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UNIVERSIDAD SANTA MARÍA, NÚCLEO ORIENTE

FACULTAD DE DERECHO
V SEMESTRE
LECCIONES DE DERECHO DE OBLIGACIONES I
AUTOR: ABG. JESÚS STEWART P1
TEMA N° 1: LA OBLIGACIÓN
Importancia jurídica. Siguiendo al Dr. Maduro Luyando, de una manera general puede afirmarse, sin lugar a dudas, que
la obligación es la institución jurídica que tiene mayor vigencia y un mayor campo de aplicación, pues a través de ella los
hombres en sociedad satisfacen las más variadas necesidades de la vida ordinaria.
Lo anterior se constata al observar la conducta desplegada por cualquier miembro de la comunidad en un período
determinado: una persona realiza una serie de actos que involucran la existencia de obligaciones y que generan
obligaciones, aborda un vehículo que lo transporta, compra alimentos, adquiere un inmueble, educa a sus hijos en una
escuela privada, arrienda una casa, toma un seguro de vida, causa daños a otra persona, paga por error más de lo que se
debe, contrata los servicios de un abogado, acude a la consulta de un médico, etc.; tales actos no son más que hechos o
circunstancias que engendran obligaciones.
Concepto de obligación. El término obligación proviene del derecho romano expresado por el latín obligatio, que se
divide en ob (alrededor de) y ligatio (ligar, atar). En tal sentido, etimológicamente el vocablo significa atar alrededor de.
Desde entonces, la noción de obligación ha avanzado y cambiado a lo largo de la evolución del derecho, pero manteniendo
siempre un significado base de relación jurídica entre dos personas.
En este orden de ideas, nos acogemos al punto de vista del Dr. Maduro Luyando, el cual define a la obligación como
un vínculo jurídico en virtud del cual una persona, denominada deudor, se compromete frente a otra, denominada acreedor,
a ejecutar en su beneficio una determinada prestación de dar, hacer o no hacer, valorable en dinero; la cual, en caso de
no ser cumplida por el deudor, comprometería a este a responder con su patrimonio. Tomando como punto de partida
esta definición, expondremos ulteriormente los elementos característicos de la obligación.

Prestación

Acreedor Deudor
Vínculo
jurídico

Prestación

1Abogado, egresado de la USM. Asesor jurídico. Abogado Junior, Despacho de Abogados León Moya & Asociados. Autor de la
presente obra académica. Se prohíbe la reproducción total o parcial del contenido del presente material por cualquier medio. ©
2020 Jesús Stewart P todos los derechos reservados de conformidad con la Ley Sobre el Derecho de Autor.
Bibliografía consultada: Código Civil Venezolano, publicado en Gaceta Oficial No. 2.990 Extraordinaria del 26 de julio de 1982;
Eloy Maduro Luyando, Curso de Obligaciones Derecho Civil III, Fondo Editorial Luis Sanojo, Colección Grandes Juristas, Caracas,
1967; apuntes de clases de la Dra. Jacqueline Barrios.

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Es importante subrayar que no debe confundirse el término obligación con contrato. El contrato es un negocio
jurídico celebrado entre dos o más personas por medio del cual acuerdan satisfacer mutuamente intereses económicos,
del cual surgen obligaciones; la obligación es una relación jurídica entre dos personas que puede derivar no sólo de un
contrato, sino de diversas fuentes. Esto nos conlleva a concluir que el contrato presupone una obligación, pero no
viceversa. De igual forma, es importante acotar que, en los contratos sinalagmáticos o bilaterales como el contrato de
compra-venta, por ejemplo, las obligaciones son recíprocas, convirtiéndose ambas partes en acreedoras y deudoras.
Por lo demás, cabe mencionar que las obligaciones que nos compete estudiar de relevancia jurídica son las denominadas
obligaciones civiles o jurídicas, pues, las morales o naturales, no tienen carácter coercitivo ni coactivo y, por lo tanto,
tienen escasa importancia desde el punto de vista legal.
Caracteres de la obligación. Sobre la base del concepto de obligación mencionado supra, podemos precisar los siguientes
caracteres constitutivos de toda obligación:
1. Elementos constitutivos:
1.1. Elemento subjetivo: está conformado por los sujetos intervinientes en la relación obligatoria, y son:
1.1.1. Acreedor: constituye el sujeto activo y es la persona en cuyo beneficio se estable la prestación; y
1.1.2. Deudor: representa el sujeto pasivo y es la persona que se compromete a desarrollar la prestación en
beneficio del acreedor.
1.2. Elemento objetivo: es aquél compuesto por las diversas prestaciones, actividades o conductas que se
compromete a desarrollar el deudor en provecho del acreedor, y pueden ser de tres tipos:
1.2.1. Prestaciones de dar: son aquellas que consisten en la transmisión de la propiedad u otro derecho real en
beneficio de una persona;
1.2.2. Prestaciones de hacer: son aquellas que suponen desarrollar toda actividad distinta al dar, como por
ejemplo, comprometerse a construir una casa; o
1.2.3. Prestaciones de no hacer: son aquellas con conductas negativas que implican una abstención por parte del
deudor.
1.3. Elemento jurídico: es el vínculo jurídico que une a las personas de acreedor y deudor.
2. La valoración económica de la obligación: es el carácter pecuniario de la prestación, vale decir, la prestación debe
ser susceptible de ser valorada en términos económicos; y
3. La responsabilidad del deudor: es el compromiso del deudor de responder con su patrimonio personal en caso de
incumplimiento de la obligación.
Conviene mencionar que los caracteres enumerados son requisitos sine qua non de una obligación civil o jurídica. Toda
obligación está conformada, necesariamente, por dichos caracteres.
Diferencias entre derechos reales y derechos personales
En primer lugar, es necesario recordar qué se entiende por derecho real y derecho personal o derecho de crédito. En este
sentido, Roca Sastre, citado por Gert Kummerow, señala que el derecho real “es aquel derecho subjetivo que atribuye a su
titular un poder o señorío directo en inmediato sobre una cosa determinada, sin necesidad de intermediario alguno
personalmente obligado, y que impone asimismo a todo el mundo (erga omnes) un deber de respeto o exclusión y, a veces,
cuando se trata de derechos reales limitados, un hacer o un no hacer posiblemente conectado a un soportar”, o, en términos
simples, es el derecho que tiene una persona sobre una cosa determinada.
Mientras tanto, el derecho personal, expresa Maduro Luyando, es una relación jurídica en virtud de la cual una persona
denominada deudor se compromete frente a otra denominada acreedor a realizar en su beneficio una determinada
actividad o conducta.
Precisado esto, a continuación se presenta, a título ilustrativo, un análisis comparativo entre derechos reales y derechos
personales, que desarrollaremos consecuentemente.

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Derechos Reales Derechos Personales
Relación Persona-cosa Persona-persona
Objeto Cosa Prestación

Efectos Oponible frente a todo el Oponible sólo entre los sujetos


mundo de la relación
Exigibilidad Exigible a cualquier Exigible sólo al deudor
detentador
Preferencia El titular tiene preferencia con El titular se encuentra en
respecto a los demás titulares condiciones de igual respecto
de los demás
Duración Perpetuo Al cumplirse con la obligación

Prescripción No prescribe por el no uso, Diez años


salvo ciertas excepciones
De las ideas anteriormente expuestas, se concluye que:
1. Los derechos reales son relaciones jurídicas directas entre una persona y una cosa; mientras que los derechos
personales son relaciones jurídicas entre persona y persona.
2. El objeto del derecho real es una cosa; en cambio, el objeto en un derecho personal es una prestación.
3. El titular de un derecho real está amparado y protegido en el ejercicio de su derecho imponiendo a la colectividad un
deber de respeto, es decir, el derecho real es oponible frente a todo el mundo (erga omnes); al contrario, el derecho
personal es oponible sólo frente a la persona del deudor.
4. El derecho real otorga a su titular el derecho de persecución sobre la cosa en manos de cualquier detentador; en
sentido opuesto, el acreedor sólo puede exigir el cumplimiento a su deudor.
5. El derecho real concede al titular el derecho de preferencia, que permite al titular excluir a todos aquellos sujetos
que no tengan más que un derecho de crédito, o un derecho real posterior en fecha, o un derecho real calificado en una
categoría inferior; el titular de un derecho de crédito, por su parte, no tiene preferencia con respecto a los demás
acreedores, y sólo puede cobrarse del patrimonio del deudor, que es prenda común de sus acreedores, de conformidad
con el artículo 1.864 del Código Civil.
6. El derecho real es perpetuo, en el sentido que al ejercitarse no se extingue, sino que se reafirma, consolida, y fortalece;
el derecho personal, contrariamente, se extingue al ejercitarse o, en otras palabras, al cumplir con la obligación
mediante la realización de la prestación a que estaba comprometido el deudor en beneficio del acreedor.
7. Los derechos reales, en principio, no prescriben por el no uso, salvo que un tercero ejecute actos posesorios sobre
el inmueble y el propietario haya abandonado la cosa por el transcurso de veinte años que den lugar a la prescripción
adquisitiva o usucapión; en los derechos personales, en cambio, la acción para reclamarlos prescribe a los diez años
si el acreedor no ha exigido al deudor el cumplimiento de la obligación.
TEMA N° 2: FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
Concepto. El Dr. Maduro Luyando considera a las fuentes de las obligaciones como todos aquellos hechos o actos de la
vida real que enfocados desde un punto de vista jurídico son susceptibles de producir obligaciones. Todo hecho
del hombre capaz de producir obligaciones es una fuente de obligación.
En efecto, pues, las obligaciones derivan de todos aquellos hechos que forman parte de nuestro día a día: tomar un autobús,
comprar un vehículo, causar un accidente de tránsito, arrendar un local, contratar a un abogado y, en fin, cualquier hecho
que suponga una prestación valorable económicamente. De allí la importancia de conocer qué hechos específicamente
contemplados en nuestra legislación son fuentes generadoras de obligaciones y, a tal efecto, analizaremos cada una de las
fuentes reguladas por nuestro Código Civil mediante una revisión de los sujetos que conforman la relación obligatoria, de
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los supuestos de hechos con ejemplos prácticos, y sus respectivas consecuencias jurídicas, así como un análisis
comparativos entre las mismas, a objeto de adoptar una perspectiva amplia sobre todo el tema en comento.
Clasificación de las fuentes de las obligaciones según el Código Civil Venezolano
De acuerdo al Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas), se pueden distinguir siete fuentes generadoras
de obligaciones: 1) los contratos; 2) la gestión del negocio ajeno; 3) el hecho ilícito; 4) el abuso de derecho; 5) el
enriquecimiento sin causa; 6) el pago de lo indebido, y; 7) la oferta. Veamos a continuación cada una de ellas.
1. Los contratos. Dispone el artículo 1.133 CCV, lo siguiente:
Artículo 1.133. El contrato es una convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir,
modificar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico.
En este caso, la obligación es recíproca para cada una de las partes por el carácter de bilateralidad propio de los
contratos, siendo ambas partes a su vez deudoras y acreedoras entre sí. Así, pues, en un contrato de compra-venta de un
inmueble, por ejemplo, el comprador/sujeto pasivo se compromete a pagar el precio de la cosa a cambio de la entrega
de la misma por parte del vendedor/sujeto activo, quien a su vez, está obligado a transmitir el derecho de propiedad al
comprador.
Observemos el siguiente esquema de la obligación nacida de un contrato de compra-venta:

Transmitir el derecho de propiedad


Sujeto activo Sujeto pasivo
Vendedor Comprador
Pagar el precio de la cosa

2. La oferta. Es una propuesta unilateral por medio de la cual una persona le comunica a otra su intención de contratar
con ella. Existen tres tipos: oferta de cumplimiento normal, oferta con ejecución previa y oferta pública de recompensa.
Se encuentra consagrada en el artículo 1.137 y siguientes CCV, el cual establece:
Artículo 1.137. El contrato se forma tan pronto como el autor de la oferta tiene conocimiento de la aceptación de
la otra parte. [...]
Los sujetos intervinientes se denominan oferente/sujeto pasivo, quien es el autor de la oferta, y el oferido/sujeto activo,
quien es el destinatario de la oferta. La oferta no es un contrato. La obligación unilateral está a cargo del oferente y
consiste en celebrar el contrato con el oferido, si trata de una oferta de cumplimiento normal u oferta con ejecución
previa, o pagar la recompensa, si se tratare de oferta pública de recompensa, una vez tenido conocimiento de la
aceptación del oferido, en la oferta de cumplimiento normal, o ejecutada la prestación por parte del oferido, en la oferta
con ejecución previa y la oferta pública de recompensa, salvo ciertas excepciones.

Sujeto activo Sujeto pasivo


Contratar o pagar la recompensa
Oferido Oferente

3. La gestión de negocio ajeno. Pauta el artículo 1.173 CCV, que:


Artículo 1.173. Quien sin estar obligado asume conscientemente la gestión de un negocio ajeno, contrae la
obligación de continuar la gestión comenzada y de llevarla a término hasta que el dueño se halle en estado de
proveer por sí mismo a ella; y debe también someterse a todas las consecuencias el mismo negocio y a todas las
obligaciones que resultarían de un mandato. [...]
4 / Abg. Jesús Stewart P.
El sujeto pasivo es denominado gestor, quien es la persona que voluntaria y unilateralmente se compromete, sin
autorización del dueño, sujeto activo, denominado gestionado, a llevar a cabo el negocio. La obligación es, eminentemente
unilateral, pues sólo uno de los sujetos (gestor) queda obligado, y está obligación es terminar la gestión del negocio.
Cabe mencionar que no hay un acuerdo de voluntades recíprocas previo, es decir, no hay un contrato; la obligación nace
en virtud de la conducta unilateral del gestor.

Sujeto activo Sujeto pasivo


Terminar la gestión del negocio
Gestionado Gestor

4. Pago de lo indebido. El primer aparte del artículo 1.178 CCV, ordena:


Artículo 1.178. Todo pago supone una deuda: lo que ha sido pagado sin deberse está sujeto a repetición. [...]
La hipótesis radica en la equivocación del deudor al pagar una obligación a quien no era su acreedor. La persona que ha
pagado indebidamente se denomina solvens (sujeto activo), y la que recibió el pago accipiens (sujeto pasivo), la cual
puede haber obrado de mala fe o de buena fe2. La obligación unilateral está a cargo del accipiens, que es devolver o
restituir lo que se le ha pagado sin debérsele.

Sujeto activo Sujeto pasivo


Restituir el dinero
Solvens Accipiens

5. Enriquecimiento sin causa. Preceptúa el artículo 1.184 CCV, que:


Artículo 1.184. Aquél que se enriquece sin causa en perjuicio de otra persona, está obligado a indemnizarla, dentro
del límite de su propio enriquecimiento, de todo lo que aquella se haya empobrecido.
El supuesto de hecho en este caso es el enriquecimiento propio que recibe el sujeto pasivo, llamado enriquecido, en
detrimento de otra persona, que es el sujeto activo, llamado empobrecido. Esto se manifiesta en el plano fáctico, por
ejemplo, cuando una persona transfiere una cantidad de dinero erróneamente a otra. La obligación es unilateral impuesta
al sujeto pasivo: indemnizar, dentro del límite de su propio enriquecimiento.

Sujeto activo Sujeto pasivo


Indemnizar
Empobrecido Enriquecido

2 Señala el Dr. Maduro Luyando, que accipiens de buena fe es aquél que recibe el pago creyendo que tenía derecho al mismo y era
legítimo; mientras que accipiens de mala fe es aquél que recibe el pago a sabiendas de que era improcedente. El efecto para el
accipiens de mala fe es la obligación de restituir tanto el capital como los intereses si es dinero, o los frutos desde el día del pago
si es una cosa genérica. Si es una cosa determinada queda obligado a restituirla si subsiste, o a restituir su valor si se ha
deteriorado o destruido e indemnizar daños y perjuicios al solvens si este los pidiere. En cambio, el accipiens de buena fe está
obligado a restituir al solvens sólo en la medida en que lo recibido se ha convertido en su provecho, no estando obligado a
restituir intereses.
5 / Abg. Jesús Stewart P.
6. El hecho ilícito. El primer aparte del artículo 1.185 CCV, señala:
Artículo 1.185. El que con intención, o por negligencia, o por imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado
a repararlo. [...]
El hecho ilícito presupone pues, que el sujeto pasivo, intencional o culposamente, generó un daño a otra persona, sujeto
activo, por lo cual queda obligado a repararlo económicamente. Al igual que la gestión de negocio ajeno, la obligación es
una sola: la reparación del sujeto pasivo, llamado agente material del daño, que debe al sujeto activo, llamado víctima
y, en el mismo orden de ideas, tampoco es un contrato; la obligación unilateral de reparar surge producto del daño
ocasionado.

