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CUALIFICAR LA LECTURA

Y LA ESCRITURA
Compromisos de primer orden de.la
educación superior
D e todas las tareas o las responsabilidades que le competen a la educación
superioi;, y más tratándose de aquellos programas que tienen como objetivo
cualificar a los maestros, hay dos que me parecen fundamentales: la lectura y la
escMtura. ,•
L a primera de las tareas es a todas luces un compromiso de primei: orden.
Sabemos que leer n o s ó l o nos permite hacer legible y viable nuestro entorno
I cultural sino que, adcrnás, nos posibilita habitar espacios inéditos, o despertar a
sueños :apenas entrevistos o imaginados. C o n el desarrollo de la competencia
lectora - u n saber hacer tanto más complejo cuanto rebasa el mero pasar los
ojos por las hojas—.'adquirimos otras estructuras de pensamiento para relacio-
nar, abstraer o inventar nuevas maneras de conocer tanto a nosotros'mismos
como a nuestros congéneres.
Advirtamos, de una vez, que hay muchas maneras de leer. Vanadas perspec-
tivas y variados modos. N o es lo mismo leer la yida y la cultura en pcrspccth^
simbólica que desde una mirada cstmctural. N o da igual situarse para leer el
mundo desde el símbolo, las estructuras o los signos. Tampoco és lo mismo
concebir la lectura como una práctica social^ como una elaboración de determi-
nado lector o como una operación cognitiva de nivel superior determinante a la
hora de aprender o conocer. Por ser un acto complejo, por involucrar algo más
qtie la simple decodificación, la lecuira debe ser uno de los frentes de forma-
ción de la educación supcñot. N o se trata sólo de volver a mirar la enseñanza o
los modos de aprender a leer —tan asociados a la escuela inicial—, sino de reco-
nocer que la lectura es una de k s competencias fundamentales para lograr supse-
rar el orden de lo dado y alcanzar el nivel de lo comprendido. O lo que es lo
mismo, con k lecmra se adquiere una nueva herramienta para operar de manera
simbólica. Quien aprende a leer empieza a preguntarse por el sentido. N o se
queda en lo inmediato, trasciende; ño le basta lo dado, inventa; no asume con
facilidad lo oído, diverge.
Por supuesto, k lectura es una actividad que rebásalos textos escritos. H o y
sabemos que u n lector de verdad, u n lector competente, es alguien que lee de
I Educar con Maestría
oiancra plural. U n ciudadano capaz de leerlos libros ylos periódicos, sí, pero que des de pensamiento capaces de iliiminar o catapultar esperanzas, sueños, ideales.,
además puede hacer legibles una imagen, un espado, \in gesto, un diagrama o Quien escribe coloca por un momento su acdonar inmediato entre paréntesis.
cualquit): signo colocado como enigma o problema. Son variados los testos alos L o ve, lo reflexiona, lo evalúa. Y al tener como espejo a la cscrinira, puede
que estamos expuestos hoy; desde los medios de comunicadón hasta las múldplcs cambiar, modificar, mejorar, desarrollar sus actos o sus palabras, Pero, además,
csoitiiras que pueblan nuestras dudades. YaTio basta con conocer linicamcnte Jas cuando escribimos incorporamos al mundo seres nuevos: ahora no es la biolo-
cattills|s del código escrito. Por lo mismo, y más si tenemos en mente nuestra gía la única que engendra, sino también nuestra ¡n^iginadón. A l escribir oamplc-,
responsabilidad frente a los maestros que desean cualificarse, la educadón supe- taraos la tradidón; no,-^ atrevemos a corregir, modificar, superar los condicionantes •
ricM: debe plantearse en serio esta nueva al&betizadón con el fin de poder respon- que nos fueron impuestos como espede. C o n la escritura superamos la condi-
der adecuadamente a las demandas de la sodedad y, especialmente, al dpo de niño ción de criaturas para convertirnos en creadores. • :
y de joven que está ingresando a Jos centros educativos. Dicho de manera más Otro aspecto por el cual la escritura tiene que ser asumida en serio por la
contuiw^ente, antes del debate sobre los contenidos en losplanc-s de estudio o de educación superior,'y particularmente por los educadores, apunta a buscar que la
atender A las demandas propias de las profesiones, es urgente desarrollar la lectura práctica docente sea algo más que u n oficio de oralidad, Heno de activismo sin
como una competcnda que funda y atraviesa cualquer carrera y que, a la vez, norte y muy pegado a serñr de répüca de las voces de otros. L a escritura puede
poiibilita tanto el desarrollo personal como colectivo. ser elyunquc a través d d cual se forje en serio la profesión de ser maestro. Desde
Una segunda tarea de la educadón superior corresponde al campo de la el inicial cjetddo autobiográfico, en donde cada educador puede caer en la cuenta
escritura. Otra competencia, otro saber hacer esencial para todo maestro. E n de las marcas o los secretos hilos que lo llevaron a ser maestro, hasta h cscrituta
este caso me refiero a esa tecnología de la mente que permite disociar el sujeto, continua en los diarios de campo o en los registros de clase, para tratar de hacer
ver ^ c r a el armazón de nuestro pensamiento, potenciar la historia, jalonar el inteligible la tarea cotidiana de enseñar tan repleta de improvisadoiics como de
análisis y traspasar las firontetas del tiempo y el espado. ílablt3 de la escritura azarosos resultados. Si se aprende a escribir y se escribe sobre la práctica, muy
como una herramienta semejante al arado o a la rueda, u n liril que no sólo seguramente descubriremos puntos de referencia para elaborar mapas SObrc nuestra
propitáó la dviüzadón sino que generó y sigue sosteniendo formas de poder, profesión más apropiados, más predsos, menos hijos del "a ver qué resulta".
de propiedad, de verdad. Cabria decir, además, que la escritura puede ayudamos a dejar de ser meros
: • Digamos, para evitar malos entendidos, que cuando aquí hablo de escritura consumidores de iníbrmádón para empezar a ser productOECS de conocinuen-
no me refiero a mejorar la rcdacdón. L a escritura es i m proceso tanto o más to. Y dado que a la educadón superior le corresponde mover los engranajes dd
complejo que la lectura: en el intervienen las ideas, los procesos de pensamiento pensamiento critico, de la reflexión, entonces la c s t r a t e ^ déla escritura es idó-
de mayor complejidad; más que una serie de reglas gramaticales, la escritura es nea para superar el oralismo pasivo, d parloteo sin fundamento, y la opinión
un proceso cognitivo fundado en Ja abstracdón, la subordinadón y la invem- apenas pegada a nuestra emoción más inmediata. Entreveo en el aprender a
dón. Escribir está más del lado de la lógica que de la gramática. L a redacdón es escribir una de las estrategias para permitirnos sortear el vado del subdesarroUa
apenas una etapa de la escritura pero no es la fundamental. Quien aprende a Por las razones expuestas, considero que tanto la lectura como la escritura
esciibic dcsaxtolla un pensamiento no circular, no situadonal, no repetitivo, no son compromisos insoslayables de la educadón superior. Agreguemos para
formulario. Precisamente; es a propidar, fomentar y desarrollar esc otro pensa- finalizar que dicha tarea no sólo compete a la enseñanza sino a la invesdgadón.
miento que comporta la escritura al que las entidades de educadón superior L o s programas, especialmente de posgrado, necesitan consolidarse en líneas
deben comprometerse sobre estas temáticas que v a ^ n analizando y hadcndonos más legibles tales
Sobra decir que son también múltiples las formas del escribir. Desde la problemas. Si de veras indagamos sobre la lectura y la escritura descubriremos
cscrituta exposiriva o la escritura argumentativa has la la escrituia expresiva y de que muchos de los problemas de aprendizaje, de convivenda, de desarrollo
ficciÓTL Pero más allá de los géneros, lo que me interesa recalcai; es el valor de la humano, dependen de estas dos competendas. Y, por supuesto, de la manera
escritura para constaüx realidades de segundo orden, mundos posibles, cntida- como los maestros las enseñan.
