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TEMA 4.

LENGUAJE VERBAL Y LENGUAJES NO VERBALES EN LA


COMUNICACIÓN HUMANA. RELACIONES

ÍNDICE

1. Preámbulo necesario

1.1.- ELEMENTOS DE LA SITUACIÓN COMUNICATIVA

2. CLASES DE RASGOS CONSTITUTIVOS DE LA COMUNICACIÓN NO


VERBAL.

3. EL LENGUAJE VERBAL Y NO VERBAL PERSUASIVO. RELACIONES.

4. BIBLIOGRAFÍA

1. Preámbulo necesario
Son muchos los autores que han intentado definir la lengua desde que Ferdinand
de Saussure destacó el carácter de ésta como sistema de signos: Hjemslev, Chomsky,
Coseriu, etc. Todos hallan diferencias y perspectivas diversas en la definición de ésta.
Sea como fuere, lo que hay que tener claro es que desde una perspectiva comunicativa,
el lenguaje puede verse como un entramado de códigos culturales cuyo significado se
construye a partir del uso que los interlocutores hacen en sus actos de interacción
cotidiana. En este tema se estudiarían los procesos de comunicación entre interlocutores
que comparten un sistema de códigos determinado a través del cual construyen el
conocimiento que es para lo que realmente sirve el lenguaje. La semiología intentaría
leer todos los códigos culturales como sistema de signos. Estos códigos serían múltiples
y se renovarían en situaciones culturales concretas.

Ahora bien, el lenguaje es un sistema, y un sistema es un conjunto de elementos


solidarios que dependen unos de otros. El lenguaje está estructurado por signos
producidos de manera consciente, y del que se sirven las personas para comunicar sus
ideas, emociones y deseos. Cuando se caracteriza al ser humano se le asigna la facultad
del lenguaje. La palabra facultad se refiere a función del cerebro en un sentido
neurofisiológico y a capacidad en un sentido psicológico. Podríamos hablar de tres
clases de lenguajes:
· Natural : el gesto, la mímica, el alfabeto manual de sordomudos. Hay formas
gestuales basadas y no basadas en el lenguaje oral.
· Convencional oral : sonidos inarticulados, onomatopeyas, exclamaciones frente
a sonidos articulados por medio de vocales y consonantes.
· Convencional escrito : escritura figurativa (representa objetos) ; ideográfica
(símbolo de la idea - alfabeto chino, p.ej.), fonética o fonográfica (la nuestra, se

representan los elementos fonéticos de la palabra).

Por otro lado, existe una segunda acepción del habla del lenguaje que se conoce
como sistema de comunicación. Para que exista una verdadera comunicación han de
darse necesariamente los siguientes factores: un emisor ha de emitir un mensaje, a
través de un canal, en forma de una señal, o signo, que un receptor pueda percibir,
descifrar e interpretar. Para ello es necesario que ambos compartan el mismo código en
que se cifra el mensaje y que éste remita a un determinado referente. Para que se dé un
bucle de retroalimentación, o feedback, el receptor ha de ser capaz de asumir las
funciones de emisor y, al mismo tiempo, el anterior emisor puede pasar a receptor. De
este modo la comunicación no presupone un sujeto activo frente a otro pasivo, pues
mientras que el emisor emite, el receptor decodifica y es, a su vez, emisor potencial.

Ambos integrantes de la comunicación deben compartir en parte su sistema


referencial: comunicar algo sobre lo que el receptor carece de información alguna
implica que la interpretación del mismo no sea satisfactoria. Según la Teoría de la
Información, un sistema de signos óptimo es aquél que consiga transmitir el máximo de
información con el mínimo de unidades sígnicas. Cualquiera de los factores que
dificultan la comunicación se llama ruido, mientras que todo aquel recurso destinado a
subsanar el ruido se conoce como redundancia. El mejor sistema de comunicación por
tanto será el que menos posibilidades tengan de ruido y el que mayor número de
recursos tenga para redundar el mensaje.

1.1.- ELEMENTOS DE LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.

