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Introducción
Método
Participante
El análisis funcional del caso revela que Pedro manifiesta conductas de micción
nocturna y que las personas de su entorno, tanto familia como amigos, no han
aplicado un castigo como respuesta a la conducta problema, lo que puede haber
favorecido que se mantenga en el tiempo. Además, la madre recibe un castigo cada
vez que tiene que limpiar las sábanas o cambiar el plástico tras uno de los
episodios de micción nocturna.
-Para registrar el progreso realizado por el niño durante la intervención, los padres
tuvieron que rellenar un autorregistro en el que se recogen el número de veces por
semana que el niño se orina durante la noche. Estos resultados son presentados y
analizados posteriormente en forma de gráfica.
del progreso obtenido por el niño. Los materiales a destacar son la alarma utilizada
para despertar al niño cada noche, con alta intensidad sonora para que el niño
pueda oírla ya que como se comentaba en la descripción del caso que este no se
despierta por sí solo ya que el proceso de micción no le causa molestias durante la
noche. También se cubre la cama del niño con el plástico que la familia ha
utilizado hasta ahora, de forma que si la cama se moja de orina, simplemente se
pueda cambiar el plástico para que el niño pueda volver a la cama sin demora. Los
padres registraron el número de veces que el niño orina cada semana, incluyendo
las veces que se despierta pero no consigue llegar a tiempo al baño o el número de
ocasiones en las que el niño se queda dormido y no escucha la alarma.
Procedimiento y diseño
Además, en este apartado habría que describir, los instrumentos, las técnicas o
procedimientos que se utilizan para intervención.
Aproximadamente una hora antes de acostarse, se incita al niño a beber agua u otro tipo
de bebida en grandes cantidades para incentivar la micción nocturna. A continuación, se
establece una alarma que se activará cada hora durante la noche de forma que se
incentiva al niño a despertarse múltiples ocasiones a lo largo de la noche. En este caso,
limitaremos la cantidad de veces que se utiliza la alarma a una sola vez cada noche
debido a que contamos con 17 semanas para realizar la intervención. Cada vez que el
niño se despierta, este debe ir al cuarto de baño e intentar orinar en el mismo. Cuando
haya terminado, puede volver a la cama para acostarse nuevamente. En caso de que el
niño se despierte y no le dé tiempo a llegar al baño, se le proporcionará técnicas de
higiene para que pueda limpiarse a sí mismo antes de volver a la cama. Si el niño
consigue pasar la noche sin mojar la cama, los padres serán responsables de aplicar
algún tipo de refuerzo positivo acorde a las preferencias del niño.
El diseño que seguimos para la aplicación del tratamiento es de A-B-A, por lo que
buscamos observar el impacto del tratamiento al registrar el efecto de su retirada.
Según el modelo A-B-A, realizamos una observación inicial del comportamiento del
niño, concretamente estudiamos durante 3 semanas el número de ocasiones en el que el
niño no consigue levantarse e ir al baño. Este periodo de observación constituye la línea
base.
En segundo lugar, realizamos la aplicación del tratamiento que dura desde la sesión 5
hasta la número 12. En esta etapa aplicaremos el entrenamiento de la cama seca en el
contexto familiar.
Resultados
Los resultados muestran una tendencia a la baja respecto al número de días por semana en
los que se produce la micción. Concretamente, tras iniciar el tratamiento existe una caída
visible y tras la retirada del tratamiento se observa otro escalón. En esta tercera etapa y al
final de la intervención, podemos ver que no se produce micción en ningún momento
durante las últimas 3 semanas.
Discusión
Referencias bibliográficas
Miguélez Lago, C., Llamas Centeno, M.J., Miéles Cerchar, M., Santiago Toro, M.E.,
García Mérida, M. (2012). Enuresis. Diagnóstico diferencial y tratamiento específico,
Revista Española de Pediatría: Clínica e Investigación, 68, 240−255.