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CAUSALES DE NULIDAD DEL ACTO JURÍDICO

Se distinguen dos tipos de Invalidez del Negocio Jurídico, la Nulidad y la Anulabilidad. Se


entiende por negocio jurídico nulo aquel al que le falte un elemento, o un presupuesto, o un
requisito, o sea contrario a las leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres,
o cuando infrinja una norma imperativa. Las causales de nulidad del acto jurídico, dentro del
Código Civil Peruano, están contempladas en su artículo 219. Dichas causales son las
siguientes:

l. Falta de manifestación de voluntad

Como es sabido, la doctrina moderna acepta, en forma casi unánime, que los elementos del
negocio jurídico, entendidos estos como los componentes que conforman el supuesto de
hecho, son la Declaración de Voluntad o conjunto de declaraciones de voluntad y la Causa,
entendida esta, según un sector cada vez más amplio, como la finalidad o función objetiva que
justifica el reconocimiento de determinado acto de voluntad como negocio jurídico, es decir,
como capaz de producir efectos jurídicos.

2. Incapacidad Absoluta

La segunda causal de nulidad está referida al supuesto de que el sujeto sea incapaz absoluto.
Tratándose obviamente de la Incapacidad de Ejercicio

3.La imposibilidad física o jurídica del objeto o su indeterminabilidad :

El acto jurídico se dirige a dar creación a una relación jurídica o a regular, modificar o extinguir
la creada anteriormente. Por eso, y con los fundamentos que hemos expuesto, hemos
precisado que la relación jurídica, que genera derechos y deberes u obligaciones para los
sujetos que se ubican en sus extremos, constituye el objeto requerido por el inc. 2 del art. 140
como requisito de validez de todo acto jurídico y para cuyo efecto debe reunir las
características que la misma norma le precisa . De ahí, que la causal de nulidad absoluta
contenida en el inc. 3 del art. 219 preceptúe que el acto es nulo cuando su objeto es física o
jurídicamente imposible o cuando sea indeterminable.Fernando Vidal Ramírez La imposibilidad
física del objeto supone la imposibilidad de la existencia de la relación jurídica, su no
factibilidad de realización, como cuando se pretende entablarla con una persona ya fallecida.
La imposibilidad jurídica supone a su vez, que la relación jurídica no pueda estar dentro del
marco legal y jurídico, como cuando las partes, recíprocamente, adquieren derechos y
contraen obligaciones respecto de bienes que no están en el comercio o cuyo tráfico está
prohibido. La indeterminabilidad del objeto está referida a la imposibilidad de identificar los
derechos y deberes u obligaciones que constituyen la relación jurídica, como cuando se
pretende constituir un derecho de propiedad sobre un bien que no se puede identificar.

4. La ilicitud de la finalidad

El acto jurídico debe tener una finalidad lícita, pues así lo prescribe, como requisito de validez,
el inc. 3 del art. 140. La ilicitud de la finalidad se determina, entonces, cuando la manifestación
de voluntad no se dirije a la producción de efectos jurídicos que puedan recibir tutela jurídica,
pues la intención evidenciada del o de los celebrantes del acto jurídico es antijurídica, como
ocurriría si dos sujetos se vinculan por un acto jurídico con la finalidad de que uno de ellos
actúe como sicario de la venganza personal de la otra parte respecto de un tercero.

5. La simulación absoluta:

En la simulación absoluta, pues, no se ha dado existencia a un acto jurídico, sino a una


apariencia de acto, pues, en realidad, el acto en apariencia no es querido por las partes ni es
real ni es verdadero, simplemente no existe.

6. La inobservancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad

Como la forma es la manera como se manifiesta la voluntad resulta apodíctico que todo acto
jurídico tiene forma. Sin embargo, como hemos visto al ocuparnos de la forma como requisito
de validez, para los actos jurídicos que tienen especial trascendencia familiar o patrimonial la
ley prescribe la forma que hemos caracterizado como ad solemnitatem , siendo esta forma la
que se constituye en requisito de validez y debe ser obligatoriamente observada por las partes
para celebrar el acto jurídico y dar cumplimiento al requisito de validez exigido por el inc. 4 del
art. 140. De ahí, que, correlativamente, el inc. 6 del art. 219 declare nulo el acto jurídico
cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad.

