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Las fichas de una economía pueden tener múltiples formas y colores, pueden
ser unipersonales o iguales para todos los participantes, con distintos valores
o siempre el mismo, trasportables o pegables en un cuaderno o una cartulina,
etc. Para determinados niños pequeños o sujetos con discapacidad intelectual
conviene usar fichas muy bien distinguibles, incluso con cierto atractivo (por
su forma o color); sin embargo, no deben resultar tan bonitas o curiosas que
pierdan su carácter simbólico y se conviertan por ellas mismas en
reforzadores de apoyo (pues esto dificultaría desprenderse de ellas).
Idealmente, deberían ser fáciles de administrar, no costosas económica o
materialmente, duraderas, reconocibles en su valor e identificables con su
propietario sin dificultad (de forma que unos participantes no se las puedan
quitar a otros).
1.Se entrega una cantidad de fichas inicial (por ejemplo, para un ambiente
escolar se recomiendan unas 100 fichas por niño). Solo si los participantes
disponen de fichas desde un principio y, por tanto, saben de la posibilidad
de conseguir los reforzadores de apoyo, tendrán motivación para
participar.
3.De la misma manera, se definirán cuáles son las conductas por las que se
percibirán fichas y en qué cantidad. Y, en caso de optar por esta
modalidad, si hay conductas que pueden representar pérdida de fichas y en
qué cantidad. Como norma general, si se aplica una economía con pérdida
de fichas, las conductas indeseables deben suponer una menor pérdida de
fichas que sus equivalentes deseables. Debe recordarse siempre que un
participante sin fichas suficientes para conseguir reforzadores de apoyo
perderá toda la motivación. Por la misma razón, es absurdo llegar a una
situación en la que alguien no solo no tenga fichas sino que, por haber
emitido muchas conductas indeseables, esté en números negativos.
4.Se procurará que haya un cierto equilibrio entre el monto de fichas de los
distintos participantes. No puede haber sujetos "ricos" o "pobres" en
fichas. Esto se logra con la entrega de cantidades iniciales, la facilidad de
emisión de ciertas conductas que suponen fichas muy accesibles y la
necesidad de canjear todas las fichas disponibles en unos momentos
determinados (por ejemplo, al final de la semana, al final del mes, etc.).
5.Se fijará en qué momentos van a poderse canjear las fichas. Dependiendo
de la población con que se trabaja, la demora puede ser mayor o menor.
Así, en niños con discapacidad intelectual, en que inicialmente puede no
captarse bien la relación entre fichas y reforzadores de apoyo, la demora
debe ser mínima; en cambio, con niños de seis años, la demora puede ser
de varios días.
6.Se buscarán estrategias para que los implicados no se roben fichas entre sí o
las extraigan de donde están guardadas. Igualmente, debe garantizarse que
los reforzadores de apoyo serán inalcanzables sin fichas.
9.Aunque tenga que ser con un muestreo temporal, se revisará cómo se está
llevando a cabo la aplicación por parte de los agentes mediadores
(profesores, cuidadores, enfermeras...) y los efectos apreciables en los
implicados.
Una vez que los sujetos, normalmente tras unos meses, han conseguido una
buena ejecución en las conductas objetivo, llega el momento de deshacer la
economía de fichas de una manera que se garantice la generalización. Para
que se produzca, ya durante el mismo proceso de economía, hay que ir
modificando, poco a poco, los distintos elementos puestos en juego en la
aplicación, lo que incluye cambiar las conductas objetivo, aumentar el
esfuerzo de emisión para la obtención de las fichas, el tipo de los reforzadores
de apoyo e incrementar los tiempos de demora para el canje de reforzadores.
E: Sí...
E: No sé.
E: Irme a mi casa.
M: Muy bien, eso está muy bien. ¿Hay algo más que te apetezca?
E: No sé.
M: Esta bien, podemos empezar por aquí. ¿Podrías colocar los premios
en orden de menor importancia para ti a mayor?
M: Está bien. Ahora vamos a poner los precios. Si quieres les pongo yo
primero un precio y tú me dices si te parece caro, barato o te parece justo.
¿Qué dices?
E: Bueno, vale.
M: Como tomas medicación tres veces al día, fíjate que enseguida vas a
ganar mucho. Además, cuando sea la hora de cambiar fichas tú tendrás la
opción de guardarte fichas que tienes para conseguir un premio de mayor
valor.
E: ¡Ah!, así que no hace falta que yo cambie las fichas a la semana, sino
que también puedo guardármelas, ¿no?