fumadores habituales es igual en ambos sexos.
- Peso y talla
● El 9% de los encuestados, según el peso y la talla que declaran, presentan
obesidad.
● Predomina la obesidad en personas mayores de 45 años.
Transiciones vitales
Desde el nacimiento y a lo largo de las diferentes etapas vitales (niñez, adolescencia,
juventud, madurez y senectud) las personas experimentan un sinfín de situaciones,
actividades y acontecimientos vitales que producen sentimientos positivos, satisfacción y
bienestar junto a otros que producen sentimientos negativos, tensión, estrés y malestar.
Algunos comportamientos asociados con las etapas vitales son los siguientes:
● Elaboración y aceptación crítica de las características y cambios físicos y
socioculturales y acontecimientos específicos de cada etapa o crisis vital concreta
● Autocuidados corporales que incluyen los comportamientos de cuidado del propio
cuerpo: alimentación, ejercicio físico, higiene, aceptación de la imagen corporal,
relajación y descanso, entre otros.
● Autocuidados emocionales que incluyen comportamientos de cuidado de los aspectos
mentales y emocionales: ejercicios de memoria, manejo de emociones y sentimientos.
● Autocuidados relacionales que incluyen comportamientos de cuidado del entorno y la
vida social: establecimiento de relaciones de calidad, ocio y tiempo libre sanos.
● Comportamientos específicos relacionados con educar (estilos educativos y variables
relacionadas), cuidar (cuidados de recién nacido, de la población infantil y
adolescente, de personas con distintos tipos y grados de discapacidad), migrar, etc.
Para cada problema y/o situación de salud es necesario abordar no sólo los comportamientos
concretos que se ponen en marcha sino el amplio abanico de factores relacionados con esos
comportamientos, priorizando los principales bloques de contenidos según las necesidades e
intereses de la persona o grupo con el que trabajemos y la disponibilidad de recursos (tiempo
del que se dispone, personal…)
El conjunto de los factores relacionados con los comportamientos configura las capacidades:
capacidades para manejar la hipertensión arterial, el asma o el infarto agudo de miocardio;
para dejar de fumar, alimentarse de forma saludable.
Unas mismas capacidades permiten la puesta en marcha de una amplia gama de
comportamientos. Las decisiones se toman respondiendo a las diferentes situaciones que se
dan. Así, una persona activa físicamente que acude con regularidad a clases de baile, puede
no acudir respondiendo a distintas situaciones: una visita de un amigo al que no ha visto hace
tiempo, una enfermedad de su madre, etc.
Funciones
Están asociadas al rol del educador o educadora en educación de adultos, se describen como
funciones: la preparación, antes de la intervención educativa, y la gestión, en la propia
intervención, de las actividades educativas (contenidos, técnicas y recursos didácticos), así
como el tiempo y las condiciones físicas en que se desarrolla el proceso de
enseñanza-aprendizaje y del clima, como producto de las relaciones entre educador o
educadora y educando o grupo de educandos.
Vaccani se refiere a que, dado “el mayor poder” al menos inicialmente, del educador o
educadora, es él o ella quien determina fundamentalmente el clima de las relaciones que se
dan en los procesos educativos. Algunas actitudes que se relacionan con estos climas son:
Habilidades
Las habilidades personales y sociales así como educativas necesarias para desempeñar un rol
de educador o educadora, incluyen algunas más generales y otras más concretas.
Entre las primeras destacan: el análisis racional de situaciones y toma de decisiones, la
comprensión empática, la escucha activa, la comunicación interpersonal, el autocontrol
emocional, el manejo de conflictos y la negociación. Entre las segundas se podrían reseñar:
resumir y devolver cuestiones, ayudar a pensar, conducción de reuniones, reforzar
positivamente, manejo de grupos, manejo de discusiones y manejo de distintos tipos de
técnicas y recursos educativos.
