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FACULTAD DE DERECHO
V SEMESTRE
LECCIONES DE DERECHO DE OBLIGACIONES I
AUTOR: ABG. JESÚS STEWART P1
TEMA N° 1: LA OBLIGACIÓN
Importancia jurídica. Siguiendo al Dr. Maduro Luyando, de una manera general puede afirmarse, sin lugar a dudas, que
la obligación es la institución jurídica que tiene mayor vigencia y un mayor campo de aplicación, pues a través de ella los
hombres en sociedad satisfacen las más variadas necesidades de la vida ordinaria.
Lo anterior se constata al observar la conducta desplegada por cualquier miembro de la comunidad en un período
determinado: una persona realiza una serie de actos que involucran la existencia de obligaciones y que generan
obligaciones, aborda un vehículo que lo transporta, compra alimentos, adquiere un inmueble, educa a sus hijos en una
escuela privada, arrienda una casa, toma un seguro de vida, causa daños a otra persona, paga por error más de lo que se
debe, contrata los servicios de un abogado, acude a la consulta de un médico, etc.; tales actos no son más que hechos o
circunstancias que engendran obligaciones.
Concepto de obligación. El término obligación proviene del derecho romano expresado por el latín obligatio, que se
divide en ob (alrededor de) y ligatio (ligar, atar). En tal sentido, etimológicamente el vocablo significa atar alrededor de.
Desde entonces, la noción de obligación ha avanzado y cambiado a lo largo de la evolución del derecho, pero manteniendo
siempre un significado base de relación jurídica entre dos personas.
En este orden de ideas, nos acogemos al punto de vista del Dr. Maduro Luyando, el cual define a la obligación como
un vínculo jurídico en virtud del cual una persona, denominada deudor, se compromete frente a otra, denominada acreedor,
a ejecutar en su beneficio una determinada prestación de dar, hacer o no hacer, valorable en dinero; la cual, en caso de
no ser cumplida por el deudor, comprometería a este a responder con su patrimonio. Tomando como punto de partida
esta definición, expondremos ulteriormente los elementos característicos de la obligación.
Prestación
Acreedor Deudor
Vínculo
jurídico
Prestación
1Abogado, egresado de la USM. Asesor jurídico. Abogado Junior, Despacho de Abogados León Moya & Asociados. Autor de la
presente obra académica. Se prohíbe la reproducción total o parcial del contenido del presente material por cualquier medio. ©
2020 Jesús Stewart P todos los derechos reservados de conformidad con la Ley Sobre el Derecho de Autor.
Bibliografía consultada: Código Civil Venezolano, publicado en Gaceta Oficial No. 2.990 Extraordinaria del 26 de julio de 1982;
Eloy Maduro Luyando, Curso de Obligaciones Derecho Civil III, Fondo Editorial Luis Sanojo, Colección Grandes Juristas, Caracas,
1967; apuntes de clases de la Dra. Jacqueline Barrios.
2. La oferta. Es una propuesta unilateral por medio de la cual una persona le comunica a otra su intención de contratar
con ella. Existen tres tipos: oferta de cumplimiento normal, oferta con ejecución previa y oferta pública de recompensa.
Se encuentra consagrada en el artículo 1.137 y siguientes CCV, el cual establece:
Artículo 1.137. El contrato se forma tan pronto como el autor de la oferta tiene conocimiento de la aceptación de
la otra parte. [...]
Los sujetos intervinientes se denominan oferente/sujeto pasivo, quien es el autor de la oferta, y el oferido/sujeto activo,
quien es el destinatario de la oferta. La oferta no es un contrato. La obligación unilateral está a cargo del oferente y
consiste en celebrar el contrato con el oferido, si trata de una oferta de cumplimiento normal u oferta con ejecución
previa, o pagar la recompensa, si se tratare de oferta pública de recompensa, una vez tenido conocimiento de la
aceptación del oferido, en la oferta de cumplimiento normal, o ejecutada la prestación por parte del oferido, en la oferta
con ejecución previa y la oferta pública de recompensa, salvo ciertas excepciones.
2 Señala el Dr. Maduro Luyando, que accipiens de buena fe es aquél que recibe el pago creyendo que tenía derecho al mismo y era
legítimo; mientras que accipiens de mala fe es aquél que recibe el pago a sabiendas de que era improcedente. El efecto para el
accipiens de mala fe es la obligación de restituir tanto el capital como los intereses si es dinero, o los frutos desde el día del pago
si es una cosa genérica. Si es una cosa determinada queda obligado a restituirla si subsiste, o a restituir su valor si se ha
deteriorado o destruido e indemnizar daños y perjuicios al solvens si este los pidiere. En cambio, el accipiens de buena fe está
obligado a restituir al solvens sólo en la medida en que lo recibido se ha convertido en su provecho, no estando obligado a
restituir intereses.
5 / Abg. Jesús Stewart P.
6. El hecho ilícito. El primer aparte del artículo 1.185 CCV, señala:
Artículo 1.185. El que con intención, o por negligencia, o por imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado
a repararlo. [...]
El hecho ilícito presupone pues, que el sujeto pasivo, intencional o culposamente, generó un daño a otra persona, sujeto
activo, por lo cual queda obligado a repararlo económicamente. Al igual que la gestión de negocio ajeno, la obligación es
una sola: la reparación del sujeto pasivo, llamado agente material del daño, que debe al sujeto activo, llamado víctima
y, en el mismo orden de ideas, tampoco es un contrato; la obligación unilateral de reparar surge producto del daño
ocasionado.
Sujeto pasivo
Sujeto activo
Reparar el daño Agente material
Víctima
del daño
Es importante recalcar que no debe confundirse hecho ilícito con hecho punible. En ambos, la acción, ciertamente, es
antijurídica, contraria al ordenamiento jurídico positivo, pero los hechos que dan lugar a responsabilidad penal son,
además, típicos y culpables, mientras que los hechos ilícitos son meramente antijurídicos, es decir, contrarios a las
disposiciones legales. En consecuencia, una persona que, obrando intencionalmente o con un grado de culpa causa un daño
a otra, está obligado a repararlo en términos pecuniarios, pero nunca podrá ser sancionado penalmente.
7. Abuso de derecho. Indica el último aparte del artículo 1.185 CCV, lo siguiente:
Artículo 1.185. [...] Debe igualmente reparación quien haya causado un daño a otro, excediendo, en el ejercicio de
su derecho, los límites fijados por la buena fe o por el objeto en vista del cual le ha sido conferido ese derecho.