I Fernando Vásquez Rodríguez Educar con Maestría
LA LECTURA Y
EL DESARROLLO HUMANO
E l desarrollo humano es un proceso inacabado, un proyecto siempre en
permanente ejecución. L o propio del desarrollo, y más tratándose de aerea
humanos, es su condición de búsqueda, de odisea sobre sí mismos. C o n cada.
experiencia, a partir de cada peripecia, los seres humaijos v a n incorporando
lía mayo'r grado de conciencia, ri! van tornando seres distintos a su condición
natural primigenia. Y en este llegar a ser humanos, en' ?1 sentido de cumplir
una promesa o desplegar una posibilidad, la lectura puede servir de media-
ción privilegiada o, si se prefiere, puede contribuir de manera s^nificativa en
la formación del hombre.
Para argumentar la anterior tesis, comencemos por señalar cl-^cíoiicc de la
lectura en abanto-dispositivopara ponernos en contacto con ¡o que estamos allá de nuestro
cercano campo de acción. Gracias a la lectura trascendemos nuestra inmediatez
tanto fiísica como espiritual L a mediación ofrecida por la lecturál consiste en
servirnos de ptiente para i r más allá de nuestros limitados territorios y poner-
" nos en contacto con otras Eonas, con otros escenarios. L a lectiura jalona nues-
tras formas de ser y de pensar hacia ese continente inmenso délo desconocida
I^^er, entonces, nos capacita para convertimos en seres humanos de frontera.
Por la lectura nos sabemos hijos de más de una patria, nos asumimos como
ciudadanos del mundo, nos capacitamos para entender lo ecuménico, lo plu-
ral, lo diverso, lo distinto. Para decirlo de otra manera, el leer desarrolla en
nosotros una actitud y una disposición de tolerancia hacia lo extraño.
D e otra parte, y como consecuencia del anterior punto, la lectura tonijiea tn
los seres humanos lafantastay la imaginación. C o n la lectura desarrollamos la capa-
cidad para hacer presente lo ausente, dotamos a nuestro ser de levedad, apren-
demos a fabricar sueños, mitos, símbolos. L a lectura agrega a nuestros órganos,
^ nuestro cuerpo finito, una segunda piel, otros sentidos. N o s hace más aptos
para superar ciertos condicionamientos, nos afina algunos comportamientos
atávicos y nos dispone los labios para entonar una plegaria, un canto o la
siguiente historia de la deliciosa Shcrezadc. C o n la lectura los seres humanos
hemos podido construir mundos Intangibles, insondables, imposibles, irifini-
Educar con i\/1aestr(a
tos. L a lectura nos conforma como seres mctafócicGs, capaces de hacer parte
de las mismas estrellas.
ESCRITURA Y EDUCACIÓN
Otro aspecto vigocoso de la lectura es ¡afuer^qus poseeparafisurar o socavar
Diez reflexiones para incitar al diálogo"
nuestras ignorancias. L a lectura ha sido u n disolvente de miedos y tabúes, de
temores infundados yprejuicios consuetudinarios. A I leer, dcscubiimcj^ que
muchas de nuestras repugnancias o nuestras inseguridades pueden ser supera-
das; que nos es posible traspasar las opiniones más comunes, así como
Ubeiainos de opiniones impuestas. L a lectura anancipa nuestro pensamiento
Por ser una herramienta fundamental pata la reconstrucción de la práctica
de muchas esclavitudes; es como una especie de mahúnúsión para el conoci-
docente; por permitixle a ios educadores tomar distancia comprensiva de su
micnta Dicha acción libertada de la lectura puede ayudarnos tambiéxi a com-
oScio y, a la, vez, dotarla de sentido; por servir de mediación para tantas
prender su papel democraüzador del saber e n cualquier sociedad. L a
relaciones e interacciones sociales... bien vale la pena que dediquemos u n tiem-
al&betización tiene profundas implicaciones políticas, a i cuanto a la partici-
po á reflexionar soíire la escritura y su importancia en el campo educativo.
pación o la negación de oportunidades. Leer, entonces, es adquirir nuevos
Sirvan, pues, las consideraciones que siguen como u n aperitivo para incitar al
útiles para horadar barreras de discriminación.
diálogo. ;
Y hay más argumentos, ha lectura es un t^restatniento inigualablepara la coni'er-
laáót!, e¡ trato, ¡as habilidades sociales. Con la lectura nos hacemos de una provi-
Primera
sión de temas y de asuntos, de cuestiones o motivos a partir de los cuales no
• L a escritura, más que un simple ejercido de tcdacdón, es una herramienta
es m i s fácil entrar a establecer puentes de comunicación c o a los demás. L a
poderosa para desarrollar nuestro pensamiento. !
lectura, desde esta perspectiva, nos prepara para el diálogo; es una clave de
A l escribir reestructuramos nuestro cerebro, adquirimos otras estructuras
nuestro desarrollo humano en cuanto que necesitamos sieniipre de u n otro
mentales.
para acabar de completar nuestra personalidad. Desde luego, ya lect es de
Desde esta perspectiva, la escritura genera procesos cognitivos diferentes a
por si ponernos en comunión con alguien distinto a nosotros; pero, y esto es
los produddos por la oralidad, y lo que es más importante, instaura una mane-
• lo más importante,, la lectura hace que nuestra individualidad requiera apetito
de camaradctía: contar, compartir, charlar, discutir, debatir.,., son más placen- ra nueva para que el hombre se reladone consigo mismo y con el mundo.
teros y más provechosos cuando hay u n caudal de lectura que les sirve de Gradas a la escritura pudimos objetivar nuestra conciencia: disociar nuestro y a
reserva o caldo de cultivo. La-lectura, aunque es u n acto esencialmente solita-
rio, nos incita a la compañía. L e e r : cjerciBuniento para lo fraterno. Segunda :
L a escritura posibilita el pensamiento analítico, la disodadón del sujeto, ia
concienda histórica... C o n laescritura podemos trascender la inmediatez de
nuestro mundo y lograr vencer, de alguna manera, nuestra finitud. L a escrim-
ra nos permite salir del eterno retorno del mito, de lo meramente anecdótico,
de lo formulario o repetitivo. Gracias a la escritura pasamos de lo concreto a
lo abstracto, del mito a la historia, de lo aglomerante a lo subordinado.
Y fue gradas a la escritura como pudimos consolidar una idea de dencia.