Las actitudes y habilidades de quien educa, así como las técnicas utilizadas deben adaptarse a
la dinámica y etapas de evolución de un grupo. Las etapas que suelen definirse son:
1. Inseguridad al inicio
2. Exposición, empezar a comunicarse, opinar y a “exponerse” al grupo
3. Participación, con profundidad, arriesgándose a la confrontación
4. Pertenencia, encontrar el espacio de cada cual en el grupo, gestionando así el poder
5. Por fin, Despedida.
Un criterio básico para analizar situaciones y tomar decisiones útiles al aprendizaje es ¿de
quién es el problema? ¿a quién causa problema la situación?. Según eso, las alternativas más
útiles a poner en práctica serán diferentes:
● Cuando la situación causa problema al educando, las alternativas a poner en práctica
son: la escucha y la comunicación, con respuestas que impliquen aceptación, escucha
y comprensión. La responsabilidad de la solución y el cambio corresponden al
educando.
● Cuando la situación tiene algún efecto sobre quién educa o sobre el grupo, las
alternativas a poner en práctica son: comunicación asertiva y desde el yo (qué
situación y cómo afecta y sentimientos que produce), cambios en la organización de
las consultas o del grupo, cambios en la ordenación de los contenidos, o en la
comunicación y relaciones (proponer turnos de palabra, rondas…) etc.
La comunicación
Es una herramienta básica para la educación en salud, tanto individual como grupal,
posibilitando el proceso educativo a través de la interacción y el intercambio entre el o los
educandos y el profesional educador. Además, es un elemento inherente a la relación
educativa y también asistencial.
Se consideran elementos del proceso de comunicación:
a) la creación y transmisión de mensajes
b) la escucha y recepción de mensajes
c) la respuesta
Análisis de la situación
Antes de plantear cualquier tipo de intervención educativa individual o grupal, es necesario
conocer la situación de partida. Esto permite plantear objetivos y actividades lo más
adecuadas posible a las necesidades y a la realidad de la persona o colectivo con el que se
trabaje.
Conocer los intereses, motivaciones, lugares de encuentro, características culturales, nivel
socioeconómico del individuo o grupo, me van a ayudar a definir la necesidad o no de
actividades previas de sensibilización, los métodos y técnicas más adecuados al grupo, los
recursos y materiales didácticos más convenientes, selección de contenidos, lenguaje, entre
otros.
Los comportamientos y los factores personales/sociales relacionados a ellos, se pueden
asociar a las creencias, valores, actitudes, habilidades, comportamientos, etc. Esto permitirá
priorizar los objetivos y contenidos a trabajar con el individuo o grupo para que se ajusten a
sus necesidades y también a la preparación de actividades adecuadas a su realidad.
Para la recogida de datos se pueden utilizar distintos métodos y técnicas, tanto cuantitativas
como cualitativas.
Con todos estos datos e informaciones sobre los comportamientos del grupo, se intenta
identificar y priorizar áreas de necesidades educativas, que son las que se tratará de afrontar
mediante los objetivos y actividades de aprendizaje.
3. Énfasis en el proceso.
Busca formar a las personas y llevarlas a transformar su realidad, haciendo énfasis en el
proceso, es decir, ve a la educación como un proceso permanente en el que el sujeto va
descubriendo, elaborando, reinventando y haciendo suyo el conocimiento.
Este modelo se basa en la participación activa del sujeto en el proceso educativo. Este, no
rechaza el error, sino que lo asume como una etapa necesaria en la búsqueda, en el proceso de
acercarse a la verdad. En esta educación no hay errores, sino aprendizajes y no es una
educación individual, sino grupal/comunitaria.
El educador está ahí para estimular, para facilitar el proceso de búsqueda, para problematizar,
para hacer preguntas, para escuchar, para ayudar al grupo a que se exprese, es decir, que es un
facilitador.
Hay críticos radicales que tienden a condenar todo aporte del educador o del comunicador
como una imposición, y hasta una manipulación. Esto no es así, ya que la información es un
aspecto de la realidad que puede ser indispensable para que el grupo avance y el educador no
debe dejar de aportarlo. Sin embargo, esta información debe responder a una previa
problematización o una necesidad que el grupo siente, si esa inquietud no nace en el grupo y
el educador juzga que esa información es imprescindible para que los educandos puedan
avanzar en su proceso, su primera tarea será despertar esa inquietud, es decir, problematizar.
