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Radiografía de tórax normal

La imagen que observamos en una radiografía resulta del paso de los rayos X a través de
nuestro
tórax, los cuales impresionan una placa fotográfica y confieren a ésta una tonalidad
oscura que será
mayor de acuerdo a la cantidad de rayos que reciba. A menor densidad del parénquima
que
atraviesan los rayos X (pulmones) mayor es la cantidad que llega a la placa y esta
adquirirá un tono
más oscuro. A mayor densidad (hueso) menor es la cantidad de rayos que llega a la placa
y esta
quedará de tono más blanco. Planteado así, se podría pensar que en la radiografía de
tórax tenemos
toda una gama de grises desde el blanco al negro dependiendo de la densidad de los
órganos, sin
embargo, esto no siempre es así ya que la atenuación de los rayos X depende también
del espesor
del tejido que atraviesa. Esto explica que algunos órganos como el corazón o la aorta, se
puedan
ver igual o más blancos que estructuras más densas como las costillas. En general
podemos decir
entonces que en la radiografía de tórax vemos zonas negras que corresponden a los
pulmones y
una limitada gama de grises cercanos al blanco donde se incluyen las estructuras
mediastinicas, los
vasos pulmonares y los huesos.

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