Tercera
L a escritiua tiene directa reladón con el desarrollo económico y social
de los pueblos. C o n el poder. Recordemos que allí donde nace la civiJiza-
Fernando Vásquez Rodf iguez Educarxon Maestría
ción es, precisamente, donde se desarrolla la escritura. E s t e desarrollo está Séptima
asociado con formas de gobernar y administran Entonces, aprender a es- L a escritura tiene diferentes maneras de manifestarse y apunta a diversos
cribir no es sólo una tarca escolar sino una de ¡as fncjores herramientas que fines. Las instimdones educativas deben proveer a los estudiantes de un tepcr-
alguien puede adquirir para alcanzar ciertas libertades vedadas o escondi- torio de géneros pero, y esto es lo más importante, hadendo énfasis en k s
das; Dicho aspecto polírico de la escrimra debe hacerse explícito a aquellos competencias escrimrales necesarias para cada una de estas manifestadones de
quelaprenden a escribir. la escritura. R e c o r d e m o s : escribir u n texto expositivo difiere de uno
i argumentativo; escribir u n acta no se parece en nada ai escribir u n cuenco;
Cuarta escribir un informe, una guía, u n protocolo..,, varía sustiancialmcntc de esas
Dotar a alguien de escritura es prepararlo para no ser sólo consumidor otras escrimras como la descripción, el guión o el poema.
sino productor de conocimiento. C o n nuestras escrimras damos cuenta de
cómo asumimos'la tradición y qué tanto la volvemos proyecto o porvenir.Por * Octava •'
eso a ¿ s instituciones educativas, cuando desean acreditarse, lo primero que se Aunque el m a p t r o de escrimra no se propone formar escritores artistas,
lea exige es una muestra de sus escrituras o los escritos de aquellos que k b o r a n valdría la pena que consultara o investigara la manera como han escrito los
en sus recintosia escritura nos permite el diálogo entre pares, jalona el avance escritores expertos para, desde esa experiencia, descubrir las técnicas del ofi-
científlco, nos invita a seguir trabajando en nuestro desarrollo intciccmal. d a E s urgente desgramaticalizat la enseñanza de la escritura y verla más desde
las poéricas (las formas de componer) y las retóricas (las formas de persua-
. Qtmita dir). A l maestro de escritura le corresponde pensar muy en serio cuáles son las
: escritura se aprende de manera diferente a como se asimila la oralidad. lógicas que subyacen a la ficción, en cuanto herramientas d d pdnsamiento,
l i escritura es una tecnología que nos obliga al continuo ejercicio, al nitelaíje, al para construir mundos posibles.
tilicc Quien enseña escritura debe modelar dicho aprendizaje. N o se aprende
a escribir por mera recomendación. Aquel que desee enseñar a escribir debe Novena
mostrar primero las pruebas del oficio. Por eso mismo, hay que fortalecer y E l aprender a escribir vincula directamente nuestra corporeidad. Así como
crear espades para que los maestros empiecen a escribir. L a autobiografía, e!
el danzante o el músico lucha para que el cuerpo obedezca a su voluntad, de
diario de campo, las historias de v i d a . . . , pueden ayudar a propiciar dicho
la misma manera el maestro de escrimra debe propiciar en la escuela ritos,
encuentro con la escritura.
prácticas o ejercicios en donde la escritura se produzca de manera habimal.
'i Sin esa tarea de calistenia cscrimral, la escritura resulta muy penosa y demasia-
Sixta do lejana para el novel escritor.
E l acto de escribir es u n proceso. Se va por etapas, por momentos. Cuan- E l diario o la libreta de apuntes parece ser una excelente mediación para
do se enseña a escribir debemos tener presente que la escritura es una tarea tal propósito.
suda, de muchos borradores, de una y otra versión. Toda escritura limpia
puede ser objeto de una nueva correcdón.Tal vez por eso, lo más importante Décima
que se puede enseñar, ciiando de escritura se trata, es la concienda de corregir, U n último aspecto importante en esto de enseñar a escribir es empezar a
de tachar. L o que se aprende, en últimas, es esa actividad del pensamiento de combatir el esponfaneismo docenteJDebemos acabar con las prácticas escritúrales
sopesar continuamente las palabras, de elegir y combinar vocablos, de tejer sin ninguna intendonalidad. E s aquí donde la didáctica se convierte en una aliada
scnridoa con signos escritos.
invaluable para el maestro. Digamos que una didáctica básica de la escritura
empieza por diferenciar la preescritura de la escritura como tal. Primero se
centra en la producción y otganizadón de las ideas; luego, en la redacdón: pá-
Fernando Vásquez Rodríguez Educar con ívlaestría
trafoSfConectores, puntuación. Finalmente en la postescritura, donde la opera-
ción de revisión cierra sistctnicamente el proceso. Aprender a escribir, enton-
ces, no es una acdvidad azarosa o el resultado de la genialidad de ciertos
ESE COMPLEJO ACTO DE LEER .
espíritus iluminados. Momentos claves para la apropiación textual
i
i
BíbliograHa eseticisd
Leer es una acdvidad, u n trabajo de nuestra mente, Ñ o es \ma práctica
natural n i de logto iíimedlato. Muy pot el contrario, leer deinanda una serie de
WaJtci Ong, OmÜAaéj exentura. Fondo de CuJtura Económica, México, 1996,
Gioigio Rúmondo Cardona, A.ntjvpo¡0g{a de la ejmiura, G^disa, Barcelona, 1994.
pasos o de habilidades sin las cuales es muy difícil que la lecmra alcance su
Daniel Csissany, Dturíbir r/ tsmbir, Paidós, Barcelona, 1989. cometido. Porque el ojo puede ver las letras, decodiScatlas; pero sólo nuestro
M « l i Teresa ScraQiú, C¿mo ndact^r un ttmo. Di/Í4efí'ca ii« ¿a esmiitra, Paidós, Barcelona, cerebro, a p'artir de determinados procesos, logra descifrar el sentido oculto
1997.
bajo el tejido de las palabras. Apropiarse de u n texto ^ , pot lo tanto, un
Roy H u i i s , Signar ejcriiura, Gedisa, Barcelona, 1999.
conjunto de operaciones que puede aprenderse y, en esa misma medida, un
Jack Goody, La ¡Hgica Je ¡a tteñturay ¡a orgfim^aén de la toctedad, Aüinza., Madiivi,
1990, método factible de ser enseñado. Sirva, entonces, el siguiente ejercido como
Antonio PiXi^icó, Alfahetísmo, tscñtura, soeiedaJ. Gedisa, Barcelona, 1999, un ejemplo de los momentos que entran en juego cuando nos vemos aboca-
Rogcc Chuner, LUÍ rtmlucioaes de la cultura eserífa, Gedisa, Barcelona, 2000,
Emilia Fcrtciro, Cultura sscñlaj (áuíacióa, Fondo'de Cultura Económica, México, dos al complejo acto de leer.
1999. i
I
1. L a prelectura
1.1. Las motivaciones (la carga preliminar a la lectura)
Enriéndase aquí por.motivaciones, o bien el lugar previo para que el de-
seo o la seducdón germinen; o el sitio clave para que el " i n i d a d o r " o " i n i d a -
dora" actúen; o la zona en donde emergen la recomendadón, la "tarea", d
reto o la inidativa personal.
C o m o quien dice; aim antes de leer,-ya hay "determinantes", "ganchos",
"filiaciones"... Tales motivacionesno^ indican que llegamos con una carga prdi-
íninar o previa a los textos. Y a sea positiva o negativamente (revisar nuestra
autobiografía) hay gestos, personas, situadoncs, modos, lugares... que nos ponen
en dispqsidón o indisposidón pata leer.
Tenemos que revisar hasta dónde nuestra primera reladón con Ja lectura
está altamente " v i c i a d a " por nuestro escolarismo (sacar buena nota, cumplir
con lalccdón, pasar e l ^ o o d semestre, titularse...)
