Está en la página 1de 18

lector autónomo e independiente cuanto en el acceso a

Capítulo 1 otras formas y prácticas culturales.


• Para acercarse a un trabajo serio con la literatu­
L iteratu ra, niños y jóven es ra es necesario contar con un mínimo aparato teórico y
crítico que permita hacer lecturas cada vez más amplias
y más profundas.

Con respecto a la primera idea, pensamos que saber


leer literatura en forma profunda es uno de los caminos
1-Introducción más fecundos para leer todos los textos, literarios o no,
cercarse a la literatura infantil suele verse como y para la adquisición del pensamiento formal, ya que el
A una de las actividades más simples del mundo.
¿Qué parece más fácil que seleccionar y contar un cuen­
discurso literario exige un alto grado de cooperación del
lector para generar los múltiples sentidos que alienta.
to a los chicos? Sin embargo, si consideramos que la li­ Y, por supuesto, la literatura promueve la ampliación
teratura infantil forma parte de la serie literaria y le del capital simbólico de los sujetos en tanto forma par­
otorgamos un estatuto teórico, naturalmente veremos ticular de la comunicación artística en una sociedad.
que es imprescindible modificar el lugar desde donde se Un lector asiduo de ficciones tiene grandes probabi­
la concibe. Para enseñar, estudiar o aprender literatu­ lidades de ser un lector eficaz de cualquier tipo de tex­
ra infantil es necesario tener en cuenta conocimientos to ya que la apuesta que le ofrece el discurso literario es
teóricos que nos permitan abordarla como un verdade­ alta y lo pone en situación de ejercer todas sus potencia­
ro discurso literario. lidades de lector frente a este discurso opaco y ambiguo
Para los docentes, bibliotecarios y adultos en general, la por excelencia.
tarea de promoción responsable no termina en leer o hacer
leer, en las actividades que los manuales nos ofrecen, o en Como dice Gianni Rodari(82):
las prácticas superficiales más frecuentes en las institucio­
nes. Más que la adquisición de recetas o ejercicios de fácil
“por medio de las historias y de los procedimientos fantás­
aplicación, es imprescindible abocarse a la construcción de
ticos que las producen ayudamos a los niños a entrar a la rea­
un conocimiento acabado del objeto literario.
lidad por la ventana, en vez de hacerlo por la puerta. Es más
El planteo que proponemos en este libro parte de dos divertido y, por lo tanto, más útil.”
ideas fundamentales:
• La literatura es una de las formas de la cultura Por otra parte, la lectura literaria, lejos de apegarse
que tiene importancia tanto en la construcción de un a la descripción de la realidad, incita a la construcción
de mundos alternativos y de otras posibles miradas del
en forma también sorprendente y maravillosa. Sin im­
mundo, lo que permite ampliar los criterios de percep­ portar para quién están escritos, ni quién los lea.
ción y de valoración y la capacidad de mirar y leer otras Sin embargo, la literatura infantil no parece ser con­
prácticas simbólicas. siderada habitante de ese territorio y ocupa un espacio
marginal alejado de la literatura reconocida socialmen­
En lo que se refiere a la segunda idea, pensamos que te. Por tratarse de literatura infantil se desestiman
toda práctica consciente requiere un referente teórico obras y autores importantes; se la considera más didác­
que la sustente, de modo que no es posible una práctica tica que literaria, y se la ubica más en el terreno de lo
relevante y fundada sin teoría. Cuando el mediador pasatista que de lo artístico.
adulto elige un texto, selecciona contenidos o propone
La división literatura versus literatura infantil ha
un modo de acercamiento a una obra, lo hace -a u n sin
impedido que los estudiosos del hecho estético se ocu­
saberlo- desde algún lugar teórico. Proponemos que ese
pen del mismo modo de Cien años de Soledad, del co­
lugar sea consciente, reflexivo y elegido explícitamente
y no producto de la intuición o la improvisación. Es a
lombiano Gabriel García Márquez que de, por ejemplo,
partir de la teoría que se construyen los conceptos, se Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre, de
orientan las prácticas y se generan las propuestas. la argentina Graciela Montes. Más allá de las diferen­
La teoría nos permite atender a lo fundamental de la cias -m uchas y diversas- ambas son obras literarias,
literatura: cómo funciona un texto, cómo se realiza el pro­ realizaciones estéticas a partir de la palabra, aunque
ceso de escritura, cómo puede ser leído. Aun cuando no sus destinatarios reales pueden variar notablemente.
desconocemos el valor que en la práctica docente adquie­ Y en esta tergiversación del concepto somos muchos
ren los conocimientos de didáctica, psicología cognitiva o los responsables: tanto los especialistas que aún están
pedagogía, consideramos que la teoría que sustente la discutiendo esta nueva postura -provocando así la au­
práctica del mediador debe ser la teoría literaria. Esta sencia de tradición científica en este cam po- como una
permite al adulto acompañar en su camino al nuevo lec­ sociedad que no considera con criterios artísticos este ti­
tor, ayudarlo a “decir” su lectura, a ampliar la mirada del po de fenómenos.
texto leído; en síntesis, le permite enseñar literatura. Al respecto, invitamos a leer la opinión de la crítica e
investigadora Marisa Bortolussi(85):
2-Literatura infantil y juvenil
“Después de revisar el estado actual de la teoría y de la
El territorio donde habitan los textos literarios pare­
crítica literaria en el campo de la literatura infantil, nos he­
ce ser el de la ambigüedad, la opacidad del lenguaje, la
mos dado cuenta de que, a pesar de contar con sugestivos y
capacidad de crear mundos alternativos. La literatura
valiosos trabajos, carecemos, hoy por hoy, de un sistema cien­
es un espacio donde siempre es posible que ocurran he­
chos maravillosos y sorprendentes y que estén contados tífico y coherente del que podamos partir con todo rigor en el
análisis de la literatura infantil. Por otra parte, son muy es­
casas las aplicaciones prácticas de principios teóricos sobre Bajo el rótulo “literatura infantil” se vende, se difun­
obras literarias infantiles... No sólo no es fácil escribir litera­ de, circula la más variada gama de textos que son legi­
tura infantil, sino que ésta presenta un gran problema que no timados por algún sello editorial, por un autor reconoci­
se da en la literatura para adultos: su adecuación a un mun­ do como clásico, por un título muy popular o por sus
do todavía relativamente desconocido para el adulto. E igual profusas ilustraciones, señales estas que evidentemen­
que no es fácil escribir para niños, no es nada fácil analizar te orientan al público consumidor.
la literatura infantil. Todavía la teoría y la crítica literaria en Tanto padres como docentes tienen a su disposición
el campo de la literatura infantil se hallan en un estado casi innumerable cantidad y variedad de libros para escoger
preestructuralista.” y ofrecer a los niños. Así la mayor parte de los adultos
creemos saber elegir para los chicos “cuentos acordes a
Y agregam os otras opiniones que reafirm an el e sta ­ su edad” partiendo de criterios ajenos a la obra literaria
do actual del debate alrededor de estos tem as:
como pueden ser la mayor o menor cantidad de escritu­
ra, las ilustraciones, la sugerencia de la contratapa o el
“...Establecer un género literario de acuerdo al tipo de re­
recuerdo de títulos o autores que nos remiten a nuestra
ceptor a quien se destina, no resulta un procedimiento apro­
infancia. Hasta el precio influye en la elección. En el
piado dentro de una verdadera teoría de la literatura. Por ello,
mejor de los casos, el adulto que selecciona se permite
difícilmente encontraremos como denominación de un género
literario la etiqueta de “literatura para viejos”, “literatura pa­
hojear el texto teniendo en cuenta solamente la historia
ra mujeres jóvenes” o “literatura para hombres maduros”. contada y centra su mirada protectora en el mensaje
Nievas (95) que, según él, transmite.
Por supuesto, estos criterios no pueden respaldar el
“El concepto de literatura infantil se ha convertido en un in­ accionar del promotor: son inadecuados y alejados de la
menso y generoso cajón de sastre que lo mismo da cabida a las teoría y la práctica literarias.
obras literarias que a los libros didácticos y divulgativos, a los te­ Se debe entender la literatura infantil y juvenil, a di­
beos (cómics) o a esos engendros troquelados que suelen aunar ferencia de estos planteos, como una convención a tra­
el desprecio a la letra impresa y un gusto estético envilecido. Por vés de la cual nos estamos refiriendo a un modo de com­
ello, cuando se citan cifras de producción (editorial) infantil, se portamiento posible de la literatura dentro de la cultu­
incluye toda esa serie indiscriminada de publicaciones. ra. Aún si reconocemos la existencia de un destinatario
Esto crea una confusión que en nada beneficia a los auto­ con características propias y particulares, esto no aten­
res, ni a los editores ni al posible lector; esto puede inducir a ta contra su calidad literaria; solo determina, a veces, la
pensar que un sector que es incapaz de poner un poco de or­ materialidad del mismo y su soporte textual.
den en su propio campo no puede ser tomado en serio.” Apostemos, entonces, a una literatura que permita
Fernando Alonso, citado por Nievas(95)
una plena situación comunicativa en la medida en que
el receptor participe activamente del proceso creativo,
sentido didáctico —moralizante que condicionaba al au­
apropiándose de sus significaciones, disfrutando estéti­
tor “tanto a fonnar el corazón como a ilustrar el espíri­
camente la obra literaria.
tu* , como dice Madame L. de Beaumont, educadora
francesa de la época, en El almacén de los niños. Se es­
3-Literatura, niños y jóvenes
cribía para chicos, desde la concepción de niño como
Del mismo modo como creemos importante reflexio­ adulto en miniatura al que había que formar y modelar.
nar acerca de la concepción de literatura, es necesario En la actualidad coexisten diversas concepciones de
que reflexionemos acerca del receptor y de los criterios infancia. Por un lado, pervive la idea de la infancia co­
tanto de producción como de selección de textos litera­ mo un mundo diferente, ideal, de pura emoción y de pu­
rios que se le destinan. ro candor y la idea de niño como un ser débil, en forma­
Cada época, cada momento histórico, y por supuesto, ción, al que hay que instruir en los valores y normas de
cada escritor, cada mediador docente posee una concep­ la sociedad en que ha de vivir. La infancia más como va­
ción de infancia y de juventud que aparece al momento lor futuro que como presente. Esta idea ha producido y
de promover la situación comunicativa o de escribir o produce textos que por lo general no podríamos llamar
seleccionar un texto. literarios, puesto que al concebir al niño como un ser in­
capaz de leer productivamente sólo se preocupa por
“Cada época tiene su imagen de niño, su idea y su fantasía de transmitir moralejas, con el más sencillo lenguaje y con
lo que es o debería ser un niño que merezca el nombre de tal. Y la intención más clara no sólo de enseñar sino de pro­
sus convenciones acerca de cómo hay que tratarlo: su paideia.”
teger. Como dice Graciela Montes, una “literatura de co­
Montes (97)
rral”. Montes (90)
Por otro lado, y contrariamente, está vigente un con­
Esta literatura está escrita por adultos en función de
cepto de niño que se basa en las posibilidades que tiene
su idea de niño, y lo mismo pasa con el seleccionador
todo ser humano, que respeta al niño como sujeto pleno,
quien no elige tanto aquello que lo conmueve literaria­
portador de una cultura y poseedor de posibilidades, co­
mente, cuanto lo que cree que debe leer un chico. Como
dicen Dorffman y Mattelart (83), el receptor de estas
mo un sujeto en formación pero ubicado en su presente,
obras está prescripto de antemano, especificado biológi­ con sus expectativas y su deseo. Una concepción de ni­
ca y socialmente. ño entendido como sujeto concreto e históricamente si­
Esta idea de infancia está asociada indisolublemente tuado -n o universal y abstracto—, que vive con plenitud
con la idea de infancia que predomina en la sociedad en su presente. La sociedad heterogénea y pluricultural en
un momento histórico dado. Así, por ejemplo, y simplifi­ la que vive determina en él diferentes competencias lin­
cando radicalmente el panorama, diremos que la litera­ güísticas y comunicativas, según la región que habita,
tura infantil del siglo XVIII estaba impregnada de un el estrato socioeconómico al que pertenece, la cultura de
la que forma parte. En palabras de Italo Tedesco:
E ntre L ib r o s y lectores I

