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Capítulo 7: Un habitante en la torre. Tomás se levantó a las once y media a desayunar.

Luego
Alfredo entró con Tristán. Tristán estaba en sus pies y Tomás le dio una porción de torta. Alfredo le
dio los buenos días y siguió caminando hasta la puerta vaivén. Tomás lo siguió hasta la escalera
porque cuando estaba por subir escuchó una voz y se escondió. Entraron Eulalia y Herminia.
Comenzaron a hablar acerca de un tal Lalo. Tomás comenzó a hacerse preguntas. Luego fueron a
comer y después de esperar una hora entró a la pileta junto con Camila. Luego se pusieron de
acuerdo para investigar la tercera torre. Se juntaron a las dos en la cocina, si uno se dormía el otro
se lo despertaba. Tomás fue a su habitación y leyó, luego se durmió pero se levantó a las una y
cuarenta, y desactivó el despertador que anteriormente había activado. Como antes de irse a
dormir estaba lloviendo, Tomás se había quedado mirando la lluvia. Tomás fue a despertar a
Camila, la levantó y se fueron hacia el montaplatos. Tomás entró al montaplatos, y Camila
presionó el botón, y a Tomás le agarró un ataque de pánico. Empezó a subir, el loco no se cansaba
de golpear. Luego Tomás le dio miedo y tenía ganas de gritar, pero no lo izo. El montaplatos se
detuvo, Tomás se animó a asomar la cabeza y notó que el loco estaba acostado sobre un sillón,
además pudo observar un escritorio algo desordenado. Tomás tuvo miedo pero se dispuso a
investigar, aunque no bajó del montaplatos. Al cabo de unos minutos, el montaplatos comenzó a
bajar. Al bajar Camila le preguntó sobre el loco pero Tomás cambió de tema y se fueron a dormir.

Capítulo 8: El asesino es el mayordomo Tomás se levantó al mediodía, todavía seguía lloviendo, y


tenía ganas de comer buñuelos de manzana, por lo que le preguntó a Eulalia si sabía hacerlos.
Eulalia respondió que sí, y que prepararía un fuente para la tarde. Camila se despertó y fue a
desayunar con Tomás un sándwich de jamón y queso, y leche. Tristán entró a la habitación
mojado, se sacudió, y Tomás le dio un sándwich, el cual se comió en dos bocados. Terminaron de
almorzar y seguía lloviendo. Tomás y Camila iban a jugar al chinchón cuando Alfredo comentó que
debía realizar unas compras en un vivero. Manuel le ofreció su compañía, pero este no la aceptó
diciendo que lo acompañaría un primo. Alfredo subió a la camioneta junto a su primo y se fueron.
Los niños pensaron irse a jugar, pero aprovecharon la oportunidad para revisar el galpón. Tomás
se entretuvo con las herramientas, mientras Camila revisaba un baúl, hasta que encontró una
noticias de un diario, titulada “El asesino es el mayordomo” y narraba hechos a cerca de un
asesinato del señor Lorenzo Medina por su mayordomo. Buscaron más diarios, pero no
encontraron. Alfredo volvió y tuvieron que irse.

