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En el anterior sistema la figura del ministerio público tenía “fe pública”, por
lo que no era cuestionable, por el contrario difícilmente se desdecía (con pruebas
suficientes) lo que el asentara en su averiguación previa y además éste no estaba
a acceso de la defensa, a fin de que pudiera preparar, valga la redundancia, una
“defensa” de hechos imputados, de esta manera el expediente del ministerio
público constituía la verdad absoluta.
Las medidas cautelares no eran algo que existiera, solo había la prisión
para los delitos graves y la oportunidad de pagar fianza; además las personas que
eran señaladas por un delito permanecían bajo arresto en “prisión preventiva”
hasta ser procesados, pero cuando los testigos no aparecían ellos debían
permanecer a la espera, prologando su detención. De hecho según datos de
INEGI (2016), en el 50% de los casos juzgados bajo el sistema anterior solo se
presentó un testigo como prueba, más alarmante aún, el 43% de los indiciados
afirmaron haberse declarado culpables por presiones o amenazas antes de la
Reforma al Nuevos Sistema de Justicia Penal.
Por el otro lado se busca que los defensores estén capacitados para que
puedan ofrecer una defensa adecuada, sean particulares o del Estado, aunque
sobre ello falta ver que los recursos sean adecuador para fortalecer el órgano de
las defensorías públicas; aun con todo esto vale la pena estar en el peor
escenario del sistema reformado que en el mejor escenario del anterior
sistema.
La figura de la prisión preventiva sigue estando vigente (se dice que somos
el único país que lo tiene establecido en su constitución y esto viola derechos
humanos), pero está más que una regla es una excepción, cuando otras medidas
cautelares no sean suficientes para garantizar que el imputado se sustraiga de la
ley o se trate de delitos graves. De esta manera los órganos de medidas
cautelares (de nueva creación), tienen la gran tarea de dar fuerza a sus acciones y
asegurar que sean útiles para coadyuvar en el proceso.
Por ello además los jueces no son parte, ellos solo analizan lo que se
presenta en la audiencia, evitando que ellos favorezcan más a una parte que a la
otra. Los investigadores, que ahora son la policía y el ministerio público, así como
por su parte la defensa trabaja con sus respectivos equipos de personas
especializadas, pues es necesario que los expertos realicen cada tarea, de forma
que no haya dudas y no haya oscuridades.