Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
NULIDAD Y ANULABILIDA
2020
LA NULIDAD
La nulidad es una sanción genérica de ineficacia o falta de valor legal, para los actos jurídicos
celebrados con violación o defecto de las formas y solemnidades establecidas por la ley, o con la
finalidad reprobada, o con causa ilícita.
El mismo código sustantivo, en su artículo 219º establece las causales de nulidad del acto jurídico
y determina que éste es nulo: cuando falta la manifestación de voluntad del agente; cuando se
haya practicado por persona absolutamente incapaz, salvo lo dispuesto en el artículo 1358º2 ;
cuando su objeto es física o jurídicamente imposible cuando sea indeterminable; cuando su fin
sea ilícito; cuando adolezca de simulación absoluta; cuando no revista la forma prescrita bajo
sanción de nulidad; cuando la ley lo declara nulo; y, en el caso del artículo V del Título
Preliminar3, salvo que la ley establezca sanción diversa. Marcial Rubio Correa4 se adhiere al
concepto de Giuseppe Solfa quien considera que «Es nulo el negocio al que le falte un requisito
esencial, o bien sea contrario al orden público o a las buenas costumbres, o bien infrinja una
norma imperativa. 5 solfa, mencionado por Rubio sostiene que existen dos tipos de nulidades en
la legislación positiva: la expresa o textual, o la tácita o virtual. La primera consta expresamente en
el texto de las normas jurídicas, es decir que la norma específicamente sanciona con la nulidad la
inobservancia de alguna condición o forma. Por ejemplo artículo 156º del Código Civil cuando
establece que «Para disponer de la propiedad del representado o gravar sus bienes, se requiere
que el encargo conste en forma indubitable y por escritura pública, bajo sanción de nulidad.» La
nulidad tácita o virtual, siempre siguiendo a Stolfi, citado por Rubio, es aquella que no consta
expresamente en el texto de la norma, pero que puede desprenderse fácilmente de él, a partir de
la aplicación de las reglas de interpretación o del argumento a contrario, lo cual significa que si
como consecuencia de la aplicación de tales métodos se advierte que el acto entra en conflicto
con disposiciones !legales entonces dicho acto sería nulo. Igualmente, citando a Georges Ripert y
Jean Boulanger, Rubio manifiesta que la nulidad tácita o virtual existe... solamente porque no han
sido respetadas las prescripciones legales en la conclusión del contrato. La Ley no da la lista de
los casos de nulidad.
El método del legislador es diferente: fija las condiciones de validez del acto o contrato. Se incurre
en nulidad cuando falta una de estas condiciones.>/ Así, en nuestro Código Civil por ejemplo, el
artículo V del Título Preliminar encuadraría en el caso de una nulidad tácita o virtual (véase
llamada 3 ), en cuyo caso habrá que elucidar si determinado acto efectivamente contraría el orden
público o agravia a las buenas costumbres. De llegarse a dicha conclusión entonces se
considerará que el acto es nulo. Sin embargo, hay que advertir que el artículo 219º del Código
Civil establece taxativamente los casos en que el acto jurídico es considerado nulo. Ello significa
que aquellos no contemplados en dicha norma, no serán considerados nulos para el ámbito civil o
privado. Si esto es así, cuando el inciso 8 de dicho artículo establece que el acto jurídico es nulo
en el caso del artículo V del Título Preliminar, dicho artículo sólo se refiere a las leyes que
interesan al orden público o a las buenas costumbres y no a la totalidad de las leyes, por lo cual,
la teoría de la nulidad virtual, en la extensión que le estaría dando Marcial Rubio, no
necesariamente se encuadraría dentro de los alcances del artículo 219 del Código Civil. Por el
contrario y como lo veremos más adelante, sí lo estaría respecto de la nulidad del acto
administrativo. Una conclusión importante a la que llega Rubio es que «la falta de los elementos
esenciales del acto jurídico no es causal de inexistencia, sino específicamente de nulidad, a tenor
de diversos incisos del artículo 219º. Por consiguiente, hay que señalar que nuestro Código no
opta por reconocer la teoría de la inexistencia del acto: entre nosotros sólo existen la nulidad y la
anulabilidad. Los casos que en otros sistemas se consideran de inexistencia, entre nosotros son
de nulidad. Otra conclusión importante a la que llega Rubio es que «El acto nulo debe ser
considerado como existente (pues sólo puede ser calificada alguna entidad existente), pero resulta
privado de efectos.
CARACTERISTICA
Es legal, aunque es declarado judicialmente; no es creado por los jueces sino que
es creado por una la ley.
Sólo es aplicable a actos jurídicos, sólo ellos son susceptibles de nulidad.