Sujeto pasivo
Sujeto activo
Reparar el daño Agente material
Víctima
del daño

Es importante recalcar que no debe confundirse hecho ilícito con hecho punible. En ambos, la acción, ciertamente, es
antijurídica, contraria al ordenamiento jurídico positivo, pero los hechos que dan lugar a responsabilidad penal son,
además, típicos y culpables, mientras que los hechos ilícitos son meramente antijurídicos, es decir, contrarios a las
disposiciones legales. En consecuencia, una persona que, obrando intencionalmente o con un grado de culpa causa un daño
a otra, está obligado a repararlo en términos pecuniarios, pero nunca podrá ser sancionado penalmente.
7. Abuso de derecho. Indica el último aparte del artículo 1.185 CCV, lo siguiente:
Artículo 1.185. [...] Debe igualmente reparación quien haya causado un daño a otro, excediendo, en el ejercicio de
su derecho, los límites fijados por la buena fe o por el objeto en vista del cual le ha sido conferido ese derecho.
Aunque se asemeja al hecho ilícito, no es lo mismo. Consiste, como dice el precepto legal, en la producción de un daño por
una persona (sujeto pasivo) que se extralimitó en el ejercicio de su derecho en menoscabo de otra persona (sujeto activo),
por lo que la obligación de reparar es, sin lugar a dudas, unilateral. Los sujetos reciben el mismo nombre que en el hecho
ilícito: agente material del daño y víctima. Del mismo modo, no es una relación contractual.

Sujeto pasivo
Sujeto activo
Reparar el daño Agente material
Víctima
del daño

Análisis comparativo entre las diversas fuentes de obligaciones


Comparación entre gestión de negocio ajeno y contrato de mandato
Semejanzas:
1. Ambas suponen la realización de una determinada actividad o gestión en beneficio de otra persona.
2. Ambas son fuentes generadoras de obligaciones.
Diferencias:
1. En cuanto al tipo de acto jurídico: la gestión de negocio ajeno no es un contrato, mientras que el mandato sí.
2. En cuanto a los sujetos: los sujetos intervinientes en la gestión de negocio ajeno se denominan gestor (sujeto
pasivo) y gestionado (sujeto activo), entretanto que, en el mandato, los sujetos se denominan mandante (sujeto
pasivo) y mandatario (sujeto activo).
3. En cuanto al provecho: la gestión de negocio ajeno es a título gratuito, mientras que el mandato es a título oneroso.

6 / Abg. Jesús Stewart P.


4. En cuanto al carácter de las obligaciones: en la gestión de negocio ajeno la obligación es unilateral a cargo del
sujeto pasivo: terminar el negocio; en cambio, en el mandato, las obligaciones son recíprocas: por parte del sujeto
pasivo realizar el mandato ordenado y de parte del sujeto activo pagar el precio por ello.
5. En cuanto a las obligaciones: en la gestión de negocio ajeno la obligación del gestor es terminar la gestión del
negocio iniciada, contrariamente a la obligación para el mandante, que es iniciar la realización de una gestión a
petición del mandatario a cambio de una remuneración pecuniaria.
Comparación entre pago de lo indebido y enriquecimiento sin causa
Semejanzas:
1. En ambas se ha pagado a otra persona una cantidad de dinero que no se le debía.
2. Ambas son fuentes generadoras de obligaciones.
3. En ambas la obligación es unilateral.
4. Ninguna es un contrato.
Diferencias:
1. En cuanto a los sujetos: el sujeto activo en el pago de lo indebido se denomina solvens, y el sujeto pasivo accipiens;
en el enriquecimiento sin causa el sujeto activo se denomina empobrecido, y el sujeto pasivo enriquecido.
2. En cuanto a la intención: en el pago de lo indebido el sujeto pasivo (accipiens) puede obrar de mala fe o buena fe,
al contrario, en el enriquecimiento sin causa se presume que el sujeto pasivo (empobrecido) obró de buena fe.
3. En cuanto a la obligación: en el pago de lo indebido la obligación es restituir o devolver el dinero; en el
enriquecimiento sin causa la obligación es indemnizar parte del dinero.
4. En cuanto a la cantidad del dinero restituido o indemnizado: en el pago de lo indebido el accipiens debe devolver
la totalidad del dinero, mientras que en el enriquecimiento sin causa el enriquecido debe indemnizar parcialmente
el dinero “dentro del límite de su propio enriquecimiento”.

Comparación entre hecho ilícito y abuso de derecho


Semejanzas:
1. En ambas existe un hecho ilícito, contrario a la ley.
2. En ambas se causa un daño a otra persona.
3. En ambas la obligación es reparar el daño causado al sujeto activo a cargo del sujeto pasivo.
4. En ambas los sujetos intervinientes se denominan de igual forma: agente material del daño (sujeto pasivo) y
víctima (sujeto activo).
5. Ambas son fuentes generadoras de obligaciones.
6. En ambas la obligación es unilateral.
7. Ninguna es un contrato.
Diferencias:
1. En cuanto a la acción: en el hecho ilícito el sujeto pasivo actúa mediante dolo, negligencia o imprudencia, en
cambio, en el abuso de derecho el sujeto pasivo causa el daño excediéndose en el ejercicio de su derecho,
independientemente de su intención.
2. En cuanto a la responsabilidad: el hecho ilícito se ubica en el marco de la responsabilidad civil extracontractual
delictual, mientras que el abuso de derecho genera la responsabilidad civil extracontractual legal.

TEMA N° 3: CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES


7 / Abg. Jesús Stewart P.
La clasificación general de las obligaciones. Las obligaciones pueden ser de variada índole según ciertas características
que la categorizan en una determinada clasificación. Así, doctrinariamente se identifican nueve clasificaciones de las
obligaciones, a saber:
1. Según el contenido de la prestación:
Obligaciones de dar. Basadas en el dare del derecho romano, son aquellas que tienen por objeto la transmisión de la
propiedad o cualquier otro derecho real (usufructo, uso, habitación, servidumbre, hipoteca, etc.). Es, pues, menester
para que se configure la obligación de dar que se transmita un derecho real mediante una manifestación de voluntad válida.
Así lo dispone el artículo 1.161 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas):
Artículo 1.161. En los contratos que tienen por objeto la transmisión de la propiedad u otro derecho, la propiedad
o derecho se transmiten y se adquieren por efecto del consentimiento legítimamente manifestado [...]
De la disposición transcrita, se deducen entonces dos requisitos fundamentales de la obligación de dar: 1) la transmisión
de un derecho real, y; 2) el consentimiento válido.
En consecuencia de lo anterior, la mera entrega de la cosa no constituye una obligación de dar sino de hacer, ya que, como
argumenta Maduro Luyando, con dicha actividad (entrega de la cosa) no se está transmitiendo la propiedad ni ningún
derecho real, así como tampoco sería una obligación de dar el caso en que un menor de edad venda a una persona un bien
mueble, pues su consentimiento es inválido y está viciado de nulidad relativa en tanto carece de capacidad negocial.
Surgen obligaciones de dar, por ejemplo, en la venta de una parcela de terreno mediante un contrato de compra-venta: el
comprador se compromete a pagar el precio a cambio de la transmisión del derecho de propiedad a su nombre por parte
del vendedor siguiendo el procedimiento de inscripción registral.
Obligaciones de hacer. Originadas del facere romano, son obligaciones de no hacer todas en las cuales la prestación tiene
por objeto la realización de una actividad distinta a la transmisión de un derecho real. Entran en esta categoría la
mayoría de las actividades de la vida cotidiana, tales como prestar un servicio de taxi, construir una vivienda, una consulta
médico y, en fin, cualquier hecho que implique una retribución monetaria a cambio de la actividad realizada, sin mediar
ninguna transmisión de derechos entre los sujetos de la relación obligatoria.
Obligaciones de no hacer. Surgen del non facere del derecho romano y son aquellas que presuponen una abstención o
la no realización de una determinada conducta por parte del deudor, en beneficio del acreedor. Difieren de las dos
anteriores por la conducta desplegada por el sujeto pasivo: mientras que las obligaciones de dar y hacer consisten en una
prestación positiva, ya sea transmitir un derecho real o realizar una actividad, respectivamente, las obligaciones de no
hacer implican, necesariamente, una abstención, es decir, una prestación negativa. Por esto es que la doctrina también
denomina a las obligaciones de dar y hacer como obligaciones positivas y a las obligaciones de no hacer como obligaciones
negativas.
Hay que advertir que las obligaciones de no hacer no significan dejar de hacer algo a lo que se estaba legalmente obligado
como podría ser, por ejemplo, no pagar una deuda, ya que, en ese caso, se estaría en presencia del incumplimiento de la
obligación por la mora del deudor. Ejemplos prácticos de obligaciones de no hacer son la abstención del propietario de
una vivienda en una zona urbana de construir a una determinada distancia alejado de la acera por razones de utilidad
pública, o la abstención de no construir en el terreno de su vecino. Por esto es que se dice que las obligaciones de no hacer
deben ser en beneficio del acreedor, no en su perjuicio.

2. Según el fin perseguido por la prestación:


Obligaciones de resultado. Son aquellas en las que el deudor garantiza obtener un resultado determinado
comprometiéndose a una prestación específica y determinada. Tales son, por poner un ejemplo, los trabajos de
reparaciones de cosas. La no obtención del resultado prometido acarrea el incumplimiento de la obligación.
8 / Abg. Jesús Stewart P.
Obligaciones de medio. Contrariamente a las anteriores, las obligaciones de medio son aquellas en las que el deudor no
garantiza el resultado a que se compromete, ni tampoco hay una prestación precisa y determinada, simplemente se
compromete a realizar una actividad con la debida diligencia y cuidado empleando los medios adecuados para la
consecución del fin, pero sin garantizarlo, por lo que, si el resultado no se obtiene, el deudor no es responsable. Un ejemplo
de ello es la contratación de un abogado para un juicio: este se compromete a representar y defender a su representado
realizando todo lo posible para obtener una decisión favorable para el mismo en la causa para la cual se le ha contratado,
pero no puede garantizar el resultado a su favor ya que es el juez quien debe considerar e, independientemente de ello, ha
cumplido con la obligación.
3. Según el carácter coactivo de la obligación:
Obligaciones jurídicas. Comprenden todas aquellas obligaciones de carácter coactivo, vale decir, que el acreedor puede
obligar al deudor a cumplir forzosamente con la obligación y atacar su patrimonio acudiendo a la vía judicial. Son, en suma,
la gran mayoría de las obligaciones y las que tienen importancia jurídica.
Obligaciones naturales. En sentido contrario a las obligaciones jurídicas, son aquellas que no poseen carácter coactivo
y, en consecuencia, el acreedor no puede obligar al deudor a cumplir con la obligación contraída. Esto se da comúnmente
en el caso de las apuestas, donde el perdedor puede, perfectamente no pagar al ganador, y no puede ser obligado ello
judicialmente.
4. Según las modalidades
Obligaciones puras y simples. Son todas aquellas que no dependen de la ocurrencia de ningún hecho o modalidad
para su perfeccionamiento o exigibilidad, como por ejemplo, una venta pura y simple.
Obligaciones a término. Son las que dependen de un acontecimiento futuro y cierto para su ejecución. El ejemplo por
excelencia es la sucesión por causa de muerte: los sucesores saben que, en efecto, el causante va a morir en algún momento,
pero no pueden reclamar la herencia hasta tanto ocurra el hecho cierto de la muerte.
Obligaciones a condición. También llamadas condicionales, son aquellas cuya realización depende de la ocurrencia de
un acontecimiento futuro e incierto. Ejemplo de ellos son los legados bajo condición suspensiva: el testador puede dejar
una casa al primer hijo varón que nazca de cualquiera de sus hijas; puede que efectivamente ocurra, pero también puede
que no, es incierto el hecho.
5. Según la pluralidad de objetos:
Obligaciones conjuntivas. Son las que están conformadas por varios objetos a la vez, debiendo el deudor realizar
todas las prestaciones para cumplir con la obligación. No se admite, pues, un pago parcial. Ejemplo: Pedro Pérez se
compromete con Juan González a pagarle la cantidad de 10.000.000 Bs y un vehículo a cambio de un inmueble de su
propiedad. Pedro debe entregar las dos prestaciones a que se comprometió, de lo contrario, no estaría cumpliendo con la
relación contractual.
Obligaciones alternativas. Difieren de las anteriores en que si bien, también la obligación está constituida por varios
objetos, el deudor se libera cumpliendo con cualquiera de las prestaciones. Esto ocurre, por ejemplo, en los legados
alternativos, donde el legatario tiene la opción de elegir cuál de los bienes legados va a recibir por legado, quedando la
persona obligada a pagar el legado a entregarle uno de ellos, el de elección del legatario, pero no todos.
Obligaciones facultativas. Como su nombre lo indica, en ellas, el deudor está facultado para cumplir con la obligación
realizando una prestación distinta a la que se comprometió, funcionando como sustituta de la inicial. Por ejemplo:
Luis Rodríguez causa un accidente de tránsito ocasionado un daño material al vehículo de María López, y estos acuerdan
reparar el daño pagando el valor del mismo por avalúo de un perito o de cualquier otra forma. Luis decide optar por la
segunda opción y llevar el vehículo a un mecánico automotriz para que este calcule el valor del daño en lugar del perito, y
cancelar el costo de la reparación. Al cumplir con la obligación de reparar el daño, queda liberado inmediatamente, pues
ha cumplido con su obligación y esta se ha extinguido, no pudiendo exigírsele el cumplimiento de la otra prestación luego
de la reparación.
9 / Abg. Jesús Stewart P.
6. Según la pluralidad de sujetos:
Obligaciones conjuntas o mancomunadas. En estas existen varios deudores o varios acreedores y la prestación se
divide en partes iguales entre cada uno de ellos. De lo anterior se deriva que:
1. Si se tratare de una relación obligatoria entre un acreedor con varios deudores, el acreedor único puede
cobrar a cada de los deudores su cuota parte, pero no la totalidad. Ejemplo: José, Marcos, Luis y Pablo deben la
cantidad de 10.000 Bs a Carlos, quien puede cobrarles por separado a cada uno su cuota parte, que es 2.500 Bs,
pero no exigir que uno pague la totalidad.
2. Si, en caso contrario al anterior, se tratare de varios acreedores con un solo deudor, cada uno de los
acreedores sólo puede cobrarle su parte del crédito. Ejemplo: José, Marcos, Luis y Pablo son coacreedores de
Carlos por 10.000 Bs, pudiendo cada uno de ellos reclamarle la parte alícuota de su acreencia, que es 2.500 Bs,
pero no los 10.000 totales.
Obligaciones solidarias. Una obligación es solidaria cuando existen varios deudores obligados a una misma
prestación, pudiendo cada uno de ellos ser obligado al pago de la totalidad y, en ese caso, el pago de uno de los
codeudores libera de la deuda a los demás. También opera la solidaridad en caso opuesto, es decir, que hayan varios
acreedores facultados para exigir el pago de la totalidad de la prestación, y el pago a uno de ellos liberta al deudor para
con los demás coacreedores. De esto se concluye que existen dos tipos de solidaridad, a saber:

a. Solidaridad pasiva, en el caso que exista un solo acreedor y varios deudores. Por ejemplo: José, Marcos, Luis y Pablo
son codeudores solidarios de Carlos por la cantidad de 10.000 Bs, pudiendo Carlos, como acreedor, exigir a cualquiera
de ellos –supongamos a Luis- el pago íntegro de su acreencia, el cual libera a los demás de la deuda –José, Marcos y
Pablo-.
b. Solidaridad activa, cuando existen varios acreedores de un solo deudor. Por ejemplo: José, Marcos, Luis y Pablo son
coacreedores de Carlos por una suma de 10.000 Bs, pudiendo cualquiera de ellos – supongamos José- exigirle a Carlos
la totalidad de la acreencia, y el pago efectuado a este acreedor respectivo lo libera de la deuda frente a los restantes
acreedores –Marcos, Luis y Pablo-.
Por tal motivo, se considera a las obligaciones solidarias como una excepción al principio de la divisibilidad de las
obligaciones con pluralidad de sujetos en las obligaciones mancomunadas.
7. Según la divisibilidad del objeto de las obligaciones:
Obligaciones divisibles. Se llaman obligaciones divisibles a aquellas cuyo objeto es una cosa divisible, es decir,
susceptible de dividirse o ejecutarse en partes iguales. El ejemplo por antonomasia son las deudas de cantidades de
dinero. Un deudor puede acordar con su acreedor el pago de 100.000 Bs en cuotas mensuales de 20.000 Bs durante cinco
meses hasta saldarse la deuda.
Obligaciones indivisibles. Como su nombre lo indica, son aquellas cuyo objeto es una cosa indivisible, no susceptible
de dividirse en partes iguales. Por ejemplo: un deudor que deba una res. Por razones obvias, el deudor no puede
liberarse entregando partes del animal, y mal puede al acreedor interesarle tal forma de pago.
Una obligación también puede ser indivisible, aunque su objeto sea divisible, si así se ha establecido por convenio
particular o por imperio de la ley. Veamos dos ejemplos:

a. José debe a Carlos la cantidad de 10.000 Bs, acordando pagar la totalidad del dinero para una fecha
determinada, no pudiendo José vulnerar dicho acuerdo pagando una parte del dinero por ser divisible.
b. José, Marcos, Luis y Pablo, codeudores de Carlos, deben a este la cantidad de 10.000 Bs, Carlos puede exigir el
pago íntegro a cualquiera de ellos, quien está obligado a realizarlo en su totalidad, aunque el dinero por su
naturaleza sea divisible, liberando a los demás deudores. En este problema práctico en específico estamos en
presencia de dos tipos de obligaciones a la vez: de una obligación solidaria con solidaridad pasiva, y de una
obligación indivisible.