Aunque se asemeja al hecho ilícito, no es lo mismo. Consiste, como dice el precepto legal, en la producción de un daño por
una persona (sujeto pasivo) que se extralimitó en el ejercicio de su derecho en menoscabo de otra persona (sujeto activo),
por lo que la obligación de reparar es, sin lugar a dudas, unilateral. Los sujetos reciben el mismo nombre que en el hecho
ilícito: agente material del daño y víctima. Del mismo modo, no es una relación contractual.
Sujeto pasivo
Sujeto activo
Reparar el daño Agente material
Víctima
del daño
a. Solidaridad pasiva, en el caso que exista un solo acreedor y varios deudores. Por ejemplo: José, Marcos, Luis y Pablo
son codeudores solidarios de Carlos por la cantidad de 10.000 Bs, pudiendo Carlos, como acreedor, exigir a cualquiera
de ellos –supongamos a Luis- el pago íntegro de su acreencia, el cual libera a los demás de la deuda –José, Marcos y
Pablo-.
b. Solidaridad activa, cuando existen varios acreedores de un solo deudor. Por ejemplo: José, Marcos, Luis y Pablo son
coacreedores de Carlos por una suma de 10.000 Bs, pudiendo cualquiera de ellos – supongamos José- exigirle a Carlos
la totalidad de la acreencia, y el pago efectuado a este acreedor respectivo lo libera de la deuda frente a los restantes
acreedores –Marcos, Luis y Pablo-.
Por tal motivo, se considera a las obligaciones solidarias como una excepción al principio de la divisibilidad de las
obligaciones con pluralidad de sujetos en las obligaciones mancomunadas.
7. Según la divisibilidad del objeto de las obligaciones:
Obligaciones divisibles. Se llaman obligaciones divisibles a aquellas cuyo objeto es una cosa divisible, es decir,
susceptible de dividirse o ejecutarse en partes iguales. El ejemplo por antonomasia son las deudas de cantidades de
dinero. Un deudor puede acordar con su acreedor el pago de 100.000 Bs en cuotas mensuales de 20.000 Bs durante cinco
meses hasta saldarse la deuda.
Obligaciones indivisibles. Como su nombre lo indica, son aquellas cuyo objeto es una cosa indivisible, no susceptible
de dividirse en partes iguales. Por ejemplo: un deudor que deba una res. Por razones obvias, el deudor no puede
liberarse entregando partes del animal, y mal puede al acreedor interesarle tal forma de pago.
Una obligación también puede ser indivisible, aunque su objeto sea divisible, si así se ha establecido por convenio
particular o por imperio de la ley. Veamos dos ejemplos:
a. José debe a Carlos la cantidad de 10.000 Bs, acordando pagar la totalidad del dinero para una fecha
determinada, no pudiendo José vulnerar dicho acuerdo pagando una parte del dinero por ser divisible.
b. José, Marcos, Luis y Pablo, codeudores de Carlos, deben a este la cantidad de 10.000 Bs, Carlos puede exigir el
pago íntegro a cualquiera de ellos, quien está obligado a realizarlo en su totalidad, aunque el dinero por su
naturaleza sea divisible, liberando a los demás deudores. En este problema práctico en específico estamos en
presencia de dos tipos de obligaciones a la vez: de una obligación solidaria con solidaridad pasiva, y de una
obligación indivisible.
TEMA N° 4: EL CONTRATO
Importancia jurídica. Los contratos son, por no decir la más importante, una de las mayores fuentes generadoras de
obligaciones en el plano fáctico de los sujetos de derecho, y es que se manifiesta prácticamente en todas las relaciones
jurídicas que se establecen entre los particulares: comprar un inmueble, arrendar un local comercial, encomendar un
mandato a una persona, etc. Por ello, es de suma importancia el estudio de esta importante fuente de obligaciones.
Concepto. El artículo 1.133 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas) nos indica, que:
El contrato es una convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o
extinguir entre ellas un vínculo jurídico.
Del precepto legal en comento se pueden extraer sus caracteres fundamentales, a saber:
1. El contrato es una convención
Convención es un acuerdo entre dos o más personas para realizar un determinado fin. Acuerdo es un negocio jurídico
bilateral que consiste en la manifestación de voluntad de dos o más personas que coinciden en la determinación de un
asunto de interés común. Se dice que el contrato constituye una especie de convención porque implica el concurso
de dos o más manifestaciones de voluntades para la realización de un determinado fin jurídico, el cual puede ser,
12 / Abg. Jesús Stewart P.
conforme a nuestro Código, constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas una determinada relación
jurídica. Constituir es crear. Reglar es regular, normar. Trasmitir es transferir, ceder. Modificar es cambiar. Extinguir
es cesar los efectos jurídicos.
2. El contrato regula relaciones jurídicas de carácter patrimonial, susceptibles de ser valoradas
económicamente
En efecto, el contenido patrimonial de las relaciones jurídicas o, si se quiere, de las prestaciones, es el signo distintivo de
los contratos. Las partes, pues, satisfacen intereses económicos mutuos. Este contenido patrimonial es el elemento
diferenciador con las convenciones, que son de carácter extrapatrimonial.
3. El contrato produce efectos obligatorios para todas las partes contratantes
Es la consecuencia jurídica esencial de toda relación obligatoria. Habida cuenta de la manifestación de voluntad que
expresa cada parte al contratar, es claro que quedan legalmente obligadas a cumplir lo expresado en el contrato, que tiene
fuerza de ley entre las partes.
4. El contrato es una fuente generadora de obligaciones
El contrato es una importante fuente generadora de obligaciones, una de las mayores en el mundo jurídico. Las partes,
al contratar, se obligan mutuamente a realizar una determinada prestación en beneficio de la otra para satisfacer intereses
económicos. Recordemos que los contratos se ubican en la categoría de los negocios jurídicos bilaterales o
sinalagmáticos y, en consecuencia, las obligaciones son recíprocas o, dicho de otro modo, ambas partes son deudoras y
acreedoras.
En atención a lo anteriormente expuesto, se puede definir al contrato en sentido amplio como una convención entre dos
o más personas para la realización de un efecto jurídico determinado, que puede consistir en constituir, reglar,
transmitir, modificar o extinguir un vínculo jurídico y, de tal manera, satisfacer intereses económicos o
pecuniarios. Es una convención entre dos o más personas para satisfacer intereses económicos.
Prestación
económica
Acreedor Deudor
Vínculo
Prestación
económica
Elementos del contrato. Todo contrato está conformado por dos clases de elementos o requisitos esenciales, los cuales
son: 1) elementos esenciales a la existencia del contrato: consentimiento, objeto y causa, y; 2) elementos esenciales a la
validez del contrato: capacidad de las partes y consentimiento válido (exento de vicios), subdividido este a su vez en: error,
dolo y violencia.