El defecto tiene que ser originario, intrínseco y esencial
La nulidad de un acto puede producirse por muchos motivos, entre los cuales
podemos mencionar:
LA ANULABILIDAD
2.1. Anulabilidad por incapacidad relativa del agente. De acuerdo con lo establecido por el artículo
221 (inciso 1), el acto jurídico es anulable por incapacidad relativa del agente. Estimamos que
resultan aplicables a este punto los comentarios que efectuamos con relación al análisis del
segundo supuesto de nulidad por incapacidad absoluta del agente. Sin embargo, podemos
agregar que es en el caso de incapaces relativos donde el artículo 1358 del Código Civil adquiere
una relevancia de mayores proporciones, ya que los supuestos en los que resulta aplicable son.
Para comprobarlo solo basta recordar que las personas relativamente incapaces son los mayores
de dieciséis años y menores de dieciocho años de edad, los retardados mentales, los que
adolecen de deterioro mental que les impide expresar su libre voluntad, los pródigos, los que
incurren en mala gestión, los ebrios habituales, los toxicómanos y los que sufren pena que lleva
anexa la interdicción civil. Dentro de tal orden de ideas, es más probable que contrate cualquiera
de estas personas que las mencionadas en el artículo 43 del Código Civil (norma referida a los
incapaces absolutos). Sin embargo, al contratar con cualquiera de las personas mencionadas en
el artículo 44 (incapaces relativos), es más fácil que la contraparte no advierta su situación de
incapacidad, con el correlato de la posibilidad de anulación posterior del acto. Evidentemente, a
pesar de todas las dificultades contemporáneas, es mucho más fácil identificar a un niño como
menor de edad que hacerlo con relación a un adolescente. Asimismo, es casi imposible identificar
a simple vista o trato personal a un pródigo, a un mal gestor, a un ebrio habitual (que no esté en
estado de ebriedad o aun estándolo, porque esta situación no implica que sea un ebrio habitual), a
un toxicómano o a alguien que sufra pena que lleve anexa la interdicción civil. Demás está decir
que si ello ya resulta casi imposible personalmente, podremos imaginar cómo aumentarían las
dificultades si esta persona se encontrara del otro lado de la línea telefónica.
2.2. Anulabilidad por vicio de la voluntad. 2.2.1. Anulabilidad por error. Si el error resulta ser una
fuente o causa frecuente de anulación de actos jurídicos por actos celebrados entre personas
presentes (es decir, entre personas que se encuentran en un mismo lugar al momento de la
celebración del acto), será evidente.
Que este vicio de la voluntad se presentará con mayor asiduidad en los contratos celebrados por
teléfono. Y es que si el agente que incurre en error ignora o hace una interpretación errónea de la
realidad, caerá mucho más fácil en una situación de esta naturaleza cuando no tenga la
posibilidad de un contacto directo con el objeto sobre el cual está contratando. En efecto, la
contratación por teléfono acentúa de por sí la posibilidad de incurrir en error, en cualquiera de los
supuestos que sobre este vicio de la voluntad contempla el Código Civil. De este modo, haciendo
un recorrido por las normas que el Código Civil contiene acerca del error, diremos que por teléfono
será más frecuente que el agente se equivoque con respecto a la propia esencia o a una cualidad
del objeto del acto que, de acuerdo con la apreciación general o en relación con las
circunstancias, deba considerarse determinante de la voluntad. Esto, en la eventualidad de
Que no tenga el objeto del contrato a la vista o que el mismo se halle en la esfera o
posesión de su contraparte, en el otro extremo de la línea telefónico
“La prescripción adquisitiva o usucapión está íntimamente vinculada a los derechos
reales. Esta prescripción a su vez reconoce dos modalidades: la corta u originaria y la
prescripción longi temporis< que corresponde a la prescripción larga o extraordinaria”
(GONZÁLES LINARES, 2007, pág. 370), dicho en otras palabras la prescripción
adquisitiva o usucapión es el modo originario de transformar la posesión por el
derecho de propiedad, dicha transformación guarda relación con los requisitos que
exige la norma la cual conlleva a optar por alguna de las modalidades que el autor
expone entre ellas la corta u originaria que tienen como presupuesto el ejercicio real y
objetivo de la posesión, el transcurso temporal de cinco años, tener justo título, poseer
de buena fe, asimismo debe ser de forma pacífica y pública. Por su parte la modalidad
larga o extraordinaria exige el ejercicio real y objetivo de la posesión, el transcurso
temporal de diez años, posesión sin justo título, pudiendo ser de mala fe, pero que
debe ser de manera pacífica y pública
3.12. CONVALIDACIÓN DE ACTO JURÍDICO Según la Real Academia de la Lengua
Española, convalidar es la acción de confirmar o revelar algo, desde nuestra posición
creemos que la convalidación es la acción revertidora o modificatoria que hace posible
que la situación jurídica se revierta totalmente, por ejemplo los actos inválidos pueden
ser modificados por la convalidación y así adquirir actos totalmente válidos, cuando
hablamos sobre convalidación de los actos hacemos referencia a la transformación de
estos a una situación jurídica distinta de la que se encontraban; la convalidación
siempre se caracteriza por revertir el acto inválido a un acto válido y eficaz. Según el
profesor Juan Espinoza (2008) la convalidación “es una categoría genérica de
eliminación de los efectos de la impugnabilidad del acto inválido. Se encuentran dentro
de la misma, la confirmación, la prescripción extintiva, la caducidad, la conversión y la
renuncia al derecho de hacer valer la prescripción” (pág. 593). La pérdida de la
impugnabilidad del acto jurídico genera que el titular decida por la conservación del
acto jurídico que por la nulidad de esta misma.