Sólo entonces aportará la información porque sólo así el grupo la incorporará haciendola
suya.
UNIDAD 2
La alimentación cumple una función fisiológica necesaria para nuestra supervivencia. Sin
embargo, los factores emocionales, culturales y sociales interactúan en la ingesta de los
alimentos generacional e individualmente y son los responsables de cambios en los
comportamientos alimentarios. Estos cambios permiten al ser humano adaptarse a nuevas
experiencias, valores y creencias que el grupo al que pertenece genera y potencia en
diferentes momentos históricos y de desarrollo personal desde el nacimiento hasta la vejez.
Estudios antropológicos nos muestran que el ser humano ha ido elaborando un ritual
alrededor de la comida que va más allá de una mera necesidad fisiológica. La comida se ha
convertido en una situación de grupo y, por lo tanto, de comunicación. El momento de la
comida es, en muchas ocasiones, un momento de descanso, una interrupción del trabajo, el
medio que reúne a la familia y a los amigos, o la actividad que nos hace salir de casa en un
día festivo.
En otras ocasiones, la comida puede convertirse por sí misma en foco de conflictos, esto se
debe a que hay personas que llegan a la muerte por su rechazo a la comida como es el caso de
algunas personas anoréxicas. En otros casos, también dramáticos, se puede llegar a la muerte
por el consumo desproporcionado de comida.
En cualquier caso, alimentarse constituye una acción relevante en nuestra vida diaria y en
nuestra vida en general, no sólo por su función fisiológica de supervivencia, sino también por
su relación con conductas de interacción social y cultural.
La cantidad y variedad de nutrientes que una persona consume, de hecho depende de muchos
factores. Entre éstos destacan la herencia genética, la edad, el sexo, el clima en que vive, la
actividad física que realiza, la cultura a la que pertenece y los medios económicos que posee.
Con respecto a la alimentación, esta influye sobre el desarrollo corporal de los niños y
adolescentes, también afecta el desarrollo intelectual y cognitivo. Durante las comidas, el
niño aprende de las personas que lo rodean una gran cantidad de comportamientos. Estos
comportamientos no sólo se relacionan con el acto de comer, en muchas situaciones suponen
el aprendizaje de herramientas comportamentales tales como el lenguaje, el prestar atención,
el imitar.
Las deficiencias nutricionales pueden ejercer una fuerte influencia sobre el desarrollo
neurológico del niño, llegando a veces a causar trastornos neurológicos graves que, a su vez,
influyen sobre su desarrollo conductual, cognitivo y emocional.
En los niños, un buen aporte calórico supone una mayor disposición de energía, que permite
una mayor motilidad y más actividad exploratoria. Por otra parte, una alimentación adecuada
asegura el aporte de los nutrientes necesarios (vitaminas, minerales, proteínas, etc.) para el
desarrollo neurológico, psicológico de funciones generales y específicas (como la memoria,
la atención o el lenguaje). Sin embargo, en gran medida, durante las comidas el niño llega a
aprender, ejercitar y dominar una gran variedad de habilidades y destrezas cognitivas,
sociales y culturales, tanto específicas y relacionadas con el propio comportamiento
alimentario.
En algunas personas la comida es el único placer o, al menos, uno de los más importantes de
su vida, desarrollando en este sentido comportamientos alimentarios particulares. A veces,
estos comportamientos conducen a situaciones conflictivas, a conductas adictivas y
compulsivas que se convierten en patológicas, entrando en un círculo vicioso difícil de
romper.
Si bien, la comida es fuente de adaptación y aprendizaje para otras áreas de nuestra vida,
también es foco de algunas emociones y comportamientos negativos que encierran a ciertas
personas en un círculo peligroso.