Veámoslo en el siguiente esquema:
Requisitos de
Requisitos de validez
existencia
Arts. 1.143-1.154 CCV
Art. 1141 CCV
Objeto Error
Arts. 1.155-1.156 CCV Arts. 1.147-1.149 CCV
Causa Dolo
Arts. 1.157-1.158 CCV Art. 1.154 CCV
Violencia
Arts. 1.150-1.152 CCV
Requisitos de existencia. El Dr. Eloy Maduro Luyando define a los requisitos existenciales del contrato como aquellos
indispensables a la propia figura del contrato, de modo que la falta de alguno de ellos impide la formación del
contrato, lo hace inexistente.
Estos requisitos son tres: 1) consentimiento; 2) objeto, y; 3) causa. Así lo dispone el art. 1.141 CCV:
Artículo 1.141. Las condiciones requeridas para la existencia del contrato son:
1°- Consentimiento de las partes;
2°- Objeto que pueda ser materia de contrato; y
3°- Causa lícita.
Son, pues, requisitos necesarios para que se verifique el contrato y este cobre existencia jurídica, por lo que, el
efecto principal del incumplimiento de cualquiera de ellos, es la inexistencia del contrato en la vida jurídica; no nace
para el derecho –de iure-, aunque de hecho si lo haga –de facto-.
Esto quiere decir que, por ejemplo, dos personas pueden, perfectamente, acordar la venta de sustancias estupefacientes o
psicotrópicas, celebrarse el negocio, y satisfacer cada uno sus intereses, pero este contrato estará viciado de nulidad
3
Desde su celebración.
4
Las drogas son cosas de tráfico prohibido.
5
El tráfico de drogas es un delito penalizado en la Ley Orgánica de Drogas (art. 149).
6
En fecha posterior al nacimiento jurídico del contrato, ya que este no es nulo desde el inicio, contrario a lo que sucede con el
incumplimiento de algún requisito de existencia.
15 / Abg. Jesús Stewart P.
Se dice que es una medida, precisamente, porque una persona puede tener plena o poca capacidad. El menor emancipado,
por ejemplo, tiene mayor capacidad que el menor no emancipado.
Ahora bien, ¿cuándo una persona es incapaz? A este respecto, debemos tener claro que la capacidad es de naturaleza sui
generis. Así lo consagra el artículo 1.143 eiusdem:
Artículo 1.143. Pueden contratar todas las personas que no estuvieren declaradas incapaces por la Ley.
En consecuencia, son incapaces de contratar, de acuerdo con el artículo 1.144 eiusdem:
Artículo 1.144. [...] los menores, los entredichos, los inhabilitados y cualquiera otra persona a quien la Ley le niega la
facultad de celebrar determinados contratos.
Así, por ejemplo, un menor de edad no puede contratar válidamente y, en caso de que lo haga, este contrato adolecerá de
nulidad relativa, pudiendo ser anulado.
Por otra parte, es necesario aclarar que la capacidad que a nosotros nos interesa es la capacidad contractual o negocial,
que es, en suma, a la que se refiere nuestro Código Civil al establecer la capacidad de las partes contratantes como requisito
para la validez de los contratos. En este sentido, la ausencia de la misma produce la invalidez del contrato, es decir,
que si bien este existe, puede ser anulado a petición de la parte en cuyo favor se ha instaurado la anulabilidad, consecuencia
directa esta de los efectos del incumplimiento de los requisitos de validez de los contratos que señalamos en un principio.
Caracteres de la capacidad contractual. Podemos destacar cuatro características fundamentales de la capacidad
contractual de acuerdo con nuestra legislación, estas son:
1. La capacidad es la regla y la incapacidad es la excepción. Este es un principio universal de derecho que no
quiere significar más que, en principio, toda persona se considera capaz, no siéndolo aquellas señaladas expresamente por
el legislador. En consecuencia:
a. La incapacidad debe ser determinada expresamente por la Ley.
b. Las normas legales que establecen la incapacidad contractual son de interpretación restrictiva, por lo que no puede
extenderse a otras personas no señaladas taxativamente por analogía.
c. La carga de la prueba de la incapacidad compete a quien la alega, sea incapacidad propia o ajena.
2. Las normas en materia de incapacidad son de orden público, por lo tanto, no pueden ser alteradas,
relajadas ni modificadas por convenios particulares, aunque la persona incapaz preste su consentimiento. Esto
quiere decir que, por ejemplo, el contrato celebrado entre un menor de edad y una persona capaz acordando el primero
no alegar su incapacidad, es de igual forma susceptible de ser anulado.
3. Las normas sobre incapacidad son dictadas por el legislador en beneficio y protección de los propios
incapaces. Consecuentemente, sólo el mismo incapaz puede alegar la incapacidad y solicitar la nulidad del contrato, por
medio de su representante legal, y no la otra parte contratante capaz. Así lo consagra expresamente el primer aparte
artículo 1.145 CCV:
Artículo 1.145. La persona capaz de obligarse no puede oponer la incapacidad del menor, del entredicho, ni del
inhabilitado con quien ha contratado. [...]
Salvo la excepción de que la incapacidad resultare de una interdicción por condena penal, caso en el cual puede ser opuesta
por todo el mundo, de acuerdo con el segundo aparte del mismo artículo:
Artículo 1.145 [...] La incapacidad que se deriva de la interdicción por causa de condenación penal, puede oponerse
por todos aquellos a quienes interese.
4. La incapacidad contractual produce la anulabilidad del contrato. Este es el efecto directo de los contratos
viciados de nulidad relativa por la ausencia de algún requisito de validez. Conviene señalar además, que, la acción de
nulidad para hacer valer la incapacidad y evitar que el contrato siga surtiendo efectos jurídicos, debe ser interpuesta
dentro de los cinco año (5) contados a partir del día en que la violencia ha cesado, en caso de violencia; del día en que ha
7
Repetir en esta materia es sinónimo de recibir. Quiere decir que la parte que haya cumplido con su prestación en virtud del cumplimiento
de un contrato que haya quedado anulado posteriormente, tiene derecho a que la otra parte en cuyo provecho realizó la prestación le
reintegre lo pagado o el equivalente al valor de la prestación, según el caso y tipo de prestación.
17 / Abg. Jesús Stewart P.
Comparación entre los requisitos existenciales y los requisitos de validez. Enseña el Dr. Maduro Luyando, que el
contrato que deja de reunir alguna condición o elemento de validez, existe, pero puede ser declarado nulo. El contrato que
deja de reunir alguna condición o elemento esencial a la existencia, no tiene existencia jurídica, es inexistente, y por lo
tanto no produce efecto alguno.