La anulabilidad de un acto puede producirse por muchos motivos, entre los cuales
podemos mencionar:
Un acto jurídico es eficaz cuando produce los efectos que le son inherentes, como la
creación, regulación, modificación o extinción de relaciones radicas, es decir,
derechos y deberes
Respecto de terceros el acto jurídico es una res inter alias acta (una cosa hecha por
otros). Los terceros no pueden adquirir derechos ni contraer deberes u obligaciones de
un acto jurídico en el cual no son parte. El acto jurídico es un acto de ejercicio de la
autonomía de la voluntad privada para regular los intereses propios, no para invadir la
esfera jurídica ajena. Este principio está contenido en el art. 1363 que dispone que los
contratos sólo producen sus efectos entre las partes que los otorgan, sus herederos.
Aunque esta regla está referida solamente a los contratos, puede aplicarse a todo tipo
de acto jurídico, incluso puede ser trasladada al campo del acto jurídico disponiendo:
el acto jurídico sólo produce sus efectos catre las partes que lo otorgan y sus
herederos. Sin embargo, este principio no es absoluto, porque se presentan casos en
que con un acto jurídico se puede afectar a personas que son ajenas a su celebración
(el contrato en favor de tercero, los acreedores pueden solicitar que se declare la
invalidez de los actos de sus deudores con los cuales se perjudique el recupero de sus
créditos, etc.). Es decir, el acto jurídico tiene una eficacia intérpretes y también puede
tener una eficacia respecto de terceros. II. ACTO JURÍDICO INEFICAZ
El acto ineficaz no produce los efectos que le son propios. es decir, los que se
deducen de su contenido o de las normas supletorias que lo regulan. Ello no impide
que el acto ineficaz produzca otros efectos dispuestos por la ley. aunque no sean
deseados por las partes (por ejemplo, la obligación de pagar los daños derivados del
incumplimiento de un contrato).
III. CLASES DE INEFICACIA
En el punto anterior habíamos señalado que los supuestos de ineficacia son aquellos en los
cuales los negocios jurídicos celebrados no llegan a producir los efectos jurídicos buscados por
las partes, o aquellos en los cuales los efectos jurídicos producidos normalmente desde un
inicio desaparecen posteriormente por la aparición de un evento o causa sobreviniente a su
celebración que justifica dicha desaparición.
La ineficacia del acto jurídico es de varías clases:
3.1. Ineficacia total e Ineficacia parcial
La ineficacia es total cuando afecta a todas las estipulaciones del acto jurídico, por
consiguiente, no produce ningún efecto, por ejemplo, la declaración de nulidad o de
resolución de una compraventa.
La ineficacia es parcial cuando el acto produce una parte de sus efectos pero no los demás. El
acto contiene una o más estipulaciones ineficaces junto a otras que son eficaces. Por
ejemplo, el testamento produce los efectos queridos por el testador, menos las disposiciones
en favor del notario y sus parientes, y de testigos testamentarios, por cuanto el art, 688
dispone que tales disposiciones son nulas. Otro ejemplo, nadie puede dar por donación más
de lo que puede dar por testamento, el contrato de donación es inválido en la parte que
exceda de esta medida (art. 1629).
7.3. Características del Acto Anulable
Las características del acto anulable las resume el artículo 222° del Código Civil: “El acto
jurídico anulable es nulo desde se celebración, por efecto de la sentencia que lo declare. Esta
nulidad se pronunciará a petición de parte y no puede ser alegada por otras personas que
aquellas en cuyo beneficio la establece la ley”.
La norma fue adoptada por la Comisión revisora con algunos cambios a la redacción de la
propuesta por la Comisión reformadora y registra como antecedente al artículo 1126° del
código Civil de 1936.
El acto anulable es válido y eficaz mientras no sea declarado nulo por un órgano
jurisdiccional. Su eficacia está referida a los efectos generados por la manifestación de
voluntad, tanto respecto de las partes como para con los terceros.
El acto anulable, teniendo validez y eficacia, para su anulación requiere necesariamente que
un órgano jurisdiccional lo declare nulo y cuyo fallo quede ejecutoriado , esto es, pase a la
autoridad de cosa juzgada.