Aquí vale la pena recordar o recomendar el texto de Roland Barthes, 31
placer del texto (1980, México, Siglo X X I editores). D i c e Barthes:
Fernando Vásquez Rodríguez I E d u c a r c o n Maestría
" E l placer del texto es esc momento en que m i cuerpo comienza a seguir L i s marcas sobresalientes del texto permiten vislumbrar alguna perspec-
sus propias ideas —pues m i cuerpo no dene k s mismas ideas que y o " . " E l tiva tanto del autor, como del texto mismo; y, por supuesto, nos sitúa ya en
texto es un objeto fetíchc y eseJeticht me desea'. " T e x t o de placer: eJ que con- un horizonte de lectura.
tenta, colma, da euforia; proviene de k cultura, no rompe con tila y está
ligado a ima práctica confortable de la lectura. Tekto de goce: el que pone en A manera de ejemplo, tomemos el texto: "Condiciones y límites de la
estado d!e pérdida, desacomoda (tal vez incluso hasta una forma de aburd- autobiografía", por Gcorges G u s d o r f (tmnscriho los tres primeros párrafos
miento).'jhace vacilarlos fundamentos históricos, culturales, psicológicos del del artículo):
lector, la consistencia de sus puntos, de sus valores y de sus recuerdos, pone ! ,
en CHsia su relación con el lenguaje..." I-a autobiografía es un género literario fiimemetltc .establecido, cuya
historia se presenta jalonada de una serie de obtas maestras, desde las
CoHJeúmts'Ac San Agustín hasta Si kgrain ne msurtile Gide, pasando pot las
1.2. E,¡ encuentro ¿bn e/texto (¿a reladón con úi materia)
Confesiones de Rousseau, Poesía j verdatl, las Memorias de ultratumba o la j'ipa-
lo^ia de Newmaiv Muchos grandes hombres, c incluso muchos hombres
Aquí nos interesa resaltar el tipo de interacción, las formas de contacto no tan grandes, jefes de Estado o jefes militares, mitúsírDs, exploradores,
con la materia texmal. fK través de una fotocopia? ¿Un libro?... hombres de neg<>cJo5, han consagrado el ocio de su vejez a la redacción de
D e igual manera es relevante saber el tipo de texto: reconocer si es una recuerdos que encuentran constantemente un público de lectores atentos. L a
tesis, un conjunto de lecturas, u n artículo suelto, un libro. ¿Hace parte de una autobiografía existe de todas todas; está protegida por la regla que protege
a las glorias cojisagrad-as, de modo que ponerla en cuestión puede parecer
revista? ¿Es un texto periodístico?
ridículo, Diógénes demostró el movimiento andando, en su disptita con el
E s importante saber, además, si en el texto en cuestión se pueden hacer filósofo eleata que pcctendíí, por la autoridad de la tazón, impedir ji AquUcs
marcaá, subrayados o resaltados. ¿Es un préstamo bibliotecario o de u n ami- que atrapase la tottugi. De manera similar, fclizmcnfí!, U aucoblograf/a no
go? ¿És u n texto para ser leído sólo por mi o por u n grupo?... ha esperado que los filósofos le o t o i ^ c n el derecho a la existencia.-Pero
tal vez no ca demasiado tarde paca preguntarnos por el sentido de tal
empresa y por sus condiciones de posibilidad, a fin de entresacar las presu-
2. L a lectura posiciones implícitas, I
E n primer lugar, conviene resaltar el hecho de que cl género autobiográfico
está limitado en el tiempo y en el espacio; ní ha existido siempre ni existe en
2.1. El reconocimiento de las marcas sobresalimtes deltsx(p ' todas partes. Si las Confesiones de San Agustín ofrecen, cl punto de referencia
inicial de un primer éxito fenomenal, vemos en seguida que se trata de un
Nos referimos acá a esa primera leccura, u n tarito global, u n poco de super- fenómeno tardío en la cultura occidental, y que tiene lugar en el momento
,fide; es como ojear el texto, como mirar su geografía más prominente: corro- en que la aportación cristiana se Injerta en laa tiadiciooía clásicas. Por otra
parte, no parece que la. autobiografía se haya manifestado jamás fuera de
borar si es un capítulo, u n resumen, un estudio, uri fragmento o u n artículo
nuestra aimósfcca culniral; se dirá que nunificsta una pceocup»ción particu-
especializado. Mirar el género textual al que pertenece: es u n ensayo, lin comen-
lar del hombre occidental, preocupación que ha llevado consigo en su con-
tario, una reseña, un prologa Evaluar su extensión y filiación. quista paulatina del mundo y que ha comtmicado a los hombres de otras
D e modo semejante, en este reconocimiento de las marcas sobresalientes civilizaciones; pero, al mismo tiempo, estos hombres se habrían visto some-
del texto, hay que tener en cuenta el título, los subtítulos, las letras en bastardilla ^ tidos, por una especie de colonización intelectual, a una mentalidad que no
o en negrita, las notas o la biblic^rafía. ¿Tiene o no el texto esas marcas? Más era la suya. Cuando Gandhi cuenta su propia liistoria, emplea los medios de
Occidente para defender el Oriente. Y los emotivos testimonios recogidos
aún: ¿Quién es su autor? ¿Se sabe algo de él? ¿Se conocen otras obras del
por Wesrermann en sus ^uíobiúgrafias de cfrioitiús manifiestan la corunodón
mismo? Y aún más: ¿ E s una traducción? ¿Cuándo fue escrito?
de las dvÜizadoncs tradicionales en su contacto con las europeas. E l mundo
antiguo está 'en trance de morir dentro induso de esas condendas que se
remando Vásquez Rodríguez Educar con Maestría
intctrogan acerca de su destino, convertido, de grado o por la fuerza al
formador de ia fimdón dd yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanaKtica"
nuevo estilo de vida que cl hombre blanco ha traído desde más allá de los
mués, ( " E l estatuó d d espejo es un drama cuyo empuje intemo se predpita de láinsofi- ^
La preocupación, que nos parece tan natural, de volverse hacia el pasa- dencia a la antidpadón". Esm'tos /, jacques Lacan, 1971, sigjo X X I editores, Méxi-
do, d« reunir su vida para contada, no es una íixigenria umvcrsai. Se da co). Se refercncian tarribién a Gcorg Misch, a André Maurois, a Paul Vaiéry, a
; solamente tras muchos siglos y en una pequeña parte del mundo. E l hom- Fran^ois Mauiiac, a Retían, a A . Thibauder, a Nictzsche (Es d apartado 6 de
( brc (]uc se complace así en dibujar su propia imagen se cree digno át un
Mcb allá delbÍGij del mal, 1979, Edidones HDAF, Madrid, Dice Nietzschc: "Poco a
I intticí privilegiado, Cada uno de nosotros tiene tendencia a considerarse
poco lie ido dcscub^endo que hasta d presente toda gjan filosofía ha sido la
como cl centro de un espado vital: yo supongo que mi exi^^tencia importa
•I mundo y (juc mi muerte dejará el mundo incompleto. A l contar mi vida, confesión de su autor, y -4o haya querido o no, se haya dado cuenta o n o -
jro me manifiesto más allá de la muerte, a fm de que se conserve ese' cotistituyc sus 'memorias'. Así mismo he observado que en toda filosofía las
apital pfccioso que no debe desaparecer. E l autor de una autobiografía da intcndoncs morales (o inmorales) forman d germen verdadero de donde nácela.