En relación a lo anterior, podemos formular dos preguntas íntimamente relacionadas entre sí: ¿el contrato inexistente es
inválido? o, ¿el contrato inválido es inexistente? Lo cual se responde en base a la argumentación del Dr. Luyando:
El contrato que nunca ha cobrado existencia jurídica por el incumplimiento de cualquiera de los requisitos existenciales
no puede ser inválido, pues algo que no existe no puede declararse inválido, por lo tanto, nunca se pudo haber solicitado
la acción de nulidad porque este ya es por sí mismo –per se– nulo desde el inicio –ab initio– o, dicho de otro modo, si el
contrato ha sido invalidado por incumplimiento de los requisitos de validez del mismo, quiere decir que se ha
interpuesto la acción de nulidad y se ha ejecutoriado, por lo que, necesariamente, tuvo que haber existido
jurídicamente, porque un contrato inexistente jamás puede ser declarado invalido.
Ejemplo práctico de los elementos de un contrato
Yo, JESÚS A. STEWART P., venezolano, mayor de edad y civilmente hábil [CAPACIDAD], soltero, titular
de la Cédula de Identidad No. xxxx, RIF No. xxxx, de este domicilio, por medio del presente documento,
declaro: que doy en venta pura y simple, perfecta e irrevocable [CONSENTIMIENTO], al ciudadano xxxx,
venezolano, mayor de edad [CAPACIDAD], titular de la Cédula de Identidad No. xxxx, RIF No. xxxx,
domiciliado en la ciudad de Caracas, Distrito Capital, y aquí de tránsito, un vehículo usado de mi legítima
propiedad, el cual es de las características siguientes: xxxx xxxx [CAUSA Y OBJETO]8. El vehículo aquí
vendido me pertenece conforme se evidencia en Certificado de Registro de Vehículos No. xxxx, de fecha
xxxx, expedido por el Ministerio de Transporte y Tránsito Terrestre. El precio de esta venta es la
cantidad de QUINCE MILLONES DE BOLÍVARES (BS. 15.000.000), que he recibido del comprador en
cheque de gerencia No. xxxx, del banco xxxx, girado contra la cuenta corriente No. xxxx, a mi entera
y cabal satisfacción [CAUSA Y OBJETO]. Con el otorgamiento del presente documento hago al comprador
la tradición legal y entrega de la cosa vendida [OBJETO], obligándome al saneamiento de Ley. Y yo, xxxx
xxxx, en mi carácter de comprador, declaro que acepto la venta que se me hace en los términos
expuestos [CONSENTIMIENTO] mediante el presente documento. En Barcelona, a la fecha de su
presentación.
Clasificación legal de los contratos
Contratos unilaterales y contratos bilaterales
Los contratos unilaterales son aquellos en los cuales surgen obligaciones para una sola de las partes contratantes. En
consecuencia, una sola de las partes es deudora y la otra parte es acreedora. Ejemplo de esta clase de contratos son el
mutuo y la donación. Se encuentran estipulados en nuestro Código Civil en el artículo 1.134, que dispone:
Artículo 1.134. El contrato es unilateral, cuando una sola de las partes se obliga; [...]
El contrato es bilateral, en cambio, cuando surgen obligaciones para ambas partes contratantes. Cada una de las partes
está obligada frente a la otra. Son recíprocamente deudoras y acreedoras. Ejemplos son el clásico compra-venta y el
arrendamiento. Están establecidos en el mismo artículo 1.134 eiusdem, en los siguientes términos:
Artículo 1.134. [...] y bilateral, cuando se obligan recíprocamente.
8
En este contrato, la causa –recibir el bien (comprador) y recibir el dinero (vendedor)– va de la mano con el objeto: pagar el precio del
vehículo, por parte del comprador, y transmitir el derecho de propiedad y entregar el vehículo, por parte del vendedor, toda vez que
lo que motiva a las partes a consentir es el provecho de las mismas prestaciones (el vendedor obtener el precio y el comprador
recibir el vehículo), las cuales recaen sobre el vehículo (objeto existente, lícito, posible, determinado y de valor económico).
18 / Abg. Jesús Stewart P.
Contratos gratuitos y contratos onerosos
Los contratos gratuitos son aquellos que, como su nombre lo indica, una de las partes contratantes se propone a
proporcionar a la otra una ventaja sin equivalente ni remuneración alguna. Tal es el caso de la donación. Están previstos
en el artículo 1.135 eiusdem, que pauta:
Artículo 1.135. [...] es a título gratuito o de beneficencia cuando una de las partes trata de procurar una ventaja a
la otra sin equivalente.
Por su parte, los contratos onerosos son aquellos en que cada una de las partes procura recibir una contraprestación
equivalente. Se encuentran establecidos en el referido artículo 1.135 eiusdem, que taxa:
Artículo 1.135. El contrato es a título oneroso cuando cada una de las partes trata de procurarse una ventaja
mediante un equivalente [...]
Contratos aleatorios y contratos conmutativos
Los contratos aleatorios son aquellos que dependen de la ocurrencia de un determinado hecho para la ejecución de la
contraprestación, variando en su extensión si se produce o deja de producirse. Ejemplo de ello es el contrato de seguro,
donde la persona asegurada recibirá el pago de la aseguradora sólo si se produce la pérdida o deterioro de la cosa. Está
estipulado en el artículo 1.136 eiusdem, de la siguiente manera:
Artículo 1.136. El contrato es aleatorio, cuando para ambos contratantes o para uno de ellos, la ventaja depende
de un hecho casual.
Los contratos conmutativos, en sentido contrario, son aquellos en que la determinación y extensión de las prestaciones
es fijada por las partes en el momento de la celebración del contrato, conociendo cada una de ellas la extensión de las
prestaciones. Ejemplo: venta y arrendamiento.
TEMA N° 6: EL CONSENTIMIENTO
Concepto. De acuerdo con el Dr. Maduro Luyando, el consentimiento es una manifestación de voluntad deliberada,
consciente y libre, que expresa el acuerdo de un sujeto de derecho respecto de un acto externo propio o ajeno.
En palabras de la Dra. Jacqueline Barrios, se trata de la manifestación de voluntad hecha de manera libre, deliberada,
espontánea y exenta de vicios que hacen los sujetos intervinientes en la relación obligatoria respecto de un acto externo
propio o no del sujeto.
20 / Abg. Jesús Stewart P.
El consentimiento se encuentra establecido en el artículo 1.141 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus
siglas), que indica:
Artículo 1.141. Las condiciones requeridas para la existencia del contrato son:
1°- Consentimiento de las partes [...]