Javier Villafañe, José M urillo- ha marcado la literatu­


ra argentina para chicos.
“¿Qué define lo niño en Venezuela?...¿Qué es lo que define
lo niño en América Latina? ¿El niño que vive en las casas de
A partir de ellos se comenzaron a abordar temáticas
vecindad, tan infelizmente retratado en la producción mexi­ muy diversas y se ha dado cabida a asuntos hasta el
cana de ‘El Chavo’ y ‘El Chapulín Colorado’? ¿El niño que ha­ momento considerados tabú en la literatura para chi­
bita las favelas brasileñas o los cerros de Caracas, o los pue­ cos: la dictadura militar, el divorcio, las malas palabras
blos nuevos de Lima? ¿Es el mismo niño sobre el cual se han y la muerte, son sólo algunos de los temas que estos au­
realizado experimentos de la psicología evolutiva, según los tores no temieron abordar. Se percibe en sus textos un
cuales existen clasificaciones, como la de Catherine Dunlop, profundo respeto por el lector, el discurso responde a un
de cuatro edades: edad rítmica, edad imaginativa, edad he­ verdadero tratamiento literario y se proponen comple­
roica y edad sentimental?...¿En qué edad están los limpiabo­
jos desafíos desde las diversas formas de narrar y des­
tas que desde las cinco de la mañana tienen que vender tam­
de el tratamiento del discurso.
bién periódicos en la ciudad para poder sobrevivir? ¿En qué
edad están los niños que son violados en los cerros?...Es decir,
Algunas editoriales, por su parte, acompañaron el
lo que los europeos consideran el norte específico de las eda­
importante momento de producción que significó la dé­
des, no funciona en América en los mismos términos.’' cada del 80. Nacieron editoriales dedicadas exclusiva­
Tedesco, citado por Nievas (95) mente a esta literatura como Libros del Quirquincho,
Colihue, Quipu y otras, abrieron colecciones específicas,
¿Y cómo mira a los niños la literatura argentina? como Centro Editor de América Latina, Emecé, Suda­
La literatura para niños en nuestro país posee una mericana, Kapelusz y Alfaguara. Algunas de existencia
rica tradición en la que coexisten escritores cuya pro­ efímera, otras que luchan por sobrevivir, pero todas
ducción evidencia una genuina escritura literaria y preocupadas por la divulgación de las nuevas obras. La
otros en los que predomina una preocupación por la
colaboración de excelentes ilustradores y diagramado­
formación moral y un marcado didactismo. Gran parte
res contribuye a la calidad artística de los textos que sa­
de los textos que circulan en nuestro país piensan un
receptor que puede establecer con el texto literario len al mercado.
una plena situación comunicativa y lo entienden como Aun así, siempre es necesaria una lectura atenta
capaz de ejercer auténticas prácticas estéticas de lec­ porque no todos los títulos son de calidad pareja. Las
tura significativa. necesidades editoriales de publicar constantemente
Luego del largo silencio obligado por la dictadura, co­ nuevos libros para renovar la oferta y mantener el mer­
menzaron a conocerse las obras de una nueva genera­ cado hacen que no se puedan publicar siempre obras de
ción de escritores. Muchos y variados, herederos de máxima calidad literaria.
aquella tradición que desde Quiroga hasta Walsh -p a ­ Pero esto no debe extrañarnos: no toda la literatura que
sando por José Sebastián Tallón, Conrado Nalé Roxlo, se publica para el público adulto es “buena literatura”.
El texto literario

