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periodos o etapas específicas de transformación que coadyuvan a comprender que el Estado mexicano

siempre se definió como el eje rector de la planeación en México. Se pueden definir las siguientes
etapas:

1928-1946. Planeación Económica.

1947-1958. Planeación Económica para obtener préstamos Internacionales.

1959-1970. Planeación Económica hacia cambios estructurales.

1971-1976. Planeación Económica en un gobierno de transición hacia lo mismo.

1977-1982. Planeación Económica al revés.

Planeación se originó en respuesta a los patrones de crecimiento urbano, ocasionado por el crecimiento
industrial, la explotación petrolera, la industrialización trasnacional, maquiladoras; que juntas
protagonizaron la industrialización incipiente. El paradigma fue establecer condiciones para el
establecimiento del capital privado para el crecimiento económico nacional mediante nuevas reglas que
ofrecía nuevas oportunidades económicas para el sector inmobiliario.

Desde 1930 comienza la planificación en México mediante la Ley sobre Planeación General de la
República, El objeto de esta ley, era copiar algunos modelos ocasionados en nuevas ciudades europeas e
integrar a México en este mismo contexto internacional.

Se elaboró un plan nacional con división política, usos, planeación y zonificación, red de vías de
comunicación, etc.

La justificación del Estado para establecer la planeación urbana fueron las siguientes:

 Crecimiento Poblacional.

 Crecimiento Urbano.

 Crecimiento Económico: industrialización incipiente.

 Especulación del suelo: inversión inmobiliaria ventajosa e irregular.

En 1970 existía un déficit aproximado de 6 millones de viviendas (alrededor de 30% urbanas y 70%
rurales). En esos años se construía más vivienda en territorio urbano; existía un alto nivel productivo en
el país, cierta distribución del ingreso que podía pagar vivienda en aglomeraciones urbanas, un alto
crecimiento demográfico y buena asignación de recursos financieros

Los sectores populares se autofinanciaban y auto-construían, produciendo el 65% del total producido
entre 1970-1975,[10] tomando en cuenta la carestía de Planes y Programas bajo los cuales los
organismos de vivienda tuvieran terrenos adecuados.
Se requería impulsar al sector industrial que se aglomeraba en las ciudades, la creación de instituciones,
crear una planeación urbana, consolidar el federalismo, pero era condicionante la institucionalización de
la planeación de Desarrollo Urbano para ejercer la planificación, y ofrecer condiciones para el
establecimiento del capital privado para impulsar el crecimiento económico en las grandes ciudades.

A través del proceso acelerado de industrialización se definieron políticas de crecimiento económico que
no eran suficientes al ritmo del crecimiento poblacional ni a la irregularidad de agentes inmobiliarios
clandestinos.

no obstante que el gobierno haya concentrado inversiones a las ciudades que tenían grandes potenciales
económicos, inmobiliarios e industriales mediante equipamientos e infraestructura.

Para lograr condiciones para la inversión privada en el desarrollo inmobiliario, el Estado lo resuelve
mediante la aplicación de leyes en un marco institucional que lo llevase a cabo, surgiendo las
modificaciones a los artículos 23, 73 y 115 constitucionales que fundamentan la Ley General de
Asentamientos Humanos.

A partir de la inclusión de la Ley como instrumento de planeación, control y regulación, se generaron


políticas de planeación entre las cuales destacan las siguientes:

La ley faculta a los ayuntamientos su responsabilidad para realizar obras, de acuerdo a sus necesidades y
por el bien colectivo. Por medio de dicha legalidad se podían establecer expropiaciones y desalojos.

Anulación de contratos si la tenencia del predio no especificaba su utilización, de tal forma que aquellos
agentes urbanos ilegales o no incluidos al sistema quedan descartados en la dotación de bienes y
servicios, lo cual los obliga a integrarse a un marco legal.

Todos los predios pueden incorporarse al proceso de urbanización y los predios ejidales pueden
expropiarse. Con el fin de terminar con la irregularidad de los asentamientos e incorporarlos al proceso
hacendario.
el Programa Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU)

La planeación significaba un medio para establecer políticas y controlar el sector inmobiliario que ya
generaba impactos que el gobierno debía asumir, ofreciendo ventajas políticas que permitían al Estado la
aplicación de sus políticas.

El primer PNDU contenía tres niveles: Normativo, Estratégico e Instrumental; comprendiendo los
siguientes planes:[13]

Plan Nacional de Desarrollo Urbano

Planes Regionales de Desarrollo Urbano de zonas prioritarias.

Planes de ordenación de Zona Conurbada.

Planes estatales de Desarrollo Urbano.

Planes municipales de Desarrollo Urbano de centros de población.

Se crearon paralelamente 6 comisiones de conurbación,[14] y al encontrarse en un contexto federalista,


se vinculó el PNDU a diversos sectores mediante planes. Entre las políticas del PNDU resaltan las
siguientes:

Proponía racionalizar la distribución de las actividades económicas y de la población, localizándolas en


las zonas de crecimiento económico. El PNDU se enfocó a las grandes ciudades y no estableció igualdad
sino que impulsó segregación y regionalización.

Promover el Desarrollo Urbano integral y equilibrado en centros de población. Adoptó el modelo de


desarrollo estabilizador y los beneficios fueron selectivos; impulsó el consumo para fortalecer el
mercado interno, pero originó un estancamiento y contracción de actividades económicas hacia las
grandes ciudades.

Propiciar condiciones favorables para que la población pueda resolver sus necesidades de suelo urbano,
vivienda, servicios públicos, infraestructura y equipamiento urbano. Lo cual se manifestó con la creación
de 31 planes estatales, 2,377 municipales y 97 de centros de población; que unificaron al territorio e
integraron a la población rural dispersa en el sistema.

Mejorar y preservar el medio ambiente que conforman los asentamientos humanos. La creación de la
CORETT para regularizar el suelo rural propició la venta de los mismos como un negocio inmobiliario
para desarrolladores en busca de predios baratos para luego venderlos. Con el establecimiento de
actores sociales en “territorio regular” originaron facultades al Estado para establecer permisos y
licencias, que originaban aportaciones tributarias mediante impuesto predial.

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