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El tren eléctrico de Lima: el transporte peruano que tardó más de 25 años para hacerse realidad

Hoy los peruanos disfrutan en Lima del traslado rápido a través del tren eléctrico, pero algunos fallecieron
esperando durante décadas ver una de las promesas que abarcó uno de los mayores presupuestos por parte del
Estado.

El crecimiento de la población en el Perú requería de medidas que ayudaran a menguar el tráfico que había en la
ciudad de Lima entre los años 80 y 90. Alan García, expresidente del Perú, vio la oportunidad y les dio a los peruanos
un calmante para esa sed de búsqueda de soluciones.

La construcción del tren eléctrico fue lo que prometió García, creando esperanza en los ciudadanos del Perú, pero lo
que no se anunció es que para disfrutar de esta obra tendrían que esperar alrededor de 25 años y muchos
fallecieron recreando el tren eléctrico en su imaginación.

El tren eléctrico del Metro 1 de Lima y la larga espera

“Tengo mucha satisfacción de poder entregar estos dos kilómetros, sabiendo que hay otros doce (km) ya
construidos, que pueden ser habilitados rápidamente y que tenemos los 30 vagones en construcción. Creo que este
es un proyecto que no va a detenerse porque es una necesidad del pueblo para su mayor justicia y bienestar”, es el
recordado discurso que el expresidente Alan García dio al inaugurar el pequeño avance del tren eléctrico. Sus
palabras se esfumaron, pues la obra inconclusa se estancó ahí hasta su segundo gobierno, pasando por incesantes
cuestionamientos de corrupción a nivel nacional e internacional.

Era 20 febrero 1986 y el presidente de aquel entonces, un joven Alan García Pérez, de 36 años creó el Proyecto
Especial Sistema Eléctrico de Transporte Masivo de Lima y mediante Decreto Supremo 001-86-MIPRE.

Se hizo un concurso público para escoger a la empresa que iba a producir dicho sistema, pero no hubo un ganador,
es así que el gobierno expande su búsqueda a otros países y se encuentra con un grupo de italianos dispuestos a
tomar el reto.

Para el 9 de setiembre de 1986, García se reúne con el primer ministro de Italia de aquel entonces, Benedetto Craxi,
más conocido como Bettino. El político italiano le ofrece al líder peruano un obsequio que constaba de 140 vagones
usados. Este último regresó al Perú y le encargó el trabajo a la autoridad creada para ese fin.

Es así que, el 17 de octubre, se coloca la ‘primera piedra’ en el óvalo Higuereta, pero al lado del presidente estaba el
flamante alcalde de Lima de aquel año, Jorge del Castillo, quien mencionaba durante toda su campaña el tren
eléctrico como as bajo la manga.

Exactamente, el 30 de octubre del mismo año, el plan pasa a ser la Ley N° 24565 y se da inicio a la Autoridad
Autónoma del Proyecto Especial Sistema Eléctrico de Transporte Masivo de Lima y Callao – AATE, con el fin de
realizar la planificación, supervisión, coordinación, control y ejecución de semejante obra ya conversada por el
expresidente.

Meses antes de adjudicar el proyecto se creó un consorcio llamado Tralima, cuyo representante legal era también
italiano, Sergio Siragusa, un abogado que también hacía de consejero a dicha empresa.

Pasaron unos cuantos años y se firmó el tan ansiado contrato el 13 de febrero de 1989. El Perú tenía que
desembolsar 140 millones de dólares para poder hacer realidad el sueño de los ciudadanos, un transporte rápido y
de calidad.

Luego de dos años, se anunciaba la gran inauguración del tren en el distrito de Villa El Salvador. Los peruanos
esperaban ansiosos ver el recorrido del “tramo experimental” de aquel transporte en el que el presidente había
invertido tantos millones, pero se llevaron una gran sorpresa.

En medio de aplausos y con una botella de champán en mano, Alan García Pérez inauguraba un tren eléctrico que
recorrió cerca de 2 kilómetros de distancia, aunque la idea inicial era que este transporte alcanzara dos tramos de
recorrido.
“Este es un hecho, con el cual comienza una realidad que nadie puede, ni podrá negar. Nadie, por adversario u
opositor que sea, podrá negar la existencia concreta de este proyecto que ya comenzó”, sostuvo en su discurso de
inauguración, al que fue acompañado de su exesposa Pilar Nores.

DATO: Para aquel entonces, el Perú se encontraba con una economía bastante crítica donde reinaba la
superinflación.

Llegaron las elecciones para la presidencia de la república en 1990 y García dejó su promesa inconclusa, junto con su
cargo político, y se lo entregó a Alberto Fujimori, quien dejaría de lado el tren eléctrico por haber sido una inversión
sobrevalorada.

El fin de la espera del primer tramo del tren eléctrico

Pasaron años, y dos gobiernos, mientras el Perú se iba enterando de casos de corrupción en torno al tren eléctrico,
hasta que, en 2006, Alan García de nuevo fue elegido presidente del Perú.

En el 2009 se da inicio a la continuidad de la obra, pero en este caso quienes estaban a cargo de la construcción ya
no eran los italianos, sino la empresa brasileña Odebrecht. Dos años después, exactamente en el 2011, poco tiempo
antes del término del mandato de García, se inauguró el tren eléctrico.

No obstante, los peruanos conocieron algunos años después que el tren eléctrico, una vez más, estaba envuelto en
casos de corrupción, y García junto a sus funcionarios Jorge Cuba, Edwin Luyo y Santiago Chau fueron los nombres
que salieron en la confesión de altos funcionarios de Odebrecht tras la investigación de coimas.

Pero una vez más, se trataba de una obra inconclusa, pues la promesa era que el tren transitaría desde Villa El
Salvador hasta San Juan de Lurigancho, pero solo llegaba hasta la estación Miguel Grau. No fue hasta el 2014 que el
tren culminó todo el tramo prometido desde décadas atrás.

¿Cómo se veía la obra inconclusa durante varios años?

Los peruanos podrán recordar que durante décadas la avenida aviación, una de las principales vías por donde pasa el
tren eléctrico, contaba en la parte central con muros altos y gruesos, y que en la zona superior tenían fierros de
construcción doblados.

Estos bloques de columna estaban puestos por varios kilómetros, aguantando lluvias, sol y deteriorándose frente a la
exposición. Pero también servían de pizarra para aquellos jóvenes que querían plasmar sus firmas a modo de grafitis.

Hoy en día son 26 estaciones las que están disponibles para los ciudadanos peruanos, lo cual equivale a más de 34
kilómetros recorridos en 54 minutos.

Ahora, la gran espera es por la Línea 2 del Metro de Lima que unirá el Callao con Ate Vitarte, una ruta bastante
congestionada en la actualidad. Lo inédito es que parece que la historia se repite, pues esta obra se inició en el 2014
bajo el mandato del expresidente Ollanta Humala y debió entregarse en el 2019, dentro del gobierno de Pedro Pablo
Kuczynski, pero luego, se postergó para el 2021 para el mandato de Pedro Castillo; no obstante, aún no se sabe
cuándo se hará entrega del tramo 1A de la segunda ruta del tren eléctrico.

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