Con respecto a la llamada “literatura para jóvenes”,


entre algu n as obras m u y b u en as2, algunos textos bien
denominación bastante reciente y con mucha menos
escritos -a u n q u e entre ellos haya m ayor o m enor preo­
historia que la de literatura infantil, también debemos
cupación por un enfoque original o un lenguaje ren ova­
decir que responde a la concepción de joven y adolescen­
d o - y m uchos otros que solo aspiran a reproducir el e s­
te imperante en la sociedad.
En nuestro país, existe una concepción de joven que quem a probadam ente eficaz de los textos m ás vendidos
se caracteriza por su protagonismo en algunos órdenes y que m ás circulan en el sistem a educativo. Los autores
de la vida. El joven aparece como ideal social pero tam­ de estos ú ltim o s, conocedores del fenóm eno que opera
bién como culpable de los desórdenes; como protagonis­ en las instituciones educativas, han transform ado la li­
ta político, pues conforma la gran mayoría del electora­ teratura en m ercancía a ser “con su m id a” por los jóven es
do; como creciente consumidor, incluso cultural, a quien en la escuela. E stos textos, fran cam ente deplorables y
van dirigidas diversas producciones de los medios, in­ editados en serie, no van m ás allá de m eros m uestrarios
cluidos los impresos. Y como el único que sabe manejar­ de reiteradas form as sim plificadoras de lo literario y
se en el mundo massmediático, es el que tiene experien­ apuestan al éxito fácil y seguro siguiendo el m odelo de
cia en ‘esta vida’, contrariamente a la concepción tradi­ las peores series y de las películas m á s com erciales.
cional del adulto experimentado. O tra lín ea sigue ta rd ía m en te aferrada a la actitud
En la década del 80 también aparecen los primeros m oralizan te de la m ala litera tu ra in fa n til y se decide o
textos y colecciones dedicados a este público adolescen­ por una litera tu ra in gen u a, plena de sen tim ien tos y v a ­
te, pero es en los 90 cuando se afianza su difusión. Esta lores puros, o por una litera tu ra aggiornada que en fo­
explosión no solo se expresa en la cantidad sino en la ca tem as com o la ecología, la virginidad, la droga, pero
variedad de nombres, temas, estilos, intenciones y, por
en fatizand o lo que propone como “m e n sa je ”. E n la m a ­
supuesto, calidades. Autores con dedicación casi exclu­
yoría de los casos es la edad de los p rotagon istas, sus
siva, colecciones diversas, reediciones de clásicos. En
te m a s, la preocupación por su form ación y la creencia
este campo, muchas editoriales han puesto en la calle
de que los jó v e n e s son incapaces de alejarse de sí m is ­
colecciones para adolescentes y jóvenes. Pionera en es­
m os lo que prim a en esta literatu ra. Todo, excepto lo li­
to ha sido la editorial Libros del Quirquincho. Entre las
terario. A propósito de ellos, como dicen López y B om -
colecciones dedicadas a estos lectores se pueden men­
bini (9 2 ), “ninguno está producido en diálogo con la li­
cionar “Libros para nada” (Libros del Quirquincho),
“Sudamericana Joven”, “Alfaguara Juvenil” , “La movi­ teratura nacional contemporánea ni formará parte de
da” (Colihue), “Zona Libre” (Norma), “Barco de Vapor”, su historia
“El Gran Angular” (SM).
2. Pollos de campo de Erna Wolf, La vieja que vuela de Froilán E s­
Más allá de las discusiones que la denominación de
cobar, Aventuras y desventuras de Cas ¡perro del Hambre y Otros
“literatura juvenil” genera, estas producciones oscilan de Graciela Montes, Dragón de Gustavo Roldan, Las visitas y Vi­
deo clips de Silvia Schujer, Las Rositas y Toby de Graciela Cabal,
El Tigre Gente de Ana María Shua, son algunas de ellas.
que interesaron a los lectores jóvenes más que otros. Pero
eran y son libros escritos sin ninguna limitación. Buena lite­
Sin embargo, y a pesar de estar fuertemente centra­
ratura con ciertas características que la hacen más atractiva
da en los supuestos intereses de los jóvenes, tergiversa
para los adolescentes. Buena literatura que no se vio limitada
la mirada de los adolescentes sobre algunos temas como
la droga, el sexo, la escuela, el amor. Como sucedió con en el momento de su producción por decisiones de los asesores
la literatura infantil, en general, existe sobre estos te­ editoriales. Eternos clásicos juveniles como Jack London, co­
mas un peso desmesurado de lo que los adultos entien­ mo Stevenson, como Ruesch (El País de las Sombras Largas)
den o creen entender acerca del mundo de los jóvenes. que no pensaron en un target de lectores cuando escribían.
Esta literatura para ‘la juventud’ concibe un lector Las editoriales no son entidades de bien público. Son em­
que no puede elegir, o que no sabe o que no debe elegir, presas. Tienen que obtener rédito de su capital o desaparecer.
pues primero debe transitar por una propedéutica lite­ Somos los autores los que deberíamos preguntarnos si es bue­
raria que parte de un pacto de identificación y no de fic­ no aceptar límites artificiales. Los chicos son diferentes de los
ción inscripto en un realismo ingenuo que intenta re­ adultos, no tienen el mismo estilo de razonamiento, no han
producir lo real. Así, tanto la literatura juvenil como la terminado de desarrollar el pensamiento lógico. Pero los ado­
infantil pueden y suelen convertirse en una especie de
lescentes no son más que adultos jóvenes: nada debe estarles
pre-literatura definida solamente por el destinatario.
vedado. No hay buenas razones literarias para intentar pro­
ducir novelas específicamente para ellos. Los resultados es­
Por esto, ha llegado la hora de discutir esta clasifica­
ción de textos según la edad del destinatario. En realidad tán a la vista y son pobres, limitados, tristes.”
cualquier lector novel, tenga la edad que tuviere, necesi­
ta de textos que le abran puertas para entrar en obras
más complejas, para ingresar al mundo de la literatura. 3.1 El uso del lenguaje en la literatura infantil y juvenil
No por ser adolescente cuesta leer Rayuela de Cortázar,
sino por ser un lector aún inicial. Las competencias lite­ Todos los empeños que hemos citados anteriormente
rarias no dependen tanto de los años vividos como de los por considerar a la literatura infantil y la literatura juve­
libros leídos. Como es cierto que la mayoría de los jóve­ nil como géneros marginales -gracias en gran medida a
nes argentinos no ha tenido oportunidad de tener ricas los esfuerzos realizados por escritores que no toman en se­
experiencias como lector, por eso la buena literatura ju ­
rio a sus virtuales destinatarios- se ponen en evidencia si
venil podría ser una puerta para que se acerquen a la li­
analizamos dos aspectos que, a nuestro juicio, son deter­
teratura a secas. Lo que no puede es reemplazarla.
Como dice Ana María Shua (98):
minantes en este tipo de literatura: el uso particular del
lenguaje que se da, en general, en los textos dedicados a
“¿Por qué conformarse con menos?... La literatura para chicos y jóvenes y la pretensión de inculcación ideológica.
adolescentes existió siempre. Es decir, siempre hubo libros Sabemos que el lenguaje literario es altamente con­
notado y plurívoco. Claro que esas características acep­
“Las palabras nos nacen pegadas a las cosas. Para mí
tadas e indiscutibles en la literatura para adultos, en
muchas ocasiones son desconocidas si de literatura pa­ malvón no podía separarse del contacto y el olor áspero de
ra chicos o jóvenes se trata. Porque, como dice Ricardo las hojas, del rojo brillante de los pétalos que me pegaba con
Mariño (96). saliva en las uñas para parecer una señora; ‘vereda’ tenía el
frío del agua que yo empujaba con el dedo por los canalcitos
“...toda la literatura para adultos tiene como objetivo sa­ de las baldosas rumbo al cordón, tenía ruido a cadena y a
tisfacer cierta demanda de excelencia estética relacionada pedal de bicicleta. Las palabras y las cosas empiezan siendo
con las palabras. Y que en la infantil, satisfacer esa deman­ solidarias.
da del lector adulto, sólo aparece como un plus, una especie El lenguaje de los primeros años es, pues, intensamente
de agregado no imprescindible. La literatura infantil tendría histórico, es decir, tiene incorporado el tiempo, el acontecer
como objetivo hacer vivir esa emoción estética a un chico, no personal, la propia vida. Toda palabra tiene para el niño un
a un adulto”. aquí y un ahora -qu e son los que le dan sentido- y también
tiene un pasado de experiencias buenas o malas, divertidas o
En lo que respecta a los chicos, contrariamente a es­ angustiosas y desde ese pasado ha ido emergiendo.
ta postura, todavía perduran en la escuela y en la socie­ La historicidad del lenguaje infantil va de la mano con
dad algunas creencias que influyen en muchas ocasio­ otra característica muy llamativa: los signiñeados múltiples,
nes en la producción y selección de textos para ellos: la polisemia. Para el niño las palabras no tienen un significa­
do único, un significado ‘oficial’, siempre el mismo, sino que
• el lenguaje del texto debe ser claro y sencillo,
pueden generar un significado en una situación vital y otro
• el vocabulario debe adaptarse a la edad del desti­
significado en otra situación. Y evocar más de un significado
natario,
simultáneamente. En fin, tienen muchas lecturas.”
• la retórica escapa a la comprensión del niño,
• las oraciones así como el texto deben ser breves.
Pero no solo para los chicos el lenguaje vive pegado a
Ninguna de estos mitos tiene mucho asidero. El las cosas y tiene historia. Los adolescentes y los adultos
lenguaje del niño es por naturaleza sugerente, m eta­ también vivimos intensamente esa relación con las pa­
fórico y construye su propia realidad. Por eso, a la lar­ labras, que surgen siempre nuevas, a partir de expe­
ga, él mismo rechaza el lenguaje pueril y carente de riencias y ligadas a ellas.
sentido que le proporciona determinada literatura En la llamada literatura juvenil, se observa un fenó­
que se considera “apropiada” para la infancia. Esta meno que parece ser una extensión de la actitud dema­
opinión es compartida por críticos y escritores con­ gógica que los adultos tienen hacia los jóvenes: abunda
temporáneos. Dice Graciela Montes en El Corral de la el vocabulario “adolescente” cuyo propósito es lograr el
Infancia (90): efecto de reconocimiento. Un vocabulario en el que se
acumulan palabras y modos que les son “propios” a los
Y así, Don Respeto, se fue con su bolsita a regalarles chis-
.supuestos lectores pero, en la mayoría de los casos, usa­ pitas de amor a otros corazones del mundo”
dos con tan poca fortuna y tan poco arte que solo resul­
tan violentados su sentido y su uso. Aspirar a reflejar en Susana Martín, cuyos textos están dedicados “a los
la literatura la lengua de los jóvenes, a “hablar como jóvenes que les gusta la poesía”, intenta acercarse a
ellos”, solo logra el efecto contrario: poner distancia a ellos a través de un supuesto lenguaje en común. En
través de un lenguaje que resulta artificial y prefabrica­ realidad, el joven que habla en ¡Descubrí la ternura/4
do, y que, por lo mismo, envejece muy rápidamente. So­ utiliza un lenguaje envejecido y un registro que, según
lo los autores que escriben para jóvenes desde “el joven algunos adultos, es propio de los jóvenes, pero que está
que llevan adentro”, como diría Gustavo Roldán, pue­ muy alejado de ellos. Para no hablar de la falta de poe­
den lograr un efecto de verdadera comunicación sin ne­ sía notoria en esta poesía.
cesidad de usar palabras de moda que, entre los mismos
adolescentes, tienen una vida efímera.
“Soy un muchacho joven
Por lo demás, como la fuerza está puesta en la histo­
y desde hace un tiempo
ria, en los temas que supuestamente interesan a sus
destinatarios virtuales, estas manifestaciones mediocres tengo problemas
de la literatura no prestan atención a la materia discur­ con la identidad.
siva y no ofrecen un verdadero trabajo sobre el lenguaje. Algunos parientes
Veamos algunos ejemplos en los que se evidencian me dicen: ¡haragán!
los diferentes modos de trabajar el lenguaje: que no estudio... no trabajo...
En el cuento Don Respeto, un duende del amor3 que
y me burlo de los demás.
figura en una antología de uso corriente, utilizado en
Acusan:
los primeros años de la escuela primaria, es notable el
abuso de construcciones trilladas (chispitas de amor, que con mi moto...
maravillosas palabras, corazón muy triste) y un vocabu­ parto el aire en dos
lario limitado, plagado de diminutivos, al servicio de un y quemo las horas en la mesa de un bar.
mensaje definitivamente moralizador. Lo que pasa (se los explico)
“Reunió entonces a los habitantes de la ciudad para decir­ es que estaba desorientado
les algo muy importante: no hay que olvidarse que nuestro co­
porque yo... yo necesitaba
razón necesita siempre una chispita de amor, y que esa chis-
mi otra mitad”.
pita no crece si no queremos y ayudamos a los demás.

