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EN BUSCA DE LA ARMONÍA FAMILIAR

Un camino imaginativo hacia la resolución de conflictos en las familias

Este artículo pretende ser un intento muy resumido de volcar mis propias experiencias
en el trabajo con las familias empresariales en busca de un objetivo común: la armonía
familiar. Por favor, no esperen que la lectura y aplicación de todo lo que viene a
continuación les vaya a procurar una vida exenta de conflictos y discusiones, sino todo
lo contrario. Haciendo mía la frase de Kenneth Kaye, un psicólogo que trabaja con
Empresas Familiares, “Dos cabezas son mejor que una sólo si contienen opiniones
diferentes”. En este sentido, mi propuesta sólo pretende animarles a que busquen su
propio camino hacia la armonía, puesto que en una cuestión tan importante como la
felicidad, nadie debe decidir por nosotros.

Uno de los aspectos que más le cuesta entender a una familia que pone una situación
conflictiva en manos de un consultor es que éste les diga que no existe una única
solución, que ésta depende de ellos, y que el camino hacia la misma exige iniciar un
proceso de duración indeterminada.

Desgraciadamente, o por lo menos eso es lo que yo pienso, se encuentra demasiado


implantada en nuestra sociedad la idea de que lo malo que nos ocurre tiene lugar fuera
de nuestros dominios, como si se tratara de un virus y que, por tanto, la solución debe
venir desde fuera. Estamos demasiado acostumbrados a “vivir” de recetas, trasladando
la responsabilidad a otro y buscando una solución de efecto inmediato al estilo de un
medicamento. A tratar el síntoma en lugar de ir a las causas.

El modelo que aquí se propone es todo lo contrario, y los que trabajamos con familias
sólo pretendemos actuar de catalizadores en un proceso en el que vosotros tomáis el
control.

He dividido el proceso de construcción de la armonía familiar en una secuencia de cinco


elementos principales más un sexto que viene a ser como el aceite que engrasa la rueda:

1) el Relacionarse.
2) la construcción de un Sueño o Visión.
3) la definición de unas Reglas del juego familiar.
4) la Organización e Implementación de las reglas o el ProtocoloFamiliar.
5) el Compromiso de todas y cada una de las partes.
6) la Comunicación.

Para ilustrar la importancia de estos elementos, me gustaría utilizar una metáfora que
todos podamos asimilar. Imaginemos una pareja que se acaba de casar. Primero se
conocieron. El primer, o los primeros contactos fueron visuales, apenas algunas
palabras. Más tarde pequeños intercambios y conversaciones intrascendentes (elemento
de relación).
Algunos meses después, la pareja se vuelve soñadora y se expresan sus deseos de
compartir y construir una vida en común. La llama del amor alcanza su máximo
esplendor (elemento de la construcción de un sueño o visón compartida)

Avanzamos en el tiempo. Ya empiezan a hablar del piso, los muebles... Empieza la fase
de contacto en aquellas zonas menos agradables. Las cosas de la casa, los bancos, lavar
y planchar. Van definiendo las bases de las reglas y pautas de comportamiento que
regularan la convivencia futura (elemento de la definición de las reglas del juego
familiar).

La pareja avanza con paso firme y decide dar un paso más y organizarse. Deciden
institucionalizar la relación, casarse e irse a vivir juntos. Quieren poner en práctica todo
aquello de lo que han hablado (elemento de organización e implementación).

El compromiso con la relación es absoluto por ambas partes, están totalmente


entregadas a este proyecto. Quieren llevar una vida conjunta aspirando al máximo de
felicidad (elemento del compromiso).

Ahora imaginemos el caso contrario.

Una pareja que desde el principio no paraba de discutirse o bien evitaba hablar de los
conflictos. Lo que a uno le gustaba el otro lo odiaba, pero nunca se lo dijeron por temor
de que la relación no prosperase. Siempre era la misma (o el mismo) quien terminaba
cediendo. Nunca prestaron demasiada atención a como organizar las tareas domésticas,
las cuentas de la casa, las vacaciones, etc.. Todo se improvisaba sobre la marcha. En el
fondo estaban comprometidos con el amor que sentían el uno por el otro, y pensaron
que ese compromiso sería suficiente para mantener a flote la pareja en el futuro.

En este segundo caso, a parte de una mala comunicación y de evitar los conflictos, las
cinco fases o elementos del proceso de construcción de la armonía familiar han sido
frecuentemente vulnerados o aplicados arbitraria, aleatoria o asistemáticamente. Es
cierto que hay compromiso, pero es un compromiso basado en una ilusión sobre la que
no hay evidencia de su viabilidad.

La pregunta que quisiera proponerles es, ¿les recuerda esto a lo que pasa en las
Empresas Familiares? En cualquier caso, me gustaría que me hiciesen llegar sus
comentarios, prometo responder.

Francisco Valera
Director de VALERA & ASOCIADOS
e-mail: valera.asociados@retemail.es

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