NUEVA ÉPOCA.
Información y análisis a profundidad
CONVERSATORIO ANF: UNA
JUSTICIA REALMENTE INJUSTA
D esde el permanente interés de contribuir
al diálogo democrático y constructivo en
Bolivia, realizando un análisis de una de las
problemáticas más profundas y estructurales
del país como es la situación de la justicia,
la Agencia de Noticias Fides (ANF) organizó
un conversatorio a finales de agosto, del cual
participaron las abogadas litigantes Marisol
Quiroga, Jeny Prado y Evelin Quiroga.
De inicio se señaló que este es un momento
fundamental en el país en lo que respecta a la
administración de justicia, pues se está frente a
las posibilidades de unas elecciones judiciales,
pero no hay definiciones. En este sentido se
buscó tratar el tema desde la cotidianidad
que viven las abogadas participantes del
conversatorio; ¿qué significa para una persona
estar en un proceso judicial?
Para cualquier ciudadano boliviano pasar por
la justicia es una maldición. En lo cotidiano,
es muy complicado el acceso a la justicia,
comenzando por el Ministerio Publico, se
tiene que pasar por muchos filtros para que
una denuncia sea admitida, hay una enorme
carga procesal en los juzgados, retardación
de justicia, hasta aguardar un mes en las
salas penales para las transcripciones de
las actas, y un largo etcétera. Uno de los
grandes problemas es que actualmente hay
mucho operador de justicia que desconoce de
derecho. Al respecto se mencionó el caso de
1
La Paz, 4 de septiembre del 2023
Año. LI, Nro. 2.470
la Dra. Bacarreza, una persona que califican
como nefasta y que al año de titularse ya estaba
de ejerciendo de jueza sin tener el mínimo de
experiencia ni capacitación. Trataba a víctimas
de intento de feminicidio cuestionándolas
y hasta culpabilizándolas. El caso fue muy
conocido pues más de 98 personas tenían
denuncias contra ella y a pesar de denunciarla
se topaban contra un muro, porque estaba
protegida.
En el caso de la Dra. Bacarreza, sólo un
Estado con administración de justicia irracional
e ilógico puede llegar a suspender a una jueza
luego de que las victimas habrían confirmado
una asociación de víctimas. ¿Entonces, qué
es lo que está fallando?
Hay varios aspectos fundamentales. En
primer lugar, hay un tinte de impunidad de una
estructura donde el régimen disciplinario que
debería ser el mecanismo de amenaza para
el juzgador no funciona. En segundo lugar,
la meritocracia no existe. El sistema está
compuesto de gente con falta de conocimiento
a la que el Estado le está delegando un poder, y
que sabe que su paso por ahí es circunstancial
por lo que tiene que aprovechar de cualquier
manera. Entonces, litigante que llega es presa
de extorsión de cobros y quienes salen peor
parados son las personas más incultas, más
pobres, de las áreas rurales y vulnerables. No
es casualidad que el 70% de las personas en
los penales sea gente pobre, que no está ahí
porque delinque más sino porque no responde
al sistema corrupto.
La justicia debería ser para todos, sobre todo
ahora cuando desde lineamientos del derecho
sumario se habla de factores interseccionales
de vulnerabilidad. Es decir, una mujer pobre,
del área rural y analfabeta tiene cuatro
factores de protección del Estado pero que no
funcionan para el razonamiento de un juez.
Un tercer aspecto fundamental es la injerencia
política que existe dentro del Órgano judicial.
Un ejemplo claro es el caso de los cocaleros de
ADEPCOCA. Resulta extraño que, habiendo
bastantes juzgados de instrucción en La Paz,
todos los casos de los cocaleros acusados
fueran derivados ante la juez 4to. de instrucción
en lo penal, la Dra. Palacios. Además, sólo dos
fiscales seguían los casos. Esta jueza siempre
imponía la presentación de garantes que sean
familiares, presentación cada semana con
hora incluida para firmar el biométrico y otras
medidas increíblemente difíciles de cumplir.
Dicha jueza tuvo en sus manos la situación
jurídica de más de 80 cocaleros, sólo ella.
En cuanto a la detención preventiva, es sin
duda un problema atroz que se enfrenta en
el país. Las exigencias para una cesación
a la detención preventiva son de imposible
cumplimiento, aunque los lineamientos de
estándares internacionales de derechos
humanos establecen que los Estados no
deben imponer medidas semejantes. Las
medidas cautelares deben ser proporcionales
a la situación económica de la persona, deben
ser instrumentales y cumplir un fin, tienen que
ser morales. Pero se ve a diario que esto no
se respeta.
Como la administración de justicia está tan
sobrecargada por atender los asuntos políticos,
la detención de una persona por estafa, por
ejemplo, queda relegada y en su lugar van
ampliando la detención y si esa persona es
pobre se queda relegada en la cárcel. Se
necesita que la justicia sea pronta, oportuna,
que se tengan sentencias ejecutoriadas
máximo en un plazo de 18 meses y que se logre
así obtener la sanción para una prevención
general y particular pues esos son los fines de
la pena del Estado boliviano.
Finalmente, cabe recalcar que la fiscalía es el
ámbito donde más ha primado la corrupción.
La Ley 1173 ha cometido un terrible error al
darle a los fiscales la facultad de solicitar la
ampliación de la detención preventiva. Lo que
sucede ahora es que cuando llega la fecha
del cumplimiento de la detención preventiva,
de la manera más cómoda estos presentan
su memorial horas antes de la audiencia
solicitando la ampliación de la detención
preventiva, indicando que tiene actos
pendientes, los mismos que han llevado en la
anterior audiencia.
Sin embargo, la esperanza no debe perderse.
Esa esperanza tiene que motivar a ver
mecanismos de cambio los cuales tienen
que partir de quienes diariamente tropiezan
con esta realidad. Si la justicia no funciona
internamente, ¿qué es lo que toca? Cruzar
nuestras fronteras y denunciar al Estado
boliviano.
Los casos que se califican dentro del
movimiento de derechos humanos como
casos emblemáticos deben ser llevados
a instancias internacionales y ojalá que el
Estado reaccione y asuma compromisos ante
las recomendaciones. Es hora de ver una
política de Estado estructural donde primen
los principios que deben regir en toda justicia:
independencia, gratuidad, no discriminación,
participación de la sociedad, transparencia
y publicación de resoluciones bajo el control
social de las organizaciones sociales.
Redacción y Notas: Estefani Tapia
Diagramación digital: Edwin Aliaga
Edición: Sergio Montes, SJ