ÍS. Ponce,A. M. Cuentos y Rimas con sol, Buenos Aires, Oriente, 1995. 4. Martín, Susana: ¡Descubrí la ternura!, en Mis primeros versos de
amor, Buenos Aires , De. Planeta, Serie Juvenil, 3o edición, 1994.
E ntr e L ib r o s y lectores I

jan definitivamente de ellos porque ignoran la verdade­


En el otro extremo, con un lenguaje muy logrado, en ra relación que los adolescentes establecen con el len­
el último párrafo de Las zapatillas mágicas5 de Canela guaje. Nadie lo dice mejor que Marc Soriano(95):
podemos leer:
“Sería un error concluir que los adolescentes aman y privi­
“Cuando estaban cerca de su casa, las dos olieron el aroma
legian el lenguaje crudo o pornográfico. Cuando recurren a él
verde del tilo de la vereda y miraron, a la luz de los focos de
es para protestar contra el lenguaje de madera o de algodón
la calle las hojitas llenas de música. Hacían tilín tilín mien­
de los adultos que se imaginan que uno puede evacuar los pro­
tras bailaban. El viento las movía, como movía el pelo de M a ­
risa y su pollera llena de lunares ”
blemas de la vida con unas pocas palabras multiuso, reconfor­
tantes, amenazantes o sabias. El lenguaje de los adolescentes
Otro ejemplo de un lenguaje vivo, verosímil, signifi­ es por lo general púdico, metafórico y humorístico. Utilizan
cativo, podemos ver en un fragmento de De exilios, ma­ con gusto los sistemas de expresión codificados, lúdicros, que
remotos y lechuzas de Carolina Trujillo Piriz6, en este obedecen a reglas arbitrarias (como los distintos argots, los
caso, en un personaje infantil: lunfardos, las jergas); son señal de una connivencia adolescen
te y, al mismo tiempo, una burla a la suficiencias verbal de los
“Nos contó que él compartía los inventos que habían hecho mayores. Pero de ningún modo se limitan a esos lenguajes ar­
unos tipos que se llamaban hi-pis pero él les dice jipis, esos tipos tificiales. Fueron los adolescentes los que aseguraron el éxito
viven en Estados Unidos y tienen carpas y le tiran flores a los de obras adultas impertinentes como la de Boris Vian y Ray-
milicos entonces los dejan re-pegados si los milicos les pegan y
mond Queneau. Sus inventos lingüísticos no son gratuitos: ex­
escuchan música y comen todos juntos y no trabajan, no traba­
presan, por medio de litotes y de metáforas ingeniosas, extra­
jan de verdad, en oficinas y eso, él también dijo que son pa-ci-fi-
ñas, un inmenso y auténtico amor por la vida.”
cos, palabra nueva, eso quiere decir que no quieren ni pelear ni
discutir y eso, el abuelo dijo que si eran pacíficos no eran atlán­
ticos y se rió y la abuela dijo que no fuera guarango”. 3.2 La m irada ideológica en la literatura
infantil y juvenil
Como decíamos antes, si los autores ignoran el traba­
jo con el discurso cuando escriben para jóvenes y privi­ El descuido por un lenguaje verdaderamente litera­
legian solo la historia, las acciones o la intriga, se ale- rio y/o el abuso del lenguaje identificatorio es un rasgo
muy fuerte en la literatura infantil y juvenil ya que de­
5. Canela: Las zapatillas mágicas, en Marisa que borra, Buenos
muestra su preocupación por el destinatario; es uno de
Aires, Sudamericana, Col. Pan Flauta, 1988. los puntos débiles, uno de los modos más evidentes de
6. Trujillo Piriz, Carolina: De exilios, maremotos y lechuzas, Buenos “pisar el palito”, como diría Graciela Montes. Del mismo
Aires, Colihue, Col. Leer y Crear, 1993.
modo, la ideología, o mejor dicho la preocupación por la
inculcación ideológica, suele ser la forma en que los
El texto literario