, a ju imagen un tipo de relieve en cdación con sü entorno, ima cxi,stenda
planta completa. E n efecto, si queremos explicar cómo han naddp realmente las
' independiente; se contempla en su set y le place ser contemplado, se cons-
óiMjc en testigo de BÍ mismo; y toma a los demás como testigos de lo que afirmadóncs metafísicas más trascendentes de tal o cualfilósofo,hadamos bien—
su picseiida tiene de irrcmplazablc... y sería muy prudente— en preguntamos ante todo: ¿A qué moral deben - o quie-
t e n - condudtnos? Nocreo, pues, en ia existencia de un 'kistinto dd conocimiento'
que seria cl padre de la filosofía; creo más bien que otro instinto, aquí como allí, se
Nos damos cuenta (lo sabemos por d índice) que es un estudio dentro de ha servido d d conocimiento - o d d desconocimiento- como de un instrumen-
[os Si^UmtnhíAnihrapOí { N " 29: '*La autobiografía y sus problemas teóricos.
to..."}. . ; _
Estudios c invcstigadón documental'^). Son monografías temáticas hechas en
Cabe comentar la importancia de contar con una buena biblioteca o de
Barceloaa, Con fecha: didembne de 1991. E n la transportada se dice: "los
leer con textualmente (cotí otros textos a la mano: valor de la biblioteca como
Si^ímtntos son un cuerpo nuevo y expansivo de la revista Antbropos y de
escenario de los con-textos). Relevanda de los dicdonarios cspedalizados.
•DiHumaiof. Siguen una secucoda l i ^ d a temáticamente a tUas, pero tcmporal-
Leer es, de alguna forma, volver a hilar las pistas que cl autor O d texto nos
mcflteindepentlientcs. Con ello o6:ecemos un mayor servicio docmnental y
presentan. L e e r es entrar de lleno en una red de corrcspondendas, de vasos
valiosos matetialcs de trabajo.
comunicantes, de asocíadones y múltiples leyes de filiadón; tal texto me lleva
SHpkmentoj constituyen y configuran otro contexto, otro espacio exprés i- a otro texto y éste a otro que, a su vez, me lanza h a d a otros más. N o leemos
vo másflexible,dinámico y adaptable, cuya organizadón temática se vertebra sólo un texto, leemos gradas a los interprttanies (en cl sentido de Charles Sanders
de una cuádruple maneta: büscclánca temática, monografía temáticas, antolo- P d r c e ) , á esos signos traductores, a nuestro ic^ital(uiiuraL
gías temáticas y textos de la historia soda! del pensamiento".
A h o r a , c l autor. Geotges G u s d o r f . Sabemos que es un filósofo francés
TcDcmos ala mano, igualmente, la rc^stav4ffróf^j (Revista de documen- naddo en Burdeos, en 1912. Profesor de filosofía en la Universidad de
tación científica de la cultura) N " 125, octubre 1991 ( L a autobiografía en Estrasburgo desde 1952. Sus estudios giran alrededor de ia antropología filo^
España contemporánea. Teoría y análisis textual). E n d editorial se lee: " L a sófica y filosofía de las deudas sodales. También sobre historia de las dencias
autobic^tafía como literatura, attc y pensamiento. Teoría litetaiia y textos
humanas. G u s d o r f (según José Fcrrater Mora, en su Diccionario defiloso^ tomo
autoiÑográficüs". '
I I , 1980, AÜaxiza editorial, Madrid), "pone de relieve la importancia, así como
Bien, volvamos al texta Un asterisco en eltítulonos advierte que es un artículo la interdependcnda, de tas diversas dimensiones humanas: deatlfica, política,
ttaduddo pot Angel G . tourciro (que a k vez es quien hace la introducdtSn del social, artística, etc. Pero el conocimiento d d hombre no es meramente l a
número monográfico), publicado originalmente en alemán, en Berlín, en 194S. suma del conocimiento de esas dimensiones. E n d hombre queda siempre un
No tiene subtítulos.y su extensión es de más o menos nueve páginas. Tiene notas, remanente constituido por sus posibilidades, las cuales no quedan nunca agota-
en las cuales se referencia a Ucan: un artícub, " E l estadio d d espejo como das, porque n o pueden, por principio, reaüzarse totalmente. Cada simadón.
I Fernando Vásquez Rodríguez
1 Educar con Maestría
cspcdalmcncc cada sitnadón (o época) histórita, tiene senddo para todas k s esconde una potente arma para detectar nuestras estructuras de pensamiento. Y
situaciones (o épocas), pero es cUa misma fundamentalmente incompleta. liay otra razón: imponemos ciertas marcas por economía; la división dd'texfo
G u s d o r f parece pensar que en c l curso de la historia se realizan valores, pero nos permite manipularlo con mayor fadlidad. fTener presente el texto de Roland
no porque prcexistan de antemano, sino porque van siendo al mismo tiempo Barthes, S/Z, 1980, Siglo X X I editores, México. Allí Barthes propone una for-
descubiertos y creados en u n movimiento iiicesante". D i c e Gusdorf: " L a ma de "esparcir" o "quebrar" el texto, Allí se construye un método de lectura,
verdad pasa a través de la antropología"; " L a dvilizadón es 'en cada momen- las lexias -unidades de lectura-. Allí Barthes propone sus cinco códigos: el de
to el íjcsultado de la mutua educación de! hombre y del mundo', y la libertad Jas acdones narrativas, el propiamente semántico, d código cultural, el código
"una líberadón negodada día a día y siempre en marcha'. L a libertad es inse- hermenéutico y cl campo simbólico. " L o s cinco códigos forman una'csptde
parable de u n a etica de la persona, y ésta se rccohbce en los valores que de red, de tópico, a través del cual pasa c l texto - o mejor dicho: al pasar por él
reconoce" (Dicdonario eJeJüósqfos d d Centro de E s tudios Filosóficos de Gallarate, se hace textch-,.. N o se trata de manifestar una estrucmra, sino, en la medida de
198Ó, E d i d o g c s Rioduero, Madrid). A ^ i j n a s de las obras de Gusdorf, tradu- l6 posible, de producir una estructuración...").
ddas alespañol, son; J-Mpalahra, 1957, editorial Nueva Visión, Buenos Aires
("La palabra c a m o umbral d d utúvcrso humano", " L a palabra como reali- 2.2.2. E l desmontaje párrafo a párrafo
dad humana", " L a palabra como encuentro".,.); Mitoj meiajlñca. Introducdón
a la filosofía, 1060, editorial N o v a , Buenos Aires ('"La conciencia mítica", '"La Si se me permite decirio de una vez, esta es una de las etapas más largas y de
CDcdenda intelecmal", 'T.a condenda existendaJ"). mayor filigrana en d proceso lector. E s un cuerpo a cuerpo con cl texto, es una
pelea con é l Se trata de ir desenredando la pita, de ir dcshilvanant^o el ovillo.
