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EJERCICIOS ESPIRITUALES

02 – Principio y Fundamento (III-IV)


Reglas para el uso de las criaturas

C. Recto uso de las criaturas: De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le
ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden.
D. Conclusión práctica y medio para ello: Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las
cosas creadas (…); solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que hemos sido
creados.

1. Recto uso de las criaturas


[Consecuencia que fluye espontáneamente de lo dicho del fin de las criaturas.]

- Si todas las demás cosas han sido creadas para llegar a nuestro fin, debemos ver si
realmente nos ayudan o no. [… a menos que no queramos llegar a ese fin.]
- Después, admitirlas en tanto en cuanto nos ayudan: ni más, ni menos.
- Si hay algunas que nos estorban para el fin, evitarlas y rechazarlas; y evitarlas en tanto, en
cuanto, nos estorban; ni más, ni menos.
- Porque la razón de ser de los medios, de los instrumentos es que en ellos se tenga presente
que nos llevan al fin.
- Si no son aptos ni idóneos, ya no son medios, ya no son instrumentos, y mucho menos lo
son si nos estorban el fin, si nos impiden la obra que debemos realizar.
- … lo primero que acostumbra a considerar y pensar casi únicamente es qué le agrada, qué le
desagrada, de ahí (nace) el desorden, de ahí las imperfecciones odas, de ahí los pecados.
- …nosotros generalmente, rehuimos lo que contraría el sentido: lo aborrecemos, lo
empleamos menos; en tanto que apetecemos lo que halaga a los sentidos: lo buscamos, lo
admitimos, nos servimos y aún nos gozamos de ello sin moderación ni orden. ¡De ahí
(brota) toda maldad!
- Sal 39,4: Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis años, que comprenda lo caduco que
soy.
- «Toda criatura es, en cierto modo, un medio para amar a Dios cada vez más ... Semejante a
una madre que procura atraerse hacia sí sus hijos con dulces y juguetes, Dios nos trae a su
amor por medio de sus criaturas, que son regalos suaves de su amoroso corazón»
- Ya que, de hecho, guiados por esta engañosa percepción de los sentidos y los caprichos de
nuestra naturaleza, hemos ido insensiblemente montando un mundo de aficiones, juicios,
sistemas, estructuras, necesitamos de una fuerza explosiva, como de una bomba atómica,
que deshaga y desorganice este montaje. El Principio y fundamento, al ofrecer la verdadera
visión de las cosas, deshace estas estructuras y sirve de explosivo.

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- En resumen: se recobra el sentido de Dios, se ve todo a la luz de Dios. Se llega al verdadero


valor de las cosas. Se da con la auténtica norma, medida. Basta aplicar la vida a esta regla.
Las personas que siguen esta norma, eliminan las ansiedades y fluctuaciones…

2. Conclusión práctica y medio para ello


2.1 Indiferencia
- Debemos ser indiferentes a todo lo creado. No inclinarte a nada a menos que Dios te
muestre que es eso lo que Él quiere.
- Es “menester”, “necesario”, mostrarnos indiferentes ante las cosas creadas. Que no nos
gobiernen. Es necesario andar en libertad para poder usar bien de las criaturas de acuerdo a
nuestro fin.

2.2 Solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.
- Únicamente la gracia de Cristo nos ha de dar el poder poner por obra lo que el Fundamento
exige; y aunque sea evidente los principios por los que todo hombre dotado de razón debe
gobernarse, todavía la voluntad debilitada no podrá nunca, sin la gracia de Cristo, ponerlos
por obra.
- Lo importante es la premisa, estar entusiasmado con el fin de tal modo, que su sublimidad
supere el encanto y la fascinación de las criaturas. Si el amor de Dios es puro y se aman las
criaturas en él, como tantas veces dice San Ignacio, nadie se detendrá en éstas más de lo
debido. Como escribe Masen, «para usar bien de las criaturas hay que considerar
frecuentemente la razón y excelencia del fin».
- Pero San Ignacio quiere que, de hecho, en cuanto sea posible, la indiferencia llegue a la
zona del corazón, porque, como señalaremos en seguida, es imposible psicológicamente
perseverar en ese estado.
- Indiferencia: no es psicológicamente una actitud negativa de espera o de resignación, «una
especie de frialdad e insensibilidad que excluya las aficiones o inclinaciones a las cosas
criadas» (RovIRA, p.328).
o Es más bien un estar internamente en equilibrio (Direct. VITORIA, 102) por la
compensación de dos fuerzas contrarias. La voluntad, como un resorte tenso,
atiende a lo que Dios quiere en situación de alerta y actuando la energía de su querer.
«Es un espíritu libre de todo apego a las criaturas» (ORAÁ, p.63).
o No es no querer nada, sino, como dice Saint-Jure, no preferir nada hasta el
momento en que se ve lo que Dios quiere. Mercier la define: «La energía del alma
que, en plenitud de su libre arbitrio, permanece en equilibrio de él delante de lo que
no es Dios o no lleva a Dios».
- En este momento de los Ejercicios no se trata ahora de quitar lo desordenado, sino de ver la
necesidad de quitarlo
- No se puede olvidar que “tomar de antemano la resolución generalísima de elegir en cada
ocasión lo que más conduzca a nuestro fin ... es la única disposición de ánimo donde hay
verdad y eficacia. Esto es de hombres consecuentes consigo mismos, eficaces, rápidos,

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hombres de empresa. Así obramos cuando queremos de veras un fin: acudimos al medio
más seguro, más eficaz, más rápido” (ENCINAS, p.82).

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