de niñez como un espacio incompleto o como un presen­


adultos -autores, editores o mediadores- manifiestan su te pleno; la concepción de literatura infantil como un
concepción de niños y de jóvenes y por lo tanto la signi­ instrumento de enseñanza o como contribución a la am­
ficación que le otorgan a la literatura a ellos destinada. pliación del capital simbólico.
En demasiadas oportunidades, los textos para chicos Y por supuesto lo ideológico aparece en la selección
y adolescentes demuestran una preocupación por la en­ del tema, en el recorte de la realidad a la que se alude,
señanza, por la inculcación de normas que los alejan de­ en su modo de recrearla y valorarla, en el lenguaje que
finitivamente de lo literario.
se selecciona.
Es probable que muchos de nuestros lectores identifi­
Todo esto es cierto y se lo puede reconocer en un tex­
quen esta intención moralizante con épocas pasadas de
to literario. Pero cuando el texto es un pre-texto para la
la literatura argentina para chicos, pero como veremos,
continúan circulando y escribiéndose textos que solo res­
inculcación ideológica, cuando la ideología está en la ba­
ponden a este propósito. Desgraciadamente también cir­ se de las intenciones del autor, es decir, cuando la lite­
culan con éxito en la escuela y por consiguiente se ven­ ratura está al servicio de la ideología, desaparece toda
den mucho y logran sucesivas ediciones. posibilidad de creación estética. Ningún autor debe con­
Entendemos por ideológico un determinado nivel del cebir su obra a partir de la obligación de transmitir
discurso que alude a una visión del mundo, visión fun­ mensajes, dar lecciones o exponer ideas.
dada en una postura ante la sociedad y ante las estruc­ Quizá la mejor forma de explicarlo sea la reflexión
turas y relaciones de poder; que exige un nivel de aná­ de Albert Camus -citado por Ana María Machado (94)-
lisis diferente del literario pero inevitable cuando lee­ a propósito de este tema. Decía que “ningún autor debe­
mos críticamente un texto. ría poner su obra al servicio de algo ajeno a sus propias
Sabemos que ningún texto es inocente, que no exis­ necesidades creativas y sus búsquedas estéticas”. Si una
ten los discursos neutros, que la ideología es un compo­ obra era una verdadera obra de arte trasmitiría la ideo­
nente ineludible del discurso literario porque el discur­ logía del artista a pesar del artista y no porque éste las
so es lenguaje y el lenguaje es ideológico. Cuando un au­ sometiera a ciertas ideas predeterminadas.
tor elige un determinado tema y un determinado punto Mirado desde el punto de vista del receptor y, sobre
de vista frente a él, está también asumiendo una postu­ todo en literatura para chicos, este planteo cobra una
ra ideológica, contribuye a su distribución y busca con­
importancia crucial: la fuerza de la voz enunciadora re­
vencer respecto a ella. Es decir, busca generar consenso
dobla la asimetría propia de este tipo de literatura. El
en torno a tal postura. Pero, además, lo ideológico se en­
cuentra presente en todas las instancias del texto: la adulto que escribe está en la mejor posición para incul­
voz del narrador, que puede abrir o clausurar opciones; car, instaura un contrato comunicativo en el que lleva
la construcción del lector, de quien se pueden esperar todas las de ganar, ya que el receptor niño, en términos
ricas o limitadas posibilidades de interpretación; la idea generales, tiene -e n comparación- una limitada expe­
riencia de vida y de lectura y no ha llegado a construir
una posición ideológica que le permita discutir o con­ - Una nueva etapa evolutiva del planeta Tierra, el fin de
frontar lo planteado. La falta de información, de un de­ milenios de barbarie, una Nueva Era de amor. Tu planeta co­
sarrollado sentido crítico y el paciente adiestramiento mienza a ser regido por energías cósmicas y geológicas más
al que fue sometido para aceptar la palabra autorizada sutiles, que favorecen el crecimiento del amor en todos los se­
y verdadera de los adultos y de los libros, lo dejan iner­ res. Ustedes ya. podrían vivir como aquí, en Ofir.
me ante la inculcación ideológica a la que apelan algu­ - ¿Y p or qué no lo hemos hecho todavía, A m i?
nos autores y que se oculta bajo el rótulo de literatura. - Porque continúan guiándose por viejas ideas y sistemas
Tal es el caso de Ami, el niño de las estrellas1, de En­ que no se adaptan a los nuevos tiempos y solo hacen sufrir a
rique Barrios,- que ha generado además su continua­ la gente de tu mundo. Pero los seres han nacido para ser feli­
ción y otros títulos que giran sobre el mismo tema8. ces, Pedrito, no para sufrir. Por eso estamos trabajando en es­
Veamos algunos párrafos en los que Ami dialoga con
te 'plan de ayuda’. ¿No has notado que en la Tierra última­
el terrestre Pedrito:
mente se habla mucho de amor?
- “¿Captaste, Pedrito?- me preguntó Ami. Abrí los ojos. - Sí, es verdad.
- Oh, sí... ¿de qué se trata todo esto? - Ello se debe a que en esta Era de Acuario’ muchas perso­
- Esos mensajes provienen desde lo Profundo, desde Dios. nas reciben estos mensajes y la mayoría siente la fuerza de la
Estos amigos que ves aquí, los reciben y los retransmiten a los radiación de amor, que ahora es mayor.
mundos menos evolucionados, como el tuyo, allí los captan - Entonces ¿por qué hay más sufrimiento ahora en la Tie­
otras personas, pero no siempre los retransmiten con pureza, rra? En otras épocas hubo guerras mundiales, miseria, pestes...
porque ella depende del nivel de conciencia del receptor. - Sí, pero la gente era más insensible, sufría menos ante
- ¿Nivel de conciencia? ¿Qué es eso, A m i? las atrocidades, creía en las guerras, hoy ya no; hoy, la inmen­
~ El grado de equilibrio entre los dos cerebros, Pedrito, él sa mayoría sólo quiere vivir en paz. Es una ‘nueva hornada
hace que los mensajes puedan ser utilizados para lo que real­
humana’, producto de radiaciones más finas, y sufren más,
mente son: crear una Nueva Era, o deformados para aumen­
porque a mayor sensibilidad, mayor sufrimiento ante el do­
tar la confusión, el miedo y la violencia.
lor... lamentablemente.”
- ¿Nueva E ra?
- Sí, la Era de Acuario.
Este esquema es el que recorre todo el texto. Es clara­
- ¿Qué es eso de la Era de Acuario?
mente un libro que pretende instruir acerca del adveni­
miento de una nueva era y es portador del pensamiento
7. Barrios, Enrique: A m i , El niño de las estrellas, Buenos Aires, de la “New Age” que, en esta oportunidad, eligió predicar
Krrepar, 1990. su palabra entre los chicos como semillero de potenciales
H. Recientemente hemos visto en librerías, además de A m i y Perlita
“creyentes”. Como corresponde a este propósito, el autor