Para Hymes, los rasgos del contexto de situación que pueden ser relevantes para
identificar el tipo de acto comunicativo, dentro de un enfoque pragmático son:

 El emisor. No se entiende en el enfoque pragmático como un mero


decodificador sino como un sujeto real, con sus conocimientos y creencias.
 El destinatario. Sólo se refiere a sujetos y no a mecanismos de decodificación.
El mensaje está construido para él y condiciona la forma del mensaje.

 El mensaje. Informaciones que el emisor envía al receptor. Pueden ser


unilaterales o bilaterales, dependiendo de si el mensaje llega o no de forma
inmediata al receptor y de si se da o no comunicación recíproca. Estas
características dependen de dos factores:

1. De la situación temporal o espacial en que se realiza el mensaje. (Libros o


televisión).

2. De la desigualdad en el conocimiento del código por parte del emisor y el


receptor, posiblemente por causas sociales o culturales.

 El enunciado. Expresión lingüística que produce el emisor, construido según un


código lingüístico. Cada intervención del emisor es un enunciado.
 El marco. Coseriu habla de contexto extraverbal para referirse al conjunto de
"circunstancias no lingüísticas que se perciben directamente o que son conocidas
por el hablante".

 Las relaciones físicas de los interactantes: el gesto, la mímica, el alfabeto


manual de sordomudos

 El canal. Vía por la que circula el mensaje.

 El código: Conjunto de signos y de reglas que combinados se utilizan para


construir el mensaje.

 La forma del mensaje.

 La intención. Necesaria para interpretar correctamente los enunciados.

 La información pragmática. Constaría de tres componentes: Información


general (conocimiento del mundo), situacional (conocimiento derivado de lo que
los interlocutores perciben durante la interacción) y contextual (se deriva de las
expresiones lingüísticas intercambiadas en el discurso inmediatamente
precedente).

Otra forma de clasificar los rasgos que intervienen en la situación comunicativa es la


siguiente:

 Datos no físicos. Conocimientos previos de los hablantes acerca del objeto de


comunicación, el uno del otro, de las relaciones que los unen.
 Datos físicos. Aportados por el entorno.

 Datos kinésicos, proxémicos, paralingüísticos...

Umberto Eco llega a firmar que, de hecho, toda cultura se ha de estudiar como
un fenómeno de comunicación, de modo que la semiología será la ciencia que estudie
todos los procesos culturales en tanto procesos de comunicación.
2.- CLASES DE RASGOS CONSTITUTIVOS DE LA COMUNICACIÓN NO
VERBAL.

De entre la multitud de clasificaciones atendemos a la de Knapp que atiende al


uso de distintas partes del cuerpo con valor de comunicadores. Sus categorías serían:

→ Movimientos del cuerpo o comportamiento cinestésico. Comprende los gestos,


tanto intencionados como no.
→ Características físicas. Generalmente se mantienen sin cambio en el proceso de
comunicación.

→ Conducta táctil. Integra caricias, golpes... Para muchos autores, lo referente al


contacto físico en general entra en una categoría distinta a la de las conductas
comunicativas no verbales.

→ Paralenguaje. Son señales vocales establecidas en torno al habla común; serían las
cualidades de la voz, las vocalizaciones, etc.

→ Proxémica. Distancia de las personas mientras interactúan entre sí. Difiere de unas
culturas a otras. Hall notaba que la distancia social entre la gente está generalmente
correlacionada con la distancia física y describía cuatro diferentes tipos de distancia:

o distancia íntima para abrazos, contacto físico o


murmullos (15-45 cm);

o distancia personal para interacciones entre buenos


amigos (45-120 cm);

o distancia social para interacciones entre conocidos (1.2-


3.5 m);

o distancia pública para los discursos o apariciones en


público (más de 3.5 m).

→ Artefactos. Algunos objetos pueden funcionar como estímulos no verbales entre


interlocutores. Incluye ropa, adornos...
→ Factores del entorno.

