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DIRECCION DE EDUCACION INICIAL

REGIÓN: 10
DISTRITO: Luján
INSPECTORA DE ENSEÑANZA NIVEL INICIAL : María Julia Benites
INSPECTORA DE PC Y PS: María Esperanza O´Reilly
JARDINES DE INFANTES: 902-903-908-909-910-913-914-916-917-919-920-922-924-JIRIMM1-
JIRIMM2
FECHA: 23 de Marzo de 2022

Asesoramiento a los Equipos de Conducción frente a situaciones de conflicto


y/u otras del cotidiano escolar

Esta supervisión, dada la complejidad de las situaciones cotidianas o excepcionales que


atraviesan los Jardines de Infantes, considera pertinente ofrecer este asesoramiento a todos los
equipos de conducción, a fin de otorgarles herramientas de trabajo para el accionar estratégico
frente a los conflictos, para cumplimentar el marco normativo de manera efectiva y para “andamiar”
las fortalezas y capacidades teóricas, prácticas y profesionales de todos los integrantes de las
instituciones educativas.

“Hay hechos que interrumpen de un modo extraordinario en lo cotidiano de las instituciones


educativas y debemos dar la mejor de las respuestas posibles. Por ello es necesario comprender
esos hechos o situaciones de manera tal que nos posibilite tomar las decisiones más pertinentes.
(…)

En ciertas oportunidades suceden en las escuelas diferentes situaciones, muchas de ellas


complejas, que requieren de los/as Inspectores de Enseñanza, del Equipo de Conducción
Institucional, de los Equipos de Orientación Escolar y de los/as docentes una respuesta clara,
pertinente y sustentada en argumentos sólidos que recojan las intervenciones previas, los estudios
que trabajan sobre esas temáticas y la normativa que sustente las decisiones que se lleven a cabo.

Además de un accionar pautado de antemano, se requiere un enfoque integral de la


intervención que de curso a una situación superadora de la inicial, en el sentido de restituir los
derechos vulnerados a través de políticas de cuidado para los sujetos, como así también las
funciones de sostén de la institución”.
(DGCyE, Comunicación Conjunta N° 1/2012, “Guía de Orientación para la Intervención en
Situaciones Conflictivas en el Escenario Escolar”).

Sabemos, por nuestra experiencia, que la conflictividad no es ajena a la escuela y que, cada vez
más asiduamente, se expresa en ella de diferentes formas. Asimismo, el conflicto es inherente,
propio, al ser humano, y por lo tanto, no debería ser un obstáculo para nuestro trabajo, puesto que
forma parte de él, al contrario, debería transformarse en una oportunidad de aprendizaje.
Oportunidad de parar y ponernos a pensar juntos: qué y cómo atravesar/superar lo que nos está
sucediendo. Es necesario, luego del impacto inicial que esta situación nos produce, construir juntos
una mirada integral y un abordaje estratégico del problema. Un abordaje situacional y pedagógico.
Cuando decimos “abordaje situacional y pedagógico” nos referimos a una lectura situada, desde la
singularidad de cada hecho, de cada institución, de cada familia, de cada grupo de niños, de los
afectados por la situación y de la comunidad. Referimos a lo pedagógico por tratarse de una
institución educativa el escenario donde sucede el conflicto, por la intervención de los actores
docentes y por una respuesta elaborada, básicamente, desde una dimensión pedagógica.
Consideramos que el enfoque integral otorgado al tratamiento/resolución del conflicto, incluye las
dimensiones institucional, áulica y comunitaria.