Requisitos del consentimiento técnico contractual9. Para que se configure el consentimiento es necesario el
cumplimiento de tres condiciones o requisitos, a saber:
1. Es necesaria la existencia y emisión de, por lo menos, dos manifestaciones de voluntad de las partes contratantes.
2. Cada manifestación de voluntad debe ser comunicada a la otra parte para que esta tenga conocimiento de la misma.
3. Las diversas manifestaciones de voluntad deben complementarse recíprocamente, sin necesidad de ser idénticas.
Por ejemplo: en un contrato de compra-venta, la manifestación de voluntad del comprador es el pago del precio
de la cosa, mientras que la del vendedor es la entrega de la cosa. Como se observa, no son idénticas, pero coexisten
y se complementan entre sí para perfeccionar el contrato.
La declaración de voluntad en el consentimiento. En materia contractual, como ya sabemos, es necesario que las partes
contratantes manifiesten sus voluntades de obligarse recíprocamente. Esta voluntad supone una aceptación de lo
acordado, pero puede suceder que lo declarado no coincida con la voluntad interna. Esto es lo que se conoce como voluntad
real y voluntad declarada.
La voluntad real, también llamada voluntad interna, es un activo volitivo de naturaleza psicológica que está integrado por
lo realmente querido o deseado por el sujeto al contratar, y se da a conocer declarándola.
La voluntad declarada, es aquella que el sujeto contratante manifiesta y comunica a la otra parte. Ejecuta actos mediante
los cuales se informa o comunica a la otra parte el contenido de la voluntad real o interna, los cuales pueden ser actos
expresos, al manifestar expresamente mediante en lenguaje escrito o el lenguaje no verbal, o cualquier medio técnico
idóneo sea electrónico, telefónico, etc., así como actos tácitos, que consisten en todos aquellos que implícitamente suponen
la voluntad del sujeto. En síntesis, la voluntad declarada es el medio para comunicar la voluntad interna.
Visto de este modo, lo normal es que la voluntad declarada coincida con la voluntad real (una persona quiere contraer
matrimonio y se casa), pero puede existir, como se dijo, que ambas voluntades no coincidan, caso en el cual se dice que
existe divergencia de voluntades. Esto ocurre, por ejemplo, cuando una persona es coaccionada por medio de violencia
para contraer una determinada obligación.
En nuestra legislación, se toman en cuenta ambas voluntades, dependiendo del caso. Por ejemplo, el artículo 1.160 CCV da
primacía a la voluntad declarada, al señalar que:
Artículo 1.160. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en
ellos, sino a todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.
(Resaltado propio)
Empero, existen situaciones en que se aprecia la voluntad real sobre la declarada. Tal es el caso del requisito de tener la
intención de tener la cosa con ánimo de dueño para que opere la posesión legítima, establecido en el artículo 772 eiusdem,
que reza:
Artículo 772. La posesión es legítima cuando es continua, no interrumpida, pacífica, pública, no equívoca y con
intención de tener la cosa como suya propia. (Resaltado propio)
9
Se habla de “consentimiento técnico contractual” en referencia a la concepción doctrinaria del consentimiento técnico según la cual el
consentimiento está integrado por lo menos por dos voluntades que libremente emitidas y comunicadas entre las partes de un contrato,
se complementan recíprocamente, que es la tesis que acoge nuestra legislación venezolana, en contraposición a la concepción restringida
del consentimiento, la cual sostiene la necesidad de una sola manifestación de voluntad para que se configure el consentimiento.
21 / Abg. Jesús Stewart P.
En conclusión, en caso de divergencia de voluntades, se deberá atender a la naturaleza del acto jurídico para determinar
cuál voluntad priva sobre la otra.
La oferta. En nuestra legislación se admite una fuente generadora de obligaciones derivada del contrato: la oferta. Esta
se puede definir como una propuesta unilateral mediante la cual una persona le comunica a otra su deseo de
celebrar un contrato con ella. Esta puede ser de tres clases: oferta de cumplimiento normal, oferta con ejecución
previa y oferta pública de recompensa, las cuales tienen supuestos de hecho y consecuencias jurídicas distintas.
Los sujetos de la relación obligatoria son: el autor de la oferta, quien es el sujeto pasivo, llamado oferente, y; el
destinatario de la oferta, llamado oferido, quien es el sujeto activo. Una vez que el oferido acepta la oferta, pasa a
denominarse oblado.
La oferta de cumplimiento normal se encuentra regulada en el artículo 1.137 CCV, el cual establece:
Artículo 1.137. El contrato se forma tan pronto como el autor de la oferta tiene conocimiento de la aceptación
de la otra parte.
La aceptación debe ser recibida por el autor de la oferta en el plazo fijado por esta o en el plazo normal exigido
por la naturaleza del negocio.
El autor de la oferta puede tener por válida la aceptación tardía y considerar el contrato como perfecto siempre
que él lo haga saber inmediatamente a la otra parte.
El autor de la oferta puede revocarla mientras la aceptación no haya llegado a su conocimiento. La aceptación
puede ser revocada entre tanto que ella no haya llegado a conocimiento del autor de la oferta.
Si el autor de la oferta se ha obligado a mantenerla durante cierto plazo, o si esta obligación resulta de la
naturaleza del negocio, la revocación antes de la expiración del plazo no es obstáculo para la formación
del contrato.
La oferta, la aceptación o la revocación por una cualquiera de las partes, se presumen conocidas desde el
instante en que ellas llegan a la dirección del destinatario, a menos que este pruebe haber hallado, sin su culpa,
en la imposibilidad de conocerla.
Una aceptación que modifica la oferta, tendrá únicamente el valor de una nueva oferta. (Negrillas propias)
De la disposición transcrita podemos hacer las siguientes connotaciones jurídicas:
1. La oferta se perfecciona cuando el oferente tiene conocimiento de la aceptación por la comunicación remitida
a este por parte del oferido.
2. La aceptación debe expedirse y ser comunicada al oferente, en principio, dentro del plazo que este haya fijado
o en su defecto, dentro del plazo normal propio de la naturaleza del negocio.
3. Puede considerarse válida la aceptación fuera del plazo y perfeccionarse el contrato siempre que el oferente lo
acepte y lo comunique al oblado.
4. La oferta puede revocarse mientras el destinatario no haya recibido la aceptación y tenido conocimiento de
la misma.
5. La aceptación del oblado también puede ser revocada mientras esta no haya llegado a conocimiento del
oferente.
6. La revocación de la oferta no surte efectos si el oferente se ha comprometido a mantenerla durante un plazo
determinado o si así resulta de la naturaleza del negocio.