10 / Abg. Jesús Stewart P.


8. Según la fuente donde se origina la obligación:
Obligaciones contractuales. Son las obligaciones derivadas de dos o más manifestaciones de voluntades, es decir, de
un contrato entre dos o más personas. Como ejemplo tenemos todas las obligaciones nacidas de las diversas clases de
contratos.
Obligaciones extracontractuales. En contraposición a las anteriores, son todas aquellas que no se originan de un
contrato, sino de todas las demás fuentes de las obligaciones, como las nacidas producto de un hecho ilícito, del pago de
lo indebido, de la gestión de negocio ajeno, enriquecimiento sin causa, etc.
9. Según la relación vinculatoria con una cosa:
Obligaciones Propter Rem. Las obligaciones Propter rem son todas aquellas que surgen de la relación de propiedad o
posesión de una persona con una cosa determinada. Tal es por ejemplo la obligación que tienen los propietarios de los
apartamentos en un condominio de pagar la mensualidad para los gastos de las áreas comunes. La obligación existe
mientras exista el vínculo entre la persona y la cosa.
Análisis comparativo entre las diversas clases de obligaciones
Como se observó en la primera parte de la presente guía, cada tipo de obligación tiene una tesis y una antítesis, por llamarlo
de alguna manera, por lo que es necesario establecer la comparación entre ellas.
Comparación entre las obligaciones de dar, hacer y no hacer
1. Las obligaciones de dar implican necesariamente la transmisión de un derecho real, mientras que las obligaciones
de hacer suponen la realización de una actividad distinta, así como contrariamente las obligaciones de no hacer
consisten en la no realización de una determinada conducta.
2. En las obligaciones de dar y hacer la prestación del sujeto pasivo es positiva, entretanto que en las obligaciones de
no hacer la prestación es negativa.
Comparación entre las obligaciones de resultado y de medio
1. En ambas la obligación consiste en la realización de una prestación.
2. En las obligaciones de resultado el sujeto pasivo garantiza el resultado, mientras que en las obligaciones de medio
no.
3. En las obligaciones de resultado el sujeto pasivo se compromete a una prestación específica y determinada, en
cambio, en las obligaciones de medio la prestación no es específica ni determinada, sino genérica.
4. En las obligaciones de resultado, si el resultado de la prestación no es el prometido, el sujeto pasivo es responsable
por incumplimiento, contrariamente a las obligaciones de medio, en las que el sujeto pasivo no es responsable por
el resultado, y la obligación se cumple al ejecutarse la prestación.
Comparación entre las obligaciones jurídicas y las obligaciones naturales
1. Las obligaciones jurídicas tienen carácter coactivo; las obligaciones naturales no.
2. En las obligaciones jurídicas se puede obligar forzosamente al deudor por incumplimiento de la obligación
acudiendo a la vía judicial; en las obligaciones naturales no se le puede obligar legalmente.
Comparación entre las obligaciones puras y simples, obligaciones a término y obligaciones bajo condición
1. Las obligaciones puras y simples son exigibles desde el momento en que se contraen según lo acordado entre las
partes, mientras que en las obligaciones sometidas a término o a condición la ejecución y exigibilidad de las
mismas depende del cumplimiento del término fijado o de la condición impuesta, según el caso.
2. Las obligaciones a término dependen de la ocurrencia de un acontecimiento futuro y cierto para su ejecución, en
contraposición a las obligaciones condicionales que dependen de un acontecimiento futuro e incierto para su
ejecución.

11 / Abg. Jesús Stewart P.


Comparación entre obligaciones conjuntivas, alternativas y facultativas
1. En las obligaciones conjuntivas y alternativas existe pluralidad de objetos, mientras que en las obligaciones
facultativas existe un solo objeto.
2. En las obligaciones conjuntivas el deudor se libera cumpliendo con todas las prestaciones, en cambio, en las
obligaciones alternativas, basta con la ejecución de una cualquiera de las prestaciones para liberarse de la
obligación.
3. En las obligaciones conjuntivas el deudor puede elegir realizar una prestación distinta a la contratada para
liberarse; en las obligaciones conjuntivas y alternativas no, pues el deudor debe cumplir con una o con todas las
prestaciones contratadas, según el caso.
Comparación entre obligaciones mancomunadas y obligaciones solidarias
1. En las obligaciones solidarias el pago de uno de los deudores libera de la deuda a los demás; en las obligaciones
mancomunadas el pago de uno de los obligados no exime a los restantes.
2. En las obligaciones solidarias cada uno de los deudores puede ser obligado forzosamente al pago de la totalidad
de la prestación, mientras que en las obligaciones mancomunadas sólo se le puede obligar a cada deudor al pago
de su cuota respectiva, pero no a la totalidad.
Comparación entre obligaciones divisibles e indivisibles
1. En las obligaciones divisibles el objeto es susceptible de dividirse o ejecutarse en partes, mientras que en las
obligaciones indivisibles el objeto no se puede dividir ni ejecutar en partes.
2. Una obligación divisible puede convertirse en indivisible por convenio de las partes o por mandato legal; en las
obligaciones indivisibles no es posible tal transformación.
Comparación entre obligaciones contractuales y extracontractuales
1. Las obligaciones contractuales derivan necesariamente de un contrato, al contrario de las obligaciones
extracontractuales que surgen de las demás fuentes de obligaciones (gestión de negocio ajeno, pago de lo indebido,
hecho ilícito, etc.), pero jamás de un contrato.
2. En las obligaciones contractuales las obligaciones son recíprocas entre las partes por el carácter de bilateralidad
de los contratos; ambas partes son simultáneamente deudoras y acreedoras, mientras que en las obligaciones
extracontractuales la obligación es unilateral a cargo de una sola de las partes.

TEMA N° 4: EL CONTRATO
Importancia jurídica. Los contratos son, por no decir la más importante, una de las mayores fuentes generadoras de
obligaciones en el plano fáctico de los sujetos de derecho, y es que se manifiesta prácticamente en todas las relaciones
jurídicas que se establecen entre los particulares: comprar un inmueble, arrendar un local comercial, encomendar un
mandato a una persona, etc. Por ello, es de suma importancia el estudio de esta importante fuente de obligaciones.
Concepto. El artículo 1.133 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas) nos indica, que:
El contrato es una convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o
extinguir entre ellas un vínculo jurídico.
Del precepto legal en comento se pueden extraer sus caracteres fundamentales, a saber:
1. El contrato es una convención
Convención es un acuerdo entre dos o más personas para realizar un determinado fin. Acuerdo es un negocio jurídico
bilateral que consiste en la manifestación de voluntad de dos o más personas que coinciden en la determinación de un
asunto de interés común. Se dice que el contrato constituye una especie de convención porque implica el concurso
de dos o más manifestaciones de voluntades para la realización de un determinado fin jurídico, el cual puede ser,
12 / Abg. Jesús Stewart P.
conforme a nuestro Código, constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas una determinada relación
jurídica. Constituir es crear. Reglar es regular, normar. Trasmitir es transferir, ceder. Modificar es cambiar. Extinguir
es cesar los efectos jurídicos.
2. El contrato regula relaciones jurídicas de carácter patrimonial, susceptibles de ser valoradas
económicamente
En efecto, el contenido patrimonial de las relaciones jurídicas o, si se quiere, de las prestaciones, es el signo distintivo de
los contratos. Las partes, pues, satisfacen intereses económicos mutuos. Este contenido patrimonial es el elemento
diferenciador con las convenciones, que son de carácter extrapatrimonial.
3. El contrato produce efectos obligatorios para todas las partes contratantes
Es la consecuencia jurídica esencial de toda relación obligatoria. Habida cuenta de la manifestación de voluntad que
expresa cada parte al contratar, es claro que quedan legalmente obligadas a cumplir lo expresado en el contrato, que tiene
fuerza de ley entre las partes.
4. El contrato es una fuente generadora de obligaciones
El contrato es una importante fuente generadora de obligaciones, una de las mayores en el mundo jurídico. Las partes,
al contratar, se obligan mutuamente a realizar una determinada prestación en beneficio de la otra para satisfacer intereses
económicos. Recordemos que los contratos se ubican en la categoría de los negocios jurídicos bilaterales o
sinalagmáticos y, en consecuencia, las obligaciones son recíprocas o, dicho de otro modo, ambas partes son deudoras y
acreedoras.
En atención a lo anteriormente expuesto, se puede definir al contrato en sentido amplio como una convención entre dos
o más personas para la realización de un efecto jurídico determinado, que puede consistir en constituir, reglar,
transmitir, modificar o extinguir un vínculo jurídico y, de tal manera, satisfacer intereses económicos o
pecuniarios. Es una convención entre dos o más personas para satisfacer intereses económicos.

Prestación
económica

Acreedor Deudor

Vínculo

Prestación
económica

Elementos del contrato. Todo contrato está conformado por dos clases de elementos o requisitos esenciales, los cuales
son: 1) elementos esenciales a la existencia del contrato: consentimiento, objeto y causa, y; 2) elementos esenciales a la
validez del contrato: capacidad de las partes y consentimiento válido (exento de vicios), subdividido este a su vez en: error,
dolo y violencia.
Veámoslo en el siguiente esquema:

13 / Abg. Jesús Stewart P.


Contrato
Art. 1.133 CCV

Requisitos de
Requisitos de validez
existencia
Arts. 1.143-1.154 CCV
Art. 1141 CCV

Consentimiento Capacidad Consentimiento válido


Art. 1.141 CCV Arts. 1.143-1.144 CCV Art. 1.146 CCV

Objeto Error
Arts. 1.155-1.156 CCV Arts. 1.147-1.149 CCV

Causa Dolo
Arts. 1.157-1.158 CCV Art. 1.154 CCV

Violencia
Arts. 1.150-1.152 CCV

Requisitos de existencia. El Dr. Eloy Maduro Luyando define a los requisitos existenciales del contrato como aquellos
indispensables a la propia figura del contrato, de modo que la falta de alguno de ellos impide la formación del
contrato, lo hace inexistente.
Estos requisitos son tres: 1) consentimiento; 2) objeto, y; 3) causa. Así lo dispone el art. 1.141 CCV:
Artículo 1.141. Las condiciones requeridas para la existencia del contrato son:
1°- Consentimiento de las partes;
2°- Objeto que pueda ser materia de contrato; y
3°- Causa lícita.
Son, pues, requisitos necesarios para que se verifique el contrato y este cobre existencia jurídica, por lo que, el
efecto principal del incumplimiento de cualquiera de ellos, es la inexistencia del contrato en la vida jurídica; no nace
para el derecho –de iure-, aunque de hecho si lo haga –de facto-.
Esto quiere decir que, por ejemplo, dos personas pueden, perfectamente, acordar la venta de sustancias estupefacientes o
psicotrópicas, celebrarse el negocio, y satisfacer cada uno sus intereses, pero este contrato estará viciado de nulidad

14 / Abg. Jesús Stewart P.


absoluta ab initio3 toda vez que el objeto del mismo (drogas) es ilícito4, sin perjuicio de la responsabilidad penal en que
pudieren incurrir.5
La causa es la motivación interna que induce a los sujetos contratantes a manifestar su consentimiento. El
consentimiento es la manifestación de voluntad de cada parte. El objeto es el contenido del contrato, las diversas
prestaciones económicas que lo conforman. Estos tres requisitos existenciales deben concurrir para que se configure el
contrato, de lo contrario, como se dijo, este no tendrá existencia jurídica.
En última instancia, es importante reiterar que estos requisitos tienen carácter de condiciones sine qua non, vale decir, los
tres deben concurrir para que se configure un contrato, para que tenga existencia en la vida jurídica.
Requisitos de validez. Argumenta Maduro Luyando que los requisitos de validez son aquellos necesarios para que el
contrato produzca todos sus efectos jurídicos. La ausencia de uno de dichos elementos produce la invalidez del
contrato, el cual, si bien existe, puede ser anulado.
En efecto, los requisitos de validez no son más que aquellos que, una vez sobrevenido el contrato al mundo jurídico,
puede ser anulado a posteriori6 por la ausencia de alguno de ellos. Dichos requisitos son dos: 1) consentimiento de
las partes, es decir, que tengan capacidad jurídica, y; 2) consentimiento válido o, lo que es igual, exento de vicios, los cuales
pueden ser el error, el dolo y la violencia.
Los requisitos de validez se encuentran estipulados en el artículo 1.142 CCV, que pauta:
Artículo 1.142. El contrato puede ser anulado:
1°.- Por incapacidad legal de las partes o de una de ellas; y
2°.- Por vicios del consentimiento.
Como se ve, la norma transcrita no hace referencia expresamente al término “requisitos de validez”, sino que se limita a
taxarlos con redacción negativa al señalar que el contrato puede ser “anulado”, es decir, puede solicitarse la nulidad del
mismo mediante la respectiva acción de nulidad por el incapaz en cuyo interés se ha dictado la incapacidad, por
ser susceptible de anulabilidad, consecuencia inmediata de los vicios de nulidad relativa (aquellos que afectan los
intereses particulares de las partes y no intereses colectivos, por lo que sólo la parte afectada tiene la legitimación activa
para intentar la acción).
Por otro lado, cabe señalar que, mientras no se solicite la nulidad del contrato por vicios de nulidad relativa, el
mismo sigue surtiendo plenos efectos jurídicos.
La capacidad. Con relación al primero de los requisitos de validez, la capacidad, debemos decir que esta no es más que
la misma que se conoce en la teoría general de los actos jurídicos. La capacidad es, pues, la medida de la aptitud que
tienen las personas para ser titular de derechos y deberes jurídicos. Esta capacidad se divide de la siguiente
manera:
1. Capacidad de goce o capacidad jurídica. Es la medida de la aptitud para ser titular de derechos y deberes.
2. Capacidad de obrar. Es la medida de la aptitud para producir plenos efectos jurídicos validos mediante actos
voluntarios. Esta comprende a su vez:
a. Capacidad negocial. Es la medida de la aptitud para celebrar negocios jurídicos válidos.
b. Capacidad procesal. Es la medida de la aptitud para efectuar actos procesales válidos.
c. Capacidad delictual. Es la medida de la aptitud para quedar comprometido por hechos ilícitos propios.

