El estado en el desarrollo de su actividad obtiene de los particulares prestaciones voluntarias de bienes o servicios personales. El estado no está obligado a intervenir en todos los casos imponiendo su voluntad a los particulares. En algunas ocasiones puede obtener la colaboración voluntaria de estos y lograr de ellos por medio de un arreglo consensual la prestación de bienes o servicios personales. No se hace necesario el empleo de mandato imperativo por parte del poder público para salvar el eficaz cumplimiento de sus atribuciones. Cuando la realización de estas en una forma regular y continua depende de la obtención oportuna de esos bienes y servicios no existiere la colaboración adecuada de los particulares, el Estado tiene que proceder por la vía de mando, imponiendo involuntariamente su voluntad. El Estado si puede contratar dándose motivo para que inmediatamente se pase al estudio de la naturaleza jurídica de los contratos celebrados por el Estado. La competencia de la administración y de sus agentes, se regula y no por la ley civil, sino por las leyes constitucionales y administrativas; porque además, estas últimas prescriben requisitos de forma y solemnidades especiales distintas de las que exigen las leyes civiles y, finalmente, porque las mismas leyes especiales de la Administración imponen estas serias restricciones en cuanto a los objetos que puedan ser materia de contratación. Sucede con la Administración lo que ocurre con todas las personas morales, las que según las disposiciones del mismo Código Civil, tienen la capacidad que la ley, la escritura constitutiva y sus estatutos les señalan, no pudiendo ejercer más derechos que los que sean necesarios para el objeto de su institución, debiendo obrar y obligarse solo por medio de los órganos que las representen de acuerdo con la ley, escritura constitutiva y estatutos (arts. 25 al 28 COD. Civ). Se desprende que no existe incompatibilidad entre la existencia de un contrato de indiscutible naturaleza civil y la circunstancia de que la capacidad o competencia, el objeto y los requisitos y formalidades se determinen por una ley diferente o un acto especial. La doctrina agrupa los contratos que el estado celebra: contratos civiles y contratos públicos o administrativos. La distinción entre contratos civiles y contratos administrativos tiene importancia para nosotros para señalar doctrinalmente que a cada uno conviene. Los administrativos, solo puede justificarse por la circunstancia de que ellos están sujetos a un régimen jurídico exorbitante del constituido por el derecho civil. La distinción de las dos categorías de contratos que pueden celebrar la administración: los contratos civiles y los contratos administrativos; los primeros están sujetos a un régimen de derecho civil aplicable a las relaciones privadas, y los segundos, sujetos a régimen jurídico diferente. Se ha sostenido que la diferencia del régimen entre los contratos administrativos y los contratos civiles celebrados por la administración obedecen a que en los primeros esta obra como Poder, mientras que en los segundos actúa como simple persona jurídica. Significa que el Estado, en situación de superioridad respecto de su co-contratante, puede imponer a este las cláusulas del convenio, no quedando al particular ni la posibilidad jurídica de discutirlas. En tales condiciones pensamos que se destruye la idea misma de contrato, pues si las dos voluntades que en el deben intervenir no contribuyen a su formación, sino que solo una de llas impone y la otra se limita a aceptarlo, entonces no existe la bilateralidad del voluntades que al principio de esta obra dejamos señalada como un elemento esencial del acto contractual. “Si la Administración impone su voluntad por interés público, no contrata, manda” (D. Adm., t.II, pagina 264) Gastón Jeze establece como elementos del contrato administrativo que haya un acuerdo de voluntades entre la Administración y un particular que genere una situación jurídica individual; que la prestación del particular tenga por objeto asegurar el funcionamiento de un servicio público. La teoría de Jeze se le pueden hacer dos objeciones fundamentales: una, la de utilizar el concepto de servicio público; otra que hace depender la existencia del contrato administrativo de que las partes hayan entendido someterse al régimen de derecho público. Esto significa que el carácter administrativo del contrato depende de la voluntad de las partes, y que en vez de que el régimen legal sea consecuencia de la naturaleza del acto este dependerá de que las partes hayan querido o no sujetarse a un régimen legal determinado. El estado celebra con fines especiales, distintos de los que persiguen los particulares en sus relaciones civiles o mercantiles, exigen, por la misma razón, un régimen jurídico especial. El Estado tiene encomendadas las atribuciones indispensables para satisfacer por medios de que no disponen los particulares necesidades colectivas inaplazables; que por consecuencia debe existir un régimen especial que es precisamente el que constituye el derecho público. El derecho privado se aplicara al Estado cuando los actos que este verifique no se vinculen estrecha