Cuando surge una situación de conflicto o una denuncia al personal del establecimiento
educativo, donde hay niños afectados, lo primordial es atender al cuidado y bienestar de ese niño/a,
escuchar atentamente a las familias y comenzar a reconstruir el/los hechos denunciados, en virtud de
esclarecerlos, de evaluar las actuaciones del personal, el ejercicio de las funciones de cada uno y las
responsabilidades. También, en una lectura situada e integral, se podrán diseñar y elaborar, de
manera conjunta, acciones y estrategias tendientes al abordaje y superación/resolución del conflicto.
Definir la situación, darle un marco (desde dónde, cómo se produjo, en qué condiciones), delimitar el
contexto donde haya sucedido, evaluando acciones previas, durante y posteriores a desarrollar,
luego de lo que podríamos denominar “momento de crisis” , de mayor tensión institucional o
estallido. No debe olvidarse el registro por escrito de cada intervención.

Tomar en cuenta qué otros actores, equipos y organismos pueden intervenir, con el propósito de
formar un verdadero equipo de trabajo interdisciplinario y de construir una red de sostén y de
fortalecimiento de la institución escolar.

En cuanto una de estas situaciones de conflicto irrumpe en la cotidianeidad escolar, tenemos que
empezar a mirar con mayor atención todas las prácticas educativas, cómo se están llevando a cabo, si
las mismas se encuentran enmarcadas dentro de la normativa y de las prescripciones curriculares
vigentes y si están contextualizadas. Revisar el vínculo con las familias, la participación real, el
diálogo, las formas de la comunicación y de la buena convivencia. Todo el trabajo de los actores
institucionales se da en el marco de lo que llamamos la co-responsabilidad, donde todos somos
responsables, diferenciando los roles y las funciones que desempeña cada uno.

Otro aspecto destacado a tener en cuenta a partir de estas situaciones es el de evaluar y


reformular, si fuera necesario, los acuerdos institucionales y de convivencia, fundamentalmente los
referidos a las políticas de cuidado hacia los niños y niñas, las formas y los modos de la comunicación,
el manejo de la información y los canales de participación democráticos dentro de la institución, la
comunicación de la propuesta educativa institucional y la misma propuesta en sí, a fin de ajustarla a
las necesidades de los niños y de los diferentes grupos.

En cuanto al cuidado de los niños/as, el Reglamento General de las Instituciones Educativas de la


Provincia de Buenos Aires (Decreto N° 2299/11), es muy claro: enmarca, organiza y prescribe nuestra
tarea docente y todas las acciones a desarrollarse en las instituciones educativas de los niveles y las
modalidades, estableciendo nuestros derechos, deberes y obligaciones. A saber: Artículos 36° al 42°.
En el accionar cotidiano, las políticas de cuidado se refieren a:

- Asesoramientos escritos a todo el personal sobre el cuidado de los niños/as con


notificación fehaciente.

- Actas de acuerdos institucionales y de reuniones de personal donde se haya abordado o


trabajado: entradas y salidas de los niños/as del establecimiento, momentos de traslados
dentro del Jardín, aseo, cambiado, baños, parque/patio, accidentes escolares, salidas
educativas, presencia de los maestros y de los preceptores en todos los espacios y aulas,
funcionamiento de las parejas pedagógicas, plan de prevención del riesgo, propuestas
pedagógicas individuales para los niños con necesidades educativas especiales (derivadas
de la discapacidad o no), presencia de la maestra de sección en las clases de Artística ,
Educación Física y en las observaciones, Prácticas y Residencias de los/as estudiantes de
los Profesorados o Institutos Superiores de Formación Docente.

- Comunicación con las familias. Formas y contenidos de las comunicaciones. Informaciones


que se brindan al afuera de la institución.

- Participación de las familias: entrevistas iniciales, entrevistas o actas realizadas, reuniones,


clases abiertas, comunicación del proyecto institucional y de los proyectos pedagógicos,
actos escolares.

- Abordaje de los contenidos de la ESI (Educación Sexual Integral) en todas las secciones.

- Abordaje de las problemáticas de los grupos de niños/as y de algunos niños en particular.

- Control y seguimiento de la matrícula y de los excedentes.

- Control y seguimiento de la asistencia de los niños/as. (Resolución N° 736/12).

- Supervisión y evaluación continua de las propuestas áulicas y pedagógicas de los maestros


y de los profesores de las modalidades.

- Elaboración y puesta en marcha del Plan de Continuidad Pedagógica.

A partir de un hecho grave denunciado, el mismo directivo puede iniciar una investigación
sobre lo sucedido, tratando de reconstruir lo que ha pasado. Contando, además, con la
realización de entrevistas a los denunciantes y a las demás familias, al personal, recolectando la
información y la documentación que acredite la implementación de las políticas de cuidado hacia
los niños/as y los actuados del personal a su cargo. Luego de un análisis minucioso de lo
documentado y de lo acontecido, el Director y/o el Equipo de Conducción emitirán un criterio,
tomando en cuenta lo situacional, las actuaciones de los involucrados, las probanzas, los
asesoramientos dados al personal (escritos) y su acompañamiento.

Una vez ocurrido el hecho grave o la denuncia del mismo, o ambos, el Director/a dará aviso al
Inspector/a del Nivel, y de la Modalidad, si fuera el caso, enviando vía mail la información (ficha
de “Situación de conflicto”).
Esta planilla deberá ser muy breve en la descripción de la situación, poner iniciales de nombre
y apellido de los involucrados, breves acciones realizadas desde el rol del director, realizar
actualización de la misma continuamente con fechas del accionar, realizar en el momento de la
resolución del conflicto el cierre de la misma con una breve explicitación.

Nuestra obligación primera, como integrantes del equipo de conducción institucional, en


estos casos, es el cuidado de los niños, y también el cuidado de nuestro personal. Tendremos que
mantener una escucha atenta y comprensiva, una actitud abierta, mediadora y conciliadora.
Cuidar a los otros y, al mismo tiempo, cuidarnos y cuidar nuestro lugar de “Director”, ejercer
desde nuestro rol la autoridad pedagógica, entendiendo a la misma como aquella donde se
conjugan aspectos intrínsecamente relacionados: conocimientos, prácticas, normativas y vínculos.

“Hablar de autoridad es también hablar de lazos, de relaciones, de dos o más de dos y


de lo que entre ellos ocurre en el espacio de ‘vivir juntos’. Pensar la autoridad en una gama de
encuentros, allí donde al menos dos en relación asimétrica entrelazan sus subjetividades en un
tiempo y un espacio cultural, histórico, social en común, para perpetuarlos y recrearlos.

El ejercicio de la autoridad supone una renuncia a la omnipotencia, a la totalidad, al


control del otro, a capturar y cambiarlo según los propios deseos.

La función pedagógica desde el lugar de la asimetría tiene la responsabilidad de


sostener el espacio para que circule la palabra, y los saberes entren en juego. (…)

El docente, desde sus diferentes roles, debe hacerse cargo de su ineludible ejercicio de
autoridad para la concreción del acto educativo, y la escuela debe volverse un lugar
autorizado, pero ‘autoritario’, que no disuelva las asimetrías, sino que las vuelva motor de
trabajo y las ponga en diálogo y fricción (tensión) con las otras formas de relación (igualdad,
diferencia, autonomía) entre alumnos y maestros.

La autoridad pedagógica se constituye en un saber ligado a la propia reflexión sobre el


lugar que ocupamos como adultos educadores, un saber ligado a los gestos y actitudes y un
saber ligado a lo que otros pueden enseñar y aportar en la construcción de una autoridad
democrática. Todos construimos autoridad, esa es nuestra responsabilidad política”.
(DGCyE. Dirección de Inspección General. Documento “Autoridad y Autoridad
Pedagógica”. Año 2010).

Como cierre de este asesoramiento, se realizará un punteo de acciones/estrategias


favorecedoras de una buena convivencia en las instituciones escolares:

● Diseñar dispositivos que posibiliten circuitos de información y actualización formativa en


relación a las infancias, a las nuevas configuraciones familiares, a los nuevos enfoques y
paradigmas relacionados con la promoción y protección de derechos, con la discapacidad y la
inclusión.
● Habilitar canales formales de la comunicación y deshabilitar los canales informales: entre
directivos, docentes y familias. Trabajar con todos los integrantes de la comunidad educativa
el uso de las redes sociales y los grupos de WhatsApp: cómo afectan diariamente nuestras
comunicaciones, cómo las distorsionan, cómo nos perjudican, cuáles son sus beneficios.
● Construcción genuina y colectiva de los acuerdos institucionales y de convivencia.
● Elaborar estrategias que habiliten los espacios para que las familias participen y sean parte de
la vida institucional, de una manera real y democrática.
● Propiciar un clima de confianza, respeto, cuidado y protección mutua de todos los integrantes
de la comunidad educativa.
● Proyectar, una vez pasada la urgencia, la “crisis”, un trabajo pedagógico que posibilite el
tratamiento de la situación de conflicto como un contenido de aprendizaje desde la
experiencia vivida y compartida.
● Favorecer espacios de expresión y de reflexión de las afectaciones, individuales y grupales, ya
sea a través de la circulación de la palabra, escuchando el “decir” de cada uno, o con
reuniones y/o talleres de actividades expresivo-lúdicas. Construir conocimiento y saber,
juntos, acerca de lo que nos pasó, por qué y para qué, cómo seguir.
● Revisar la situación en su totalidad y complejidad, las acciones implementadas, las estrategias
utilizadas, para reformular lo que sea pertinente y necesario. Lo actuado y lo evaluado deberá
contribuir a la prevención, promoverá la reflexión del colectivo docente y la retroalimentación
de conocimientos a partir de las experiencias vividas.
● Promover que la escuela abra sus puertas también para las acciones vinculadas a los intereses
de los alumnos y a los intereses comunitarios, como manera de profundizar y poner en acto
“la escuela como espacio para todos”, del que todos somos responsables, con el que
podemos contar y al que debemos cuidar.
● Documentar y registrar nuestras acciones, evaluar y proyectar, nos permitirán reformular las
prácticas institucionales (desarmarlas, desnaturalizarlas, analizarlas), las dinámicas grupales,
las condiciones laborales y de enseñanza, fortalecernos como equipo de trabajo, procurando
una mejor convivencia y la elaboración colectiva de una mejor propuesta pedagógica, situada
e inclusiva. Se orienta a destinar un libro de actas de uso exclusivo para situaciones de
conflicto, como herramienta de cuidado y resguardo de los actores participantes. Se solicita el
uso de siglas de todos los actores participantes tanto en las actas, informes y eleve de
situación de conflicto.
● En el caso que sea necesario, ante una situación de vulneración de derechos, pedir la
intervención a la supervisión del nivel, del EIPrI y/o EDI. Este pedido debe ser solicitado a
través de la planilla específica de cada equipo y será luego elevada, por parte del nivel a la
Inspectora de la Modalidad que los supervisa.
● Trabajar de manera articulada con otras instituciones, que están comprometidas en el marco
de la corresponsabilidad, con la situación de conflicto (otras instituciones educativas, servicio
local, profesionales de la salud, entre otras).

Todas estas acciones/estrategias (y muchas otras que surgirán del hacer cotidiano) deben
explicitar a todo el colectivo institucional, trabajarse en grupos e individualmente, ser puestas a
discusión y revisión constantes, construyendo así un equipo de trabajo sólido y fortalecido, formado,
interesado en las infancias.
Necesitamos formar entre todos los que habitamos la escuela una red de sostén y de
acompañamiento para alojarnos en ella y alojar a aquellos que llegan,
poniendo la centralidad de nuestras tareas en los niños y en la enseñanza, para que todos podamos
aprender en las mejores condiciones posibles.

Notifíquese el equipo directivo

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