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Alan, Lukitas y Carlitos

Y el misterio de Rooky

Autor: Ramiro Mai


2022-2023

CAPÍTULO 1: TALLANT
Era martes a la mañana, el día estaba lluvioso. Justo a las
7:30 el despertador sonó y Alan se levantó, desayunó, se
duchó, se cambió y se fue para la escuela.
Alan era un chico pecoso, de ojos verdes y pelo castaño,
que era de estatura promedio y era buena onda y
gracioso.

En la puerta de la escuela se encontró con su amigo


Carlitos, un chico de pelo castaño, ojos negros y lentes
redondos. Ambos tenían 14 años, y estaban en 2do Año
de la secundaria.

¿Qué onda Carlitos?, ¿Todo piola? – Dijo Alan


Todo piola. – Dijo Carlitos
Los dos entraron en la escuela, la secundaria Meadows.
Fueron directamente a su aula, y saludaron a sus
compañeros.

¡VIENE TALLAAAANT! Gritó Lucas, apodado Lukitas.

La señorita Tallant era una señora de unos cincuenta años


aproximadamente. Era baja, usaba unos lentes horribles,
y tenía muy mal carácter. Parecía que tenía ojos en todos
lados, porque nunca se le escapaba nada.

Al momento de oír el grito de Lukitas, todos se


organizaron y abrieron sus carpetas. En ese mismo
instante entró la señorita Tallant, que tenía una cara de
haberse quedado despierta hasta las cuatro de la
mañana. Siempre formal y bien vestida, claro. Pero con
unas ojeras increíbles.

Buenos días niños – Dijo la señorita Tallant


Buenos días, señorita Tallant – Dijeron los chicos a coro.

Empezaron la clase con una prueba sorpresa dificilísima,


de esas que se corrigen al instante. Después de la clase,
Alan, Carlitos y Lukitas hablaron sobre esta.

Yo me saqué un seis – Dijo Lukitas


Yo un siete – Dijo Carlitos
Yo un nueve – Dijo Alan

Naaa, que suerte la tuya – Dijo Lukitas

Si les soy sincero, me macheteé – Dijo Alan


Suerte que Tallant no se dio cuenta.

Pero la señorita Tallant si se había dado cuenta, y en ese


preciso instante estaba yendo a hablar con Alan.

Alan, vení acá un segundo – Dijo Tallant


Uyy Alan, de esta no zafas – Dijo Lukitas

Y Alan muy asustado, fue al escritorio de Tallant. Y esta le


dijo que había reprobado, que le mandaría un mensaje a
sus padres, y que le confiscaría su celular.

Alan volvió a su mesa, más enojado que triste, porque


sabía que nunca recuperaría su celular, o al menos eso
pensaba en ese momento.

Llegó a su casa con una furia increíble, y su madre estaba


igual que él, porque había recibido un mail de la señorita
Tallan sobre el macheteo de Alan.
Aunque a Alan no le importó este problema, a él le
importaba su iPhone 12, un teléfono no tan nuevo, pero
de los mejores que había.
Entonces se le ocurrió una idea, que él consideró
magnífica, aunque consistía en entrar a una propiedad
privada de noche.
Se la comentó a sus amigos Carlitos y Lukitas, que
dudaron, pero aceptaron acompañarlo en su pequeña
aventura.
La “Infiltración” como les gustó llamarla a los chicos,
consistía en entrar al edificio de Tallant y agarrar el
celular de Alan, cosa que sería muy difícil, según
pensaban los chicos.
CAPÍTULO 2: La “infiltración”

El edifico de Tallant tenía 8 pisos, ella, según habían


investigado los chicos ese día, vivía en el 6to Piso, son su
mascota, un perro.
Harían el plan 3 días después, un viernes.
Estaban impacientes y excitados, pero por fin llegó el día.
Con la excusa de ir a la casa de Timmy y Tommy, sus
compañeros , los tres chicos se tomaron un colectivo que
los dejaba a dos cuadras de la casa de Tallant.
Llegaron a las cinco de la tarde a la entrada del edificio de
Tallant, era un edificio de ladrillos, le faltaba un poco de
mantenimiento, pero nada del otro mundo.