7. La oferta, la aceptación o la revocación de estas por cualquiera de las partes, se presumen -iuris tantum- conocidas
desde el momento en que llegan a la dirección del destinatario. Como se trata de presunción iuris tantum, vale
decir, que admite prueba en contrario, no se considerará conocida desde ese momento si el destinatario prueba
que estaba imposibilitado de conocerla por causas ajenas a su voluntad.
8. La aceptación de la modificación de una oferta se tomará como una nueva oferta.
La oferta con ejecución previa, por su parte, consiste en solicitar previamente una determinada prestación al oferido
para la celebración del contrato. Así lo estipula el artículo 1.138 eiusdem:
Sistemas
Sistema de Sistema de
coexistencia de concurrencia de
voluntades voluntades
Aceptación Recepción
Emisión Conocimiento
Sistema acogido por nuestra legislación. Nuestra legislación acoge, en principio, el sistema de concurrencia de
voluntades. En efecto, el Código Civil establece, de acuerdo a su artículo 1.137, que “el contrato se forma tan pronto como
el autor de la oferta tiene conocimiento de la aceptación de la otra parte”. Es necesario entonces que ocurran los cuatro
momentos, de lo contrario, no se perfeccionará el contrato.
Excepcionalmente, se da primacía al sistema de coexistencia de voluntades en la oferta con ejecución previa y la oferta
pública de recompensa, toda vez que el contrato “se forma en el momento y en el lugar en que la ejecución se ha
comenzado” (artículo 1.138 CC). La sola aceptación que implica la ejecución de la prestación perfecciona el contrato.
En síntesis, el Derecho Venezolano acoge tanto el sistema de coexistencia de voluntades como el sistema de concurrencia
de voluntades, dependiendo del tipo de oferta de que se trate.
Ejemplo práctico del perfeccionamiento del contrato entre ausentes
Supongamos que Pedro Pérez, domiciliado en Barcelona, desea realizar una compra virtual de unos zapatos deportivos
por el sitio web Mercado Libre. Efectivamente, accesa al sitio, busca las ofertas disponibles, y escoge una: unos zapatos
deportivos Nike de un costo de 30.000 Bs, cuyo vendedor es José Rodríguez, domiciliado en Caracas. En el instante en que
Pedro pulsa el botón “comprar” se produce la aceptación de la oferta de José de su parte. Inmediatamente recibirá los
datos para comunicarse con el vendedor; Pedro remite a este su deseo de comprar los zapatos comunicándose con el vía
telefónica. En este momento se produce la emisión; José exige para el envío de los zapatos el previo pago mediante
depósito bancario, transferencia o Mercado Pago, se trata entonces de una oferta con ejecución previa. Pedro
efectivamente paga mediante transferencia bancaria, ejecutando la prestación previa exigida por el vendedor. [...] Hasta
este momento, siguiendo el sistema de coexistencia de voluntades, ya se ha perfeccionado el contrato.
a. Dolo causante. También llamado dolo principal o esencial, es aquel que ha sido determinante del consentimiento
del otro contratante. Son aquellas maquinaciones o actuaciones que con toda certeza han determinado la voluntad
de contratar de la otra parte, porque de no haberse puesto en práctica, aquella parte no hubiese celebrado el
contrato.
b. Dolo incidental. Es aquel que no es causa eficiente de la voluntad de contratar, pues recae sobre aspectos
secundarios del contrato o sobre cláusulas accesorias o modalidades del mismo, de modo que aun no habiéndose
puesto en práctica, en todo caso el otro contratante hubiese celebrado el contrato. Este es el error que adopta
nuestro Código Civil en su artículo 1.154.
Requisitos del dolo. El dolo exige los siguientes requisitos para que se verifique:
1. Una conducta intencional, sean actuaciones positivas del agente (maquinaciones, fraudes), o actuaciones
negativas (guardar silencio).
2. El dolo debe ser causante, es decir, debe ser determinante en la voluntad de contratar de la otra parte, de
modo que de haber conocido por esta o de no haberse desarrollado, el otro contratante no hubiese celebrado
el contrato.
3. Debe emanar de la otra parte contratante o de un tercero con su consentimiento.
Efectos del dolo. Sus efectos fundamentales son:
1. Produce la anulabilidad del contrato, lo hace anulable a instancia de la víctima del dolo.
2. Compromete la responsabilidad civil de su autor, pudiendo ejercer la víctima del dolo la acción de
responsabilidad civil contractual o extracontractual para obligarlo a la reparación de los daños y perjuicios
causados.
Diferencias entre el dolo y el error
1. El dolor implica un error provocado en la parte que es víctima del mismo, en cambio, el error es espontáneo,
no es producido por la conducta del otro contratante, sino que atiende a factores internos del mismo sujeto que
incurre en error.
2. El autor del dolo debe indemnizar a la víctima del mismo por daños y perjuicios causados, pudiendo incurrir
en responsabilidad civil delictual, mientras que en el error la persona que en el incurre es la que debe
indemnizar a la otra parte.
3. El dolo es más fácil es más fácil de probar que el error, en tanto que este último atiende a motivaciones
psicológicas, y no a conductas externas de un tercero como sucede en el dolo.
La violencia. Se entiende por violencia como vicio del consentimiento toda coacción de tipo física o psicológica
destinada a obtener el consentimiento de un sujeto de derecho a fin de que celebre un determinado contrato.
Está establecida en el artículo 1.146 en comento, que indica:
Artículo 1.146. Aquel cuyo consentimiento haya sido [...] arrancado por violencia [...] puede pedir la nulidad del
contrato.
El efecto, por otra parte, se encuentra previsto en el artículo 1.150 CCV, que reza:
Artículo 1.150. La violencia empleada contra el que ha contraído la obligación es causa de anulabilidad, aun
cuando haya sido ejercida por una persona distinta de aquella en cuyo provecho se ha celebrado la convención.
Clases de violencia
28 / Abg. Jesús Stewart P.
Violencia física. Consiste en una coacción de tipo física y corporal ejercida sobre la víctima con el fin de que preste su
consentimiento para la realización de un determinado contrato. Ejemplo: amenazar a una persona con un arma para que
firme un determinado contrato.
Violencia psicológica o moral. Implica una coacción psicológica sobre una persona sin ejercer violencia física a objeto de
que esta celebre un determinado contrato. Ejemplo: amenazar a una persona con agredir a uno de sus familiares si no
celebra un determinado contrato.