y otras obras del mismo autor, la 42 a edición de Ami regresa.
construye un discurso tan claro como el discurso instruc-
cional, planteado a la manera de un catecismo que se ar-
ayuda” que lleva a cabo Ami. Gracias a este plan “la in­
tna sobre la base de pregunta y respuesta. La pregunta mensa mayoría solo quiere vivir en paz”, se habla más
está siempre en boca del que ignora, del que debe ser ini­ de amor y la gente se vuelve más sensible; las guerras,
ciado; éste aparentemente quiere aprender, pero en el
miserias y pestes son cosas del pasado. Esta postura
fondo la única función de estas preguntas es la de abrir
oculta que hoy también hay guerras, miserias y pestes
el espacio a la voz del que responde. Estas preguntas son
-q u e no son culpa de la humanidad en su conjunto—y
un pretexto para predicar el mensaje. Las respuestas es­
tán siempre a cargo del que sabe, del portador de ese
diluye la responsabilidad del poder.
mensaje y, si bien, aparentemente están dirigidas a Pe- En otro lugar del texto leemos:
drito, en realidad su objetivo son los lectores; son ellos los
que deben apropiarse de este “conocimiento”; la finalidad Y si se produjera un desastre en la tierra ¿ustedes res­
es más que enseñar, es adoctrinar en este nuevo credo. catarían a algunos?
De esta forma, Ami puede desarrollar sin interferen­ ~ A todos aquellos que superen las setecientas medidas (de
cia alguna el discurso de la instrucción, de la manipula­ amor). Esta vez hay mucha más gente.
ción y del inculcamiento sobre Pedrito. El, como maes­ - ¿Y yo , Ami, tengo setecientas medidas o m ás?
tro, como gurú, tiene el saber, lo administra y lo brinda Le dio risa mi preocupación.”
espaciadamente. El sabio instruye, el discípulo acata.
Esta misma relación se da entre el mundo perfecto de El amor se mide. Hay que dar la medida establecida
Ofír y la Tierra, menos evolucionada y, lo que es peor, por los extraterrestres, de lo contrario, salvación para
entre el enunciador y el lector. los que alcancen esa medida y destrucción para el res­
¿Cómo se establece esta relación? Pues apelando a
to. Todo consiste en esperar salvadores extraterrestres,
creencias y deseos legítimos de los lectores. Por ejemplo,
ayudas desde el más allá que solo recibirán algunos ele­
cuando se menciona que todos los mensajes provienen
gidos, los otros serán destruidos. Para colmo elegidos
de Dios, permite captar a lectores ingenuos que pueden
confundir este dios con el de la religión que profesan.
con una medida que desconocen. Teniendo en cuenta
Del mismo modo ocurre con el deseo de felicidad y de que se habla de medidas de amor, este planteo es con­
amor, centrales en la vida del hombre. tradictorio. Y es dañino para los lectores porque encie­
Explícita también su ideología en la mirada que tie­ rra una amenaza, no muy velada.
ne de la historia de la humanidad. Para Ami, su desa­ Todos conocemos las relaciones que establece la lite­
rrollo depende no de las prácticas de los hombres sino ratura con la realidad. No tiene por qué respetarla, so­
de designios de una conciencia externa y suprema. Pero lo crea un mundo posible a través del lenguaje. Pero
cuando debe explicar las falencias en las conductas de sostenemos que no es éste el caso de Ami, el niño de las
los seres humanos los atribuye a un menor “nivel de estrellas. Si bien hay intento de crear un mundo ficcio­
conciencia” por lo que se hace necesario este “plan de nal que funciona como pretexto, está diciendo, con otras
palabras, lo mismo que dice La Conspiración de Acua­
rosa, esas cosas que vas a enseñarle con tu índice crédulo,
rio, el credo de la “New Age”. Por esta razón, su discur­ amasado con estrellas y espuma.
so se puede confrontar con la realidad; por eso podemos Ahora tú eres la brújula que señala el norte. No hay nada
decir legítimamente que no es literatura aunque se ha­ más importante que tú. Chiquita y hambrienta, ocupas todo
ga mención a que es un “cuento”, que es “literatura”, y el mundo ”
es “maravilloso”.
La intención ideológica en Ami es fundante. Sobre
“Mamá quisiera ser sabia, ser adivina, ser un poco Dios...
ella se arma todo el texto. Sabemos que es un ejemplo
pero tiene que resignarse a su arquitectura llena de defectos y
casi extremo, aunque no por ello se puede obviar ya que
debilidades, tiene que empinarse sobre sus miserias, sobre sus
circula mucho en las escuelas y como texto literario.
escombros y desangrarse hasta llenarse de luz para que tú la
Un caso, no tan flagrante pero sí clásico, en el que la
veas, para que tú la ames, para que tú la admires.”
literatura está al servicio de la ideología es el caso de
Cuentos para Verónica9 de Poldy Bird.
“Mamá-que-sabe-todo.-Que-es-alim ento-y-cama-y-abrigo-
Aquí sí estamos hablando de lo que socialmente se
ha consensuado como literario, aunque es una literatu­ y-mil-respuestas. -Mamá-que-puede-todo-es-paz-camino-segu-
ra con rasgos muy particulares: es una literatura fuer­ ro-sin-peligros. ”
temente experiencial, que no pretende crear mundos
ficcionales que se separen y tomen vida independiente­ La concepción de la relación madre hija que se constru­
mente del autor, que no aspira a una mirada sobre el ye es una relación de mutua dependencia, donde la madre
mundo sino solo sobre su mundo, sobre sí misma. Esta actúa casi como un dios, una madre que todo lo puede y/o,
es una constante desde la producción inicial de la auto­ mejor dicho, que aspira a que su hija la vea así. Su vida
ra hasta los cuentos que últimamente publica en la re­ ha comenzado cuando comenzó la de la hija, su pasado no
vista Mía. tiene importancia, no existe. Aspira a cubrir todos los es­
Tomaremos fragmentos de varios cuentos en los que se pacios de su vida y a su vez su hija cubre todos los espa­
plantea la relación de una madre con su hija pequeña: cios de su propia vida. Quiere ser todo para Verónica.
“Esta es mamá, Verónica, mamá que va a redescubrir el
universo desde tus ojos nuevecitos. Mamá que te aprieta en “Y tiene tanta fuerza tu minúscula presencia que ha borra­
sus brazos con un poco de miedo y una emoción tan grande do todo lo que estaba atrás.
que la hace temblar. Mamá que va a aprender muchas cosas Ya no hay recuerdos, Verónica, sólo cuenta la vida desde
a tu lado, esas cosas que vas a balbucear con tu hociquito de que naciste.”
“Verónica: el corazón de los hijos puede latir sin que la m a­
9. Bird, Poldy, “Bienvenida ”, “La letra a”, uEstá aprendiendo”, “Pun- no de mamá le dé cuerda.
üllitas y tacos”, “Un moño para Verónica” y “El corazón del mun­ Pero el corazón de las mamás no puede latir si no le da cuer­
do ”, en Cuentos para Verónica, Buenos Aires, Orion, 1975.
da el amor de los hijos. Y si vos me extrañás, si vos pensás en
E n t r e L ib r o s y lectores I