Bueno, y ¿ahora qué hacemos? – Preguntó Lukitas


Esperar a que entre alguien y colarnos – Dijo Alan

Por suerte un señor mayor que salía a pasear a su perro,


sin darse cuenta, dejó la puerta entreabierta.
Los tres chicos entraron, y decidieron que, hasta que
fuera seguro que Tallant se había ido, irían a la terraza.
Llamaron al ascensor, uno viejo de esos que tienen reja, y
desde adentro podes ver como sube el ascensor, y
viceversa.
Se subieron al ascensor y apretaron el botón de azotea.
Empezaron a subir, 1ero, 2do, 3ero. Nunca se hubieran
esperado lo que sucedió.
4to , 5to , y al llegar al 6to, por la reja de la puerta vieron
a Tallant, cruzaron un segundo las miradas, y el ascensor
pasó al 7mo.

CAPÍTULO 3: SALVADOS POR EL RELOJ


Los chicos llegaron a la azotea, con un miedo tremendo,
buscando un lugar para esconderse.
Se les ocurrió una idea. Si dejaban la puerta del ascensor
abierta, este nunca bajaría, y Tallant tardaría más en
subir, porque tendría que ir por escalera.

Buscá un lugar, Lukitas – Dijo Alan sin aliento.


Carlitos, ayudame. – Dijo Lukitas.
Mirá este lugar – Dijo Carlitos.
Dale, escondámonos acá. – Dijeron los tres chicos.
Habían encontrado una especie de chimenea enorme, en
la que adentro habían equipos de aires acondicionados, y
había un hueco en el que cabían los tres, se veía un poco
desde arriba, pero no creyeron que se viera demasiado.
Esperaron unos minutos de pánico, en los que estaban
muertos de miedo.
De repente, se escucharon pasos y los chicos de
intentaron hacer el menor ruido posible.
Era evidente que era Tallant, porque el ruido de los pasos
era el de una persona que usa sandalias con tacones.
En cierto momento, un aire acondicionado se prendió,
pero, los chicos, aunque se asustaron mucho, lograron
reprimir el grito.
Parecía que Tallant había dejado de buscar, y sus dudas
se confirmaron cuando ella dijo:
Se deben haber escabullido, además, tal vez me lo
imaginé, y otra persona estaba en el ascensor. Se me
hace tarde.
Y se escuchó el ruido de Tallant bajando por el ascensor, y
después de esperar un minuto, los chicos salieron.
Decidieron bajar por escalera, por si las dudas, y, justo
cuando abrieron la puerta de la escalera, vieron a Tallant
sonriendo maliciosamente.

CAPÍTULO 4: LA TRAMPA DE TALLANT


Tallant los llevó a su departamento, y los encerró en un
cuarto en el que no había nada, excepto un colchón viejo
y un mueble hecho trizas.
El cuarto estaba al lado de la sala de estar, por lo que
escuchaban todo lo que Tallant hacía.
No entendían absolutamente nada, hasta que Tallant
abrió la puerta y les dijo:

Por un momento, casi me engañan. Cuando los miré en el


ascensor estaba segura de que eran ustedes, pero
después, cuando los busqué arriba y no los encontré, casi
me retiro, pero fue el aire acondicionado el que me dio la
idea de que podrían llegar a estar ahí, por eso me hice la
despistada, e hice bajar el ascensor como si me hubiera
ido. Ahora, esperen un segundo a que reciba
instrucciones de Rooky.

CAPÍTULO 5: ¿Quién es Rooky?