3
Desde su celebración.
4
Las drogas son cosas de tráfico prohibido.
5
El tráfico de drogas es un delito penalizado en la Ley Orgánica de Drogas (art. 149).
6
En fecha posterior al nacimiento jurídico del contrato, ya que este no es nulo desde el inicio, contrario a lo que sucede con el
incumplimiento de algún requisito de existencia.
15 / Abg. Jesús Stewart P.
Se dice que es una medida, precisamente, porque una persona puede tener plena o poca capacidad. El menor emancipado,
por ejemplo, tiene mayor capacidad que el menor no emancipado.
Ahora bien, ¿cuándo una persona es incapaz? A este respecto, debemos tener claro que la capacidad es de naturaleza sui
generis. Así lo consagra el artículo 1.143 eiusdem:
Artículo 1.143. Pueden contratar todas las personas que no estuvieren declaradas incapaces por la Ley.
En consecuencia, son incapaces de contratar, de acuerdo con el artículo 1.144 eiusdem:
Artículo 1.144. [...] los menores, los entredichos, los inhabilitados y cualquiera otra persona a quien la Ley le niega la
facultad de celebrar determinados contratos.
Así, por ejemplo, un menor de edad no puede contratar válidamente y, en caso de que lo haga, este contrato adolecerá de
nulidad relativa, pudiendo ser anulado.
Por otra parte, es necesario aclarar que la capacidad que a nosotros nos interesa es la capacidad contractual o negocial,
que es, en suma, a la que se refiere nuestro Código Civil al establecer la capacidad de las partes contratantes como requisito
para la validez de los contratos. En este sentido, la ausencia de la misma produce la invalidez del contrato, es decir,
que si bien este existe, puede ser anulado a petición de la parte en cuyo favor se ha instaurado la anulabilidad, consecuencia
directa esta de los efectos del incumplimiento de los requisitos de validez de los contratos que señalamos en un principio.
Caracteres de la capacidad contractual. Podemos destacar cuatro características fundamentales de la capacidad
contractual de acuerdo con nuestra legislación, estas son:
1. La capacidad es la regla y la incapacidad es la excepción. Este es un principio universal de derecho que no
quiere significar más que, en principio, toda persona se considera capaz, no siéndolo aquellas señaladas expresamente por
el legislador. En consecuencia:
a. La incapacidad debe ser determinada expresamente por la Ley.
b. Las normas legales que establecen la incapacidad contractual son de interpretación restrictiva, por lo que no puede
extenderse a otras personas no señaladas taxativamente por analogía.
c. La carga de la prueba de la incapacidad compete a quien la alega, sea incapacidad propia o ajena.
2. Las normas en materia de incapacidad son de orden público, por lo tanto, no pueden ser alteradas,
relajadas ni modificadas por convenios particulares, aunque la persona incapaz preste su consentimiento. Esto
quiere decir que, por ejemplo, el contrato celebrado entre un menor de edad y una persona capaz acordando el primero
no alegar su incapacidad, es de igual forma susceptible de ser anulado.
3. Las normas sobre incapacidad son dictadas por el legislador en beneficio y protección de los propios
incapaces. Consecuentemente, sólo el mismo incapaz puede alegar la incapacidad y solicitar la nulidad del contrato, por
medio de su representante legal, y no la otra parte contratante capaz. Así lo consagra expresamente el primer aparte
artículo 1.145 CCV:
Artículo 1.145. La persona capaz de obligarse no puede oponer la incapacidad del menor, del entredicho, ni del
inhabilitado con quien ha contratado. [...]
Salvo la excepción de que la incapacidad resultare de una interdicción por condena penal, caso en el cual puede ser opuesta
por todo el mundo, de acuerdo con el segundo aparte del mismo artículo:
Artículo 1.145 [...] La incapacidad que se deriva de la interdicción por causa de condenación penal, puede oponerse
por todos aquellos a quienes interese.
4. La incapacidad contractual produce la anulabilidad del contrato. Este es el efecto directo de los contratos
viciados de nulidad relativa por la ausencia de algún requisito de validez. Conviene señalar además, que, la acción de
nulidad para hacer valer la incapacidad y evitar que el contrato siga surtiendo efectos jurídicos, debe ser interpuesta
dentro de los cinco año (5) contados a partir del día en que la violencia ha cesado, en caso de violencia; del día en que ha

16 / Abg. Jesús Stewart P.


sido descubierto el error o el dolo; del día en que ha sido decretada la inhabilitación o interdicción, y; del día en que el
menor ha alcanzado la mayoridad, a tenor de lo previsto en el artículo 1.346 eiusdem.
Efectos de la incapacidad contractual. Existen cuatro efectos propios de la incapacidad contractual que hemos venido
precisando, a saber:
1. Sanciona al contrato de nulidad relativa o anulabilidad. Es el efecto fundamental, del cual derivan a su vez los
demás efectos.
2. El contrato afectado de nulidad relativa no es nulo ab initio, sino que la nulidad debe ser decretada por el
juez mediante sentencia judicial.
3. La declaratoria de nulidad tiene efecto retroactivo. Una vez declarada, se considera nulo desde su celebración,
no desde la fecha de la declaratoria de nulidad por el juez.
4. El incapaz no puede ser obligado a cumplir, aun cuando todavía no se hubiera declarado la nulidad del
contrato. Esto se deriva de la disposición del último párrafo del artículo 1.346 CCV, que señala que “en todo caso
la nulidad debe ser opuesta por aquel que ha sido demandado por la ejecución del contrato”.
5. La parte contratante tiene acción para repetir las prestaciones que hubiere efectuado en el cumplimiento
del contrato.7
6. El incapaz está obligado a restituir las prestaciones que hubiere recibido de la otra parte, pero sólo dentro
del límite en que se hubieren convertido en su provecho. Así lo establece el artículo 1.349 al estipular que
“nadie puede reclamar el reembolso de lo que ha pagado a un incapaz, en virtud de una obligación que queda
anulada, si no prueba que lo que ha pagado se ha convertido en provecho de tal persona”.
Diferencias entre la capacidad contractual y la capacidad delictual. Existe una diferencia fundamental entre ambas
capacidades y son las condiciones exigidas en cada una para determinar la capacidad de la persona que obra. En
materia delictual, para que el incapaz sea responsable por sus hechos ilícitos, basta con que haya actuado con
discernimiento, mientras que en materia contractual se toma en cuenta la edad y el dominio de las facultades
mentales para determinar la validez del negocio jurídico celebrado. El legislador es más estricto en materia contractual,
en tanto exige y evalúa circunstancias objetivas (edad y estado mental de la persona), sin atender al discernimiento.
El consentimiento válido. Con respecto al segundo y último de los requisitos de validez, pero no menos importante, el
consentimiento válido, como señala acertadamente Maduro Luyando, no basta con que en el contrato existan o se
configuren los elementos esenciales a la validez del mismo, consentimiento, objeto y causa; tampoco es suficiente que se
configure uno de los elementos esenciales a la validez del contrato como es la capacidad, también es necesario que el
consentimiento otorgado por las partes sea válido.
Para que el consentimiento, entendido este como la manifestación de voluntad de las partes contratantes, sea válido,
es necesario que este exento de irregularidades que invaliden dicha manifestación de voluntad otorgada. Estas
irregularidades son circunstancias y causas susceptibles de anular el consentimiento, las cuales se denominan vicios. Es
por esto que se les denomina vicios del consentimiento. Estos vicios son: el error, el dolo y la violencia, taxados en el
artículo 1.146 CCV, que dispone:
Artículo 1.146. Aquel cuyo consentimiento haya sido dado a consecuencia de un error excusable, o arrancado por
violencia o sorprendido por dolo, puede pedir la nulidad del contrato.
La disposición en comento reafirma además la consecuencia jurídica fundamente del incumplimiento de los requisitos de
validez de los contratos: la anulabilidad del contrato.
Error es una falsa percepción de la realidad, algo falso que se cree verdadero. Dolo es error provocado e inducido de
manera intencional. Violencia es coacción física o psicológica.

7
Repetir en esta materia es sinónimo de recibir. Quiere decir que la parte que haya cumplido con su prestación en virtud del cumplimiento
de un contrato que haya quedado anulado posteriormente, tiene derecho a que la otra parte en cuyo provecho realizó la prestación le
reintegre lo pagado o el equivalente al valor de la prestación, según el caso y tipo de prestación.
17 / Abg. Jesús Stewart P.
Comparación entre los requisitos existenciales y los requisitos de validez. Enseña el Dr. Maduro Luyando, que el
contrato que deja de reunir alguna condición o elemento de validez, existe, pero puede ser declarado nulo. El contrato que
deja de reunir alguna condición o elemento esencial a la existencia, no tiene existencia jurídica, es inexistente, y por lo
tanto no produce efecto alguno.
En relación a lo anterior, podemos formular dos preguntas íntimamente relacionadas entre sí: ¿el contrato inexistente es
inválido? o, ¿el contrato inválido es inexistente? Lo cual se responde en base a la argumentación del Dr. Luyando:
El contrato que nunca ha cobrado existencia jurídica por el incumplimiento de cualquiera de los requisitos existenciales
no puede ser inválido, pues algo que no existe no puede declararse inválido, por lo tanto, nunca se pudo haber solicitado
la acción de nulidad porque este ya es por sí mismo –per se– nulo desde el inicio –ab initio– o, dicho de otro modo, si el
contrato ha sido invalidado por incumplimiento de los requisitos de validez del mismo, quiere decir que se ha
interpuesto la acción de nulidad y se ha ejecutoriado, por lo que, necesariamente, tuvo que haber existido
jurídicamente, porque un contrato inexistente jamás puede ser declarado invalido.
Ejemplo práctico de los elementos de un contrato
Yo, JESÚS A. STEWART P., venezolano, mayor de edad y civilmente hábil [CAPACIDAD], soltero, titular
de la Cédula de Identidad No. xxxx, RIF No. xxxx, de este domicilio, por medio del presente documento,
declaro: que doy en venta pura y simple, perfecta e irrevocable [CONSENTIMIENTO], al ciudadano xxxx,
venezolano, mayor de edad [CAPACIDAD], titular de la Cédula de Identidad No. xxxx, RIF No. xxxx,
domiciliado en la ciudad de Caracas, Distrito Capital, y aquí de tránsito, un vehículo usado de mi legítima
propiedad, el cual es de las características siguientes: xxxx xxxx [CAUSA Y OBJETO]8. El vehículo aquí
vendido me pertenece conforme se evidencia en Certificado de Registro de Vehículos No. xxxx, de fecha
xxxx, expedido por el Ministerio de Transporte y Tránsito Terrestre. El precio de esta venta es la
cantidad de QUINCE MILLONES DE BOLÍVARES (BS. 15.000.000), que he recibido del comprador en
cheque de gerencia No. xxxx, del banco xxxx, girado contra la cuenta corriente No. xxxx, a mi entera
y cabal satisfacción [CAUSA Y OBJETO]. Con el otorgamiento del presente documento hago al comprador
la tradición legal y entrega de la cosa vendida [OBJETO], obligándome al saneamiento de Ley. Y yo, xxxx
xxxx, en mi carácter de comprador, declaro que acepto la venta que se me hace en los términos
expuestos [CONSENTIMIENTO] mediante el presente documento. En Barcelona, a la fecha de su
presentación.
Clasificación legal de los contratos
Contratos unilaterales y contratos bilaterales
Los contratos unilaterales son aquellos en los cuales surgen obligaciones para una sola de las partes contratantes. En
consecuencia, una sola de las partes es deudora y la otra parte es acreedora. Ejemplo de esta clase de contratos son el
mutuo y la donación. Se encuentran estipulados en nuestro Código Civil en el artículo 1.134, que dispone:
Artículo 1.134. El contrato es unilateral, cuando una sola de las partes se obliga; [...]
El contrato es bilateral, en cambio, cuando surgen obligaciones para ambas partes contratantes. Cada una de las partes
está obligada frente a la otra. Son recíprocamente deudoras y acreedoras. Ejemplos son el clásico compra-venta y el
arrendamiento. Están establecidos en el mismo artículo 1.134 eiusdem, en los siguientes términos:
Artículo 1.134. [...] y bilateral, cuando se obligan recíprocamente.

8
En este contrato, la causa –recibir el bien (comprador) y recibir el dinero (vendedor)– va de la mano con el objeto: pagar el precio del
vehículo, por parte del comprador, y transmitir el derecho de propiedad y entregar el vehículo, por parte del vendedor, toda vez que
lo que motiva a las partes a consentir es el provecho de las mismas prestaciones (el vendedor obtener el precio y el comprador
recibir el vehículo), las cuales recaen sobre el vehículo (objeto existente, lícito, posible, determinado y de valor económico).
18 / Abg. Jesús Stewart P.
Contratos gratuitos y contratos onerosos
Los contratos gratuitos son aquellos que, como su nombre lo indica, una de las partes contratantes se propone a
proporcionar a la otra una ventaja sin equivalente ni remuneración alguna. Tal es el caso de la donación. Están previstos
en el artículo 1.135 eiusdem, que pauta:
Artículo 1.135. [...] es a título gratuito o de beneficencia cuando una de las partes trata de procurar una ventaja a
la otra sin equivalente.
Por su parte, los contratos onerosos son aquellos en que cada una de las partes procura recibir una contraprestación
equivalente. Se encuentran establecidos en el referido artículo 1.135 eiusdem, que taxa:
Artículo 1.135. El contrato es a título oneroso cuando cada una de las partes trata de procurarse una ventaja
mediante un equivalente [...]
Contratos aleatorios y contratos conmutativos
Los contratos aleatorios son aquellos que dependen de la ocurrencia de un determinado hecho para la ejecución de la
contraprestación, variando en su extensión si se produce o deja de producirse. Ejemplo de ello es el contrato de seguro,
donde la persona asegurada recibirá el pago de la aseguradora sólo si se produce la pérdida o deterioro de la cosa. Está
estipulado en el artículo 1.136 eiusdem, de la siguiente manera:
Artículo 1.136. El contrato es aleatorio, cuando para ambos contratantes o para uno de ellos, la ventaja depende
de un hecho casual.
Los contratos conmutativos, en sentido contrario, son aquellos en que la determinación y extensión de las prestaciones
es fijada por las partes en el momento de la celebración del contrato, conociendo cada una de ellas la extensión de las
prestaciones. Ejemplo: venta y arrendamiento.

TEMA N° 5: CLASIFICACIÓN DOCTRINARIA DE LOS CONTRATOS


Contratos consensuales, reales y solemnes
Contratos consensuales. Son aquellos que se perfeccionan solo consensu, es decir, por el solo consentimiento. Tales son
por ejemplo la venta, el arrendamiento y el mandato. Conforman esta categoría la mayoría de los contratos.
Contratos reales. Son aquellos contratos que se perfeccionan con la entrega de una cosa. Ejemplo de ellos son el mutuo,
el comodato, el depósito y la prenda.
Contratos solemnes. Son los que requieren para su perfeccionamiento el cumplimiento de determinadas formalidades,
cuyo incumplimiento de las mismas acarrea la nulidad absoluta del contrato. Ejemplo de esta clase de contratos es la
hipoteca, que requiere la inscripción del documento en el Registro, pues de lo contrario no tiene efecto, de acuerdo con el
artículo 1.879 del Código Civil.
Contratos de cumplimiento instantáneos y contratos de cumplimiento sucesivo
Contratos de cumplimiento instantáneo. También llamados contratos de tracto instantáneo o contratos de ejecución
única, son aquellos en los que las partes cumplen sus prestaciones en un solo momento y tiempo, ya que la ejecución de
las prestaciones no requiere períodos de tiempo prolongados, pudiendo ejecutarse instantáneamente. La gran mayoría de
los contratos son de este tipo.
Contratos de cumplimiento sucesivo. Se denominan también contratos de tracto sucesivo o de ejecución continua y, en
contraposición a los contratos de cumplimiento instantáneo, estos están caracterizados por el hecho de que las

19 / Abg. Jesús Stewart P.


prestaciones no se realizan en una unidad de tiempo, sino en varios períodos. El ejemplo por antonomasia es el contrato
de arrendamiento, donde el arrendatario se compromete a pagar un canon cada cierto tiempo a cambio de que el
arrendador le permita el goce y disfrute pacífico de la cosa arrendada continuamente durante un tiempo determinado.
Contratos paritarios y contratos de adhesión
Contratos paritarios. Son aquellos en los cuales las partes discuten detalladamente las cláusulas y estipulan obligaciones,
generalmente, en un plano de igualdad económica.
Contratos de adhesión. En contraposición a los contratos paritarios, se caracterizan porque las cláusulas y estipulaciones
son establecidas por una sola de las partes, habitualmente en un grado de desigualdad económica a favor de la parte
redactora del contrato, quedando la otra imposibilitada a modificarlo, debiendo aceptarlo tal como se le propone. Tales
son por ejemplos los contratos de seguros y los contratos de servicios públicos.
Contratos principales y contratos accesorios
Contratos principales. Son aquellos que cumplen por sí mismos un fin contractual propio, sin tener relación alguna con
otros contratos. Ejemplo de ellos son la venta, el arrendamiento, el mutuo y el comodato.
Contratos accesorios. Son aquellos que se realizan para garantizar un contrato u obligación previa, y no para un fin
contractual propio. Se rigen por la regla general del derecho “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”; si el contrato
principal se extingue, el contrato accesorio también lo hará, pues este depende del primero. Esta clase de contratos son,
por ejemplo, la prenda, la hipoteca y la fianza.
Contratos nominados y contratos innominados
Contratos nominados. También conocidos como típicos, son aquellos que se encuentran expresamente consagrados en
la ley y regulados por normas destinadas a tal efecto. Ejemplo de ellos son la venta, el mutuo, la hipoteca, la prenda, y todos
aquellos establecidos en nuestro ordenamiento jurídico positivo.
Contratos innominados. Al contrario de los contratos nominados, los contratos innominados, también llamados atípicos,
son aquellos que carecen de individualización y regulación legal específica, por lo que se rigen por los principios generales
de los contratos y a las reglas establecidas en el ordenamiento jurídico positivo.
Al respecto de estas dos clases de contratos, estipula el Código Civil en el artículo 1.140 que:
Artículo 1.140. Todos los contratos, tengan o no denominación especial, están sometidos a las reglas
generales establecidas en este Título, sin perjuicio de las que se establezcan especialmente en los Títulos
respectivos para algunos de ellos en particular, en el Código de Comercio sobre las transacciones mercantiles y en
las demás leyes especiales. (Resaltado propio)
Contratos preparatorios o antecontratos y contratos definitivos
Contratos preparatorios. Son aquellos que tienen por objeto crear un estado de derecho que pueda servir de base o
fundamento a la celebración de otros contratos posteriores. Como ejemplos tenemos la sociedad y el mandato.
Contratos definitivos. Son los contratos propiamente dichos, dotados de carácter coactivo, es decir, aquellos que obligan
a todas las partes a cumplir lo expresado en ello. Son, en suma, todos los contratos que cumplen con los requisitos
esenciales para su perfeccionamiento.

