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El lupus es una enfermedad autoinmunitaria crónica, donde el sistema inmunitario

funciona mal y ataca los tejidos y órganos sanos. Provoca inflamación y daño, debido a la
unión de los anticuerpos a las células del organismo y depósitos de complejos antígeno-
anticuerpo. Puede afectar cualquier zona del organismo, los sitios más frecuentes son el
corazón, las articulaciones, la piel, los pulmones, los vasos sanguíneos, el hígado, los
riñones y el sistema nervioso.

Los síntomas de cada persona son diferentes, y dependen de la zona del cuerpo
afectada. El curso de la enfermedad es impredecible con periodos de crisis alternados
intercalados con periodos sin síntomas, lo que se conoce como "remisión" y hasta ahora
no hay cura, pero se tratan principalmente con cortico-esteroides e inmunosupresores.
El origen es desconocido; sin embargo como se trata de una enfermedad autoinmune hay
distintos factores que pueden influir en el sistema inmunológico y provocar lupus.
La exposición a la luz solar podría ser un factor de la patología ya que muchos individuos
con lupus tienen fotosensibilidad a los rayos ultravioletas. Así mismo, las hormonas, en
concreto los estrógenos femeninos (píldoras anticonceptivas), se han propuesto como
causante de la enfermedad, al acelerar su aparición en mujeres genéticamente
predispuestas. También se ha relacionado con quienes tienen parentesco cercano con
una persona que padece lupus, al igual que a ciertos medicamentos, como los
anticonvulsivos y los antibióticos, el estrés y las enfermedades del sistema nervioso
central podrían también desencadenar la patología.
En la fisiopatología del lupus, encontramos la predisposición genética que se
caracteriza por la activación e hiperreactividad de LB y formación de autoanticuerpos ,
mediados por la secreción de diversas citocinas producidas por linfocitos T. Los
principales indicadores de la enfermedad son los autoanticuerpos, complejos inmunes,
factores del complemento y las células autorreactivas.

El LEG incluye además inflamación e incremento de muerte celular por apoptosis, donde
se presenta una deficiencia en la eliminación de restos celulares o cuerpos apoptóticos
por los fagocitos, cuyos restos se transportan en vesículas para ser liberados, obteniendo
una generación constante de autoantígenos modificados (que en un individuo sano el
sistema fagocítico las degrada antes de su liberación), exponiéndolos al sistema inmune.

Lo anterior lleva a la generación de autoanticuerpos que están dirigidos a antígenos


propios. Los autoanticuerpos se unen a los antígenos propios (RNA DNA, restos
apotóticas, etc.) que entran al torrente sanguíneo. A estas uniones se le denomina
complejos inmunes (antígeno-anticuerpo), los cuales se pueden depositar en las
membranas basales llevando a la activación del complemento lo que provoca la aparición
del proceso inflamatorio y en consecuencia manifestaciones clínicas dependiendo del
órgano blanco.

¿Cómo afecta el lupus al ser humano en las diferentes etapas de la vida?

El lupus suele iniciarse entre los 20 y 40 años. Pero puede también afectar a niños y
personas mayores, y en muy pocos casos en recién nacidos.
A ello se le denomina lupus neonatal, es una afección que se le desencadenas a los
recién nacidos de mujeres con lupus. E bebé puede tener un sarpullido en la piel,
problemas con el hígado o recuentos sanguíneos bajos, pero estos síntomas
generalmente desaparecen por completo después de seis meses sin efectos duraderos.

El síntoma más grave es el bloqueo cardíaco congénito, que provoca latidos cardíacos
lentos, generalmente se detecta cuando el feto tiene entre 18 y 24 semanas de edad. La
afección no desaparece y, con el tiempo, los bebés afectados necesitarán un
marcapasos.

En cuanto a la etapa juvenil, a diferencia del lupus que afecta a los adultos, el que se
presenta en niños y adolescentes es menos frecuente y tiende a ser más agresivo. Puede
generar compromiso multiorgánico y actuar principalmente en el sistema nervioso central
o en los riñones. Generalmente afecta la piel, las articulaciones y los principales órganos
internos, como los riñones, el hígado, el cerebro, el corazón o los pulmones. El lupus
tiende a ser más agresivo y severo en los niños que en los adultos. Las personas
diagnosticadas en la infancia también tienden a tener mayores tasas de daño a los
órganos que las personas diagnosticadas en la edad adulta.

El lupus puede interferir con las actividades escolares durante los periodos de actividad
de la enfermedad. Si el niño o adolescente con lupus presenta compromiso neuro-
psiquiátrico podrá tener cefaleas (dolores de cabeza), cambios de carácter, dificultad para
concentrarse y memorizar, lo que puede perjudicar sus habilidades de aprendizaje.
Además puede tener menor rendimiento y mayor ausentismo escolar.

El lupus aunque es raro e infrecuente también tiene inicio tardío, es decir puede
presentarse en ancianos. Hay diferencias en cuanto al modo de inicio de la enfermedad,
el compromiso de órganos y sistemas, perfil inmunológico, severidad y pronóstico. Se ha
sugerido que los pacientes con LES de aparición tardía tienen un inicio más agudo y
manifestaciones clínicas menos definidas. Por lo general, este tipo de pacientes
presentan manifestaciones predominantemente cutáneas, neuropsiquiátricas,
hematológicas y pulmonares. Tienen más compromiso intersticial y menos artritis
comparados con los pacientes jóvenes. Es importante resaltar que el curso de la
enfermedad en este tipo de pacientes resulta ser más benigno ya que, por lo general,
tiene menor compromiso orgánico y sistémico con menores grados de actividad de la
enfermedad, así como menos recaídas

Haciendo referencia de una evolución del lupus es realmente impredecible y el


pronóstico, por lo tanto, muy variable. Por lo general, si se controla la inflamación inicial,
el pronóstico a largo plazo es bueno. La detección y el tratamiento precoces de la lesión
renal reducen la incidencia de enfermedad renal grave. Sin embargo, las personas con
lupus presentan un riesgo mayor de cardiopatía.

Los síntomas son muy variados ya que es una enfermedad que puede atacar a
prácticamente cualquier órgano. Suele ser muy típica la afectación cutánea y la
articular.
1. Síntomas generales: fatiga, cansancio, pérdida de peso, febrícula sin que se
acompañe de un proceso infeccioso.
2. Síntomas articulares o musculares: prácticamente el 90% de los pacientes
presentan dolor e inflamación de alguna articulación. Las que más se suelen
afectar son las de las manos, muñecas, codos, rodillas y pies.
3. Afectación cutánea o de mucosas: existen varias manifestaciones cutáneas
siendo muy típica la sensibilidad a la luz solar que produce manchas eritematosas
en las zonas expuestas al sol. En cara es muy característico el “exantema en alas
de mariposa” que se localiza en mejillas y nariz. También son frecuentes las aftas
orales.
4. Afectación renal: los riñones también se pueden ver afectados. Aunque puede
ser una afectación grave, el paciente no percibe la inflamación renal, no suele
tener síntomas. En la orina suelen objetivarse alteraciones como pérdida de
proteínas y sangre.
5. Sistema nervioso y cerebral: engloba una gran variedad de síntomas que en
muchas ocasiones son inespecíficos, como entumecimiento, dolor de cabeza,
debilidad, pérdida de memoria, cambios de humor, depresión, ansiedad…
6. Corazón y pulmón: el lupus inflama las membranas que cubren tanto el
corazón (pericardio) como el pulmón (pleura), produciendo pericarditis o pleuritis.

CASO CLINICO

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