¡Qué tontos fuimos! – Dijo Alan
Y ahora estamos en esta apestosa habitación – Dijo
Carlitos
Lo que más les preocupaba era lo que pudiera llegar a
pasar en ese momento.
Era viernes, y el lunes era feriado. El plan original había
sido recuperar el celular e irse de excursión con Timmy y
Tommy, sus amigos, hasta el lunes. Por lo que sus padres
no se preocuparían por ellos hasta el lunes a la noche.
Otra cosa que les preocupaba: ¿Era Tallant mala? ¿Quién
era Rooky?

Parecía que Tallant ya había hablado con Rooky, porque


les dijo:
Duerman un rato, o no, como quieran, total, no creo que
les cambie mucho, porque después los van a sedar. A
medianoche saldrán de la ciudad para ir al campo, a la
mansión de Rooky, llévense sus cosas… ah, es verdad, les
saqué sus mochilas de camping.
Tallant se retiró, eran las 6:30, los chicos solo tenían cinco
horas y media para descansar, y después serían llevados
al campo.
A las 8:00 Tallant les dió una comida aceptable.
Ensalada de lechuga y tomate, con un té, y pan duro –
Dijo Alan
Podría ser peor – Dijo Carlitos con cara de esqueleto.
A las 9:00 terminaron de comer, y Tallant retiró la
comida, ella estaba comiendo una ensalada igual a la de
ellos, pero condimentada, y con huevo, acompañada de
dos empanadas y unas papas al horno.
Hasta las diez charlaron de Rooky.
Debe de ser el jefe de Tallant – Dijo Carlitos
Pero… la jefa de Tallant es la directora de la escuela - Dijo
Alan
Es evidente que trabajar en la escuela es un
enmascaramiento de su verdadero trabajo. – Dijo Carlitos
Rooky debe de ser un secuestrador, o yo qué sé, según
Tallant, vive en una solitaria mansión alejada en el
campo, seguramente para facilitarle sus trabajos.

CAPÍTULO 6: EL BENTLEY NEGRO


Hablaron un poco más, a las diez y media decidieron
dormir, pero, pusieron un pequeño despertador, que
habían encontrado en el viejo mueble, y lo pusieron para
las doce menos veinte.
El despertador sonó bajito, se escuchaba a Tallant
hablando por teléfono.
Pero… cuando viene el auto – Dijo Tallant
Luego de un rato, Tallant dijo:
Ok, voy a estar esperando el auto.

Lukitas, que hasta ahora no había hablado mucho de


Rooky, dijo:
Bueno, supongo que ahora alguien nos va a llevar en un
auto.
A las doce menos cinco, Tallant entró al cuarto y les dijo:
Vamos, ya es hora de que vayan al campo.

Salieron del edificio, bajaron, y vieron un Bentley Negro


del año 1960, parecía casi nuevo, en un estado
impresionantemente bueno.
La patente era KMF 114, los chicos la intentaron
recordarla por si pasaba algo.
Se subieron al auto, y Tallant entró a la parte de adelante.
El conductor era un señor pelado, con pelo a los costados.
Estaba fumando, y saludó Tallant con un:
Buenas Noches, Tallant, Rooky ya me avisó de los chicos,
el no viene hasta mañana.
El viaje duró como unas dos horas, las que aprovecharon
para pensar y mirar el oscuro paisaje.
Los edificios ya habían desaparecido, y,
aproximadamente a la hora y media, el auto paró en una
estación de servicio.