Requisitos de la violencia. Deben cumplirse las siguientes condiciones para que se verifique la violencia:
1. La violencia debe ser determinante, en el sentido que debe ser capaz de inspirar un temor verdadero sobre una
persona sensata o dirigida contra sus familiares que exponga de un mal notable sus bienes o su propia persona
(artículo 1.151 eiusdem); y
2. La violencia debe ser injusta, vale decir, debe transgredir el ordenamiento jurídico positivo.
Efectos de la violencia
1. Produce la anulabilidad del contrato a petición de la víctima de la misma; y
2. La parte víctima puede pedir a la otra la indemnización por daños y perjuicios derivados de la celebración del
contrato nulo, o del hecho ilícito configurado por la violencia.
Diferencias entre la violencia y el dolo
1. En el dolo se otorga un consentimiento viciado en menor medida que la violencia, por maquinaciones de la
otra parte para hacerle incurrir en error, mientras que en la violencia no existe el menor acto voluntario, no existe
consentimiento alguno cuando es arrancado por violencia.
2. Para que el dolo proveniente de un tercero produzca la anulabilidad del contrato es necesario que se hubiere
efectuado con el conocimiento de la otra parte contratante. En cambio, la violencia derivada de un tercero
produce la anulabilidad del contrato independientemente de que la otra parte contratante no tenga
conocimiento de dicha violencia.
TEMA N° 9: EL OBJETO
Concepto. El objeto de un contrato es el contenido de la obligación, es decir, es la prestación, la conducta o la
actividad que el deudor se compromete a realizar en beneficio del acreedor. Se encuentra establecido en el artículo
1.151 del Código Civil como uno de los elementos existenciales del contrato:
Artículo 1.141. Las condiciones requeridas para la existencia del contrato son:
1°- Consentimiento de las partes;
2°- Objeto que pueda ser materia de contrato; y
3°- Causa lícita.
Al ser el objeto la prestación misma del contrato, no cabe duda que, para saber cuál es el objeto en cualquier clase de
contrato, es necesario observar las obligaciones de las partes.
Así, en un contrato de compra-venta, por ejemplo, existen dos objetos, porque existen dos prestaciones: el pago del precio
de la cosa, por parte del comprador, y la transmisión del derecho de propiedad y entrega de la cosa, por parte del vendedor.
Recordemos que la compra-venta es un contrato bilateral, donde ambas partes son deudoras y acreedoras.
El objeto es en este caso la transmisión del derecho de propiedad y la entrega de la cosa a título gratuito al donatario.
Suele confundirse objeto de los contratos con cosa de los contratos. Se trata de dos elementos distintos. La cosa es donde
recae el objeto y, por tanto, si la cosa es ilícita, por ejemplo, el objeto también lo será; el objeto es un contrato de compra-
venta de un inmueble no es el inmueble, sino el pago de su precio (comprador) y la transmisión del derecho de propiedad
y entrega de la cosa (vendedor), el inmueble es donde recae la prestación, la conducta mediante la cual las partes satisfacen
intereses económicos, y esta conducta es el objeto.
Requisitos del objeto. El artículo 1.155 del Código Civil establece:
Artículo 1.155. El objeto del contrato debe ser posible, lícito, determinado o determinable.
De la disposición transcrita, se concluye que el objeto debe reunir los siguientes requisitos:
1. Debe existir, es decir, debe ser una cosa que exista y reporte un provecho económico. Pueden serlo cosas
corporales o incorporales, e incluso cosas futuras siempre que sean determinables, como por ejemplo una cosecha
futura;
2. Debe ser posible, en el sentido que debe ser susceptible de obtenerse en la realidad. Sería imposible, por ejemplo,
comprometerse a vender una estrella. La imposibilidad también puede ser jurídica, en el caso de que la cosa este
fuera del comercio, como por ejemplo, los bienes del dominio público, siendo imposible obligarse a vender una
calle.
3. Debe ser lícito, autorizado por el ordenamiento jurídico positivo, no contrario a la ley, al orden público o a las
buenas costumbres;
4. Debe ser determinado o determinable, dotado de características que lo especifiquen y determinen, o
susceptible de ser determinado;
5. Debe representar un interés económico para el acreedor.
Estipulaciones nulas por objeto ilícito. Reza el artículo 1.156 del Código Civil lo siguiente:
Artículo 1.156. Las cosas futuras pueden ser objeto de los contratos, salvo disposición especial en contrario.
Sin embargo, no se puede renunciar a una sucesión aún no abierta, ni celebrar ninguna estipulación sobre esta
sucesión, ni aun con el consentimiento de aquél de cuya sucesión se trate.
Esto es consecuencia del principio de que las normas relativas al orden público o las buenas costumbres no pueden
ser relajadas ni modificadas por convenios particulares (artículo 6 Código Civil). Así, por ejemplo, una persona no
puede enajenar válidamente un bien del patrimonio del de cujus cuando aún no se ha aperturado la sucesión ni adquirido
la herencia, ni renunciar a una herencia no abierta, etc. Esto es lo que se conoce como pactos sobre sucesión futura y
están prohibidos por el ordenamiento jurídico toda vez que violentan las normas en materia sucesoral, que son de orden
público.
Clasificación del objeto
Prestaciones de dar, hacer y no hacer
30 / Abg. Jesús Stewart P.
Las prestaciones de dar son aquellas que consisten en la transmisión del derecho de propiedad u otro derecho real en
beneficio de otra persona.
Las prestaciones de hacer son todas aquellas conductas que implican una prestación distinta a la transmisión de un
derecho real.
Las prestaciones de no hacer son aquellas que suponen una abstención por parte del deudor con respecto a realizar una
determinada conducta en beneficio del acreedor.
Prestaciones de medio y prestaciones de resultado
Las prestaciones de medio son aquellas en las que el deudor no garantiza el resultado y realiza una prestación genérica.
Las prestaciones de resultado están caracterizadas por la garantía del deudor del resultado y la realización de una
prestación específica y determinada.
Prestaciones positivas y prestaciones negativas
Las prestaciones positivas son aquellas que implican conductas positivas, es decir, las prestaciones de dar y hacer.
Las prestaciones negativas son las que consisten en una conducta negativa por parte del deudor, y están constituidas
por las prestaciones de no hacer.
La disposición en comento exige que para que pueda darse por terminado en virtud de la voluntad de las partes, es
necesario que concurran las voluntades de las partes. Este acto de mutuo consentimiento por el cual las partes
disuelven un contrato se denomina revocatoria del contrato y, en principio, es necesario para terminar
voluntariamente un contrato. Empero, en determinadas clases de contrato no es suficiente con el mutuo
consentimiento, sino que es necesario el cumplimiento de determinadas formalidades establecidas en protección de
las mismas partes o de terceros, como ocurre en el contrato de compra-venta de un inmueble, que requiere la
inscripción registral.
En cuanto a la consecuencia jurídica de la revocatoria, esta produce efectos solo entre las partes contratantes, salvo
los derechos adquiridos por terceros de buena fe.