La clasificación de Argile será más interesante porque pone de manifiesto que


existe toda una tipología de rasgos correspondientes al lenguaje no verbal, pero que
están íntimamente implicados con el verbal, hasta el punto de que éste no puede
funcionar sin ellos. Serían los siguientes:

 Aspectos no lingüísticos del discurso. Calidad de voz, cantidad de


errores cometidos al hablar...
 Expresiones del rostro. Difieren según se trate del emisor o del receptor
y según el tema del intercambio comunicativo.
 Mirada. Destacaríamos el tipo y la duración.
 Gestos con las manos. Pueden tener como objeto comunicar o pueden
ser signos sociales establecidos.
 Gestos con la cabeza. Actúan como refuerzo, como sincronizador de la
conversación, etc.
 Posturas. Comunican señales sociales o indican el estado emocional de
una persona.
 Contacto corporal. Transmite intimidad y se da al comienzo y al final
de los encuentros.
 Proximidad física. La distancia de aproximación está en función de la
confianza.
 Orientación. Posiciones del cuerpo que indican las diferentes actitudes
interpersonales.
 Aspecto exterior. Apariencia personal.

Lyons estima que aún existe una falta de precisión en la línea divisoria trazada
entre lo verbal y lo no verbal y, por ello, distingue entre la comunicación vocal y la no
vocal.

3.- EL LENGUAJE VERBAL Y NO VERBAL PERSUASIVO. RELACIONES.

La relación entre el lenguaje verbal y no verbal la encontramos sobre todo en la


propaganda y la prensa. Y, aunque son muchos los medios de comunicación persuasiva,
los que más destacan son la prensa, la televisión y la publicidad por ser los más
influyentes y en los que se fusiona el lenguaje verbal y la imagen. Sin embargo, en la
prensa lo dinámico debe plasmarse desde un único plano estático salvo en el caso de las
historietas que permiten que el lector complete las imágenes. En televisión, la imagen
puede recurrir a todos los medios utilizados por la prensa, pero añade el complejo
aparato tecnológico del cine.

En el desarrollo de la técnica de la persuasión aplicada a la prensa, uno de los


hitos más importantes corresponde al nacimiento de la denominada “prensa amarilla” en
Estados Unidos, a finales del siglo XIX. La pugna entre los distintos editores de
periódicos por conseguir publicidad –lo cual implicaba aumentar las tiradas– hizo que
algunos, como Joseph Pulitzer y William Radolph Heart iniciaran una competencia
despiadada entre ellos sobre la base de un periodismo de carácter sensacionalista y
escandaloso, en el que además se incluían pasatiempos y viñetas de humor.

Otro caso de proselitismo periodístico nos lo ofrecen los “periódicos de partido”.


En la Europa mediterránea existe este tipo de prensa: los periódicos de partido se
convierten en los portavoces oficiales de las consignas de sus respectivas
organizaciones políticas. Eso sí, son publicaciones que se dirigen a un sector de lectores
ya convencidos de antemano, lo que no obsta para que tengan un alto nivel de calidad
informativa, como es el caso de L´ Unitá en Italia, periódico del partido comunista, o de
Le Matin de París. Entre los mecanismos extralingüísticos que favorecen en la prensa la
persuasión del lector cabe citar:

