UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE

FACULTAD DE HUMANIDADES
Departamento de Lingüística y Literatura
Pedagogía en Castellano

CONTROL DE CONTENIDOS
Literatura chilena del siglo XIX

Algunas consideraciones:
a) Las respuestas deben ser individuales y originales, lo que no impide que pueda tener un
proceso de discusión con sus compañeras y compañeros.
b) Toda información que se utilice en la respuesta de las preguntas debe ser consignada en
una bibliografía al final, señalando el lugar específico desde donde se extrajo.
c) En sus respuestas debe utilizar bibliografía complementaria.
d) Las respuestas deben ser enviadas en un archivo Word al correo
pablo.hurtado@usach.cl, a más tardar el día viernes 15 de mayo. No se aceptarán archivos
de Googledocs.

Textos trabajados:
José Amor de la Patria. Catecismo político cristiano
María Graham. Diario de mi residencia en Chile
Mercedes Marín. Poesías

Puntaje Total 30
Nota

Nombre: Gonzalo Heinrich Rojas

Preguntas
1. Analice el rol de la literatura en la construcción de un pensamiento nacional
(15 pts).

Desde sus diversos formatos y variables de expresión, la literatura atraviesa los distintos
procesos que dan forma al pensamiento nacional. Esta provee de las herramientas
propagandísticas, descriptivas, formativas, etc. para la divulgación, en primer lugar, en el
caso de Latinoamérica, de las ideas emancipatorias respecto a la colonia. Comprendiendo
que en dicho periodo el rey Fernando VIII se encontraba prisionero y Europa atravesaba
una crisis por las gestas militares de Napoleón Bonaparte, es que comienzan a surgir
proclamas en torno a la creación de instancias políticas que permitan dar forma a una
autodeterminación territorial dentro de las distintas colonias. Es así como, de la mano con
el surgimiento de los distintos cabildos, con su marcada oposición entre quienes apostaban
por una desligación de las potencias europeas (principalmente España) con quienes
sugerían sostener el poder para luego devolverlo al rey una vez terminado su presidio, es
que surgen textos tales como el Catecismo político cristiano de José Amor de la Patria.
Dicho texto, desde su cualidad pedagógica, esto es, desde su materialidad literaria
eclesiástica compuesta por preguntas y respuestas acerca de temas en general religiosos,
traslada el valor religioso hacia la justificación de las recomendaciones que hace a los
criollos para escoger los modos de gobernar el territorio. Es así como promueve la
república y niega la colonia en perspectiva de la existencia de los cabildos como momentos
de autodeterminación para la oposición con las juntas supremas de los españoles.

Luego, a comienzos del siglo XIX, continúan las proclamas políticas nacionalistas en
perspectiva de la construcción de los estados nacionales. Es en ese contexto donde nacen
obras que, considerando que “en este periodo el ejercicio de las letras, y en general el de
toda actividad intelectual, se encuentra hondamente marcado (en uno u otro sentido, en
función de unos u otros intereses) por el proyecto emancipador, liberador y contestatario
que compromete el conjunto de la vida social” (Osorio, 2000) , que tienen como propósito
consolidar una identidad nacional que permita dar unidad al conjunto de proclamas
nacionalistas e independentistas. Es así como los poemas de Mercedes Marín proyectan
valores y símbolos que atraviesan la idea de lo propio y lo histórico. Tal es el caso de su
poema sobre la muerte de Diego Portales, donde consigna a este como héroe y personaje
que, en perspectiva de una épica nacional, se consolida como un símbolo de la identidad
nacional.