Los comportamientos alimentarios de una población dependen de una serie de factores tales
como la disponibilidad de alimentos, los cambios históricos, la cultura y costumbres, los
medios socioeconómicos, las tradiciones culinarias y gastronómicas, las modas y campañas
publicitarias, así como también los avances en las ciencias de los alimentos y en las ciencias
de la alimentación. Todos ellos se reúnen en tres grandes grupos que se relacionan entre sí
creando un círculo intercomunicativo.
a) La tradición culinaria se transmite de generación en generación y está relacionada
con la disponibilidad de alimentos y con las creencias en la mayor o menor bondad de
los mismos. Además, los cambios sociales y económicos, como la urbanización y la
industrialización, generan estilos de vida diferentes que a su vez producen reajustes
dietéticos de acuerdo a las nuevas necesidades. Por otra parte, la modernización de
una sociedad con frecuencia modifica creencias tradicionales al adoptar como propias
costumbres de otras culturas por considerarlas más “civilizadas”, más modernas o
representativas de una clase social superior.
b) La moda es un factor relevante en la vida del ser humano que favorece el intercambio
de valores, costumbres y comercio entre culturas.
Además, influye en la elección de los alimentos y en su condimentación. Los motivos
son varios: por una parte, el deseo de acercarse estéticamente a figuras socialmente
valoradas; por otra parte, el interés por identificarse con subgrupos determinados a los
que se les considera atractivos por diferentes motivos.
Una fuente importante de estos cambios se encuentra en los medios de comunicación.
Estos a su vez aportan beneficios a la salud debido a que la información que se ofrece
en estos medios consigue cambiar nuestras preferencias hacia alimentos y
condimentos saludables.
c) Los avances en las ciencias de los alimentos y de la alimentación han favorecido un
mayor conocimiento del papel de diferentes nutrientes y alimentos en nuestro
organismo.
Otro factor relevante en la selección y consumo de alimentos es la clase social.
Parece que la clase media-alta sigue más las pautas de alimentación recomendada por
los profesionales de la salud que la clase trabajadora.
En resumen, hay multitud de factores culturales y psicosociales que influyen de
manera decisiva en las conductas de salud y, en particular, en las alimentarias. Si los
profesionales de la salud pretenden cambiar hábitos en la población, es preciso que
tengan en cuenta estos factores. En definitiva, el comportamiento alimentario es una
forma de adaptación social y de expresión de la imagen que pretendemos dar de
nosotros mismos.
Los cambios culturales y sociales conllevan, por su parte, adaptación alimentaria de
las distintas generaciones. En este sentido, el comportamiento alimentario es un
producto cultural y social, y no meramente el acto de alimentarse.
Los grupos focales están más indicados para examinar cómo se desarrollan y operan las ideas
en un determinado contexto cultural.
Inicialmente, la aplicación de las técnicas con los grupos se llevó a cabo en las áreas
laborales, con el propósito de incrementar la productividad y también para favorecer el
análisis en la psicoterapia.
Es necesario tener una grabadora de audio y/o video para registrar el intercambio
comunicativo del grupo focal, tratando de minimizar el ruido y los elementos distractores
para propiciar la concentración del grupo.
Un buen moderador conoce el tema que va a indagar, muestra capacidad para estructurar y
redondear temas, tiene claridad y sencillez de expresión lingüística, es amable y muestra
sensibilidad de escuchar con atención. Tiene capacidad para dirigir e interrogar críticamente
para confirmar datos, muestra buena memoria y retiene lo dicho. El moderador debe dar
confianza a las personas tomando en cuenta lo que dicen, y abstenerse de dar su opinión.
Para asegurar la confiabilidad y validez de los resultados existen varias estrategias, como el
uso de la bitácora. Es conveniente que el proceso de análisis sea documentado mediante un
registro meticuloso de actividades que contenga: comentarios acerca del método de análisis,
notas sobre los problemas durante el proceso de recolección de datos, observaciones relativas
a la codificación, ideas surgidas en el sendero de la investigación (incluyendo diagramas,
mapas conceptuales, dibujos, esquemas, matrices).