– La página: en la primera página del periódico y de cada sección se ubican las noticias
a las que hay que conceder una mayor importancia.
– Más destacadas son también las páginas impares: es una manera de “manipular” según
el orden de colocación de la noticia.
– La noticia colocada en la parte superior de la página es, a su vez, más importante.
– El número de columnas que a una noticia se dedique.
– El tamaño y tipo de letra.
– La noticia ilustrada con fotografías.
**Por otro lado, existen códigos verboicónicos aplicados por los medios de
comunicación para masas a la difusión de mensajes a gran escala. Estos códigos generan
esquemas de conducta rígidos en los receptores de tal forma que estos realicen acciones
colectivas sin planteárselas críticamente.
Lomas afirma que "la significación derivada de las estrategias persuasivas de los
medios de comunicación de masas se sustenta con frecuencia en discursos logoicónicos
que tienen en la imagen un recurso estilístico determinante". La imagen se convierte, en
consecuencia, en la herramienta más importante para la televisión y la publicidad. Las
imágenes serían según el mismo autor, "artefactos culturales que invitan a confundir las
imágenes de la realidad con la realidad misma". Es por ello que su efectividad es muy
alta y que por ello serán objeto de especial estudio.
De entre las distintas funciones que surgen entre lenguaje verbal y no verbal, la
más importante, por lo frecuente, es la función de anclaje, que encontramos sobre todo
en la publicidad. Ante el posible despliegue de connotaciones que tanto el lenguaje
verbal como el no verbal pueden ofrecer, uno de ellos (verbal o no verbal) actúa como
anclaje, de tal forma que cierra las posibles lecturas limitando el espectro de
significados. Si el lenguaje verbal posibilita distintas interpretaciones, las imágenes se
encargan de centrar el significado y viceversa.
Todos estos recursos son artificios semióticos sutiles para orientar
persuasivamente la información. En los medios de comunicación que se sirven de lo
visual destaca la imagen, el signo icónico, como soporte informativo. Ésta se dirige más
a la afectividad de los receptores que a la razón; invoca un pensamiento mágico antes
que un pensamiento lógico. Es una invitación a comprar algo, a crear adeptos, o un
motivo de goce estético. En fin, constituye la imagen un procedimiento excelente dada
su capacidad persuasiva y motivadora.
Es el emisor en realidad, como podrá suponerse, el que controla el código; no en
vano, se adelanta a las representaciones mentales del receptor. En este sentido, el
publicista, el especialista en marketing o el ideólogo de un periódico analizan con
detenimiento todos los elementos constitutivos de la imagen antes de ofrecerla a los
receptores: consumidores, compradores o lectores. Ahora bien, el creador de estas
imágenes se forja una concepción de “hombre universal” que no existe realmente. Esta
tendencia a la nivelación de los receptores, a la alienación, los convierte, como decía
McLuhan, en “tribu”.
Todo este proceso se consigue gracias a la “potencia hipnótica” de la imagen;
tanto es así que en ocasiones el receptor puede quedarse totalmente indefenso. En una
sociedad de consumo como la actual recibimos constantemente influencias a través de
nuestra percepción subliminal***. La percepción de este tipo nos permite captar
elementos codificados por debajo del umbral de sensibilidad necesario para que lo
percibido llegue a la conciencia.
Como indica Font, “una fanática religiosidad de lo visual caracteriza el entorno,
un vicio de poseer lo que vemos (voyeurismo que dicen los franceses) se apodera del
hombre en un intento por alcanzar lo real de forma imaginaria, como si se tratara de una
magia de aprehensión”. Análogamente al modo como el hombre del Paleolítico creía
dominar el objeto representado en sus pinturas o captar sus cualidades, el hombre actual
acumula imágenes de lo que es y de lo que no es, de lo deseado y lo inalcanzable. Aquí
queda resumido el poder icónico de los medios de comunicación.
Como conclusión, huelga decir que conocemos el mundo a través de la imagen,
esto es, conocemos la realidad a través de la representación. Es la imagen la que se
encarga de cubrir las distancias, las ausencias y los desconocimientos. Se ha constituido
en el universal de la era tecnológica, en el soporte más desarrollado de la masificación
dentro de las sociedades neocapitalistas. Vivimos una auténtica inflación ambiental de
imágenes.
Como ejemplos de la aludida inflación, podemos comentar que un cartel
permanece en la visión varias décimas de segundo y que en un trayecto cotidiano de
duración normal retenemos una veintena de carteles. Si repasamos un periódico o
revista durante veinte minutos, habremos acumulado información sobre un número
variable de imágenes que oscila de veinte a doscientas.
4. BIBLIOGRAFÍA

 Chomsky, N. (1964). Current issues in linguistic theory. The Hague: Mouton.

 Eco, U. (1987): Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto


narrativo. Lumen: Barcelona.

 Lomas, C. (comp.). (2002). El aprendizaje de la comunicación en las aulas.


Paidós: Barcelona.

 Mark L. Knapp (1982). La comunicación no verbal. El cuerpo y el entorno, Paidos:


Barcelona.

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