y necesariamente con el cumplimiento de sus atribuciones y cuando, por lo mismo, la satisfacción de las necesidades colectivas no se perjudique. Cuando el objeto o la finalidad del contrato estén íntimamente vinculados al cumplimiento de las atribuciones estatales de tal manera la satisfacción de las necesidades colectivas no sea diferente a la forma de ejecución de las obligaciones contractuales, entonces se entrara en el dominio del contrato administrativo. Los contratos que el Estado celebre sujetos a un régimen del derecho civil y los que queden sujetos a un régimen exorbitante, pues su caracterización tendrá que depender de las circunstancias concretas que en cada situación especial concurran. Gastón Jeze plantea y resuelve, en los términos siguientes, una parte de esta cuestión: ¿En qué consisten exactamente, dice, las reglas especiales aplicables a la ejecución de las obligaciones respectivas de las partes contratantes que resultan de los contratos administrativos propiamente dichos? 1- Hay principios de justicia y de equidad que denominan todos los contratos, de cualquier naturaleza que sean, de derecho privado o de derecho público. 2- Hay reglas técnicas en los códigos de derecho privado para tal o cual contrato. Lo anterior demuestra claramente que como en el contrato administrativo existe un íntimo enlace entre las prestaciones que el impone y el cumplimiento de las atribuciones del Estado. La regla fundamental de interpretación en los contratos administrativos debe ser, las cláusulas de aquellos deben entenderse en el sentido que sea más favorable al correcto desempeño por parte del Estado de la atribución que está comprometida. El contrato administrativo tiene el eficaz cumplimiento de las atribuciones del Estado, es la de que cuando para lograr esa eficacia se haga indispensable la modificación de las prestaciones convenidas, aumentándolas, disminuyéndolas o poniéndoles fin, debe la Administración poder hacerlo. El reconocimiento de las facultades de modificación y conclusión de los actos administrativos no significa que el ejercicio de ellas pueda realizarse de una forma absolutamente discrecional por parte de la Administración. Pudiera considerarse que las facultades que corresponden a la Administración en el contrato administrativo vienen a ser incompatibles con la naturaleza misma del contrato, pues equivalen a que la fijación de las prestaciones y el cumplimiento de las mismas queden al arbitrio de una de las partes, que en el caso de la Administración, la cual en esa forma impondría unilateralmente su voluntad. El régimen excepcional de los contratos administrativos permite considerar como válidas ciertas estipulaciones que no podrían tener efecto en un régimen de contratación civil. Por el contrario esas mismas estipulaciones en favor de la Administración dentro de los contratos administrativos se consideran como perfectamente regulares, porque ellas salvaguardan el eficaz cumplimiento de las atribuciones estatales. Debe tenerse presente el artículo 134 de la Constitución Federal, que dispone que “todos los contratos que el Gobierno tenga que celebrar para la ejecución de obras públicas serán adjudicados en subasta, mediante convocatoria y para que se presten proposiciones en sobre cerrado que será abierto en junta publica” La ley declara que los contratos que se celebra en con base en ella se considerarán de derecho público, siendo los tribunales federales los competentes para resolver las controversias que ellos susciten (art.50 y Ley Orgánica del Tribunal Fiscal, art.23, frac. VII) La ley establece varias excepciones al régimen general que establece cuando existan razones de seguridad nacional, o circunstancias extraordinarias e imprevisibles o cuando el costo de la obra no justifique el procedimiento ordinario, casos que en los cuales previa resolución fundada la convocatoria se hará a las personas que cuenten con la capacidad y recursos para respuesta inmediata también exceptúa en caso de que el contrato solo pueda celebrarse con una determinada persona por ser titular de las patentes necesarias para realizar la obra. En la ley sobre adquisiciones, arrendamientos de bienes muebles y almacenes de la Administración Pública Federal se contienen igualmente disposiciones que configuran un régimen para los contratos que con ellos objetos se celebran y que no es el de contrato de derecho común sino el excepcional de derecho público o sea el que los caracteriza como contratos administrativos. CONCLUSION: En conclusión del capítulo 2 que nos habla sobre “Los contratos administrativos” podemos determinar que cómo bien lo menciona el estado en el desarrollo de su actividad obtiene de los particulares algunas prestaciones que son voluntarias de bienes o de servicios personales y de esta manera el estado está obligado a intervenir de alguna manera en todos los casos imponiendo su voluntad a los particulares puesto que en algunas ocasiones este puede obtener la colaboración voluntaria de estos mismos particulares Y lograr con ellos por medio de un arreglo que sea de forma consensual la prestación de dichos bienes o servicios personales. Pues en esta capítulo se entra una gran