CAPÍTULO 7: EL SOBRE
Tallant, el conductor, y los tres chicos bajaron, y Tallant
dijo:
Ahora, ni se les ocurra pedir ayuda, bajamos para hacer
una cosa, y nos subimos, no hablen con nadie.
Se sentaron en una mesa los cinco, pero esta era para
seis.
A los diez minutos una mujer de estatura media y con
lentes, entró a la estación, estaba hurgando en el bolsillo,
buscando algo. Agarró un cigarrillo y lo encendió.
Buenas Noches Tallant, ¿Cómo va todo, Perton?
Dijo la mujer.
Bien, vamos, danos el sobre, Maggie – Dijo Tallant
¿Es para Rooky? ¿Estoy en lo cierto? – Dijo Maggie
Nadie respondió.
Tan ocupada estaba Maggie, que ni cuenta se dio de los
chicos. Sacó un sobre pequeño.
Despidieron a Maggie. Salieron de la estación y se
subieron al Bentley.
Cuando ya llevaban quince minutos en ruta desde la
parada, Perton soltó un insulto, y se bajó del auto,
acompañado de Tallant.
A todo esto eran las dos menos cuarto, y Alan preguntó:
¿Qué habrá pasado?
No tardaron en descubrirlo, porque Perton dijo:
Dame la rueda auxiliar.
Los chicos aprovecharon esta oportunidad y agarraron el
sobre que Tallant había dejado en la guantera. Este tenía
como destinatario a Rooky.
Lo abrieron, ya que no estaba sellado.
El sobre decía:
2 IZQUIERDA 1 DERECHA 1 IZQUIERDA 3 ABAJO
1 ARRIBA.

Los chicos no tuvieron tiempo de pensar mucho, porque


atrás ya habían terminado de cambiar la rueda, los chicos
guardaron la carta en la guantera.

CAPÍTULO 8: LA MANSIÓN DE ROOKY


Pasaron veinticinco minutos desde lo de la carta, cuando
los chicos divisaron una enorme mansión, construida en
piedra.
Bajaron del auto y Perton tiró de una cuerda, un sonido
agudo se escuchó, Y la puerta fue abierta por una señora
mayor, junto a ella, había un pequeño perro Jack Russel,
que movía la cola y paseaba por los pasillos.
Pasen – Dijo la señora
Gracias Fernanda – Dijo Perton
Pasaron por un pasillo con cinco puertas. Entraron a la
primera, que era un baño, y se limpiaron las manos.
La segunda era una amplia sala de estar, muy linda, y la
tercera una cocina en la que entraron todos.
Fernanda, puedes llevar a los chicos a la habitación.
- Dijo Perton

Fernanda condujo a los chicos por una escalera al final del


pasillo, subieron un piso.
En el segundo piso había otras cinco puertas más.
La primera, era una habitación pelada, con solo un
estante, un escritorio viejo y colchones en el piso. La
segunda era un baño,
la tercera, una habitación bastante bien amueblada pero
sin vida, debía ser de Fernanda.
La cuarta decía Perton, por lo que no fue muy difícil saber
de quien era.
La quinta era una habitación cerrada, en la puerta decía
Rooky. Justo cuando se detuvieron en ella el Perro,
llamado Max, comenzó a ladrar.
Fernanda dobló a la derecha, y ahí solo había un armario.
Sacó unas mantas y dijo:
Tómenlas y acompáñenme a la primera habitación.
Ellos fueron a la habitación, el reloj marcaba las tres de la
mañana.
A las tres y diez llegó Fernanda de vuelta, con tres tés en
la mano, dijo:
Tómenselos y duérmanse, mañana volveré.
Los chicos se tomaron el té, y les agarró un sueño
demasiado grande, tan grande que empezaron a
sospechar.
Se acuerdan de lo que dijo Tallant en su casa – Dijo
Carlitos.
Que nos iban a sedar – Dijo Alan
No pudieron hablar más porque se desplomaron en sus
colchones.
CAPÍTULO 9: MADRUGADA MOVIDA

Lukitas se levantó todo transpirado a las seis de la


mañana. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se sentía tan
cansado?
Decidió levantarse de la cama.

Quería recorrer toda la casa. Ya sabía que la primer


puerta era un baño, la segunda, una sala de estar, la
tercera, la cocina, y, se acercó sigilosamente a la cuarta.
Era un amplio comedor. No había nada fuera de lo
normal.
La quinta era un estudio pequeño, tenía libros, un
cuaderno, un escritorio y una silla.
El piso de abajo y el de arriba ya estaban investigados.
Había un piso más arriba, pero no se atrevió a subir.
Justo cuando estaba en la puerta de su habitación,
escuchó un ruido.
Imaginó que era el perro, por lo que se calmó.
Entró rápido a la habitación y se durmió.

