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el “ruego” y la “dádiva”
UNIVERSIDAD RICARDO
Resumen de la lectura:
El estado Inca antes del descubrimiento y conquista de los españoles, era una
potencia y llegó a dominar parte del continente sudamericano. Esto se debió a la
buena gestión de Pachacútec (el iniciador), Túpac Yupanqui (el conquistador) y
Huayna Cápac (el estadista).
Para el Inca le era imposible expandir sus territorios sin la ayuda de sus vecinos,
para lo cual por medio de la “reciprocidad” (intercambio mutuo como negociación
o compensación), y de la “minka” (rogar por ayuda y prometer algo a cambio).
Este mecanismo consistía en que el ejército Inca se presentaba ante una macro
etnia y esta proponía a sus jefes establecer la reciprocidad entre el Inca y el
señor principal de la localidad. Todo dependía de la decisión del señor de la
localidad, si no aceptaba la reciprocidad, le esperaba en el porvenir la prisión y la
muerte; puesto eran aguerridos y bien entrenados el ejército del Inca.
El mayor apogeo de la reciprocidad fue con las guerras. Cuando el Inca sufría
una derrota, le llegaban otros del Cusco para así ganar la guerra. Esto no pasaría
del mismo modo en el mundo europeo, pues se hubiese juzgado como una
traición a los que abandonan una guerra. Entonces para concluir, se puede decir
que el Inca con un poder limitado, recurría a los ritos de reciprocidad; para
cumplir con estas exigencias debían tener muchas riquezas, ropa, textiles, entre
otros, en sus depósitos.
Esta organización nació debido a la alta demanda de crear textiles, bebidas para
los ritos de reciprocidad y las fiestas. Para ello se reclutaban a las acllas o
mamaconas cuyas edades fluctuaban entre los 8 y 10 años en todo el
Tahuantinsuyo.
Las tierras:
Los cronistas afirmaron que estás tierras estaban dividían en: tierras del inca,
tierras del Sol y las tierras de los hatunruna (población del imperio incaico).
Las tierras del inca estaban en todo el Tahuantinsuyo. El trabajo era ejecutado
por los locales y el provecho de estas tierras eran enviadas a los depósitos
estatales. Pero los bienes acumulados no satisfacían las necesidades del estado.
Lo que hasta hoy en día se puede apreciar son los andenes, que sirvieron para
ampliar la producción agrícola.
Las tierras privadas de los incas eran puro pasto y se criaban los rebaños del
Inca. Estas tierras privadas se obtenían por medio de las conquistas; además
estas tierras se pasaban respectivamente a toda la descendencia del soberano
(panaka), incluyendo a mujeres y servidores.
Las tierras de los huacas por pequeña que fuese era usado para las ofrendas y la
preparación de bebidas para los asistentes de los ritos y fiestas. Las tierras del
ayllu eran de cultivo y riego. También había tierras en la que se podía reemplazar
con dinero como retribución por un servicio otorgado.
La ganadería:
Estos tenían colores como el blanco, negro, pardos y moromoro (varios colores).
Garcilaso de la Vega añade que, cuando una cría salía de color distinto, la
enviaban al hato que le correspondía. Esto facilitaba para la cuenta de los quipus
que conservaban el mismo color de los hatos.
Depósitos estatales:
Estos depósitos eran llenados por el producto de las fuerzas de trabajo que
laboraba en tierras estatales. La producción agropecuaria no solamente servía a
la redistribución en el nivel estatal y las exigencias de la reciprocidad, sino que
también eran bienes que simbolizaban el poderío del gobierno inca.
Quipu y quipucamayoc:
El quipu fue descubierto por Waldemar Espinoza (1972) y estudiado por Jhon
Murra (1981).
El quipu era usado como calendario o como método de administración por los
quipumayoc (contadores). Cabe resaltar que solamente anotaban en el quipu el
resultado de las cuentas realizados en los ábacos (yupana).
Recapitulación: