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El Patrimonio familiar y sucesoral: protección y porción disponible.

Derechos del cónyuge superviviente.


Una sucesión se define como la transmisión del patrimonio de una
persona fallecida a una o varias personas vivas.
Conforme a lo establecido en el artículo 718 del Código Civil las sucesiones se abren
por la muerte de aquel a quien se derivan. Cuando una persona muere deja un
patrimonio, el cual se transmite a sus herederos o continuadores jurídicos.
De esto resulta que el patrimonio de la sucesión y el patrimonio personal del
heredero se mezclan.
Cuando el de cujus, que es el fallecido, no deja testamento, la trasmisión de la
sucesión es ab intestato, y se rige por las reglas establecidas en el Código Civil,
de acuerdo al orden sucesoral. En principio, hereda el más próximo en grado,
excepto la división por líneas y en representación.

Heredan, en primer lugar, los hijos, a falta de éstos sus descendientes. Cuando
no existen hijos ni descendientes, los bienes sucesorales se reparten en partes
iguales entre los hermanos y los padres del fallecido. A falta de uno de los padres,
la herencia corresponde a los hermanos, o sus descendientes, y al padre
sobreviviente. En caso de no existir ninguno de los padres, la sucesión pasa por
completo a los hermanos del fallecido.
En caso de no haber padres ni hermanos del fallecido, la sucesión se distribuye
entre los ascendientes (abuelos) de las líneas materna y paterna, y a falta de
éstos a los de más ascendientes o colaterales, tomando en cuenta que el grado
más próximo excluye los más lejanos. Estas reglas se encuentran a partir del
artículo 731 del Código Civil.
A pesar de los derechos que la Ley les atribuye a ciertas personas sobre el
patrimonio sucesoral; existen algunas causas que cuando se presentan generan la
exclusión en la participación de dichos derechos, es el caso de la indignidad
sucesoral y la desheredación de hijos.
Al respecto, el artículo 727 del Código Civil, establece que: “Se
consideran
indignos de suceder, y como tales se excluyen de la sucesión: 1o. el que hubiere
sido sentenciado por haber asesinado o intentar asesinar a la persona de cuya
sucesión se trate; 2o. el que hubiere dirigido contra éste una acusación que se
hubiese considerado
Derechos del cónyuge superviviente
Aunque, en sentido amplio, el cónyuge es parte de la familia, en sentido estricto, la
familia está compuesta por personas unidas por vínculos sanguíneos o
por adopción.
Es por esta razón que el cónyuge del fallecido no entra a recoger los viene de la
sucesión, los cuales constituyen un patrimonio meramente familiar. Sin embargo,
ante la ausencia de parientes en grado hábil para suceder, el cónyuge
superviviente adquiere los derechos de la sucesión. Así lo ha dispuesto el artículo
767 del Código Civil al expresar: “Si el difunto no deja parientes en grado hábil de
suceder ni hijos naturales, los bienes constitutivos de su sucesión pertenecen al
cónyuge que sobreviva.”
Por último, si no existiera cónyuge superviviente, la sucesión recaerá en el Estado.

La donación es un acto de liberalidad por el cual una persona dispone gratuitamente


de una cosa en favor de otra, que la acepta.
La donación no obliga al donante, ni produce efecto, sino desde la aceptación.
Una donación en vida puede realizarse a:
Una persona física, sin necesidad de que ésta forme parte de la familia del donante.
Una persona jurídica, como ONGs o fundaciones, por ejemplo.
No obstante, se precisa que el donatario no esté incapacitado por la ley.
Podrán aceptar donaciones todos los que no estén especialmente incapacitados por la
ley para ello.
Se pueden donar tantos bienes muebles o inmuebles como el donante desee, siempre
y cuando se reserve un mínimo que le permita vivir dignamente. Esta es la conclusión
que se extrae del artículo 634 del Código Civil:
La donación podrá comprender todos los bienes presentes del donante, o parte de
ellos, con tal que éste se reserve, en plena propiedad o en usufructo, lo necesario para
vivir en un estado correspondiente a sus circunstancias.
Acto por el cual una persona procura o se compromete a procurar a otra
una ventaja sin contrapartida. Donación, Legado.

Toda disposición a título gratuito, cualquiera sea la forma de realización:

donación entre vivos directa, indirecta o disfrazada; un legado o


un contrato a título gratuito.

Generosidad, Altruismo, Desinterés. Donación o dádiva de bienes propios hecha a


favor de una persona o entidad, sin pretender compensación ni recompensa alguna.
| Beneficio o servicio hecho gratuitamente.
En una primera acepción, trasmisión de los bienes de una persona fallecida. En
segunda acepción, el patrimonio trasmitido. Sucesión ab intestato es la regulada por la
ley en ausencia de testamento, y hasta en contra de la voluntad del difunto. Sucesión
testamentaria es la que se reconoce según la voluntad del difunto, tal como está
expresada en un testamento. Sucesión anómala es aquella en la cual ciertos bienes
del difunto se defieren en función de su origen, contrariamente a la regla de
la unidad de la sucesión.

A) en un sentido general, efecto de suceder, seguir una persona a otra, continuaría en


sus derechos y obligaciones.

B) más especifícamente la sucesión ha sido definida como la transmisión de


los derechos y obligaciones que componen la herencia de una persona muerta, a la
persona que sobrevive, a la cual la ley o el testador llama para sucederla.

Esta definición permite extraer los elementos necesarios de toda sucesión mortis


causa: 1) la persona fallecida, llamada también causante o de cujus; 2) los llamados a
sucederla, sea por la ley o por la voluntad del difunto.

El causante es aquella persona de quien deriva determinado derecho o situación


jurídica de que se trata en un negocio jurídico o juicio en particular.
Aunque la acepción más habitual del causante es, en derecho de sucesiones, la
persona por la cual se produce una sucesión por causa de muerte (el fallecido),
también puede decirse que en los negocios entre vivos existe un causante de quien
proviene el derecho en cuestión.

Vocación Sucesoral

La definición más acertada y en la que la mayoría de los doctrinarios están de


acuerdo, es en aquella que plantea la vocación sucesoral como una situación jurídica,
atribuida a un sujeto en específico con relación al de cuyos.
Es por esta situación, que ese sujeto pasa a ser sucesor legítimo de quien fuere en
vida su causante. Cuando hablamos de vocación, debemos atenernos a todo lo que
tiene que ver con las cualidades indispensables que los ordenamientos legislativos le
han otorgado a cada heredero, para real y efectivamente suceder a su causante.
Esto implica que la vocación sucesoral, sea intransmisible por entenderse que quien
se beneficia de ella lo hace de forma propia y personal. La vocación sucesoral tiene
como fuente principal: la ley, el testamento u otras voluntades ejercidas por el
causante.
Al quedar esto establecido, se busca como finalidad suceder en los derechos
pecuniarios al causante de forma individual, es decir, para cada persona en particular.
Podemos dividir la vocación sucesoral en: directa e indirecta.
La directa se refiere al derecho originario que posee cada heredero de ejercitar sus
derechos de forma suo nomine, es decir, en nombre propio y personal. Por el
contrario, la vocación indirecta es aquella basada en la inexistencia, ya sea, por
incapacidad o indignidad del representado; teniendo lugar aquí, la presentación en
materia sucesoral, tema que trataremos en secciones posteriores.
Cualidades requeridas para suceder
Gran parte de la doctrina coinciden en que existen dos cualidades principales para
suceder, que son:
Ser capaz, y
No estar afectado por indignidad.
Estas cualidades están claramente especificadas en los artículos del 725 al 730 del
Código Civil dominicano, lo cual implica que, son características de índole limitativa y
no enunciativa.
Con respecto a la primera cualidad, basándonos en lo que establece el artículo
725[108]de nuestro código, es indispensable para suceder: estar vivo o concebido en
el momento en que es abierta la sucesión del de cuyus.
Es por esta razón, que la capacidad a la cual estamos acostumbrados (según los
preceptos de nuestro código), entiéndase incapacidad para obrar, debe de entenderse
en este tenor como la existencia de la personalidad jurídica atribuida a cada ser
humano. La capacidad para suceder se refiere entonces, a la existencia jurídica, es
decir, a la personalidad.

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