controversia sobre el saber si el estado participa en contratos administrativos o contratos civiles pues sí bien entendemos los contratos civiles encuentran regulados por el código civil de cada estado y los contratos administrativos los regula una ley administrativa completamente distinta y es por ello que se entró en una gran controversia. Pues bien si cómo se menciona el principio el estado no necesariamente llega a imponer ante los particulares para tener la prestación de bienes o servicios personales y de esta manera se vuelve un contrato civil por qué ambas partes tienen el consentimiento para darle formalidad a este sin embargo en determinadas ocasiones el estado dicta en este contrato las prestaciones que necesita Y el particular no le queda más que aceptarlas y es por ello que se termina Que no se convierte en un contrato civil pues rompe los estándares que se tienen para este mismo. Sí bien nos lo dice el libro de derecho administrativo si la administración impone la voluntad por interés público ya no se trata de un contrato sino de un mandato. Solución de esta gran controversia es que se llega de una forma que es perfectamente concordante con la teoría que se ha sustentado a lo largo de este trabajo pues es diversificar los campos de aplicación tanto del derecho público como del derecho privado para así llegar a una concordancia sobre los contratos públicos y los contratos administrativos. Pues bien el particular desde el momento en el que se celebra un contrato administrativo sabe que las obligaciones que contraen no tienen la misma rigidez que las obligaciones contractuales civiles y que como aquella se han convenido en tanto que son útiles al igual que fijarse el cumplimiento de las atribuciones del Estado tendrían que quedar de alguna manera subordinadas a ellas e irse ajustando a las variaciones que las mismas exijan para que se pueda dar una adecuada satisfacción a las necesidades colectivas qué es lo que busca la administración.
. LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS
Es aquél que celebra la administración pública con los particulares con el objeto directo de satisfacer un interés general, cuya gestación y ejecución se rigen por procedimientos de derecho público. Es posible que el contrato administrativo tenga como partes contratantes a dos órganos de la administración, aunque en la práctica administrativamente se prefiera hablar de convenios administrativos. Nada impide también que en estos últimos las partes sean la administración y los particulares. Al respecto, Gabino Fraga considera que “cuando el objeto o la finalidad del contrato estén íntimamente vinculados al cumplimiento de las atribuciones estaduales de tal manera que la satisfacción de las necesidades colectivas no sea indiferente a la forma de ejecución de las obligaciones contractuales, entonces se entrará en el dominio del contrato administrativo” 6 . Por su parte, Andrés Serra Rojas, los define como un acuerdo de voluntades celebrado, por una parte la Administración Pública y por la otra personas privadas o públicas, con la finalidad de crear, modificar o extinguir una situación jurídica de interés general, o en particular relacionada con los servicios públicos, que unen a las partes en una relación de estricto derecho público, sobre las bases de un régimen exorbitante del Estado. Ahora bien, de conformidad con la legislación española aplicable al respecto, los contratos de obra, concesión de obra publica, gestión de servicios públicos, suministro, y servicios, así como los contratos de colaboración entre el sector público y el sector privado, siempre que se celebren por una Administración Pública, tendrán carácter administrativo. Asimismo, los de objeto distinto a los anteriormente expresados, pero que tengan la naturaleza administrativa especial por resultar vinculados al giro o tráfico administrativo específico. De conformidad con lo previsto en el artículo 122 de la ley en comento, los contratos que celebren las Administraciones Públicas se adjudicaran, según sea el caso, en atención a los siguientes procedimientos: 1) adjudicación directa; 2) abierto 3) restringido; 4) negociado; 5) diálogo competitivo; y, 6) concursos de proyectos. ADJUDICACIÓN DIRECTA. Los contratos menores podrán adjudicarse directamente a cualquier empresario con capacidad de obrar y que cuente con la habilitación profesional necesaria para realizar la prestación, cumpliendo con las normas establecidas en el artículo 95. Se consideran contratos menores los contratos de importe inferior a 50.000 euros, cuando se trate de contratos de obras, o a 18.000 euros, cuando se trate de otros contratos, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 190 en relación con las obras, servicios y suministros centralizados en el ámbito estatal (artículo 122 de la LCSP). PROCEDIMIENTO ABIERTO. En el procedimiento abierto todo empresario interesado podrá presentar una proposición, quedando excluida toda negociación de los términos del contrato con los licitadores (artículo 141 de la LCSP). PROCEDIMIENTO RESTRINGIDO. En el procedimiento restringido sólo podrán presentar proposiciones aquellos empresarios que, a su solicitud y en atención