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ANTECEDENTES HISTÓRICOS

DE LA CONTRATACIÓN ADMINISTRATIVA
.
A raíz de la Revolución Francesa (1789), la soberanía de un país deja de residir en el monarca y
pasa a ser ostentada por el pueblo, y ello, con una consecuencia fundamental: la Administración pasa a estar
al servicio del ciudadano y su funcionamiento queda sujeto a normas jurídicas.
Entonces, nos hacemos la pregunta ¿cómo nacieron los contratos administrativos como contratos
dotados de una regulación distinta a la de los contratos privados?

Inicialmente, el Estado moderno nacido de la Revolución Francesa era acérrimamente liberal, lo cual suponía
la menor injerencia posible de la Administración en los asuntos privados de los ciudadanos. Esto, unido a la
Revolución industrial que tuvo lugar a lo largo del siglo XIX, hizo nacer lo que conocemos por capitalismo, que
en poco tiempo llevó a extremo la explotación de unos ciudadanos por otros, hasta el punto de generar
situaciones sociales insostenibles.
Tras estos estallidos revolucionarios, la concepción del Estado empieza a evolucionar hacia lo que hoy
conocemos como Estado Social de Derecho, es decir, un Estado preocupado por el bienestar medio de la
mayoría de los ciudadanos.
Este progresivo e importante incremento de las actuaciones del Estado provoca que la Administración Pública
necesite utilizar, cada vez más, la contratación con particulares para hacer frente a la realización de
determinados servicios y, por fin, cuando tales contrataciones se generalizan, surgen definitivamente los
contratos administrativos, diferenciados de los contratos civiles, con una regulación específica propia,
determinada por una doble exigencia: las peculiaridades funcionales de la Administración como organización,
y las peculiaridades derivadas del interés público y de la posición dominante de la Administración.
Otras legislaciones alrededor del mundo han procurado darle un especial desarrollo en lo que respecta a la
contratación realizada por la Administración Publica, creando leyes especiales que regulan que es Contrato
Administrativo, las formas en que se celebra.

CONTRATOS ADMINISTRATIVOS.

Definición: Los Contratos Administrativos, son conciertos de voluntad, bilaterales o plurilaterales, en cuya
celebración intervienen dos o más entidades administrativas, o bien una entidad administrativa con uno más
sujetos de derecho privado. La noción que sirve para identificar los contratos administrativos y en
consecuencia diferenciarlos de los contratos de derecho privado celebrado por la
administración, es la de servicio público, lo que ocurre siempre que la administración contrata
sobre un objeto que le ésta atribuido como competencia propia por el ordenamiento vigente.

CLASES DE CONTRATOS CELEBRADOS POR LA ADMINISTRACIÓN.

1) Contratos interadministrativos.
2) Los contratos celebrados entre la Administración y los administrados
3) Los conciertos de la administración.

1) Contratos interadministrativos. Son aquellos contratos celebrados entre dos o más entidades
administrativas, por ejemplo: dos o más municipios entre sí, dos o más Estados entre sí, o el Gobierno
Nacional con un Estado o un Municipio. Ambas partes este en igualdad de condiciones, por cuanto ambos
están investidos de las prerrogativas del poder público.
2) Los contratos celebrados entre la Administración y los administrados. Son aquellos contratos
celebrados entre la Administración y un particular o una empresa privada, y se dividen entre contratos
administrativos y contratos de derecho privado.
3) Los conciertos de la administración. Son acuerdos sobre la medida de una obligación o de una
ventaja, típicos de la sumisión jurídico-pública previamente establecida entre la Administración y el particular.

Obra Pública es el trabajo realizado sobre bienes inmuebles con fines de interés público. La obra pública
puede recaer sobre bienes muebles, pero la Ley que regula el Contrato de Obra Pública hace referencia a los
bienes inmuebles, por lo que se comprende a la obra pública como toda construcción, ampliación,
conservación o mejora que realiza un particular contratista en bienes inmuebles del Estado.

Por otro lado encontramos al Contrato de Obra Pública, que es un particular, que en virtud de un acuerdo de
voluntades con la Administración Pública y a cambio de remuneración realiza el trabajo.

Contrato de Suministro. Es el contrato que celebra la Administración Pública con algún particular a efecto
de que éste le proporcione de una forma continua ciertos bienes o servicios que el ente administrativo
requiere para sus tareas. Este se realiza para la obtención de determinados bienes de uso corriente de la
Administración, como papelería, artículos de escritorio, refacciones, y mobiliario.
Contrato innominado: Es aquel al que la ley no tiene previsto un nombre específico, debido a que su
características no se encuentran reguladas por ella. Puede ser un híbrido entre varios contratos o incluso uno
completamente nuevo. Tiene un uso extendido en el tráfico mercantil.

Partes: Desde luego que una primera condición exigida para que un contrato sea administrativo consiste en
que una de las partes, a menos sea una persona pública estadal, como podría ser: La República, un Estado,
un Municipio, un Instituto Autónomo, una empresa del estado sujeta a un régimen de Derecho Público. Un
contrato celebrado entre particulares no podrá jamás ser considerado como un contrato administrativo. Cabe
destacar que el contrato no puede celebrarse sin el acuerdo voluntario de las partes.

El Objeto: Es necesario que el contrato celebrado por la Administración tengan por objeto la organización o
funcionamiento de un servicio publicó o de alguna actividad de interés general, o bien que en alguna forma se
desprenda del contrato que este tiene por objeto ejecutar un servicio publicó o dar satisfacción a un interés
general. Para que un contrato celebrado por la administración pueda ser calificado como administrativo es
necesario que guarde relación con una actividad de servicio publicó o de utilidad pública. El objeto del
contrato debe ser posible, licito, determinado o determinante.

