Está en la página 1de 8

DERECHO ADMINISTRATIVO

CAPITULO II: LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS


El estado en el desarrollo de su actividad obtiene de los particulares prestaciones voluntarias de bienes o
servicios personales.
El estado no está obligado a intervenir en todos los casos imponiendo su voluntad a los particulares. En
algunas ocasiones puede obtener la colaboración voluntaria de estos y lograr de ellos por medio de un arreglo
consensual la prestación de bienes o servicios personales.
No se hace necesario el empleo de mandato imperativo por parte del poder público para salvar el eficaz
cumplimiento de sus atribuciones. Cuando la realización de estas en una forma regular y continua depende de
la obtención oportuna de esos bienes y servicios no existiere la colaboración adecuada de los particulares, el
Estado tiene que proceder por la vía de mando, imponiendo involuntariamente su voluntad.
El Estado si puede contratar dándose motivo para que inmediatamente se pase al estudio de la naturaleza
jurídica de los contratos celebrados por el Estado.
La competencia de la administración y de sus agentes, se regula y no por la ley civil, sino por las leyes
constitucionales y administrativas; porque además, estas últimas prescriben requisitos de forma y
solemnidades especiales distintas de las que exigen las leyes civiles y, finalmente, porque las mismas leyes
especiales de la Administración imponen estas serias restricciones en cuanto a los objetos que puedan ser
materia de contratación.
Sucede con la Administración lo que ocurre con todas las personas morales, las que según las disposiciones del
mismo Código Civil, tienen la capacidad que la ley, la escritura constitutiva y sus estatutos les señalan, no
pudiendo ejercer más derechos que los que sean necesarios para el objeto de su institución, debiendo obrar y
obligarse solo por medio de los órganos que las representen de acuerdo con la ley, escritura constitutiva y
estatutos (arts. 25 al 28 COD. Civ).
Se desprende que no existe incompatibilidad entre la existencia de un contrato de indiscutible naturaleza civil
y la circunstancia de que la capacidad o competencia, el objeto y los requisitos y formalidades se determinen
por una ley diferente o un acto especial.
La doctrina agrupa los contratos que el estado celebra: contratos civiles y contratos públicos o administrativos.
La distinción entre contratos civiles y contratos administrativos tiene importancia para nosotros para señalar
doctrinalmente que a cada uno conviene.
Los administrativos, solo puede justificarse por la circunstancia de que ellos están sujetos a un régimen
jurídico exorbitante del constituido por el derecho civil. La distinción de las dos categorías de contratos que
pueden celebrar la administración: los contratos civiles y los contratos administrativos; los primeros están
sujetos a un régimen de derecho civil aplicable a las relaciones privadas, y los segundos, sujetos a régimen
jurídico diferente.
Se ha sostenido que la diferencia del régimen entre los contratos administrativos y los contratos civiles
celebrados por la administración obedecen a que en los primeros esta obra como Poder, mientras que en los
segundos actúa como simple persona jurídica.
Significa que el Estado, en situación de superioridad respecto de su co-contratante, puede imponer a este las
cláusulas del convenio, no quedando al particular ni la posibilidad jurídica de discutirlas. En tales condiciones
pensamos que se destruye la idea misma de contrato, pues si las dos voluntades que en el deben intervenir no
contribuyen a su formación, sino que solo una de llas impone y la otra se limita a aceptarlo, entonces no existe
la bilateralidad del voluntades que al principio de esta obra dejamos señalada como un elemento esencial del
acto contractual.
“Si la Administración impone su voluntad por interés público, no contrata, manda” (D. Adm., t.II, pagina 264)
Gastón Jeze establece como elementos del contrato administrativo que haya un acuerdo de voluntades entre
la Administración y un particular que genere una situación jurídica individual; que la prestación del particular
tenga por objeto asegurar el funcionamiento de un servicio público.
La teoría de Jeze se le pueden hacer dos objeciones fundamentales: una, la de utilizar el concepto de servicio
público; otra que hace depender la existencia del contrato administrativo de que las partes hayan entendido
someterse al régimen de derecho público. Esto significa que el carácter administrativo del contrato depende
de la voluntad de las partes, y que en vez de que el régimen legal sea consecuencia de la naturaleza del acto
este dependerá de que las partes hayan querido o no sujetarse a un régimen legal determinado.
El estado celebra con fines especiales, distintos de los que persiguen los particulares en sus relaciones civiles o
mercantiles, exigen, por la misma razón, un régimen jurídico especial.
El Estado tiene encomendadas las atribuciones indispensables para satisfacer por medios de que no disponen
los particulares necesidades colectivas inaplazables; que por consecuencia debe existir un régimen especial
que es precisamente el que constituye el derecho público.