TEMA N° 6: EL CONSENTIMIENTO
Concepto. De acuerdo con el Dr. Maduro Luyando, el consentimiento es una manifestación de voluntad deliberada,
consciente y libre, que expresa el acuerdo de un sujeto de derecho respecto de un acto externo propio o ajeno.
En palabras de la Dra. Jacqueline Barrios, se trata de la manifestación de voluntad hecha de manera libre, deliberada,
espontánea y exenta de vicios que hacen los sujetos intervinientes en la relación obligatoria respecto de un acto externo
propio o no del sujeto.
20 / Abg. Jesús Stewart P.
El consentimiento se encuentra establecido en el artículo 1.141 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus
siglas), que indica:
Artículo 1.141. Las condiciones requeridas para la existencia del contrato son:
1°- Consentimiento de las partes [...]
Requisitos del consentimiento técnico contractual9. Para que se configure el consentimiento es necesario el
cumplimiento de tres condiciones o requisitos, a saber:
1. Es necesaria la existencia y emisión de, por lo menos, dos manifestaciones de voluntad de las partes contratantes.
2. Cada manifestación de voluntad debe ser comunicada a la otra parte para que esta tenga conocimiento de la misma.
3. Las diversas manifestaciones de voluntad deben complementarse recíprocamente, sin necesidad de ser idénticas.
Por ejemplo: en un contrato de compra-venta, la manifestación de voluntad del comprador es el pago del precio
de la cosa, mientras que la del vendedor es la entrega de la cosa. Como se observa, no son idénticas, pero coexisten
y se complementan entre sí para perfeccionar el contrato.
La declaración de voluntad en el consentimiento. En materia contractual, como ya sabemos, es necesario que las partes
contratantes manifiesten sus voluntades de obligarse recíprocamente. Esta voluntad supone una aceptación de lo
acordado, pero puede suceder que lo declarado no coincida con la voluntad interna. Esto es lo que se conoce como voluntad
real y voluntad declarada.
La voluntad real, también llamada voluntad interna, es un activo volitivo de naturaleza psicológica que está integrado por
lo realmente querido o deseado por el sujeto al contratar, y se da a conocer declarándola.
La voluntad declarada, es aquella que el sujeto contratante manifiesta y comunica a la otra parte. Ejecuta actos mediante
los cuales se informa o comunica a la otra parte el contenido de la voluntad real o interna, los cuales pueden ser actos
expresos, al manifestar expresamente mediante en lenguaje escrito o el lenguaje no verbal, o cualquier medio técnico
idóneo sea electrónico, telefónico, etc., así como actos tácitos, que consisten en todos aquellos que implícitamente suponen
la voluntad del sujeto. En síntesis, la voluntad declarada es el medio para comunicar la voluntad interna.
Visto de este modo, lo normal es que la voluntad declarada coincida con la voluntad real (una persona quiere contraer
matrimonio y se casa), pero puede existir, como se dijo, que ambas voluntades no coincidan, caso en el cual se dice que
existe divergencia de voluntades. Esto ocurre, por ejemplo, cuando una persona es coaccionada por medio de violencia
para contraer una determinada obligación.
En nuestra legislación, se toman en cuenta ambas voluntades, dependiendo del caso. Por ejemplo, el artículo 1.160 CCV da
primacía a la voluntad declarada, al señalar que:
Artículo 1.160. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en
ellos, sino a todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.
(Resaltado propio)
Empero, existen situaciones en que se aprecia la voluntad real sobre la declarada. Tal es el caso del requisito de tener la
intención de tener la cosa con ánimo de dueño para que opere la posesión legítima, establecido en el artículo 772 eiusdem,
que reza:
Artículo 772. La posesión es legítima cuando es continua, no interrumpida, pacífica, pública, no equívoca y con
intención de tener la cosa como suya propia. (Resaltado propio)

9
Se habla de “consentimiento técnico contractual” en referencia a la concepción doctrinaria del consentimiento técnico según la cual el
consentimiento está integrado por lo menos por dos voluntades que libremente emitidas y comunicadas entre las partes de un contrato,
se complementan recíprocamente, que es la tesis que acoge nuestra legislación venezolana, en contraposición a la concepción restringida
del consentimiento, la cual sostiene la necesidad de una sola manifestación de voluntad para que se configure el consentimiento.
21 / Abg. Jesús Stewart P.
En conclusión, en caso de divergencia de voluntades, se deberá atender a la naturaleza del acto jurídico para determinar
cuál voluntad priva sobre la otra.
La oferta. En nuestra legislación se admite una fuente generadora de obligaciones derivada del contrato: la oferta. Esta
se puede definir como una propuesta unilateral mediante la cual una persona le comunica a otra su deseo de
celebrar un contrato con ella. Esta puede ser de tres clases: oferta de cumplimiento normal, oferta con ejecución
previa y oferta pública de recompensa, las cuales tienen supuestos de hecho y consecuencias jurídicas distintas.
Los sujetos de la relación obligatoria son: el autor de la oferta, quien es el sujeto pasivo, llamado oferente, y; el
destinatario de la oferta, llamado oferido, quien es el sujeto activo. Una vez que el oferido acepta la oferta, pasa a
denominarse oblado.
La oferta de cumplimiento normal se encuentra regulada en el artículo 1.137 CCV, el cual establece:
Artículo 1.137. El contrato se forma tan pronto como el autor de la oferta tiene conocimiento de la aceptación
de la otra parte.
La aceptación debe ser recibida por el autor de la oferta en el plazo fijado por esta o en el plazo normal exigido
por la naturaleza del negocio.
El autor de la oferta puede tener por válida la aceptación tardía y considerar el contrato como perfecto siempre
que él lo haga saber inmediatamente a la otra parte.
El autor de la oferta puede revocarla mientras la aceptación no haya llegado a su conocimiento. La aceptación
puede ser revocada entre tanto que ella no haya llegado a conocimiento del autor de la oferta.
Si el autor de la oferta se ha obligado a mantenerla durante cierto plazo, o si esta obligación resulta de la
naturaleza del negocio, la revocación antes de la expiración del plazo no es obstáculo para la formación
del contrato.
La oferta, la aceptación o la revocación por una cualquiera de las partes, se presumen conocidas desde el
instante en que ellas llegan a la dirección del destinatario, a menos que este pruebe haber hallado, sin su culpa,
en la imposibilidad de conocerla.
Una aceptación que modifica la oferta, tendrá únicamente el valor de una nueva oferta. (Negrillas propias)
De la disposición transcrita podemos hacer las siguientes connotaciones jurídicas:
1. La oferta se perfecciona cuando el oferente tiene conocimiento de la aceptación por la comunicación remitida
a este por parte del oferido.
2. La aceptación debe expedirse y ser comunicada al oferente, en principio, dentro del plazo que este haya fijado
o en su defecto, dentro del plazo normal propio de la naturaleza del negocio.
3. Puede considerarse válida la aceptación fuera del plazo y perfeccionarse el contrato siempre que el oferente lo
acepte y lo comunique al oblado.
4. La oferta puede revocarse mientras el destinatario no haya recibido la aceptación y tenido conocimiento de
la misma.
5. La aceptación del oblado también puede ser revocada mientras esta no haya llegado a conocimiento del
oferente.
6. La revocación de la oferta no surte efectos si el oferente se ha comprometido a mantenerla durante un plazo
determinado o si así resulta de la naturaleza del negocio.
7. La oferta, la aceptación o la revocación de estas por cualquiera de las partes, se presumen -iuris tantum- conocidas
desde el momento en que llegan a la dirección del destinatario. Como se trata de presunción iuris tantum, vale
decir, que admite prueba en contrario, no se considerará conocida desde ese momento si el destinatario prueba
que estaba imposibilitado de conocerla por causas ajenas a su voluntad.
8. La aceptación de la modificación de una oferta se tomará como una nueva oferta.
La oferta con ejecución previa, por su parte, consiste en solicitar previamente una determinada prestación al oferido
para la celebración del contrato. Así lo estipula el artículo 1.138 eiusdem:

22 / Abg. Jesús Stewart P.


Artículo 1.138. Si a solicitud de quien hace la oferta, o en razón de la naturaleza del negocio, la ejecución por el
aceptante debe preceder a la respuesta, el contrato se forma en el momento y en el lugar en que la ejecución
se ha comenzado. (Resaltado propio)
Como se deduce de la disposición precitada, en este tipo de oferta, el perfeccionamiento del contrato no ocurre con el
conocimiento de la aceptación, sino cuando el oferido ejecuta o cumple lo solicitado. Una vez hecha la ejecución, el
oblado debe, igualmente, comunicar tal hecho al oferente.
Por último, la oferta pública de recompensa, es aquella en la cual el oferente se compromete a recompensar al oferido
por realizar una determinada prestación o hecho. Así lo dispone el artículo 1.139 eiusdem:
Artículo 1.139. Quien promete públicamente remunerar una prestación o un hecho, no puede revocar la
promesa después que la prestación o el hecho se han cumplido.
La revocación hecha con anterioridad debe fundarse en una justa causa y hacerse pública en la misma forma
que la promesa, o en una forma equivalente.
En este caso, el autor de la revocación está obligado a reembolsar los gastos hechos por aquellos que, de buena
fe y antes de la publicación de la revocación, han comenzado a ejecutar la prestación o el hecho, pero sin
que la suma total a reembolsar pueda exceder del montante de la remuneración prometida.
La acción de reembolso de los gastos prescribe a los seis meses de la publicación de la revocación.
De lo anterior, se puede concluir que:
1. Al igual que en la oferta con ejecución previa, el contrato se perfecciona a partir del momento en que el oblado
ejecuta o cumple con la prestación.
2. La revocación de la oferta no surte efectos si se ha hecho después –a posteriori- de ejecutada la prestación.
3. La revocación de la oferta debe ser publicada de la misma forma que la promesa para que tenga validez.
4. Independiente de la revocación y la no cancelación de la remuneración, el oferente está obligado a indemnizar al
oblado, siempre y cuando este haya ejecutado la prestación de buena fe y antes de publicarse la revocación.
5. El oblado dispone de seis (6) meses contados a partir de la publicación de la revocación para intentar la acción
de reembolso de gastos contra el oferente, so pena de prescripción de la acción.
Estas especies de negocios jurídicos se dan en el plano fáctico, por ejemplo, en las ofertas de tiendas de descuento de
precios de determinados productos por un tiempo determinado (oferta de cumplimiento normal), o la recompensa por el
hallazgo de una mascota extraviada (oferta pública de recompensa).
En síntesis, el principio en esta materia de acuerdo con nuestra legislación, es que el contrato se perfecciona en el
instante en que el oferente recibe la aceptación del oblado y tiene conocimiento de la misma. Excepcionalmente,
se admite la configuración del contrato a partir del momento en que se ejecuta la prestación, cuando se trata de oferta
con ejecución previa u oferta pública de recompensa.
A título ilustrativo, presentamos un cuadro comparativo del perfeccionamiento del contrato en las clases de oferta.

Oferta Perfeccionamiento del contrato

Oferta de cumplimiento normal A partir del conocimiento de la aceptación

Oferta con ejecución previa A partir de la ejecución de la prestación

Oferta pública de recompensa A partir de la ejecución de la prestación

23 / Abg. Jesús Stewart P.


TEMA N° 7: FORMACIÓN DEL CONTRATO ENTRE AUSENTES
Importancia jurídica. Lo común es que un contrato sea celebrado entre dos personas que se encuentran físicamente en
el mismo lugar. Así, por ejemplo, una persona desea comprar un reloj en una tienda, va a la tienda, y efectúa el pago allí
mismo, en presencia del vendedor, y las obligaciones se ejecutan inmediatamente, son exigibles a partir de que cada uno
cumple con su prestación: el comprador paga el precio del reloj y el vendedor de la tienda lo entrega. Pero, ¿qué pasa
cuando se celebra una relación contractual entre dos personas ausentes? ¿En qué momento adquieren exigibilidad las
obligaciones?
La formación del contrato entre ausentes se refiere, en efecto, a la celebración de un contrato entre personas lejanas que
no se encuentran en el mismo lugar, siendo necesario tomar en cuenta circunstancias de tiempo y lugar para determinar
el momento preciso en que el contrato comienza a surtir efectos jurídicos para las partes contratantes. A este
respecto, nos acogemos a lo señalado por el Dr. Maduro Luyando:
La formación del contrato mediante las declaraciones de voluntad de las partes que conjugadas integran el
consentimiento presenta algunos aspectos que es necesario estudiar para determinar el momento y el lugar donde
el contrato se ha perfeccionado. Tal determinación es importante para poder fijar el momento en que el contrato
produce sus efectos jurídicos, señalar el tribunal competente para conocer y decidir sobre las diferencias que
pueden tener las partes en su ejecución, e indicar otras circunstancias inherentes a la vida del contrato.
Cuando el contrato se celebra entre personas que están presentes en un mismo momento y lugar, el problema se
simplifica al máximo, pues el momento y lugar en que el contrato se perfecciona serán los mismo de la celebración
del contrato y entonces no habrá dudas acerca de cuándo comienza a producir sus efectos, ni tampoco acerca del
tribunal competente, que será el que tenga la jurisdicción territorial respectiva. Cuando el contrato se celebra entre
personas ausentes o lejanas, entre personas que no se encuentran en un mismo lugar sino en lugares diferentes,
surge en toda su magnitud la necesidad de fijar las circunstancias de tiempo y lugar señaladas anteriormente.
La doctrina ha enumerado algunas de las circunstancias prácticas que justifican el interés de determinar el
momento de perfeccionamiento del contrato, a saber: Primero: para determinar a partir de qué momento son
exigibles las obligaciones derivadas del contrato; segundo: para saber a partir de cuál fecha corren los
lapsos de caducidad o de prescripción; tercero: para precisar la ley aplicable al contrato cuando entre la
fase de la aceptación y de la notificación ha habido reforma legislativa; cuarto: para poder determinarse
cuál es el Tribunal competente para decidir sobre cuestiones controversibles del contrato.
Cabe señalar que en esta materia se toman en consideración para su estudio las reglas aplicables a la oferta, principalmente
en torno a la manifestación de voluntad del destinatario en cuanto se refiere a los momentos del perfeccionamiento del
contrato entre ausentes.
Fases o momentos en que puede perfeccionarse un contrato entre ausentes. Existen cuatro momentos:
1. Aceptación. Es el momento de la manifestación de la aceptación por parte del destinario de la oferta, es decir, el
instante cuando el destinatario manifiesta su declaración de aceptación de la oferta, sea oralmente, por escrito, o
por cualquier otro medio técnico idóneo (internet, teléfono, etc.);
2. Emisión. Es el momento de la expedición o emisión de la declaración de aceptación por parte del destinario, vale
decir, cuando el destinatario remite al oferente esa declaración para que sea de su conocimiento. Si se hace por
escrito, el momento de la emisión sería cuando el destinatario remite al oferente, por cualquier medio idóneo
(correo, por ejemplo) el documento en el que consta la aceptación;
3. Recepción. Es el momento en que la declaración de aceptación del destinatario llega al domicilio del oferente; y
4. Conocimiento. Es el momento en que el oferente conoce la aceptación del destinatario.
Sistemas. Existen dos sistemas doctrinarios para determinar cuando surge el consentimiento de un contrato en base a
los cuatro momentos señalados anteriormente, a saber: el sistema de coexistencia de voluntades y el sistema de
concurrencia de voluntades.
24 / Abg. Jesús Stewart P.
1. Sistema de coexistencia de voluntades. De acuerdo con este sistema, el consentimiento se perfecciona y existe
desde el instante en que el destinatario manifiesta su voluntad de aceptar la oferta del oferente y la emite al
oferente, ocurriendo el concurso de voluntades a partir de dicho momento. No es necesario que la aceptación sea
conocida por el oferente, descartando, en consecuencia, los momentos de la recepción y el conocimiento; es
suficiente que acepte y expida la aceptación, y que esta coexista con la manifestación de voluntad del oferente.
2. Sistema de concurrencia de voluntades. A diferencia del sistema de coexistencia de voluntades, afirma este sistema
que el consentimiento existe desde el momento en que las voluntades de las partes concurren, siendo indispensable
que ambas tengas conocimiento de sus manifestaciones de voluntades recíprocas; aunque las voluntades coexistan, es
necesario el mutuo conocimiento, lo que exige que el oferente tenga conocimiento de la aceptación del destinario,
dando primacía a los dos últimos momentos, el de la recepción y el del conocimiento.