a su solvencia, sean seleccionados por el órgano de contratación. En este procedimiento estará prohibida toda negociación de los términos del contrato con los solicitantes o candidatos (artículo 146 de la LCSP). PROCEDIMIENTO NEGOCIADO. En el procedimiento negociado la adjudicación recaerá en el licitador justificadamente elegido por el órgano de contratación, tras efectuar consultas con diversos candidatos y negociar las condiciones del contrato con uno o varios de ellos. El procedimiento negociado será objeto de publicidad previa en los casos que así lo prevea la ley (artículo 153 de la LCSP). Los contratos que celebren las Administraciones Públicas podrán adjudicarse mediante procedimiento negociado en los siguientes casos (artículo 154 de la LCSP): a) Cuando las proposiciones u ofertas económicas en los procedimientos abiertos, restringidos o de diálogo competitivo seguidos previamente sean irregulares o inaceptables por haberse presentado por empresarios carentes de aptitud, por incumplimiento en las ofertas de las obligaciones legales relativas a la fiscalidad, protección del medio ambiente y condiciones de trabajo a que se refiere el artículo 103, por infringir las condiciones para la presentación de variantes o mejoras, o por incluir valores anormales o desproporcionados, siempre que no se modifiquen sustancialmente las condiciones originales del contrato. b) En casos excepcionales, cuando se trate de contratos en los que, por razón de sus características o de los riesgos que entrañen, no pueda determinarse previamente el precio global. c) Cuando, tras haberse seguido un procedimiento abierto o restringido, no se haya presentado ninguna oferta o candidatura, o las ofertas no sean adecuadas, siempre que las condiciones iniciales del contrato no se modifiquen. sustancialmente. Tratándose de contratos sujetos a regulación armonizada, se remitirá un informe a la Comisión de las Comunidades Europeas, si ésta así lo solicita. d) Cuando, por razones técnicas o artísticas o por motivos relacionados con la protección de derechos de exclusiva el contrato solo pueda encomendarse a un empresario determinado. e) Cuando una imperiosa urgencia, resultante de acontecimientos imprevisibles para el órgano de contratación y no imputables al mismo, demande una pronta ejecución del contrato que no pueda lograrse mediante la aplicación de la tramitación de urgencia regulada en el artículo 96. f) Cuando el contrato haya sido declarado secreto o reservado, o cuando su ejecución deba ir acompañada de medidas de seguridad especiales conforme a la legislación vigente, o cuando lo exija la protección de los intereses esenciales de la seguridad del Estado y así se haya declarado de conformidad con lo previsto en el artículo 13.2.d). g) Cuando se trate de contratos incluidos en el ámbito del artículo 296 del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea. DIÁLOGO COMPETITIVO. En el diálogo competitivo, el órgano de contratación dirige un diálogo con los candidatos seleccionados, previa solicitud de los mismos, a fin de desarrollar una o varias soluciones susceptibles de satisfacer sus necesidades y que servirán de base para que los candidatos elegidos presenten una oferta. Los órganos de contratación podrán establecer primas o compensaciones para los participantes en el diálogo (artículos 163 y 164 de la LCSP). El diálogo competitivo podrá utilizarse en el caso de contratos particularmente complejos, cuando el órgano de contratación considere que el uso del procedimiento abierto o el del restringido no permite una adecuada adjudicación del contrato. A estos efectos, se considerara que un contrato es particularmente complejo cuando el órgano de contratación no se encuentre objetivamente capacitado para definir, con arreglo en lo previsto en los incisos b), c) o d) del apartado 3 del artículo 101, los medios técnicos aptos para satisfacer sus necesidades u objetivos, o para determinar la cobertura jurídica o financiera de un proyecto. Los contratos de colaboración entre el sector publico y el sector privado a que se refiere el artículo 11 se adjudicaran por este procedimiento, sin perjuicio de que pueda seguirse el procedimiento negociado con publicidad en el caso previsto en el artículo 154.a). CONCURSO DE PROYECTOS. Son concursos de proyectos los procedimientos encaminados a la obtención de planos o proyectos, principalmente en los campos de la arquitectura, el urbanismo, la ingeniería y el procesamiento de datos, a través de una selección que, tras la correspondiente licitación, se encomienda a un jurado (artículo 168 de la LCSP). a) Concursos de proyectos organizados en el marco de un procedimiento de adjudicación de un contrato de servicios. b) Concursos de proyectos con primas de participación o pagos a los participantes. No se aplicaran las normas de la presente sección a los concursos de proyectos que se encuentren en casos equiparables a los previstos en el artículo 4 y en el apartado 2 del artículo 13. Se consideran sujetos a regulación armonizada los concursos de proyectos cuya cuantía sea igual o superior a los umbrales fijados en el artículo 16 en función del órgano que efectúe la convocatoria.