El derecho privado se aplicara al Estado cuando los actos que este verifique no se vinculen estrecha y
necesariamente con el cumplimiento de sus atribuciones y cuando, por lo mismo, la satisfacción de las
necesidades colectivas no se perjudique.
Cuando el objeto o la finalidad del contrato estén íntimamente vinculados al cumplimiento de las atribuciones
estatales de tal manera la satisfacción de las necesidades colectivas no sea diferente a la forma de ejecución
de las obligaciones contractuales, entonces se entrara en el dominio del contrato administrativo.
Los contratos que el Estado celebre sujetos a un régimen del derecho civil y los que queden sujetos a un
régimen exorbitante, pues su caracterización tendrá que depender de las circunstancias concretas que en cada
situación especial concurran.
Gastón Jeze plantea y resuelve, en los términos siguientes, una parte de esta cuestión: ¿En qué consisten
exactamente, dice, las reglas especiales aplicables a la ejecución de las obligaciones respectivas de las partes
contratantes que resultan de los contratos administrativos propiamente dichos?
1- Hay principios de justicia y de equidad que denominan todos los contratos, de cualquier naturaleza que
sean, de derecho privado o de derecho público.
2- Hay reglas técnicas en los códigos de derecho privado para tal o cual contrato.
Lo anterior demuestra claramente que como en el contrato administrativo existe un íntimo enlace entre las
prestaciones que el impone y el cumplimiento de las atribuciones del Estado.
La regla fundamental de interpretación en los contratos administrativos debe ser, las cláusulas de aquellos
deben entenderse en el sentido que sea más favorable al correcto desempeño por parte del Estado de la
atribución que está comprometida.
El contrato administrativo tiene el eficaz cumplimiento de las atribuciones del Estado, es la de que cuando
para lograr esa eficacia se haga indispensable la modificación de las prestaciones convenidas, aumentándolas,
disminuyéndolas o poniéndoles fin, debe la Administración poder hacerlo.
El reconocimiento de las facultades de modificación y conclusión de los actos administrativos no significa que
el ejercicio de ellas pueda realizarse de una forma absolutamente discrecional por parte de la Administración.
Pudiera considerarse que las facultades que corresponden a la Administración en el contrato administrativo
vienen a ser incompatibles con la naturaleza misma del contrato, pues equivalen a que la fijación de las
prestaciones y el cumplimiento de las mismas queden al arbitrio de una de las partes, que en el caso de la
Administración, la cual en esa forma impondría unilateralmente su voluntad.
El régimen excepcional de los contratos administrativos permite considerar como válidas ciertas
estipulaciones que no podrían tener efecto en un régimen de contratación civil.
Por el contrario esas mismas estipulaciones en favor de la Administración dentro de los contratos
administrativos se consideran como perfectamente regulares, porque ellas salvaguardan el eficaz
cumplimiento de las atribuciones estatales.
Debe tenerse presente el artículo 134 de la Constitución Federal, que dispone que “todos los contratos que el
Gobierno tenga que celebrar para la ejecución de obras públicas serán adjudicados en subasta, mediante
convocatoria y para que se presten proposiciones en sobre cerrado que será abierto en junta publica”
La ley declara que los contratos que se celebra en con base en ella se considerarán de derecho público, siendo
los tribunales federales los competentes para resolver las controversias que ellos susciten (art.50 y Ley
Orgánica del Tribunal Fiscal, art.23, frac. VII)
La ley establece varias excepciones al régimen general que establece cuando existan razones de seguridad
nacional, o circunstancias extraordinarias e imprevisibles o cuando el costo de la obra no justifique el
procedimiento ordinario, casos que en los cuales previa resolución fundada la convocatoria se hará a las
personas que cuenten con la capacidad y recursos para respuesta inmediata también exceptúa en caso de que
el contrato solo pueda celebrarse con una determinada persona por ser titular de las patentes necesarias para
realizar la obra.
En la ley sobre adquisiciones, arrendamientos de bienes muebles y almacenes de la Administración Pública
Federal se contienen igualmente disposiciones que configuran un régimen para los contratos que con ellos
objetos se celebran y que no es el de contrato de derecho común sino el excepcional de derecho público o sea
el que los caracteriza como contratos administrativos.
CONCLUSION:
En conclusión del capítulo 2 que nos habla sobre “Los contratos administrativos” podemos determinar que
cómo bien lo menciona el estado en el desarrollo de su actividad obtiene de los particulares algunas
prestaciones que son voluntarias de bienes o de servicios personales y de esta manera el estado está obligado
a intervenir de alguna manera en todos los casos imponiendo su voluntad a los particulares puesto que en
algunas ocasiones este puede obtener la colaboración voluntaria de estos mismos particulares Y lograr con
ellos por medio de un arreglo que sea de forma consensual la prestación de dichos bienes o servicios
personales.