CAPÍTULO 10: LA FURIA DE ROOKY


Eran las nueve y media, estaban desayunando en el
cuarto.
Lukitas tenía cara de muerto. Alan y Carlitos, que estaban
más despiertos, le preguntaron:
¿Qué te pasó?
A las seis de la mañana aproximadamente me levanté y
revisé la casa, justo cuando estaba entrando de vuelta a
este cuarto, escuché un ruido y me dormí, pero se oían
fuertes ruidos de ladridos provenientes del jardín, y se
escuchaba vajilla siendo ordenada en la cocina.
Ustedes seguían sedados, por eso no notaron nada.

Lo que no entiendo es porqué a vos no te afectó tanto,


me refiero a que te levantaste temprano – Dijo Alan

Deben haberse olvidado de ponerme el somnífero – Dijo


Lukitas

¿Olvidado? Si hicieron las tazas al mismo momento, lo


más coherente, no habría razón por la que no tuvieras
sedante. – Dijo Carlitos
No tuvieron mucho tiempo de hablar porque Fernanda
entró en la habitación y les dijo:
Arréglense y vayan abajo, Rooky los está esperando.

Seguido de esto se fue de la habitación, dejando a los tres


chicos sin palabras.

No querían hacer esperar a Rooky, por miedo a que los


retara, por lo tanto, bajaron enseguida.

Rooky era un tipo alto, muy robusto, con unas cejas


gruesas, muy gruesas. El perro no paraba de ladrarle, por
lo que él le dio un puntapié.
Buenos Días Niños – Dijo Rooky, con su áspera voz

Los niños no respondieron, luego de un segundo, Rooky


miró muy de cerca a los chicos y dijo:
Son Timmy, Tommy, y su hermano menor, verdad.

A ellos les agarró una sensación de escalofrío.

No, no somos esos chicos – Dijo Lukitas

Rooky se puso muy serio, se les acercó mucho y les dijo:

¿Seguros? ¡NO SE ARREPENTIRÁN SI DE VERDAD SON


USTEDES!

Salió de la sala y de dirigió al estudio. Llamó a alguien y


empezó a gritar enojado, muy enojado.

ESTOS NO SON LOS CHICOS QUE PEDÍ.


Dicen algo del otro lado de la línea telefónica
PERO QUÉ HACEMOS CON ESTOS CHICOS, VEN
INMEDIATAMENTE.
Vuelven a decir algo del otro lado de la línea
NO ME IMPORTA QUE VIVAS LEJOS, VENÍ AHORA MISMO,
VAMOS A TENER UNA PEQUEÑA Y AGRADABLE CHARLA.

Los chicos no escucharon más, porque los llevaron a el


comedor.

Mientras tanto, los chicos pensaban en qué podría haber


estado pasando.
CAPÍTULO 11: LA “PEQUEÑA”
EQUIVOCACIÓN

Los chicos hablaron, hablaron sobre el sedante, Lukitas


les contó su pequeña escapada dentro de la casa, y
empezaron a hablar de Timmy y Tommy.

Deben de habernos confundido con ellos, deben estarlos


buscando por algo, y se toparon con nosotros. – Dijo
Carlitos

Pero… si Tallant sabe que nos llamamos como nos


llamamos, ¿por qué nos agarró a nosotros? – Dijo Alan

No sé, debe de haber escuchado mal – Dijo Lukitas

De repente, entraron Fernanda y Perton.

Vengan un segundo, niños – Dijo Fernanda

Van a pasar el día en una pequeña parte del jardín, al lado


de la pileta, les llevaré su comida, aunque no se esperen
mucho, solo pan duro y queso.
Perton rió, y se fue.

Los chicos notaron algo raro mientras Fernanda los


conducía al jardín.
¿Por qué esa parte del jardín tiene gallinas y vacas?
Preguntaron los chicos

Fernanda explicó que ellos no iban a la ciudad a buscar su


comida, si no que la producían ellos.