Sistemas

Sistema de Sistema de
coexistencia de concurrencia de
voluntades voluntades

Aceptación Recepción

Emisión Conocimiento

Sistema acogido por nuestra legislación. Nuestra legislación acoge, en principio, el sistema de concurrencia de
voluntades. En efecto, el Código Civil establece, de acuerdo a su artículo 1.137, que “el contrato se forma tan pronto como
el autor de la oferta tiene conocimiento de la aceptación de la otra parte”. Es necesario entonces que ocurran los cuatro
momentos, de lo contrario, no se perfeccionará el contrato.
Excepcionalmente, se da primacía al sistema de coexistencia de voluntades en la oferta con ejecución previa y la oferta
pública de recompensa, toda vez que el contrato “se forma en el momento y en el lugar en que la ejecución se ha
comenzado” (artículo 1.138 CC). La sola aceptación que implica la ejecución de la prestación perfecciona el contrato.
En síntesis, el Derecho Venezolano acoge tanto el sistema de coexistencia de voluntades como el sistema de concurrencia
de voluntades, dependiendo del tipo de oferta de que se trate.
Ejemplo práctico del perfeccionamiento del contrato entre ausentes
Supongamos que Pedro Pérez, domiciliado en Barcelona, desea realizar una compra virtual de unos zapatos deportivos
por el sitio web Mercado Libre. Efectivamente, accesa al sitio, busca las ofertas disponibles, y escoge una: unos zapatos
deportivos Nike de un costo de 30.000 Bs, cuyo vendedor es José Rodríguez, domiciliado en Caracas. En el instante en que
Pedro pulsa el botón “comprar” se produce la aceptación de la oferta de José de su parte. Inmediatamente recibirá los
datos para comunicarse con el vendedor; Pedro remite a este su deseo de comprar los zapatos comunicándose con el vía
telefónica. En este momento se produce la emisión; José exige para el envío de los zapatos el previo pago mediante
depósito bancario, transferencia o Mercado Pago, se trata entonces de una oferta con ejecución previa. Pedro
efectivamente paga mediante transferencia bancaria, ejecutando la prestación previa exigida por el vendedor. [...] Hasta
este momento, siguiendo el sistema de coexistencia de voluntades, ya se ha perfeccionado el contrato.

25 / Abg. Jesús Stewart P.


Ahora bien, continuando el mismo planteamiento: [...] Pedro envía un correo electrónico a José indicándole los datos del
pago y demás datos necesarios para efectuar el envío y concretar la venta. El correo electrónico llega inmediatamente a la
bandeja de entrada del vendedor, configurándose la recepción; el vendedor revisa su correo y lee el mensaje de Pedro, a
partir de este momento se pone en conocimiento de la aceptación y del cumplimiento del pago exigido como prestación
previa. Se ha configurado el contrato entre las partes contratantes, según el sistema de concurrencia de voluntades,
quedando facultado a partir de ese momento Pedro para exigir a José el envío de los zapatos, el cumplimiento de su
obligación.

TEMA N° 8: LOS VICIOS DEL CONSENTIMIENTO


Vicios del consentimiento. Existen, conforme a nuestra legislación, tres clases de vicios del consentimiento: el error, el
dolo y la violencia. Estos se encuentran en el artículo 1.146 y siguientes del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”,
por sus siglas). Nos remitiremos a continuación a exponer cada uno de ellos.
Error. El error no es más que una falsa apreciación de la realidad; en creer falso lo verdadero y verdadero lo falso. La
doctrina distingue dos conceptos al respecto: el error en sentido amplio –lato sensu-, que son aquellas falsas apreciaciones
que el sujeto de derecho efectúe en virtud de presiones, maquinaciones o actuaciones externas a él mismo, esto es, el error
provocado, también como dolo, y; el error en sentido estricto –strictu sensu-, que está constituido por las falsas
apreciaciones de la realidad en las cuales incurre espontáneamente el sujeto de derecho por una perturbación
psíquica o volitiva, este es el error propiamente dicho o error espontáneo, y es el acogido por nuestra legislación en
lo atinente al error como primero de los vicios del consentimiento de conformidad con el artículo 1.146 CCV, estipulado
en los siguientes términos:
Artículo 1.146. Aquel cuyo consentimiento haya sido dado a consecuencia de un error excusable [...] puede pedir la
nulidad del contrato.
Clasificación del error según el CCV. Nuestra legislación adopta dos clases de error: el error de derecho y el error de
hecho, subdividido este último a su vez en error en la sustancia y error en la persona. Veamos en qué consiste cada uno
de ellos.
Error de derecho. El error de derecho es aquel que recae sobre la existencia, la circunstancia, los efectos y consecuencias
de una norma jurídica. Ejemplo: una persona construye dos plantas más arriba de su casa, ignorando una ordenanza
municipal que prohibía la construcción más allá de determinada altura, la cual excedió. Se constituye, de este modo, como
una excepción al principio de “la ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento”.
En cuanto a su basamento legal, este se encuentra en el artículo 1.147 CCV, que dispone:
Artículo 1.147. El error de derecho produce la nulidad del contrato sólo cuando ha sido la causa única o principal.
La disposición en comento lo que quiere decir es que, como expresa el Dr. Maduro Luyando, no todo error de derecho
produce la nulidad de un contrato, no basta la simple circunstancia de la existencia del error de derecho; es necesario que
el error de derecho sea determinante de la celebración del contrato, de modo que influya a la parte que en él incurre como
motivo único principal de su voluntad de contratar.
Error de hecho. Es el error que recae sobre una circunstancia fáctica o de hecho. Es el más común de efectuarse en la vida
diaria y se encuentra regulado en el artículo 1.148 eiusdem, de la siguiente manera:
Artículo 1.148. El error de hecho produce la anulabilidad del contrato cuando recae sobre una cualidad de la cosa o
sobre una circunstancia que las partes han considerado como esenciales, o que deben ser consideradas como tales
en atención a la buena fe y a las condiciones bajo las cuales ha sido concluido el contrato.
Es también causa de anulabilidad el error sobre la identidad o las cualidades de la persona con quien se ha contratado,
cuando esa identidad o esas cualidades han sido la causa única o principal del contrato.

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De la norma precitada podemos distinguir, además del efecto principal del error que es la nulidad relativa del contrato o
anulabilidad, las dos clases de error de hecho, a saber:
1. Error en la sustancia. Al respecto, cabe distinguir entre: sustancia objetiva, que es aquella característica
inherente al objeto como tal en sus cualidades generales, que la hace parecida a las demás. Ejemplo: una persona
que desea comprar ocumo y compra batata por error, y: sustancia subjetiva, que son aquellas circunstancias o
cualidades que las partes han considerado como esenciales de acuerdo con sus motivaciones subjetivas o
psicológicas. Ejemplo: una persona que desea comprar un vehículo nuevo y compra uno usado por error.
Nuestra legislación acoge ambas concepciones cuando se refiere a “una cualidad de la cosa o sobre una
circunstancia que las partes han considerado como esenciales, o que deben ser consideradas como tales en atención
a la buena fe y a las condiciones bajo las cuales ha sido concluido el contrato”, por lo que la sustancia ha de ser
determinada por el juez en su valoración e indagación.
2. Error en la persona. Es aquel que recae sobre la identidad o las cualidades de las persona con quien se ha
contratado y produce la anulabilidad del contrato, no en todos los casos, sino cuando esa identidad o esas
cualidades han sido la causa única o principal del contrato. Está contenido en el segundo aparte del referido artículo
cuando prevé que “es también causa de anulabilidad el error sobre la identidad o las cualidades de la persona con
quien se ha contratado, cuando esa identidad o esas cualidades han sido la causa única o principal del contrato”.
Requisitos del error. Para que se configure el error, deben darse las siguientes condiciones:
1. El error debe ser esencial, en el sentido de que debe ser de tal magnitud que si la parte que en él incurre
lo hubiese conocido o se hubiese percatado de la falsa apreciación en que incurría, no hubiese contratado.
2. El error debe ser excusable, es decir, la parte que en él incurre debe haber procedido sin culpa o, en todo
caso, por culpa leve o levísima, pero jamás por culpa grave o dolo.
3. El error debe ser espontáneo, debe derivarse de una equivocación producida por su propia voluntad, pues
en caso de que provenga de circunstancias externas al sujeto, se estaría hablando de dolo o violencia y no
de error.
Efectos del error. El error como vicio del consentimiento produce dos efectos fundamentales, a saber:
1. El error afecta al contrato de nulidad relativa y puede ser anulado a petición de la parte en que incurre en
el error.
2. La parte en que incurre en error y solicita la nulidad del contrato queda obligada a reparar a la otra parte
indemnizando los daños y perjuicios derivados de dicha nulidad, siempre que el error provenga de su
propia culpa y la otra parte no lo haya conocido o no hubiere podido conocerlo.
Dolo. Es un error provocado. Von Tuhr, citado por Maduro Luyando, define el dolo como la conducta que intencionalmente
provoca, refuerza o deja subsistir una idea errónea en otra persona, con la conciencia de que ese error tendrá valor
determinante en la emisión de su declaración de voluntad.
Se configura dolo, por ejemplo, cuando una persona engaña a otra vendiéndole una cadena de bronce, en la creencia por
parte de esta que la cadena es de oro, sin perjuicio del delito de estafa.

Se encuentra fundamentado en el mismo artículo 1.146, cuando señala:


Artículo 1.146. Aquel cuyo consentimiento haya sido dado [...] sorprendido por dolo, puede pedir la nulidad del
contrato.
Por su parte, el artículo 1.154 eiusdem tipifica la consecuencia jurídica del mismo:

27 / Abg. Jesús Stewart P.


Artículo 1.154. El dolo es causa de anulabilidad del contrato, cuando las maquinaciones practicadas por uno de los
contratantes o por un tercero, con su conocimiento, han sido tales que sin ellas el otro no hubiera contratado.
Clases de dolo. Existen dos clases fundamentales de dolo señaladas por la doctrina, estas son:

a. Dolo causante. También llamado dolo principal o esencial, es aquel que ha sido determinante del consentimiento
del otro contratante. Son aquellas maquinaciones o actuaciones que con toda certeza han determinado la voluntad
de contratar de la otra parte, porque de no haberse puesto en práctica, aquella parte no hubiese celebrado el
contrato.
b. Dolo incidental. Es aquel que no es causa eficiente de la voluntad de contratar, pues recae sobre aspectos
secundarios del contrato o sobre cláusulas accesorias o modalidades del mismo, de modo que aun no habiéndose
puesto en práctica, en todo caso el otro contratante hubiese celebrado el contrato. Este es el error que adopta
nuestro Código Civil en su artículo 1.154.
Requisitos del dolo. El dolo exige los siguientes requisitos para que se verifique:
1. Una conducta intencional, sean actuaciones positivas del agente (maquinaciones, fraudes), o actuaciones
negativas (guardar silencio).
2. El dolo debe ser causante, es decir, debe ser determinante en la voluntad de contratar de la otra parte, de
modo que de haber conocido por esta o de no haberse desarrollado, el otro contratante no hubiese celebrado
el contrato.
3. Debe emanar de la otra parte contratante o de un tercero con su consentimiento.
Efectos del dolo. Sus efectos fundamentales son:
1. Produce la anulabilidad del contrato, lo hace anulable a instancia de la víctima del dolo.
2. Compromete la responsabilidad civil de su autor, pudiendo ejercer la víctima del dolo la acción de
responsabilidad civil contractual o extracontractual para obligarlo a la reparación de los daños y perjuicios
causados.
Diferencias entre el dolo y el error
1. El dolor implica un error provocado en la parte que es víctima del mismo, en cambio, el error es espontáneo,
no es producido por la conducta del otro contratante, sino que atiende a factores internos del mismo sujeto que
incurre en error.
2. El autor del dolo debe indemnizar a la víctima del mismo por daños y perjuicios causados, pudiendo incurrir
en responsabilidad civil delictual, mientras que en el error la persona que en el incurre es la que debe
indemnizar a la otra parte.
3. El dolo es más fácil es más fácil de probar que el error, en tanto que este último atiende a motivaciones
psicológicas, y no a conductas externas de un tercero como sucede en el dolo.
La violencia. Se entiende por violencia como vicio del consentimiento toda coacción de tipo física o psicológica
destinada a obtener el consentimiento de un sujeto de derecho a fin de que celebre un determinado contrato.
Está establecida en el artículo 1.146 en comento, que indica:
Artículo 1.146. Aquel cuyo consentimiento haya sido [...] arrancado por violencia [...] puede pedir la nulidad del
contrato.
El efecto, por otra parte, se encuentra previsto en el artículo 1.150 CCV, que reza:
Artículo 1.150. La violencia empleada contra el que ha contraído la obligación es causa de anulabilidad, aun
cuando haya sido ejercida por una persona distinta de aquella en cuyo provecho se ha celebrado la convención.
Clases de violencia
28 / Abg. Jesús Stewart P.
Violencia física. Consiste en una coacción de tipo física y corporal ejercida sobre la víctima con el fin de que preste su
consentimiento para la realización de un determinado contrato. Ejemplo: amenazar a una persona con un arma para que
firme un determinado contrato.
Violencia psicológica o moral. Implica una coacción psicológica sobre una persona sin ejercer violencia física a objeto de
que esta celebre un determinado contrato. Ejemplo: amenazar a una persona con agredir a uno de sus familiares si no
celebra un determinado contrato.
Requisitos de la violencia. Deben cumplirse las siguientes condiciones para que se verifique la violencia:
1. La violencia debe ser determinante, en el sentido que debe ser capaz de inspirar un temor verdadero sobre una
persona sensata o dirigida contra sus familiares que exponga de un mal notable sus bienes o su propia persona
(artículo 1.151 eiusdem); y
2. La violencia debe ser injusta, vale decir, debe transgredir el ordenamiento jurídico positivo.
Efectos de la violencia
1. Produce la anulabilidad del contrato a petición de la víctima de la misma; y
2. La parte víctima puede pedir a la otra la indemnización por daños y perjuicios derivados de la celebración del
contrato nulo, o del hecho ilícito configurado por la violencia.
Diferencias entre la violencia y el dolo
1. En el dolo se otorga un consentimiento viciado en menor medida que la violencia, por maquinaciones de la
otra parte para hacerle incurrir en error, mientras que en la violencia no existe el menor acto voluntario, no existe
consentimiento alguno cuando es arrancado por violencia.
2. Para que el dolo proveniente de un tercero produzca la anulabilidad del contrato es necesario que se hubiere
efectuado con el conocimiento de la otra parte contratante. En cambio, la violencia derivada de un tercero
produce la anulabilidad del contrato independientemente de que la otra parte contratante no tenga
conocimiento de dicha violencia.

TEMA N° 9: EL OBJETO
Concepto. El objeto de un contrato es el contenido de la obligación, es decir, es la prestación, la conducta o la
actividad que el deudor se compromete a realizar en beneficio del acreedor. Se encuentra establecido en el artículo
1.151 del Código Civil como uno de los elementos existenciales del contrato:
Artículo 1.141. Las condiciones requeridas para la existencia del contrato son:
1°- Consentimiento de las partes;
2°- Objeto que pueda ser materia de contrato; y
3°- Causa lícita.
Al ser el objeto la prestación misma del contrato, no cabe duda que, para saber cuál es el objeto en cualquier clase de
contrato, es necesario observar las obligaciones de las partes.
Así, en un contrato de compra-venta, por ejemplo, existen dos objetos, porque existen dos prestaciones: el pago del precio
de la cosa, por parte del comprador, y la transmisión del derecho de propiedad y entrega de la cosa, por parte del vendedor.
Recordemos que la compra-venta es un contrato bilateral, donde ambas partes son deudoras y acreedoras.