Una ventaja es que los participantes son orientados hacia situaciones reales en un espacio de
respeto, empatía e interacción grupal que facilita la apertura, espontaneidad de expresión aún
en temas de difícil abordaje.
La inclusión de estos talleres en el proyecto institucional fue de suma importancia dado que
eso hizo el intercambio fluido con los docentes, de información, inquietudes y emergentes
surgidos en ambos ámbitos (aula y taller) que posibilitaron la complementariedad de temas
curriculares y de cuestiones referidas a la dinámica de cada grupo.
CONCLUSIÓN
El Taller de Cocina, concebido como un taller científico, posibilita formar al niño como
agente multiplicador de la EAN y vivenciar la ciencia como un instrumento para la
comprensión de la realidad, favoreciendo el desarrollo de una actitud crítica de defensa
de su salud y su calidad de vida.
La Carpeta Viajera es una actividad participativa que puede utilizarse como recurso
integrador en el contexto de cualquier programa de EAN realizado, no sólo del ámbito de la
Educación Formal sino también con poblaciones de otros ámbitos (centros barriales, clubes,
etc.)
También puede ser un instrumento útil en el consultorio, donde puede brindar oportunidades
para la integración del grupo familiar en el tratamiento dietoterápico del paciente y la
apertura a las nuevas formas de relaciones interpersonales, el diagnóstico precoz de actitudes
y prácticas riesgosas y el acompañamiento del paciente por parte del profesional en los
intervalos entre consultas a través de un elemento simbólico que favorece la consolidación
del vínculo profesional/paciente-grupo familiar.
CONCLUSIONES
Demuestra ser un instrumento eficaz en la tarea de comprometer activamente a las
poblaciones participantes en la construcción de modelos preventivos propios, estimular la
creatividad y las conductas solidarias, encontrar salidas innovadoras y eficaces a problemas
para los cuales el Estado parece no ofrecer respuesta suficiente y defender su derecho a la
salud y a una vida digna y productiva.
• Técnicas de análisis: se utilizan sobre todo para analizar la realidad y sus causas,
cuestionar valores, actitudes y sentimientos, etc.
En este grupo se incluyen distintos tipos de casos, así como análisis de textos
(paneles, frases, refranes, canciones o publicidad), análisis de problemas y de
alternativas de solución, discusiones de distintos tipos (en grupo pequeño o grande,
abiertas o estructuradas, discusión en bandas), ejercicios diversos, etc.
• Técnicas de desarrollo de habilidades: son esencialmente útiles para entrenarse en
habilidades concretas (psicomotoras, personales y sociales) y para desarrollar la
capacidad de actuar, de comportarse en situaciones reales.
En este grupo se incluyen distintos tipos de ejercicios, simulaciones, tales como
rolplaying o simulación operativa, demostración con entrenamiento y ejercitaciones
de distintos tipos, análisis de situaciones y toma de decisiones, juegos, etc.
• Otras técnicas de aula y fuera de aula: investigaciones realizadas fuera del aula,
distintos tipos de trabajos en grupo pequeño o grande, ejercicios, tareas para casa, etc.
Como apoyo a todos los tipos de técnicas es útil el uso de recursos educativos de
distintos tipos: visuales, sonoros, audiovisuales, impresos y otros, como objetos
reales.
Para la recogida de datos se pueden utilizar distintos métodos y técnicas, tanto cuantitativas
como cualitativas: revisión bibliográfica, encuesta, entrevista, grupo de discusión, grupo de
debate, grupo nominal, técnica de elaboración de la escucha, técnica delphi, etc.
Los contenidos no son sólo informaciones a transmitir, sino que incluyen, además de los
conceptos y sistemas conceptuales, las actitudes, valores y normas y las estrategias y
procedimientos de todo tipo. El contenido es todo aquello sobre lo que versa el proceso de
enseñanza-aprendizaje, además no los aporta sólo el educador o la educadora, sino también el
grupo, las personas participantes.