Finalmente, el Diario de mi residencia en Chile, de María Graham, provee de una mirada

externa de lo local, en tanto el formato y la autora lo permiten. Al contrario de sus
coetáneos de la vanguardia capitalista, la autora, en formato de diario, provee de una
descripción naturalista del territorio chileno a la vez que detalla las diversas instancias que
atraviesa desde la intimidad en el contexto de su paso por el naciente Chile (en tanto estado
nacional). Su formato, el diario, de carácter público y privado, permite exteriorizar las
cualidades de lo otro, dándole una identidad clara en oposición a la identidad europea, lo
que queda demostrado en, por ejemplo, el episodio donde comparte mate en Valparaíso y
describe la ritualidad del acto, donde se comparte bombilla. Es así como el diario de María
Graham permite conocer la mirada inglesa femenina sobre el territorio, a la vez que permite
delimitar aspectos de la territorialidad propia de la identidad local.

En síntesis, es posible concluir que el rol de la literatura en la construcción del pensamiento

nacional es de suma importancia, dada la cualidad comunicativa de la literatura, que en el
contexto señalado supone que “la noción misma de «literatura» (sobre todo si la tomamos
en su acepción actual) adquiere en este periodo un sentido sumamente lato y bastante ajeno
a las cuestiones puramente artísticas o estéticas, que pasaban más bien a cumplir una
función complementaría o ancilar” (Osorio, 2000) .Esto quiere decir, que la literatura se
convierte en la principal herramienta de las elites intelectuales para cumplir con sus
objetivos emancipadores y para la construcción de una identidad nacional, tanto territorial
como intelectual y política, dejando de lado la pura literaturidad.

Osorio, Nelson. (2000). Las letras hispanoamericanas en el siglo XIX. Alicante: Cuadernos
de América Sin Nombre. (p.25-26)

2. Describa la construcción del pasado y del futuro según se aprecia en los textos (15
pts).

En primer lugar, el Catecismo político cristiano, presenta, desde el catolicismo, una

instrucción pedagógica para la gobernación del territorio en perspectiva del presidio del rey
Fernando VII. Bajo esta consigna, es que la visión que presenta sobre el pasado es de
carácter ambivalente. Aquello se aprecia cuando señala a los criollos como descendientes
de Cortés, Valdivia, etc. Esto es, sujetos (símbolos) del imperio, pero al mismo tiempo los
señala como verdaderos propietarios del territorio. En añadidura a eso, expone el carácter
bárbaro de los modos de gobernación imperial (la esclavitud) y opuesto a las escrituras
bíblicas. Es entonces que expone el futuro en la ilustración pedagógica de las elites
intelectuales criollas en caminos para la autodeterminación de los territorios, atravesando
desde la posibilidad de la república, hasta la monarquía.

En segundo lugar, en el texto de María Graham, se divisa el pasado chileno en la oposición

de los criollos/indígenas, donde los segundos no son considerados sujetos políticos y por lo
tanto representan el pasado de la nación. Así mismo, proyecta el futuro de la nación en la
adquisición de los valores europeos y una visión idílica del territorio que le lleva a pensar
en la necesidad de modernización de la nación chilena, o más bien (implícitamente),
europeización del territorio.

Finalmente, Mercedes Marín presenta una visión del pasado y del futuro en la oposición de
las categorías luz/oscuridad, civilización/barbarie, etc. Donde presenta, al igual que
Graham, una visión europeizante del territorio, donde reconoce en el pasado valores
negativos y opuestos a los valores europeos modernos, esto es, la esclavitud, el instinto, la
barbarie, etc. Por lo que reconoce en el futuro la necesidad de modernización por medio de
la consolidación del estado nación y la europeización de este.

De este modo, es que las tres lecturas obedecen a procesos de transformación social donde
se oponen y dialogan valores de presente, pasado y futuro. Luego, estos valores obedecen a
cambios estructurales en redes intelectuales y políticas, donde la élite intelectual establece
diálogos y es parte de las instancias de poder. Es así como la literatura en su carácter, en
palabras de Osorio (2000) “ancilar”, genera espacios de comunicación donde se desarrolla
la exposición (a veces literaria) de las ideas acerca de la configuración del presente por
medio del cambio y el reconocimiento del pasado.

Osorio, Nelson. (2000). Las letras hispanoamericanas en el siglo XIX. Alicante: Cuadernos
de América Sin Nombre. (p.25-26)