También debe señalarse que ciertos contratos pueden revocarse por voluntad unilateral de una sola de las
partes. Por ejemplo, el contrato de mandato, que puede terminar por la renuncia del mandatario.
Fuerza obligatoria del contrato. El contrato, una vez perfeccionado, es de obligatorio cumplimiento para las
partes. Así lo dispone el artículo 1.159 CCV:
Artículo 1.159. Los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes [...]
Se dice que el contrato tiene fuerza de ley entre las partes, lo cual significa que, en caso de incumplimiento, el
acreedor puede obligar al deudor al cumplimiento forzoso de la obligación contractual acudiendo a los órganos
jurisdiccionales competentes, debido al carácter coactivo propio de las obligaciones jurídicas.
Los contratantes están obligados a cumplir el contrato del mismo modo que están obligados a cumplir la ley, tal cual
han sido contraídas las obligaciones. En efecto, el artículo 1.264 eiusdem pauta:
Ahora bien, el cumplimiento de los contratos puede darse a través de dos medios: cláusulas expresas y cláusulas
tácitas. Las cláusulas expresas son aquellas estipulaciones contempladas en el texto del contrato de manera clara y
explícita por sí mismas y cuya interpretación no se presta a duda alguna. Las cláusulas tácitas son las estipulaciones
que se suponen parte del contrato, pero que no fueron expresadas formalmente, o son susceptibles de interpretación
por prestarse a dudas su contenido y alcance. En el cumplimiento de las cláusulas expresas, rige la regla precitada en
el artículo 1.264 eiusdem.
Además, las partes deben ser diligentes en el cumplimiento de las cláusulas del contrato, conforme lo dispone
el artículo 1.270 eiusdem:
Artículo 1.270. La diligencia que debe ponerse en el cumplimiento de la obligación, sea que esta tenga por objeto la utilidad
de una de las partes o la de ambas, será siempre la de un buen padre de familia [...]
De importancia resulta también el principio de la buena fe en la ejecución de los contratos, el cual se encuentra
consagrado en el artículo 1.160 eiusdem, que preceptúa:
Artículo 1.160. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a
todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.
De acuerdo con esta disposición, la buena fe constituye un modo general de cumplimiento, sean de cláusulas
expresas o tácitas. Además, también debe observarse por las partes la equidad, el uso y la ley en el
cumplimiento de los mismos. Son, en suma, principios generales del modo cumplimiento de los contratos, que
tienen fuerza de ley entre las partes, de obligatorio cumplimiento.
La interpretación del contrato por el juez. En primer lugar, es necesario hacer mención a la calificación del
contrato, la cual es de orden público. Corresponde en primer lugar al legislador, si expresamente así lo preceptúa,
y en segundo lugar al juez, conforme a las normas que el ordenamiento jurídico positivo contempla respecto a la
tipificación del contrato de que se trate.
La calificación del contrato depende de las características atribuidas por el legislador. En ciertos casos el legislador
establece la denominación de un contrato, no pudiendo el juez modificarla. Ejemplo de ello es el segundo aparte
del artículo 1.579 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas) que prevé: “se entenderá que son
ventas a plazo los arrendamientos de cosas muebles con la obligación de transmitir al arrendatario en cualquier
tiempo la propiedad de las cosas arrendadas”. Como se observa, el legislador ya ha calificado a priori el contrato.
La calificación de un contrato no corresponde a las partes sino al juez. En consecuencia, la calificación efectuada
por las partes no tiene validez alguna en cuanto a la naturaleza del contrato en sí mismo, pues tendrá la que el juez
le atribuya conforme a sus características particulares, designadas por el legislador.
En segundo y último lugar, la interpretación del contrato corresponde al juez, para lo cual ha de tomar en cuenta
determinados principios y normas establecidos en la legislación, la jurisprudencia y la doctrina, así como en base a
la buena fe, la equidad y el uso, de conformidad con el artículo 1.160 eiusdem.
La disposición en comento exige que para que pueda darse por terminado en virtud de la voluntad de las partes, es
necesario que concurran las voluntades de las partes. Este acto de mutuo consentimiento por el cual las partes
Se dice que el contrato tiene fuerza de ley entre las partes, lo cual significa que, en caso de incumplimiento, el
acreedor puede obligar al deudor al cumplimiento forzoso de la obligación contractual acudiendo a los órganos
jurisdiccionales competentes, debido al carácter coactivo propio de las obligaciones jurídicas.
Los contratantes están obligados a cumplir el contrato del mismo modo que están obligados a cumplir la ley, tal cual
han sido contraídas las obligaciones. En efecto, el artículo 1.264 eiusdem pauta:
Artículo 1.264. Las obligaciones deben cumplirse exactamente como han sido contraídas [...]
Ahora bien, el cumplimiento de los contratos puede darse a través de dos medios: cláusulas expresas y cláusulas
tácitas. Las cláusulas expresas son aquellas estipulaciones contempladas en el texto del contrato de manera clara y
explícita por sí mismas y cuya interpretación no se presta a duda alguna. Las cláusulas tácitas son las estipulaciones
que se suponen parte del contrato, pero que no fueron expresadas formalmente, o son susceptibles de interpretación
por prestarse a dudas su contenido y alcance. En el cumplimiento de las cláusulas expresas, rige la regla precitada en
el artículo 1.264 eiusdem.
Además, las partes deben ser diligentes en el cumplimiento de las cláusulas del contrato, conforme lo dispone
el artículo 1.270 eiusdem:
Artículo 1.270. La diligencia que debe ponerse en el cumplimiento de la obligación, sea que esta tenga por objeto la utilidad
de una de las partes o la de ambas, será siempre la de un buen padre de familia [...]
De importancia resulta también el principio de la buena fe en la ejecución de los contratos, el cual se encuentra
consagrado en el artículo 1.160 eiusdem, que preceptúa:
Artículo 1.160. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a
todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.
De acuerdo con esta disposición, la buena fe constituye un modo general de cumplimiento, sean de cláusulas
expresas o tácitas. Además, también debe observarse por las partes la equidad, el uso y la ley en el
cumplimiento de los mismos. Son, en suma, principios generales del modo cumplimiento de los contratos, que
tienen fuerza de ley entre las partes, de obligatorio cumplimiento.
La interpretación del contrato por el juez. En primer lugar, es necesario hacer mención a la calificación del
contrato, la cual es de orden público. Corresponde en primer lugar al legislador, si expresamente así lo preceptúa,
y en segundo lugar al juez, conforme a las normas que el ordenamiento jurídico positivo contempla respecto a la
tipificación del contrato de que se trate.