La evaluación se realiza tanto por las y los educadores como por la persona o personas
participantes, así como por observadores externos en algunos caso y se evalúan los
resultados, el proceso (idoneidad de las actividades como asistencia, participación,
adecuación al grupo de los objetivos y contenidos, etc) y la estructura o adecuación de
recursos.
Se evalúa de forma continuada, a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje,
destacándose la evaluación de algunas de las actividades educativas durante o al final de la
sesión, la evaluación al final de cada una de las sesiones educativas y la evaluación al final
del conjunto de sesiones. A veces se realizan evaluaciones a medio y largo plazo.
Las familias tienen diferentes ideas acerca de los alimentos: los que son buenos, los que no
sirven, que éste es mejor, que aquello hace daño a la salud.
Todas estas formas de pensar tienen que ver con las creencias, los prejuicios, las modas.
Compartirlas en un grupo, conversar sobre ellas, es un ejercicio que sirve para confirmar
algunas y cambiar otras. Elegir mejor y poder incluir, en el menú diario, alimentos y recetas
diferentes a las habituales mejora la calidad de la alimentación.
Además, existen tradiciones que refuerzan la pertenencia a las familias o grupos. Tradiciones
religiosas como los huevos de pascua o el pan dulce de navidad. Tradiciones familiares: las
pastas del domingo, la torta de cumpleaños, apagar las velitas acompañados por las personas
queridas de la familia y el barrio.
¿Qué son los prejuicios? Son ideas formadas de antemano, sin haber tenido la experiencia propia. Se
pasan de boca en boca sin saber quién los dio ni por qué. Como por ejemplo, “Las madres que
amamantan no pueden comer repollo porque le da gases a la leche”, “La carne del pollo es mejor
porque es blanca”
Trabajar las causas y las respuestas reales a estos prejuicios puede ampliar el acceso de
muchos a una alimentación más adecuada y disponible.
También se establecen hábitos por experiencias tempranas con los alimentos, positivas o
negativas. Si un niño pequeño come por primera vez arroz muy caliente y se quema, entonces
le queda asociado el arroz con el dolor.
Los bebés y niños pequeños tienen que comer ayudados por adultos. Deben sentarse uno
frente al otro, mostrarle al niño la comida, ofrecerla y esperar a que la trague para ofrecerle la
siguiente cucharadita. En los primeros meses es mejor que los momentos de la comida sean
íntimos entre el niño y la mamá, o quien lo cuida.
La comida en casa es, para los niños pequeños, muy necesaria. En algunas familias los niños
más grandes comen en casa, otras familias resuelven algunas comidas de los chicos en la
escuela o en el comedor comunitario, otras se llevan viandas a su casa y otras preparan algo
para la hora de comer; sea cual sea la situación hay que buscar la manera de comer juntos,
toda la familia, en algún momento del día.
Además, los miembros de la familia necesitan diferentes cantidades de alimentos, pero todos
necesitan comer de todo un poco, comer variado. Con la información que reciben los adultos
de las familias se puede repartir en porciones, más pequeñas o más grandes, la comida que se
preparó según la edad y situación de los niños.
Cada momento de la vida tiene necesidades diferentes en cantidad de alimentos. Algunos
alimentos no deben faltar en etapas de crecimiento y embarazo, como: carnes, huevos y leche
que aportan proteínas que dan estructura al cuerpo y calcio que da consistencia a los huesos y
músculos, y frutas y verduras que tienen vitaminas que le sirven al cuerpo para defenderse de
las infecciones o para recuperarse mejor de las enfermedades.
El derecho a la alimentación fue declarado como un derecho primordial por los Organismos
internacionales. Las personas tienen derecho al conocimiento sobre qué alimentos comer y
qué necesitan para estar sanos.
Aunque una familia no tenga acceso a todos los alimentos, tiene el derecho a consumirlos. La
educación alimentaria ayuda a tratar de conseguir lo que falta o a reclamar ante quien
corresponde por los derechos.