Pues en esta capítulo se entra una gran controversia sobre el saber si el estado participa en contratos
administrativos o contratos civiles pues sí bien entendemos los contratos civiles encuentran regulados por el
código civil de cada estado y los contratos administrativos los regula una ley administrativa completamente
distinta y es por ello que se entró en una gran controversia. Pues bien si cómo se menciona el principio el
estado no necesariamente llega a imponer ante los particulares para tener la prestación de bienes o servicios
personales y de esta manera se vuelve un contrato civil por qué ambas partes tienen el consentimiento para
darle formalidad a este sin embargo en determinadas ocasiones el estado dicta en este contrato las
prestaciones que necesita Y el particular no le queda más que aceptarlas y es por ello que se termina Que no
se convierte en un contrato civil pues rompe los estándares que se tienen para este mismo.
Sí bien nos lo dice el libro de derecho administrativo si la administración impone la voluntad por interés
público ya no se trata de un contrato sino de un mandato.
Solución de esta gran controversia es que se llega de una forma que es perfectamente concordante con la
teoría que se ha sustentado a lo largo de este trabajo pues es diversificar los campos de aplicación tanto del
derecho público como del derecho privado para así llegar a una concordancia sobre los contratos públicos y
los contratos administrativos.
Pues bien el particular desde el momento en el que se celebra un contrato administrativo sabe que las
obligaciones que contraen no tienen la misma rigidez que las obligaciones contractuales civiles y que como
aquella se han convenido en tanto que son útiles al igual que fijarse el cumplimiento de las atribuciones del
Estado tendrían que quedar de alguna manera subordinadas a ellas e irse ajustando a las variaciones que las
mismas exijan para que se pueda dar una adecuada satisfacción a las necesidades colectivas qué es lo que
busca la administración.

. LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS


Es aquél que celebra la administración pública con los particulares con el
objeto directo de satisfacer un interés general, cuya gestación y ejecución se rigen
por procedimientos de derecho público. Es posible que el contrato administrativo
tenga como partes contratantes a dos órganos de la administración, aunque en la
práctica administrativamente se prefiera hablar de convenios administrativos.
Nada impide también que en estos últimos las partes sean la administración y los
particulares.
Al respecto, Gabino Fraga considera que “cuando el objeto o la finalidad
del contrato estén íntimamente vinculados al cumplimiento de las atribuciones
estaduales de tal manera que la satisfacción de las necesidades colectivas no sea
indiferente a la forma de ejecución de las obligaciones contractuales, entonces se
entrará en el dominio del contrato administrativo”
6
. Por su parte, Andrés Serra
Rojas, los define como un acuerdo de voluntades celebrado, por una parte la
Administración Pública y por la otra personas privadas o públicas, con la finalidad
de crear, modificar o extinguir una situación jurídica de interés general, o en
particular relacionada con los servicios públicos, que unen a las partes en una
relación de estricto derecho público, sobre las bases de un régimen exorbitante del
Estado.
Ahora bien, de conformidad con la legislación española aplicable al
respecto, los contratos de obra, concesión de obra publica, gestión de servicios
públicos, suministro, y servicios, así como los contratos de colaboración entre el
sector público y el sector privado, siempre que se celebren por una Administración
Pública, tendrán carácter administrativo. Asimismo, los de objeto distinto a los
anteriormente expresados, pero que tengan la naturaleza administrativa especial
por resultar vinculados al giro o tráfico administrativo específico.
De conformidad con lo previsto en el artículo 122 de la ley en comento, los
contratos que celebren las Administraciones Públicas se adjudicaran, según sea el
caso, en atención a los siguientes procedimientos:
1) adjudicación directa;
2) abierto
3) restringido;
4) negociado;
5) diálogo competitivo; y,
6) concursos de proyectos.
ADJUDICACIÓN DIRECTA. Los contratos menores podrán adjudicarse
directamente a cualquier empresario con capacidad de obrar y que cuente con la
habilitación profesional necesaria para realizar la prestación, cumpliendo con las
normas establecidas en el artículo 95.
Se consideran contratos menores los contratos de importe inferior a
50.000 euros, cuando se trate de contratos de obras, o a 18.000 euros, cuando se
trate de otros contratos, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 190 en relación
con las obras, servicios y suministros centralizados en el ámbito estatal (artículo
122 de la LCSP).
PROCEDIMIENTO ABIERTO. En el procedimiento abierto todo
empresario interesado podrá presentar una proposición, quedando excluida toda
negociación de los términos del contrato con los licitadores (artículo 141 de la
LCSP).
PROCEDIMIENTO RESTRINGIDO. En el procedimiento restringido sólo
podrán presentar proposiciones aquellos empresarios que, a su solicitud y en
atención a su solvencia, sean seleccionados por el órgano de contratación. En
este procedimiento estará prohibida toda negociación de los términos del contrato
con los solicitantes o candidatos (artículo 146 de la LCSP).