'2.2. El trábelo de apropiación del texto Paso a paso, Y cuando hablo de desmontaje, de desarme, lo hago áobre todo
porque hay una estructura sobre la cual se soporta cualquier texto; hay un anda-
2.2.1. Reconocer nuestras propias marcas de lecaua miaje dc.fondo, una partimra, u n csqudeto que lo soporta o lo mantiene como
unidad, •
Sí el autor o. el texto ya nos ponen en relación con ciertas características, Vayamos a nuestro texto en cuestión. ¿Cuántos párrafos tiene? N u m e -
con cierta fisonomía; si la materialidad del texto ya trac consigo u n scUo espc- rémoslos. A ver... son 44 párrafos. Volvamos a contarlos: sí, son 44 efectiva-
dal, revisemos ahora nuestra particular manetade i r apropiándonos el texto. mente. Son párrafos largos, de unas 22 a 30 líneas. Sólo cl párrafo 24 es
Rcconojcamos nuestras propias marcas de lectura, pcqucñisimo: 6 líneas nada más. E l testo mantiene ese ritmó largo - d e n s o -
Y para seguir con el qemplo, revisemos nuestro texto en cuestión (sí, d de de los artículos reflexivos, de los escritos filosóficos.
Gusdorf, sobre las "Condídones y límites de la autobiografía' y. ¿cuáles son Sas . T o m e m o s el primer párrafo, tvüremos, ¿qué subrayamos? ¿Hay algo en
marcas o señales, los signos que le impusimos al texto? ¿Tenemos algún código especial? ¿Dónde registró el texto en nosotros? Bueno. A h o r a pregúnteme-
cspedaP ¿Subrayamos todo? ¿Glosamos? ¿Escribimos al margen nuestros pro- nos: ¿Cuál es el sentido de este párrafo? N o digo, qué tan importante o her-
pios comentarios? ¿Le agregamos al texto, como si fuéramos editores, algunos moso es el párrafo 1 ; más bien interrogo sobre la aigrúficación implídta (¿de
subtítulos? ¿Hicimos algún esquema o mapa concepmal? ¿Un cuadro? qué habla el párrafo 1?). Nótese cl matiz: no pregunto por la interprétadón
Me gustada insistir sobre esas marcas pajonales de subrayado, resaltamiento sino por la significación. Ahí, en esas 22 líneas, a partir de unos signos, de
o g^osa, en donde no sólo hacemos más 'legible" el texto, sino que además acuerdo a cierta sintaxisi el autor Bie obliga a dar razón de u n texto. Vuelvo y
establecemos d e r c i jerarqufe, derto orden paralelo al del mismo texto. Mejor pregunto, ¿de qué habla el párrafo 1?...
aún, parcelamos d texto; lo editamos como lectores; lo adecuamos a nuestro i ^ t qué no rdeemos el texto: " I ^ autobiografía es u n género literario firme-
ritmo o a nuestro estilo (iestilo y punzón no van de la mano?). Repitámoslo: es mente estableado, cuya historia se presenta jalonada de una serie de obras maes-
importante reconocer en nuestra lectura ese tipo de morcas, porque en ello se tras, desde las Confesiones de San Agustín hasta Si la semilla no muere de Gide. pasando
Fernando Vásquez Rodríguez
j Educarcon Maestría
perlas Canfeáottñs de Rousseau, Poesíaj Vttdad, las Mimónos Je u/iraíur/jba o la • D i c h o de otra manera, el párrafo uno señala d norte o el propósito de
Apok^ de Newman...". Hasta ahí, ¿qué? Primero, cl autor ya define la autobio- Gusdorf. E n t r e otras cosas, el primer párrafo concuerda perfectam.cntc con
grafia como un género literario. Pero, sobre todo, parte de que es un género d rilMlo del escrito "Condiciones y límites de la autobiografía". Añadamos
"finaipcntc establecido" y nos da abundantes y variados ejemplos. L o s ejemplos algunas cosas más: éste es u n párrafo de delimitadón, de encuadre. N o es un
corroboran ese "establecimiento" d d generó autobiográfico. ¿De acuerdo? estudio histórico, no es u n mero testimonio. D e lo que se trata es de poner
Prosigamos. "...Muchos grandes hombres, e mduso muchos hombres no tan entre paréntesis algo tan "establecido", tan "protegido por las glorias consa-
grandes, jefes de Estado o jefes militares, ministros, exploradores, hombres de gradas", como es ia aqtobiografía. E s la mirada de u n filósofo. E s u n texto
negocios, han consagrado e l odo de su vejez a la redacción de ncuerdos que que, de entrada, anuncia que v a a cuestionar, a ver las condidones de posibi-
encuentran constantemente un público de lectores ateritos...". Paremos acá. Esta lidad de tal "género literario", y a explidtar o "entresacar" sus presupuestos
nueva idea corrobora y enriquece la anterior: son muchos y de diversa profesión implídtos. E s la toma de posición del autor.
los hombres que han escrito autobiografías y, lo han hecho-ademas, porque hay un Pasemos ahora al segundo párrafo. A l igual que en el anterior, nos pre-
pútJico atento a tales "redacdones". Aquí Gusdorf (en bastardilla) califica d ejer- guntamos: ¿cuál es su significación?, ¿de qué trata? D i g a p o s que d párrafo
ddo autobiográfico de rscuerdos que, por añadidura, se hacen en el odo de la vejez. se divide en dos estadios o momentos. H a y un primer lugar, en donde
Más no debemos perder d punto inicial: tales tazones evidencian ese "cstabled- G u s d o r f "resalta" u n hecho clave: la autobiografía ni ha existido siempre,
micnto" de las autobiografías. Avancemos: "...la autobiografía existe de toda5 ni ha existido en todos los lugares. E s u n fenómeno u r d i d de la cultura
todas; está protegida por la regla que protege a las glorias consagradas, de modo occidental y que, además, "tiene lugar en d momento en que la aportadón
que ponerla en cuestión puede parecer ridículo. Diógenes demostró d movimien- cristiana se injerta en las tradiciones dásicas". E s o en primer lugar; en u n
lo andando, en su disputa con el filósofo d e a u que pretendía, por la autoridad de segundo orden de argumentadón, cl autor señala que la "autobitigrafía no
la razón, impedir a Aquiles que atrapase la tottuga. D e manera similar, felizmente, se ha manifestado jamás fuera de nuestra atmósfera cultural", y que es más
la autobiografía no ha esperado que los filósofos le otorguen d detecho a la una c o n q u i s t a d e l h o m b r e o c c i d e n t a l . P r e c i s a m e n t e , debido a esc
ciistenda...". Creo que justo la primera parte d d apartado que acabamos de leer "expansiordsmo ocddental", ha habido como una "colonizadón intelec-
corrobóralo quevengo didendo: la existencia de la autobiografía está consolida, tual" de las civilizadones tradidonales al ponerse en contacto con las d v i l i -
estableada; d autor aporta más argumentos. Y ya nos advierte como d sentido de zadones europeas. Ejemplos como el de G a n d h i o los testimonios recogidos
su artículo: "...de modo que ponerla en cuestión puede parecer ridículo...". E s por Westermann, rarifican tal idea.
más, hasta ironiza un tanto sobre el deseo de poner en discusión eso tan evidente E s t e párrafo dos es como cl despegue de la argumentadón anundad» en
que parcdera no tener ninguna discusión (echa mano de U famosa anécdota de el primero. D o s ideas fuerza lo constimyen: una, d hecho de que.la autobio-
Aqidlcs y la tottuga). Cabe decir aquí, que en la última parte de e.ste apartado, d grafía es hija de un tiempo determinado (Las Confesiones át. San Agustín, la
autor-sin decido explídtamentc^ anuncia que su mirada o su perspectiva v a ^sex aparición del cristianismo); otra, el hecho de que la autobiografía se ha mani-
la de un filósofa L a de un filósofo que llega a poner en cuestión algo que está festado en u n espado determinado (Ocddente, Europa).
