Está en la página 1de 2

DIAGRAMA DE LA REGULACION (Cardemil, 2014)

 Regularse uno: No podemos ayudar a un niño a regular sus emociones si nosotros no


estamos tranquilos. Debemos estar conscientes de que nos sucede a nosotros con el
estrés de nuestros hijos. El primer impulso puede ser evitar que esté triste y hacer que se
ponga feliz, el problema a es que haciendo esto bloqueamos lo que está sintiendo y le
quitamos la posibilidad de procesar lo que está viviendo y desahogarse.

 Sintonizar: Sintonizar significa conectarnos con nuestro hijo para ver que le pasa y qué
necesita, si queremos ayudarlo a calmarse primero es necesario saber qué ocurre. De ahí
la importancia de conocer y observar a nuestros hijos, preocuparnos de desarrollar
nuestra sensibilidad y en el momento estar tranquilos para poder sintonizar.

 Reflejar: Una vez que sabemos lo que le pasa al niño, se lo debemos reflejar (ponerle en
palabras lo que siente, lo que sucede o lo que necesita). Se ha comprobado que esto tiene
importantes beneficios educativos (el niño aprende que eso que está sintiendo se llama
“rabia”, genera calma (la palabra contiene la sensación de descontrol) y conecta ambos
hemisferios cerebrales (el desborde viene del hemisferio derecho y al hacer uso del
lenguaje activamos el izquierdo). Junto con esto, permite que el niño se sienta visualizado
y entendido, lo que inmediatamente lo calma y baja sus defensas. En este paso es ideal
hablar poquito, especialmente si la emoción es intensa. Fuera de que al niño le puede
resultar irritante, tampoco sirve de mucho, puesto que su cerebro no está receptivo.

 Facilitar expresión adaptativa: Dejarlo llorar, que exprese su rabia, sus penas, sus miedos
y sus culpas. Muchas veces los niños no saben lo que les pasa o les cuesta expresarlo, por
lo que es importante ayudarlo. Esto significa ayudarlo a llorar, poner en palabras lo que
siente, dibujar lo que les ocurre, etc. Le digo que tiene que sacar la penita para que su
corazón no esté apretado, o que las lagrimas sacan la tristeza para afuera, ya que al ser
explicaciones concretas y corporales les hacen sentido.
Lo importante que tenemos que considerar es que alentar al niño a expresar lo que siente
no significa que lo dejemos hacer cualquier cosa, el límite se establece después del reflejo,
debiendo quedar muy claro que el problema no es lo que siente, sino la forma en que lo
está expresando “se que estas nervioso (reflejo) pero comerte las uñas no te va a hacer
sentir mejor (límite)”. Es recomendable además proponer una forma alternativa para
calmarse.

 Calmar: Cuando ayudamos a un niño a calmarse le transmitimos que no importa cuan


intensa sea la emoción, después viene la calma, que no importa cuan desagradable sea su
emoción, estaremos a su lado. Algunas estrategias de relajación:
- Cambio de foco de atención: Consiste en ayudar al niño a que deje de focalizar su
atención en aquello que le provocó estrés y la focalice en algo alternativo. Por ejemplo,
“Ahora que sacaste afuera tu pena ¿te parece si sacamos a pasear al perro?”, “Se que
estas muy molesto porque el papá no pudo venir hoy, pero ¿vas a estar todo el día
enojado? Hagamos algo entretenido”. Es importante utilizar esta técnica cuando el niño ya
ha expresado la emoción.
- Cariños: Especialmente útil cuando los niños se calman desde lo táctil, para ello debemos
estar suficientemente tranquilos pues el estrés se transmite fácil y rápidamente con el
contacto corporal.
- Respiración: Ayudar a los niños a respirar lenta y profundamente, apunta a tranquilizar la
emoción desde el cuerpo. Para que sea eficiente es necesario enseñarles a los niños cómo
respirar cuando están tranquilos, porque cuando están estresados no entienden como
deben hacerlo ni su utilidad. Respirar para calmarse implica respirar lentamente por la
nariz y llenar nuestros pulmones de aire para posteriormente vaciarlos al mismo ritmo.
- Ejercicios/movimientos repetitivos: Se ha visto que moverse rítmicamente (caminar,
saltar bailar) permite liberar la tensión, cambiar el foco de atención e incluso mejorar el
funcionamiento de nuestro cerebro. Si lo estamos abrazando también puede servir
mecerlo.
- Cambio de ambiente: Alejar al niño de la situación que generó estrés para que la emoción
no siga creciendo., cuesta mucho calmarse cuando uno tiene el estrés al frente, también
implica buscar un ambiente en donde el niño se sienta cómodo.
- Espacio para calmarse: A veces los niños necesitan espacio para descargar lo que les pasa
y calmarse, esto ocurre por ejemplo cuando los queremos abrazar y nos rechazan cuando
les decimos que se calmen y nos gritan ¡no quiero calmarme! Cuando esto ocurre
debemos quedarnos cerca en silencio, y esperar que la emoción baje. La idea es que sepa
que estamos ahí, que no han perdido sintonía con nosotros por estar frustrados.
- Contención física: Se debe usar cuando el niño está físicamente descontrolado. Consiste
en agarrarle las manos o abrazarlo fuertemente hasta que se tranquilice un poco, con el
objetivo de que el niño no se haga daño a si mismo o hacia otros. Si está muy
descontrolado se recomienda abrazarlo por atrás, ya que por delante resulta invasivo o
intimidante.

 Reflexión guiada: Una vez que el niño esta lo suficientemente tranquilo para hablar se le
debe ayudar (a través de preguntas, explicaciones o reflejos) a reflexionar lo que pasó y
enseñarle formas adaptativas de expresarse y resolver los conflictos.
La reflexión guiada sirve para que el niño se conozca a si mismo (“se que te frustras
mucho cuando alguien cambia los planes”), aprenda a resolver los conflictos (“¿Qué
podrías hacer la próxima vez que tu hermano no te quiera prestar un juguete?”), aprenda
a satisfacer una necesidad (“cuando necesites que te ayude, dímelo”), aprenda de lo
sucedido (“no es bueno romper juguetes cuando tenemos rabia”), o aprenda una
estrategia de regulación (“¿cómo podrías descargar tu rabia la próxima vez sin dañar a
nadie?”).

 Refuerzo: Reforzar cualquier conducta positiva que hayamos detectado durante el


proceso de regulación. Por ejemplo: “Qué bueno que sacaste toda tu pena afuera” o “me
encanta que confíes en mi”. El objetivo no es solo reforzar que el niño loro calmarse, sino
que tomó conciencia de que es capaz de hacerlo, empoderarlo de sus capacidades.

También podría gustarte