PROCEDIMIENTO NEGOCIADO. En el procedimiento negociado la
adjudicación recaerá en el licitador justificadamente elegido por el órgano de
contratación, tras efectuar consultas con diversos candidatos y negociar las
condiciones del contrato con uno o varios de ellos. El procedimiento negociado
será objeto de publicidad previa en los casos que así lo prevea la ley (artículo 153
de la LCSP).
Los contratos que celebren las Administraciones Públicas podrán
adjudicarse mediante procedimiento negociado en los siguientes casos (artículo
154 de la LCSP):
a) Cuando las proposiciones u ofertas económicas en los procedimientos
abiertos, restringidos o de diálogo competitivo seguidos previamente sean
irregulares o inaceptables por haberse presentado por empresarios carentes de
aptitud, por incumplimiento en las ofertas de las obligaciones legales relativas a la
fiscalidad, protección del medio ambiente y condiciones de trabajo a que se refiere
el artículo 103, por infringir las condiciones para la presentación de variantes o
mejoras, o por incluir valores anormales o desproporcionados, siempre que no se
modifiquen sustancialmente las condiciones originales del contrato.
b) En casos excepcionales, cuando se trate de contratos en los que, por
razón de sus características o de los riesgos que entrañen, no pueda determinarse
previamente el precio global.
c) Cuando, tras haberse seguido un procedimiento abierto o restringido,
no se haya presentado ninguna oferta o candidatura, o las ofertas no sean
adecuadas, siempre que las condiciones iniciales del contrato no se modifiquen.
sustancialmente. Tratándose de contratos sujetos a regulación armonizada, se
remitirá un informe a la Comisión de las Comunidades Europeas, si ésta así lo
solicita.
d) Cuando, por razones técnicas o artísticas o por motivos relacionados
con la protección de derechos de exclusiva el contrato solo pueda encomendarse
a un empresario determinado.
e) Cuando una imperiosa urgencia, resultante de acontecimientos
imprevisibles para el órgano de contratación y no imputables al mismo, demande
una pronta ejecución del contrato que no pueda lograrse mediante la aplicación de
la tramitación de urgencia regulada en el artículo 96.
f) Cuando el contrato haya sido declarado secreto o reservado, o cuando
su ejecución deba ir acompañada de medidas de seguridad especiales conforme a
la legislación vigente, o cuando lo exija la protección de los intereses esenciales
de la seguridad del Estado y así se haya declarado de conformidad con lo previsto
en el artículo 13.2.d).
g) Cuando se trate de contratos incluidos en el ámbito del artículo 296 del
Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea.
DIÁLOGO COMPETITIVO. En el diálogo competitivo, el órgano de
contratación dirige un diálogo con los candidatos seleccionados, previa solicitud de
los mismos, a fin de desarrollar una o varias soluciones susceptibles de satisfacer
sus necesidades y que servirán de base para que los candidatos elegidos
presenten una oferta. Los órganos de contratación podrán establecer primas o
compensaciones para los participantes en el diálogo (artículos 163 y 164 de la
LCSP).
El diálogo competitivo podrá utilizarse en el caso de contratos
particularmente complejos, cuando el órgano de contratación considere que el uso
del procedimiento abierto o el del restringido no permite una adecuada
adjudicación del contrato.
A estos efectos, se considerara que un contrato es particularmente
complejo cuando el órgano de contratación no se encuentre objetivamente
capacitado para definir, con arreglo en lo previsto en los incisos b), c) o d) del
apartado 3 del artículo 101, los medios técnicos aptos para satisfacer sus
necesidades u objetivos, o para determinar la cobertura jurídica o financiera de un
proyecto.
Los contratos de colaboración entre el sector publico y el sector privado a
que se refiere el artículo 11 se adjudicaran por este procedimiento, sin perjuicio de
que pueda seguirse el procedimiento negociado con publicidad en el caso previsto
en el artículo 154.a).
CONCURSO DE PROYECTOS. Son concursos de proyectos los
procedimientos encaminados a la obtención de planos o proyectos, principalmente
en los campos de la arquitectura, el urbanismo, la ingeniería y el procesamiento de
datos, a través de una selección que, tras la correspondiente licitación, se
encomienda a un jurado (artículo 168 de la LCSP).
a) Concursos de proyectos organizados en el marco de un procedimiento
de adjudicación de un contrato de servicios.
b) Concursos de proyectos con primas de participación o pagos a los
participantes.
No se aplicaran las normas de la presente sección a los concursos de
proyectos que se encuentren en casos equiparables a los previstos en el artículo 4
y en el apartado 2 del artículo 13.
Se consideran sujetos a regulación armonizada los concursos de
proyectos cuya cuantía sea igual o superior a los umbrales fijados en el artículo 16
en función del órgano que efectúe la convocatoria.

También podría gustarte