labra “mamá” es tan reiterada que es imposible olvidar


mí cuando estás en la escuela, mi corazón crece, crece, se hace su presencia constante. El nominarse como “mamá” la
de magia y canto, y es más que todo: el corazón del mundo.” lleva al uso de la tercera persona para referirse a sí mis­
ma y le permite un desdoblamiento en el que la voz
Del mismo modo y relacionado con lo anterior, en los enunciadora se transforma en sujeto y objeto de su dis­
siguientes fragmentos, veremos cómo construye la con­ curso. Es un discurso aparentemente polarizado: un yo
cepción de infancia: y un tú; pero el segundo término en realidad es la puer­
ta para hablar del yo. De este modo, construye un mun­
“Yo quiero decirte que la infancia es una ciudad de oro, do unitario constituido solamente por esa diada indiso­
una ciudad encantada donde se mira un cielo con estrellas luble y dicho por esa única voz.
arrojadas en él como papel picado; una ciudad en la que nin­
La voz enunciadora es contradictoria y ambivalente;
guna calle tiene nombre y se reconocen por cosas verdadera­
por un lado repite su deseo de que Verónica crezca en li­
mente importantes”
bertad y encare el mundo como una verdadera mujer
“Estuve tentada de entrar corriendo (a la escuela), tomar­
—gracias a su educación—pero, por el otro, insiste en su
te por un brazo y sacarte de allí, escaparme con vos a una pla­ temor ante el mudo que las separará.
za para hamacarnos juntas, regalarte un tiempo más de niñez
despreocupada, de límpida ignorancia, de nombres inventa­ ¿N o te gu stó, m am ita?
dos para llamar de alguna manera a los objetos. - Sí, me gu stó. ¡Viva la nena gord a que escrib ió una a!
Estirar, aunque fuera por un día, tu infancia, país de luz, P ero no me gu stó.
globos, haraganería, ángeles de la guarda. País limitado por L a a' en el p a p el es la p u erta redonda p o r donde com ien ­
el círculo de mi abrazo, entibiado por mi aliento, defendido za a escaparse la infancia.
por mi ternura, dulcemente acunado por mi voz ” Y p o r d ond e em pieza a en tra r m i miedo.
A h ora tú eres mi relo j, y la s h ora s p a s a n m u y rá p id a ­
Como decíamos en el apartado Literatura, niños y m en te."
jóvenes, la concepción de infancia ha oscilado entre dos
polos. Este texto pertenece al primero de ellos: una in­
“E stá aprendiendo. E stá aprendiendo... Y cada cosa que
fancia de puro candor, un mundo ideal, un reino mara­
apren de es un p a s ito que da hacia su cam in o, un p a sito m e­
villoso. Prueba de ello son los lugares comunes y metá­
foras trilladas que utiliza para nombrar la infancia. n ud o pero firm e que la aleja d e m i p rotección y la va llevand o
Por otra parte, a través del uso permanente de la pri­ h acia una d ista n cia qu e aún está lejos, p e r o está.
mera persona se constituye en un discurso monológico Y cuando llegue allá, m i ra d a r de am or, m i radar de m a ­
en el que la voz de la hija no aparece; cuando le da lu­ dre, d e avara, de p u lp o posesivo, n o pod rá d etectarla, con tro ­
gar es para referirse a su madre. La utilización de la pa- larla, vigilarla.
Yo, con ella, tam bién estoy apren diend o.
El texto literario