Transmitir el derecho de propiedad


Sujeto activo Sujeto pasivo
Vendedor Comprador
29 / de
Pagar el precio Abg. Jesús Stewart P.
la cosa
Distinto es el caso de los contratos unilaterales, donde la prestación es una sola y, consecuentemente, el objeto también es
uno solo. Veamos como ejemplo el contrato de donación:

Sujeto activo Sujeto pasivo


Transmitir el derecho de propiedad y entregar
Donatario Donante

El objeto es en este caso la transmisión del derecho de propiedad y la entrega de la cosa a título gratuito al donatario.
Suele confundirse objeto de los contratos con cosa de los contratos. Se trata de dos elementos distintos. La cosa es donde
recae el objeto y, por tanto, si la cosa es ilícita, por ejemplo, el objeto también lo será; el objeto es un contrato de compra-
venta de un inmueble no es el inmueble, sino el pago de su precio (comprador) y la transmisión del derecho de propiedad
y entrega de la cosa (vendedor), el inmueble es donde recae la prestación, la conducta mediante la cual las partes satisfacen
intereses económicos, y esta conducta es el objeto.
Requisitos del objeto. El artículo 1.155 del Código Civil establece:
Artículo 1.155. El objeto del contrato debe ser posible, lícito, determinado o determinable.
De la disposición transcrita, se concluye que el objeto debe reunir los siguientes requisitos:
1. Debe existir, es decir, debe ser una cosa que exista y reporte un provecho económico. Pueden serlo cosas
corporales o incorporales, e incluso cosas futuras siempre que sean determinables, como por ejemplo una cosecha
futura;
2. Debe ser posible, en el sentido que debe ser susceptible de obtenerse en la realidad. Sería imposible, por ejemplo,
comprometerse a vender una estrella. La imposibilidad también puede ser jurídica, en el caso de que la cosa este
fuera del comercio, como por ejemplo, los bienes del dominio público, siendo imposible obligarse a vender una
calle.
3. Debe ser lícito, autorizado por el ordenamiento jurídico positivo, no contrario a la ley, al orden público o a las
buenas costumbres;
4. Debe ser determinado o determinable, dotado de características que lo especifiquen y determinen, o
susceptible de ser determinado;
5. Debe representar un interés económico para el acreedor.
Estipulaciones nulas por objeto ilícito. Reza el artículo 1.156 del Código Civil lo siguiente:
Artículo 1.156. Las cosas futuras pueden ser objeto de los contratos, salvo disposición especial en contrario.
Sin embargo, no se puede renunciar a una sucesión aún no abierta, ni celebrar ninguna estipulación sobre esta
sucesión, ni aun con el consentimiento de aquél de cuya sucesión se trate.
Esto es consecuencia del principio de que las normas relativas al orden público o las buenas costumbres no pueden
ser relajadas ni modificadas por convenios particulares (artículo 6 Código Civil). Así, por ejemplo, una persona no
puede enajenar válidamente un bien del patrimonio del de cujus cuando aún no se ha aperturado la sucesión ni adquirido
la herencia, ni renunciar a una herencia no abierta, etc. Esto es lo que se conoce como pactos sobre sucesión futura y
están prohibidos por el ordenamiento jurídico toda vez que violentan las normas en materia sucesoral, que son de orden
público.
Clasificación del objeto
Prestaciones de dar, hacer y no hacer
30 / Abg. Jesús Stewart P.
Las prestaciones de dar son aquellas que consisten en la transmisión del derecho de propiedad u otro derecho real en
beneficio de otra persona.
Las prestaciones de hacer son todas aquellas conductas que implican una prestación distinta a la transmisión de un
derecho real.
Las prestaciones de no hacer son aquellas que suponen una abstención por parte del deudor con respecto a realizar una
determinada conducta en beneficio del acreedor.
Prestaciones de medio y prestaciones de resultado
Las prestaciones de medio son aquellas en las que el deudor no garantiza el resultado y realiza una prestación genérica.
Las prestaciones de resultado están caracterizadas por la garantía del deudor del resultado y la realización de una
prestación específica y determinada.
Prestaciones positivas y prestaciones negativas
Las prestaciones positivas son aquellas que implican conductas positivas, es decir, las prestaciones de dar y hacer.
Las prestaciones negativas son las que consisten en una conducta negativa por parte del deudor, y están constituidas
por las prestaciones de no hacer.

TEMA N° 10: LA CAUSA


Concepto. La causa es la razón o fin inmediato perseguido por las partes al contraer una obligación; es la motivación
interna que induce al sujeto a manifestar su consentimiento. Siendo la causa el motivo que conlleva a los sujetos a
prestar su consentimiento, para determinarla, debemos preguntarnos: ¿por qué se contrata?
Visto desde este punto de vista, la causa en el contrato de compra-venta será el cumplimiento de las obligaciones
recíprocas: el comprador desea recibir la cosa y por eso paga el precio, a la par que el vendedor desea percibir el
dinero y por ello transmite el derecho de propiedad y entrega la cosa. Esto es, en el caso de los contratos bilaterales,
donde las obligaciones son de cada una de las partes.
En los contratos unilaterales de tipo liberalidades, en los cuales hay una sola prestación, la causa es el por qué
se realiza esa prestación unilateral. En tal sentido, la causa en un contrato de donación, por ejemplo, es el deseo de
donar –animus donandi– del donante para con su donatario.
Disposiciones legales relativas a la causa
Artículo 1.157. La obligación sin causa, o fundada en causa falsa o ilícita, no tiene ningún efecto.
La causa es ilícita cuando es contraria a la Ley, a las buenas costumbres o al orden público.
Quien haya pagado una obligación contraria a las buenas costumbres, no puede ejercer la acción de repetición sino cuando
de su parte no haya habido violación de aquella.

En este marco de argumentación legal, podemos concluir los siguientes efectos:


1. El primer aparte establece la ausencia de causa, entendida esta como la inexistencia de la misma, sea porque
no ha existido nunca (la venta de una cosa que ha perecido, por ejemplo), sea porque existiendo deja de existir
posteriormente (ejemplo, el caso de que la cosa arrendada se destruye), o sea cuando la causa futura no se realiza
(como el contrato de sociedad cuyo objeto se hace imposible de cumplir).
2. El mismo aparte tipifica la causa falsa, siendo esta una causa putativa, que ambas o una de las partes creen
existente y en realidad no existe. Tal ocurre en el caso de una persona que creyéndose heredera paga un legado.
3. El segundo aparte consagra la causa ilícita como aquella contraria a la ley, al orden público o a las buenas
costumbres. De este modo, un contrato entre dos personas cuyo objeto sean sustancias estupefacientes o
psicotrópicas, tendrá causa ilícita, y estará viciado de nulidad absoluta, al igual que, por ejemplo, la celebración

31 / Abg. Jesús Stewart P.


de un matrimonio entre dos personas del mismo sexo, entretanto que en Venezuela no es legal el matrimonio
civil igualitario, estará también sancionado de nulidad absoluta por causa ilícita, por considerarse la conducta
contraria a la moral y las buenas costumbres.
Es fundamental precisar que, cuando el objeto es ilícito, es decir las prestaciones u obligaciones a que se
comprometen las partes contratantes, la causa es también ilícita. Ejemplo: la persona que se compromete a
pagar una cantidad de dinero por matar a otra. Tanto el objeto como la causa en ese contrato son ilícitos,
quedando sancionado de nulidad absoluta.
4. En última instancia, el último aparte prevé la no procedencia de la acción de repetición cuando la otra parte
ha obrado en contra del orden público o de las buenas costumbres. Como ejemplo pongamos el mismo caso
mencionado anteriormente: el deudor no puede pedir la restitución del dinero ni la revocatoria del contrato por
haber pagado una cantidad de dinero al acreedor para matar a otra persona. Caso contrario sería que haya
pagado para que el acreedor no mate a otra persona, supuesto en el cual sí podrá solidar la nulidad y restitución.
En cuanto al artículo 1.158 eiusdem que indica que “el contrato es válido aunque la causa no se exprese. La causa se
presume que existe mientras no se pruebe lo contrario”, quiere significar que la causa se presume iuris tantum
implícita en el contrato. No es necesario, por citar un ejemplo, estipular en un contrato de compra-venta “contrato
que realizo con el fin de satisfacer mis intereses económicos con el pago del dinero”, ya que se presume que esa es la
causa del vendedor. En todo caso, quien alegue la ausencia de causa, deberá probarlo.

TEMA N° 11: TEORÍA DE LAS NULIDADES


Nulidad de los contratos. Como argumenta el Dr. Maduro Luyando, en sentido amplio, se entiende por nulidad de
un acto la ineficiencia o insuficiencia del mismo para producir sus efectos legales. Por consiguiente, se entiende
por nulidad de un contrato la ineficacia o insuficiencia para producir los efectos deseados por las partes y
atribuidos por la ley. El efecto principal de la nulidad es la ineficacia jurídica del contrato.
Es importante enfatizar que no debe confundirse nulidad con otras figuras como revocación y caducidad. La nulidad
es la ineficacia jurídica del acto jurídico por vicios de fondo o de forma. La revocación es la ineficacia jurídica del
acto por voluntad de los mismos sujetos intervinientes. La caducidad es la ineficacia jurídica del acto por causa
sobrevenida después de celebrado el acto, extraña a la voluntad de los sujetos.
Nulidad absoluta. Se dice que un contrato está viciado de nulidad absoluta cuando no puede producir sus efectos
jurídicos sea por ausencia de alguno de sus requisitos existenciales (consentimiento, causa y objeto), sea porque
lesione el orden público o las buenas costumbres, o sea porque tenga causa u objeto ilícito.
La nulidad absoluta protege intereses públicos, intereses de la colectividad, y se configura generalmente por la
violación de normas prohibitivas o imperativas destinadas a proteger el orden público y las buenas costumbres.
Nulidad relativa. La nulidad relativa o anulabilidad, se verifica cuando un contrato no puede producir sus efectos
jurídicos porque viola determinadas normas destinadas a proteger intereses particulares de una de las partes.

Caracteres y diferencias entre nulidad absoluta y nulidad relativa


1. La nulidad absoluta protege intereses públicos, colectivos, estando por tanto sancionado de tal nulidad
cuando atente contra el orden público o las buenas costumbres; la nulidad relativa protege intereses particulares
de una o ambas partes contratantes, quedando viciado el contrato de dicha nulidad cuando viole estas normas
particulares.
32 / Abg. Jesús Stewart P.
2. La nulidad absoluta puede ser solicitada por cualquier interesado en hacerla valer. En consecuencia, son
titulares de la acción de nulidad absoluta:
a. Las partes contratantes;
b. Los causahabientes o herederos a título universal o particular, estos últimos siempre que actúen con
motivo del derecho o como terceros interesados;
c. Los terceros, siempre que reúnan las siguientes condiciones: que tengan interés legítimo en la declaración,
que el interés sea actual, que el interés se funde en una relación jurídica anterior a la fecha de celebración del
contrato nulo, que la acción de nulidad no hubiese sido intentada y que la nulidad absoluta no se funde en una
causa ilícita del contrato; o
d. El juez de oficio.
En cambio, la nulidad relativa solo puede ser solicitada por la parte en cuyo beneficio se ha establecido la
nulidad, o por sus representantes legales, o por sus causahabientes universales o particulares, según el caso.
Cabe destacar que mientras no sea declarada judicialmente la nulidad del contrato, este sigue surtiendo todos
sus efectos jurídicos.
3. Los contratos afectados de nulidad absoluta no son susceptibles de confirmación, debe celebrarse un
nuevo contrato; los contratos sancionados de nulidad relativa pueden ser confirmados.
*La confirmación es el acto unilateral de voluntad mediante el cual la persona que tiene derecho de alegar la nulidad
relativa de un contrato renuncia expresa o tácitamente a ejercer ese derecho.
La prohibición se encuentra establecida en el artículo 1.352 del Código Civil, en los siguientes términos:
Artículo 1.352. No se puede hacer desaparecer por ningún acto confirmatorio los vicios de un acto absolutamente nulo
por falta de formalidades.
4. La acción para solicitar la declaratoria de nulidad absoluta puede ser interpuesta en cualquier tiempo, es
imprescriptible; la acción de nulidad relativa prescribe a los 5 años contados a partir del día en que ha cesado la
violencia, en que se ha descubierto el error o el dolo, en que ha sido declarada la interdicción o inhabilitación, o desde
el día de la mayoría de edad del menor, según el caso.
Posterior a la declaratoria de nulidad, puede interponerse acción de restitución para el pago de las prestaciones
ejecutadas.
5. El contrato viciado de nulidad absoluta es nulo desde el inicio –ab initio-; el contrato viciado de nulidad
relativa tiene una existencia precaria y puede ser anulado.
6. La declaratoria de nulidad absoluta puede proceder de oficio por el juez; la declaratoria de nulidad relativa
puede ser declarada por el juez sólo a petición de la parte en cuyo favor se establece.

Análisis comparativo entre nulidad absoluta y nulidad relativa

Caracter Nulidad absoluta Nulidad relativa


Fundamento Interés público Interés particular
Legitimado activo de la acción Cualquier interesado La parte protegida por la nulidad

33 / Abg. Jesús Stewart P.


Confirmación No Sí
Tiempo para ejercer la acción Imprescriptible Cinco (5) años
Existencia Nulo desde el inicio Anulable
Procedibilidad de la declaratoria De oficio por el juez A instancia de parte

Efectos de la declaratoria de nulidad


La declaratoria de nulidad produce los siguientes efectos:
1. El contrato declarado nulo se reputa como si jamás hubiese existido.
2. La parte que procedió de buena fe y no ha dio lugar a la nulidad puede solicitar de la otra parte que sí dio
lugar a la nulidad la indemnización por los daños y perjuicios que la nulidad le hubiese causado.
3. Las partes quedan obligadas a la restitución recíproca de las prestaciones, en especie, o mediante
equivalente, si se han consumido, si el contrato se había ejecutado total o parcialmente.
4. Los bienes o derechos adquiridos por terceros de las partes contratantes quedan también sancionados
de nulidad.

TEMA N° 12: FUERZA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS


Terminación de los contratos por voluntad de las partes. Señala el artículo 1.159 CCV lo siguiente:
Artículo 1.159. Los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes. No pueden revocarse sino por mutuo
consentimiento o por la causas autorizadas por la Ley.

La disposición en comento exige que para que pueda darse por terminado en virtud de la voluntad de las partes, es
necesario que concurran las voluntades de las partes. Este acto de mutuo consentimiento por el cual las partes
disuelven un contrato se denomina revocatoria del contrato y, en principio, es necesario para terminar
voluntariamente un contrato. Empero, en determinadas clases de contrato no es suficiente con el mutuo
consentimiento, sino que es necesario el cumplimiento de determinadas formalidades establecidas en protección de
las mismas partes o de terceros, como ocurre en el contrato de compra-venta de un inmueble, que requiere la
inscripción registral.
En cuanto a la consecuencia jurídica de la revocatoria, esta produce efectos solo entre las partes contratantes, salvo
los derechos adquiridos por terceros de buena fe.
También debe señalarse que ciertos contratos pueden revocarse por voluntad unilateral de una sola de las
partes. Por ejemplo, el contrato de mandato, que puede terminar por la renuncia del mandatario.
Fuerza obligatoria del contrato. El contrato, una vez perfeccionado, es de obligatorio cumplimiento para las
partes. Así lo dispone el artículo 1.159 CCV:
Artículo 1.159. Los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes [...]

Se dice que el contrato tiene fuerza de ley entre las partes, lo cual significa que, en caso de incumplimiento, el
acreedor puede obligar al deudor al cumplimiento forzoso de la obligación contractual acudiendo a los órganos
jurisdiccionales competentes, debido al carácter coactivo propio de las obligaciones jurídicas.
Los contratantes están obligados a cumplir el contrato del mismo modo que están obligados a cumplir la ley, tal cual
han sido contraídas las obligaciones. En efecto, el artículo 1.264 eiusdem pauta:

34 / Abg. Jesús Stewart P.


Artículo 1.264. Las obligaciones deben cumplirse exactamente como han sido contraídas [...]

Ahora bien, el cumplimiento de los contratos puede darse a través de dos medios: cláusulas expresas y cláusulas
tácitas. Las cláusulas expresas son aquellas estipulaciones contempladas en el texto del contrato de manera clara y
explícita por sí mismas y cuya interpretación no se presta a duda alguna. Las cláusulas tácitas son las estipulaciones
que se suponen parte del contrato, pero que no fueron expresadas formalmente, o son susceptibles de interpretación
por prestarse a dudas su contenido y alcance. En el cumplimiento de las cláusulas expresas, rige la regla precitada en
el artículo 1.264 eiusdem.
Además, las partes deben ser diligentes en el cumplimiento de las cláusulas del contrato, conforme lo dispone
el artículo 1.270 eiusdem:
Artículo 1.270. La diligencia que debe ponerse en el cumplimiento de la obligación, sea que esta tenga por objeto la utilidad
de una de las partes o la de ambas, será siempre la de un buen padre de familia [...]

De importancia resulta también el principio de la buena fe en la ejecución de los contratos, el cual se encuentra
consagrado en el artículo 1.160 eiusdem, que preceptúa:
Artículo 1.160. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a
todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.