Cuando llegaron a un extremo del jardín, justo en la


esquina del terreno, Fernanda dijo algo sorprendente.

Sé que ustedes no son los chicos que Rooky buscaba, por


lo tanto les daré comida extra y algunos regalos.
Cuando salga a colgar la ropa les daré mas instrucciones.

Pasaron el resto de la mañana organizando juegos con el


perro, pero ninguno de los tres jugaba muy
entusiasmado.

Nuestros padres no sospecharán de que estamos aquí,


porque, como ya saben, nos íbamos a quedar todo el fin
de semana largo con Timmy y Tommy. – Dijo Lukitas
Eso era lo que más desalentaba a los chicos.
CAPÍTULO 12: EL FRACASO DE
FERNANDA

A las 12:25 Fernanda salió de la casa y se dirigió con un


pan quemado y una mermelada vieja hacia los chicos.

Esta es su comida – Dijo Gritando

Los chicos notaron que Perton estaba mirando por la


ventana, por lo que Fernanda debía estar mintiendo.

Cuando Perton se fue de la ventana, Fernanda dijo:

A las 13:30, en aproximadamente una hora, les voy a


traer una mejor comida, solo procuren comerla rápido y
que nadie los vea.

Cuando llegó la hora, Fernanda salió de la casa con una


canasta, y la dejó al lado de Alan sin decir nada.
Este mismo la abrió y encontró un jugo de naranja, un
agua, unas empanadas, una ensalada, y servilletas.

Que buena que es Fernanda – Dijo Carlitos


Y compartieron la comida con Max, el perro.
Pero justo cuando estaban terminando de comer, pasó
algo espeluznante.
Pasó Perton y vio la canasta con comida

¿Quién les dio esa comida? – Dijo Perton

Los chicos no dijeron nada, pero era evidente que había


sido Fernanda.
Perton se llevó la canasta y fue a buscar a Fernanda, de lo
que pasó después ni los chicos se enteraron.

A las 18:40 metieron a los chicos a la casa y los llevaron al


tercer piso.
En este había un pequeño baño y tres colchones.
A la noche no vino Fernanda a darles la comida, si no
Perton.

Estarán contentos de saber que Fernanda ha sido


castigada – Dijo Perton
Ahora mismo está en su habitación sin poder salir.
Perton abandonó la habitación y bajo las escaleras
riendo, con un plato de comida para perro.

Tenemos que idear un plan para salvar a Fernanda – Dijo


Lukitas

Sí, ella fue castigada por darnos la comida a nosotros –


Dijo Carlitos

Y decidieron que, a medianoche, estarían en la puerta de


la habitación de Fernanda para salvarla. Pero antes, hay
que descubrir para qué sirve la clave del sobre.
CAPÍTULO 13: INVESTIGANDO DE
NOCHE

Por lo que a las 11:20 bajaron sigilosamente a la planta


baja a investigar.

Bueno, dijo Alan al fin.

Sabemos que la primera puerta es un baño, por lo que ahí


no debe haber ningún secreto. También descarto la
cocina y el comedor, por lo que nos queda el living y el
estudio.

Revisaron primero el estudio, y, aunque dieron vuelta


todo, no encontraron nada.

Lo interesante salió a la luz al llegar a la sala de estar.


Revisaron atrás de la televisión, nada.
En las butacas, nada.
En el sillón, nada.
Pero cuando estaban por salir rendidos de la habitación,
Max ladró cuando pasaron por los cuadros.

CAPÍTULO 14: EL PAYASO DE LA NARIZ ROJA

Revisaron los cuadros. Había uno de un hombre mirando


a un payaso, pero, la nariz de el payaso tenía la forma de
un botón, por lo que los chicos la presionaron, y todo el
cuadro se corrió hacia la izquierda y pudieron ver una caja
fuerte negra y grande, con botones con flechas grabadas.