E stoy apren diend o cóm o una p eq u eñ a m u ñ equita de rod i­ que lo pone en palabras escritas. Como portavoz de la
llas arañadas y uñas sucias de p la stilin a verde se transform a, ideología hegemónica y, en la medida en que mujeres
lenta p ero inexorablem ente, en una p erson a única, diferen te a adolescentes y jóvenes participan de lo mismo, es allí
todas, con su p rop ia y exclusiva m anera de sentir, de ver, de donde crea y completa esta relación de identificación.
a ctu a r." No las invita a crear un mundo de ficción sino a leer lo
que ellas mismas creen. Esto refuerza el monologismo:
El otro mundo es el mundo de afuera, al que se irá no hay disidencia en sus lectores y no se les permite
Verónica cuando crezca. Pero la madre no quiere que se pensar alternativamente.
vaya. Todo el mundo exterior es una amenaza para esa
diada nuclear fundada y fundante. Por todo lo dicho, cuando analizamos ideológicamen­
El crecimiento significa la pérdida del paraíso al mis­ te un texto para chicos debemos estar atentos a varias
mo tiempo que la pérdida de su control. Allí está el mo­ cuestiones:
tivo del temor materno. En primer lugar, del mismo modo que el autor no de­
El niño, así, aparece como un ser profundamente de­ be someter sus obras al servicio de una ideología, el lec­
pendiente que -de muñequita, con quien la madre jue­ tor no debería dejarse llevar por una lectura meramen­
ga—va camino a ser persona. Pero el ansia de madre
te ideológica. Este nivel es distinto al nivel de análisis
“avara, de pulpo posesivo” la quiere mantener en un pu­
literario. Cada lector podrá rechazar con total libertad
ro presente:
un texto por cuestiones ideológicas a pesar de su calidad
“Tú eres mi reloj, quédate quieta.
literaria, pero es muy difícil que ocurra lo contrario. La
No, no dejes p a sa r los segundos p o rq u e ellos se devoran los
literatura centrada en la inculcación es frecuentemente
m inutos, las horas, los días, los m eses... mala literatura. Simplemente porque si se descuida lo
Quiero que detengas el tiem po en esta hora, que sean hoy las estético, desaparece lo literario.
dos y m edia de la tarde, 14 de mayo de 1 9 6 7 p a r a siem pre.” Si hacemos un análisis solo ideológico podríamos con­
denar obras literarias magníficas que expresan sin duda
¿Cómo logran estos textos inculcar ideología? Su di­ la ideología del autor y de la época. Lo que hizo de Robin-
fusión masiva, su permanente reedición, su éxito du­ son Crusoe un clásico no fue su desprecio por las culturas
rante treinta años no han sido en vano. Han logrado la no europeas sino su capacidad para construir un relato
identificación a través de la primera persona con una de aventuras con un héroe capaz de vencer innumerables
fuerte apariencia experiencial que apela a modelos so­ dificultades y aplicar su ingenio para sobrevivir.
cialmente construidos acerca de lo femenino y, entre En segundo lugar, debemos atender al modo en
ellos, el más fuerte es el de la abnegada maternidad ab­ que es considerado el receptor de esta literatura: la
soluta. Ayuda a distribuir y consolidar este modelo por- concepción de infancia y de juventud y el lector cons­
truido en el texto: en los textos analizados en este
En tercer lugar, si de esa lectura ideológica depende
apartado vimos cómo es tratado el receptor: un joven la selección de los textos que van a acercarse a los lec­
o un niño al que hay que mostrarles el mundo y cui­ tores jóvenes, deberíamos tener cuidado con la censura
darlos de él, transmitir lecciones o mensajes ideológi­ y otras formas de totalitarismo. No se trata de seleccio­
cos, de una sola manera, con una sola voz, sin dejar­ nar los textos por su ideología, aún si la mirada ideoló­
le ningún espacio. Calla y aprende o, lo que es lo m is­ gica presente en el texto se asemeja a la nuestra. No es
mo, calla y obedece. Es decir, una literatura para necesario estar de acuerdo con todo lo que leemos, pero
el control social. sí es necesario conocer mucha literatura para elegir, sí
Por el contrario, en los textos pensados como litera­ es necesario conocer otros mundos para crecer, sí es ne­
rios, el lector presente en el texto es un lector activo, cesario conocer otras ideologías para construir la pro­
que coproduce el significado y que puede discutir ideo­ pia. En este sentido debemos agregar que si bien, por
lógicamente el texto. Muchos excelentes escritores ar­ un lado y como ya hemos dicho, los niños son quienes
gentinos para chicos han plasmado en sus textos as­ están más desamparados ante la opresión, no debemos
pectos y momentos de la historia de nuestro país, por tampoco exagerar y pensar que los efectos de la inculca­
ejemplo, o situaciones críticas en las vidas de sus pro­ ción son tan dramáticos. Por un lado, nadie en sus ca­
tagonistas, en los que la lectura ideológica es imposi­
bales, después de leer un policial sangriento, sale a ma­
ble de obviar. Pero siempre aparecen en el texto las vo­
tar a la calle, y por otro, si realmente la presencia de la
ces discordantes, siempre la ambigüedad hace posible
ideología en los textos fuera tan productiva, no podría­
otra mirada, siempre le exigen al lector una reflexión
mos explicarnos que el mundo contemporáneo sea como
más, después de disfrutar literariamente del texto. Y
es después de haberse escrito y leído tantos textos a fa­
esa mirada al mundo no puede verse como morbosa,
ofensiva o cruda, porque es literaria y, por lo tanto, ar­ vor de los derechos humanos o contra la explotación de
tística y ficcional. los niños. Tampoco la censura tendría sentido ya que
Sólo quien respeta al lector es capaz de no manipu­ con ese criterio deberíamos censurar toda la vida, por­
larlo ideológica ni afectivamente, porque esa es justa­ que la ideología no está solo en la literatura: está en to­
mente una postura ideológica del artista. das partes. Por lo tanto censurar, además de totalitario,
Damos, otra vez, la voz a Marc Soriano(95): es inútil y tonto.
Mientras más variada sea la selección -desde lo
“También nosotros, durante mucho tiempo, hemos tratado ideológico y desde lo literario- más pronto serán cons­
a los niños como ‘adultos en miniatura’, que es el modo más truidos los propios criterios de selección, más fácilmen­
seguro de infantilizar a los hombres. No hay duda de que no te se podrá arribar a una lectura profunda, crítica e in­
hay que ocultarles a los niños el mundo en el que viven, pero, dependiente.
para poder tratarlos luego como a hombres adultos, tal vez lo Estamos de acuerdo con Ana María Machado (94)
mejor sea no privarlos de su infancia.” cuando dice:
“Si estamos de acuerdo en admitir que es ingenuo imagi­
nar libros sin ideología, comprenderemos también que ésta
aparece más o menos claramente. Pero ella está allí. No hay
forma de eludirla. Y los niños pueden ser sus presas fáciles si
sólo leen un determinado tipo de libros, un determinado tipo
de autores y un determinado tipo de culturas. (...) En mi opi­
nión, el desarrollo de la lectura crítica, la selección de libros
buenos -desde el punto de vista literario- y la promoción de
una gran diversidad de libros son los únicos medios a la ma­
no si uno no quiere quedarse atrapado en una ideología y ser
manipulado por ella.”

También podría gustarte