Capítulo 9: Nada mejor que un té de yuyos Esa noche dejaron a Tomás sin cenar. Se comió todos
los buñuelos que había preparado Eulalia. A la hora de cenar a Tomás le dolía la panza, no le
quería decir a su tía para que no lo retara, pero igual se dio cuenta. Lo obligó a tomas un té de
yuyos y lo mandó a la cama. Leyó un poco y se durmió, tuvo una pesadilla. Se despertó y fue al
baño. Al salir ya no le dolía la panza y pensó en preparar un sándwich, pero sintió unas voces que
venían de la galería. Eran las doce y media y Eulalia, su tía y Alfredo estaban hablando sobre Lalo,
al parecer Manuel no sabía que había alguien encerrado en la torre, luego se fueron a dormir.
Tomás regresó a su cuarto para que su tía pensara que estaba dormido y luego se acercó a mirar
por la ventana, se distrajo un momento y notó que Tristán estaba afuera solo. Luego se abrió la
puerta del galpón y alguien lo izo entrar, era el primo de Alfredo. Al día siguiente Camila desayunó
leche con cacao y Tomás un vaso de te con limón y tostadas. Tomás aumentó con Camila lo
sucedido la noche anterior. Camila realizó una broma pero Tomás no respondió. Al mediodía
Tomás siguió con su dieta, comió y Tomás le dijo a Eulalia que se iba a dormir junto con Camila,
subió a su cuarto y se dispuso a observar por la ventana. Vio que la casa de Alfredo estaba cerrada
y se observó paso a Manuel en la camioneta. Eulalia y su tía subieron a su cuarto y Tomás
aprovechó para bajar a comer algo, se sirvió cocacola y una empanada que había sobrado y una
medialuna. Vio que Alfredo entraba al galpón. Del galpón salía el primo de Alfredo, se dirigió hacia
la cocina y a Tomás le dieron escalofríos.

Capítulo 10: El galpón de las sorpresas Tomás entró al galpón para buscar nuevamente la noticia
del mayordomo, luego entró Camila y se pusieron una barba y una peluca que había encontrado.
Vieron entrar al primo de Alfredo, se quedaron congelados. Tomás intentó disimuladamente
esconder la noticia con su pié, pero el hombre se dio cuenta y comentó que el no era un asesino,
luego les contó que sabía quienes había asesinado al señor Lorenzo, sus sobrinos, y que estaba
buscando unos papeles para comprobar su inocencia. Les mostró el lugar donde vivía. Esa noche
comieron todos juntos. Esa noche Tomás le costó dormirse, se despertó y pensó en donde podían
estar esos papeles.

Capítulo 11: Un día agitado Tomás se levantó a las diez. Cuando bajó a la cocina Camila estaba con
sus barbies y le dijo que desayunara rápido para que puedan ir a la pileta. De repente escucharon
el sonido de algunas sirenas, fueron hasta la ventana y vieron a cuatro patrulleros estacionados
frente a la casa de Alfredo. De los patrulleros bajaron muchos policías con armas, algunos entraron
a la casa de Alfredo y otros se quedaron afuera. Los dueños habían denunciado a Lalo. Los niños
tuvieron la idea de ir a la torre a buscar los papeles, Camila subió por las escaleras y Tomás por el
montaplatos. Luego Tomás realizó los mismos pasos que la primera vez que subió, no se le ocurría
nada. Se acordó del hueco en la pared del montaplatos, le dijo a Camila que lo bajaron en un
momento metió la mano en el hueco de la pared del montaplatos y tocó algo, sacó una valija con
olor a humedad, en la cual estaban los papeles que demostraban la inocencia de Lalo. Lo dueños
junto a un policía subieron a buscar a los niños, Tomás y Camila actuaron como para que creyeran
que Alfredo los había encerrado allí, los policías los llevaron a un patrullero y todos fueron a la
comisaría. Al llegar los niños mostraron los papeles a un oficial.

Capítulo 12: Anochecer de un día agitado Estuvieron todo el día en la comisaría. Antes de las dos
de la tarde llegaron los padres, hermanos, una abuela y la tía de Tomás y los padres, el hermanito,
tres tíos y un vecino de Camila. Luego de hablar con el comisario salieron a almorzar y luego los
dejaron irse al palacio, pero los sobrinos de Lorenzo quedaron detenidos. Al volver se encontraron
con Tristán. Luego fueron a la pileta. Se quedaron hasta que oscureció. Eulalia cocinaba unas
pizzas, y cuando estaba por sacarlas del horno vio a un patrullero, y a su lado a Lalo, que se
despedía del oficial. Lalo saludó todos y por último a Tomás y Camila, agradeciéndoles haber
encontrado los papeles.
INTRODUCCION. Desde el plan de sacarse de encima a Tomás hasta su llegada al castillo

NUDO: desde ese momento hasta que buscan en el montaplatos

DESENLACE: cuando se descubre que los sobrinos habían matado a Lorenzo y salvan a Lalo

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