Habían encontrado el secreto, solo tenían que poner la


combinación de flechas de la carta.

Lukitas puso:
2 IZQUIERDA 1 DERECHA 1 IZQUIERDA 3 ABAJO
1 ARRIBA.

Y la caja fuerte se abrió, en su interior habían…


DIAMANTES!
Eso sorprendió a los chicos, que después de examinarlos y
de apretar la nariz del payaso de nuevo, se fueron a su
cuarto.
CAPÍTULO 15: UNA GRAN SORPRESA
A las 11:55, mientras los chicos esperaban a que se
hicieran las doce para salvar a Fernanda, se escuchó una
fuerte sirena de coche, y se escuchó el ruido de vidrios
estallando. El perro empezó a ladrar fuertemente.

Los chicos se despertaron asustados, y se dieron cuenta


de que alguien había irrumpido en la casa.
Y, al salir de la habitación, se dieron cuenta de que era LA
POLICIA.
Un oficial se les acercó y les dijo:
Tranquilos niños, ahora están a salvo.
Mientras tanto, un oficial le gritó a Rooky:
¿DÓNDE ESTÁN LOS DIAMANTES, ¿DIME, DONDE ESTAN
LOS DIAMANTES?
Y Rooky, esposado y sonriendo, dijo:
No te lo diré.
Pero en ese momento Alan se les acercó a los oficiales y
dijo:
YO SE DONDE ESTAN LOS DIAMANTES.
Y Rooky, estallando en risas, dijo:
A ver, muéstranos, jajaja.
Y Alan bajó las escaleras y se dirigió al Living
Rooky ya estaba tomando un color violeta en su cara.
Y casi se desmaya cuando vio que Alan le tocaba la nariz
al payaso.
El cuadro se corrió y Alan puso la clave.
Los policías registraron la caja y dijeron:
Efectivamente, esos son los diamantes.
Y un auto de policía se llevó a Rooky.
Mientras, otros oficiales seguían registrando la casa, y los
chicos les guiaron al cuarto de Fernanda, y estos la
liberaron.
CAPÍTULO 17: HISTORIAS
Una vez en la comisaría los chicos vieron a Timmy y
Tommy.
Estos les contaron algo sorprendente.
Nosotros los salvamos. Escuchamos en la escuela que
ustedes querían ir a la casa de Tallant, pero nosotros
sabíamos que algo iba a salir mal, por lo que esperamos
una hora antes que ustedes en la casa de Tallant, al ver
que entraron, pero que no salían, y se hacían las 11 de la
noche nos alarmamos, pero al verlos salir en el Bentley
negro, los seguimos hasta una estación de servicio, y ahí
les perdimos el rastro.
Pero hablamos con la policía y ellos rastrearon a Tallant
hasta la mansión, pero se tardaron un día, y aquí
estamos.

Los chicos estaban asombrados por la historia, y les


preguntaron a Timmy y Tommy:
¿Y por qué Rooky los quería secuestrar?
Porque Rooky trabajaba para nuestro millonario padre
como mayordomo, pero un día nuestro padre lo ofendió
por algo y el juró vengarse de nuestra familia.

Los chicos estaban más asombrados por la historia.

Ah, y por cierto, todos van a ir a la cárcel menos Fernanda


– Dijo Tommy, por lo que pueden estar tranquilos.
Y también nosotros nos quedaremos a cargo del perro
Max.
CAPÍTULO 18: FINAL FELIZ

Una hora después, los seis padres de Alan, Carlitos y


Lukitas entraron en la comisaría.

¡QUÉ SUERTE QUE ESTÁN A SALVO¡ DIJERON A CORO


Después de contarles la aventura, y darles un infarto a sus
padres, los tres chicos preguntaron:

¿Podemos ir a la casa de Timmy y Tommy?

Los padres después de pensarlo dijeron que sí, y unas


horas mas tarde estaban sonriendo y disfrutando en la
casa de Timmy y Tommy con Max.

FIN

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