En el campo de la salud, se da uno de los más claros ejemplos de profesionales que deben
asumir un importante rol educativo como parte de sus funciones. Esto se debe a que la salud
es, en primer lugar, una responsabilidad del individuo mismo. Pero el individuo necesita de
los medios y la preparación adecuada para asumir esa responsabilidad. Por lo tanto, las
funciones de prestación de servicios y de educación en salud son de igual importancia como
tareas de los trabajadores en salud.
Reconocer que una responsabilidad prioritaria del personal de salud es educar a la comunidad
y motivar a ésta para su participación activa en el mejoramiento de su propia salud tiene
implicaciones en el adiestramiento, supervisión y apoyo a este personal.
El personal de salud necesita de una formación educativa; así podrá seleccionar el material
más apropiado a la comunidad con que trabaja y también sabrá producir material simple, de
bajo costo y, lo que es más importante, sabrá utilizarlo para reforzar el impacto de su labor
educativa.
Criterios generales para el diseño y utilización de material educativo.
● Que la comunidad participe en el diseño y elaboración de materiales de acuerdo a sus
habilidades y recursos: La participación de la comunidad en el diseño o elaboración
de material educativo, depende del conocimiento y grado de participación que haya
alcanzado. Cuando la comunidad ha desempeñado funciones en otros programas, es
posible que su papel en el diseño de materiales educativos sea más espontáneo y
amplio debido al conocimiento de la región y a la iniciativa y soltura adquiridos en
experiencias anteriores.
En otros casos la participación puede ser más limitada dependiendo de las
características, tamaño y recursos de los grupos con que se trabaje.
● Que los materiales sean sometidos a prueba (pre-test) antes de su elaboración final y
difusión: Todo material educativo contiene un mensaje que se pretende comunicar a
un individuo o un grupo. Es de esperar que quien diseña o utiliza un material querrá
tener una idea anticipada de su efectividad antes de gastar esfuerzos y recursos en su
producción. Hay diversos aspectos que deben probarse en un material para establecer
su efectividad potencial; se proponen los siguientes:
- Atracción: ¿Es el mensaje lo suficientemente atractivo o interesante como para
despertar y mantener la atención del individuo o grupo?
- Comprensión: ¿Es el mensaje fácilmente entendido por quienes lo reciben?
¿Se presta a muchas interpretaciones o a interpretaciones erróneas?
- Aceptación: ¿Contiene el mensaje algo ofensivo a las normas culturales de la
localidad?
- Identificación: ¿Considera el individuo o grupo audiencia que el mensaje les
compete y está dirigido a ellos o se sienten ajenos a él? ¿Sienten que las
imágenes y el lenguaje los interpreta?
- Persuadan: ¿Es el mensaje lo suficientemente convincente para lograr los
cambios de actitudes y conductas deseadas?
Es posible realizar una prueba de materiales en forma muy simple a través de entrevistas o
discusiones en grupo, en el cual se pide a integrantes de la comunidad que ayuden a juzgar
los materiales.
● Que los materiales se acompañen de instructivos para su uso: Todo material debe estar
acompañado de un instructivo o explicación escrita de cómo, cuándo y con quién
emplearlo. Estas instrucciones deben ser breves y precisas.
● Que los materiales se cambien con periodicidad: El uso continuo del material
educativo facilita su interpretación y análisis permitiendo, por lo tanto, definir si el
mensaje fue captado y las imágenes interpretadas según el propósito. Cuando los
objetivos formulados se logran, el material debe ser reemplazado por otro que
refuerce o amplíe el tema para mantener el interés e incrementar paulatinamente los
conocimientos.
● Que los materiales sean en lo posible de bajo costo, de uso múltiple, de larga duración
Modalidades de entrevistas
Estas varían desde la modalidad estructurada a la modalidad abieta: informal, en profundidad,
dirigida, no dirigida, clínica, biográfica, individual, grupal o focalizada.
ESTRUCTURACIÓN
Entrevista estructurada: Se refiere a una situación en que un entrevistador pregunta a
cada entrevistado una serie de preguntas preestablecidas con una serie limitada de
categorías de respuesta. Es un protocolo de preguntas y respuestas prefijadas que se
sigue con rigidez y las preguntas suelen ser cerradas.