7. . La declaración de nulidad por la ley

El acto jurídico es nulo: Cuando la ley lo declara nulo. Se trata de una potestad del Legislador
pero que tiene que ponerla de manifiesto en los textos legales. Sólo si el acto celebrado queda
comprendido en la norma que ha previsto la nulidad, se produce ésta. Desde luego, debe de
tratarse de norma ya vigente al momento de celebrarse el acto y no de norma legal que se
dicta especialmente para declararlo nulo, ya que la potestad de declarar la nulidad
corresponde exclusivamente a los órganos jurisdiccionales. Por ello, la causal debe
interpretarse en el sentido de que se trata de una nulidad expresamente prevista por norma
legal preexistente al acto jurídico que se celebra no obstante estar prohibido y sancionado con
nulidad.En esta causal quedan comprendidos todos los actos celebrados con incapacidad de
goce, pues como ésta no se presume, la ley ha de establecerla expresamente. Comprende
también todo otro caso no previsto en las causales anteriores

8. .8. La oposición a las normas de orden público

La oposición a las normas de orden público como causal de nulidad absoluta da cabida a las
denominadas nulidades virtuales, que resultan de la interpretación de la norma legal, y en eso
se diferencia esta causal de la vista anteriormente, que da cabida a las nulidades textuales.
Esta causal es novedosa pues no registra antecedente en nuestra codificación civil, salvo en el
art. III del Título Preliminar del Código de 1936 que se limitaba a prohibir el pacto que fuera
contrario a las normas de orden público, por lo que consideramos que se inspira en el art. 1418
del Código Civil italiano. Stolfi(29\ comentando la acotada norma del Código italiano, dice que
para que haya nulidad no es necesario que sea declarada caso por caso, ya que viene impuesta
como sanción con la que la ley castiga en general la inobservancia de una norma coactiva. Por
eso, precisa el autor italiano, que la nulidad puede ser expresa o tácita, o bien, como lo
acabamos de señalar, textual o virtual. La primera supone que el legislador la establezca
expresamente -como ocurre con las causales anteriores, acotamos nosotros-. La segunda, en
cambio, deriva lógicamente de la ley cuando se colisiona con una de carácter imperativo -que
se fundamenta en el orden público, apuntamos nosotros-. La causal del inc. 8 del art. 219 se
fundamenta, pues, en la atenuación de la autonomía de la voluntad por el orden público, que
ya hemos estudiado (Supra N9 13 y Ns 14) y da cabida a las denominadas nulidades virtuales,
cuyo concepto es contrapuesto al de las nulidades expresas o textuales, por lo que en esta
causal quedan comprendidos los actos jurídicos celebrados en contravención a las normas de
orden público y queda planteada, así, la nulidad virtual de un acto jurídico cuando sea
celebrado con violación de normas imperativas, que son en las que se expresa el orden
público. La doctrina ha juzgado peligrosa la admisión de las nulidades virtuales. Sin embargo, la
misma doctrina reputa que ellas no implican que operen automáticamente, sino que los
órganos jurisdiccionales tengan la facultad de declararlas con el sustento de la norma
imperativa contravenida por la autonomía privada. Por lo general, las nulidades virtuales están
integradas a las normas prohibitivas en las que no se advierte la sanción de nulidad. El Código
Civil, al acoger las nulidades virtuales en el inc. 8 de su art. 219, está refiriendo esta causal a las
normas prohibitivas, las cuales deben estar expresamente contenidas en los textos legales en
conformidad con el ' 29) Teoría del Negocio Jurídico, pác,. SO. 5 0 4 La Nulidad del Acto
Jurídico precepto constitucional que precisa que "Nadie esta obligado a hacer lo que la ley no
manda ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe" y que como derecho fundamental de la
persona, lo proclama el parágrafo a) del inc. 24 del art. 2 de nuestra Carta Política. Por último,
el inc. 8 del acotado art. 219 hace la salvedad en cuanto a que la ley establezca una sanción
diversa de la nulidad, lo que se explica en el imperium del Legislador, que puede disponer la
aplicación de una multa, por ejemplo, en vez de la sanción de nulidad.

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