"finamente estableado", a^go que pareciera no tener ninguna discusión. T e r m b c - Miremos ahora en detalle el siguiente párrafa.. Y el cuarto, y los otros
mos de leer d párrafo uno: "...Peco tal vez no es demasiado tarde pata preguntar- cuarenta... E s t e desmontaje, este desarme paso a paso d d texto, nos permite
nos por cl sentido de tal empresa y por sus condiciones de posibilidad, a fin de ir construyendo una idea de totalidad, u n sentido macro, una gcncralizadón.
«aitresacarlas presuposidones implídtas*'. Parece que no nos hemos equivocado; T a l avance lento y cuidadoso nos v a dando pistas o elementos para pasar a la'
ese "pero" pone en alto relieve d q u é de este primer párrafo. E l escrito pretende, comprensión (que es mucho más amplia, c o n u n mayor "desapegó" a la
se propone, cuestionar o "preguntarse por d sentido de la autobiografía"; quiere, urdimbre textual). L a comprensión apunta a la zona del sentido (y el sentido
ademá.1, indagar en las "condidones de posibilidad" y, finalmente, poner en d es algo que involucra una historia, un sujeto, una intendonalidad. E l sentido
síucta los presupuestos que le son ¡mpKdtos a la autobiografía. me habla a mí).
¡ Fernando Vásquez Rodríguez I Educar con IVaestrfa
2.2.2.1. L a estrategia del cangrejo o el paso por la rumia voy a hacer una lectura de ave, muy dencro del propósito de descifrar la
estructura básica del texto.
Llamo asi al ejercido de ola, de ida y vudta, sobre los diversos párrafos. A
vccf s hay que retroceder o mirar intcrrekdones. Detenerse en u n nombre o en Primerpárrafo: Aundjac la autobiografía es u n género firmemente estable-
una obra espcdñca. Retomar, engarzar, haca:'memoria. E s como un ejercido cido, G u s d o r f plantea que "tal vez no sea demasiado tarde para preguntar-
pendular en donde d proceso lector va y viene sobre d mismo paisaje textual, nos por el sentido de tal empresa y sus condiciones de posibilidad".
perq hallando nuevos cruces, nuevas correspondencias. Si dproccso lector ha ido Segundo párrqfo: Qusdorf resalta que la autobÍografí| está limitada en cl
paso a paso, si miramos con detenimiento la estmctura o la composidón d d tiempo y en el espado; es decir, " n i ha existido siempre ni existe en todas
texto, segurairiente nuestra zona de rumia será mayor:.Ü si se prefiere, gradas a partes". Plantea enseguida una idea-fuerza: la autobiografía es u n fenómeno
que nos permitimos pasar de uno a otro estómago en nuestro entendimiento, es tardío de la, cultura occidental, "que tiene lugar en el momento en que la
que retrocedemos o volvemos a rdeer. T a l re-pasar en la lectura nos permite aportadón cdatianíi se injerta en-tas tradiciones clásicas". Luego, señala que ta
hacer leíbles otras signíficadoncs hasta ahora invisibles o poco valoradas. autobiografía parece ser una manifestación particular del hombre ocddcntaL
•Es clave en este momento subrayar la importancia de la rdectura, del re- I Tán-ír/ámjí).-Este párrafo es una ampliación del antenor. Gusdorf comen-
pasar, del voh^et a leer. Pensemos en d caso de una película. L a primera vez ta que ese deseo de volver sobre el pasado, de reunir nuestra vida para contarla,
que la vemos estamos atrapados por saber qué va a pasar, por d argumento no es una exigencia univcrsaly que sólo se da en una pequeña parte del mundo.
(seguramente nos perderemos de muchísimos detalles, de muchos aspectos); E l hombre que hace una autobiografía se cree digno de un interés privilegiado,
si volvemos a ver la película una vez más, como ya no estamos atrapados por supone que su existencia importa al mundo; es más, al contar nuestra vida, el
lamagia d d argumento, es casi seguro que nos detendremos más en el cómo, hombre intenta manifestarse más allá de la muerte, " a fin de que se conserve ese
cp la fotograflia, en la caracterizadón de los personajes ^ o c supuesto, otras capitalpredoso que no debe desaparecer". E l hombre que hace una autobiografía
tniaucias a veces técnicas o de estética no emergerán todavía); y si la volvemos "se consñuiyc en testigo de sí mismo".
a mirar, si nos lanzamos a leerla una tercera vez, con'toda seguridad nuestra Cuarto párrafo: A h o r a G u s d o r f consolida mejor la tesis esbozada en cl
atención se centrará en dertos diálogos, en la riqueza de la escenografía... párrafo anterior: la autobiografía como "toma de condenda de la originali-
^alga d anterior ejemplo para dedr que, cada vez que leemos, v a quedando dad de cada vida personal", es un producto tardío de la civilización occiden-
como un aserrín, como unas vimtas, sobre las cuales hay que retomar en una tal. Antes, el individuo siempre se vio como parte de tos demás; su existencia
segunda o tercera lectura. Piénsese en cómo van cambiando los subrayados no contaba a no ser en la cohesión total del grupo. Subraya cómo, durante la
según una edad o un tiempo determinados (a veces hasta no entendemos, mayor parte de la humarúdad, los seres humanos no hadan más que cumplir
despiiés de tmos años, por qué resaltamos dertas líneas o por qué nos paredó roles o papeles dentro de una vida sodal a la manera de una representación
tan sorprendente algo que ahora nos suena tan superficial o vano). T a n i m - teatral.
portante es leer un texto como permitirse releerlo una y otra vez. Digámoslo Quinto párrafo: G u s d o r f saca como conclusión que la autobiografía no
con propiedad: la lectura no acaba. Cada vez que termina ima lectura, en esa podía haberse dado e n u n medio cultural en que ¿ 7 conciencia de sí no existía.
última línea o palabra, ya está nadendo la relectura. E j e r d d o de palimpsesto. Aclara, sin embaído, que tal falta de condénela de la personalidad nó sólo es
caiacterisrica de las sodedades primitivas, sino que se mantiene en civiliza-
dones más avanzadas regidas por elprindpio de la repetidán. D i c e , además, que
3. L a cerlectura , las culmras centradas alrededor del "etemo retorno", centran su atendón "en
lo que permanece y no en lo que pasa".
Una vez más releo el artículo de Gcorges G u s d o r f "Condiciones y lími- Sextopámfo: U n a vez desarrollados los anteriores argumentos, G u s d o r f
tes de la autobiografía". Como ya tengo el texto abundantemente subrayado, se lanza a consolidar la tesis que venía construyendo: " l a autobiografía sfilo
Fernando Vásquez Rodríguez Educar con Maestría
resulta posible a condición de ciertas presuposiciones metafísicas". O paca azul Liríope, madre de Nardso: " N a r d s o vivirá hasta ser muy viejo con tal que
decirlo de otra manera: la autobiografía emerge cuando la humanidad logró nunca se conozca a sí mismo").
salir del cuadro mítico para entrar en el reino de la historia. " E l hombre que se Décimo párrafo: E n este punto G u s d o r f avanza en la expÜcadón de los
toma,el trabajo de contar su v i d a — n o s dice G u s d o r f — sabe que el presente riesgos míticos "que subfayan el carácter inquietante del descubrimiento de
dificr^ del pasado y que no se repetirá en el futuro; se ha hecho sensible a ¡as uno m i s m o " . Señala, además, c ó m o la invendón d d espejo conmovió la
difennfias más que a las similitudeí". Q\üen escribe una autobiografía lo hace por- expenenda humana. M c n d o n a a Lacan (que entre otras cosas es la primera de
que cpnsidera que " e l testimonio que cada uno da de sí mismo enriquece cl SU5 citas), específicamepte cl artículo " E l estadio del espejo como formador
patrimonio común de la cultura". de la función del yo tal como se nos t e v d a en la experiencia psicoanah'ticá".