De acuerdo con esta disposición, la buena fe constituye un modo general de cumplimiento, sean de cláusulas
expresas o tácitas. Además, también debe observarse por las partes la equidad, el uso y la ley en el
cumplimiento de los mismos. Son, en suma, principios generales del modo cumplimiento de los contratos, que
tienen fuerza de ley entre las partes, de obligatorio cumplimiento.
La interpretación del contrato por el juez. En primer lugar, es necesario hacer mención a la calificación del
contrato, la cual es de orden público. Corresponde en primer lugar al legislador, si expresamente así lo preceptúa,
y en segundo lugar al juez, conforme a las normas que el ordenamiento jurídico positivo contempla respecto a la
tipificación del contrato de que se trate.
La calificación del contrato depende de las características atribuidas por el legislador. En ciertos casos el legislador
establece la denominación de un contrato, no pudiendo el juez modificarla. Ejemplo de ello es el segundo aparte
del artículo 1.579 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas) que prevé: “se entenderá que son
ventas a plazo los arrendamientos de cosas muebles con la obligación de transmitir al arrendatario en cualquier
tiempo la propiedad de las cosas arrendadas”. Como se observa, el legislador ya ha calificado a priori el contrato.
La calificación de un contrato no corresponde a las partes sino al juez. En consecuencia, la calificación efectuada
por las partes no tiene validez alguna en cuanto a la naturaleza del contrato en sí mismo, pues tendrá la que el juez
le atribuya conforme a sus características particulares, designadas por el legislador.
En segundo y último lugar, la interpretación del contrato corresponde al juez, para lo cual ha de tomar en cuenta
determinados principios y normas establecidos en la legislación, la jurisprudencia y la doctrina, así como en base a
la buena fe, la equidad y el uso, de conformidad con el artículo 1.160 eiusdem.

TEMA N° 10: LA CAUSA


Concepto. La causa es la razón o fin inmediato perseguido por las partes al contraer una obligación; es la motivación
interna que induce al sujeto a manifestar su consentimiento. Siendo la causa el motivo que conlleva a los sujetos a
prestar su consentimiento, para determinarla, debemos preguntarnos: ¿por qué se contrata?
Visto desde este punto de vista, la causa en el contrato de compra-venta será el cumplimiento de las obligaciones
recíprocas: el comprador desea recibir la cosa y por eso paga el precio, a la par que el vendedor desea percibir el

35 / Abg. Jesús Stewart P.


dinero y por ello transmite el derecho de propiedad y entrega la cosa. Esto es, en el caso de los contratos bilaterales,
donde las obligaciones son de cada una de las partes.
En los contratos unilaterales de tipo liberalidades, en los cuales hay una sola prestación, la causa es el por qué
se realiza esa prestación unilateral. En tal sentido, la causa en un contrato de donación, por ejemplo, es el deseo de
donar –animus donandi– del donante para con su donatario.
Disposiciones legales relativas a la causa
Artículo 1.157. La obligación sin causa, o fundada en causa falsa o ilícita, no tiene ningún efecto.
La causa es ilícita cuando es contraria a la Ley, a las buenas costumbres o al orden público.
Quien haya pagado una obligación contraria a las buenas costumbres, no puede ejercer la acción de repetición sino cuando
de su parte no haya habido violación de aquella.

En este marco de argumentación legal, podemos concluir los siguientes efectos:


5. El primer aparte establece la ausencia de causa, entendida esta como la inexistencia de la misma, sea porque
no ha existido nunca (la venta de una cosa que ha perecido, por ejemplo), sea porque existiendo deja de existir
posteriormente (ejemplo, el caso de que la cosa arrendada se destruye), o sea cuando la causa futura no se realiza
(como el contrato de sociedad cuyo objeto se hace imposible de cumplir).
6. El mismo aparte tipifica la causa falsa, siendo esta una causa putativa, que ambas o una de las partes creen
existente y en realidad no existe. Tal ocurre en el caso de una persona que creyéndose heredera paga un legado.
7. El segundo aparte consagra la causa ilícita como aquella contraria a la ley, al orden público o a las buenas
costumbres. De este modo, un contrato entre dos personas cuyo objeto sean sustancias estupefacientes o
psicotrópicas, tendrá causa ilícita, y estará viciado de nulidad absoluta, al igual que, por ejemplo, la celebración
de un matrimonio entre dos personas del mismo sexo, entretanto que en Venezuela no es legal el matrimonio
civil igualitario, estará también sancionado de nulidad absoluta por causa ilícita, por considerarse la conducta
contraria a la moral y las buenas costumbres.
Es fundamental precisar que, cuando el objeto es ilícito, es decir las prestaciones u obligaciones a que se
comprometen las partes contratantes, la causa es también ilícita. Ejemplo: la persona que se compromete a
pagar una cantidad de dinero por matar a otra. Tanto el objeto como la causa en ese contrato son ilícitos,
quedando sancionado de nulidad absoluta.
8. En última instancia, el último aparte prevé la no procedencia de la acción de repetición cuando la otra parte
ha obrado en contra del orden público o de las buenas costumbres. Como ejemplo pongamos el mismo caso
mencionado anteriormente: el deudor no puede pedir la restitución del dinero ni la revocatoria del contrato por
haber pagado una cantidad de dinero al acreedor para matar a otra persona. Caso contrario sería que haya
pagado para que el acreedor no mate a otra persona, supuesto en el cual sí podrá solidar la nulidad y restitución.
En cuanto al artículo 1.158 eiusdem que indica que “el contrato es válido aunque la causa no se exprese. La causa
se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario”, quiere significar que la causa se presume iuris tantum
implícita en el contrato. No es necesario, por citar un ejemplo, estipular en un contrato de compra-venta “contrato
que realizo con el fin de satisfacer mis intereses económicos con el pago del dinero”, ya que se presume que esa es la
causa del vendedor. En todo caso, quien alegue la ausencia de causa, deberá probarlo.

TEMA N° 11: TEORÍA DE LAS NULIDADES


Nulidad de los contratos. Como argumenta el Dr. Maduro Luyando, en sentido amplio, se entiende por nulidad de
un acto la ineficiencia o insuficiencia del mismo para producir sus efectos legales. Por consiguiente, se entiende

36 / Abg. Jesús Stewart P.


por nulidad de un contrato la ineficacia o insuficiencia para producir los efectos deseados por las partes y
atribuidos por la ley. El efecto principal de la nulidad es la ineficacia jurídica del contrato.
Es importante enfatizar que no debe confundirse nulidad con otras figuras como revocación y caducidad. La nulidad
es la ineficacia jurídica del acto jurídico por vicios de fondo o de forma. La revocación es la ineficacia jurídica del
acto por voluntad de los mismos sujetos intervinientes. La caducidad es la ineficacia jurídica del acto por causa
sobrevenida después de celebrado el acto, extraña a la voluntad de los sujetos.
Nulidad absoluta. Se dice que un contrato está viciado de nulidad absoluta cuando no puede producir sus efectos
jurídicos sea por ausencia de alguno de sus requisitos existenciales (consentimiento, causa y objeto), sea porque
lesione el orden público o las buenas costumbres, o sea porque tenga causa u objeto ilícito.
La nulidad absoluta protege intereses públicos, intereses de la colectividad, y se configura generalmente por la
violación de normas prohibitivas o imperativas destinadas a proteger el orden público y las buenas costumbres.
Nulidad relativa. La nulidad relativa o anulabilidad, se verifica cuando un contrato no puede producir sus efectos
jurídicos porque viola determinadas normas destinadas a proteger intereses particulares de una de las partes.

Caracteres y diferencias entre nulidad absoluta y nulidad relativa


7. La nulidad absoluta protege intereses públicos, colectivos, estando por tanto sancionado de tal nulidad
cuando atente contra el orden público o las buenas costumbres; la nulidad relativa protege intereses particulares
de una o ambas partes contratantes, quedando viciado el contrato de dicha nulidad cuando viole estas normas
particulares.
8. La nulidad absoluta puede ser solicitada por cualquier interesado en hacerla valer. En consecuencia, son
titulares de la acción de nulidad absoluta:
a. Las partes contratantes;
b. Los causahabientes o herederos a título universal o particular, estos últimos siempre que actúen con
motivo del derecho o como terceros interesados;
c. Los terceros, siempre que reúnan las siguientes condiciones: que tengan interés legítimo en la declaración,
que el interés sea actual, que el interés se funde en una relación jurídica anterior a la fecha de celebración del
contrato nulo, que la acción de nulidad no hubiese sido intentada y que la nulidad absoluta no se funde en una
causa ilícita del contrato; o
d. El juez de oficio.
En cambio, la nulidad relativa solo puede ser solicitada por la parte en cuyo beneficio se ha establecido la
nulidad, o por sus representantes legales, o por sus causahabientes universales o particulares, según el caso.
Cabe destacar que mientras no sea declarada judicialmente la nulidad del contrato, este sigue surtiendo todos
sus efectos jurídicos.
9. Los contratos afectados de nulidad absoluta no son susceptibles de confirmación, debe celebrarse un
nuevo contrato; los contratos sancionados de nulidad relativa pueden ser confirmados.
*La confirmación es el acto unilateral de voluntad mediante el cual la persona que tiene derecho de alegar la nulidad
relativa de un contrato renuncia expresa o tácitamente a ejercer ese derecho.
La prohibición se encuentra establecida en el artículo 1.352 del Código Civil, en los siguientes términos:
Artículo 1.352. No se puede hacer desaparecer por ningún acto confirmatorio los vicios de un acto absolutamente nulo
por falta de formalidades.

37 / Abg. Jesús Stewart P.


10. La acción para solicitar la declaratoria de nulidad absoluta puede ser interpuesta en cualquier tiempo, es
imprescriptible; la acción de nulidad relativa prescribe a los 5 años contados a partir del día en que ha cesado la
violencia, en que se ha descubierto el error o el dolo, en que ha sido declarada la interdicción o inhabilitación, o desde
el día de la mayoría de edad del menor, según el caso.
Posterior a la declaratoria de nulidad, puede interponerse acción de restitución para el pago de las prestaciones
ejecutadas.
11. El contrato viciado de nulidad absoluta es nulo desde el inicio –ab initio-; el contrato viciado de nulidad
relativa tiene una existencia precaria y puede ser anulado.
12. La declaratoria de nulidad absoluta puede proceder de oficio por el juez; la declaratoria de nulidad relativa
puede ser declarada por el juez sólo a petición de la parte en cuyo favor se establece.

Análisis comparativo entre nulidad absoluta y nulidad relativa

Caracter Nulidad absoluta Nulidad relativa


Fundamento Interés público Interés particular
Legitimado activo de la acción Cualquier interesado La parte protegida por la nulidad
Confirmación No Sí
Tiempo para ejercer la acción Imprescriptible Cinco (5) años
Existencia Nulo desde el inicio Anulable
Procedibilidad de la declaratoria Incluso de oficio por el juez A instancia de parte

Efectos de la declaratoria de nulidad


La declaratoria de nulidad produce los siguientes efectos:
5. El contrato declarado nulo se reputa como si jamás hubiese existido.
6. La parte que procedió de buena fe y no ha dio lugar a la nulidad puede solicitar de la otra parte que sí dio
lugar a la nulidad la indemnización por los daños y perjuicios que la nulidad le hubiese causado.
7. Las partes quedan obligadas a la restitución recíproca de las prestaciones, en especie, o mediante
equivalente, si se han consumido, si el contrato se había ejecutado total o parcialmente.
8. Los bienes o derechos adquiridos por terceros de las partes contratantes quedan también sancionados
de nulidad.

TEMA N° 12: FUERZA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS


Terminación de los contratos por voluntad de las partes. Señala el artículo 1.159 CCV lo siguiente:
Artículo 1.159. Los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes. No pueden revocarse sino por mutuo
consentimiento o por la causas autorizadas por la Ley.

La disposición en comento exige que para que pueda darse por terminado en virtud de la voluntad de las partes, es
necesario que concurran las voluntades de las partes. Este acto de mutuo consentimiento por el cual las partes

38 / Abg. Jesús Stewart P.


disuelven un contrato se denomina revocatoria del contrato y, en principio, es necesario para terminar
voluntariamente un contrato. Empero, en determinadas clases de contrato no es suficiente con el mutuo
consentimiento, sino que es necesario el cumplimiento de determinadas formalidades establecidas en protección de
las mismas partes o de terceros, como ocurre en el contrato de compra-venta de un inmueble, que requiere la
inscripción registral.
En cuanto a la consecuencia jurídica de la revocatoria, esta produce efectos solo entre las partes contratantes, salvo
los derechos adquiridos por terceros de buena fe.
También debe señalarse que ciertos contratos pueden revocarse por voluntad unilateral de una sola de las
partes. Por ejemplo, el contrato de mandato, que puede terminar por la renuncia del mandatario.
Fuerza obligatoria del contrato. El contrato, una vez perfeccionado, es de obligatorio cumplimiento para las
partes. Así lo dispone el artículo 1.159 CCV:
Artículo 1.159. Los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes [...]

Se dice que el contrato tiene fuerza de ley entre las partes, lo cual significa que, en caso de incumplimiento, el
acreedor puede obligar al deudor al cumplimiento forzoso de la obligación contractual acudiendo a los órganos
jurisdiccionales competentes, debido al carácter coactivo propio de las obligaciones jurídicas.
Los contratantes están obligados a cumplir el contrato del mismo modo que están obligados a cumplir la ley, tal cual
han sido contraídas las obligaciones. En efecto, el artículo 1.264 eiusdem pauta:
Artículo 1.264. Las obligaciones deben cumplirse exactamente como han sido contraídas [...]

Ahora bien, el cumplimiento de los contratos puede darse a través de dos medios: cláusulas expresas y cláusulas
tácitas. Las cláusulas expresas son aquellas estipulaciones contempladas en el texto del contrato de manera clara y
explícita por sí mismas y cuya interpretación no se presta a duda alguna. Las cláusulas tácitas son las estipulaciones
que se suponen parte del contrato, pero que no fueron expresadas formalmente, o son susceptibles de interpretación
por prestarse a dudas su contenido y alcance. En el cumplimiento de las cláusulas expresas, rige la regla precitada en
el artículo 1.264 eiusdem.
Además, las partes deben ser diligentes en el cumplimiento de las cláusulas del contrato, conforme lo dispone
el artículo 1.270 eiusdem:
Artículo 1.270. La diligencia que debe ponerse en el cumplimiento de la obligación, sea que esta tenga por objeto la utilidad
de una de las partes o la de ambas, será siempre la de un buen padre de familia [...]

De importancia resulta también el principio de la buena fe en la ejecución de los contratos, el cual se encuentra
consagrado en el artículo 1.160 eiusdem, que preceptúa:
Artículo 1.160. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a
todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.

De acuerdo con esta disposición, la buena fe constituye un modo general de cumplimiento, sean de cláusulas
expresas o tácitas. Además, también debe observarse por las partes la equidad, el uso y la ley en el
cumplimiento de los mismos. Son, en suma, principios generales del modo cumplimiento de los contratos, que
tienen fuerza de ley entre las partes, de obligatorio cumplimiento.
La interpretación del contrato por el juez. En primer lugar, es necesario hacer mención a la calificación del
contrato, la cual es de orden público. Corresponde en primer lugar al legislador, si expresamente así lo preceptúa,
y en segundo lugar al juez, conforme a las normas que el ordenamiento jurídico positivo contempla respecto a la
tipificación del contrato de que se trate.

39 / Abg. Jesús Stewart P.


La calificación del contrato depende de las características atribuidas por el legislador. En ciertos casos el legislador
establece la denominación de un contrato, no pudiendo el juez modificarla. Ejemplo de ello es el segundo aparte
del artículo 1.579 del Código Civil Venezolano (en adelante “CCV”, por sus siglas) que prevé: “se entenderá que son
ventas a plazo los arrendamientos de cosas muebles con la obligación de transmitir al arrendatario en cualquier
tiempo la propiedad de las cosas arrendadas”. Como se observa, el legislador ya ha calificado a priori el contrato.
La calificación de un contrato no corresponde a las partes sino al juez. En consecuencia, la calificación efectuada
por las partes no tiene validez alguna en cuanto a la naturaleza del contrato en sí mismo, pues tendrá la que el juez
le atribuya conforme a sus características particulares, designadas por el legislador.
En segundo y último lugar, la interpretación del contrato corresponde al juez, para lo cual ha de tomar en cuenta
determinados principios y normas establecidos en la legislación, la jurisprudencia y la doctrina, así como en base a
la buena fe, la equidad y el uso, de conformidad con el artículo 1.160 eiusdem.

40 / Abg. Jesús Stewart P.

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