FALTÓ INVESTIGACIÓN Y ESTUDIO.

CLÁUSULAS DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS.

Las cláusulas son definidas por la Jurisprudencia como “aquellas que constituyen expresiones de
potestad o prerrogativas que le corresponden a la administración en cuanto ella ejercita su
capacidad para actuar en el campo del Derecho Público”, en otro orden de ideas se trata de
cláusulas que insertas en un contrato de derecho común, resultarían inusuales o ilícitas por ser
contrarias a la libertad contractual”.
La razón por la cual se incluyen y justifican estas cláusulas radica en la necesidad de la
Administración de ejercer su potestad de supremacía en una relación contractual específica para así
tutelar mejor los intereses que le han sido asignados.

Esas cláusulas típicas de los contratos administrativos y que otorgan prerrogativas a la


Administración, son:

1) El poder de revocación unilateral por motivos de orden público.


2) La potestad de rescisión unilateral sin intervención de órgano judicial.
3) El Ius Variandi o el derecho de la Administración a modificar unilateralmente el contrato.
4) El poder de interpretar unilateralmente el sentido y alcance de las cláusulas del contrato.

ELEMENTOS DE VALIDEZ DEL CONTRATO ADMINISTRATIVO.

Resultan plenamente aplicables a los contratos administrativos, los elementos y requisitos


esenciales de todo contrato, consagrados en los artículos 1.133 y 1.141 del Código Civil:

1) Capacidad.
2) Consentimiento de las partes.
3) Objeto lícito.
4) Causa lícita.

1) Capacidad: es la aptitud para ser sujeto activo o pasivo de relaciones jurídicas. Para que el
Contrato Administrativo sea válido, los sujetos que en él intervienen deben manifestar
libremente su voluntad para celebrarlo y para que esa voluntad sea válida, ha de otorgarse
libre de vicios, debe tratarse de una voluntad querida, libre de errores y debe provenir de un
sujeto con aptitud legal para obligarse. Tal aptitud constituye la competencia para el ente
público y la capacidad para el particular. (Arts. 1.143 y 1.144 C.C)

Es por ello que en los contratos administrativos encontramos dos factores que impiden para ciertas
personas, la posibilidad de celebrar contratos con el Estado, estas son las llamadas inhabilidades e
incompatibilidades.

La inhabilidad: hace referencia a la persona no apta para celebrar contratos con entidades
estatales, porque carece de una cualidad, calidad o requisito necesario para eso.

Incompatibilidad: esta se refiere a la persona que no puede celebrar contratos con entidades
estatales, porque tiene una relación con las mismas, o ha pertenecido a ellas, o ejercen actividades
que les impide ser contratistas. Así por ejemplo, son incompatibles los servidores públicos de
cualquier entidad pública, porque no pueden ser empleados del estado y contratistas al mismo
tiempo (salvo las excepciones taxativas señaladas en la Ley).

2) Consentimiento: Es el acuerdo deliberado, consciente y libre de la voluntad, respecto de un


acto externo, querido libre y espontáneamente, sin cortapisas ni vicios que anulen o
destruyan la voluntad. Para que exista un contrato administrativo, es necesario que ambas
partes manifiesten su voluntad de contraer obligaciones que derivan de la contratación. En
relación a la Administración, la doctrina ha indicado que su consentimiento para celebrar un
contrato debe ser expreso, de modo que por lo menos para la contratación original, no
puede existir consentimiento tácito del ente público. (Art. 1.146 CC)

3) Objeto lícito: El objeto del contrato es la obligación que por él se constituye.


Los contratos de la Administración pueden tener por objeto una obra o servicio público y cualquier
otra prestación que tenga por finalidad el fomento de los intereses y la satisfacción de las
necesidades generales. Cláusula abierta ésta, que convierte al objeto de la contratación
administrativa en prácticamente ilimitado.
El contenido del contrato debe ajustarse estrictamente a las normas del derecho objetivo, debiendo
el objeto ser cierto, posible, determinable o determinado y lícito. El contrato que contenga un objeto
ilícito es nulo. El contrato ilícito por razón del objeto comprende tres especies diferentes: el contrato
ilegal, o contrario a normas imperativas; el contrato prohibido, o contrario al orden público, y
el contrato inmoral, o contrario a las buenas costumbres (Art. 1.115 CC).

4) Causa lícita: elemento esencial común y requisito de validez del acto jurídico, tal como se
encuentra establecido en el (Art. 1.157, CC). La causa es necesaria para el momento de
perfeccionar el contrato, momento en que las partes asumen las obligaciones respectivas y
si no existiese causa alguna el contrato queda afectado de nulidad absoluta.

Cabe destacar que, cada uno de los contratantes tiene diversas razones para obligarse, por un lado,
el particular busca obtener un lucro como causa determinante de su actuación, mientras que la
Administración tendrá como causa fundamental alcanzar su cometidos o mejor dicho, el interés
público.

Badell & Grau Contratos Administrativos1999. Cuadernos Jurídicos Numero 5. 1999 p.8
http://derechoccrojo.blogspot.com/p/blog-page_19.html

Contrato Administrativo. Aníbal P. Maúrtua Urquizo. Caracas 1999.

https://es.scribd.com/document/359992481/Contrato-Administrativo

Código Civi Venezolano

http://procedimientocompras-monica.blogspot.com/2011/11/inhabilidades-e-incompatibilidades-para.html

https://www.monografias.com/trabajos16/contrato-administrativo/contrato-administrativo.shtml

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