.y^/íWfl^tírr^.- Continuación y profundización'del párrafo anterior. L a C o n base en tal evidencia psicoanalítica, G u s d o r f conduye que la imagen del
entrada de la historia es considerada por G u s d o t f como otra revolución espejo permite, separar en el niño lo exterior de su interior; dicho reflejo
copernicana. Y a no se trata de una humarúdad subordinada a los grandes posibilita la condenda'de u n "otro" entre otros. <^^^oú.DÍ£cionario introductorio
ciclos cósmicos; m u y por el contrario, los hombres se descubren como due- del psicoanálisis lacanianq, de Dylan Evans, la entrada correspondiente a "Estadio
ños de su propio destino. Desde ahora cl hombre tiene conciencia de añadit d d espejo": " E l estadio ¿ c l espejo describe la f o r m a d ó n d d yo a través del
algo a la naturaleza, "de inscribit en ella k marca de su presencia". Comenta proceso de la identificadón: el yo es el resultado de identificarse con la propia
Gusdorf que es en esc momento cuando aparece la idea del personaje lus to- imagen especular. L a clave de este fenómeno está en el carácter prematuro de
nco, "y la biografía representa, junto a los monumentos, las inscripciones, las la cria humana: a los seis meses, d bebe carece todavía de coordinadón. N o
estatuas, una de las manifestaciones de su deseo depemianencia en ¡a memoria de ¡os obstante, su sistema visual está rdativamente avanzado, lo que aigi^fica que
homhns". puede reconocerse en d espejo antes de haber alcanzado cl contibi de sus
, Octavopárrafo: Pero G u s d o r f indica que la biografía sólo provee una pre- movimientos corporales. L a criatura ve su propia imagen como u n todo, y la
sentación exterior de los grandes personajes, ajustada a las necesidades de la síntesis de esta imagen genera una scnsadón de contraste con la falta de coor-
propaganda de cada época. Por eso tnismo, la aparición de la autobiografía dinación d d cuerpo, que es experimentado como cuerpo fragmentado; este
"supone una nueva revolución cspiiimal: el historiador se toma a sí mismo contraste es primero sentido por d infante como una rivalidad c o n su propia
c o ^ o objeto". Montaigne, Rousseau... no son n i héroes, n i príticipes; son imagen, porque la completud de la imagen amenaza ai sujeto con la f r a ^ c n -
hombres, por decido de alguna manera, comunes, oscuros. E s t a segunda tación; el estadio d d espejo susdta de tal modo una tensión agresiva entre d
Kvolución, propia de lo autobiográfico, muestra c ó m o el interés se desplaza sujeto y la imagen. Para resolver esta tensión agresiva, c l sujeto se identifica
de la historia pública a la ¡jistoriaprivada. c o n U imagen; esta identificación primaria con lo semejante cs lo que d a f o r -
Noveno párrc^o: G u s d o r f dedica el apartado a profiincüzar en esta conver- ma al yo... E l estadio del espejo demuestra que d yo es el producto d d dcsco-
sión, evolución o involución de la concienda. " U n o se maravilla de lo que lo nocimiaato e indica cl sitio donde d sujeto se aliena de sí mismo. Representa
rodea más rápidamente que de uno mismo. U n o admira lo que ve, uno no se ve la inttoducción del sujeto en cl orden i m a ^ a r i o . . . E l estadio d d espejo está
a sí mismo". Y si d espado del afuera, es un teatro claro; d intenor es "tenebro- también estrechamente reladonado con elnardsisma.."-
so pot csenda". A f i r m a Gusdorfi " e l sujeto que se toma a sí mismo como XJndéámopárrafo: U n párrafo de amplificación sobre d tema del espejo.
objeto invierte d movinütnto natural de la atendón". E l encuentro d d hombre G u s d o r f compara la actitud asustadiza del hombre primitivo con la fanülia-
con su imagen posee una significadón compleja y angustiosa, "La imagen es un ridad d d niño dvilizado frente al espejo. Agrega que, aún d adulto, mantiene
otro yo-mismo, un dobJe de m i ser, pero más frágil y vulnerable, revestido de un esa conmodón y fasdnadón frente a la confrontadón consigo mismo. Subra-
carácter sagrado que lo hace a la vez fascinante y ternble". U n ejemplo; Narciso. ya que el autor de una autobiografía, para superar esa angustia, se somete a
(Para profimdizar en este aspecto basta releer a Robert Graves, en Los rnüos ella, porque "más allá de todas las imágenes, lo que busca tenazmente es la
ffiegps-. el apartado dedicado a Nardso. H e aquí lo que dice Tiresias a la ninfa vocación de cu seir propio". T e r m i n a el párrafo porucndo d ejemplo de los
Fernando Vásquez Rodrlg(_icz Educsr con Maestría
autorretratos de Rembrand y de V a n Gogh, como testimonios de luia nueva
inqmemd del hombre moderno, "empeñado en dilucidar el misterio de m
propia personalidad"... mw TESAURO DE
LOS BUENOS LECTORES
" f e . k Sabemos que u n tesauro, al menos en las ciencias de la información, es x¡xi
repertorio de palabras clave o representativas de u n tema o una disciplina par-
ticular. Pero también nos es cercana la idea de que u n tesaiuo es u n conjimto de
objetos valiosos, una antología de alhajas, u n cofre guardián de nuestros más
I- queridos tesoros. IVÜradas así las cosas, pretendo en las siguientes páginas expo-
ner u n listado de palabras-joya que bien pueden servir o mostrar todo su valor
en el momento de emprender una lectura. Estas preseas conccpmalcs, descritas
muy a la manera de recomendaciones o empleos de uso, pueden también en-
tenderse como una propuesta didáctica para la cualificación y me ora de los
procesos lectores. Y por tratarse de una obra de pedrcria pido, a Iris ojos que
miren este escrito, disponer del tiempo necesario para apreciar los térniinos con
su respectiva filigrana, puesta a manera de notos al pie de cada página.
A B D U C C I Ó N : Modo o manera de leer según la cual las diversas partes
de u n texto son como pistas para descubrir el sentido. L o s buenos lectores
aprenden a leer abductivamente y, por ello, siempre hallan indicios en cual-
quier parte de los textps, como Sherlock Holmes o como D u p i n , el detective
de Edgar AHan Poe, ó como el padre B r o w n , el clásico cura investigador de
Chesíerton. Otros buenos lectores llaman a este modo de leer, lectura
inferencial. Pero ló más importante de esta manera de enfrentar los textos es
que el significado de una palabra no puede entenderse de manera aislada; el
buen detective lector sabe que esa palabra o esa fi-ase o ese verso, siempre está
en relación con todo el conjunto, con toda la escena del crimen. Otro aspecto
de este modo de abordar la lectura, cs que lo más pequeño, lo que a primera
vista parece secundario o marginal, puede ser la clave para resolver el enigma.
Nada puede dejarse de lado porque "según sea la observación de los peque-
ños detalles así surgirán las grandes inferencias". L o s buenos lectores saben
I Fernando Vásquez Rodríguez
Educarcon fvlaestría

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